Mostrando entradas con la etiqueta Herman Koch. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Herman Koch. Mostrar todas las entradas

martes, 14 de marzo de 2023

Casa de verano con piscina de Herman Koch

Sinopsis:

Próspero médico de cabecera en Ámsterdam, Marc Schlosser ejerce su profesión con cierta dosis de cinismo. Su nutrida clientela valora especialmente el tiempo que dedica a las consultas, pero esta aparente generosidad esconde unas intenciones menos nobles, que Marc disimula con habilidad. Cuando uno de sus pacientes, el famoso actor Ralph Meier, lo invita a pasar unos días de verano junto a su familia, Marc acepta pese a las reticencias de Caroline, su esposa, molesta por la arrogante vulgaridad de Ralph y su actitud de seductor irresistible. 
Así, los Schlosser y los Meier, con sus respectivos hijos adolescentes, compartirán con un maduro director de Hollywood y su novia, cuarenta años más joven, una casa con piscina a pocos kilómetros de una playa mediterránea. Los días transcurren con apacible monotonía, entre comidas, paseos, largas conversaciones de sobremesa, excesos con el alcohol y flirteos más o menos inocentes, hasta que una noche se produce un grave incidente que interrumpirá las vacaciones y cambiará para siempre la relación entre las dos familias.

Opinión:

De nuevo vuelve a aparecer por aquí Herman Koch, un autor que los que me seguís sabéis que me gusta muchísimo y del que aún me quedaba esta novela por leer.

Si habéis leído a Koch ya conocéis a sus protagonistas. Están dotados de una personalidad compleja, nunca huyen del conflicto y se enfrentan a él con un cinismo de manual y una soberbia indisimulada. Esos personajes nos invitan, al mismo tiempo que ellos reflexionan, a hacer lo mismo y abren con ello un debate.

En casa de verano con piscina conocemos a Marc Schlosser, un próspero médico que asume el papel protagonista y va a ser el encargado de narrar toda la historia en primera persona. 
Es un personaje que no se somete al dogma de la corrección, en pocas palabras... es políticamente incorrecto, con lo que se adapta por completo a la descripción que hago más arriba de los personajes estándar de este autor.
Esta novela fue publicada en 2012 y está escrita con el estilo tan característico de Koch; es morbosa, y quizás en ese detalle se encuentre la clave de que guste tanto su obra, porque no se limita a narrar, nos incita a tomar parte atrapándonos en una situación difícil y/o comprometida.

En esta reseña no os voy a mencionar nada sobre el argumento, de nuevo vuelvo a insistir en que las editoriales deberían cuidar más lo que cuentan en las sinopsis. 
Una sinopsis debe ser escueta; presentar un pequeño avance del argumento, lo suficiente para arrojar el lazo y atrapar al lector, pero desde luego no contar lo que ocurre en tres tercios de la novela.

Lo que sí os puedo adelantar es que de nuevo Koch no defrauda. Nos ofrece un drama envuelto en sospechas y venganza; una historia en la que vamos a encontrar la implacable crítica tan común en él hacia la sociedad actual, centrándose en este caso en hablar del maltrato hacia las mujeres, del acoso, pederastia y de las difíciles relaciones entre padres e hijos. 

Al igual que ocurría en Sospechas la trama tarda un poco en coger ritmo, pero esa calma está calculada al milímetro. 
En ella entramos en contacto con Marc, nos da detalles sobre su profesión, nos cuenta sus experiencias y relación con los pacientes, y lo más importante, nos incomoda con su tono provocador y con las situaciones extremas que narra. En esa introducción tensa la cuerda y genera la suficiente expectativa antes de lanzarse a desarrollar la trama principal.
A partir de ese momento lo que nos espera a los lectores es un calculado in crescendo desarrollado con pericia, y llegando al final un giro argumental que nos pillará con la guardia bajada. 
Esa vuelta de tuerca hace el efecto de un puñetazo en la mandíbula que no ves venir y que te deja en cao técnico.

Y poco más os puedo contar, porque no quiero incurrir en el error editorial... 
De lo que sí os advierto es de que tengáis cuidado con las apariencias, porque aquí, ni tan siquiera el personaje más cándido e ingenuo resulta del todo inocente.

viernes, 17 de junio de 2022

Sospechas de Herman Kock

Sinopsis:

Robert Walter, alcalde de Ámsterdam, hombre carismático y popular, es también un gran observador: una carcajada apenas más sonora de lo habitual y un gesto ligeramente más íntimo de lo apropiado le bastan para concluir que su esposa, Sylvia, tiene una aventura con el concejal Maarten van Hoogstraten. A partir de ese momento, se convierte en un espía en su propia casa, observando cada movimiento, estudiando cada mirada absorta o sonrisa sospechosa, ocultando siempre su preocupación.
A esta situación, de por sí tensa, se suma otra, totalmente inesperada: un mensaje lo advierte de que sus padres, casi centenarios, han tomado la decisión de inducir su propia muerte. Ante el derrumbe de los pilares que sostenían su vida, el alcalde mantiene la apariencia serena propia de los hombres de su cargo, aceptando el papel que le ha tocado en la función; sin embargo, cuando llegue el momento decisivo, quizá tenga que sacrificarlo todo para no perder a su familia, lo único que de verdad le importa.

Opinión:

De Herman Koch ya os he hablado en otras ocasiones. 
Está dotado de un sentido del humor, un tanto ácido, con el que perfila y crítica de forma mordaz algunos sectores de la sociedad del momento.
Consigue atraparnos no solo por las historias que cuentan sus personajes, sino también por el modo en que lo hacen y, por supuesto, por el complejo perfil psicológico que les acompaña.
Así que hoy me toca hablaros de Sospechas, una novela en la que de nuevo las apariencias sociales van a convertirse en uno de los temas principales.

Está escrita en primera persona siendo el narrador, Robert Walter, un popular y carismático alcalde de Ámsterdam. 
Sabemos desde el comienzo que su nombre no es real, así como el de su mujer e hija. Los motivos son sencillos, evitar posibles prejuicios porque su mujer no es de nacionalidad holandesa. 
Desde el momento en que hace esa sencilla aclaración ya sabemos que la novela va a estar cargada, precisamente, de lo que intenta evitar.

Los prejuicios no solo se van a instalar en los que le rodean, también vamos a apreciar como el Robert oficial que nos intenta vender, nada tiene que ver con el Robert real. Poco a poco se irá desembarazando de esa máscara que le mantenía aislado. 
Esta obra que parece un monólogo, donde reflexiona sobre su historia familiar al tiempo que nos la cuenta, se vale de la introspección, pero también de las retrospecciones que nos llevarán hasta el pasado.

La novela comienza con una premisa muy sencilla, un simple gesto captado de casualidad que termina convirtiéndose en sospecha. Un gesto absurdo que hace que las alarmas se disparen en una relación. 
Lo curioso de esta novela es que según avance la historia veremos que esa premisa va perdiendo importancia, ya no importa si esa sospecha es real o fruto de la imaginación porque el resto de temas que se irán abordando la desplazarán a un lugar secundario.

Sospechas no es la novela que más me ha gustado de este autor, y aún así no puedo dejar de encontrarle cosas positivas, aunque también es cierto que en algunos momentos se vuelve reiterativa con algunos temas u obsesiones del protagonista. 
En la trama parece que no sucede nada y al mismo tiempo no dejan de ocurrir acontecimientos alrededor del protagonista que irán agravando su paranoia. 
La novela se puede decir que bebe de las dudas y la desconfianza y avanza gracias a esa tensión que generan.

Otro punto que no quiero olvidar mencionar es la ácida crítica hacia el país de origen del autor, los Países Bajos. Sobre la forma de pensar de sus habitantes, los prejuicios, el medioambiente, la eutanasia o la clase política y la monarquía. Podemos decir que Koch no tiene pelos en la lengua a la hora de mostrar todo con lo que no está conforme.

Ya para terminar...
Dicen que el personaje principal está inspirado en un alcalde que tuvo Ámsterdam, Eberhard van der Vaan, pero y esto hay que aclararlo, se inspira en el individuo, no en los hechos.
Curiosamente dicen que Eberhard van der Vaan leyó la obra antes de su publicación, quedando encantado porque le hacía parecer como alguien con carácter que disfrutaba de la vida.

viernes, 20 de julio de 2018

Estimado señor M. de Herman Koch

Sinopsis:

El lector se verá atrapado en la red tendida por un narrador anónimo obsesionado con exponer en detalle los aspectos más íntimos de la vida de su vecino, el señor M., uno de los escritores más célebres del país. M. cimentó su fama hace ya muchos años con la publicación de la novela Ajuste de cuentas, inspirada en una trágica historia ocurrida por entonces. El relato se centra en Herman, un estudiante de instituto que logra seducir a la bella e inalcanzable Laura después de que ésta rechace a Jan Landzaat, el profesor con quien tuvo una breve aventura. Sin embargo, Landzaat no se resigna a perderla y un día acude a la casa de campo de los padres de Laura, donde la joven pareja se ha recluido para disfrutar de su amor a solas. Pero el destino le reserva a Landzaat un giro inesperado: las carreteras están nevadas, su coche se avería y... nunca más se vuelve a saber nada de él. Y si bien, según la versión de M., los claros sospechosos de la desaparición del profesor son Herman y Laura, también cabe la posibilidad de que M. haya tergiversado los hechos por interés comercial, condenando así a dos jóvenes inocentes a un futuro mancillado por la sombra de la sospecha y la difamación. Ahora, décadas después, quizá el narrador logre descubrir la clave para conocer la verdad.

Opinión:

Esta reseña fue realizada para colaborar en la IV Semana Negra en la Glorieta, evento dedicado al género negro y policíaco, este año también celebrada del 21 al 27 mayo de 2018.

La Semana Negra en la Glorieta se celebra, desde el año 2016, del 21 al 27 de noviembre. Aunque inicialmente se trataba de un festival virtual, en las últimas ediciones, además de la publicación de reseñas, artículos y relatos, se han llevado a cabo actividades presenciales en diversas ciudades de España y Latinoamérica. 

Coordinada por Rafael Guerrero, Osvaldo Reyes y Javier Alonso García-Pozuelo, a lo largo de estos años, han participado en ella más de un centenar de escritores y críticos literarios del género negro de Argentina, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, España, Estados Unidos, México y Panamá.

Si queréis leer todos los artículos, reseñas y relatos negros que se han publicado en ese evento, solo tenéis que pinchar en el enlace que os dejo a continuación. 


Estimado señor M. Una novela negra que se aleja del modelo tradicional.

Cuando pensamos en novela negra, todos sin excepción, recurrimos al mismo truco.
Dibujamos en nuestra cabeza una especie de esquema con unos elementos fijos: ambiente decadente, delitos y algún personaje que quiere destapar la verdad, y que en momentos puntuales no teme rozar la ilegalidad.

Pero la realidad, a lo que nos enfrentamos en el día a día los lectores es a la imposibilidad o a la dificultad de clasificar algunas obras dentro de un género en concreto.
Nos cuesta un horror averiguar si la colamos como novela negra, policíaca o como thriller, por citar algunos ejemplos; y la verdad es que no deberíamos perder el tiempo obsesionándonos con los géneros, ni intentar establecer unos límites fijos que los separen.
Dicen los expertos que una novela solo puede estar encuadrada dentro de una categoría. Que siempre predominan unos patrones por encima de otros; pero en ocasiones como esta, y es algo que estamos observando los lectores cada vez con más frecuencia, la línea que separa un género de otro es tan difusa, que cuesta sopesar que historia tiene más peso que las otras. Esas líneas aparecen como si las contemplásemos con una lente defectuosa, lo que provoca que las veamos deformadas y con un contorno poco claro.

Lo cierto es que la novela negra no tiene límites. Esas barreras las mueve el autor en su beneficio, y convierte a este género en algo vivo, que evoluciona y se enriquece con nuevas ideas.
Esas fronteras distorsionadas de las que os hablo y que a veces se entrecruzan con otras categorías, terminan dando lugar a novelas híbridas o creando modas y con ello llegan los tan temidos nuevos y extravagantes géneros o subgéneros, entre los que se encuentran el Domestic noir, el Grip Lit, y más que no quiero ni recordar...

Pero no os estoy hablando de nada raro, la evolución de los géneros ha existido desde mucho antes de que el hombre empezase a utilizar la escritura como entretenimiento, y no hace falta retroceder hasta el poema de Gilgamesh.
Allá por el s. IV a. C., Aristóteles los redujo a tres: épica, lírica y dramática, las obras se encuadraban dentro de unas normas fijas, pero a alguien no le cuadró mucho esa rigidez y decidió saltárselas.
Debemos partir de que la literatura es libertad, y de ahí que alguien muy inteligente se inventase eso de la famosa licencia del escritor.

Herman Koch.

Este autor holandés, en el que he pensado para hacer esta reseña, es un experto a la hora de incomodar al lector. Escarba en la sociedad sacando lo peor con su tono provocador, y por eso me llamó la atención esta historia, porque algunos de su protagonistas son los que encontraríamos en esas novelas negras.
Personajes de fuerte y compleja personalidad, cubiertos con un halo oscuro y con un comportamiento que busca en todo el momento el conflicto.
Si obviasemos estos elementos que os acabo de citar, podríamos pensar a simple vista que, Estimado señor M., no cuenta con los principales rasgos identitarios de una novela negra, pero sí se podría considerar una especie de híbrido, porque lo que Koch hace es crear una novela negra alejándose de ese modelo tradicional. Se vale de la mezcla de géneros y con ello nos sumerge en una atmósfera asfixiante. 
En una entrevista que le hicieron en 2016, dijo que la imposibilidad de etiquetar esta novela dentro de una categoría concreta, fue algo intencionado, algo que maquinó para desconcertarnos.

Lo que esconde Estimado señor M.

Una estructura inusual que llamará nuestra atención desde el comienzo.
No vamos a encontrar una única trama, sino que varios argumentos se combinarán entre sí, creando una especie de historias dentro de una historia principal.
De esta forma tan peculiar vamos a enfrentarnos a una lectura donde se combinarán los géneros literarios, dedicando el mismo espacio a cada uno de ellos y consiguiendo que nos interesemos por todos igual.
Acoso mediante el género epistolar; la narración de una chica de 17 años con historia romántica de fondo; el punto de vista cínico o cómico que emplea el señor M. para dibujar el mundo literario, y ese punto de tensión medio de novela negra que encontraremos en la historia de Herman y en la desaparición del profesor.
Aquí es donde nosotros entramos, asumiendo el papel de investigador, y con una difícil misión: juntar las piezas y rellenar los vacíos que dejan las elipsis narrativas.

Un tono provocador.
Koch tiene un don especial para comprender y describir la realidad, y por eso consigue crear una magnífica historia, absorbente y que sorprende al mismo tiempo, dándole ese toque tan característico que poseen todas sus obras. Disfruta creando situaciones incómodas a la par que comprometidas, para después mostrarnos que hay que mirar más allá de los estereotipos, empujándonos a una inevitable reflexión.

Un fuerte componente metaliterario.
No solo encontraremos opiniones sobre el mundo literario, sino que nos mostrará una visión muy amplia de todo lo que podemos encontrar en él. El bloqueo del escritor, la vanidad de algunos de ellos y la rivalidad existente entre muchos de los integrantes de ese mundillo.

Coincidencias que ocuparán un lugar importante en el argumento.
Partiremos de una premisa:
Un joven aguarda cuarenta años para vengarse, de un autor que le incrimina en su obra y que curiosamente va a terminar viviendo en su mismo edificio.

Soy una lectora que huye de las novelas con excesivas coincidencias, y parece que en esta obra he encontrado a alguien que comparte mi opinión. El narrador protagonista comenta en varias ocasiones, que hay que evitar al máximo la casualidad, en una novela, ya que esta se siente más cómoda en la realidad...

En esta historia vamos a darnos de bruces con bastantes casualidades, pero Koch demuestra que están de sobra justificadas. Debemos consentirlas, ya que realmente el narrador, es un protagonista del libro, y el nos está relatando su vida, su realidad. Por lo tanto, tenemos que aguantarnos y reconocer, que al igual que las coincidencias existen en la vida real, también podemos encontrarlas en las vidas de nuestros personajes.

Lejos de una narración lineal.
Cada una de las historias que componen esta novela, incluyen escenas retrospectivas que alteran la secuencia cronológica del relato. Nos hacen saltar al pasado, conectando distintos momentos, aportando situaciones que nos hacen ir componiendo un pequeño puzzle.

Clifhhangers.
A los saltos en el tiempo que he mencionado en el apartado anterior, hay que sumarle el uso de cliffhangers.
Koch emplea esta técnica que nos deja con la miel en los labios, nos obliga saltar de la historia de un personaje a la de otro, incrementando el suspense; creando una atmósfera que nos condiciona para conmocionarnos al final, y sobre todo que nos empujará a seguir leyendo hasta obtener la verdad.
Con cada una de las narraciones por separado, no seremos capaces de averiguar qué le sucedió al profesor Landzaat, solo lo conseguiremos al final, tras encajar todas las piezas, tras comprender el comportamiento de los personajes, analizando ese microcosmos particular al que pertenece cada uno.

Los lectores también tenemos nuestro lugar.
Nosotros somos un elemento indispensable en este libro, somos los que queremos averiguar lo qué ocurrió con Landzaat, ese profesor de historia, adultero y amante de seducir a estudiantes de instituto.

Como os he mencionado, vamos a tener elementos que podrían catalogar esta novela dentro de varios géneros.
En lo que respecta a mí, creo que no me quedan más detalles por mostrar, o al menos que yo haya encontrado. Os animo a profundizar en esta novela y a averiguar qué pasó con el profesor Landzaat.

Feliz lectura...


sábado, 12 de noviembre de 2011

La cena de Herman Koch

Sinopsis:

¿Hasta dónde es capaz de llegar un padre para encubrir a un hijo que comete un delito injustificable? ¿Debe prevalecer el instinto de protección paterna, o la lealtad a unas normas sociales que garantizan la coherencia y la fortaleza del grupo?
Estas y otras preguntas de igual calibre surgen como dardos durante la lectura de La cena, una novela ácida y provocadora que apunta sin miramientos a toda una clase social acomodada de los Países Bajos y, por extensión, de toda Europa, instalada en una inercia de autosatisfacción y complacencia, e indiferente hacia el devenir de la generación que ha de sucederla.
Dos parejas se han citado a cenar en un moderno y exclusivo restaurante de Ámsterdam. Mientras saborean el aperitivo y charlan con aparente despreocupación sobre la última película de moda y sus planes para las vacaciones, son conscientes de que, tarde o temprano, deberán abordar el incierto y acuciante asunto que los ha llevado a reunirse: el futuro de Michel y Rick, sus hijos de quince años, que según algunos indicios podrían estar envueltos en un caso de violencia grave. Así pues, tras los postres, cuando la cena llegue a sus últimos compases, la tensión entre los comensales habrá alcanzado su punto culminante y la cadena de secretos y revelaciones confluirán en un final dramático en el que nadie podrá esgrimir su inocencia. El texto, narrado con profundidad perceptiva y construido de manera impecable, cuenta una historia sólida, bien asentada en la problemática social de nuestro tiempo, con humor y ironía. Su retrato de nuestra sociedad es implacable; traza una descripción de actitudes humanas, rica en ironía y sutilezas.
Tras cosechar un éxito inmediato y arrollador en Holanda —copó las listas de bestsellers, y ya ha vendido más de 340 mil ejemplares—, La cena ganó el Premio del Público y fue declarado Libro del Año 2009.

Opinión:

Para comenzar diré que no es un libro sencillo que deje indiferente a nadie.

Con esta historia se nos muestran dos visiones de una misma familia.
La primera imagen que construimos es la de una familia acomodada, feliz, con un solo hijo; lo que consideraríamos un grupo familiar normal y corriente.
Los progenitores son de esas parejas que con el paso del tiempo han aprendido a compenetrarse a la perfección, hasta el punto de saber prácticamente lo que quiere decir el otro, con un gesto, con tan solo mirarse a los ojos.
El hijo es un niño feliz, no le falta de nada y tampoco es de los que dan problemas.

Leyendo esta pequeña introducción supongo que pensaréis que esa imagen corresponde a la de la familia ideal, pero según vas avanzando entre las páginas del libro descubres que las cosas no son lo que parecen. Nadie es quien aparentaba ser, y la imagen perfecta de las primeras páginas parece desmoronarse ante nuestros ojos.

Creo que la gran maestría de este autor reside en que disfruta poniendo al lector en situaciones comprometidas, obligándonos a reflexionar sobre los sucesos que relata.
Herman Koch nos ofrece una historia inspirada en hechos reales, en unos acontecimientos ocurridos en la ciudad de Barcelona en 2005, y que él distorsiona o disfraza a su gusto.
No creo que sea necesario entrar en demasiados detalles sobre el argumento, ya que la sinopsis de la editorial revela demasiados datos, por lo tanto voy a ser bastante breve.

A consecuencia del tema central del libro nos surgirán varias dudas, pero quizás la principal es esta ¿Qué seríamos capaces de hacer para proteger a la gente que amas?

Nos encontramos ante una novela muy cortita, inquietante a la vez que intensa, que te mantendrá atrapado entre sus páginas, pero sobre todo como ya he dicho, que te hará pensar, que te hará plantearte hasta que punto un padre puede llegar a justificar las acciones de un hijo.

La narración está escrita con un lenguaje ágil y sencillo que evitará que te pierdas entre adornos superfluos que no conllevan a nada. Se centra en los hechos, en transportarnos a esa situación y nos obliga a actuar como testigos comprometidos.
Nos convierte en una especie de víctimas, juega con nosotros ya que su relato hace que surjan sentimientos contradictorios y nos obliga a participar en un debate interno sobre la ética. 

Sobre este autor holandés solo me vienen a la cabeza alabanzas, ya que trata el tema desde un punto de vista muy inteligente, la trama que se desgrana lentamente nos obliga a involucrarnos en ella.
Koch nos ofrece un drama personal y a la vez una crítica social donde trata temas como la educación permisiva, la falta de responsabilidad, la despreocupación, la indiferencia y/o la violencia que nos acompaña como rasgo inherente de la sociedad en la que nos ha tocado vivir.
Otro dato sobre el autor es que consigue plasmar con agudeza la profunda psicología de los personajes.

Un libro muy interesante que obligará al lector a pensar y a recapacitar.