En el idílico pueblecito inglés de Lockwood hay un misterio que resolver. Todo empieza con el regreso de dos habitantes del pueblo después de un largo viaje y acaba con una trágica muerte. Aunque se ha enviado a prisión al presunto culpable, el abogado Roderick Tanner sospecha que es inocente y ordena a sus pasantes, Charlotte y Femi, que revisen todas las pruebas del caso.
Entre la desastrosa compañía de teatro amateur del pueblo y la campaña de recaudación de fondos para el tratamiento médico de una niña pequeña vecina del pueblo, se esconde el asesino a la vista de todos. Las pruebas están ahí, esperando a que alguien las descubra. Pero ¿podrán Charlotte y Femi resolver el caso? ¿Lo podrás resolver tú, lector?
Janice Hallett, calificada por el Times como la Agatha Christie del siglo xxi, ha creado con La apelación una novela de misterio extraordinaria, con múltiples giros inesperados y que involucra al lector en la resolución del caso como si fuera un investigador más. ¿Te atreves a adentrarte en los secretos de Lockwood?
Opinión:
Un asesinato.
Quince sospechosos.
¿Puedes descubrir la verdad?
Con esta introducción estoy segura de que ningún amante de la novela policíaca podrá dejar pasar esta lectura.
Se ha calificado a Janice Hallett como la nueva Agatha Christie del siglo XXI, algo que a mí me parece un poco aventurado por dos motivos. El primero es que esta es su primera novela y el segundo es que, tras leer esta obra, a mí no me ha parecido que Janice Hallett cultive el mismo estilo que la gran dama del crimen. Pero como siempre... esto son apreciaciones mías.
La novela en general me ha parecido que tiene un argumento muy ingenioso y una estructura muy original; a eso hay que sumarle que su lectura se hace adictiva, motivos más que suficientes a la hora de recomendárosla.
La autora nos propone un reto, averiguar entre quince sospechosos quién es el asesino. Para ello nos introduce en la trama de manos de Roderick Tanner, un abogado que encarga a dos de sus pasantes que estudien todas las pruebas escritas para solicitar una apelación, ya que considera que la persona encarcelada no es el asesino.
Aquí, por supuesto, no vale que los lectores hagamos trampas yendo al final del libro para descubrir quién es el acusado injustamente, porque ese no va a ser el único dato que limite el buen desarrollo de nuestra investigación, me refiero a la de los lectores, porque la autora también va a esconder la identidad del muerto hasta bien llegado el 60% de la novela.
Como veis es un libro que a simple vista ya llama la atención porque no está construido al estilo clásico policíaco en el que sabemos desde el principio quién es el muerto.
Ese dato yo lo considero primordial para llevar a cabo una investigación, porque sin saber a quién han asesinado y cómo, también me cuesta encontrar los posibles motivos para quitarle de en medio, por mucho que me den todas las conversaciones escritas entre los quince sospechosos.
Creo y ya lo digo en este momento que Janice Hallet nos propone un juego, pero algo sucio.
Respecto a la estructura...
Todo el libro está redactado como si fuesen correos electrónicos, mensajería instantánea e informes.
En un principio puede parecer que 15 sospechosos serán muchos y que costará seguirles los pasos, pero realmente hay algunos a los que se puede descartar con facilidad. Con esto último no estoy diciendo que haya acertado en quién es el asesino, porque me ha vuelto a fallar el instinto sabueso.
De esos quince sospechosos sabemos que pertenecen todos a una compañía de teatro amateur y el medio para conocerles va a ser a través de los correos que se envían.
Con solo esos fragmentos vamos a ser capaces de construir un perfil psicológico muy completo de cada uno de ellos e incluso nos van a servir para descartar a algunos de esa lista de sospechosos, ¡pero cuidado! porque entre esos correos también incluye la autora una manzana envenenada.
Los personajes y sus conversaciones nos van a entretener y no le doy al término la connotación de hacer pasar el tiempo de forma agradable, sino la de hacer perder el tiempo ocupando nuestra atención e impidiendo que llevemos a cabo nuestra investigación.
Con esos correos vamos a ver como se mienten, manipulan y se ponen zancadillas, pero al mismo tiempo vamos a ser testigos de como se obsesionan y se entrometen en la vida de los demás.
Hay algunos personajes que pueden llegar a atragantársenos, al menos eso es lo que me sucedió a mí, pero no por eso voy a decir que sean personajes malos. Esos personajes están construidos para cumplir con una función, insisto, la de distraer al lector, sirven para desviarnos de lo realmente importante, del quién lo hizo, a quién se lo hizo y por qué.
La novela es toda lineal, carece de capítulos.
Los correos electrónicos están colocados por fecha pero también se nos indica que las conversaciones no están completas, faltan algunas respuestas... otra manzana envenenada que nos cuela la autora, porque condiciona nuestro modo de pensar al omitir datos que podrían ser relevantes.
Otro detalle a tener en cuenta es que la lectura de esos emails va a ser interrumpida, por decirlo de alguna forma, por la mensajería instantánea que se envían entre las dos pasantes y que también sirve para encauzar nuestros pensamientos, en el caso de que nos hayamos perdido algo interesante o nos hayamos quedado descolgados de las pesquisas.
Pero aquí dejo otra advertencia, ¡cuidado! porque esos mensajes que se envían entre ellas, en los que plasman sus impresiones, también pueden servir para manipularnos, dejando que la autora implante ideas u opiniones en nosotros.
Con todo lo dicho hasta ahora lo que quiero transmitir es que nos encontramos ante una trama elaborada muy compleja que recuerda a un ovillo, enrollándose cada vez más.
Todos los personajes esconden algo o no son lo que hacen ver al resto, y por supuesto, también hay personajes de relleno, creados con el fin de aumentar el número de sospechosos.
Ya para terminar...
Es una gran novela, con un planteamiento muy original a pesar de lo que yo considero trampillas colocadas estratégicamente por la trama. Está claro que un autor no va a construir un argumento en el que descubras al asesino a las primeras de cambio, se trata de ponernos dificultades a los lectores.
Lo que sí creo, como he dicho al principio, es que a su autora no se la puede comparar con Agatha Christie, porque Agatha ponía a disposición de los lectores todas las pistas, y en este caso no es así. De todas formas no entiendo esa manía comparativa con la que nos intentan camelar a los lectores porque no beneficia a nadie.
Es una novela genial, estoy segura de que os va a encantar y, sobre todo, es ideal para compartir en un club de lectura y poder ver el desarrollo o los pensamientos de otros lectores.
Todo un juego y todo un reto.
Me tienta bastante, y es muy curioso lo de ocultar la identidad del muerto.
ResponderEliminarCreo que me animaré con ella 😉
Un beso, Susurros.
Hola Anabel.
EliminarEstoy segura de que te va a gustar.
Un besazo.
Hola Susurros, estoy totalmente de acuerdo contigo. Como lectora voraz de Agatha Christie me molesta sobremanera esa manía que tienen algunas editoriales de comparar a cada nuevo autor que sale con ella. No le beneficia nada, sobre todo al autor novel, porque luego cuando lo leas puedes acaba muy cabreada... Y en este caso, como pareces que comentas, aún se le parece menos, porque Agatha nunca fue tramposa a la hora de poner pistas. De hecho una de las normas de The Detection Club era precisamente esa. No dar pistas engañosas...
ResponderEliminarLa novela tiene buena pinta y puede que algún día me ponga con ella, con la salvedad de la comparación.
Un besazo
Por el título y el ambiente jurídico de abogados y tal me ha recordado las novelas de John Grisham, aunque veo que está más en la línea Agatha Christie y sus novelas de ámbito huis-clos (espacio cerrado). Me encanta Grisham y Agatha Christie, así que corro a apuntar este título.
ResponderEliminarMuchas gracias, amiga
Besos
A mí también me gustó mucho esta novela epistolar. No fui capaz de adivinar la solución al misterio ni de lejos, pero me lo pasé en grande sospechando de unos cuantos. Pese a sus quinientas y pico páginas, se lee con rápidez por su estructura y las interrupciones de las pasantes vienen genial para recordar acontecimientos y aclarar dudas sobre los quince sospechosos, ¿verdad? Besos.
ResponderEliminar