Mostrando entradas con la etiqueta Realismo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Realismo. Mostrar todas las entradas

miércoles, 23 de noviembre de 2022

Lejos del mundanal ruido de Thomas Hardy

Sinopsis:

Sinopsis y portada del libro retiradas para evitar infringir posibles derechos de autor.
Para saber más pinchar en el enlace siguiente: Pinchar aquí.

Opinión:

Lejos del mundanal ruido es una novela de Thomas Hardy que hacía mucho tiempo que quería leer. Mi primera incursión en su obra fue con Los habitantes del bosque y la verdad es que la forma de narrar de este autor me convenció por completo.
En esa reseña os conté que Hardy escribió cuatro novelas ubicadas en un escenario ficticio, un condado imaginario de nombre Wessex que estaba basado en sus recuerdos de la niñez pasados en Dorsetshire.

Esa especie de tetralogía, de lectura totalmente independiente, comienza con Lejos del mundanal ruido (1874) y le siguen Los habitantes del bosque (1887), Tess la de los d'Urberville (1891) y Jude el oscuro (1895).
Thomas Hardy es un novelista de la época victoriana, para algunos expertos un gran exponente del naturalismo pesimista. pero yo no he encontrado un pesimismo tan marcado que me haga pensar en esa corriente, por lo que me quedo a mitad de camino, decantándome por catalogarlo como realismo porque él observa de forma objetiva la realidad, la vida cotidiana, y de esa forma, sin idealizar ni romantizar, nos la transmite. 

Lejos del mundanal ruido fue publicada originalmente en 1874 de forma anónima y por entregas en la revista The Cornhill Magazine. Posteriormente fue publicada en forma de libro y firmando con su nombre para lo cual realizó dos revisiones del texto, una para la edición de 1895 y otra para la de 1901.

El protagonismo de esta historia va a recaer principalmente en Bathsheba Everdene, una joven independiente y decidida que quiere alejarse de las convenciones sociales y que se verá castigada por la toma de sus propias decisiones. Y ese detalle es algo que me gusta de Thomas Hardy; esa libertad que da a sus personajes, sobre todo a los femeninos, al tiempo que los censura cuando las decisiones no resultan acertadas. Consigue que los lectores tomemos partido por ellos y jaleamos o recriminamos sus acciones.

Como partenaire de Bathsheba tenemos a Gabriel Oak, un joven pastor, sensato, leal y emprendedor que se verá obligado a luchar por labrarse un futuro.
Y complementando a esta pareja hacen acto de aparición otros dos personajes, William Boldwood, un próspero terrateniente y Francis Troy, un apuesto soldado, demasiado amigo del buen vivir.

Bathsheba es la protagonista principal y sobre ella va a girar toda la historia. Lógicamente alrededor de ella y de ese trío de personajes que la acompaña, vamos a tener otros actores ambientales que, aunque de menor nivel, sirven para rellenar la trama y algo mucho más importante, hacer que esta narración costumbrista resulte creíble.

Lo más importante, creo que ya lo dejo entrever, es la relación que se va a construir entre los distintos personajes y cómo se desarrollará. Todos, sin excepción, están encadenados a Bathsheba por distintos motivos.
Ella, como personaje, debo confesar que no me ha apasionado. Me parece que tras esa fachada de mujer independiente se esconde otra caprichosa y con las ideas poco claras, todo lo contrario de lo que representa Gabriel, para mí, el gran personaje de este libro. 

Os he mencionado al comienzo que la forma de narrar de este autor fue lo que me convenció en esa primera toma de contacto con él, pues bien, hoy lo ratifico.
Todo en ese microcosmos inventado, tan particular, sucumbe ante la sensibilidad de una pluma que resulta muy descriptiva sin llegar a cansar. 
Ambientes, escenarios, personajes, todos ellos aparecen descritos al detalle de una manera tan colorida y vivaz que dotan al conjunto de la obra frescura, armonía y delicadeza, algo que otros autores de la época no consiguieron plasmar, al menos a ese nivel.
A pesar del ritmo pausado, consecuencia de ese estilo tan descriptivo del que os acabo de hablar, la novela se me hizo corta, y eso que tiene 579 páginas.
 
Y poco más me queda por decir...

La novela ha sido llevada al cine en varias ocasiones, una en 1967 y otra en 2015. Habrá que verlas...

martes, 10 de mayo de 2022

La muerte de Iván Ilich de Lev N. Tolstói

Sinopsis:

Iván Ilich es un funcionario de la administración zarista cuya principal aspiración, como la de sus colegas, es escalar peldaños en su carrera para mantener su bienestar y así seguir formando parte del mundo burgués en el que ha vivido siempre. Casado por conveniencia, al poco tiempo descubre el hastío que le produce la familia y centra su vida en el trabajo. Una monótona existencia que cambia repentinamente con la llegada de un importante personaje a su vida. Publicada en 1886, La muerte de Iván Ilich es una de las obras maestras del escritor ruso Lev Tolstói. Aclamada por Vladimir Nabokov y por Mahatma Gandhi como la mejor de toda la literatura rusa, es una de sus últimas novelas, fruto de la crisis que el autor vivió al cumplir los 50 años y que superaría con un radical cambio espiritual. Esta novela, ilustrada por Agustín Comotto y con una nueva y excelente traducción de Víctor Gallego, formula preguntas fundamentales que se han hecho todos los seres humanos a lo largo de la Historia.

Opinión:

Hoy de nuevo os hablo en esta estantería virtual de un gran clásico, pero esta vez de reducido tamaño, para que veáis que Tolstói también era capaz de plasmar grandes ideas en poco espacio.

Antes de comenzar con la reseña de La muerte de Iván Ilich quiero hacer una aclaración.

Es una historia que en algunos momentos puede tocar nuestra fibra sensible, pero sin llegar a exagerar. Si habéis visto Bambi y habéis sobrevivido sin arrastrar ningún trauma, estáis salvados.
Esto último lo digo porque luego se ven por ahí comentarios que más que animar a la lectura parece que intentan desanimar; donde sus autores se creen dotados de una sensibilidad espiritual única y que parecen haber experimentado, con esa lectura, la unión o el contacto del alma con la divinidad, de ahí que hayan sufrido con la experiencia. 
Parecen decir :
Tú, mortal, si no estás en ese peldaño, es que no estás capacitado para entender la obra
En fin... dicho esto corramos un tupido velo y comencemos por el principio. 

Esta novela, a pesar de su brevedad, a Tolstói le llevó dos años escribirla. Comenzó en 1884 y finalmente fue publicada en 1886, imaginad, por lo tanto, su gran complejidad. 

Mientras el cuerpo de Iván Ilich aún está caliente, todos los asistentes a su velatorio en vez de rendirle tributo están pensando en otras cosas. Ya sabéis, el egoísmo es algo que nos acompaña independientemente del lugar en el que estemos.
Su mujer piensa en la pensión que le va a quedar y en cómo obtener más beneficio del estado, y los compañeros de profesión en quién ocupará el sustancioso puesto que ahora queda vacante.

Como ya habéis visto la historia comienza en un momento muy delicado, el velatorio de nuestro protagonista, y desde ahí vamos a retroceder en el tiempo para conocer como fue la vida de este funcionario de la administración zarista. 
Un día, estando Iván subido en una escalera se da un golpe y ese es el detonante de su enfermedad. Ha alcanzado un alto puesto en la burocracia zarista y en ese momento comienza su declive. Ese peldaño de la escalera en el que está, el más alto, es tan solo un símbolo que nos muestra que se encontraba, socialmente en la cúspide. A partir de ese momento una crisis espiritual embarga al personaje, más o menos lo mismo que le sucedió al autor.

En esta obra corta, que está basada en un hecho real que contaron a Tolstói, el autor explora profundamente la psicología humana, usando de fondo el complejo contexto social, político y religioso. 
El dolor que sufre el personaje y el miedo a la muerte le llevan a hacer una reflexión de cómo ha sido su vida y, sobre todo, a analizar si su comportamiento ha sido el adecuado.

El lento paso del tiempo que le acerca a un desenlace inevitable le lleva a llorar por su impotencia, por la soledad de la enfermedad, por la crueldad de los hombres, e incluso por la crueldad de Dios o por su ausencia.
Es una novela que hay que dejar reposar pero que nos ofrece un análisis complejo sobre dos líneas antagónicas, la vida y la muerte, sin olvidar hacer también un análisis profundo sobre lo que sienten el resto de personajes y cómo les afecta la muerte próxima de un ser querido.
Hace una exposición sobre las diferentes actuaciones de las clases sociales, mostrando valores más elevados en gente de un estatus social bajo que contrastan con el egoísmo y narcisismo de las clases más altas.

Es una historia amarga que me ha recordado muchísimo a la metamorfosis de Kafka, no solo por la profundidad de los sentimientos del protagonista sino porque la interpretación y cómo afecta a cada lector depende de su sensibilidad y del momento en que se lea.   
Una obra que nos empuja hacia la reflexión, que nos hace ver que el tiempo pasa y se escapa a cada paso que damos, mientras nosotros nos preocupamos por cosas que no tienen la menor importancia, olvidándonos de disfrutar y de valorar lo que tenemos.
Iván Ilich solo quiere una cosa, afecto. Que se le valore por lo que es y no por lo que ha sido.

miércoles, 13 de abril de 2022

Guerra y paz de Lev N. Tolstói

Sinopsis:

Obra cumbre de Lev Tolstói (junto a Anna Karénina) y de la narrativa del XIX, Guerra y paz constituye un vasto fresco histórico y épico. Con la campaña napoleónica -Austerlitz, Borodinó o el incendio de Moscú- como trasfondo, se narra la historia de dos familias de la nobleza rusa, los Bolkonski y los Rostov, protagonistas de un mundo que empieza a escenificar su propia desaparición.
Hasta hace pocos años, todas las traducciones de Guerra y paz se basaban en la edición canónica de 1873. Sin embargo, en 1983, la Academia Soviética de Ciencias publicó lo que ellos llamaron la «edición original», es decir, la primera versión que Tolstói escribió en 1866. Es la espléndida traducción de ese manuscrito original, de la mano de Gala Arias Rubio, la que publicamos en este volumen.

Opinión:

Guerra y paz o "Bien está lo que bien acaba", que es otro de los títulos provisionales que se le dio en el comienzo, es sin duda, una de las mejores novelas jamás escritas. 
Puede que esta afirmación suene demasiado rotunda y que haya lectores a los que no se lo parezca, pero no podrán negar que su trama, estructura y personajes, la convierten en una de las más complejas y completas, por algo está considerada como obra cumbre no solo de la literatura rusa sino también de la literatura universal. 

La obra.

Lev N. Tolstói dedicó siete años a su planificación y escritura, desde 1862, momento en que aparecen publicados los primeros fragmentos, hasta 1869, cuando se publican los últimos volúmenes. 
También escribió siete versiones y quince veces rehízo el comienzo.
En 1873 volvió a rehacerla al completo, quedando reducida a cuatro volúmenes o partes, siendo finalmente en 1886, tras la última revisión de su esposa, Sophia Behrs, cuando se dio finalmente por terminada.

En los borradores iniciales el autor reflejaba una idea totalmente distinta; el argumento iba sobre un hombre que regresaba a Rusia tras treinta años exiliado en Siberia por haber participado en el alzamiento fallido que coincidió con la proclamación del Zar Nicolas I, pero la cosa de torció y consideró más importante hablar sobre lo que quizás se considera el acontecimiento más glorioso de la historia rusa, la victoria sobre Napoléon
Sobra decir que para el pueblo ruso esta novela ha sido y sigue siendo el gran símbolo de la resistencia, exaltando los valores patrióticos rusos. Tolstói consiguió inmortalizar en ella unos hechos cuyos ecos aún resuenan, es más... durante el sitio de Leningrado en la II Guerra Mundial se vendieron más de medio millón de ejemplares.

Está enmarcada dentro del movimiento literario del realismo ruso y podría abarcar los géneros de la novela histórica, costumbrista, épica, crónica familiar e incluso de aventuras, y es que entre sus páginas vamos a encontrar todo eso y más... historias de amor, actos heroicos y mezquinos y/o personajes buenos y malos, en los cuales su actitud o sus experiencias serán las que marquen la progresión de su arco de transformación.
Pero antes de aventurarme a hablaros precisamente de esto último, que hace referencia a la compleja construcción de los personajes, quiero detenerme a comentar otros detalles que considero también importantes.

Guerra y paz.

Narra el antes, durante y después de las guerras napoleónicas a través del día a día de dos o tres familias rusas. En el número los críticos y reseñadores no se ponen de acuerdo.
Yo creo que si analizamos el libro en su totalidad, observando la presencia y peso en la trama de todos los miembros que componen cada una de ellas, el número quedaría reducido a dos: 
La familia de los Bolkonsky y la de los Rostov
Ahora bien, hay un personaje muy importante, Pierre Bezújov, que pertenecería a esa tercera familia a la que hago referencia. Él va a ser el encargado de hacer de nexo de las otras dos, aunque el resto de sus parientes no sean muy importantes o tengan poco desarrollo. 

Al mismo tiempo, y aunque la nómina de personajes es muy extensa, para mí, los tres protagonistas indiscutibles son: Andrei Bolkonski, Natasha Rostova y el ya citado, Pierre Bezújov. 
El resto de ese elenco va a dividirse entre incidentales y ambientales. 

Lógicamente cuando hablamos de una obra tan monumental como esta, tan leída y reseñada, habrá disparidad de opiniones sobre todos y cada uno de los aspectos técnicos y formales.

Crisis y Críticas.

Y ahora, cambiando un poco de tercio...
Tolstói a lo largo de su vida sufrió varias crisis morales y espirituales y eso le llevó a hacer una dura crítica hacia la clase aristocrática a la que pertenecía.
Desde el primer capítulo vamos a ser testigos de su extraordinaria destreza a la hora de describir a esa clase social, rechazando los valores que la guiaban y mostrándola como vanidosa, frívola y superflua. Estaba obsesionado con mejorar la vida de los más pobres, de los mujiks, campesinos sin tierras ni propiedades, y ese pensamiento vamos a ver como lo vuelca y desarrolla en el personaje de Pierre Bezújov, siendo éste el encargado de transmitírselo posteriormente a Andrei Bolkonski. 
Ese pensamiento altruista y totalmente desinteresado del autor va a ser algo recurrente a lo largo de toda su obra, incluyendo Ana Karenina o Resurrección.

Los pilares de la obra: los personajes

Pero si hay algo que me ha llamado la atención y que abarca toda la producción literaria de este escritor, sobresaliendo por encima de otros detalles, es la gran evolución que experimentan los personajes y la intensidad de sus sentimientos.
Ellos son la columna vertebral sobre la que se mantiene en equilibrio perfecto la trama. Son ideados y moldeados poco a poco, los hace crecer mientras los lectores disfrutamos con esa transformación pausada. 
Al principio aparecen como una roca basta y terminan simulando una escultura de Giovanni Battista Lombardi, dotados de una gran delicadeza e infinidad de matices. 
Haciendo brillante ejercicio de estilo literario, que incluye su construcción, van cambiando según avanza el tiempo, y no me refiero a que el paso de las estaciones haga mella en ellos, que entren en escena con la dentadura completa y el cabello perfecto y acaben el libro desdentados y calvos. A lo que me refiero es que su transformación no solo afecta al exterior, sino que, como humanos que son, cambian en su forma de pensar y actuar, su moralidad varía dependiendo de los hechos en los que toman parte.

Respecto a los reales... se van a mezclar con los ficticios, y sorprende que esos grandes protagonistas de las guerras napoleónicas que son Napoleón y el Zar Alejandro I, pasan por aquí como secundarios, con un papel meramente incidental. Solo forman parte del marco escénico, de esos acontecimientos reales que sirven para aportar realismo y ubicarnos en una etapa histórica en concreto.

El escritor, al igual que hizo en Anna Karenina, construye una obra brillante, interrelacionando personajes y reservándose para sí mismo el papel más importante, ya que no solo va a ser el creador sino que también actúa como narrador omnisciente, inmiscuyéndose en nuestra lectura. 
Está claro que el relato es subjetivo, vemos los hechos como el quiere, para algo es su relato, pero en el momento de las batallas, cuando los personajes no pueden aportar datos objetivos, él nos ofrece un análisis detallado de las acciones de los jefes militares. 

En resumidas cuentas, si es que se puede resumir una obra así...

Tolstói pinta un gran cuadro, como el Bosco con el jardín de las delicias
Nos describe a toda la sociedad rusa, haciendo especial hincapié en una clase aristocrática, hipócrita y superficial, pero también al hacerlos evolucionar nos muestra un amplio abanico de personalidades con sus luces y sus sombras, sus defectos y virtudes, hablándonos incluso del amor en todas sus formas.
No sé cuántos personajes secundarios tiene, ni si alguien se habrá detenido a contarlos, pero insisto, esta obra es monumental y se ha ganado con creces estar entre las mejores de la literatura Universal.

martes, 9 de febrero de 2021

Los habitantes del bosque de Thomas Hardy

Sinopsis:

Los habitantes del bosque, inédita hasta el momento en castellano, es una de las novelas más brillantes, controvertidas y representativas de la narrativa de Thomas Hardy, quien siempre la consideró su obra favorita. Sus evocadores paisajes y sus personajes llenos de fuerza hacen de Los habitantes del bosque una obra indispensable. 

Grace Melbury, la preciosa y delicada hija de un próspero maderero que haría cualquier cosa por ella, regresa al pequeño pueblo de su infancia después de haber recibido una refinada educación lejos de allí. Su reencuentro con quien siempre estuvo destinado a ser su marido, Giles Winterborne, les revela a los dos que, pese a todo lo que él pueda amarla, no está a la altura de sus nuevas expectativas sociales y, en cambio, sí lo está el nuevo médico de la región, el aristocrático Edred Fitzpiers, que aparece rodeado de libros y de un raro halo de misterio. La relación que se establece entre los tres se verá salpicada de malentendidos y traiciones, pero también de una devoción y una lealtad que conducirán a un desenlace extraordinario.

Opinión:

Hoy os hablo en el blog de Los habitantes del bosque, una obra curiosa por varios motivos.
El primero es que fue escrita en 1887, pero no fue publicada en castellano hasta 2012.
Otra de las curiosidades es que la historia se desarrolla en un condado imaginario, Wessex, inspirado en su lugar de nacimiento, Dorsetshire.
Entre las obras que pueden incluirse en ese microcosmos figuran títulos como Lejos del mundanal ruido (1874), Tess la de los d'Urberville (1891) y Jude el oscuro (1895), de las que espero poder hablaros en breve.
En los habitantes del bosque vamos a encontrarnos un retrato del mundo rural inglés no exento de polémica, ya que el conjunto de novelas ya mencionado y dentro de la cual se incluye esta, llegó a considerarse escandaloso por la crítica a la sociedad victoriana que se vertía en ellas.

La trama gira alrededor de los habitantes de Little Hintock , una pequeña aldea perdida en el interior de un bosque.
Para iniciar esta historia, Thomas Hardy se lo toma con calma. Hace uso de una narración lineal en la que va presentándonos a los principales protagonistas, al tiempo que nos ofrece una visión amplia de los escenarios por los que se moverán. 

Conocemos en un primer momento al señor Melbury, un próspero maderero obsesionado con que su hija Grace ascienda socialmente gracias a la educación que él le ha proporcionado, no sin pocos esfuerzos. Para llevar a buen término esa empresa la única solución es conseguir un buen matrimonio. Lo que Melbury desconoce es que sus acciones bien intencionadas, aunque todo hay que decirlo, bastante torpes, pueden conllevar infelicidad y trágicas consecuencias para todos.

Los otros personajes a los que conoceremos en profundidad serán: Giles, otro de los comerciantes de la zona; Marty, una joven campesina, y Fitzpiers, un médico rural procedente de una familia aristocrática venida a menos y que al tiempo que pone un ojo en Grace desvía el otro a la señora Charmond, la rica propietaria de la zona. 

Los personajes al comienzo parecen algo contenidos, pero no tardan en liberarse de esas ataduras morales, creando una cadena de amores y deseos no correspondidos. La historia de cada uno de los principales protagonistas, los he señalado en negrita, se irán enlazando con la del resto, dando como resultado tres triángulos amorosos entrelazados entre sí, cuyo vértice común será Grace. 
Cada uno de los personajes citados representa un estatus social diferenciado dentro de esa sociedad.

Grace, desde mi punto de vista, es la gran protagonista de esta historia, una joven que al principio puede parecer superficial e insulsa, pero que al llegar a la mitad de la novela esconde una gran sorpresa para los lectores, ya que experimentará una gran evolución antes de llegar al final.

Para ir terminando... 
Hardy nos ofrece una bella historia a la par que trágica; un relato donde nos muestra los conflictos de clase y en el cual el destino de los personajes aparece marcado por la suerte. Eso sí, para que no le catalogasen de demasiado pesimista, añadió un final más o menos feliz calmando su conciencia y amansando con ello a los lectores.
Los escenarios y el modo en que el tiempo transcurre por la narración es otro de los puntos fuertes que convierten la lectura de esta obra en una aventura inolvidable que abre la puerta a otras obras del autor.

miércoles, 11 de noviembre de 2020

Resurrección de Lev N. Tolstói

Sinopsis:

En la Rusia zarista, marcada por tremendas desigualdades sociales, una joven de humildísima extracción seducida en su día por el príncipe Nejliudov, señorito rico y ocioso, y luego arrojada a la prostitución, se enfrenta a un juicio por robo y asesinato.

Entre los jurados se halla su antiguo seductor, quien, conmovido por las consecuencias de su pasado capricho, se propone redimirla. 

Marcada por la espiritualidad propia de la última etapa del autor, "Resurrección" es una de sus novelas más sugerentes e inolvidables.

Opinión:

De Lev Tolstói poco se puede decir que no se haya dicho ya. 
Está considerado como uno de los escritores más importantes de la literatura mundial, no solo de la rusa, y además, si nos centramos solo en los grandes autores del siglo XIX, hay quien ha dicho de él que fue un genio sin equivalente en ningún otro país. 
Sus obras más conocidas son Guerra y Paz y Anna Karenina, pero esta de la que hoy os hablo y que suele pasar desapercibida, también obtuvo un gran éxito tras su publicación. 

Resurrección fue publicada por primera vez en 1899 y siguiendo el estilo de la época lo hizo a modo de entregas en la revista literaria Niva. El dinero recaudado por esa publicación, Tolstoi lo destinó a los dujobori, miembros de un movimiento religioso y social pacifista que existió en Rusia entre los siglos XVIII y XIX, y es que no podemos olvidar que esta novela corresponde a una etapa marcada por varias crisis espirituales que al final le llevaron a convertirse en alguien profundamente religioso; e incluso podemos considerar que tiene un alto contenido autobiográfico.

Resurrección, a pesar del gran entusiasmo con el que fue esperada por el público, fue censurada en el mismo grado y al final no pudo aparecer publicada íntegra hasta 1936. El motivo, que Tolstói en ella vertía una gran crítica hacia la cínica sociedad aristocrática, la justicia mal aplicada, la corrupción, y las instituciones eclesiásticas.

La obra se divide en tres partes y en ellas destaca la brevedad de los capítulos. 
El encargado de contarnos la historia será un narrador en tercera persona que relatará tanto la situación actual que viven los protagonistas como hechos muy concretos de su pasado, haciendo un especial hincapié en el acontecimiento detonante.

Katiusha, como ya sabéis por la sinopsis que facilita la editorial, es una joven de humilde extracción que se ve seducida por Nejliudov, un señorito rico. 
El resultado de esa acción empujará a Katiusha a la prostitución, siendo después acusada de robo y asesinato.
La casualidad hará que el aristocrático seductor sea uno de los jurados en la causa abierta contra ella, y desde ese momento comienza un largo y complicado proceso en busca de la absolución de la joven. Las situaciones adversas y las personas que se cruzarán en su camino convertirán la historia en una especie de viaje iniciático que terminarán modificando el carácter y espíritu de Nejliudov.

Esta novela me ha gustado menos que Anna Karenina y la causa está en los personajes.
Estos aparecen poco desarrollados. Parece que el autor solo rasca un poco en su superficie para mostrarnos, de forma escueta, como son. 
El motivo es sencillo: dar más importancia al argumento general y a esa crítica múltiple.

Los personajes son tan solo un medio para contar lo que sucede en esa sociedad rusa del s. XIX en que los señores explotaban sin pudor a las clases más bajas. 
Katiusha es el personaje con el que se inicia el relato, pero poco a poco va cediendo protagonismo a Nejliudov, alguien que termina volcado en mostrar como viven las clases más bajas, y sobre todo, la dura experiencia de los condenados deportados a Siberia.
La estilo de Tolstói se caracteriza por ser sencillo, sin complicaciones formales, pero en cambio, ese creciente interés por los temas morales y espirituales terminan complicando y haciendo un poco pesados algunos pasajes de la historia. 

A pesar de esto último que he mencionado, Resurrección es una buena opción de lectura para todos los amantes de los clásicos rusos. 


martes, 18 de agosto de 2020

Un asunto tenebroso de Honoré de Balzac

Sinopsis:

Honoré de Balzac (1799-1849) desarrolló una vasta e innovadora obra literaria. Lo hizo con la idea de plasmar en ella toda una sociedad, sin arredrarse ante sus complicados entresijos. Su firme voluntad realista, capaz de abarcar tanto el impulso de una ciencia floreciente como los delicados pormenores de la historia de su tiempo, así como su desbordante capacidad creativa, le han valido la consideración de padre del realismo francés y un lugar indiscutiblemente destacado en la literatura universal. 
 Agrupada junto con otras narraciones entre las escenas de la vida política, pertenece a una etapa de sólida madurez de Balzac y disecciona habilidosamente una historia de trasfondo político y desmanes policiacos, por lo que a menudo se la ha considerado la primera novela del género negro en Francia.

Opinión: 

Un asunto tenebroso está considerada como la primera novela policíaca del mundo. 
Fue publicada en fascículos entre enero y febrero de 1841 y tan solo dos meses después Edgar Allan Poe publicó Los crímenes de la calle Morgue, al que consideran como primer relato detectivesco de la historia de la literatura. No es cuestión de entrar en la polémica de cuál de ellas fue la primera obra policíaca, porque dentro de ese tipo son totalmente distintas.
Poe creó el primer relato breve donde se establecían las reglas de investigación que sentarían las bases del género y Balzac construyó una obra totalmente distinta, basada en hechos reales. Os he mencionado que los expertos la catalogan como la primera novela policíaca, pero a mí me ha parecido más una novela de espionaje, incluso en algunos momentos he encontrado que la balanza se inclinaba más hacia el género negro.
Está claro que para los franceses Balzac será el creador del género y para los americanos lo será Poe, cada uno tira para lo suyo...  

También debo deciros que me ha costado engancharme a sus páginas y dos han sido los motivos.
Las abundantes descripciones pormenorizadas de los ambientes y escenarios, que aunque pienso que son un elemento imprescindible y más en este caso en que se trata de reproducir fielmente una sociedad u otra época, creo que a mí me ralentizaba el ritmo de lectura alejándome del objetivo de la trama.
El otro motivo es la prosa muy adjetivada, me resultaba cargante en exceso y eso también me impedía meterme de lleno en la historia.
Debo aclarar, en este punto, que las descripciones son empleadas por Balzac para que conozcamos en detalle a los personajes, sus motivaciones, los escenarios y ambientes por los que estos se moverán, y aunque son un fijo que encontraremos a lo largo de todo el texto, es cierto que al comienzo son más numerosas. Después te terminas acostumbrando a ellas y parece que el relato cobra más brío.

La obra como he mencionado más arriba está inspirada en hechos reales y se mueve entre el realismo, el drama, la novela policíaca y la de espías. 
Tenemos a un protagonista principal, Michu, que desconcierta desde el comienzo. Balzac oculta sus intereses políticos, tan pronto inclina la balanza hacia un lado como hacia al otro, y eso a los lectores nos descoloca. En unos momentos parece que se mueve por intereses propios y en cambio, en otros, da la vida por proteger a los que admira... Un personaje muy logrado, al que Balzac consiguió dotar con un profundo perfil psicológico. Este personaje hace que desviemos nuestra atención del resto de personajes. Balzac incorpora algunos giros de tuerca y hace que la historia vaya cambiando, apuntando a unos y a otros, dando como resultado un agitado drama de conspiración.

Balzac escribe muy bien pero para mi gusto se pierde en detalles. si os gustan las novelas ambientadas en la época de la revolución francesa que mezclan hechos históricos y espionaje, quizás está historia esté destinada a vosotros.
A mí no me gusta el género de espías y ese puede ser otro motivo por el que no me ha llegado a enganchar del todo. 

martes, 17 de marzo de 2020

Fortunata y Jacinta: Dos historias de casadas de Benito Pérez Galdós

Sinopsis:

La novela Fortunata y Jacinta (1886-1887) es considerada la obra maestra de Benito Pérez Galdós y la narración más importante en lengua española después del Quijote.
Obra cumbre del realismo literario español, la novela toma como escenario el Madrid castizo de finales del siglo XIX, donde los protagonistas, Juanito Santa Cruz y Fortunata, viven una tormentosa relación amorosa.
Galdós refleja el palpitar de una época, sus movimientos anímicos, la hipocresía dominante en una burguesía que intenta superar su anquilosamiento en la búsqueda de la modernidad, la religiosidad asfixiante y dominante; y el papel de la mujer en la sociedad de entonces, con Fortunata y Jacinta como máximas exponentes de un diferendo que sigue en plena actualidad.

Opinión:

El cuatro de enero de 2020 se cumplían cien años de la muerte de uno de los madrileños de adopción más ilustre de la historia: Don Benito Pérez Galdós, considerado como el mejor cronista de Madrid; por ese motivo dediqué el taller del mes de febrero a leer la que considero una de sus mejores obras, Fortunata y Jacinta: Dos historias de casadas (1887).
Hace mucho tiempo que quería hablaros de ella, no solo porque adoro a su escritor sino también porque el tema que trata me fascina.

Es cierto que muchos autores, antes que él, trataron el tema de las relaciones amorosas tormentosas, el tema del adulterio, el destino de la mujer cuando esta perdía la honra y la doble moral de la sociedad que las juzgaba.
Curiosamente, hace tan solo unas semanas os hablaba de esto en la reseña de "La solterona" de Edith Wharton, pero este tema recurrente lo hemos visto en "Madame Bovary", en "Los misterios de East Lynne""Ana Karenina", en "La Regenta",  o en "Miedo" de Stephan Zweig, solo por citar algunas historias más, la diferencia es que en todas estas novelas la protagonista era alguien de clase burguesa o alta.
Esos relatos partían de un triángulo amoroso, pero Galdós en Fortunata y Jacinta quiso exponer mucho más.
  • Don Benito ve más allá del clásico triángulo amoroso; nos muestra como es la vida de dos mujeres, totalmente distintas, de clase social diferente, que el azar va a terminan uniendo. 
  • Otorgó no solo el protagonismo principal a la mujer, como hicieron el resto de autores que trataron el mismo tema hasta la fecha, sino que también priorizó la voz de las de clase más baja, esas que hasta el momento la literatura ignoraba. Años después, el gran Tolstoi en su obra "Resurrección" (1899), también plasmó el abuso de poder y la seducción de una joven de clase baja; pero de este libro ya os hablaré más adelante.
Hay otro detalle que tampoco debemos olvidar mencionar en este punto y es en referencia al escenario.
  • Galdós a lo largo de toda la narración no solo retratará al detalle el Madrid más castizo, sino que también  profundizará en cada uno de los personajes haciendo un alarde de maestría brillante. Nadie fue, ni ha sido capaz de retratar con tal precisión hasta el día de hoy, a esa ciudad, incluida sus gentes, que acogió al autor como a un hijo adoptivo. Don Benito, a su vez, honró a la capital y la agasajó en todas sus obras, creando una visión de ella muy romántica, podríamos decir que única, porque Madrid va mucho más allá de ser un escenario, se convierte, en este caso junto a Fortunata en el personaje principal.
El libro se divide en cuatro partes, y la primera, por aquello de presentar en profundidad a los personajes, es la más extensa.
En ella vamos a ver una descripción muy completa de todos ellos, incluidos los secundarios que son más de cien... y también vamos a observar en profundidad al gran testigo silencioso, a ese que acabo de mencionar, la ciudad de Madrid que empezaba a erigirse como urbe moderna, un personaje omnipresente que permanecerá inalterable ante el Drama.
De ese modo vamos a conocer a Juanito Santa Cruz, una especie de D. Juan burgués, y por supuesto a la protagonista indiscutible, Fortunata y a su antagonista, Jacinta.

Fortunata y Jacinta son dos personajes estereotipados, pero eso no los convierte en poco interesantes porque son un fiel reflejo de la sociedad de la época.

Jacinta representa al "ángel del hogar".
Una mujer dulce y sacrificada, sin deseos ni opiniones propias, manejable y siempre dispuesta a secundar lo que el marido manda.
En ella vemos como el autor retrata "la cultura del adorno": una mujer de clase burguesa instruida para entretener.
Galdós la permite cierta libertad para enfrentarse "moderadamente" a su marido,  aunque ese enfrentamiento engañoso y manipulado tenga los minutos contados, y es que Jacinta a pesar de contar con esa ligera licencia no va a hacer uso de ella porque no estaría bien visto.

Fortunata, por el contrario, representa a la mujer de condición más baja, sin educación.
No está preparada para vivir libre sin depender de un hombre, a pesar de sus ansias de libertad; tampoco es que Jacinta lo esté, pero esa misma situación se agrava en Fortunata por su dependencia económica.
Fortunata se arroja en brazos de su amante y supuesto protector una y otra vez, se deja guiar por el amor más que por el juicio, y lógicamente termina cayendo.

En las obras de Galdós, las que denominó como Novelas españolas contemporáneas, puede apreciarse una especie de castigo autorial en el destino de las protagonistas.
Tristana y/o Fortunata, son solo una parte de esas mujeres a las que el autor permite elegir y alzar la voz; son mujeres valientes y decididas a las que concede una cierta libertad, pero al final de la narración el autor canario se deja llevar por la moralidad de la época y da un correctivo trágico a las protagonistas. Nos muestra y con ello a sus contemporáneos, que las mujeres tienen derecho a tomar sus propias decisiones, las hace visibles, pero también deja constancia de que su momento no ha llegado.
Como os indiqué en la reseña de Tristana, el no tenía la llave para abrir las jaulas en las que las mujeres estaban contenidas.
También parece que el argumento no se libra del propósito moralizador que vemos reflejado en el fin dramático de varios de sus personajes, pero este tema lo dejo en manos de los expertos. Yo quiero ver más bien, esa libertad contenida aún por llegar, o el castigo autorial tal y como Doña Emilia Pardo Bazán lo veía y como se lo hizo ver en su correspondencia.

Os recomiendo cualquier libro de Galdós, ya que este fue un gran observador de su tiempo y sus novelas un fiel reflejo de la vida y de la forma de pensar.
En cada una de sus historias nos ofrece un amplio cuadro costumbrista, muy completo y conmovedor, al centrar su obra en la vida de las clases más bajas, quizás y digo quizás, nos acerca a una visión que comparativamente con nuestro tiempo podemos ver como algo pesimista, sin embargo hay que tener en cuenta la epoca y circustancias de la misma, es puro realismo.

Lo que me gusta de este autor y que puede convenceros a los indecisos para leer alguna de sus obras, es el detalle a la hora de construir los personajes, como os he mencionado hay más de cien secundarios. Todos ellos sorprenden por la profundidad psicológica y algo que nunca olvida el escritor en sus novelas, es adaptar el lenguaje de cada uno de ellos a la situación y a su indiosincrasia, por lo que nos acerca un poquito más con sus historias a la época en que vivió.


martes, 4 de junio de 2019

Ana Karenina de Lev N. Tolstói

Sinopsis:

Entre los grandes escritores del siglo XIX, Lev Nicoláievich Tolstói (1828-1910) ha sido calificado como «genio único, sin equivalente en ningún otro país». Aparecida en su versión definitiva en 1877, Ana Karenina es la obra más ambiciosa y de mayor trascendencia del escritor ruso, una novela de corte realista y psicológico que describe con enorme agudeza la sociedad rusa de la época a la vez que plantea una feroz crítica hacia la aristocracia en declive, su falta de valores y la cruel hipocresía imperante.
La culpa, la redención, la búsqueda del bien y la caída en el pecado, el rechazo social y el trastorno interno que dicho rechazo provoca en quien lo padece... todos estos temas aparecen magistralmente engarzados en Ana Karenina, una obra clave de la literatura universal cuya lectura sigue siendo imprescindible.
La colección Austral conmemora con esta edición especial el centenario de la muerte de Lev N. Tolstói, uno de los mayores genios de las letras rusas que supo plasmar como ningún otro la grandeza del alma humana y sus constantes paradojas.

Opinión:

Hoy vengo a hablaros de un clásico de sobra conocido y que llevaba tiempo reposando en mi biblioteca. 

Dicen las malas lenguas que con la publicación de Madame Bovary en 1856, se produjo una gran revolución literaria, ya que la obra traía consigo un cambio en la representación de las mujeres en la literatura, papel que hasta el momento cumplían al pie de la letra, mostrándose fieles y sumisas.
A esta obra la siguieron otras de temática muy similar, como esta de la que hoy os hablo, Ana Karenina, publicada en 1878, o La Regenta en 1885.
Las tres novelas tenían en común, no solo que estaban protagonizadas por mujeres infelices, que se veían empujadas al adulterio por la insatisfacción, sino también por soñadoras, acosadas por una sociedad que no las llegaba ni intentaba comprender.
Por eso ahora, con la oportunidad que nos brinda la distancia, debemos mirar más allá de los personajes, de la crítica social que acompañó la publicación de estas obras, y ver que no solo son mujeres que comenten una falta; son mujeres que reivindican su libertad, el derecho a elegir, y esas carencia de libertad es precisamente lo que las empuja a caer en brazos de un Don Juan, en una especie de acto de rebeldía.

Llegados a este punto, supongo que todos conoceréis el argumento de la novela que ocupa hoy estas lineas, porque básicamente como acabo de mencionar, muchas de las grandes novelas escritas en el siglo XIX, giran alrededor del mismo tema, la mujer infiel.
Pero Ana Karenina va mucho más allá... 

A través de ella, Tolstói nos habla de un amor pasional, de lo bueno y lo malo de esa relación; de la dependencia; del amor idealizado; de los anhelos; y también del sufrimiento por lo que se debe dejar atrás... 
De esta forma, el autor, haciendo uso del realismo literario se enfrenta a las ideas surgidas en la etapa anterior, en el romanticismo; poniendo en evidencia todos esos ideales en que eran instruidas las mujeres cuando se enfrentaban al matrimonio. 
Nos brinda a través de esta historia, una visión realista del drama social, del conflicto que existía entre como se sentían y como debían comportarse.

Alrededor de Ana Karenina va a pintar un gran cuadro costumbrista
Tolstói no solo se limitó a ser un gran observador, sino que meditando sobre todo lo que le rodeaba y valiéndose de su experiencia, retrató de forma crítica a esa sociedad que conocía muy bien. 
Nos describe el poder, las extravagancias y la prepotencia de la clase más alta, esa sociedad dominada por la envidia, la hipocresía, y la superficialidad.
Pero en esa descripción a la que nos invita a asomarnos, y de la que se vale gracias al gran elenco de personajes que acompañan a Karenina, no solo va a aparecer la alta burguesía y/o la aristocracia, también, en menor medida, hay un espacio para reflejar otros estratos sociales más bajos, aunque, si bien es cierto que, siempre aparecerán retratados desde la mirada de los que poseen el control.

La novela se divide en ocho partes con capítulos muy cortos, detalle que me ha sorprendido junto a la prosa ligera que tampoco esperaba encontrar, ya que pensaba erróneamente, que la pluma de este escritor ruso, sería más recargada y llena de grandes y plúmbeas descripciones, que es lo que nos venden de los escritores rusos.
Lo que menos me ha gustado es que a la hora de crear a los protagonistas, recurre demasiado a los arquetipos.

Ana va a representar a la mujer adúltera.
Todas las mujeres que se mueven a su alrededor, la admiran al tiempo que la envidian.
¡Pero cuidado! una cosa es como se ve su imagen en público y otra muy distinta, como la vemos los lectores, que apreciamos hasta el cambio más sutil en su actuación, gracias a la maestría narrativa del autor. 
Ana al comienzo se nos presenta como un dechado de virtudes...
Alegre, llena de ganas de vivir, generosa y amante de los suyos; pero en privado y según avanza la historia vemos que su apariencia muta y reaparece ante nosotros como alguien distinto.
Es voluble, egoísta y caprichosa, y la obsesión hace mella en ella, llevándola a un deterioro visible.
Ese aspecto que se agrava, como digo, llegando al final, es solo un reflejo de lo que siente en su interior; de la incapacidad a hacerse con el control de la situación, y eso lógicamente afecta a la relación que mantiene con el resto del plantel protagonista.

De esa forma vamos a conocer al personaje atormentado.
Una vorágine de pensamientos obsesivos la empujan a saltar en cuestión de segundos del amor al odio, de la esperanza a la desesperación, y eso la lleva a un camino sin retorno.

Por otro lado tenemos al marido, Alexis Alejandrovich, al que conoceremos como Karenin.
Un hombre mayor, muy ocupado en sus labores, que al principio parece que la infravalora y menosprecia con su actitud. Después, cuando Ana se arroja en brazos de su amante, parece reconocer el valor que tenía la esposa y opta por consentir el desliz, siempre y cuando éste se mantenga al margen de la opinión pública.

Y por último, dentro de este triángulo amoroso, tenemos al tercero en discordia: Vronski.
Se le describe como alguien de aspecto fabuloso, con una juventud y una pasión que todos admiran, pero que a mí me ha parecido, más simple que el asa de un cubo.
El amor entre Ana y Vronsky es estorbado, no solo por Karenin y por la fuerza del vínculo conyugal, sino también por el impacto social que acarrea el adulterio.
Las infidelidades se castigaban de modo distinto por la ley, dependiendo de si eran cometidas por el marido o por la mujer, y a esto también hay que sumarle la doble vara de medir con que juzgaba la sociedad rusa.
Esa sociedad que yo considero en conjunto como otro personaje más, espera atenta el momento de saltar sobre Ana, para dejar caer sobre ella el peso de su desprecio.

Pero esta historia no gira solo alrededor de Ana Karenina, ella solo es la mitad del relato, por eso, antes de empezar a enumerar al resto del plantel protagonista, hay algo que debo señalar y que creo que es importante para no liarnos.
Esta obra destaca por la existencia de un buen número de personajes que están interrelacionados entre sí, cada uno de ellos representante de una faceta distinta de la sociedad.
De ese modo, y simplificando: Anna Karenina es hermana de Oblonsky, y éste está casado con Dolly. A su vez Dolly es hermana de Kitty que será la esposa de Levin.

Y ahora sí, ha llegado el momento de hablar del otro protagonista, cuya vida corre paralela a la de Ana, y al cual Tolstói dedica la otra mitad de su novela.
Mientras que Ana nos muestra las consecuencias de ir en contra del pensamiento común de la sociedad, Levin va a ser el encargado de mostrarnos el pensamiento religioso y la situación política y social.
Levin es nuestro guía por la vida rural. Yo creo, que en él se proyecta el Alter Ego del autor ruso del que hoy os hablo, pero es tan solo una apreciación mía.
Representa la antítesis de la sociedad rusa aristocrática y a través de él, Tolstói nos habla, como ya os he avanzado más arriba, sobre religión, y es que sus últimos años estuvieron marcados por varias crisis espirituales que le llevaron a convertirse en un hombre profundamente religioso.
También vamos a ver a través de este terrateniente filósofo, otra faceta del modo de vida del autor, que se tradujo en dejar los lujos de los que disfrutaba y mezclarse con los campesinos adoptando su forma de vida.
Pero vayamos a los secundarios...

Os he dicho hace un momento, que la infidelidad se juzgaba con un doble rasero, y la muestra la tenemos en el hermano de la Karenina, Oblonsky.
Él, encabeza el elenco de secundarios.
Nos muestra el adulterio desde el punto de vista masculino; al ser varón, no sufre del escarnio público.
Dolly, su esposa, representa a la mujer sumisa, que debe aprender a convivir con la situación, mirando hacia otro lado.
Y por último llegamos a Kitty, el personaje más joven, que va a desempeñar el papel de las mujeres que sufren al dejarse influenciar, al permitir que otros decidan por ella su futuro.

El papel de las mujeres en la sociedad, que hemos visto reflejado en infinidad de novelas de la época, aquí lo vemos descrito con una multitud de matices, ya que cada una de ellas representa un arquetipo. Lo que sí comparten, es que todas, en mayor o menor grado, tienen una vida triste y desgraciada.

Para terminar con los personajes, voy a hablaros de su arco dramático, porque me ha ocurrido algo curioso.
Me imaginaba que los principales tendrían un arco de transformación muy acusado.
Sabía que Tolstói nos ofrecería, desde el comienzo, un reparto dotado con unos valores y una serie de características muy concretas; lo que no podía imaginar es que su evolución fuese tan brutal.
Con esto no digo que su arco de transformación sea positivo, porque no debemos olvidar que en esta novela hay una clara crítica hacia la sociedad en la que él vivió y cuyos representantes son los protagonistas.
Ese cambio del que os hablo, afecta a todo el elenco a nivel moral e ideológico y se aprecia desde los primeros capítulos; pierden valores de los que presumían y terminan siendo totalmente distintos a como los conocimos al comienzo; lógicamente en Ana, esa metamorfosis descendente se aprecia más, al sostener sobre sus hombros el peso de toda la obra. Y es que Ana cambia tanto en su comportamiento, que si la comparamos al inicio y al final de la novela, parece ser dos personas totalmente distintas.

Por otro lado también debo señalar, que no he llegado a empatizar por completo con ninguno de los personajes, aunque eso no signifique que sean malos.
Están descritos a la perfección, cumplen su función, adaptándose a la crítica social, porque hay que reconocer la gran maestría de este escritor que consiguió crear una novela describiendo con precisión milimétrica a la sociedad rusa.

Para terminar os diré que en conjunto es una obra que ha superado mis expectativas.
Tolstói construye una historia de amor pasional, donde las convenciones sociales son las encargadas de poner el punto final, pero también debo decir que cuando terminamos observamos que en la recta final falta y sobra algo.
Le falta empatía, que los personajes conversen sobre Ana en ese tramo, para que su recuerdo no caiga en el olvido; y al mismo tiempo le sobra el discurso mental y filosófico de Levin, que cubre casi por completo la narración y que se hace interminable.


jueves, 25 de enero de 2018

La Regenta de Leopoldo Alas "Clarín"

Sinopsis:

En las páginas de La Regenta se compone un gran fresco narrativo sobre la burguesía de la ciudad de provincias, dominada por la nobleza decadente, el clero egoísta y la política caciquil, centrada en la seducción y el adulterio de una dama, Ana Ozores, antítesis de aquella sociedad.
Influido por la escuela naturalista fundamentada en Zola y Maupassant, pero anclado aún en argumentos románticos, Leopoldo Alas "Clarín" escribió la que ha sido considerada como la mejor novela del siglo XIX español.

Opinión:

Cuando hablamos sobre La Regenta, siempre hay alguien en cualquier corrillo que la relaciona con Madame Bovary, algunos incluso llegando a mencionar que es una copia o que existen paralelismos entre ellas.
Es cierto que el trabajo de Flaubert ha influenciado a muchos autores, no solo de esa época, pero considero una barbaridad que digan que Clarín plagió o simplemente que intenten buscar similitudes donde apenas las hay...
Creo que esas afirmaciones son fáciles de rebatir, pero también que esos comentarios oscurecen injustamente esta gran novela.

Soy de la opinión de que entre La Regenta y Madame Bovary no deberían hacerse comparaciones.
La obra citada de Flaubert, me parece muy interesante, de lo mejorcito, pero debo reconocer que para mi gusto, La Regenta es más compleja y completa.
Ana Ozores, es uno de los mejores personajes de nuestra literatura, capaz de competir e incluso eclipsar a la mencionada Madame Bovary o Anna Karenina; por ese motivo rompo una lanza en favor de nuestro autor patrio y su personaje, y voy a intentar dejaros mis impresiones sobre esta joya literaria.

La obra...
La Regenta, inicialmente fue entregada por capítulos, para finalmente publicarse en dos gruesos volúmenes, en enero y junio de 1885.
Hay que decir, que no contó inicialmente con el favor de la crítica ni de la opinión del público, pero sí con el apoyo de escritores de la categoría de Pérez Galdós o Menéndez Pelayo. El tiempo terminó dándoles la razón, y hoy en día, el público sigue rindiéndose ante su extraordinaria calidad.
Es cierto que en algunas ocasiones puede parecernos algo densa, pero Clarín podría compararse con esos manjares que deben degustarse en pequeñas cantidades...

Con solo leer las primeras páginas y ver como la ciudad de Vetusta va alzándose frente a nuestra mirada, intuimos que estamos ante una gran historia; pero a medida que avanzamos comprendemos que esa calificación no la hace justicia, sería más apropiado decir, que nos encontramos ante Literatura con mayúsculas.
La Regenta es más completa y compleja que la novela de Flaubert, voy a explicaros el porqué.

  • Clarín elige los primeros años de la Restauración Borbónica (1877-1880), para encuadrar la historia, y nos sitúa en la ciudad de Vetusta, nombre inventado tras el cual se esconde Oviedo. Pero no os vayáis a pensar que esta obra es una novela histórica, porque no es así. Clarín no reflejará en ella ningún acontecimiento histórico, es solamente el marco sobre el que se erige el argumento, describiendo la realidad con objetividad. 
  • En un alarde de maestría, aparecen más de 150 personajes, cada uno de ellos con una profundidad psicológica sorprendente, casi imposible de encontrar en otro texto. 
  • La gran narración descriptiva tiene tanto peso como los diálogos, que sirven para componer los ambientes, los escenarios, y esa profunda y detallada personalidad de los actores.
  • Para la función de narrador elige a uno omnisciente. Conoce hasta el último detalle y decide lo que es importante y en que momento contarlo. Escuchamos en varias ocasiones su voz directa, dirigiéndose al lector, pero permanece neutral al margen de ideas y acontecimientos.
  • Homenajea a autores españoles de la talla de Fray Luis de León, Santa Teresa, Lope o Calderón, citando muchos de sus trabajos, e incluso lo hace con escritores internacionales como Shakespeare o Victor Hugo.
  • También encontramos referencias pictóricas a Tiziano o Poussin, entre otros, y a infinidad de compositores musicales como Verdi y Rossini, de éste último, su ópera El barbero de Sevilla, podría emplearse como música de fondo para esta lectura, ya que a lo largo de la narración encontraremos menciones constantes.
Esto a grandes rasgos, pero hay bastante más...

Clarín, pincelada a pincelada, crea un retrato social, una ventana por la cual el lector se asoma, siendo testigo de excepción de unos hechos de final dramático.
La narración actúa como denuncia de una sociedad provinciana que nos muestra su mezquindad, criticando en otros, lo que ellos mismos practican.
Clarín en respuesta al Obispo de Oviedo, que condenaba severamente la inmoralidad de la obra dijo:
"mi novela es moral porque es sátira de las malas costumbres", debía ser que el Obispo tomo por espejo lo que tan solo era un libro de ficción...
Pero lo cierto es que realmente Clarín, no solo se limitó a criticar a iglesia y burguesía, también el papel secundario al que se veía relegada la mujer de forma obligada.
Todos estaréis pensando que Clarín podría haber sido más benevolente a la hora de elegir el fin para sus hijos literarios, otro final menos dramático, y aquí se encuentra el quid de la cuestión, Clarín quería hacer un comentario crítico y sin esa dureza del final, la denuncia caería en saco roto.

Argumento...
Si nos preguntasen sobre el argumento de esta obra, podríamos simplificarlo diciendo, que es una historia de seducción y adulterio de una dama representativa de la sociedad.
Otro resumen, igual de válido, sería que es la persecución de una "Sociedad" hacia el personaje de Ana Ozores. Una sociedad que no entiende ni acepta que exista alguien moralmente decente o simplemente, que no piense igual.
Ambos comentarios se pueden complementar y crear una sinopsis adecuada para La Regenta.

Nos encontramos ante una novela coral dividida en dos partes, cada una de ellas de quince capítulos.
En la primera parte se nos narra un periodo de tres días, y en ella conoceremos a los personajes principales.
El autor, hace uso de varios raccontos, pequeñas narraciones que nos hacen retroceder en el tiempo para conocer la vida pasada de cada uno de ellos.

La segunda parte abarca un periodo mayor, tres años, y en ella seremos testigos de la seducción graduada en la que caerá la protagonista.

Los personajes...
Ana Ozores, la Regenta, es un gran personaje no solo de este libro, sino también de toda la literatura española. Un personaje a defender, por lo que voy a señalar en este apartado, algunas diferencias y similitudes con la obra de Flaubert.
  • Ambas protagonistas tienen unos maridos anodinos, de escasa personalidad y volcados en sus pasiones. 
  • Buscan el amor absoluto, idealizado, al tiempo que nos transmiten su soledad a pesar de estar rodeadas de gente, volcándose por ello en la literatura. 

Pero aquí llegan las diferencias...
  • Ana diversifica su lectura, no se limita a leer novelas románticas. Lee poemas épicos, sobre geografía, historia sagrada y mitología, y se sirve de su imaginación para construir sus propias historias.
  • Es mucho más poética, más melancólica e incluso mística; fraguada entre lecturas de Chateaubrian, San Juan de la Cruz, Fray Luis de León o de Santa Teresa. 
  • Su romanticismo es más pausado o sereno, pero también más inconformista e insatisfecho que el de Emma Bovary. 
  • Madame Bovary es más superficial, Flaubert no logra darle mucha profundidad al personaje, y la hace pecar de vulgar, alocada o impetuosa, quizás porque la influencia externa, política o religiosa, e incluso el tiempo transcurrido entre la escritura en ambas novelas, es distinta, y eso hace diferentes a los personajes.
  • Ana anhela la maternidad y Emma rehuye de ella.
  • Ana Ozores es una víctima, no solo de la sociedad vetustense, sino también, de la ambición y del orgullo de los dos personajes masculinos, con los que debe compartir protagonismo, mientras que Flaubert dota a Emma del protagonismo absoluto...
Y para ir terminando...
  • El tema del adulterio, solo ocurre en los dos capítulos finales, mientras que Madame Bovary comete el "pecaminoso acto" que la condena, a los 2/3 de la obra.
Podría seguir citando diferencias pero no creo que sean obras para hacer comparaciones, sobre todo porque son únicas en su creación y posteriores re-lecturas, nos harían encontrar nuevos contrastes...

Fermín de Pas, el magistral, y D. Álvaro Mesía, un Don Juan que ve como el tiempo pasa, son los otros dos protagonistas que componen este triángulo literario.
Conocemos a Fermín de Pas mientras contempla la ciudad y a sus habitantes, desde lo alto del campanario.
En esa pequeña escena que compone Clarín, nos muestra el talante avaricioso y soberbio del personaje. Comprobamos que es un ser orgulloso y mezquino, pero sobre todo, codicioso de poder.

El tercero en discordia es Álvaro Mesía.
Un personaje que se limita básicamente a cumplir con su papel de conquistador, un cínico seductor que la verdad es que a pesar de ser coprotagonista, no me ha aportado mucho...
Álvaro es el paladín elegido para conquistar una voluntad y rendir una virtud, la de Ana. Es otro de los personajes manipulados en esta historia; Álvaro no quiere el premio que supone Ana, solo quiere el triunfo, la corona laureada que supone ser el único que ha conseguido que La Regenta caiga ante sus pies.
Clarín coloca a Ana inalcanzable, en la cúspide de un triángulo que se eleva sobre la vanidad, la arrogancia y el desprecio recíproco que sienten mutuamente De Pas y Mesía. Cada uno de ellos situado en los vértices inferiores tirará hacia su lado, provocando la caída irremediable de Ana.

Por supuesto que hay muchos más personajes, y todos ellos tienen un rasgo común, una visión limitada en sus propios microcosmos que no les permiten ver las posibles consecuencias de sus actos, que irán más allá de los hechos que se narran.
Podríamos hablar horas y horas sobre los personajes, porque todo el elenco, al completo, convierten esta narración en una obra de lectura indispensable.
Pero la novela de La Regenta, no es solo Ana Ozores y la historia de un adulterio; al igual que Fermín de Pas y Álvaro Mesía no son solo dos competidores de ambición desmesurada.
Fermín de Pas también es la herramienta de su madre, Doña Paula, que lo utiliza para apaciguar su resentimiento.
Don Víctor es más que el marido ultrajado; es una especie de grotesco Quijote, humano, confiado y en ocasiones entrañable.
Y ahora llega para mí el gran personaje, le he reservado este momento, porque sin él no habría historia...

Su presentación, nos llega en la primera página...
Clarín hace gala de una prosa soberbia, y nos deleita con uno de esos comienzos literarios que quedan grabados de por vida en nuestra memoria lectora.
Nos ofrece una excepcional panorámica de la ciudad de Vetustaen sí misma un personaje más, y nos advierte de forma subrepticia de lo que encontraremos en el interior del libro.
Vetusta como indica la definición del término, significa ciudad vieja, anticuada, pero esa ciudad no sería nada sin la sociedad que en ella vive. Esa sociedad vetustense aporta a la anterior definición adjetivos como corrupta, enferma, superficial y envidiosa, creandose una simbiosis entre la ciudad y sus habitantes.
Vetusta y su sociedad, por lo tanto, se convierten en una protagonista imposible de eclipsar, un testigo omnipresente y silencioso, que convierte en marionetas a cada uno de los personajes.

Para terminar...
Flaubert imaginó una gran obra, encuadrada dentro del romanticismo tardío, y creó un personaje a su medida; quizás por eso su prosa es más frívola pero también más colorista, que la que nos ofrece Clarín.
El de Zamora nos regala una escritura más sobria, adecuada al naturalismo o a un realismo descarnado, un enorme cuadro donde Vetusta y sus personajes aparecen retratados en una amplia y completísima gama de grises.
Ambos trabajos resultan soberbios, al igual que las comparaciones odiosas. Por eso creo, que deberíamos leerlos sin comparar, sin juzgar, tan solo dejarnos llevar y disfrutarlas por puro placer.


miércoles, 10 de mayo de 2017

Tristana de Benito Pérez Galdós

Sinopsis:

Tristana forma parte del ciclo de las obras agrupadas por el propio Galdós bajo el epígrafe de Novelas españolas contemporáneas. Este ciclo novelístico está dedicado a pintar la vida madrileña en la que nuestro autor ve concentrada la España del siglo XIX.
Tristana, sin embargo, funciona de una forma totalmente autónoma respecto al resto de las obras de ese ciclo novelístico: no aparece en ella ningún personaje recurrente en el mundo galdosiano, con la excepción de los médicos. Tristana es representativa, además, del periodo en que Galdós se interesa más por la verdad de la persona en su sociedad, y en particular de la mujer en su relación con el hombre, que por la realidad de dicha sociedad a través de tipos ejemplificadores. Por primera vez Galdós se plantea en Tristana el tema de la emancipación de la mujer. Sin embargo, la soñadora Tristana fracasa en sus intentos. Y el genial novelista pone una vez más de manifiesto su capacidad para ahondar en el conocimiento de la sociedad española de su época y analizar los aspectos negativos que la aquejan.

Opinión:

Hace tiempo que quería profundizar en la obra de este gran escritor español, y como todo libro y autor tiene su momento, creo que a D. Benito, por fin, le ha llegado el suyo.
Tristana se engloba dentro de la serie que el propio Galdós denominó, como novelas españolas contemporáneas.
La prosa empleada invita a hacer una lectura pausada y se convierte en una experiencia inolvidable para el lector.
Muy pocos autores alcanzan ese grado excepcional de maestría, y es que en esta obra, el lenguaje es rico y preciso.
D. Benito hace gala de un estilo envidiable, al tiempo que elabora un retrato perfecto de la ciudad, de la sociedad y de los personajes.

Galdós crea a un personaje fuerte, muy parecido a las heroínas que encontramos en otras novelas de la época como: Ana Osorio, el personaje de la Regenta de Clarín; Emma, protagonista de la obra de Flaubert, Madame Bobary o la Ana Karenina de Tolstoi, mujeres fuertes que terminan arrastrando con su tragedia a otros.

Las referencias a las novelas caballerescas son constantes, nos encontramos con el Quijote e incluso con el burlador de Sevilla homenajeados cada dos por tres, y por supuesto, la novela da comienzo al más puro estilo cervantino.

"En el populoso barrio de Chamberí, más cerca del Depósito de aguas que de Cuatro Caminos, vivía no ha muchos años un hidalgo de buena estampa y nombre peregrino, no aposentado en casa solariega, pues por allí no las hubo nunca, sino en plebeyo cuarto de alquiler de los baratitos, con ruidoso vecindario de taberna, merendero, cabrería y estrecho patio interior de habitaciones numeradas" [...].

También el nombre de Tristana hace referencia a uno de esos caballeros de las leyendas celtas, quizás al caballero romántico de trágico final, el Tristán de Isolda. Ese nombre parece marcar el destino de la protagonista desde el comienzo. Ambos son valientes, parecen creerse invencibles y el motor de sus historias, es el amor imposible.

Los personajes...
Tristana es joven, soñadora y fantasiosa, ilusa e incluso pánfila en algunas ocasiones.
Desde el principio conocemos que ha sido deshonrada por D. Lope cuando era una niña.
Aún así, la vemos independiente, se aleja totalmente del estereotipo de mujer de la época, más realistas y prudentes, en pocas palabras... domesticadas.
Ha recibido la educación insustancial de las niñas, cuyo único fin, es conseguir un buen marido.
En resumidas cuentas, Tristana en esta historia se enfrentará con su comportamiento a una sociedad machista, y al final lógicamente, terminará ganando la inmensa mayoría.
La gran vencedora de toda esta historia, al igual que ocurre en las obras de las heroínas citadas en el segundo párrafo, será la sociedad, esa sociedad conservadora que imponía un papel determinado a las mujeres.
Tristana es un espíritu libre, indomable, que al final ve como se escapan sus sueños de golpe.

D. Lope, es su tutor, un brillante Don juan venido a menos que la mira como esposa, amante e hija, según le convenga.
Es un chantajista emocional que no duda en recurrir a las amenazas verbales, que invoca la memoria de los padres de Tristana y que incluso llega a reprocharle, que por ayudar a su familia se haya empobrecido.
En los primeros tiempos de vida junto a él, nuestra protagonista, llega a tener momentos de corta y pálida felicidad, quizás debido a la aceptación de un futuro del que sabe que no puede librarse. Ha sido deshonrada y el matrimonio es algo que ve improbable, por lo que solo le quedaría la vida en el convento, cosa que descarta rotundamente.

D. Lope, gracias a sus consumadas artes de seductor, siembra en ella ideas que fomentan la conformidad con la vida impuesta, y la joven no da importancia, en un principio, a que el Don Juan, triplique su edad.
Pero el tiempo empieza a pasar, y esa imaginación despierta en ella deseos de libertad y hay que decir llegados a este punto, que la palabra libertad en esa época, y más en boca de una mujer, no sonaba del todo bien.
D. Lope empieza a derrumbarse en lo físico, llegan los achaques al tiempo que se despiertan en él unos celos que le comen por dentro.
De esa forma, Tristana pasa a convertirse también en esclava, dato que él deja bastante claro por el comentario que veréis a continuación.

"Cree que mi mayor suplicio es no poder dorarte la jaulita" [...]

Y Saturna, la protagonista secundaria de esta historia, también lo confirma con sus palabras:

"Si ha de haber un poco de reputación, es preciso que haya dos pocos de esclavitud". [...]

Saturna es la criada, una consumada maestra en sisas y otras artimañas de cocinera y compradora. Es la confidente, otro personaje fuerte e interesante de esta historia.

Y llegamos al último de los protagonistas, el que cierra esta especie de triángulo amoroso...

Horacio, el artista, es otro egoísta y plasta de cuidado.
Es el personaje que ofrece el amor y el romanticismo a Tristana.
¿Pero qué ocurre? pues que aquí también llega el conflicto.
Los lectores somos conscientes de la evolución que experimenta el personaje femenino, y de ello también es consciente Horacio. En ese momento, vemos como algunos detalles empiezan a contrariarle, y ahí es donde nos percatamos de la verdadera naturaleza de Horacio.
Él y D. Lope, tienen más en común de lo que creen, quieren una mujer subordinada al hombre en inteligencia y voluntad, una esposa que solo les vea con los ojos y el corazón, que idolatre a su persona y a su inteligencia, para saciar su gran ego.
Pero no cuentan con que Tristana va por libre, y aquí llega el esperado desenlace...

La caída...
Si al comienzo de la reseña os decía que la prosa invitaba a hacer una lectura pausada, ahora añado que también nos invita a hacer una reflexión.

Tristana llega a tocar el cielo, se cree capaz de hacer cualquier cosa, se envalentona y después inicia su descenso particular a los infiernos cual Dante.
El poderío del que hacia gala desaparece dando paso a la aflicción y de nuevo a la aceptación del destino impuesto.

Esa caída muchos la interpretan como una suerte de "castigo" autorial, haciéndose eco de la moral de la época. Dicen que Galdós devuelve a Tristana al lugar que le corresponde, la castiga por ese comportamiento que consideran un desafío, destinándola a un final trágico. Y esa opinión es compartida por la autora Emilia Pardo Bazán.
Ella le critica que no convirtiese a Tristana en un ejemplo de mujer a seguir, en una feminista. Censura que le de alas para volar y que luego se las corte de un plumazo.

Creo que Doña Emilia y todos los que secundan esa opinión, son injustos...
Galdós hizo lo que pudo, tan solo reflejó la realidad de una sociedad injusta con la mujer.
El creó una mujer avanzada a su época, la dotó de una fuerte personalidad, mostró a la sociedad que las mujeres así existían, podríamos incluso verla como un símbolo en pro de la igualdad, pero no pudo hacer nada más, él no disponía de la llave para abrir las jaulas de las mujeres.
Don Benito solo reflejó la realidad, retrató las costumbres y los acontecimientos, una sociedad contra la que estaba atado de pies y manos. Era solo una voz más que se alzaba reivindicando, o denunciando el triste papel de la mujer.
Galdós fue un excelente retratista, pintó la realidad sin escatimar en detalles y en esa realidad, la protagonista de esta historia no sale muy bien parada. Si hubiese cambiado el final, si la hubiese dejado volar, ahora no estaríamos hablando de una novela realista, estaríamos hablando de ficción o de romanticismo, y al fin y al cabo, las críticas le seguirían lloviendo por haber creado un texto surrealista.

Como habéis visto, el tema principal de esta historia es la subordinación de la mujer.
A mitad de la historia, incorpora el género epistolar. Los jóvenes amantes cruzan correspondencia en un rito que se convierte en el súmmum de la cursileria, porque todo hay que decirlo, al igual que el tiempo termina convirtiendo a D. Lope en un mal menor. Al final éste se alza cual paladín y arrincona en un segundo plano a Horacio.
La ciudad de Madrid se abre ante nuestra mirada, ha permitido y amparado el idilio, mientras que la relación que perdurará en el tiempo queda oculta, siempre bajo llave, en la intimidad y protección del hogar.