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miércoles, 16 de febrero de 2022

Elizabeth y su jardín alemán de Elizabeth von Arnim

Sinopsis:

Ambientada en un jardín de la región alemana de Pomerania, la novela es el relato en primera persona de una joven mujer que ve en las plantas y en los árboles una imagen de feliz rebeldía en contra de las reglas sociales de su tiempo. Casada con un noble prusiano, a quien vamos a conocer como «el hombre airado», Elizabeth sabe que, puertas adentro, la esperan un sinfín de criados a los que hay que orientar, unas comidas interminables con huéspedes aburridos, unos muebles austeros que comen luz y crían polvo. Fuera, en cambio, está su jardín, están los libros que ella ama leer sentada en la hierba y están sus tres hijas pequeñas, que comparten con ella este paraíso terrenal. Este espacio consagrado a la naturaleza se convierte así en un lugar de libertad y reflexión, un territorio donde el placer anda del brazo de la vida, y donde el talento de Von Arnim se expresa con sus mejores armas.

Opinión:

Esta novela publicada en 1898 se convirtió en un gran éxito de ventas. Su autora, Mary Annette Beauchamp, optó por firmar bajo seudónimo y eligió para ello el nombre de Elizabeth von Arnim. El resto de obras que publicó posteriormente aparecieron bajo el mismo seudónimo.

Llegué hasta esta obra de forma indirecta. 
Viendo el gran éxito que estaba alcanzando otra novela suya que ha sido publicada recientemente ,"Vera", y que adquirí en una plataforma digital, quise conocer más de la autora y busqué sus otras historias en eBiblio, ya sabéis, el servicio de préstamo de libros electrónicos en línea ofrecido a través de las bibliotecas públicas españolas, un recurso que recomiendo al cien por cien.
Allí encontré algunas de ellas para descargar y opté por esta de Elizabeth y su jardín alemán, ya que las valoraciones eran muy positivas.
Debo decir que esta primera incursión en la obra de esta autora me ha dejado un sabor agridulce. Aunque me ha gustado, no ha cumplido con mis expectativas, ahora paso a contaros por qué.

Elizabeth 

La novela es muy breve, solo tiene 160 páginas, pero algunos pasajes se hacen un poco tediosos.
Elizabeth von Armin nos habla de una mujer que vive completamente volcada en su jardín y en la lectura de sus libros, algo que sus allegados y la sociedad que frecuenta no ve con buenos ojos. Se compadecen de ella, por una soledad buscada que no comprenden y que ella se ve obligada a justificar.

En la gran casa vive con su esposo, al que conoceremos con el sobrenombre de el hombre airado, y con sus tres hijas, personajes de los cuales tampoco conoceremos el nombre ya que las llama de forma familiar como niña de abril, mayo y junio. Esto último que acabo de mencionar ya nos indica que la protagonista tampoco es perfecta, aquí no se salva ni Dios, y tiene demasiadas excentricidades.
Ya para terminar con este apartado resumen sobre su vida, como buena ama de casa burguesa tiene la responsabilidad y/o la obligación de recibir visitas, unas visitas que permanecen demasiado tiempo y desbarajustan su modo de vida.
 
“Me horrorizan el cotilleo y los enredos de todo tipo. La lengua de una mujer es un arma mortífera y es lo más difícil que hay en el mundo de mantener a raya, y las cosas se le escapan con una facilidad pasmosa en el momento justo en que debiera estar más callada.” 

Esta autora utiliza a la protagonista o se utiliza a sí misma, porque parece que la obra tiene tintes autobiográficos, para hacer una crítica de la sociedad, pero al igual que en otras historias de la época vemos ese reflejo social a través de los ojos de alguien que no las acepta, en esta narración breve, Elizabeth crítica pero luego se deja llevar por la corriente y actúa de igual modo, es decir, ve la paja en el ojo ajeno pero no la viga que tiene ante el suyo. De esa forma, tirando de hipocresía, la autora, hace más hincapié en determinados pasajes que nos llevan a vivir más intensamente las situaciones, realzando los defectos de esa sociedad.
 
“De nosotros reciben de un marco y medio a dos marcos al día y todas las patatas que puedan comer. Las mujeres reciben menos, no porque trabajen menos, sino porque son mujeres y no se les debe alentar a que trabajen.” 

El personaje también recurre a la ironía con asiduidad, hay algunas frases memorables al igual que algunos diálogos que mantiene con otro personaje, una amiga que la visita con frecuencia y que es tan irónica como ella.

Y así pasito a pasito, con este relato en primera persona, llegamos casi al final y al otro personaje que aparece en el título.

y su jardín alemán.

La novela se divide en capítulos que llevan una fecha, de ella se sirve la autora para hablarnos de la floración de ese jardín que actúa como personaje omnipresente. 
El jardín va a estar siempre de fondo y las flores, las clases, los cuidados, los mejores lugares para ubicarlas, aparecen descritos de forma demasiado minuciosa para mi gusto. 
Esos fragmentos son los que me han aburrido horrores. 
Aunque entiendo que el tema del jardín sirve para mostrarnos como es Elizabeth y de paso ser el nexo que nos acerque a otros temas que subyacen en la narración, como el maltrato a las mujeres o la gran diferencia entre clases, a mí, particularmente, me ha aburrido esas largas parrafadas descriptivas hablando de plantas.

La protagonista nos muestra una vida despreocupada, insisto... quizás con tintes autobiográficos, mientras que el jardín, siempre de fondo, actúa no solo como escenario sino que es el lugar en el que busca refugio y protección, ya que según su modo de ver la vida en el interior de la casa solo la esperan deberes y disgustos. 
Y aquí llega otro detallito que no me ha convencido... Elizabeth no me ha parecido natural, demasiado artificiosa y excéntrica. Su amor por el jardín me resulta exagerado y las descripciones, como he mencionado con anterioridad, me ralentizaban la lectura.

Esta historia, sobra decirlo aunque nunca está de más recordarlo, hay que leerla con un espíritu crítico. 
La autora rechaza los estándares sociales de la época mostrándolos tal y como eran, y debemos entenderlos y aceptar que aunque las cosas han cambiado, el pasado no se puede cambiar y seguirá ahí, algo que deberíamos utilizar como enseñanza para no cometer los mismos errores. 
La exposición que hace de nuestro pasado es lo que más me ha gustado junto con el tono irónico que emplea en algunos momentos, ofreciéndonos una visión más completa de cómo era esa sociedad.

Ya tenéis los pros y los contras. Ahora os toca a vosotros decidir si os metéis en este jardín.

miércoles, 21 de julio de 2021

Emma de Jane Austen

Sinopsis:

Emma narra la historia de una joven impulsiva y consentida cuyo principal objetivo es encontrar el marido perfecto, y no sólo para ella sino también para su amiga Harriet, una chica de orígenes humildes.
A tal fin, Emma Woodhouse se empeña en manipular a todos los que la rodean, pero, naturalmente, no para de equivocarse y de provocar enredos y situaciones embarazosas. Sòlo Mr. Knightley, diecisiete años mayor que ella y hombre de temple y aplomo probados, se atreve a reprocharle su comportamiento de niña mimada e insensata...
Novela exquisita y genial retrato de la Inglaterra rural de principios del siglo XIX, Emma es una de las obras cumbre de Jane Austen y su protagonista ocupa un sitial de honor en la galería de heroínas inolvidables de la literatura universal.

   Opinión:

Todo el mundo me había hablado maravillas de este libro y voy yo y me encuentro con un personaje impertinente y consentido; alguien que me sacaba de mis casillas y me ponía de mal humor.
Por suerte di con una frase de Jane Austen que me tranquilizó: 
Voy a crear una heroína que, excepto a mí, no gustará mucho.
Es de agradecer esa aclaración, y más al principio, porque lo cierto es que con tantos lectores hablando bien de Emma empezaba a preocuparme.
Ahora, tras finalizar la lectura, tengo que aclarar algo para futuros lectores, su comportamiento da un giro radical llegando a la mitad, y el resto del elenco protagonista, como ya veréis más abajo, consigue que la contemplemos con otros ojos.

Esta novela fue publicada por primera vez en 1815 y al igual que el resto de la obra de Austen escondía un mensaje instructivo, señalando los beneficios de un buen comportamiento al tiempo que con su típica ironía retrataba la Inglaterra rural de principios del XIX. 

Emma Woodhouse es una niña mimada que evoluciona en su forma de pensar o de comportarse a lo largo de la trama llegando a convertirse en un gran personaje.

Pero volvamos al comienzo...
Emma me desconcertó. Decían de ella que era una heroína de la literatura universal y yo me encontraba todo lo contrario. Alguien impertinente y cuyas acciones no me hacían ninguna gracia, alejándose del tipo de mujer creado por Austen, independientes y serias. Y es que aquí, todo hay que decirlo, Emma me ha dado la impresión de ser muy independiente de pensamiento, pero a la hora de la verdad siempre tiene presente el bienestar de su padre o lo que pensará el señor Knightley, y eso, bajo mi punto de vista, la coarta en su libertad.

Austen crea un elenco de personajes muy distinto al que nos tiene acostumbrados. Siempre hemos visto gran variedad de personalidades con un amplio arco de transformación, ya sea ascendente, descendente, o simplemente que se quedaban como estaban.
Aquí la única que va a evolucionar es la protagonista porque el resto, todos con un comportamiento al que sacaremos alguna pega, van a permanecer estables, y puede que precisamente eso sea lo que hace apreciar más el cambio en Emma, convirtiendo a la niña mimada en un gran personaje.

Vamos a conocer al señor Woodhouse, alguien demasiado tolerante con el comportamiento de la joven y que siempre tiene recomendaciones que hacer a los demás; a la señorita Bates, una solterona dotada de una verborrea ilimitada e incansable; la señora Elton, siempre intentado ser el centro de atención...
Austen consigue que todo este elenco haga que terminemos viendo a Emma con otros ojos. Tan solo el Señor Knightley será capaz de llevarle la contraria y reprocharle su mal comportamiento.

Lo que más me ha gustado, y que no puedo olvidar mencionar, es como maneja la autora las situaciones embarazosas que se van creando alrededor de la protagonista y que terminan convirtiendo la historia en una especie de comedia.
Austen, ya me habéis leído en otras ocasiones, consiguió crear un nuevo estilo de novela muy personal dando el protagonismo total a figuras femeninas, que en mayor o menor medida siempre dejarán un poso en el lector.

Puede que mi comentario resulte acertado para unos lectores mientras que para otros no lo será, pero no deja de ser una opinión personal más. Y es que, al igual que hay gran diversidad de personajes a lo largo de la obra de Austen, con sus luces y sombras, también tiene que haber diversidad de opiniones a la hora de juzgarlos.

martes, 1 de junio de 2021

Mansfield Park de Jane Austen

Sinopsis:

El magistral retrato de un orden familiar y social que se deshace y se restaura ante la mirada ambigua de una jovencita.
 
Fanny Price es aún una niña cuando sus tíos la acogen en su mansión de Mansfield Park, rescatándola de una vida de estrecheces y necesidades. Allí, ante su mirada amedrentada, desfilará un mundo de ocio y refinamiento en que las inocentes diversiones alimentarán maquinaciones y estrategias de seducción. Ese mundo oculta una verdad peligrosa, y solo Fanny, desde su sumiso silencio, será capaz de atisbar sus consecuencias y amenazas.

«Pero en el mundo no existen tantos hombres de sólida fortuna como bonitas mujeres que los merezcan.»

Opinión:

Jane Austen está convirtiéndose en una autora a la que volver una y otra vez, no solo porque me gusta el estilo que daba a todas sus obras, con protagonistas femeninas dotadas de un carisma capaz de atraer a los lectores como un imán, sino también por esa elegante ironía y esa crítica que vertía en todas sus obras.

En esta ocasión os voy a hablar de una obra distinta, para mí hasta el momento la mejor por varios motivos.
El primero es que nos presenta a una protagonista que se aleja de ese perfil al que nos tiene acostumbrados la autora y que se corresponde con una mujer fuerte y decidida que sabe en todo momento como actuar.

Otro motivo es que el argumento no va a girar sobre mujeres que buscan marido, como veíamos en "Orgullo y prejuicio" o "Sentido y sensibilidad", aunque sí seamos testigos de una preocupación por el futuro de la protagonista. 

Y ya por último es que nos ofrece una historia más sobria y que al final, dependiendo del lector, crea diversidad de opiniones.
Habrá lectores que opinen que esta es su novela más seria, otros que la más aburrida, e incluso que su protagonista es sosa hasta para echarse a dormir, pero Fanny Price es como el patito feo del cuento, alguien que terminará convertido en cisne y que no dejará indiferente a ningún lector.

Austen en esta obra nos ofrece un personaje que se va definiendo con el paso de las páginas. 
Al comienzo tan solo es un esbozo, como un pegote de arcilla al que va moldeando, pero que veréis que tiene muchos matices, más incluso que otros de obras más famosas de la autora; se aleja del papel de heroína tradicional, no es fuerte ni vital, más bien todo lo contrario, tímida y débil, cualidades que la hacen aparecer como vulnerable y de actitud pasiva.
Es una joven demasiado comedida, que piensa no solo antes de hablar, sino también antes de actuar, porque todas sus acciones son criticadas y miradas con lupa aunque sean correctas. Eso la convierte en algo inusual en la obra de Austen y sobre todo que destaca sobre sus compañeros de trama, porque ese miedo a errar o a equivocarse, a estar siempre bajo la mirada atenta del resto, la vuelven precavida frente al resto del elenco protagonista, que cometen errores sin cesar.

En esta novela vamos a conocer a una gran diversidad de personajes, algo a lo que la autora también nos tiene acostumbrados porque no escatima a la hora de crear perfiles. Todos ellos van a evolucionar, pero el rumbo que tomen, ascendente o descendente, va a estar marcado por su actitud, de esa forma ya sabemos que los habrá que mejoren con el paso de las hojas y a otros a los que lamentablemente la toma de decisiones les hará caer en picado. 

Fanny desde su primera aparición va a evolucionar gradualmente. Os he dicho que es un poco sosa y lenta a la hora de tomar decisiones pero esa evolución positiva que tiene se debe a que otros personajes, con su actitud, la impulsan o favorecen. 
Su malintencionada tía, Mrs. Norris, sacaría de quicio hasta al mismísimo Job y con cada gesto que hace pronuncia más su propia curva hacia abajo haciendo que Fanny destaque más positivamente. Como veis la cara y la cruz de una misma moneda.

También debo deciros, que salvo algunas excepciones como la citada anteriormente, los personajes resultan muy neutros. 
Tienen un gran protagonismo, pero en cambio, su actitud es muy plana, como sir Thomas Bertram, su insustancial esposa o sus hijos, Julia y Tom. 
Toda la novela, con su elenco protagonista al completo, es como una historia acromática, en blanco y negro, en la cual Fanny poco a poco va adquiriendo tonalidad hasta brillar. 
Y alguno pensará, ¡oh, que horror, ha dicho actitud plana! y sí, lo he dicho, pero no en plan despectivo, porque aunque algunos de ellos destaquen por tener personalidades complejas, en cambio su forma de reaccionar resulta poco emotiva, de ahí que haya empleado los términos neutro y plano,
También estaréis pensando que en esta reseña solo me centro en los personajes... y es cierto, porque para mí ha sido lo más destacable. 

El argumento, en general, es como una historia de cuento. 
Arriba he citado al patito feo, pero también podríamos compararla con la historia de la cenicienta o con la famosísima Jane Eyre. En todas estas historias el personaje empieza desde abajo, para ir creciendo poco a poco y después, llegado el momento preciso, que aparezca el tan deseado cambio. 
El elenco protagonista tiene más sombras que luces o mejor dicho, más defectos que virtudes. Vemos desde el capítulo uno como existen dentro de la sociedad posiciones sociales muy distintas, y como dependiendo de la elección vas a parar a una u otra. Esto de las distintas posiciones sociales es algo que Austen no retrata en sus otras obras, o al menos en las que yo he leído hasta ahora, en las que prefería posar su mirada sobre los ambientes burgueses de provincia.

Sin duda, una obra que hay que conocer.

martes, 19 de enero de 2021

Orgullo y prejuicio de Jane Austen

Sinopsis:

A lo largo de una trama que discurre con gran ritmo y precisión, Jane Austen reúne una galería de personajes característicos de toda una época: la dama empeñada en casar a sus hijas con el mejor partido de la región, las hermanas que se debaten con sus vaivenes sentimentales, el clérigo adulador que peca de oportunista... El estudio de caracteres y el análisis de las relaciones humanas basadas en la costumbre, elementos esenciales de la narrativa de la autora, alcanzan en Orgullo y prejuicio cotas de maestría insuperable.
La presente edición incluye una detallada cronología de la autora. Asimismo, recupera la introducción original en Penguin Clásicos de Tony Tanner, que desarrolló su carrera como catedrático de literatura inglesa y norteamericana en la Universidad de Cambridge, y cuyas agudas reflexiones sobre Jane Austen son la mejor guía para adentrarse en el universo literario de esta autora.

Opinión:

Hoy os traigo al blog el primer clásico del año; un libro que puedo incluir en el reto anual de clásicos y que es doblemente protagonista por ser también el título elegido para el taller de lectura que organiza este blog y que, como ya os indiqué en la pestaña correspondiente, este año va a ser bimestral.
Desde aquí dar las gracias también a Inés de La huella de los libros que no dudó a la hora de compartir conmigo esta lectura.

Jane Austen.
De Jane Austen ya os he hablado en otra ocasión, cuando analicé Sentido y sensibilidad.
Actualmente está considerada como una de las escritoras más importantes de su época y quizás una de las que mejor plasmó la época en la que vivió. He dicho actualmente, y es que ese reconocimiento, como solía suceder a las grandes plumas femeninas, no le llegó en vida, tanto es así, que incluso Charlote Brontë expreso su descontento hacia esta obra de la que hoy os hablo, en una carta que dirigió a G. H. Lewes en 1848. 

Al igual que en la anteriormente citada Sentido y sensibilidad, publicada en 1811, en esta que vio la luz dos años después, tampoco aparecía su nombre, pero reclamó su autoría añadiendo: escrita por la autora de sentido y sensibilidad.
El primer título que eligió fue "Primeras impresiones" y hubiese resultado muy acertado ya que, como os adelanté en la reseña de Sentido y sensibilidad, el título de algunas de sus novelas aportaban una pista fundamental sobre el temperamento o el principal rasgo de sus protagonistas...

Jane Austen vivió en la época de la regencia, entre el periodo georgiano y el victoriano, aclaración que debo hacer porque mucha gente la sitúa erróneamente en la época victoriana. Su obra es más bien costumbrista y se caracteriza por describir con precisión la sociedad rural georgiana y los cambios que esta experimentaba con la llegada de la modernidad.  

Quizás lo que más me gusta de ella son esos pasajes que incluye en todas sus obras y que dedica a los "talentos femeninos", a esas habilidades que debía cultivar una mujer para atraer la atención de sus pretendientes y/o futuro marido, y en los que curiosamente sus protagonistas no parecen estar muy interesadas. 
Otros detalle que destaco es su prosa, la riqueza de su lenguaje y la forma de encadenar las historias, sin olvidar mencionar, por supuesto, el derroche de imaginación a la hora de crear personajes. No me refiero solamente a los que intervienen en esta obra, me refiero en general a los que aparecen en toda su bibliografía. 
Entre sus heroínas existen grandes diferencias. Tienen un modo de ser distinto y se mueven en situaciones diferentes. Esa diversidad creativa la convierte en una grande entre los grandes escritores clásicos. 
Y ya para terminar con lo que me gusta de ella, acabaría señalando la meticulosa descripción de los personajes. Su profundidad psicológica nos es mostrada al detalle por lo que piensan, lo que cuentan e incluso lo que callan. Los lectores con esas descripciones abandonamos el papel pasivo que habitualmente se nos impone y no nos queda más remedio que tomar partido.

Pero todo esto citado hasta ahora es muy general, perdonadme que me haya perdido en divagaciones, pero es que estas novelas producen en mí ese efecto.
Me hacen pensar constantemente en la trama, en la época, e incluso mucho más allá de haberla leído sigo dando vueltas al argumento.

Argumento.
Si tuviese que reducir la sinopsis a la mínima expresión diría que gira alrededor de un hombre que cambia sus modales y de una joven que lo hace respecto a su mentalidad, todo eso por amor. Eso sí, para lograrlo primero deberán superar la barrera que se levanta ante ellos y que está construida con unos vastos cimientos de orgullo y prejuicio.
Como os digo ese sería el resumen muy esquematizado, pero hay muchos más temas que subyacen en esta historia.

Personajes.
La novela nos ofrece una visión muy general de una pequeña parte de la sociedad que vive atada por las rutinas y los rituales sociales.
Nuestros protagonistas demuestran cierta independencia y libertad de pensamiento que va a chocar con la mentalidad común de esa sociedad que les rodea.
Ambos, Darcy y Elizabeth, se dejan guiar por esas primeras impresiones o por su orgullo y prejuicios y a punto están de ser engullidos por ellos.
Como más tarde demostrará Austen ese primer contacto inicial no siempre resulta fiable, o al menos no respecto a todos los personajes, porque lo cierto es que hasta los lectores caemos presa de lo que se señala en el título, y emitimos un primer juicio equivocado, dejándonos guiar por el corazón o por los datos insuficientes en vez de esperar a que haga acto de aparición la razón.
Y con esto ha llegado el momento de hablaros de los personajes de modo muy general.

Todos ellos, sin excepción, evolucionan para bien o para mal, y aunque algunos pueden tener un arco de evolución descendente no dejan de ser grandes personajes, precisamente porque su comportamiento nos arroja en brazos de los dos protagonistas principales, Elizabeth y Darcy. 
Esa actitud nos hace olvidarnos de esa primera impresión negativa que tenemos sobre ellos y nos invita a mirarlos con otros ojos, al tener unas referencias negativas con las que compararlos.
Pero dejadme que desarrolle más esta idea, centrándome en esos personajes con menos protagonismo.

Nos vamos a encontrar con dos tipos de personajes; los complejos y otros que yo voy a catalogar como simples.
Entre estos últimos metería, por poneros un ejemplo, a los Collins, a la Señora Bennet, a Lady Catherine o a Mrs. Bingley, (los que hayáis leído el libro sabréis el motivo por el que los incluyo y los que no, ya tenéis un aviso sobre ellos); estos personajes secundarios, que van evolucionando aunque sea a peor, hacen que los rasgos positivos de los dos protagonistas centrales brillen. 
Por ese motivo el término simple no debe tomarse como algo peyorativo. 
Este tipo de personaje también evoluciona como os he dicho, resultan imprescindibles e incluso dentro de esa negatividad que despierta en los lectores y que nos hace cogerlos manía, resultan redondos. 
Ellos son los encargados de hacer más visible la diferencia entre unos personajes y otros, pero en cambio su mentalidad no evoluciona; mientras que el mundo cambia a su alrededor, ellos no lo hacen.
En cambio, Darcy y Elizabeth, son personajes con profundidad, con una mentalidad e ideales que les hace sobresalir de esa pequeña red en la que están envueltos, rodeados de personajes básicos.

De Elizabeth Bennet solo puedo deciros que asume el papel central sin nadie que la eclipse. 
Desde el comienzo vemos en sus modales una mezcla de arrogancia e impertinencia, y su actitud denota una inclinación a la independencia, lo que en su época, sobra decir, estaba mal visto. Pero ese es el gran logro de Austen, porque esas pequeñas revoluciones que vemos en sus protagonistas son el primer paso hacia la igualdad.
Esta autora escribió en una época llena de cambios, no solo sociales o de mentalidad, y eso se ve reflejado en sus personajes, como ya os he señalado en párrafos anteriores.
Mientras que unos permanecen anclados en el pensamiento del siglo XVIII, otros consiguen superar esa limitación. 

Y ya para terminar...
A los que estéis esperando leer sobre Darcy, como personaje masculino, deberéis leer el libro. Yo como autora de esta reseña me he centrado en señalar lo que más me ha gustado o llamado la atención. Para no dejaros con un mal sabor de boca os diré que es un personaje soberbio, despierta diversidad de sentimientos en nosotros, dependiendo de la escena en la que interviene, pero en el fondo, no hace más que realzar las cualidades de Elizabeth.

martes, 12 de febrero de 2019

Sentido y sensibilidad de Jane Austen

Sinopsis:

Sinopsis y portada del libro retiradas para evitar infringir posibles derechos de autor.
Para saber más pinchar en el enlace siguiente: Pinchar aquí.

Opinión:

Curiosidades

Supongo que a estas alturas, el nombre de Jane Austen no pasará desapercibido para ningún lector.
Está considerada como la primera gran novelista en lengua inglesa, aunque ese reconocimiento nunca le llegase en vida, y su obra se encuentra rodeada de curiosidades.
Lo primero que sorprende es que dota a todas sus novelas de un elenco de mujeres protagonistas que dejan huella y a través de las cuales nos ofrece un vistoso y colorido retrato costumbrista.

Este libro, del que hoy os hablo, parece que desde el comienzo juega al despiste y se presenta ante nosotros bajo distintos títulos:
"Juicio y sentimiento", "Sensatez y sentimientos", "Juicio y sensibilidad", aunque seguro que como más frecuentemente lo habréis encontrado es como "Sentido y sensibilidad".
Todas esas formas de dar título a la historia y que vienen a significar lo mismo, es a consecuencia de las distintas ediciones, una tontería, ya que la única finalidad del título, en este caso, es darnos una pista desde el comienzo, la característica principal o el rasgo que guiará a cada una de las protagonistas: Elinor y Marianne Dashwood.
Pero sigamos con las curiosidades...

Esta novela fue terminada en 1797 pero no vio la luz hasta 1811, convirtiéndose en la primera de sus obras en publicarse, haciendo uso del seudónimo, "A lady", en un momento en que la literatura o más bien, que las mujeres publicasen estaba mal visto.
Dos años después, en 1813, sacaría una segunda edición corregida por ella misma, y que es la que se ha empleado para las ediciones posteriores.
La segunda en ser publicada fue "Orgullo y prejuicio", y lo hizo en 1813.
Su nombre tampoco apareció reclamando la autoría de la historia, lo que sí rezaba era "Por la autora de Sentido y sensibilidad"
Ahora bien, y aquí llega otra de las curiosidades...
En 1803, Austen había vendido "La abadía de Northanger" a una editorial, firmando bajo el seudónimo de "Mrs Asthon Dennis", de haberse publicado en esa fecha, habría pasado a ser la primera obra publicada de la autora, pero no ocurrió así, y esta historia junto con "Persuasión" pasó a ser publicada como póstuma en 1818.

Sentido y sensibilidad

“—Ahora estamos pensando —dijo el Sr. Dashwood, tras una breve pausa— en que sea Robert quien se case con la señorita Morton. 
Elinor, sonriendo ante el tono de gravedad y capital importancia de su hermano, contestó con calma —Ella, supongo, no puede elegir.”.

Esta historia nos plantea el gran problema de las mujeres en esa época, eramos eternas menores de edad, siempre bajo la tutela masculina.
Cuando el padre fallecía y no había marido, las mujeres de la familia pasaban a estar tuteladas por el hermano, el hijo varón que era el que heredaba el patrimonio, y a ellas, siempre que hubiese, se las dotaba de una pequeña renta para sus gastos.
Esa es la base sobre la que gira el argumento.
El joven señor Dashwood hereda la totalidad del patrimonio familiar, y debido a la ambición y egoísmo que comparte con su esposa, sus hermanas y madrastra pasan a vivir de la caridad familiar.
Elinor y Marianne Dashwood, las dos hermanas mayores, deberán encontrar un marido, a ser posible con buena posición, porque en esta historia el dinero está muy presente...

Austen nos ofrece una historia rural de la época, pero sobre la gente acomodada, la perteneciente a la clase burguesa, sin hacer referencias importantes a criados ni a las clases más bajas.
Cada vez que un nuevo personaje entra en escena, la autora nos describe su patrimonio al detalle y sus relaciones sociales, dejando entrever que esos detalles eran los únicos realmente importantes, eso sí, todo hilado con una fina ironía dramática.

“Sí, es una delicia ser joven y guapa. ¡En fin! Yo fui joven una vez, pero nunca fui guapa... tanto peor para mí. En cualquier caso conseguí un buen marido, y no se qué más puede conseguir una gran belleza”.

Los personajes femeninos marcan el rumbo del argumento, aunque sea en lo único que mandan, mientras que los masculinos quedan relegados a una posición secundaria, eso sí, hay que tener en cuenta el rasgo que tienen en común, independientemente del género, y es la pasión desmedida y el ruidoso entusiasmo.
Todas las acciones son magnificadas, hasta el gesto más sencillo se convierte en emocionante, y es que la autora tiene un estilo narrativo capaz de llevar a sus personajes hacia el paroxismo o la exageración.

Lo que más me ha llamado la atención es que esta historia es como una madeja de lana, de la cual tendremos que sacar un ovillo.
Según van avanzando los capítulos, vamos desenredando esa madeja, eso nos permite contemplar como era la vida de las mujeres en esa época, pero al mismo tiempo vamos enrollando y dando cuerpo al ovillo, depositando una hebra sobre otra, enrollando la trama, y es que todos los personajes que aparecen en el argumento, guardan alguna relación entre sí, además de que a Austen, le gusta complicar la existencia a sus criaturas.
En esa forma de hacer girar la historia sobre sí misma, enrollándola, van a tener mucha importancia los silencios, las elipsis narrativas, porque con ellas la autora irá marcando la trayectoria del argumento y con ello el fin de los personajes.
Esos silencios muchas veces son debidos a que se construyen sobre mentiras o medias verdades, y en otras ocasiones serán fruto de la compasión o el respeto, algo que también nos mostrará la psicología de los personajes.

¿Jane Austen una autora feminista o conservadora?

Hay voces que abogan porque Jane Austen era una autora implicada en defender los derechos de las mujeres, mientras que otras defienden que su postura era más bien conservadora.
Tras leer esta historia, yo no sé en que idea posicionarme, porque encuentro una doble lectura.
Es cierto que en algunos momentos detecto una ligera crítica, cubierta con una pátina de ironía aguda o malintencionada, hacia ese papel impuesto a las mujeres que las obligaba a someterse a las convenciones sociales...
Ahora bien, mi sentido crítico también me obliga a decir que en esta novela, los varones también demuestran estar sometidos a esas mismas normas sociales, aunque eso sí, en menor medida.
No quiero meter ningún spoiler, pero para los que no la habéis leído os diré que a lo largo de la narración, aparecen varios personajes masculinos que serán reprobados por su comportamiento, o por tomar decisiones en contra de lo que se considera la voluntad familiar.
Quizás esto demuestra que Austen sí era feminista, y lo que intentaba mostrarnos es que aunque los varones también estaban sujetos a esas convenciones sociales, ellos siempre disponían de otra alternativa que les permitiese salir del embrollo.
A pesar de lo mencionado, y como he dicho al principio de este párrafo, no me llega a quedar clara la postura de la autora, porque yo sigo viendo esa doble lectura, no solo en lo que acabo de mencionar sino también en más detalles, como veréis a continuación...
Al final, los personajes femeninos, tras haber sufrido de lo lindo, reciben su recompensa, parece que hay una moraleja, una vocecilla moralizante que dice entre lineas "tened paciencia, la bondad, la virtud y todo el sufrimiento que habéis pasado será recompensado", y el castigo que se merecen alguno de los personajes masculinos, llamémoslo en este caso "justicia literaria" queda corta para mi gusto.

También debo decir, que los personajes femeninos se alejan de la imagen que por ejemplo nos ofrece Emily Brontë en su obra "Cumbres borrascosas".
Los personajes de Austen no logran alejarse de esa moralidad inglesa que tienen tan arraigada. Son rebeldes pero con unas ataduras contra las que no pueden oponer resistencia, quizás por la costumbre, eso las impide evolucionar de forma explosiva que era lo que veíamos en Catherine, el personaje protagonista de Emily Brontë. Aquí hay que añadir que el personaje de Brontë es posterior (1847).
Y esto, indirectamente me lleva a hablaros de la evolución de los personajes...

¿Cómo evolucionan los personajes?

Sabéis que las dos grandes protagonistas son Elinor y Marianne Dashwood, y que la historia gira a su alrededor.
Desde el comienzo nos van mostrando su evolución, pero de forma contenida, nos muestran un arco ascendente, pero no impactante, como acabo de mencionaros... algo parecido a lo que ocurre con el Coronel Brandon, un personaje masculino que destaca por encima de cualquier clasificación que pueda hacerse.
Es un personaje incidental, un secundario que entra y sale de escena, alguien sobre el que se apoya el argumento y las dos protagonistas.
En este apartado, quería hablaros de algo que cobra importancia: el arco dramático o de transformación de los personajes, que es eso que acabo de mencionar.

Cuando un personaje entra en escena, lo hace ya con unas características prefijadas, ese arco dramático es la linea o la curva que va a mostrarnos su evolución.
A partir de esa puesta en escena, el personaje empieza a evolucionar gradualmente. Los habrá que, dependiendo del contexto y de las situaciones que les rodean y les afectan, lo hagan a peor y otros que lo harán a mejor, sin olvidarme de mencionar a los que no experimentan ningún cambio.
Por ese motivo habrá personajes que al comienzo nos caigan bien y terminarán resultándonos odiosos, y al contrario...
Los que mejoran, tienen una curva ascendente y los que empeoran descendente, lógicamente los que no sufren cambios la tienen neutra.
¿Y a qué viene todo esto?
Pues a que todos esos tipos, los vamos a encontrar aquí a simple vista.
Jane Austen crea un amplio abanico de personajes, con una gran disparidad de personalidades.
El Coronel Brandon, va creciendo con cada actuación, al igual que un personaje minúsculo pero indispensable para la historia, la Sra. Jennings, alguien que empieza siendo una repulsiva cotilla y termina tranformándose en alguien adorable.
Es cierto que los personajes más frecuentes en esta historia cuentan con una linea de transformación neutra, van a comportarse igual al comienzo que al final, pero son igual de indispensables que un protagonista, no solo contribuyen a crear el ambiente, sino que también son los responsables de hacer evidente el gran contraste que existe entre ellos y que hace destacar a unos sobre otros.

Creo que esta primera incursión en la obra de Jane Austen ha sido una lectura muy provechosa, y eso que me advirtieron que no era la mejor de esta escritora.
Por último y antes de despedirme, solo me queda pediros disculpas por la extensión de esta reseña, pero cuando se ha hablado tanto y tan bien de una obra o autor, cuesta pasar de puntillas por determinados detalles que van aflorando en la lectura, y en un amante de los clásicos, como es mi caso, hasta el detalle más sencillo se convierte en emocionante y digno de comentar.
Y ahora sí, feliz lectura...