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martes, 19 de julio de 2016

Así es como se mata de Mirko Zilahy

Así es como se mata (Enrico Mancini 01)
Sinopsis:

La justicia solo triunfará cuando el arado trace su último surco. Usted no me conoce. Nadie me conoce. Cómo me llamo no tiene importancia. Solo soy una sombra.

Roma, septiembre de 2008. La ciudad sufre una terrible ola de mal tiempo. Parece que toda el agua que cae torrencialmente del cielo pretende lavar el mal que hay sobre la superficie. Lejos de la gran ciudad turística y religiosa, en una Roma olvidada, aparecen los cadáveres de las víctimas de un asesino en serie.Solo hay un hombre capaz de liderar esa investigación tan delicada: el comisario Enrico Mancini, el único policía que ha asistido a los cursos sobre perfiles criminales en la central del FBI, en Quantico. Mancini atraviesa el peor momento de su vida, pero aun así es obligado a atrapar a «la Sombra», asesino atípico y esquivo que llena los cuerpos de sus víctimas con pistas, no para satisfacer sus instintos homicidas sino para conseguir un propósito lúcidamente maquiavélico. Todo en él tiene un significado, todo es un símbolo, y necesita una última pieza para terminar su rompecabezas: el propio Enrico Mancini.

Opinión: Así es como se mata (Enrico Mancini 01)

Reflexiones...
Hace un tiempo, os comentaba que ese género al que siempre recurro, que siempre está presente en este blog, que entrecruza a menudo esos límites difusos aunque existentes entre la novela policíaca, negra y el thriller, era un género en constante evolución que no paraba de sorprendernos...
Ahora, más o menos un año después, me cuestiono esas palabras.
¿Qué ha ocurrido en los últimos meses?
¿Nos estamos cansando de este tipo de novelas o los lectores nos hemos vuelto demasiado exigentes?
¿Está todo escrito ya y los autores han arrojado la toalla al no saber de qué modo sorprendernos?
¿Estamos sobresaturados o sobrevaloramos este género y a sus autores y es por eso por lo que no logran satisfacernos plenamente?
Espero que vosotros tengáis la respuesta, porque yo, aún estoy en ello.

Puede que solo sea una sensación mía, pero lo cierto es que hace mucho que no logro acabar una de estas novelas con una sensación de plenitud, con cara de sorpresa y la piel de gallina, y eso que este género es de los que más proliferan llegadas determinadas fechas.

Tras esta pequeña divagación supongo que lo habréis descubierto, no he logrado conectar totalmente ni con el argumento ni con los personajes.
Es cierto que la novela es un buen debut literario para Mirko Zilahy, pero a la obra le falta algo o le sobra, según se mire...
Cuando me ponía a leer las páginas pasaban rápidamente, me parecía una novela entretenida, pero una vez que dejaba la lectura me invadía una sensación de vacío.

El argumento y la estructura...
La historia nos lleva hasta la ciudad de Roma, pero no a la ciudad que acostumbramos a ver en televisión.
Nos encontramos frente a una Roma más realista, oscura y lóbrega, cubierta por una lluvia que persigue a los personajes desde las primeras páginas.
La acción nos arrastra hacía la parte menos conocida de esa ciudad, alejada de las rutas turísticas y de los monumentos, en una escenificación que me ha recordado mucho a la película Seven.

La novela está dividida en cuatro partes, bajo los títulos de Mancini, La brigada, La sombra y las muertes de dios; un ejemplo claro de lo que vamos a ir encontrando en cada una de ellas. Una trama totalmente lineal donde no solo los hechos, también las ideas que nos quiere transmitir el autor, las revelaciones y los personajes se van concatenando.
En la primera conocemos al comisario bastante en profundidad y poco a poco van apareciendo el resto de personajes que formarán la brigada.
La segunda parte está dedicada a todo este grupo que será el encargado de dar caza a la Sombra
En la tercera conocemos un poco más de este asesino en serie y de los motivos que le empujan a actuar de forma tan violenta con sus víctimas.
Y por último, llegan las revelaciones y se nos muestra el motivo por el que surge la venganza.

Los personajes...
El asesino, tan esquivo como escurridizo, es la brillantez personificada en lo que a narrativa se refiere.
Cada vez que actúa encontramos un par de páginas con cambio de fuente, donde la sombra nos cuenta el trato que da a sus víctimas. En esos momentos puntuales, Mirko Zilahy, se desdobla y abandona la prosa cuidada que venía utilizando a lo largo de la novela para sustituirla por una narración exquisita y absolutamente brillante.

El comisario, Enrico Mancini, es un personaje que si progresa adecuadamente en las próximas entregas y no entra en un bucle autodestructivo, podría resultar redondo.
Es un personaje humano, atormentado, una bomba de relojería para todos los que le rodean y precisamente por eso, en muchas ocasiones actúa de forma descontrolada y en solitario.

Puede que el fallo de esta obra recaiga en la profundidad con la que le llegamos a conocer. Mirko Zilahy construye la historia alrededor de ese sufrimiento personal, y pasa de puntillas sobre otros temas, como la investigación.

Una historia de otro tipo, esencialmente por dos motivos...
Y es que esta novela, no es la clásica policíaca a la que estamos acostumbrados; da demasiada importancia a los sentimientos de los personajes y esos sentimientos terminan tomando el control de la historia. Ese punto de vista tan personal, tan visceral e intimista, es lo que descoloca un poco al lector.
Desde las primeras páginas conocemos que a Mancini le atormenta la muerte de su mujer y precisamente Marisa, se convierte en el personaje omnipresente sobre el que gira no solo la vida del comisario sino también la novela.

Llegando al final todos los cabos quedan atados. El autor da las respuestas, pero en el final elegido también encontramos otro detalle importante que hace que la historia sea de otro estilo.
El final resulta algo ambiguo, porque los motivos del asesino para llevar a cabo su venganza, aunque cuestionables, son en parte entendidos por el lector. El asesino pasa a ser víctima. Con lo que en este punto llegamos a la crítica subrepticia, hacia esos individuos, algunos... no todos, de los servicios médicos, sus errores y esa falta de humanidad con la que muchas veces topamos.

Entre luces y sombras...
Como habéis podido ver es una novela con sus luces y sus sombras, exactamente igual que los personajes.
Para mi gusto, el ritmo sufre demasiados altibajos y en ocasiones el argumento resulta limitado, demasiado previsible; perfecto para un guión televisivo pero me hace cuestionarme si será una saga a tener en cuenta en el futuro.
Sobre la Sombra... me hubiese gustado más un asesino puro y duro, carente de escrúpulos y sin justificaciones, como se nos presentaba en un principio; porque precisamente esa falta de escrúpulos, ese sinsentido es lo que transmite horror. En el momento en que llegamos a entender los motivos, la novela para mí, pierde la gracia...
Como se decía en El Quijote:

“—El miedo que tienes —dijo don Quijote— te hace, Sancho, que ni veas ni oyas a derechas, porque uno de los efectos del miedo es turbar los sentidos y hacer que las cosas no parezcan lo que son".

Las críticas que he leído sobre ella hablan de novela negra perfecta, de milagro novelístico, pues yo vuelvo a desentonar con mi comentario y me desmarco; es buena, entretenida, un buen comienzo, pero se aleja mucho de ser perfecta u obra maestra.
Habrá que esperar a ver como continúa la saga, porque os adelanto que esta historia forma parte de una trilogía, de la cual el segundo volumen aún no tiene fecha de publicación.

Como último detalle mencionar que con la primera aparición de la Sombra, somos testigos de la narración de unos hechos a los que no podemos encontrar ningún sentido, nos desconciertan y justo al final es cuando se revela la verdad sobre lo narrado.