Si el comienzo de La Joya de las Siete Estrellas parece plantear una intriga, su atmósfera se ve rápidamente dominada por la omnipresencia de Tera, la reina y hechicera egipcia que desde hace milenios prepara su regreso al mundo de los vivos en un cuerpo mortal, y la novela se desliza hacia la fantasía y el terror.
La lúgubre y casi irrespirable atmósfera que domina la mansión londinense del egiptólogo Trelawny se trasladará después, aunque amplificada por un aura digna de H. P. Lovecraft, al de la solitaria casa de Cornualles donde aquel sabio y sus compañeros de aventura intentarán, mediante la mágica Joya de las Siete Estrellas, resucitar a la momia de la antigua reina.
Opinión:
Hoy voy a hablaros de La joya de las siete estrellas, una obra que fue publicada en 1904, años después de que Drácula, su obra cumbre, viese la luz.
Lo primero que quiero deciros es que La joya de las siete estrellas no es una obra de terror, aunque las editoriales se empeñen en catalogarla así, y que tampoco resulta tan interesante como Drácula, a pesar de que Stoker tenía estilo más que de sobra para recrear atmósferas propicias para el misterio.
Aun así, no consiguió llegar a la intensidad de la obra por la que realmente es recordado, además de que en el último tercio del libro parece que la trama pierde fuelle y termina yéndose por las ramas en busca de una salida respetable para sus personajes. Este último detalle que he mencionado le llevó a escribir un final alternativo.
En el ejemplar que yo he leído solo se opta por mostrar uno, quizás el más realista y acorde con una novela de misterio, pero sé que hay otras versiones que ofrecen la lectura de los dos finales.
El origen del mito
El origen del mito de la momia, muchos expertos lo ubican en la campaña de Napoleón a Egipto que tuvo lugar en 1798. Tras ese hecho la arqueología despertó el interés de muchos estudiosos y con ello la imaginación de muchos autores, entre ellos Stoker o Agatha Christie, que se entusiasmaron con las posibilidades imaginativas que escondía la egiptología, con el tema de la transmigración de las almas o, simplemente, con el enfrentamiento cultural que suponía el misterioso y Viejo Egipto frente el mundo occidental, tan racional y empírico.
En esta novela, el autor actúa un poco como visionario. La obra fue escrita en 1904, pero en ella encontramos la esencia del mito de la momia que más tarde se vería confirmado, en 1922, con el descubrimiento de la tumba del faraón Tutankhamon y la posterior muerte de más de veinte personas relacionadas con la expedición arqueológica.
La joya de las siete estrellas.
La novela comienza sin preámbulos, es lo que se conoce como una narración in media res, es decir, la narración empieza con una escena impactante, en mitad de la historia, y para llenar el vacío argumental que provoca ese comienzo abrupto los personajes deberán narrar, llegado el momento, los sucesos anteriores mediante retrospecciones.
En ese comienzo destaca la gran calidad descriptiva e imaginativa de Stoker, que en esos primeros compases nos ofrece un clásico misterio de cuarto cerrado, incluyendo un ataque cruel y brutal que se produce en plena noche.
No existe indicio de que los asaltantes hayan huido, no hay huellas ni desorden, tampoco ventanas abiertas. En el interior solo se encuentra la víctima, el señor Trelawny, y lo más interesante del caso y que engancha al lector es que a la noche siguiente se produce una nueva agresión estando la casa llena de gente sin que nadie detecte movimiento alguno del agresor.
Como podéis ver se nos plantea un caso muy complejo y extraño en el que cada descubrimiento irá añadiendo más suspense e intriga a la trama.
Os he mencionado que para rellenar el vacío argumental del comienzo los personajes narrarán sucesos anteriores con lo que el autor nos ofrece un relato que contiene otro en su interior y en el cual nos mostrará cómo fue el descubrimiento de la tumba de Tera, la momia, y de los tesoros allí encontrados, con lo que sin querer, los lectores somos testigos de un acto muy frecuente en la época, el expolio del patrimonio arqueológico.
También debo añadir que tras la resolución de ese primer misterio de cuarto cerrado el escenario cambiará y los personajes se enfrentarán a un segundo misterio, y es aquí donde Stoker se embrolla y empieza a complicar el argumento con disertaciones científicas e incluyendo algunos datos erróneos que helarían la sangre al mismísimo Zahi Hawass.
Drácula y la joya...
Llegados a este punto no me queda más remedio que hablaros de las similitudes que he encontrado entre Drácula y La joya de las siete estrellas y que como veréis proporcionará más datos interesantes y complementará los ya dados sobre esta lectura.
He leído en algún sitio que no existen similitudes entre estas dos obras y que por lo tanto es absurdo hacer comparaciones...
Esto es algo de lo que discrepo totalmente, porque creo que el hacer comparaciones es algo inherente a los lectores, ya que forma parte de nuestra naturaleza.
También debo añadir que desde el principio de esta lectura no he parado de detectar semejanzas, y no solo respecto a la estructura, al origen del argumento, descripciones y/o modo de narrar, sino también a la hora de configurar el perfil de los personajes, por lo que a mí sí que me parece absurdo negar lo que resulta más que evidente.
Aun así, como no me creo en posesión de la verdad absoluta, os pongo a continuación algunas cosillas para que vosotros podáis comparar y decidir.
Lo primero que vamos a ver y que ya he mencionado de pasada es que estas narraciones tienen de base un mito o leyenda que arrastra una maldición.
En Drácula el argumento se construye sobre el mito del vampiro y aquí sobre el de las momias. El miedo al muerto que vuelve a la vida, la hostilidad que despierta en la sociedad, en definitiva, el miedo a lo desconocido, son los cimientos de estos libros, además de otro elemento que no podemos obviar y que es la gran dosis de romanticismo e incluso de sexualidad que se incluyeron en ambas.
Otro detalle en común es que ya sabemos que Drácula incluyó en su estructura un aspecto que la convirtió en una novela totalmente novedosa; ese hecho fue el estar escrita totalmente en forma de diario, incluyendo cartas y telegramas, lo que evitaba emplear un narrador en tercera persona, algo que era común en ese momento.
Pues bien, en esta obra todos esos detalles mencionados los vamos a encontrar a simple vista.
En la joya de las siete estrellas Stoker emplea una narración en primera persona y el encargado principal de hacernos llegar la historia será uno de los personajes.
Para resolver el misterio los elegidos serán un grupo bastante ecléctico, entre los que habrá un abogado, un médico y un gran experto en el mito en cuestión.
Tampoco voy a olvidar a la damisela en peligro que en algunos momentos se encontrará sumida en un estado de abstracción, similar a la que experimenta Mina. Estos personajes son comunes en las dos novelas. Debo añadir en este punto que los personajes están muy bien perfilados a pesar de que Stoker se centra en relatar en mayor profundidad todos los datos alrededor del mito.
En resumidas cuentas y tomando de base el argumento...
La momia regresa de nuevo, decide morir siendo aún joven con la intención de resucitar en otra época tras un sueño larguísimo, emergiendo de la tumba con todo el esplendor y magnificencia de su juventud y su poder. ¿De verdad que nadie ve las semejanzas aquí?
En fin, que estas son solo un breve ejemplo de las semejanzas que podéis encontrar, me hace gracia lo ya mencionado, que haya quién no las ve, porque me hace pensar o que no se han leído el libro o que no hemos leído la misma obra.
Ahora en vuestras manos está el decidir si leéis o no este relato. Para mí, analizada en conjunto, ha resultado una lectura interesante.