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martes, 14 de junio de 2016

Diez gansos blancos de Gerbrand Bakker

Sinopsis:

Una mujer extranjera alquila una solitaria granja en Gales. Dice que su nombre es Emilie. En la granja encuentra diez gansos que van desapareciendo sin que sepa la causa. Poco a poco conoceremos a la protagonista y querremos saber más.

¿De qué huye? ¿Por qué no echa al desconocido que aparece en la granja? ¿Qué hará cuando el marido la encuentre?

Con estos elementos se podría pensar en un thriller convencional, pero en este libro por encima de todo encontramos una forma de narrar, la de Bakker, y una mujer que permanece en el recuerdo, o quizás en los sueños, durante mucho tiempo.

Opinión:

Gerbrand Bakker, del que ya os he hablado en alguna otra ocasión, ha sido uno de mis grandes descubrimientos.
La primera vez que tuve contacto con él fue gracias a Javi de Ríos y a la editorial Rayo Verde que me ofrecieron leer Los perales tienen la flor blanca resultando ser una experiencia enriquecedora.
Hoy os acerco a otra de sus novelas; un drama intimista que sobresale por su realismo.
Lo han clasificado como thriller, pero realmente se aleja un poco de la descripción de ese género y de lo que los lectores acostumbramos a encontrar en él.
Lo habitual en ese género es que la intriga y el suspense provoquen tensión emocional en el lector, pero en este caso, la tensión se genera en la protagonista y en el miedo a lo que le depara el futuro. Respecto a los lectores, la intriga gira entorno a una de las preguntas planteadas en la sinopsis... ¿de qué huye Emilie y por qué?

El autor y su obra ... 
Bakker destaca por hacer uso de un lenguaje sumamente rico.
Sus relatos mantienen un excelente ritmo y su prosa, pausada y detallista al tiempo que delicada, consigue reflejar a la perfección el universo de sus personajes, frágiles y castigados en apariencia.
Una narrativa espectacular, inquietante, que sorprende por su laboriosidad y ambigüedad y que termina dominando al lector por completo.

Gerbran Bakker, hasta el momento, nos plantea historias de tono pesimista, con personajes que han sufrido algún trauma y donde podemos apreciar a través de su narración sus conflictos y miedos. Pero no os penséis que este detalle es algo negativo, todo lo contrario...
Sus obras, como he dicho, más que novelas son relatos, historias con pocas páginas pero que absorben por completo el tiempo del lector.
Lo esencial de su obra, la característica predominante, son las elipsis de las que hablaremos más abajo, un recurso que me encanta, porque esos vacíos, esos datos que se omiten a conciencia dejando el poso en la narración y en el lector, crean un nexo que nos estimula, que hace que pensemos e imaginemos.

El elenco de personajes en sus obras es también reducido consiguiendo que centremos nuestra atención en el argumento.

En este caso el encargado de acercarnos a la historia, a la mente y al universo emocional de Emilie es un narrador cuasi omnisciente.
Posee unos recursos limitados, tiene una visión parcial de los acontecimientos y se centra en la protagonista.
Solo en un par de ocasiones se sale de esas directrices y nos acerca a la familia que permanece en Holanda, eso sí, en ese momento se transforma convirtiéndose en un narrador cámara que únicamente relata lo que ve.
Creo que una excelente elección narrativa...

En conclusión, un texto ricamente poblado de descripciones, narrado en tercera persona, con frases cortas que crean diálogos ágiles y que facilitan con ello la lectura.
Pero esta lectura, hay que decirlo, es extraña... Ya he comentado que no nos encontramos ante el clásico thriller, aunque como se indica en la sinopsis pueda parecerlo; es más bien una narración enigmática, por lo que se intuye pero no se dice. Ya sabéis, las citadas elipsis, esa técnica que suprime algunos acontecimientos relevantes para aportar más suspense al texto.

Emilie y los gansos...
La protagonista es una misteriosa mujer que esconde un pasado del que huye, una mujer desorientada que intriga al lector desde el comienzo y con un futuro que iremos descubriendo, incierto.
Dice que su nombre es Emilie, curioso dato, ya que conoce a la perfección la trayectoria literaria de la autora Emily Dickinson con la que tiene una relación de amor/odio.
Es un personaje al que vamos conociendo poco a poco.
Al principio es solo ella y lo que ve a su alrededor. Más tarde, ese círculo se amplia y empiezan a aparecer personajes y a desparecer gansos, esto último puede servirnos de cuenta atrás... para saber que el final se aproxima.

En momentos puntuales, la protagonista nos facilita datos a través de sus recuerdos. Con ellos conoceremos a su tío, un personaje incidental pero que aporta la información necesaria para ir conociendo el mal, la sombra oscura que se cierne sobre ella.

Sobre el resto de personajes no voy a hablar, son totalmente secundarios, y aunque aportan a la narración algunos momentos interesantes, únicamente son el recurso para resaltar más la soledad que existe alrededor de Emilie, y es que no hay que olvidar que ese estado en el que se encuentra sumida es elegido por ella, por lo que se muestra huraña y poco receptiva con los lugareños.

Basta que leáis la obra y conozcáis a sus padres para entender que la chica ponga tierra de por medio. Son un par de impresentables, totalmente pasivos y conformistas, que por suerte para el lector tienen un grado de participación mínimo en la trama.

Generadores de intriga...
Siempre os comento los elementos que voy encontrando en las lecturas y que llaman mi atención.
En este caso me centraré en hablar de los que contribuyen a mantener el misterio a lo largo de la lectura.

1.- Las elipsis, ya las he mencionado.
Veréis que las omisiones de datos son algo constante y en ellas se incluye suprimir el nombre de la protagonista a lo largo de todo el texto.
Esta omisión se une al misterio que se cierne sobre ella y a lo sucedido en su vida antes de llegar a Gales.
El motivo para ocultarlo ya genera de por sí suspense, pero esa supresión intencionada de los nombres afecta también a sus familiares más cercanos, padre, madre y marido que permanecen en Holanda.
El nombre verdadero, lógicamente, lo conoceremos al final de la historia, aunque también he de confesar que lo he olvidado por completo, quizás ignorado... para mí, la mujer de los gansos siempre responderá al nombre de Emilie.

3.- La soledad deliberada de la protagonista, en este caso, también va estrechamente ligada a la ambientación, a ese lugar elegido para pasar el tiempo; esa granja alejada de la civilización en Gales, que consigue crear una atmósfera asfixiante y al tiempo, un nexo de unión fuerte e inquebrantable con los lectores.

4.- Hay autores que recurren a los saltos en el tiempo para crear suspense, en este caso el autor emplea los saltos de escenario, de Gales a Holanda y viceversa, donde se encuentra la familia de Emilie, y que aportará a la trama pequeñas semillas para hacer crecer el misterio.

5.- La genialidad narrativa de Bakker contribuye a potenciar el suspense y mantiene en vilo al lector. Dosifica la información y la tensión que crea hace avanzar al argumento de manera que no resulta previsible.
De esta frase extraemos algo claro y es que el ritmo narrativo está estrechamente relacionado con la tensión.

Como último detalle decir que el texto original fue escrito en neerlandés, el idioma de su autor e incluye fragmentos y palabras en inglés que no se han traducido. El motivo... mantener el espíritu original del texto. Por lo tanto, para los que no sepáis nada de inglés se incluye al final del libro un glosario con su traducción.

Una novela destinada a todo el público en general y que no dudo en recomendar desde este blog...


jueves, 29 de octubre de 2015

Los perales tienen la flor blanca de Gerbrand Bakker

Sinopsis:

Los gemelos Klaas y Kees y su hermano menor Gerson juegan a menudo a «Negro», cuya principal regla es no abrir los ojos.
Un día Gerson, en un accidente de coche,  pierde la visión y se verá obligado a jugar a «Negro» el resto de su vida.
¿Será Gerson capaz de adaptarse a su nueva vida con la ayuda de su perro?
La vida también ha cambiado considerablemente para su padre y sus hermanos. Pero lo que nunca va a cambiar es la calidez de la familia.
Esta conmovedora historia es contada a través de tres perspectivas diferentes, la de los gemelos, Gerson y el perro.
Del ganador del Premio Llibreter 2012, Premio IMPAC 2010 y del Independent Foreign Fiction Prize 2013

Opinión:

Los perales tienen la flor blanca, es un excelente relato dramático que no dudo en recomendar desde el principio.
Los que me leéis con asiduidad ya conocéis mi gusto por los libros que aportan una estructura rara o no muy habitual, valoro eso por encima de un buen argumento.
En este caso, se trata de un relato breve que se lee en apenas una tarde y cuyo argumento no dejará indiferente a nadie.
Pocas páginas pero con un gran contenido.

La historia comienza con tono distendido, narrando acontecimientos cotidianos de la vida de nuestros jóvenes personajes, los gemelos Klaas y Kees y Gerson su hermano menor.
Todo parece funcionar correctamente hasta que un día, esa tranquilidad desaparece y todo cambia a su alrededor.
Los acontecimientos se precipitan y la vida sencilla se convierte en un drama, que afecta a toda la unidad familiar.

Una novela no es solo un argumento ni personajes inventados, es algo más. Con ella, el autor crea un diálogo con los lectores. El texto actúa como estímulo sobre nosotros y donde mejor pueden observarse esas reacciones, que nos afectan en mayor o menor medida, es dentro del género dramático.
No os voy a engañar, en esta obra predomina el dramatismo.
Su autor tiene la capacidad de emocionar y conmover al lector, y eso que algunos hechos los conocemos de antemano por la sinopsis y otros, como el final, los intuimos.
Aun así, también hay que señalar que el autor no hace demasiado hincapié en el dolor, no se ensaña. Llena el texto de zonas en blanco, de elipsis que el lector sabe de sobra rellenar.

Desde los primeros compases ya vemos que será una novela tan compleja como realista.

La gran parte de ella está narrada en primera persona del plural, nosotros, deduciendo que el narrador es uno de los hermanos gemelos...
Aunque también aparecerán más narradores. Gerson será el encargado de relatar algunos capítulos en primera persona, e incluso el perro Daan, hará sus pinitos como cronista.
A esto me refería al principio, al hablar de una estructura no muy habitual. Es lo que se denomina Polifonía textual o literaria, varios narradores que se suceden a lo largo de un libro.

El narrar en primera persona de singular, como hace Gerson empleando el Yo, es algo frecuente; pero el uso del nosotros es algo curioso e inusual.
¿Qué aporta a la narración?
Para empezar sabemos que es un narrador interno, que participa en la historia.
Nos ofrece una narración más cercana, en eso coinciden el uso del Yo y el Nosotros, intentando que empaticemos con los hechos; pero si os decidís a leerlo veréis como en algunos momentos da la sensación de que intentase desvincularse, de parecer ajeno a los acontecimientos.
Como he dicho sabemos que es uno de los personajes, pero con el uso del nosotros nos aporta además misterio, anonimato, reserva en lo que se refiere a su persona.
Podría tratarse de un único narrador, siempre del mismo; de cualquiera de los dos hermanos gemelos que se van alternando al narrar o incluso podría ser una narración siempre colectiva... Complejo ¿no?

El hacer uso de la polifonía textual contribuye a que estemos más atentos a la narración, al tiempo que nos mantiene en un constante suspense, nos obliga a plantearnos preguntas como la del anterior párrafo... ¿Quién narra ahora?
Pero cuidado, porque un exceso de cambios de narrador o un cambio en el momento inadecuado puede cansarnos y/o aburrirnos y acabar de un plumazo con la originalidad conseguida hasta el momento.

Pero Gerbrand Bakker nos ofrece más aportaciones técnicas para dejar claro que no nos encontramos ante un librito más del montón, me estoy refiriendo al multiperspectivismo, la gran aportación que hizo el escritor Henry James a la literatura. Donde veremos como cada uno de los narradores también nos ofrecerá su punto de vista sobre el mismo hecho, el accidente que deja sin vista a Gerson.

Ya sé que no estoy diciendo gran cosa, no he hablado sobre el desarrollo del argumento, sobre los personajes, ambientación o escenarios, pero es que es una novela para disfrutarla leyendo y el interés por esas cosas variará según el lector.
Yo os he mostrado lo que más me ha llamado la atención, lo que más ha destacado, y no es que el argumento no me convenza, ni que los personajes no resulten de mi agrado, simplemente esas cosas en mi lista de prioridades han sido relegadas a un segundo término desde el primer párrafo.
Hago una valoración en general y sin duda, el hecho de que el texto nos llegue haciendo uso de una persona gramatical tan poco frecuente, de que cada personaje nos ofrezca su visión, la convierte para mí en una obra muy interesante no solo para leerla, también para analizarla. La historia no funcionaría igual de bien de haberse optado por prescindir de estos detalles, es más, leerla y no hacer caso de ellos la convertiría en una más del montón.
En eso consiste la genialidad, en saber destacar entre la mayoría y tener la capacidad de crear algo nuevo e imaginativo, y aunque no sea nuevo, si que sea una rara avis, algo especial dentro de su género.

¿Qué más podría decir?

Aunque está destinada a todos los públicos, sería una lectura ideal para adolescentes, para ponerla como lectura en los colegios o institutos. Por su brevedad; porque resulta fácil de leer, su autor huye de una prosa recargada, utilizando frases cortas: los personajes principales son chicos de su edad y la historia es actual.