Manfred Baumann es un tipo solitario. Socialmente torpe y perpetuamente fuera de lugar, es la última persona que ha visto con vida a Adèle Bedeau, la taciturna camarera de un bistró situado en la pequeña ciudad francesa de Sant-Louis. Su conocida obsesión por ella le convierte en el principal sospechoso de la desaparición. El inspector Gorski —que aún no ha superado un antiguo caso en el que se condenó a un hombre inocente— recela del misterioso Baumann, quien parece rodeado de un aura de oscuridad. Gorski, atrapado en una ciudad de provincias, así como en un matrimonio desapasionado, presiona a Baumann a medida que regresa a los escenarios de su pasado y vuelve a toparse con sus antiguos demonios. La infatigable búsqueda de la verdad se convierte en una sucesión de infortunios tanto para el cazador como para el que, en cierto modo, espera ser cazado.
Opinión:
La desaparición de Adèle Bedeau es la primera novela publicada de Graeme Macrae Burnet, autor del que ya os he hablado en la reseña de Un plan sangriento.
Graeme Macrae nos ofrece una novela imposible de catalogar en un género en concreto. Podría parecernos una novela de suspense y al mismo tiempo una novela negra rural, en la cual los dos personajes principales son perseguidos por su pasado, atormentándoles y dándoles finalmente caza.
La desaparición de Adèle Bedeau me ha parecido que tiene un planteamiento curioso pero sin llegar a convencerme del todo.
En un principio el foco de la novela se centra sobre Adèle, una joven camarera de un pequeño restaurante que desaparece de forma sospechosa, pero es tan solo una escusa argumental, un macguffin, un elemento que el autor incorpora a la trama para hacer que esta avance y que al final no tiene ninguna importancia en el argumento.
Los verdaderos protagonistas van a ser Manfred Baumann y el inspector Gorski.
Manfred es un director de banco con un comportamiento introvertido lo que le hace parecer ante las malas lenguas del pequeño pueblo francés de Sant-Louis, como extraño y por lo tanto sospechoso.
Su antagonista, el inspector Gorski, obsesionado por el que fue su primer fracaso como inspector y que llevó a condenar a un inocente, vive atrapado en una pequeña ciudad de provincias y un matrimonio asfixiante.
Alrededor de estos dos personajes va a girar toda la novela que se construye sobre dos líneas temporales.
Una línea será la actual, en la cual se presenta a los personajes y se lleva a cabo la investigación alrededor de la desaparición de Adèle, mientras que la otra nos hace retroceder a treinta años antes, momento en el que conoceremos en qué términos se desarrolló la juventud tanto de Manfred como de Gorsky. Es más un ejercicio de descripción humana y/o social que la intención de contar una historia policíaca.
Está escrita en un tono muy clásico y rural y esa ambientación imposibilita, o al menos a mí así me ha sucedido, que se pueda ubicar en el tiempo.
El autor aunque añade detalles que nos pueden hacer situar la trama, más o menos en un momento aproximado, también la impregna de un tono evasivo.
Incluye algunas referencias a objetos pero no a acontecimientos reconocibles que arrojen luz sobre la época, con lo cual podemos estar ante una novela ambientada en una zona rural en los setenta, ochenta o noventa, convirtiendo a Sant-Louis en un pueblo detenido en el tiempo.
Esto podría ser otra curiosidad a tener en cuenta, pero también os he mencionado al comienzo que no me ha llegado a convencer del todo.
El motivo es que me ha dado la sensación de que el autor se pierde en detalles. Puede que sea para crear ambientación o profundidad en los personajes, añadiendo más datos de los necesarios, pero a mí me han parecido superfluos y que no aportaban ni llevaban a ningún lado.
Ya para terminar os indico algo sobre el epílogo final.
La editorial advierte que es el epílogo que se añadió a la versión inglesa.
Graeme Macrae Burnet para dar un barniz de antigüedad a la historia se inventa que fue escrito por otro autor, Raymond Brunet, en 1982 y que la obra lleva editándose ininterrumpidamente desde ese año; dando a entender que la obra tiene tintes autobiográficos y morbosos sacados de la propia vida del supuesto autor.
Tal vez sea el sello personal del autor, porque una milonga similar o con las mismas intenciones es la que nos contó en el epílogo de Un plan sangriento.
A mí, estas mentirijillas fantasiosas creadas solo para dar notoriedad a la obra o para vender, realmente me sobran...