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martes, 27 de abril de 2021

Retrato de un asesino de Anne Meredith

Sinopsis:

Sinopsis y portada del libro retiradas para evitar infringir posibles derechos de autor.
Para saber más pinchar en el enlace siguiente: Pinchar aquí.

Opinión:

Lucy Beatrice Malleson, la autora de hoy, es conocida por los seudónimos de J. Kilmeny Keith, Anthony Gilbert y Anne Meredith
Puede que el nombre que más os suene sea el de Anthony Gilbert, pues fue el que más utilizó, y eso se debe a que estaba convencida de que la falta de popularidad con la que contaron sus obras en un principio se debía a prejuicios de género, por ese motivo decidió adoptar un sobrenombre de varón y bajo él creó al personaje de Arthur Cook, un abogado que sería protagonista de toda una saga. 
Como última curiosidad sobre esta autora os diré que fue secretaria del Detection Club, la asociación de escritores de género policíaco más antiguo del mundo, donde participaron autores como Chesterton o Agatha Christie, entre otros muchos.

Ya sabéis que una de mis grandes pasiones son las novelas criminales y los clásicos, pues bien, esta semana os traigo al blog una mezcla de ambas; un gran clásico policíaco escrito en 1934 que, como ya habréis leído en la sinopsis, es una de las primeras obras "invertidas", y la primera que firma como Anne Meredith.

La novela detectivesca, por lo general, es una historia de ficción que tiene como premisa un asesinato y que intenta distraer al lector al tiempo que le propone un reto: descubrir al asesino y los motivos que le empujan a cometer el acto delictivo. De esa forma nos mantiene en vilo de principio a fin.
Pero aquí el planteamiento que nos presenta Anne Meredith es distinto; la resolución del misterio desaparece, o más bien parte de él, porque desde los primeros compases conocemos que se ha cometido un asesinato y quién ha sido el criminal. 
Supongo que pensaréis que algo así pierde la gracia, pero no, porque la autora, además de mostrarnos cuáles han sido los motivos, hará un perfil completo del asesino; un retrato, como bien se índica en el título, describiendo tanto lo que piensa el delincuente sobre los demás, como los demás sobre él. 
Tampoco olvida hacer un seguimiento de la investigación que se llevará a cabo y posteriormente del juicio.
Esta estructura inversa o invertida es más común de lo que se puede pensar y quizás la duda que sobrevuela a los lectores es saber si el criminal logrará salirse con la suya.

En el comienzo ya sabemos que Adrian Gray es el asesinado. Un personaje casi importancia, salvo que su muerte es la premisa sobre la que se construye el argumento. 
Sabemos que es Navidad y que el difunto no guardaba buenas relaciones con ninguno de sus hijos. Eso, aunque pueda parecer irrelevante, porque también conoceremos quién es el pertrechador del crimen, sirve para que nos creemos un pequeño perfil tanto del asesinado como del resto de personajes que irán entrando y saliendo de escena.

La novela se divide en siete partes.
En la primera conoceremos a los integrantes de la familia Gray a través de un narrador en tercera persona. Esas descripciones serán un poco superficiales, y por ese motivo, en la segunda parte el asesino nos ofrecerá una versión más completa aunque subjetiva de cada uno de ellos, mostrándonos sus impresiones al tiempo que las plasma en su diario.
La segunda parte será la única que aparezca relatada por un narrador protagonista, que sobra decir que emplea la primera persona.
En la tercera parte volvemos a recuperar al narrador externo que ya no nos abandonará hasta el final. 
Los lectores, que ya vamos un paso por delante porque conocemos datos que ignoran los personajes, podremos observar en detalle como afectará el asesinato del cabeza de familia de forma individual a cada uno de ellos.
En la cuarta llega el momento de que un nuevo personaje entre en escena, el tan esperado detective, y con él la autora nos ofrece la posibilidad de observar los interrogatorios, viendo como ese perfil de los personajes se va completando. He de decir que el detective tiene muy poco protagonismo.
En la quinta parte llega el previo al juicio, esa sesión tan común en los círculos anglosajones en que se decide a quién se juzgará... y de ahí al final tan solo quedan un par de secciones, en las que algunas pistas, hasta ahora ocultas, saldrán a la luz estrechando el cerco sobre el culpable.

Os he mencionado que el detective en esta historia tiene muy poco protagonismo, pero no debemos olvidarnos de lo mencionado al comienzo, nos encontramos con una estructura distinta a las que, por lo general, nos acostumbra el género policíaco.

Aquí el detective, aunque nos lo pintan como perspicaz y atento, resuelto a llegar al fondo del misterio, tiene muy poco desarrollo, por el contrario, como ya sabemos por el título, el asesino que intentará escapar a las consecuencias de su acción por todos los medios, sí tiene una descripción completa.

Resumiendo...
Anne Meredith en este libro nos ofrece una novela singular, ya sabéis que me gusta hablaros de esos detalles curiosos que encuentro, y en esta ocasión mi mirada se posa sobre esa originalidad que recae en que el foco no se pone sobre los escenarios o sobre otros detalles del crimen; aquí lo importante son los personajes que tienen un mayor desarrollo y que son los encargados de crear un argumento más dinámico, por ese análisis conductual que nos ofrece la autora.