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martes, 31 de octubre de 2023

El monte de las ánimas de Bécquer

Sinopsis:

Leyenda soriana.
Alonso y Beatriz, hijos de los Condes de Borges y Alcudiel, se dirigen junto a sus padres a una cacería al denominado Monte de las ánimas, y Alonso comienza a contar a su prima la procedencia de esa denominación. 
Ese monte pertenecía a los Templarios desde que los árabes fueron expulsados de la ciudad. Esto enfadó mucho a los nobles de Castilla, lo que derivó en una sangrienta batalla en el lugar. 
Los cuerpos de templarios y guerreros fueron enterrados en la capilla. Al llegar la noche de difuntos, las almas de los enterrados allí se levantan y se escuchan susurros y alaridos.

  Opinión:

Como ya os dije hace unos meses, cuando reseñé Rimas y Leyendas, alguna de sus narraciones de misterio y terror aparecería reseñada con más detalle.
Ahora, aprovechando la cercanía de la festividad de Halloween y de la noche de difuntos, y que desde el blog de Anabel Samani nos propone para sus #Lecturasjuntoalfuego de octubre El monte de las animas, me he sumado a esa lectura conjunta y así aprovecho para releerla por millonésima vez.
La versión que he leído se corresponde a la que facilita la biblioteca virtual Miguel de cervantes, porque como ya os mencioné en mi versión de Rimas y Leyendas, la editorial Austral había decidido suprimirla, a pesar de estar considerada como una de las mejores, si no la mejor, de este autor.

Bécquer con sus famosas leyendas recupera historias populares, ya olvidadas, de la tradición española y esta en concreto pertenece a la tradición oral soriana.

El monte de las ánimas es una narración construida sobre la clásica estructura Ab ovo, introducción nudo y desenlace, a la que se añadirá un preámbulo y un epílogo.

Bécquer se presenta en el preámbulo. Es la noche de difuntos, víspera de la fiesta cristiana de Todos los Santos, y el tañido monótono de las campanas le desvela, trayéndole a la memoria una leyenda soriana que procede a escribir. 
Ese prólogo que no es más que una forma de dar comienzo a la historia sirve también para hacer hincapié en la importancia de la transmisión oral y de los elementos costumbristas. 
Al mismo tiempo, se vale de esa breve exposición para infundir miedo, preparándonos para el relato, consiguiendo con ello recrear el ambiente propicio.

“Yo la oí en el mismo lugar en que acaeció, y la he escrito volviendo algunas veces la cabeza con miedo, cuando sentía crujir los cristales de mi balcón, estremecidos por el aire frío de la noche”.

En la introducción conoceremos como Alonso, el día de Todos los santos, cuenta a su prima Beatriz la leyenda local. 
En el nudo veremos como la caprichosa Beatriz se ríe ante el temor de Alonso, desafiándole a volver y recuperar la cinta perdida.
En el desenlace se resolverá el conflicto, y por último tendremos un breve epílogo donde nos relatan el castigo eterno que sufre Beatriz por su maldad, este detalle me resulta interesante porque muchas veces se incluía en las narraciones un desenlace con moralina. Este castigo eterno al que se hace referencia es algo parecido a lo que vemos en el cuadro La historia de Nastagio degli Onesti que puede verse en el museo del Prado, donde una mujer es perseguida y asesinada en un ciclo sin fin. 

Quizás los veintiocho relatos o narraciones breves que su corta vida le permitió escribir y que se publicaron bajo el título de "Leyendas", se construyen sobre demasiados tópicos románticos. 
El misterio, lo sobrenatural, la soledad, la muerte que ronda a los protagonistas, la admiración por los temas medievales, el simbolismo o las inclemencias del tiempo, son características ligadas a este autor, pero que al mismo tiempo nos hacen disfrutar del exquisito uso y de la riqueza del lenguaje, elementos que lo convirtieron en uno de los mejores representantes del Romanticismo español de la última etapa, el denominado posromanticismo español.

El misterio como cliché que he mencionado más arriba, con el mayor de los respetos, pasa a convertirse en la característica principal del relato, pero no solo por la intriga que aportan los escenarios tenebrosos en que se desarrolla, sino también por el terror que se esconde tras la idea original del argumento. 
Esa sensación de miedo es incentivada al contrastar diversos elementos, quizás el que más se aprecia es el silencio frente a los ruidos que se escuchan de fondo. Ese silencio acompaña a los dos protagonistas en el salón y solo se rompe por las voces de fondo de las viejas que cuentan historias de ánimas aparecidas.
El silencio también está presente en la alcoba de Beatriz, interrumpido por el tañido de las campanas. Un silencio que termina convirtiéndose en terror, acrecentado por la oscuridad y que convierte en terrorífico desde un simple susurro al más leve de los crujidos. Un silencio que nos advierte de la presencia de algo que no se ve pero que se intuye cerca y que nos hace contener el aliento.
Por poner algún ejemplo más...
Encontramos la valentía y arrojo del joven frente al pavor de enfrentarse a las ánimas que podrían helar de horror la sangre del más valiente, o ya para terminar con este apartado, la noche eterna acompañada de insomnio y terrores frente a la hermosa luz clara y blanca de los primeros rayos del amanecer.

Las inclemencias del tiempo van a estar continuamente presentes. Las contemplamos desde la entradilla de Bécquer y nos acompañan a lo largo de varias escenas, indicando como el viento helador de la noche gime entre los vidrios de las ventanas.

El ambiente de nocturnidad, con su falta de luz, la oscuridad, veis que es otro elemento que ayuda a infundir miedo, ese momento en que los miedos atávicos, transmitidos de generación en generación, se hacen más fuertes y en el que los humanos nos sentimos más vulnerables, algo que me lleva siempre a recordar una frase de Lovecraft en la que decía que la emoción más antigua y más intensa de la humanidad es el miedo, y el más antiguo y más intenso de los miedos es el miedo a lo desconocido.

Lo onírico es otro detalle que me ha gustado mucho y que cada vez que releo esta leyenda me provoca un escalofrío, algo que está muy unido a la tradición religiosa cristiana.
La gran dosis de sueño y ensueño en que se mueve la protagonista y que me lleva a hablar de ellos, son conceptos que se funden y que dificultan hallar el limite entre uno y otro, llevándonos a cuestionarnos qué parte será real y cuánto de lo narrado no lo es. 
De esa forma, Bécquer consigue crear un paso entre dos mundos, entre el terrenal y el del más allá, algo parecido a lo que ocurre en los países anglosajones en la noche de Halloween cuando los niños disfrazados de seres monstruosos llaman a las puertas bajo el grito de "truco o trato".
Entiéndase la puerta como el umbral que da acceso facilitando el tránsito entre los dos mundos solo en fechas concretas, y que aquí en España, como vemos reflejado en el texto, nosotros denominamos como Noche de difuntos y que se prolonga durante el día de Todos los Santos.

“Desde entonces dicen que cuando llega la noche de difuntos se oye doblar sola la campana de la capilla, y que las ánimas de los muertos envueltas en jirones de sus sudarios, corren como en una cacería fantástica por entre las breñas y los zarzales. Los ciervos braman espantados, los lobos aúllan, las culebras dan horrorosos silbidos, y al otro día se han visto impresas en la nieve las huellas de los descarnados pies de los esqueletos”.

Podéis encontrar más información sobre el autor y sus obras en la reseña de Rimas y Leyendas.

jueves, 10 de agosto de 2023

Los miserables de Víctor Hugo

Sinopsis:

Los miserables se publicó en 1862, cuando Víctor Hugo se hallaba exiliado en Bélgica tras la restauración napoleónica del Imperio. Y podría considerarse que es el exilio, la obligada falta de pertenencia, uno de los motores de la gran novela del romanticismo francés: el exilio social y psicológico gobierna la vida de Jean Valjean, un «noble bruto», un buen hombre que lucha por los que, como él, son injustamente perseguidos. Situada entre las guerras napoleónicas y la revolución burguesa de 1848, Los miserables es, ante todo, una novela épica sobre el triunfo de quienes conservan intacta su conciencia en un mundo gobernado por la pobreza. Esta edición, en un manejable volumen único, está encabezada por un estudio de Alain Verjat, catedrático de filología romántica en la Universidad de Barcelona y destacado experto en Víctor Hugo. Presentamos la novela en la traducción clásica de Nemesio Fernández-Cuesta, plenamente coetánea a la obra y modernizada para la ocasión.

Opinión:

Los miserables

Cuando oímos este título lo primero que nos viene a la cabeza es que está catalogado dentro del género del Romanticismo. Eso es cierto, pero para ser más precisos habría que añadir que Víctor Hugo no se limitó a plasmar únicamente los elementos propios de ese género, sino que, como en otras obras del siglo XIX, también incorporó detalles de otro tipo de novela, la criminal, muy habitual en la época y en la que se mezclaban elementos tomados del gótico y del policíaco. En esas obras abundaba el suspense, las persecuciones, los bajos fondos y la miseria, y el vicio se convertía en el mayor antagonista de la inocencia, la bondad y la virtud. 

Sin embargo, cuando se publica Los miserables en 1862, el boom de ese género está dando los últimos coletazos y los nuevos aires soplan marcando un nuevo rumbo, el Realismo
A pesar de eso, Víctor Hugo, que llevaba escribiendo este manuscrito más de veinte años, se mantiene en sus trece e incluye detalles típicos del Romanticismo como son la importancia del destino, la valoración de lo nacional, lo individual y lo popular, además de plasmar su peculiar visión de la humanidad y del progreso. Hay que señalar en este punto que el autor escribe también sobre lo que ve; él ha vivido en primera persona muchas de las situaciones que narra, ha conocido a individuos que terminarán siendo sus arquetipos, y la miseria y la desgracia del pueblo le horrorizan, al igual que el excesivo rigor de la ley para con los más débiles, así que también podríamos decir que esta historia tiene mucho de Realismo. 

Los comienzos

En 1845 comienza a escribir una primera versión bajo el título de Jean Tréjean. Ya lleva 12 años pensando en el guion de una gran novela social, pero su escritura no hace más que sufrir interrupciones. 
En 1847 entrega la primera parte a la que ahora titula como Las miserias, una historia con un gran héroe, con un malvado que no se rinde, y en la que plasma de forma crítica, sin arredrarse ante sus complicados entresijos, los problemas sociales de la época. 
Pero llega 1848 y su actividad política le lleva al exilio, lo que le obliga a postergar doce años más la redacción definitiva que llevará al fin el título que ya conocemos.
El término miserable nos muestra ya las transformaciones que experimenta la ideología del autor, ya que en ese momento esa palabra tenía un valor despectivo y era la que empleaba la burguesía para designar a los míseros, las clases más bajas y hambrientas en las que proliferaba, inevitablemente, la delincuencia.

Víctor Hugo, quizás debido al tiempo que le lleva escribir esta historia, consigue que esté considerada de las más perfectas de la Literatura Universal, lo que ocurre es que, para mi gusto, haciendo uso de un narrador demasiado intrusivo, toma partido y da su opinión de forma demasiado extensa y explícita. Su punto de vista abarca demasiado espacio y hay momentos en los que tantos datos, tantas explicaciones, terminaban sacándome de la lectura.  
Hace una descripción minuciosa de la vida cotidiana y de los ambientes de París; intenta reflejar la realidad lo más fielmente posible, sí, pero hay ocasiones en las que se pierde entre tanto detalle.

A pesar de eso crea un elenco de grandes personajes, todos excepcionales; construye una trama magnífica a su alrededor, pero en comparación con el espacio dedicado a ambientar y a describir, esa trama aparece al final insignificante. Da la impresión de que sus opiniones políticas, sociales y religiosas, tienen más presencia e importancia que la historia real que crea para los protagonistas y termina engulléndolos.

Eso, insisto, sus digresiones, es lo negativo que he encontrado.

Los personajes.

Los miserables se divide en cinco partes y cada una de ellas va a estar enfocada sobre un personaje. 
Lo más sencillo sería pensar que el argumento va a girar siempre alrededor de Jean Valjean, y que el resto serán secundarios, pero ese pensamiento no haría justicia al libro. 
Es cierto que Valjean es el hilo conductor, pero solo es un miserable más entre la infinidad de míseros que pululan por París, aquí cada personaje y la historia que arrastran cuentan para el resultado final. 

Thénardier, Eponine, Cosette, Fantine, Marius, Gavroche... y una infinidad de nombres más, creo que forman el elenco más completo, complejo y perfecto que he encontrado hasta el momento a lo largo de mi extensa trayectoria lectora.
Víctor Hugo crea una plantilla de personajes que abarca y representa a toda la sociedad, sin olvidar a nadie, y tienen tanto peso como los protagonistas, por eso no creo que sea correcto denominarlos secundarios. No  son simples extras de decorado, todos participan como ramas fundamentales de la trama. 
En este punto quiero hacer una mención especial hacia el obispo Bienvenue, porque aquí se entiende la importancia de contar con un buen "secundario".
El obispo solo aparece de forma breve en la primera parte, pero es determinante para la evolución de Valjean. Con un acto de bondad inspira al protagonista y hace que su vida de un giro radical, convirtiéndose en un buen hombre. Y es que como ya nos mostró el autor en Notre-Dame, la bondad y la misericordia pueden cambiar la vida de las personas. 
Resumiendo, el obispo Bienvenue tiene una escasa intervención en el argumento, pero su presencia y sus acciones tienen un impacto determinante sobre la trama y al final eso repercute sobre todos los personajes de la obra que terminan cruzándose con Valjean. 

Valjean, lógicamente, es el héroe; alguien que aprende del dicho "que tu error de hoy sea tu maestro de mañana", y Javert es el gran antagonista; alguien incorruptible, inflexible, que queda atrapado en su propia versión, quizás no la más correcta, pero sí amparada por la llamada justicia ciega que no mira a las personas sino los hechos. 

Y es que en esta novela en la que se da tanta importancia a la confrontación entre el bien y el mal, los personajes de buen corazón van a brillar y a destacar más precisamente por los malvados. 
Todos van a estar respaldados por un detallado perfil psicológico, Víctor Hugo va a indagar hasta en lo más profundo de su alma, de ahí que hable de un elenco perfecto y que la terminen encasillando también como novela psicológica.
De Javert, del gran antagonista, también tengo que decir que es uno de los personajes malvados y a la vez más interesante que he visto. En los momentos en que está ausente, el lector desea que aparezca. Es alguien tan intenso que genera simpatía y aversión al mismo tiempo.

Y por supuesto también quiero hablar de Cosette...
No es el personaje que más me ha gustado, pero es, al igual que Javert, alguien de presencia constante. Aunque no esté en escena hace que la trama avance. Valjean vive por y para ella, y todas las decisiones que tome serán para protegerla. Es una joven de alma noble, iba a decir que muy pánfila, pero queda mejor calificarla de ingenua, y además se rumorea que su arquetipo se creó inspirado en Léopoldine, la hija de Víctor Hugo que tristemente falleció por esas fechas.

Para ir terminando...
La novela ha estado rodeada del éxito desde su publicación; un éxito que incluso hoy en día se repite y se incentiva gracias a las adaptaciones al teatro, a los musicales, al cine y a la televisión.

Y he dejado para lo último lo más negativo, algo que reconozco que me ha fastidiado enormemente la lectura, y que por supuesto no se puede achacar al escritor, de ahí que lo cite al terminar.

En la versión que ofrece la editorial Penguin Clásicos dicen que la edición presenta una traducción clásica, plenamente coetánea y modernizada para la ocasión. Y es cierto en lo de "clásica", porque es la primera traducción que se hizo al español en 1862, mismo año de la publicación del original. Lo único que han hecho es corregir la puntuación y la ortografía, adaptándola a la actual.

Pero el desastre viene con la traducción de los nombres.
De base no entiendo que se traduzca ningún nombre... Si te llamas Juan en español, será Juan, estés donde estés. Me da igual que sea en España o en las islas Wakatobi.
Por lo tanto el traducir o intentar españolizar algunos nombres carece totalmente de sentido.

Jean Valjean siempre será Jean, no Juan Valjean, y lo mismo sucede con Eponine, Fantine, Marius o Monsieur Madeleine, solo por citar algunos nombres, porque la triste realidad es que el intento de españolizar los nombres debió ser algo aleatorio y dependiendo del día del traductor, un señor que falleció en 1893, ¡Vamos, que hasta las colonias de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, aún eran nuestras!, así que esa frase de coetánea y modernizada para la ocasión igual está orientado a los componentes de la Generación del 98.

Esto que acabo de mencionar puede parecer una tontería, pero es algo que termina machacando una lectura. Y si la editorial incorpora una nota aclaratoria sobre la traducción y en ella se detalla que han hecho cambios, ¡pues leñe, una vez puestos a corregir se corrige todo!, porque el resultado final de eso que llaman traducción es un total despropósito.

martes, 28 de marzo de 2023

Rimas y leyendas de Bécquer

Sinopsis:

La lectura de los grandes poetas románticos despertó muy pronto su vocación literaria, que siempre compaginó con un vivo interés por el mundo del arte. A los dieciocho años, abandonando sus estudios de pintura, Bécquer se trasladó a Madrid, paso obligado para abrirse camino en la literatura. Fueron años difíciles en los que tuvo que recurrir a colaboraciones en la prensa y a las adaptaciones teatrales para subsistir, ya que no llegó a ver sus obras editadas. 
Este volumen ofrece reunidas las RIMAS y una selección de LEYENDAS en una nueva edición prologada, anotada y comentada por Francisco López Estrada y M.ª Teresa López García-Berdoy. La aparente sencillez de la poesía de Bécquer frente a la variedad de recursos estilísticos que maneja; la comunidad de motivos que animan su prosa y su verso; el amor, la tradición; las fuentes literarias en las el poeta se inspiró; la depuración que realizó de la creación romántica procedente y su apertura hacia nuevos ideales literarios son algunas de las cuestiones que aborda esta edición de la obra del poeta más representativo del Romanticismo español.

Opinión:

Rimas y leyendas de Bécquer fue el primer libro de adultos que leí a la edad de ocho años. Fue un regalo de mi madre y lo conservaba como oro en paño hasta el momento en que, por hacer un favor, fue prestado. Como suele ocurrir en muchos casos, nunca volvió al hogar, detalle que aunque no venga al caso mencionar ha convertido el tema del prestado en algo tabú y que es mejor no mencionar en mi presencia. Porque ya sabéis el refrán:

Quien presta un libro, pierde el libro y el amigo.

A partir de ese momento, y tras hacerme con otro ejemplar, este recopilatorio se ha convertido en mi libro de cabecera; una obra a la que volver una y otra vez y en la que siempre descubres algo nuevo.
Bécquer, a pesar de su corta vida, pues parece que la melancolía es un imán para las desgracias, consiguió por la calidad de su obra literaria, tanto en prosa como en verso, convertirse en uno de los mejores representantes de la última etapa del romanticismo español. 
 
Pero comencemos con esta reseña que ya os aventuro que no será breve.

Rimas

La poesía, en general, ya sabéis que nunca han sido lo mío y que no es un tema del que hable en el blog. El motivo es muy sencillo. No es que no me guste, directamente es que no entiendo la poesía actual, no conecto con ella.. 
He leído a Bécquer, Espronceda, Machado y a Lorca, entre otros muchos, y esa poesía que hacían brotaba del alma y era entendible para mí. Quizás, y según los expertos actuales en este género literario, mi conocimiento sea muy vago, pero creo que hace mucho tiempo que los sentimientos no se expresan como antaño.
Por otro lado y entonando el mea culpa, reconozco que mis conocimientos poéticos son escasos, fijaros que estoy ensalzando a Bécquer, un autor del que Núñez de Arce dijo que sus rimas eran suspirillos germánicos, y al que Campoamor o Menéndez Pelayo no dudaron en menospreciar. Lo de los suspirillos germánicos viene de que en ellos se aprecia una preferencia por la corriente germánica, con tendencia a los poemas breves y concisos, algo por otra parte ridículo, porque ¿qué autor romántico no se inspiró en Alemania o Gran Bretaña si el género surgió allí?

Pero insisto, para mí la obra del autor sevillano es brillante. Sabía despertar los sentimientos dormidos en el lector, al tiempo que nos trasmitía los suyos propios con una poesía breve pero intensa que brotaba del alma, con una profundidad y musicalidad que, insisto, hoy en día no es fácil de encontrar.
Sus 84 rimas son de temática muy variada, hablan de amor, de desengaño, del miedo a la soledad o a la muerte; versos amargos que van desde la melancolía hasta la desesperación, no olvidemos que a estos jóvenes románticos les gustaba pasar por desencantados y desilusionados, algo que como podemos ver en nuestros días nunca pasa de moda.

Ya para terminar con este apartado poético.
Las rimas comenzaron a aparecer publicadas a partir de diciembre de 1859. Se sabe que Bécquer preparó una colección durante 1867 y 1868, pero ese manuscrito que entregó al ministro González Bravo se perdió en la violencia de los sucesos políticos del 1868, la llamada revolución de La Gloriosa.
Y ahora sí, ha llegado el momento de hablaros de lo mejor del recopilatorio.

Leyendas

Las leyendas se habían ido publicando en periódicos madrileños de la época en formato folletín desde 1858 a 1864.
Tras la muerte del autor en 1870, sus amigos más cercanos para ayudar económicamente a la viuda e hijos, recopilaron en dos volúmenes algunas de sus rimas y leyendas, publicándolas en 1871. Tras el éxito de estas publicaciones hubo otras ediciones que se fueron ampliando.

Y ahora llega el tirón de orejas...

El ejemplar que tengo actualmente es de la editorial Austral, de junio 2010.
Es cierto que es una edición muy completa, anotada, donde se incluye una guía de lectura, una introducción en la que se analiza toda la obra del autor incluyendo su biografía, cronología, e incluso documentación complementaria para entender mejor el contexto histórico y la obra, pero hay un problema, se ha reducido tanto la parte dedicada a las leyendas, limitándose a incluir solo nueve de las veintiocho que escribió, que resulta un insulto para los amantes de este gran autor del posromanticismo español.
Se han retirado o se ha creído conveniente no incluir por espacio editorial, Los ojos verdes, La corza blanca, La cueva de la mora, La ajorca de oro, El cristo de la calavera y creo que la más conocida y que yo, particularmente, considero la más importante, El monte de las ánimas.
Todas estas leyendas las considero imprescindibles para entender los ideales literarios hacia los que se dirigía su obra en prosa. No entiendo que se haya recortado tanto a la hora de realizar la selección, cuando incluir esas narraciones solo habría extendido la edición en cien páginas.
Insisto, realmente esta edición me ha resultado decepcionante; las leyendas representan un tercio de la obra total de Bécquer y aquí la han reducido a la mínima expresión.

Para poder hacer una reseña más completa y hablaros en general de todas las leyendas que considero importantes, he recurrido al préstamo bibliotecario. No descarto en breve comprar el ejemplar de Penguin clásicos, porque me ha parecido el más completo de los revisados hasta ahora.

Dicho esto retomo la reseña.

La moda romántica seguía interesando a los lectores y Bécquer no dudó a la hora de plasmar en sus narraciones todas las características de ese movimiento cultural. Por lo tanto, el amor tempestuoso, la naturaleza desbocada, la admiración a la Edad Media, el simbolismo, lo onírico y/o la fantasía van a aparecer reflejados en sus relatos, tanto como los toques góticos, con sus ambientes y escenarios tétricos cargados de soledad y melancolía. No voy a olvidar mencionar en este punto las iglesias y cementerios derruidos junto con los castillos abandonados, detalles que considero indispensables y que despiertan la imaginación del lector y el miedo más ancestral.

Las leyendas se van a dividir por temática y vamos a encontrar algunas de tradición cristiana como El miserere o La rosa de pasión; leyendas fantásticas como La corza blanca, El rayo de luna, Los ojos verdes o El gnomo; otras de misterio y terror como La cruz del diablo, El monte de las ánimas o Maese Pérez el organista; e incluso orientales de tradición india como La creación. Como podéis ver la variedad temática está asegurada.

Por otro lado, todas van a comenzar con una pequeña introducción en la que el autor nos cuenta cómo llegó a sus oídos e incluso le veremos como personaje oyente mientras el narrador nos acerca a los sucesos. En esas breves introducciones vamos a ver la gran importancia que daba a la tradición oral, a esos cuentos transmitidos de generación en generación y que incluso hoy en día los abuelos siguen narrando a sus nietos alrededor de una hoguera.
Las mujeres van a cumplir con un papel fundamental en la mayoría de los relatos...

Resumiendo, todas las leyendas son únicas en su género, breves pero intensas.
Solo puedo deciros que El monte de las ánimas, Maese Pérez el organista y La cruz del diablo, son perfectas para leer por la noche o como lectura para la noche de difuntos. Os prometo que alguna de ellas aparecerá por aquí reseñada...

Finalizo con el breve listado de leyendas que ha incluido la editorial Austral en este ejemplar.
La creación, La rosa de pasión, El beso, El rayo de luna, El gnomo, El miserere, La cruz del diablo, Maese Pérez el organista y ¡Es raro!.



viernes, 2 de abril de 2021

El conde de Montecristo de Alexandre Dumas

Sinopsis:

El conde de Montecristo es, en principio, la historia de una venganza. Alguien sufre una injusticia y años más tarde reaparece para castigar a los autores de su desgracia. Pero es también un alegato contra el poder judicial corrupto, ya que aquella injusticia se realizó con la colaboración expresa de las instituciones jurídicas. Durante su estancia en prisión el protagonista entra en posesión de los conocimientos teóricos y prácticos de su tiempo, por lo que su venganza no es sólo la de un hombre agraviado, sino la de un "intelectual agraviado".
Cuando el protagonista se fuga de la prisión, el azar, es decir la Providencia, lo convierte en uno de los hombres más ricos de la tierra. 
Venganza, corrupción, intelecto y riqueza.  La cuadratura de un círculo narrativo que encierra al lector en un vértigo fascinante y seductor, pero también inquisitivo, moral y cívico.

Opinión:

Rumores... rumores.

Creo que sobran las presentaciones para esta magistral novela y para su autor porque de ellos se ha hablado mucho y se ha escrito bastante más.
A pesar de ello, voy a haceros una pequeña introducción sobre el autor, para mencionar los detalles más importantes que quedan fuera del argumento y que parece que enturbian un poco la prolífica y brillante carrera literaria de este genio del Romanticismo francés. 
Desde este momento os pido disculpas por la extensión de la reseña, pero es que para un libro tan extenso no sirve la brevedad.
Y dicho esto empiezo...

Alexandre Dumas escribió El conde de Montecristo en 1844 y fue publicada en 18 entregas siguiendo la costumbre de la época. 
También sabemos que gracias a su prolífica trayectoria literaria se ha convertido en el autor más leído en lengua francesa, y solo a modo de curiosidad os diré que se rodeo de "colaboradores", más de sesenta, que le ayudaban en sus obras. 
A pesar de que muchos lectores atribuyen la totalidad de sus historias a esos "negros literarios", hay que decir que se desconoce en qué medida estos colaboraban en ellas. 
Se sabe que escribían guiones, que recababan información y puede que escribiesen parte de esos manuscritos base, pero lo cierto es que Dumas era el encargado de modificarlos y enriquecerlos desarrollando la historia y añadiendo giros y diálogos.

De esto se ha hablado mucho y también de que su colaborador más conocido, Auguste Maquet, pudo ser el autor de gran parte de El conde de Montecristo y de Los tres mosqueteros, pero eso son tan solo conjeturas que a día de hoy no se pueden probar.

También se comenta que Alejandro Dumas se encontró en una ocasión con su hijo (Alejandro Dumas hijo) y le preguntó:
"Has leído mi última novela", a lo cual el hijo contestó: "Yo sí. ¿La has leído tú?", haciendo precisamente alusión a esas habladurías que decían que las obras no eran escritas por él, pero esto, como lo anterior, es tan solo un chascarrillo de la época igual de difícil de contrastar.
En fin, que cada uno sabrá que valor da a los rumores.

El Romanticismo, y cómo la venganza se sirve en plato frío.

Esta novela, que en mi edición de la editorial Debate tiene 1154 páginas, está considerada como la mejor obra de Dumas. Para mí ha sido un gran gran placer leerla porque no me ha dado ni un respiro. No existe a lo largo de toda la narración ni un solo capítulo en que el lector pueda decir que se ha aburrido.
Ya sabéis que una de las principales características del Romanticismo son los sentimientos exagerados, y en esta novela vais a tener una buena muestra de ellos.

El conde de Montecristo es la historia más famosa que existe sobre una traición y su consiguiente venganza, pero yo creo que va más allá, porque a su vez la venganza, un término que se va a repetir con frecuencia en esta reseña, se convierte en un proyecto personal del personaje que nos guía hacia una crítica contra el poder judicial corrupto. 
Lógicamente la crítica de Dumas no se detendrá ahí, y continuará exponiendo a la sociedad, sacando a la luz la hipocresía de la clase dominante y esa obsesión por acumular poder, ya fuese político, económico o social.
Entre la amplia muestra de sentimientos exagerados que vamos a ver no podemos olvidar el más importante, el amor, y de su mano llegarán el odio, las envidias, la gratitud y el perdón.
Y precisamente me remito al primero que he citado, al amor, porque el amor trágico era una de las particularidades más representativa del Romanticismo.
Lo vamos a ver rondando a varios personajes de esta obra, y finalmente la pasión hará que terminen enfrentándose a las barreras, por muy difíciles que sean de sortear.  

Otra característica que encontramos en las páginas de este libro es la admiración de los románticos hacia los seres que viven al margen de la ley, aquí representados por los contrabandistas y bandoleros como Luigi Vampa.

Y he dejado para el final de este apartado, quizás lo más llamativo, la exaltación del yo
Montecristo no es que se sienta superior al mundo o se crea Dios, como he escuchado decir por ahí, es simplemente que, moralmente, sí demuestra a lo largo de toda la novela ser superior a sus enemigos. Él, a pesar del daño que le han causado, tiene espacio en su corazón para el perdón y la generosidad... Decidme si ese no es motivo suficiente para considerarse moralmente mejor que quienes le arruinaron la vida y que con el paso de los años continúan con la misma actitud.

Estructura.

La novela está dividida en 5 partes y sigue la secuencia clásica de introducción, nudo y desenlace.
El texto, como era frecuente, se dirige a un hipotético lector universal y el narrador elegido para ello es el omnisciente.
Este narrador nos advertirá de detalles importantes, puntualizará, e incluso en algunos momentos, gracias a esa capacidad que le permite conocer en profundidad a todos los personajes y las tramas, nos relatará hechos que se están produciendo en el mismo momento aunque en distintos lugares.

En la primera parte, Dumas nos presenta a Edmond Dantès y a los personajes que formarán parte o se verán implicados en esa conjura que culmina con él en la prisión del castillo de If. 
Esos personajes son: Dantès, Mercedes, Danglars, Fernando, Villefort y Morrel.  

La segunda, tercera y cuarta parte es lo que se denomina como nudo y en él iremos viendo cómo se fragua o se desarrolla la venganza del conde. 
Hay que decir, para ser justos, que Dumas en este desarrollo olvida mencionarnos bastantes hechos que suceden desde que Dantès huye de If y vuelve a aparecer casi veinte años después. 
Puede que para él esos datos no fuesen interesantes o que, al menos es lo que yo pienso, de esa forma crea un halo de misterio alrededor del protagonista. También hay que recordar en este punto y romper con ello una lanza en favor del autor, que esta es la historia de una venganza, y lo grandioso es ver como Dumas encarrila la trama y convierte al Conde de Montecristo en fiscal, juez y verdugo.
Todo lo demás, y como llega a ello, es insignificante para la trama.

Y por último, la quinta parte, es para mí la más emocionante e interesante. 
Veremos la culminación de los planes de Dantès en los que también habrá espacio para el perdón y la generosidad, como ya os avancé unos párrafos atrás.

Y ya para terminar...

El libro como ya os imaginaréis tiene un montón de personajes que van incorporándose poco a poco a la trama, sin crear con ello confusión en ningún momento. 
Dumas no deja un cabo sin atar en toda la historia, a pesar de la complejidad de la trama, y algo que llama la atención, aunque quizás pueda restar veracidad a los acontecimientos, es la infinidad de coincidencias que se arremolinan alrededor de los protagonistas. 
Eso, como digo, puede afectar a la opinión de los lectores que pensarán que en esa época más que en cualquier otra, "El mundo era un pañuelo", pero no es más que una obra de ficción y el autor puede recurrir a las coincidencias como le vengan en gana para dar resolución a los hilos abiertos; y por supuesto, hay que incidir en esto, esa resolución es titánica.

Las descripciones psicológicas de los personajes son brillantes. No solo los conoceremos en profundidad por su fisonomía, que nos es relatada en detalle, sino también por los diálogos y su forma de conducirse a lo largo de la narración. 

Y creo que con esto ya he mencionado lo más importante. 
Podría seguir hablando horas sobre este libro o sobre los personajes en los que no he querido profundizar, como ya habréis notado. 
El motivo es sencillo, cada lector, durante o después de la lectura, se creará sobre ellos su propia opinión, idealizando a unos y aborreciendo a otros. Para mí, el joven Dantès no es más que un bobo que se deja engañar, en cambio Montecristo es un personaje misterioso que experimenta una evolución fascinante, por mucho que otros lectores digan de él que está demasiado pagado de sí mismo y que se cree superior al resto.
Todo en esta vida es subjetivo y la opinión sobre cada personaje debe creársela uno mismo.

Os animo a leer este novelón porque es, sin duda, una de las mejores obras de la literatura universal.

martes, 6 de octubre de 2020

La inquilina de Wildfell Hall de Anne Brontë

Sinopsis:

Sinopsis y portada del libro retiradas para evitar infringir posibles derechos de autor.
Para saber más pinchar en el enlace siguiente: Pinchar aquí.

Opinión:

Llevaba mucho tiempo deseando leer esta novela pero nunca encontraba el momento idóneo. Al fin, gracias al reto anual de lectura de clásicos que estoy haciendo y gracias también a una lectura conjunta en twitter, encontré el momento de iniciarme con  "La inquilina de Wildfell Hall", segunda y última obra de Anne Brontë que fue publicada en 1848 bajo el seudónimo de Acton Bell.

La inquilina de Wildfell Hall es una novela victoriana con detalles muy curiosos.
El primero es que es epistolar, algo muy frecuente en la época; el segundo detalle es que nos vamos a encontrar con dos narradores en primera persona, Gilbert Markham y Helen; y el tercer detalle es que nos vamos a encontrar con una historia dentro de otra.
Enumeradas estas curiosidades paso a hablaros de ellas más en detalle...

El género epistolar fue uno de los más empleados durante los siglos XVIII y XIX. En él se plasmaban sentimientos y opiniones, y servían sobre todo a los lectores para conocer en profundidad al emisor de las cartas. En este caso la historia nos va a hacer retroceder hasta el otoño de 1827, momento en que comienza nuestra historia. 
Gilbert Markham será el primer narrador con el que entremos en contacto. 
Él será el narrador principal al tiempo que también desempeñará la función de protagonista. Gilbert utilizará el primer capítulo de su narración para hacer una ligera presentación de los personajes que tomarán partido en la obra; tras eso nos contará la historia de una misteriosa mujer que llegó a la mansión de Wildfell Hall. Esa narración epistolar va dirigida a un amigo y relatará, como ya os he mencionado, hechos del pasado.
El segundo narrador será Helen, la misteriosa inquilina que da título a la obra, y su relato nos transportará un poco más hacia atrás en el tiempo, sirviendo para rellenar vacíos; esa historia dentro de la historia la conoceremos gracias a su diario personal.

En este libro vamos a encontrarnos con que el arco dramático de los personajes es muy variado.
Tenemos personajes con una evolución positiva, que mejoran con el desarrollo de la trama, pero hay que decir que este tipo es inferior en número al de sus antagonistas, ya que la gran mayoría experimentan un retroceso a peor en su evolución. 
Todos ellos comienzan siendo neutros, no conocemos su pasado y por lo tanto su forma de actuar hasta ese momento, pero después, según se va desarrollando el argumento, vemos como su evolución moral, de valores e ideológica sufre un deterioro, que en algunos casos lleva al final trágico. En estos últimos, los más criticados, se nota que la autora hace uso de esa licencia del escritor que la lleva a hacer uso de la justicia divina.

Y es que de eso se trataba, de hacer una crítica...
Anne no se pone límites a la hora de denunciar el maltrato, el alcoholismo, el adulterio, e incluso el cinismo malintencionado de una parte de la sociedad que contempla las situaciones al tiempo que miran hacia otro lado. También hay una alta carga de religiosidad, detalle con el que crea un gran contraste entre los personajes y no puedo olvidarme de mencionar el sentido del humor mordaz empleado.

Ya para terminar os diré que la publicación de este libro no estuvo exenta de polémica. Por ello tuvo que incluir un prólogo explicando que la crítica que en él se vertía no era generalizada sino que iba dirigida a un grupo en concreto.

martes, 28 de julio de 2020

Jane Eyre de Charlotte Brontë

Sinopsis:

Jane es una niña huérfana que se ha educado en un orfanato miserable. Sin embargo, pese a todas las adversidades que la vida ha dispuesto en su camino, su inteligencia y su afán por aprender consiguen apartarla del mundo de su gris infancia, y logra establecerse como institutriz. 
Mientras trata de cuidar y educar a la joven Adèle, Jane empezará a trabar una estrecha relación con Edward Rochester, el padre de la pupila. Pero el amor de Jane se verá enturbiado [...]

Una de las grandes novelas de todos los tiempos, Jane Eyre supuso en su época todo un fenómeno, además de un escándalo y una revolución. 
 
Opinión:

Jane Eyre está considerada hoy en día como uno de los mejores clásicos de todos los tiempos.
Fue publicada bajo el seudónimo de Currer Bell y llevó en un principio el título de Jane Eyre: una autobiografía, título que dejaba entrever detalles personales de la autora.
Cuenta la hija del célebre novelista, William Makepeace Thackeray, que cuando la obra se publicó en octubre de 1847, todo Londres hervía en comentarios. 
No solo se hablaba del argumento o de los personajes, sino que lo que más resaltaba era el estilo novedoso. Todo el mundo quería saber quién se escondía tras el alias de Currer Bell, aunque también hay que decir que le surgieron bastantes detractores que tacharon la novela de manifiesto feminista, peligroso y erótico.
El caso es que a favor o en contra, en todos los hogares de Inglaterra era fácil encontrar un ejemplar.
El tono franco a la hora de relatar de Charlotte Brontë y que en su título apareciese "autobiografía", hizo que el público empatizase con la enigmática autora y quisiesen conocer los datos más íntimos de esa vida que aparecía plasmada en el texto.

Las hermanas Brontë siempre habían firmado sus obras con seudónimos ambiguos para evitar esa doble vara que empleaba la crítica y que impedía que las novelas de las mujeres recibiesen una crítica justa. En este caso se hacía más necesario ocultar la identidad de la escritora porque en él se escondía una clara denuncia hacia esa sociedad hipócrita que humillaba a las mujeres de clase media, instruidas, que luchaban por ganarse la vida. 
Con estilo y elegancia, Charlotte Brontë, desenmascara a esas familias de clase alta que muchas veces, pese a su ignorancia, se creían por encima del resto.
La novela también sirve para denunciar el maltrato infantil en las instituciones "benéficas" y es precisamente el tono directo que emplea Charlotte, a la hora de hacernos llegar la historia, lo que hace que empaticemos con el personaje principal, Jane Eyre.

Esta novela, que se cataloga dentro del Romanticismo, hace mucho hincapié en la soledad; en los sentimientos de los personajes, en sus pasiones; en lo onírico y lo sobrenatural, y es precisamente este último detalle el que me empujó a leer la obra. 
Este género, como ya sabéis, se alió en muchas obras con el movimiento gótico; ambos surgieron como reacción al Racionalismo y en esta obra se cuelan algunas de esas características góticas. Las notas de suspense se generan en la mansión Thornfield; las emociones desbocadas de los personajes, como los celos o el amor enfermizo; se apela al lector mostrando un personaje femenino oprimido y a un personaje masculino tiránico...
Toda esta enumeración de detalles me lleva a deciros que me arrepiento de no haberlo leído antes, porque el resultado ha sido muy positivo. 
Charlotte consigue envolver de un tono misterioso a toda la obra y aunque algunas escenas se tornan demasiado previsibles a pesar de los giros argumentales, no desmerecen mi valoración general.

En el argumento no voy a profundizar, creo que las editoriales cuentan más de lo que debían en las sinopsis, ya que muestran sucesos determinantes que debían omitirse, y por ese motivo he editado ese campo. 
Vale que el libro fue escrito hace casi doscientos años, pero eso no les da derecho a colar spoilers del tamaño del Cañón del Colorado. 
Creo que deberían mostrar más respeto hacia sus lectores y simplificar al máximo los resúmenes del libro, porque precisamente eso es una sinopsis, un esquema o resumen muy breve y general de la obra.
Los lectores, si queremos un resumen más amplio, ya nos encargaremos nosotros de leer el libro.
Tras este tirón de orejas retomo la reseña...

Charlotte Brontë hace uso de un narrador en primera persona. 
Jane Eyre será la encargada de contarnos su historia, tal y como ella la recuerda, pero haciendo gala de una narración tan sumamente íntima, que permite que conozcamos todo lo que pasa por su mente. De esa forma consigue exponer al lector, conmovernos y conseguir que empaticemos con ella.
Jane es un personaje femenino complejo y completo. 
Se ha hecho fuerte a base de sufrir calamidades e injusticias, tal y como les ocurría a todos esos otros huérfanos célebres que se asoman por las páginas de nuestros clásicos.

La narración de la vida de Jane se divide en varias etapas, la primera nos contará los diez primeros años de su vida y después dado que no hay nada extremadamente significativo da un salto de ocho años y conoceremos a la Jane adulta, una mujer de diecinueve años que tiene que empezar a ganarse la vida.

La novela cuenta con muy pocos personajes, por lo que es fácil seguir la trama sin perderse. Al girar toda la historia alrededor del personaje de Jane, ella será la única protagonista, el resto del elenco de personajes pasan a cumplir con una función más secundaria dividiéndose en incidentales y ambientales, lógicamente algunos resultarán más interesantes que otros, aunque todos serán necesarios para sostener y hacer creíble el argumento. 
El arco de transformación variará, los habrá con un arco ascendente y otros totalmente descendente, y quizás estos últimos son los que hacen que resalte más la personalidad de Jane. 

Como podéis ver es una novela clásica muy recomendable. 


viernes, 11 de enero de 2019

Notre-Dame de París de Victor Hugo

Sinopsis:

Notre-Dame de París cuenta la historia de la gitana Esmeralda, quien en compañía de su cabra Djali toca la pandereta y baila en las calles de París para subsistir, hasta que se la acusa de haber asesinado al capitán Phoebus, su amado, y se la condena a la horca. Sin embargo, el jorobado Quasimodo, campanero de Notre-Dame, quien tras su deformidad esconde un corazón sensible y sediento de amor, luchará para salvar a la gitana. Recreación del mito de la bella y la bestia y uno de los monumentos de la literatura francesa, Notre-Dame de París es una historia verdaderamente inmortal.
La presente edición se abre con un estudio escrito por el que fue uno de los más reconocidos expertos en la obra de Victor Hugo, el crítico literario y profesor francés Jacques Seebacher. Además de contar con la reciente traducción de Teresa Clavel, el volumen incluye una cronología sobre el autor.

Opinión:

Hace mucho que tenía pendiente la lectura de este gran clásico, y lo cierto es que la reseña también se ha hecho de rogar más de la cuenta. He tenido que tomarme un tiempo para reflexionar sobre la historia, sobre los personajes, o sobre como encauzar este comentario, porque es verdad que como había leído en algunos sitios, todo este libro en conjunto, termina dejando una profunda huella en el lector; es una compleja obra de construcción, con sólidos cimientos e iluminada por la gracia de los personajes.

Por eso voy a empezar por lo más fácil, hablándoos de su autor.

Notre-Dame de París y Victor Hugo. 

Victor Hugo, poeta, dramaturgo y novelista francés, está considerado como una de las mejores voces de la literatura francesa, de todos los tiempos.
Hombre comprometido con la política, aprovecho la influencia que tenía como escritor para volcar en sus obras su propia crítica, de esa forma veremos como en ellas vierte, subrepticiamente, sus ideas sobre la educación, sobre la pena de muerte o los derechos de la mujer, entre otros.

Pero el conjunto de acontecimientos que marcaron a este autor y que le impulsaron a escribir este libro en 1830, será  la lucha por preservar el patrimonio artístico francés.
En ese momento, existía la conciencia de que los edificios que se deterioraban debían derruirse para dar paso a otros de nueva construcción.
Victor Hugo va a ser una de las voces que se alcen contra ese agravio urbanístico, un gran defensor de  preservar los edificios de la época medieval, de ahí precisamente, de esas ideas va a surgir la historia de Nuestra Señora de París.

Esta obra dramática fue publicada en 1831 y está compuesta por 11 libros.
Se encuadra dentro de la estética del Romanticismo, y sus personajes por lo tanto, estarán marcados por la fatalidad desde el comienzo.

Vamos a ser testigos de como el poder de los sentimientos se enfrenta a la razón y termina afectando a la toma de decisiones, pero no será la única característica romántica que perfile a los personajes...
Lo misterioso, las supersticiones y lo exótico nos llegan de manos de la tradición folclórica; la rebeldía, la melancolía, el amor y las pasiones desatadas, junto al destino y la muerte, serán también elementos fácilmente reconocibles en esta historia.
El romanticismo como ya habréis podido comprobar en otras obras, da a unos personajes nostálgicos, idealistas en extremo que se encuentran de golpe con la cruda realidad, una sociedad que no les comprende, cruel, materialista y miserable, que se mueve por impulsos irracionales, y que aquí, el gran autor francés, nos describe a la perfección.

La novela

El narrador que emplea Victor Hugo, es el clásico narrador del s. XIX.
No interviene en los hechos pero sí nos los relata como haría un cronista. Supuestamente debería mostrarse imparcial, pero no lo consigue, rompe la objetividad dirigiéndose a nosotros, mostrándonos los aspectos negativos de la sociedad, de los personajes, y no duda a la hora de posicionarse en un lado, dejando clara su opinión.
La narración sigue un orden cronológico, aunque también se incluyen algunas retrospecciones, que rompen en momentos puntuales esa linealidad.
Vamos a encontrarnos por lo tanto, una historia principal y unas cuantas historias más secundarias, que dan forma a los personajes.

También hay que señalar que algunos capítulos, podrían considerarse algo densos e incluso creo que podrían llegar a ralentizar la lectura, pero también opino que sin ellos la obra no se entendería igual.
Esos capítulos donde se habla sobre arquitectura, donde se describe cada una de las piedras de Notre Dame o de cualquier otro edificio de París, sirve para crear un fondo en la novela imprescindible y que nos sitúa en el contexto histórico.

Otro detalle a tener en cuenta es que esta historia nada tiene que ver con la que nos vendió Disney, edulcorada o adulterada, como queráis... y aprovecho este nuevo inciso para seguir hablando de lo que creo más importante, los personajes.
Ni Quasimodo es la encarnación de la bondad, ni el arcediano Frollo es el personaje malvado por definición.
Las circunstancias que rodean a cada uno de los componentes del elenco principal, son los impulsores que hacen que se muevan entre la delgada linea que separa el bien del mal; no son perfectos, son como semillas que van germinando y creciendo a lo largo de la obra, influenciadas por cuanto les rodea, son como esponjas, que se nutren de los acontecimientos y basan sus decisiones en lo que sucede a su alrededor.
Cada gesto, cada decisión que tomen marcará su final y es que en esta obra, como ya os he mencionado más arriba, el destino y el azar es algo que jugará con ellos, un elemento muy presente en toda la obra de Victor Hugo.

Los personajes... 

Y he dejado casi para el final a los personajes, porque hay mucho que hablar sobre ellos...
La bella gitana Esmeralda; el deforme jorobado, Quasimodo; el arcediano, Claude Frollo y el capitán Phoebus de Châteaupers, van a ser algunos de los protagonistas principales de esta historia cargada de romances desdichados y seres marginales.
Como ya tendréis oportunidad de comprobar, si os decidís por esta lectura, los protagonistas son como matrioskas, sencillos en su forma exterior pero que esconden una extraordinaria complejidad en cada una de sus capas.
Cuando empecé a leer esta historia, tenía la idea errónea de que Notre-Dame, la majestuosa catedral, era el gran personaje, un escenario que acapararía las escenas pasando de ser algo inanimado al protagonista principal, pero al final no ha sido así.
Me ha ocurrido algo extraño, pero no solo con esa señorial construcción, amada por su belleza y su armonía, sino también con el resto de personajes que no me han parecido protagonistas absolutos... y creo que esto tengo que explicarlo porque se podría malinterpretar.

Todos los personajes principales que componen esta novela, es decir, Esmeralda, Quasimodo, Gringoire, Frollo y Phoebus, son grandes personajes; se mueven de un extremo a otro, evolucionan y con cada uno de esos cambios que experimentan, no solo consiguen provocar reacciones en el resto de protagonistas, sino que también lo hacen sobre el lector, llegando a conmocionarnos en algunos momentos.
¿Pero qué ocurre con ellos? pues simplemente, que se roban el protagonismo en cada uno de los capítulos.
Cada personaje es único, destaca dentro de su propia trama, son personajes redondos que se complementan con un único fin... Sumar a la narración.
Aportan detalles a la historia general, la enriquecen, haciendo destacar el argumento sobre cualquier otro detalle.
En esta obra, cada palabra, cada frase está meticulosamente concebida para despertar emociones, para lograr conmovernos con el dramatismo del argumento y con las descripciones soberbias y meticulosas de los escenarios, que se nos van mostrando según se van moviendo esos actores.

Insisto, creo que esta novela, tal y como os decía en el primer párrafo de la reseña, es una compleja obra de construcción que se sostiene sobre sólidos cimientos, imposible citar todos, y siendo iluminada por el excelso elenco de personajes.
Pero creo que todo lo dicho hasta el momento, aún resulta escaso para describir lo que he sentido con los protagonistas.

Todos esos figurantes, como acabo de decir son complejos, cada uno muestra una personalidad única, no hay ni un solo rasgo en común que compartan.
Su forma de actuar, su personalidad, o como interpretan el amor o el honor, es distinto en cada uno de ellos.
Victor Hugo creó una gran paleta de personalidades, cada uno con una naturaleza. Se mueven entre la  dulzura, la compasión, el odio, la mentira e incluso la obsesión, y se sitúan en la escena como en un círculo cromático, según su comportamiento pueden ser fríos o cálidos y cada uno tendrá su complementario.
Por ejemplo:
El lánguido y melancólico Quasimodo, contrasta con la siempre alegre Esmeralda, al igual que al grotesco personaje es imposible no compararle con la belleza de la joven gitana o del capitán Phoebus.
El corazón noble de Quasimodo hace destacar más aún si cabe, la naturaleza oscura que se esconde en el de Frollo.
El amor puro de algunos personajes contra el obsesivo de otros, la sinceridad contra la mentira o el valor contra la cobardía...

Gringoire me ha parecido un excelente personaje, tenía que hablar necesariamente de él, y creo que Victor Hugo tendría que haberle dotado de un mayor protagonismo.
Es un poeta, un romántico que intenta enseñar a través de sus obras. En todas ellas vierte un fin didáctico, y el pobre se estrella.
Es el personaje cómico, el representante de la cultura, alguien que enarbola las bellas letras, la poesía contra la ignorancia de la plebe.
Quasimodo, según nos lo pinta el autor en un capítulo en concreto, es malo porque es salvaje, como si una cosa fuese inherente a la otra.
Yo no opino igual, creo que Quasimodo es otra víctima en esta historia. Se ve rechazado por la sociedad, condenado por ella; es objeto de burla constante, de maldiciones; él siente odio a su alrededor, sin entender el porqué, y termina mimetizándose con el entorno. Adopta ese odio, se convierte en un espejo que refleja lo que ve, y lo vuelca sobre los que están en frente, por lo tanto no es más que un fruto de esa sociedad decadente e infecta que le persigue.

Esmeralda es el personaje femenino, la víctima de toda la historia. Un personaje perseguido y acosado. Alguien que nos mostrará como a su alrededor se despiertan los distintos conceptos de amor.
Así conoceremos el amor caprichoso, el amor pasional, el incondicional, el fraternal y el obsesivo.

Para ir terminando...
Esta historia y sus personajes, aunque pueda parecer una locura, me recordaron mucho a La Regenta de Clarín; lo que ocurre es que la escritura de nuestro autor patrio es más sobria, adecuándose a las características del realismo, pero ya veréis a que me refiero.
Ambas novelas son un gran fresco narrativo sobre la sociedad de la época.
La ciudad de Vetusta y su catedral, actúan como París y Notre-Dame, contemplando silenciosas lo que sucede a sus pies.

Esmeralda y Ana Ozores son las víctimas de una persecución amorosa, presas de la ambición de los personajes masculinos. Ambas son la antítesis de esa sociedad podrida de avaricia, egoísmo y envidia.
Fermín de Pas, el magistral, al igual que el arcediano, Claude Frollo, sienten una pasión creciente, enfermiza hacia las protagonistas de sus historias.
Ambos contemplan sus ciudades y a sus habitantes desde lo más alto de sus catedrales, demostrando su supremacía.

Alvaro Mesía y Phoebus son los conquistadores, personajes que ven en la seducción solo un juego.

Y con esta comparación inusual, quizás algo alocada pero fruto de mis reflexiones, termino la reseña.
Espero que os haya gustado o al menos que haya hecho saltar en vosotros una pequeña chispa de emoción que quizás prenda como futura lectura.


martes, 23 de octubre de 2018

El fantasma de la Ópera de Gastón Leroux

Sinopsis:

La Ópera de París se convierte en teatro de horrores en la más célebre obra del periodista y escritor de novelas detectivescas Gaston Leroux. En un ambiente de novela gótica, su escenario esconde tras sus tramoyas la morada del Fantasma: pasadizos secretos que serpentean alrededor de un lago subterráneo.
Esta fascinante historia recrea el mito de la Bella y la Bestia: una joven y delicada artista es el objeto de amor un tenebroso ser que oculta su identidad tras una máscara. Para conseguir a su amada Christine, una bailarina convertida en diva, este ser atormentado por su deformidad y fealdad revive su pasado de inventor de trampas y mazmorras.
Publicada por primera vez por entregas en 1909, El fantasma de la Ópera es uno de los argumentos preferidos del teatro y el cine por el misterio de la trama, la progresión del horror, el extremado y melodramático amor del protagonista y las imaginativas posibilidades del espacio creado por Leroux. Su fama se revalida en el éxito mundial del musical de Andrew Lloyd Weber que sigue en las tablas desde 1986.

Opinión:

Hoy voy a hablaros de todo un clásico de la literatura, una historia de sobra conocida por todos.

El fantasma de la Ópera es una novela gótica que apareció publicada por capítulos en el periódico "Le Gaulois" desde septiembre de 1909 hasta enero de 1910.
Le Gaulois, que posteriormente sería absorbido por "Le Figaro", tenía una edición dominical que contó con grandes plumas de la época, como Émile Zola y Guy de Maupassant.
La obra está inspirada en hechos reales y se mueve a caballo entre el drama, la tragedia, la novela romántica, el misterio y el terror, aunque este último aparezca de forma muy sutil.
Pero lo que ha ocurrido con esta novela es algo curioso...
Ha ido adquiriendo renombre con el paso del tiempo, pero de forma indirecta, ya que ni es uno de los clásicos de la literatura francesa más leído, ni tampoco el más elegido para hacerlo dentro del género de clásicos de terror gótico.
Esa fama le ha llegado por otro lado, debido a que ha sido llevada al cine en numerosas ocasiones y a que su representación musical llenó durante tres décadas los teatros de Londres y de Nueva York.
Ya os he mencionado que El fantasma de la Ópera no es las novelas góticas más conocidas o más demandadas.
Drácula de Bram Stoker o Frankenstein de Mary Shelley, ocupan los primeros puestos en popularidad mientras que esta, que no es de calidad inferior, ha pasado a convertirse en uno de las grandes olvidados del género.
Estas tres historias comparten varios elementos en común: un protagonista que da título a la obra; la criatura de aspecto repulsivo, de gran crueldad y pasado misterioso que demuestra su escasa humanidad, pero que en cambio en otros momentos logra conmover a los lectores por el drama que arrastra.
Todos ellos son personajes cargados de matices, con un odio acérrimo hacia la sociedad o hacia la humanidad que reniega de ellos y les da la espalda, son seres atormentados, pero fascinantes, que huyen de la soledad y solo buscan el amor.
Pero sus historias también comparten otro detalle, su final.
Los lectores mantenemos la esperanza de que ese fin inevitable no llegue, esa monstruosidad que vemos en ellos nos hace sentirnos culpables, ya que no son más que el fruto de una sociedad corrupta que los crea y los condena desde el comienzo. Por lo tanto vemos en todas ellas, una clásica crítica social y moral.

Otros de los temas que aparecerán de forma recurrente y que se asocian con frecuencia a la literatura romántica, donde se incluye el género gótico, serán: el amor, la pasión, las emociones desbocadas, el odio y los celos, sin dejar de lado a la dama en peligro, los paisajes sombríos y la climatología que parecen afectar a la atmósfera emocional de los personajes, con ese estado de ánimo abatido que portan todos.

Y ahora permitidme que os hable del escenario sobre el que nos moveremos.
La Ópera de París, también conocida como Ópera Garnier o Palacio Garnier por su constructor, va a ser casi exclusivamente el escenario por el que nos vamos a mover; uno de los edificios más emblemáticos del s. XIX, que resalta por su construcción ecléctica, donde se mezclan elementos de diferentes estilos y épocas, pero sobre todo que parece estar recubierto de un halo misterioso, no es de extrañar que Leroux lo eligiese para desarrollar su obra más famosa, ya que desprende elegancia al tiempo que misterio.
Otro de los escenarios que visitaremos será su lago subterráneo. Este lago no es fruto de la imaginación del escritor, es un lago artificial creado bajo el magnífico edificio, el estanque subterráneo es hoy en día usado como depósito.

Detalles que me han gustado...


TÉCNICA
Esta historia comienza de forma sencilla, y según va avanzando se va volviendo más compleja a la vez que intensifica la trama.
Reconozco que en un principio me costó un poquito meterme en su lectura, por la cantidad de notas al pie que contenía mi edición, todas relativas al mundo de la ópera. Pero incluso así, hay que reconocer que es una historia brillante, donde su autor no solo da rienda suelta a su imaginación, sino que también emplea una técnica que mucho tiene que ver con el S. XIX donde está ambientada.

Uno de los narradores que vamos a encontrar es el típico de las obras de ese periodo, pero con un ligero matiz.
Lo que nos va a ofrecer es una especie de crónica periodista o de investigación, sobre los sucesos que ocurrieron en la Ópera de París, pero interrumpiéndola de forma constante, dirigiéndose a los lectores, decidiendo que datos aportar y en que momento hacerlo, algo que por otra parte era típico de la época.
Nos va a explicar lo que ocurre, pero aunque intente mostrar objetividad en su relato no puede evitar intervenir, puntualizando algunos detalles, lo que nos lleva a una narración que no es neutral por mucho que lo intente, empleando sus páginas para verter su crítica de la sociedad.

El otro tipo de narrador que encontraremos es uno en primera persona, un testigo que nos transmite la historia, irá incorporando a su relato fragmentos de cartas, diarios o declaraciones del resto de personajes que encontremos.
Con la incorporación de estos nuevos narradores puntuales, lo que va a hacer Leroux es variar la estructura, y nos vamos a encontrar con varias historias dentro de la trama general.
Cada personaje irá añadiendo detalles, dando forma y complementando el argumento, no solo aportarán datos sobre ellos, sino también sobre los acontecimientos que suceden o han sucedido a lo largo del tiempo alrededor del fantasma y de ese gran escenario por el que deambula con sigilo.

Y ahora que he citado de forma indirecta a los personajes, me obliga a hablar de ellos, peo voy a hacerlo sin profundizar en ninguno.
El motivo es que, aunque hay grandes personajes en este libro, todas sus historias nos llegan de forma indirecta, no llegan a brillar y es debido fundamentalmente a dos motivos.
Esa forma de narrar de Gastón Leroux, con esa investigación periodística, parece que los convierte incluido Erik, el fantasma, en secundarios. Los relega a un segundo término y parecen ambientales bajo la pluma de ese periodista, quizás alter ego de Leroux.
El otro detalle es el edificio majestuoso por el que transcurre el argumento; la Ópera actúa como protagonista y testigo silencioso, parece que quedan atrapados en la historia y en el interior de ese escenario que les eclipsa.

MÁS SIMILITUDES y GUIÑOS
Cualquiera que haya leído la obra o visto cualquiera de sus representaciones en teatro, musicales o bien versiones cinematográficas, no le costará reconocer en el argumento de esta historia, además de los ya citados en el primer apartado, elementos que nos recuerdan a otras obras, por ejemplo a un cuento tradicional francés, el de La bella y la bestia.
Ese cuento francés, del que también existen muchas variantes, cuenta con detalles que vamos a ver también aquí: el valor de las promesas; un personaje femenino que debe volver al lugar que supone su cautiverio, junto a un personaje de horrible aspecto para cumplir la promesa hecha.

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Otra de las obras que encontraremos, esta vez citada claramente, u homenajeada, es "La máscara de la muerte roja", obra de Poe, ya que será el disfraz que adopte el fantasma en el baile de la ópera.

CURIOSIDADES
Existen al menos doce versiones cinematográficas sobre esta obra, y la realizada en 1925 está considerada como una joya del cine mudo, entre otros motivos porque debió resultar excesivamente complicado recrear esta historia sin voz, ya que se construye con grandes dosis musicales . La genialidad la consiguió su actor principal, Lon Chaney que consiguió una actuación terrorífica y soberbia.



jueves, 21 de junio de 2018

Cumbres borrascosas de Emily Brontë

Esta reseña está elaborada sobre una obra de Penguin Clásicos, sello de Random House, e incorporaba la sinopsis e imagen de su portada.
Tras la denuncia de la editorial Alba, que nada tiene que ver con Penguin, hemos optado por retirar lo que podría incumplir los derechos de Copyright, tras la advertencia recibida por parte de Blogger que nos informaba que de no hacerlo nos cerraría el blog.
Nos hemos puesto en contacto con la editorial emisora de la denuncia pidiendo explicaciones, pero no hemos recibido contestación.
Dicen que "A buen entendedor pocas palabras bastan", y tras esta denuncia, por un contenido que insisto, no les pertenece, lo único que puede extraerse es que soliciten la retirada de reseñas elaboradas sobre ejemplares de otras editoriales y que son títulos que comparten en sus catálogos, para de esa manera, cuando se haga una consulta a través de los motores de búsqueda de Google, los resultados devueltos sean únicamente resultados de reseñas de su editorial.
¡Vamos! lo que comúnmente se denomina competencia desleal, una serie de prácticas agresivas, deshonestas, que se emplean para obtener ventaja sobre los competidores

Para más información pinchar aquí.


Opinión:

Introducción.
Esta novela, la única escrita por Emily Brontë, fue publicada en 1847 bajo el seudónimo de Ellis Bell, debido a que, en ese momento, el reconocimiento literario de las mujeres era nulo.
Tras su publicación, la obra tubo una acogida decepcionante, ya que la crítica opinó que las descripciones de las pasiones sin control y las muestras de violencia, resultaban demasiado explicitas y se alejaban de la clásica moralidad victoriana.
A esto había que sumarle que Catherine, se alejaba del papel que debía representar la mujer de la época; obviamente, la moralidad inglesa siempre tan políticamente correcta, evitó también hacer mención a otros tema más delicados, como la relación incestuosa a la que podrían llegar los protagonistas, ya que son hermanastros; la diferencia de clases de la que provienen y el trato racista que recibe Heathcliff de manos de algunos personajes, ya que el joven es de raza gitana.

La gran paradoja es que aunque recibió una tibia acogida, hoy en día está considerada como la obra más representativa del Romanticismo inglés, y me aventuro a decir que también es de las que marcó un antes y un después en la literatura, porque supuso el punto de partida para un nuevo tipo de mujer literaria, totalmente incontrolable y revolucionaria.

Ya sabéis que el Romanticismo, surge a caballo entre Alemania e Inglaterra en el s. XVIII y XIX. Este movimiento cultural nace en contra de las ideas de la ilustración, del racionalismo, y en él se dará mucha importancia a los temas oníricos; a la fantasía; al simbolismo y a lo sobrenatural; a la naturaleza, o más bien, a como el ser humano la siente y la interpreta, pero también hay un espacio muy amplio destinado a la muerte, a las pasiones y sentimientos desatados. Aunque hay que decir, que este concepto del Romanticismo, poco tiene que ver con los conceptos modernos del amor o el romance.

Nos enfrentamos con esta lectura, a una aventura amorosa arquetípica, (por el comportamiento de los personajes), un amor tempestuoso, que solo acarreará sufrimiento a cuantos les rodean y que a los protagonistas les perseguirá hasta después de la muerte; un modelo original que servirá como pauta en el futuro a otros escritores, pero que también comparte detalles con otras obras que la preceden en el tiempo, valiéndose de los estereotipos que aparecen en ellas, concretamente y aunque pueda parecer extraño, con Romeo y Julieta de Shakespeare, aunque la personalidad de los protagonistas resulte totalmente opuesta.
  1. Ambas se incluyen dentro del género de la tragedia.
  2. Usan el estereotipo de los amantes desventurados, una relación condenada desde el principio al fracaso.
  3.  Y por último, la muerte de la pareja supondrá la reconciliación de ambas familias.
Personajes
Estaréis conmigo, en que a lo largo de la historia de la literatura, han aparecido personajes tan absorbentes, que no solo se han limitado a cobrar vida en la obra, sino que también han impedido que el público o la crítica se olvidase de ellos, aunque haya pasado el tiempo.

Los hay de naturaleza buena y mala, eso es precisamente lo que convierte el argumento en real; pero estos de los que hoy os hablo, son bastante diferentes.
Aparecen cubiertos de un halo de misterio y sus sentimientos van a ser llevados al límite, sobresalen porque no pueden pasar desapercibidos por su gran complejidad.
No son unos protagonistas con los que empaticemos por su pasado, por sus acciones, ni tampoco hacen el menor esfuerzo por redimirse. Son arrogantes, obsesionados, soberbios y rompen con cualquier patrón preestablecido, creando una incomodidad creciente en el lector, eso es precisamente lo que les convierte en personajes que dejan huella.

Catherine asume el papel central de esta obra.
Es una mujer caprichosa, rebelde y orgullosa, cuyas decisiones marcarán el ritmo del argumento.
Anteriormente os he mencionado que el papel que desempeña en esta historia, se aleja del que la sociedad asignaba a una mujer. Emily Brontë rompe con todos los estereotipos de la época.
Crea un nuevo arquetipo, que se aleja tanto del papel sumiso y pasivo que corresponde socialmente al mal llamado "sexo débil", superando esos estrechos límites impuestos por la sociedad decimonónica, y al mismo tiempo alejándose también del estereotipo de mujer fatal que se desarrolló plenamente durante el XIX.

Heathcliff, debo reconocer que no me ha caído bien.
Es arrogante y oscuro, un alma atormentada que desafía constantemente a la autoridad, y muchas veces sin motivo, solo por el mero hecho de hacerlo.
Es el personaje que aporta a la trama la locura, la obsesión y el misterio.
Un ser abyecto y vengativo, totalmente desconcertante, que nos atrae al mismo tiempo que le aborrecemos.
Tiene un extraño resplandor, un halo misterioso que mana a su alrededor, y que no solo atrae a los lectores como las polillas a la luz, sino que también ejerce su atracción, para bien o para mal, sobre el resto de personajes de la obra.
Catherine ve en él la representación del amor pasional e imposible; el señor Earnshaw al hijo perfecto y Hindley ve a un ladrón en todos los aspectos.
Heathcliff despierta amor, odio, envidias o pasión, según con quién se cruce.

Cumbres Borrascosas, la casa de la que se obtiene el título, también va a convertirse en un personaje más, una presencia que acecha negativamente a sus habitantes.
La elección del nombre resulta acertada, ya que la niebla que cubre las escarpadas cumbres, las tormentas de agua y nieve, en resumen, la naturaleza hostil, parece que se apodera no solo de la propiedad, sino también de los que allí viven.
La autora consigue aportar misterio, ya que fuera de sus limites no parece existir nada, solo hay vacío, detalle que puede comprobarse a lo largo de la novela en varias escenas; cuando Heathcliff llega a la casa por primera vez, o cuando desaparece de escena en dos ocasiones más...

Emily Brontë consigue aislar Cumbres Borrascosas del resto del mundo, hasta tal punto, que elimina totalmente el contexto histórico, si no es gracias a que alguno de los narradores se empeña en comunicarnos el año en que vive, nos costaría ubicarnos en la época.

Otro dato curioso es que cuando atraviesas la valla de entrada de Cumbres Borrascosas, parece que allí, en la misma puerta, abandonas las normas que rigen el mundo civilizado sustituyéndolas por la violencia constante.
Por ese motivo, Cumbres Borrascosas y la Granja de los Tordos, parecen ser dos mundos totalmente opuestos. En la Granja de los Tordos, hogar de los Linton, parece habitar la cordialidad, las buenas maneras, la educación y la cultura, frente a la barbarie, la falta de hospitalidad y desconocimiento que reina en las Cumbres. De esa forma, la ambientación y sus rutinas se convierten en reflejo de las logradas personalidades de los personajes.

La estructura.
La mediana de las Brontë con esta historia, no solo rompió con las normas morales de la época, sino que también lo hizo a la hora de dar forma a la obra.
Dio vida a unos personajes con gran profundidad psicológica, y también demostró su brillantez a la hora de elaborar una estructura compleja para su obra.
Hemos visto que la personalidad del elenco protagonista tiene forma de cebolla, capa a capa van mostrando una nueva cara, un nuevo sentimiento exagerado, hasta que llegamos al centro, donde se guarda su verdadera esencia; y lo mismo sucede con el argumento, una estructura que nos lleva a encontrar una narración dentro de otra gracias a los narradores.

Narradores
Para empezar tenemos un narrador homodiegético, aquí Emily Brontë rompe con el narrador heterodiégetico de uso frecuente en la novela victoriana, es decir, ese narrador de conocimiento ilimitado que presentaba la historia marcando las distancias.
Aquí como digo, el narrador es distinto, nos cuenta la trama desde dentro, porque forma parte de ella, interviniendo en los sucesos o en parte de ellos.

Aunque he hablado de un narrador, en realidad tendremos dos, pero del mismo tipo. El primero al que conocemos es el señor Lockwood, que será quien en principio nos presente a algunos de los habitantes de Cumbres Borrascosas.
La narradora que tomará posteriormente el relevo será, Nelly Dean, un ama de llaves que conoce todos los secretos de los habitantes de la casa y que será la encargará de relatar su dramática historia al señor Lockwood.
Nelly narrará una historia de pasiones desatadas, con un ambiente asfixiante y oscuro de fondo, donde la venganza y el odio ocupan el lugar principal.

La obra se divide en dos partes. La primera con 14 capítulos y la segunda con 20 y aquí hay que mencionar otro detalle a tener en cuenta:

La ordenación de la trama.
La técnica literaria utilizada por Emily, es la que suele denominarse como In media res, es decir, la trama comienza en mitad de la historia, justo cuando el señor Lockwood llega a Cumbres Borrascosas. Para completar el vacío argumental, el narrador debe retroceder relatando los hechos anteriores, mediante una narración retrospectiva.
En esta novela, esa narración como ya os he dicho, estará en manos de la señora Dean que comenzará a relatar los hechos desde el comienzo. Una vez que los hechos antiguos alcancen el momento presente, donde comenzó la historia, asistiremos de nuevo al intercambio de narradores, que continuarán su relato de forma lineal hasta el final de la historia.

Una novela brillante por todos los detalles que nos aporta; por la complejidad de los personajes, por la trama, por la estructura y por los narradores.
Pero esta reseña, no tendría mucho sentido sin esa pequeña reflexión lectora que últimamente estoy añadiendo a algunos clásicos. Por eso de nuevo os doy las gracias por vuestra paciencia infinita a la hora de leerme.

Lo que la verdad esconde
Hace muy poco que leía un comentario que aunque al principio me hizo sonreír por la ñoñería, después me inquietó por lo que escondían esas palabras.
La frase más o menos decía: Muero de amor por Heathcliff. 
Ese sencillo comentario me hizo plantearme varias cuestiones:

¿Me habría leído yo el mismo libro que esa otra lectora?
Doy por hecho que sí, pero debido a la gran complejidad de los sentimientos, la interpretación es libre, y por lo tanto tiene distintas lecturas.
Los sentimientos y como nos afectan a cada uno de nosotros, también afectan a nuestra realidad y a la forma de interpretar un argumento. Lo que no se puede negar es que estamos ante una gran novela de ficción, una joya literaria pese a la actitud de los protagonistas y a ese arquetípico amor, que dista mucho del que tenemos hoy en día.
Pero inevitablemente eso me lleva a otra pregunta, la más importante;

¿En serio se puede morir de amor, en nuestros días, por alguien con una personalidad similar a la de este individuo?
Porque Heathcliff, dista mucho de ser un héroe o un ídolo.
Se vale de los malos tratos constantemente, tantos físicos como psicológicos, para conseguir lo que quiere.
Da igual que sea una mujer, una niña, su hijo, un criado o un animal de su granja... Todo es de su propiedad y por lo tanto, tiene derecho a hacer lo que quiera con ello.
La verdad es que esos hechos aborrecibles, si estuviésemos en el s. XIX no nos sorprenderían, o no deberían sorprendernos, eran una forma de actuar en la época y en etapas anteriores, pero lo que realmente sorprende, es leer ese tipo de comentario hoy en día.

Por eso, sintiéndolo mucho, solo puedo decir que Heathcliff es un gran personaje, pero para una novela de ficción, no para dejarle suelto más allá de las cubiertas de un libro, para anhelarle como ser humano y menos aún como amante.
Es un galán, atractivo pero sin sentimientos. Se aleja de mi ideal de héroe, y sobraría decir que solo me ha arrancado una ligera sonrisa durante sus últimos días.
¡Pero no! no me voy a guardar el comentario, porque eso que puede parecer cruel a simple vista, no lo es; tan solo es una pequeña venganza, en respuesta al sufrimiento que el ha hecho padecer al resto de personajes durante 256 páginas.
Es un personaje que evoluciona, que pasa por distintas etapas, pero sus errores no le han ayudado a mejorar.
Ha sido un niño salvaje, un desagradecido, un adulto huraño y maleducado, pero sobre todo... vengativo.

Aún así, puedo asegurar que me resultará difícil borrarle de mi memoria, aunque en el fondo me duela reconocerlo.
Es un malo, malote, de esos que dejan huella; tanto o más que el inspector Javert, ya sabéis... el de los miserables... pero a ese ya le dedicaré sus propias lineas cuando le toque el turno.

Por otro lado, Heathcliff, debe dar gracias a la época en que Emily Brontë le hizo vivir, porque de haberlo hecho en nuestros días, su comportamiento más que tóxico le habría tachado de psicópata.
No es por faltar... es simplemente porque su actitud así lo muestra.
Por la falta de empatía; por su poder de manipulación; por ser un narcisista que se ve mejor que el resto; con un encanto superficial. sí, pero insustancial y temporal, como un canto de sirena; por el acoso al que somete a sus víctimas, por la falta de remordimientos y por esa necesidad obsesiva de tener siempre el control...

En fin, que habrá quien achaque ese comportamiento a su infancia difícil y dirán que eso le convirtió en un adulto peligroso, pero eso no es justificación.
Por otro lado la relación con Catherine, aunque esté mal decirlo a estas alturas, se convirtió en una relación enferma por los celos, por la dependencia y el sometimiento. Pero eso ya lo habréis descubierto...

Lo siento por todos aquellos lectores decimonónicos que no supieron ver la grandeza de la obra ni la gran profundidad psicológica de los personajes.
Eran otros tiempos, otra forma de vivir y también otra forma de entender el amor, y por eso intentaron condenar este libro.
Por suerte, y es algo que no me canso de decir, en la actualidad hemos aprendido algo, poco, pero lo justo para saber que hay que leer sin juzgar, y ese amor tan impulsivo e irracional, ese que se escapa de toda lógica, que se encuentra en un abismo entre realidad y loca pasión, y que solo tiene sentido entre las páginas de un libro, hoy en día sigue desafiando al más banal de los juicios.