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martes, 25 de febrero de 2020

Olalla de R. L. Stevenson

Sinopsis:

Un oficial escocés herido en combate y que necesitará un largo período de convalecencia accede a convertirse en el huésped de una familia que vive en un gran caserón fortificado en las montañas.
Según lo que le han dicho, en la casa, muy deteriorada por el tiempo, solo viven los últimos descendientes de esta saga venida a menos: una madre con sus dos hijos, Felipe y Olalla.
Pero antes de entrar en la fortificación, el oficial tendrá que aceptar una condición previa: renunciar a mantener cualquier tipo de contacto con los miembros de la familia.

Opinión:

Hace tiempo que tenía este relato breve pendiente de leer y gracias al reto de lectura "Todos los clásicos grandes y pequeños", organizado desde la página de "Las inquilinas de Netherfield" para este año 2020, he visto como esta breve lectura terminaba haciéndose realidad al ajustarse a otra de sus premisas, la de un clásico con 200 páginas o menos.

Olalla es un relato escrito por Robert Louis Stevenson en 1897 y que fue publicado como parte de una colección de historias fantásticas en 1897. Esta narración breve fue escrita antes de la publicación de la historia que le haría mundialmente famoso: "El extraño caso del Dr. Jeckyll y Mr. Hyde" y suele estar catalogada como relato gótico pero realmente pertenece a un subgénero llamado Shilling Shocker, donde el crimen y la violencia están muy presentes; en este subgénero también se catalogaría el extraño caso del Dr. Jeckyll.

El Shilling Shocker eran libros de bolsillo muy populares en la Inglaterra victoriana que solían venderse por entregas y cuyos temas incluían bastante violencia y crímenes; estos libritos eran vendidos por un chelín, por eso se les dio ese término.

Olalla mantiene un excelente ritmo narrativo a lo largo del relato y además consigue que el suspense dure hasta el final. Lo más curioso de esta historia es que tiene un tono narrativo muy similar al que encontramos posteriormente en la novela de Drácula de Bram Stoker.
En la historia de Stoker tenemos a un joven que viaja a Transilvania para cerrar un negocio y allí es recogido por un siniestro carruaje que le llevará a un castillo en ruinas, el único contacto será el conde.
Aquí sucede algo parecido, un joven oficial escocés herido en España en las guerras napoleónicas, es aconsejado para que vaya a reposar a un antiguo caserón ubicado en una zona desolada. Sus únicos habitantes son una madre con dos hijos, y la primera condición es que ellos le atenderán pero sin tener ningún tipo de contacto ni relación con él.

Es un relato bastante interesante por el juego narrativo que nos ofrece, ya que no llega a ser una novela absolutamente de terror, más bien es una historia donde el autor nos sugestiona mezclando un montón de elementos.
Los ambientes y escenarios descritos ya aportan el suficiente toque misterioso y siniestro para mantenernos intrigados, pero Stevenson lo intensifica, más aún, haciendo uso del recurso de la climatología adversa y manejándonos a su antojo al enfrentar el tema sobrenatural a la lógica y el bien al mal. Otro detalle que acentúa ese misterio son los personajes, sobre todo su comportamiento y las elipsis que se generan a su alrededor.

Una narración breve muy interesante.


martes, 23 de abril de 2019

El extraño caso del doctor Jekyll y Mr. Hyde de R. L. Stevenson

Sinopsis:

Con El extraño caso del doctor Jekyll y Mr. Hyde (1886), obra maestra de la literatura de terror con que se abre esta selección de sus mejores narraciones de miedo, R.L. Stevenson volvió a ocuparse de un tema que le preocupó durante toda su corta vida: la dualidad de la naturaleza humana.
Todo empezó con un sueño: «Lo que soñé sobre el doctor Jekyll -confesó el autor al New York Herald- fue que un hombre se ve obligado a entrar en un armario e ingiere una droga que lo transforma en otro ser. Me desperté y comprendí inmediatamente que había encontrado el eslabón perdido que andaba buscando desde hacía mucho tiempo, y antes de irme a la cama tenía muy claro casi todos los detalles de la trama». Localizada en el corazón de un Londres victoriano, la novela viene a ser una sucesión de testimonios procedentes de varios testigos cuyo presunto fin es desvelar un misterio. Jekyll y Hyde son como una entidad disociada en dos. Hyde es la personalidad demoníaca, monstruosa de Jekyll, al que horrorizan las acciones de su doble maligno, y simboliza el mal que Jekyll se reprime a sí mismo, el cual, una vez liberado, no puede controlar.

Opinión:

El nacimiento de esta novela, tal y como nos cuentan en el prólogo, surgió a raíz de un sueño.
Stevenson, tras despertarse de él, ya tenía claro cuales iban a ser los pilares fundamentales sobre los que se construiría la trama de esta nueva novela.
No es la primera vez que leo que una historia surge de ese modo, debe ser que la mente de los autores, ávida de nutrirnos con nuevas ficciones, no descansa ni por la noche.
Ahora bien, no os vayáis a pensar que es así de sencillo, acostarse, soñar y ¡voilá!, ya tenemos una nueva obra maestra...
El resultado de ese sueño fue un primer manuscrito que terminó siendo quemado, ya que contenía demasiadas alusiones al sexo, algo inaceptable para la encorsetada mentalidad victoriana.
El siguiente texto, el que resultó ser el definitivo, volvió a estar reescrito en un tiempo record: tres días, pero tras ser enviado al editor, las condiciones que éste propuso no terminaron de convencer a Stevenson, ya que suponía publicarlo en una revista mensual.

Al final, no sin esfuerzo, consiguió que la obra fuese publicada como volumen independiente.
La fecha propuesta inicialmente para salir a la venta fue diciembre de 1885, pero debido a la gran avalancha de libros navideños se pospuso a enero de 1886.
El libro, tras recibir una crítica de The Times muy favorable, obtuvo un éxito inmediato.
En solo seis meses se vendieron más de 40.000 ejemplares y los mejores teatros, entre ellos los de Londres y Boston, empezaron a representarla en sus escenarios, destacando por encima de todas la extraordinaria interpretación y transformación que hacía en vivo el actor Richard Mansfield.

En El extraño caso del doctor Jekyll y Mr. Hyde, Stevenson hace gala de un excelente estilo, cargado de grandes descripciones que enriquecen el texto.
La historia se construye alrededor de Utterson, un personaje que actúa como narrador y que será el encargado de presentarnos a los escalofriantes protagonistas que dan título a la obra y que no tardan en hacerse con el control completo de la trama.
Lógicamente Utterson va a ser un narrador externo, el típico de la época victoriana que nos va a mostrar los hechos a modo de crónica, sin olvidar adjuntar una parte epistolar.
Respecto a la ambientación, Stevenson ubica la historia en el Londres victoriano y se beneficia de la climatología adversa. La mayor parte de la trama transcurre en oscuras calles, y eso sumado a las condiciones meteorológicas adversas, con la niebla de fondo que cubre por completo las calles, crea un marco sobrenatural que tiñe de nocturnidad y alevosía los actos perversos de los personajes.

Sin embargo, lo que más sorprende en este relato es la profundidad psicológica de los personajes.
Tanto el Romanticismo como el género gótico, al que pertenece este relato, coincidió con el auge del psicoanálisis, esto que puede llegar a parecer un detalle sin importancia dejó huella en muchas de las obras que se publicaron en ese periodo, dando lugar a personajes que arrastraban grandes traumas, dotados de grandes perfiles psicológicos que ahondaban en el subconsciente, en sus temores, como por ejemplo los personajes surgidos de la pluma de Mary Shelley en Frankenstein o el moderno Prometeo, o los de Oscar Wilde en "El retrato de Dorian Gray".
En esta obra, Stevenson consigue mostrar lo que se denominaba trastorno de la personalidad múltiple, donde dos o más personalidades conviven dentro de un mismo individuo. Una de esas personalidades, como bien sabréis, será la que intente hacerse con el control.
Hyde simboliza el mal, y Jekyll es consciente de que una vez liberado, según vaya ganando poder, no tendrá contención, por lo tanto uno tiene que anular inevitablemente al otro.

Y es que la historia de la Literatura está plagada de libros que relatan la lucha entre el bien y el mal, donde un personaje representa al alma bondadosa mientras que su antagonista refleja el mal más absoluto.
Ahora bien, en esta narración no va a suceder exactamente así, porque aunque Stevenson juega con la lucha entre el bien y el mal, también mete en juego la dualidad con la existencia de dos personalidades distintas dentro de un mismo ser.
Jekyll y Hyde son dos identidades opuestas, la cara y la cruz de una misma moneda; dos personajes unidos, indivisibles el uno al otro, la pregunta que le surge al lector es ¿hasta cuándo?...

En un principio podemos pensar que a Jekyll le horrorizan las acciones de su "yo" maligno, porque sabe que esos actos nacen en su interior; también podríamos pensar que el motivo de que le permita surgir de forma voluntaria con la increíble pócima, es un intento de librarse de ese mal que le atormenta... pero no nos dejemos engañar, Jekyll disfruta liberando a Hyde.
La sociedad victoriana era una sociedad muy rígida, cargada de normas, que un personaje honorable como el Dr. Jekyll jamás pensaría en romper.
Hyde supone por lo tanto la liberación, el medio de librarse de esas ataduras. Cuando toma la pócima, Jekyll transforma su aspecto y elimina sus inhibiciones. Dispone de un nuevo aspecto, tan vulgar y desagradable que nadie será capaz de asociar con él; no tiene conciencia ni ataduras.
Hyde es la personalidad que le permite dar rienda suelta a sus instintos más reprimidos, disfrutar de los placeres prohibidos.

Esta historia de Stevenson, al igual que ocurría con el Frankenstein de Mary Shelley, podemos contemplarla como la parábola de la arrogancia científica.
Jekyll, al igual que Víctor, juega a ser Dios. Para lograr sus anhelos elabora la pócima y da rienda suelta a Hyde.
Del final poco podemos decir que no se sepa, ya que es un clásico de sobra conocido, pero solo añadiré que Stevenson hace uso de la justicia divina.

Y poco más os puedo contar...

"Si él es Mr. Hyde, yo seré Mr. Seek" .

Esta frase con la que acabo la reseña, aparece en los primeros capitulos del libro.
Surge de los pensamientos de Utterson y es una especie de juego de palabras.
El equivalente fonético de Hyde, es decir Hide, significa esconder u ocultar; y el de Seek, buscar.
La interpretación más aproximada sería...  "Si él es el que se esconde, yo seré el que le busque", y me sirve para hablaros de otra novela recientemente publicada y que lleva el título de Dr. Jekyll y Mr. Seek de Anthony O'Neill.
Una obra que perfectamente podría ser una secuela, digna heredera de esta que acabo de comentar y de la que en breve también subiré mi opinión.