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martes, 1 de febrero de 2022

El refugio de Sandrine de Jérôme Loubry

Sinopsis:

Sandrine, una periodista de un periódico local de Normandía, recibe la noticia de la muerte de su abuela, Suzanne, a la que nunca llegó a conocer en vida. Aun así, viajará a la isla donde vivía su abuela para recoger todas sus pertenencias. El lugar está habitado por gente que llegó a la isla a finales de la Segunda Guerra Mundial. 
Horas después de su llegada a la isla, Sandrine advierte que los lugareños ocultan algo. Días más tarde encuentran a Sandrine deambulando por una de las playas, sus ropas teñidas por la sangre de otra persona, y murmurando sinsentidos. 
Para entender la verdad, el inspector Damien Bouchard tendrá que bucear en el pasado y la memoria de la periodista, poniendo en juego la cordura de Sandrine y la suya.

Opinión:

Hace una semanas os decía que había terminado el año con una obra muy recomendable, Guía del club de lectura para matar vampiros y que lo había comenzado con otra igual de buena, El ocupante
Pues bien, hoy vuelvo a hablaros de otra novela que me ha convencido totalmente, no solo por el ambiente claustrofóbico que recrea sino porque su autor logra desconcertar totalmente a los lectores. 
Vemos pasar ante nuestros ojos los acontecimientos, detalladamente narrados, pero somos incapaces de armar el puzle mental con las piezas que nos ofrece. Cada vez que logramos encajar una, la historia da un giro y debemos empezar a reorganizar nuestras ideas.

Lo primero que quiero señalaros es que nos encontramos ante una estructura compleja, pero que no nos dificulta la lectura porque el argumento está muy bien desarrollado. Solo debemos leer y dejarnos guiar por el autor.

Se divide en cuatro partes y en cada una de ellas el protagonismo variará de un personaje a otro, un modo de mantener viva la tensión al tiempo que incorpora datos que van enredando la trama.

En la primera parte y tras un capítulo introductorio al que daremos lógica al final, conocemos a Sandrine, una joven que recibe la noticia de que su abuela, Suzanne, ha fallecido. 
Este hilo sitúa la acción en 1986 y veremos como el personaje se desplaza hasta la extraña isla donde vivió su abuela y que sirvió de base nazi durante la II Guerra Mundial. En esta primera parte los saltos en el tiempo serán una constante y a través de ellos conoceremos también a Suzanne y los motivos de que se trasladase a vivir a la isla en 1949.
La segunda y tercera parte transcurren íntegras en 1986. 
En ellas se incorporarán a la trama dos nuevos personajes; uno es el inspector Damien Bouchar y la otra una psiquiatra, Veronique Burel. Ambos serán los encargados de averiguar qué le ha sucedido a Sandrine, pues es encontrada vagando por la costa y cubierta de sangre.
Y por último, en la cuarta parte, la más breve, la trama nos lleva hasta 2019, a una clase de psicología en una universidad, momento en el que se está exponiendo el caso.

Toda la novela está narrada en tercera persona y se lee de forma muy fluida, gracias a unos capítulos que resultan muy breves y a un soberbio argumento estructurado en capas, sin que en ningún momento se pierda la coherencia de la narración.

Los personajes aparecen descritos en su justa medida, poco a poco se van revelando datos sobre ellos y podemos crearnos una idea aproximada de cómo son, porque el autor se vale de ellos y de su historia para guiarnos de forma subrepticia por donde quiere y manipularnos.

Y hasta aquí os puedo contar...
No quiero profundizar más ni en personajes ni en la trama, creo que es un thriller psicológico en el que la magia narrativa recae en la lectura individual. Debéis sumergiros sin tener apenas datos e ir experimentando paso a paso, porque hablar de esos elementos desvirtualizaría el disfrute personal. El autor juega con habilidad con nuestra mente demostrando que el límite entre ficción y realidad es muy difuso, y cada lector debe llegar al final de libro con sus propias interpretaciones.
Para terminar os diré, respecto a esas interpretaciones, que hay algunas pistas que el autor disemina por la obra y que nos llevan a conclusiones precipitadas, porque los lectores las interpretamos de forma errónea. Esto último es solo un aviso para que estéis más pendientes que yo.

Os deseo un feliz lectura.