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martes, 25 de agosto de 2020

El sabueso de los Baskerville de Arthur Conan Doyle

Sinopsis:

El presente volumen recoge las cuatro novelas protagonizadas por Sherlock Holmes, el emblemático y perspicaz detective del 221 B de Baker Street: Estudio en escarlata (1887), El signo de los cuatro (1890), El perro de los Baskerville (1902) y El valle del miedo (1915). 
A lo largo de estas páginas, y con la ayuda inestimable del doctor Watson, Holmes recorrerá las calles de un Londres victoriano convertido en un laberinto de pistas falsas, resolverá una intriga originada en la India colonial, desentrañará el misterio oculto tras una antigua maldición familiar en los páramos de Dartmoor y se enfrentará a la organización de Moriarty en uno de sus casos más complejos. Una mezcla explosiva de crimen, suspense y venganza.
 
Opinión:

Hoy voy a comentaros una de las novelas que se incluyen en este volumen, concretamente "El sabueso de los Baskerville", propuesta de lectura conjunta que nos lanzó Anabel Samani desde su blog.

El sabueso de los Baskerville fue publicado por entregas en el Strand Magazine entre los años 1901 y 1902, y cuentan que Arthur Conan Doyle se inspiró en la leyenda de Richard Cabell.
Es uno de los títulos más conocidos del llamado Canon holmesiano, es decir, de la biografía oficial protagonizada por el gran detective; la saga completa está formada por cuatro novelas y cincuenta y seis relatos.

Muchos de vosotros conoceréis su argumento, para los que no, os hago un resumen muy breve.
Sobre la familia Baskerville pesa una terrible maldición ancestral. Un gran sabueso, surgido de las profundidades del infierno, parece perseguir a los herederos de la familia hasta darlos muerte, siendo estas violentas y misteriosas.
Con esa premisa ya sabemos que Sherlock Holmes se va a enfrentar a un enigmático asesinato y a la vez, a su caso más misterioso.

El narrador, como en la gran mayoría de las novelas que componen el Canon holmesiano, será el Doctor Watson, y digo en la mayoría, porque hay algunos relatos en los que el cronista será Holmes e incluso también encontraremos a un narrador omnisciente.   
Bajo mi punto de vista, esta es una de las mejores obras de esa biografía oficial, creo que la más completa, porque incluye no solo los elementos policíacos clásicos más característicos, sino también, porque en ella se introducen elementos fantásticos que nos hacen recordar las mejores novelas góticas.  
Entre esos elementos cabe destacar la mansión solitaria; los páramos que la rodean, agrestes y peligrosos; la climatología adversa y el detalle sobrenatural que aporta el demoníaco perro que solo aparece de noche...
Puede que muchos de esos elementos puedan resultarnos, a simple vista, arquetípicos, pero os aseguro que la obra no lo es. 

Doyle fue un excelente narrador. Fue capaz de crear la mente más lógica y empírica de la literatura victoriana, y además, lo hizo de forma creíble; tanto es así, que muchos lectores llegaron a convencerse de que Holmes era un personaje real. 

Lo que más me gusta de las novelas de este autor no es solo el reto intelectual que supone cada caso, sino la forma en que transmite la historia. 
Doyle no contaba, mostraba, por lo que todas las escenas conllevan una carga emocional. Solo hay que leer una de sus obras, no necesariamente esta del El sabueso de los Baskerville, y seleccionar una escena al azar. Con solo una sencilla descripción consigue transportar al lector hasta finales del XIX. 
Las descripciones de las calles de Londres, con los cascos de caballos retumbando de fondo sobre el suelo adoquinado; las farolas a medio gas; la niebla que lo invade todo; los pequeños vendedores de periódicos gritando las noticias del día; el humo del tabaco de ese caballero que pasa a tu lado haciendo un gesto con el sombrero, son detalles que te arrastran al interior del libro convirtiéndote en un personaje más de su obra.
En resumidas cuentas... Doyle con su pluma era capaz de hacer imaginar y de sentir hasta al lector más prosaico. 
Y precisamente de esa pluma nació uno de los mejores detectives de la historia de la literatura, por no decir el mejor, porque me costaría hacer una comparación equitativa con mi querido Poirot y dar a cada uno de ellos lo que se merece en función de sus méritos, pero obviando esta pequeña digresión, no se puede negar que creó una mente brillante, capaz de seducir con su retórica y su personalidad. 

Muchos pensamos que el personaje resultó, en ocasiones, egocéntrico o demasiado pagado de sí mismo. Esa crítica no sería algo que nos reprochase el autor, si leyese esta reseña hoy en día, ya que hasta él mismo le dio matarile, harto de sus excentricidades y de que le robase protagonismo; luego como sabéis le trajo de nuevo a la vida, más por obligación que por amor. 
Pero eso es lo que tiene crear a genios, que después tienes que convivir con ellos, y a pesar de esa personalidad que como digo, en ocasiones, puede resultar insufrible, Holmes se hizo querer por todos, e incluso por Watson, que era el que tenía que sufrir en primera persona, su humor y sus salidas de tono, como veréis a continuación:

“—Me temo, querido Watson, que la mayor parte de sus conclusiones son equivocadas. Con franqueza, cuando le dije que usted me estimula, lo que quise expresar es que a veces sus errores me han guiado hacia la verdad.”.

Otro detalle que me gusta de esta novela y del que os quería hablar antes de terminar, es la inclusión de cartas. 
El género epistolar cobró mucha importancia en el s. XVIII y durante el XIX y el XX muchos autores continuaron incluyendo epístolas en sus obras. Un medio tan bueno como cualquier otro para narrar, pero que permitía profundizar en los detalles más importantes sin necesidad de recurrir a grandes descripciones. Era un medio más directo e íntimo que hacía conectar al lector con el emisario de la carta. 
Pues bien, en esta narración Doyle incluye este recurso. El motivo es muy sencillo y va ligado a una curiosidad; esta será la única novela en que Holmes esté ausente durante buena parte de la historia. 
El doctor Watson será, como ya he citado al comienzo, no solo el cronista que nos haga llegar la historia a nosotros, sino que también será los ojos de Holmes en el escenario. 
En esas misivas Watson incluirá todos los detalles más significativos de sus pesquisas, incluyendo descripciones de algunos personajes. Será, solo por una vez y por licencia del detective, el testigo presencial más fiel, porque no me atrevo a denominarle protagonista principal, ya que incluso en ausencia de Holmes, éste acapara esa función.

Y ya me despido. Espero que esta reseña os haya despertado la curiosidad y las ganas por leer los casos de Sherlock Holmes. Es una buena forma de resucitar al personaje, quizás si Doyle levantase la cabeza y viese la magnitud que ha alcanzado su obra, la infinidad de clubes de lectura que leen y releen sus relatos a día de hoy, su punto de vista respecto a su hijo literario cambiaría.