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martes, 7 de febrero de 2023

Trilby de George du Maurier

Sinopsis:

La ingenua, bellísima y algo ligera de cascos Trilby O’Ferrall, lavandera y musa de unos bohemios pintores ingleses del legendario París de mediados del siglo XIX, se convierte en la mejor cantante lírica del mundo, rompiendo los corazones de media Europa. Pero ¿cómo puede cantar tan bien con un oído tan malo para la música? La respuesta la oculta el malvado músico Svengali, que la ha hipnotizado para aprovecharse de ella y alcanzar la fama. Considerada el primer best seller de la era moderna, Trilby es sin duda la gran novela de culto victoriana. Causó una auténtica conmoción cuando se publicó en 1894 y generó una verdadera «Trilbymanía» a ambos lados del Atlántico. Un éxito que torturó a Henry James, pues su amigo Du Maurier le había ofrecido el argumento de esta novela y no pudo evitar los celos cuando constató con estupor cómo su colega cosechaba un fantástico éxito de crítica y de ventas con la trama que había rechazado.

Opinión:

George du Maurier fue novelista e ilustrador. Su pasión por la pintura le llevó a París y después a Amberes donde prosiguió con su formación artística. 
En Londres colaboró como dibujante y escritor satírico para Harper's Magazine y para la revista de humor Punch. Todo esto os lo cuento porque tiene relación directa con esta novela, ya que en la edición que yo he leído se incluyen los 130 dibujos originales que el autor realizó para la primera edición de 1894, publicada en Nueva York por Harper & Brothers.

Los grandes críticos y expertos hablan de que esta obra tiene un marcado estilo gótico y que inspiró a Gastón Leroux para su célebre El fantasma de la ópera
Dejadme que tome aire y cuente hasta diez antes de continuar porque los comentarios de los grandes expertos ya claman al cielo.
Una obra puede tener varias características que hagan dudar a la hora de catalogarla; en ese caso, siempre se opta por situarla dentro del género del que tiene más elementos. 
Trilby, de principio a fin, se muestra como una historia costumbrista en la que se describe al detalle la vida bohemia en París.
Sobre las características góticas o el ligero toque de misterio que encontramos al leer la reseña, para mí han sido tan solo un engaño. 
Esos hechos que se citan en la reseña se limitan exclusivamente a la séptima parte, cuando el libro está estructurado en ocho más un capítulo final. Esto me lleva a decir que es algo ligero argumentar que una novela es gótica centrándonos en unos sucesos que ocupan solo un capítulo y dejando sin examinar el resto de características. Es más, antes que encuadrarla como gótica yo me atrevería a hacerlo como Sensation novel porque se ponen en entredicho los principios morales victorianos cruzando la raya roja de lo que consideraban la decencia al uso.

Y no quiero extenderme mucho más... Puede que Trilby inspirase El fantasma de la ópera, sobre eso habría que preguntar a Gastón Leroux, algo complicado a estas alturas, pero solo encuentro un minúsculo elemento en común entre ellas que no merece la pena ni mencionar.

Trilby

Dejando de lado este tema, que me ha llevado más de la cuenta, paso a hablaros de la obra en sí.
Esta lectura la propuse para el taller del blog de enero y febrero. A ella se unieron Inés, de la huella en los libros, y Anabel Samani, pues bien, al final ellas terminaron abandonando. 
¿Por qué cuento esto?, pues, simplemente, porque la forma de narrar de este autor se convirtió en algo insufrible y comparto con ellas la opinión de que la lectura siempre debe ser sinónimo de disfrute. 
Yo alego en mi defensa, aunque la tortura no tiene nada de defendible y menos aún cuando te la infliges a ti mismo, que tras leer seis partes me resistí a abandonar solo por cabezonería. 
Ahora entiendo perfectamente el sentimiento de Mark Twain cuando dijo de Jane Austen:
"Cada vez que leo Orgullo y prejuicio me entran ganas de desenterrarla y golpearla en el cráneo con su propia tibia"
.
Y no es que yo coincida en su opinión sobre Orgullo y prejuicio, pero se despertaron en mí los mismos instintos agresivos, con esta historia.

Dicen que Trilby está considerado como el primer bestseller de la era moderna, y que se convirtió en la gran novela de culto victoriana, causando una auténtica conmoción cuando se publicó en 1894. Leyendo esto pienso que tanta gente no puede estar equivocada al juzgar una obra; quiero pensar que esa moralidad victoriana tan asfixiante que marcaba sus vidas les empujó a buscar el morbo en una trama que, a simple vista, se presentaba como trasgresora, pero no descarto que también el problema sea nuestro, que no conectamos con la forma o el método de narrar de este autor. 
Y en esto último me voy a centrar...

Con lo primero que nos encontramos es con un narrador en tercera persona, demasiado meticuloso y observador, y que de vez en cuando se incluye en el relato como personaje testigo. 
Este narrador tiene tendencia a irse por las ramas, apartándose del tema central y dando tumbos por asuntos que no tienen ninguna relación. Lo peor de estas digresiones es que hasta el propio autor reconoce en mitad de la lectura que no vienen al caso, he aquí unas muestras:
"Esta digresión no viene demasiado a cuento, y no sé por qué me he apartado de mi camino."

"Y entonces, como llevado por el raudal de su elocuencia (pues nunca se había sentido tan inspirado ni había tenido tan buen auditorio) apostrofó al perro, que se estaba cansando de prestar atención —como acaso le pase al lector— "

o esta última que resume todo lo dicho:

"No tema el lector. Renuncio a describirlo. No sabría dónde empezar ni cuándo dejarlo." 

Una consecuencia de esa tendencia a irse por las ramas es que también los personajes terminan perdidos en reflexiones y pesados monólogos.

Creo que un narrador, y aquí incluyo también al escritor, no debería contar nada que pueda desviar la atención del lector de lo fundamental. Tal y como decía Chéjov: 

"Todo lo innecesario debe ser descartado."

Pero la cosa no termina aquí...

Otra característica de este narrador es que se toma demasiado tiempo para describir y presentar a los personajes; a grosso modo os puedo decir que en esa cuestión se van dos tercios de la obra.
Las descripciones constituyen el soporte escénico de la historia pero al ser tan extensas ralentizan la lectura y provocan que la narración sufra demasiados altibajos. 
Reconozco que siempre se agradecen los detalles a la hora de crear el perfil psicológico y/o físico de los personajes, pero insisto, todo el abuso cansa, se trata de estimular la mente de los lectores, pero también hay que dejar algo en manos de nuestra imaginación.

Dentro de esas descripciones que mencionaba, lo que llama la atención es que están cargadas de clichés sobre los ingleses, franceses, españoles o judíos, pero sobre todo destaca la saturación en el empleo de adjetivos. Todas las frases están sobresaturadas de ellos, algo que provoca empacho y desata esas ganas locas de torturar al autor que ya comenté más arriba...
"Podía cantar alto, bajo, fuerte y suave. Los frívolos quedaron fascinados como era de esperar; y aun los más serios quedaron sorprendidos, transportados, pasmados, enternecidos, excitados, perturbados, atormentados, exasperados, seducidos, desmoralizados, degradados y corrompidos de tanta naturalidad, sin poder contener ni disimular su entusiasmo."

Entiendo que el autor intenta con esa muestra del uso del lenguaje embellecer la narración, pero el abuso consigue el efecto contrario; intentar ampliar el significado o intensificar la expresión de esta forma, aburre hasta a los muertos. Y lo mismo sucede con la gran cantidad de citas, poemas y canciones, tanto en inglés como en francés con las que siembra el texto y que deduzco que los lectores terminamos saltándonos.

Ya para terminar...

Las bases del argumento pueden resultar interesantes, lo vemos en esa sinopsis engañosa, pero de verdad que la ejecución, para mi gusto, no lo es. Necesita demasiadas páginas para contextualizar y luego emplea muy pocas en desarrollar la idea fundamental. 

He leído en algunas páginas que la lectura fluye, que es ligera... como podéis ver a mí me ha parecido todo lo contrario, fluye, sí, pero como las aguas del Estigia hacia una ciénaga.

Y ahora me entrarán los ofendiditos y grandes expertos a decir que no he entendido nada de este libro, pero creo que he argumentado y mostrado pruebas más que de sobra. Todo lo citado termina alterando el ritmo narrativo y sacando al lector del relato. 
Insisto, en toda valoración crítica, por muy objetiva que intente ser, siempre hay un alto grado de subjetividad que depende directamente de nuestros gustos... pero lo subjetivo, al menos yo lo intento, está argumentado y puede ser de la misma respetabilidad que lo objetivo. También debo añadir que no hay que tener miedo a decir que un libro no gusta por muy clásico que lo consideren, porque clásico no es sinónimo de intocable, algo que en algunos blogs parecen olvidar.

Creo que es la primera vez que doy una valoración tan baja a una obra clásica, pero es que no creo que haya algo que falle, creo que son muchos los detalles que me han sacado de una lectura que en un principio pensé que sería prometedora.

Como última curiosidad... George du Maurier también es conocido por ser el abuelo de la escritora Daphne du Maurier, autora de títulos tan conocidos como Rebeca o La posada de Jamaica.


domingo, 28 de noviembre de 2021

La dama de blanco de Wilkie Collins

Sinopsis:

Walter Hartright se traslada a Limmeridge para dar clases de dibujo a Laura, sobrina y heredera del barón Frederick Fairlie. Sin que ninguno de los dos pueda evitarlo, surge entre ellos un profundo amor, enturbiado por el compromiso de la muchacha con sir Percival Glyde, que solo busca arrebatarle su fortuna. La aparición de una misteriosa mujer, sin embargo, cambiará de forma inevitable el curso de los acontecimientos.
La dama de blanco, inspirada en un hecho real y publicada originalmente por entregas en una revista dirigida por Charles Dickens, ha sido un éxito ininterrumpido de ventas en todas las lenguas en que se ha publicado. Ello se debe a una trama sumamente bien llevada, a la atmósfera de misterio e intriga, al trepidante ritmo narrativo y, sobre todo, a la profundidad psicológica de los personajes y la fabulosa descripción de los ambientes y las situaciones. 

Opinión:

La dama de blanco es una novela epistolar escrita en 1859 por Wilkie Collins. Un autor del que ya os he hablado en ocasiones anteriores y del que podéis consultar todos sus libros reseñados en el blog pinchando en el siguiente enlace: Wilkie Collins
Siguiendo con la tradición clásica de presentarla al público por entregas fue serializada durante 1859 y 1860 en la revista literaria All the Year Round fundada por Charles Dickens.

«Sensation novel»
Está considerada como la primera novela sensacionalista; un género o subgénero de gran influencia en la época victoriana donde se combinaban detalles del género gótico, crímenes y misterio con el realismo psicológico, llevando a los protagonistas a vivir situaciones límites y exageradas con el fin de despertar emociones en unos lectores sedientos de morbo y entretenimiento. 
Estas historias, que vendían siniestros dramas familiares, tuvieron una gran aceptación por parte del público. Los sucesos que venían ocurriendo en el género gótico en castillos europeos pasaron a suceder en ambientes burgueses de esa sociedad victoriana, abarcando desde el clásico asesinato a la bigamia, infidelidades, incesto... etc. 
En resumidas cuentas, todos los delitos que a diario aparecían publicados en la prensa como hechos reales y/o como fragmentos de juicios fueron ahora transportados al papel creando un nuevo género afín a las clases más bajas, pues aunque suene repetitivo, en ellos se juzgaban la moralidad de esas clases pudientes que vendían una imagen oficial que distaba de la real.

«Marketing y curiosidades»
Con La dama de blanco se puso en marcha la máquina del marketing, algo asombroso para la época, desconozco si se había hecho con anterioridad, pero lo que sí puedo deciros es que a Collins le funcionó muy bien y sacó un provecho sustancial.
Empezaron a venderse aguas de colonia, capotes y algunos vals compartieron título con la obra. 
Hubo tanta afinidad con los protagonistas que sus nombres empezaron a sonar con fuerza entre los bebés mientras que el del principal antagonista se empleó como mote para animales domésticos, llegando incluso Oscar Wilde a utilizarlo como apodo universitario. 

El político William Glandstone canceló varios compromisos para continuar con la lectura de la obra; el príncipe Alberto regaló varios ejemplares; William Thackeray, considerado como el segundo mejor novelista de la época victoriana, pasó un día entero absorto en ella, y así podríamos seguir citando nombres de personajes famosos que se quitaron el sombrero ante Collins.

A día de hoy, la Mystery Writers of America, es decir, la asociación de escritores de misterio de Estados Unidos, la ha incluido en la lista de las cien mejores novelas de misterio de todos los tiempos; una opinión que comparto con ellos al cien por cien.

Y ya para terminar con este apartado de curiosidades:
Aunque en la sinopsis se indica que esta novela se inspiró en un hecho real, eso no es del todo cierto. Collins utilizó sucesos de la época para inspirarse en determinadas escenas, lo gracioso del asunto es que empezó a recibir cartas donde se le pedía que desvelará la identidad oficial de uno de los personajes femeninos, Marian Halcombe, llegando incluso algunos lectores a ofrecerse como esposos y protectores.

«La renovadora técnica narrativa de Collins»
La estructura resultó sorprendentemente innovadora. 
Collins abandonó el uso del narrador omnisciente y lo sustituyó por varios narradores que se sucedían plasmando sus vivencias en diarios o cartas. De esa forma se conseguían varios objetivos: 
El narrador omnisciente, a pesar de que lo conoce todo, aportaba a la narración un distanciamiento de los lectores y en cambio, con esta diversidad de voces se lograba una narración más lineal y personal, ya que cada uno de ellos, junto con los acontecimientos que relataban, reflejaban también sus sentimientos embargando esas emociones, de igual forma, a protagonistas y lectores.
Esta estructura se convirtió en un clásico de las obras de este escritor, ya que el relevo narrativo aportaba un punto de vista distinto, más "fiel a los acontecimientos" si obviamos la subjetividad que va implícita y el riesgo a ser engañados.
Otro elemento que empleará Collins en la mayoría de sus obras es el de la experiencia, al incluir un personaje cuya profesión es la de abogado, pues él mismo estudió esa carrera aunque nunca llegó a ejercer.

«Quién es quién en la trama»
Y ahora llega el momento de hablar de los personajes y como veréis el autor no escatima a la hora otorgarles labores.

La trama gira alrededor de Laura Fairlie, un personaje que a mí me ha resultado muy limitado y cuya actuación se reduce a desencadenar la acción, algo que no hay que desmerecer. 
Los sucesos que girarán tanto alrededor de ella como de su futuro esposo, sir Percival Glyde, aparecerán relatados por los narradores.

Tampoco tendrá voz en la historia "La dama de blanco", pero ella cumplirá la función de personaje omnipresente, y el misterio que se crea en torno a ella nos acompañará hasta las páginas finales.

Sobre el resto de personajes recaerá la delicada labor de transcribir los hechos. 
Cada uno de ellos será el encargado de relatar los sucesos de los que únicamente ellos serán testigos. Lógicamente habrá unos que participen de forma más activa en la trama, mientras que otros quedarán relegados a un segundo término y al mero papel de informantes. 
Llegados a este punto debo deciros que sobre vosotros recaerá la función primordial de juzgar la credibilidad de lo que se relata en cada uno de los testimonios narrados.

Siguiendo con el elenco protagonista y tratando de ser objetiva os diré que los mejores para mí son Marian Halcombe y Walter Hartright; ellos serán los encargados de desentrañar el misterio y actuar como protectores de Laura. Obviamente, si tengo que elegir entre uno de los dos me quedo con el personaje femenino, no por este hecho, si no por su compleja construcción.

Y llega el momento de mencionar a los dos grandes antagonistas
Y sí, he dicho antagonistas, porque Collins aquí se permite la licencia de incluir a dos malos por el precio de uno, un recurso que da mucho juego. Cada una de las situaciones en las que intervienen crea desconcierto en los lectores y eso es precisamente lo que buscaba la narrativa sensacionalista, sorprendernos. Cada una de las decisiones que toman alteran el orden lógico de unos acontecimientos que terminan tomando un rumbo perturbador.
En general, y ya para terminar, todos los personajes aparecen muy bien descritos, pero quizás lo que más resalta es el detallado perfil psicológico de los dos malvados y de Marian.

«Descripciones»
Otro detalle que hay que alabar de las novelas de Collins y que tiene relación con el apartado anterior es su gran capacidad a la hora de describir. 
Ya os he hablado de la descripción profunda de los personajes, pero no podía obviar la atmósfera de suspense tan lograda y que traslada a todos los escenarios. 
Por otro lado, el ritmo narrativo en este libro me ha parecido bastante más rápido que en "La piedra lunar" o en "Armadale", y lo consigue impulsando la trama con constantes giros argumentales.

Y hasta aquí la reseña de hoy.
Espero que haya sido de vuestro agrado a pesar de su longitud, pero como habréis visto es una gran obra y merece la pena perderse unos instantes más entre sus detalles.

martes, 16 de marzo de 2021

El hotel encantado de Wilkie Collins

Sinopsis:

Autor de las grandes novelas "La dama de blanco" y "La piedra lunar", alabado por personalidades tan dispares como Borges, Eliot o Swinburne, Wilkie Collins ha sido reconocido universalmente como uno de los más geniales creadores de la intriga y el misterio, y celebrado por sus desenlaces imprevisibles.
"El hotel encantado" pertenece al género de la novela de terror, o más específicamente al de la novela de fantasmas. Unos fantasmas que no son espantajos de ululante protoplasma, sino realidades que hallan sentido en los repliegues más oscuros y abyectos del espíritu de todo ser humano. 
El terror, pues, no se busca aquí a través del susto fácil, del mero entretenimiento, sino en la conmoción profunda que genera el horror auténtico: el que surge del encuentro del hombre consigo mismo en el terreno atroz de lo que está más allá de lo conocido y, también, más allá de lo tolerable.

Opinión:

La obra de Wilkie Collins, autor que ya ha aparecido por este blog en varias ocasiones, se caracteriza, o al menos lo que yo he leído de él hasta el momento, porque siempre incluye el personaje recurrente de un abogado, independientemente de la relevancia que éste tenga en la trama.
Otra característica es la pluralidad del punto de vista, es decir, recurre al uso de varios tipos de narradores dentro de la misma historia. 
En este caso la mayor parte del relato nos llega desde la voz de uno en tercera persona que no conoce toda la historia, ya os comenté que este autor huye del narrador omnisciente que era común utilizar en esa época.
Para subsanar ese detalle, Collins reserva una pequeña parte de la narración para darnos a conocer los sucesos como ya nos tiene acostumbrados, a través de cartas y del manuscrito de una obra de teatro, de esa forma seremos testigos de los detalles a los que no accede ese narrador y rellena los posibles vacíos argumentales que podrían derivar de ello.

El hotel encantado escrita en 1878 es una novela breve si la comparamos con otras de sus grandes obras, ya que solo tiene 212 páginas.

Está dividida en cuatro partes y se ajusta completamente al género de las sensations novels de las que ya os hable un poco en la anterior reseña de Collins, Armadale
Este género, que surgió alrededor de 1860 y que se extendió hasta finales de la siguiente década de 1870, abarcaba obras de misterio y terror; en ellas se incluía algún crimen y algunos de los rasgos de sus protagonistas, mayormente psicológicos, aparecían descritos de forma algo exagerada, además de que las historias escondían algún secretillo escandaloso que chocaba con la severa moralidad de la época. 

En esta novela nos vamos a encontrar con un Wilkie Collins que vuelve a dar el protagonismo principal a los personajes femeninos y entre ellos destaca, lógicamente tratándose de una sensation novel, una villana de la clase aristocrática.
Como ya sabéis otra característica de ese género era que como foco de esas conductas escandalosas se encontraba un personaje de la clase alta, y por ese motivo estas novelas adquirieron esa calificación despectiva de novelas sensacionalistas, dado que en ellas se sacaba a la luz un comportamiento, más que censurable, que la aristocracia tomó como un ataque personal. sobra decir, que esas novelillas contaron con la aprobación del público de a pie que vio cómo los delitos no eran cometidos solo por las clases bajas.

En esta novela Collins consigue mantener el suspense hasta prácticamente el final y vuelve a sorprender por el soberbio argumento en el que cada pieza termina encajando al detalle.
Hay algunos expertos que dicen que la novela es floja e incluso la califican de obra menor, ya que corresponde a una época en la que el autor empezaba a decaer presa de su situación económica, de los dos romances que mantenía al mismo tiempo y de una fuerte adicción al opio, como veis la vida de Collins también parece una sensation novel, pero a mí no me ha parecido floja. 
Me ha parecido una novela más breve, lógicamente doscientas páginas no pueden contener lo mismo que mil, pero la trama sigue siendo igual de elaborada e ingeniosa, por no hablar de los personajes que aparecen descritos de forma minuciosa.

Sin duda, Wilkie Collins es uno de los grandes autores de misterio que hay que conocer. Si sois de los que tenéis miedo a zambulliros en más de 800 páginas, aquí tenéis una buena alternativa.

martes, 16 de febrero de 2021

Armadale de Wilkie Collins

Sinopsis:

En 1832, en un balneario alemán, un hombre llamado Allan Armadale, ya en su lecho de muerte, confiesa que muchos años atrás mato a un hombre que llevaba su mismo apellido: un hombre que fue su amigo y luego su enemigo y cuya muerte le ha pesado y perseguido toda su vida. Ahora, en su testamento, le deja a su hijo una grave advertencia: debe mantenerse apartado del hijo del otro Armadale o una maldición caerá sobre ellos y la tragedia volverá a repetirse.

Pero veinte años después, a pesar de las advertencias del padre, ambos jóvenes, hijos de la víctima y el verdugo vuelven a encontrarse, se harán amigos, y, una vez más, la herencia maldita volverá a perseguirlos.

Opinión:

Ya os he hablado en otra ocasión de Wilkie Collins, cuando reseñé "La piedra Lunar".
Este autor fue muy prolífico, ya que escribió 27 novelas, más de 60 relatos cortos, unas 100 obras de no ficción y aproximadamente 14 de teatro, por lo que no os debe parecer extraño que, en breve, otras historias suyas empiecen a aparecer reseñadas por aquí.

Aunque a Collins se le conoce como a uno de los creadores o precursores del género policíaco, también hay que recordar que muchas de sus historias son catalogadas dentro de lo que fue denominado despectivamente como novela sensacionalista o sensation novel
En ese género o subgénero, incluyeron una amplia gama de textos que abarcaban desde las historias de crímenes a las de misterio y terror que fueron publicadas en la década de 1860. Este tipo de narraciones descendían del género melodramático y del Newgate, también llamado Old Bailey, donde se daba cierto protagonismo a los criminales y a sus actos.

Algo que caracteriza la escritura de Wilkie Collins, y que se debe a los estudios que cursó, es que el tema de la abogacía está muy presente en todas sus narraciones. 
En ellas aparecerán personajes que desempeñan esa profesión que, por cierto, él nunca llegó a ejercer, pero que le sirven a la hora de dar forma a personajes muy creíbles. También veréis que da mucha importancia al género epistolar que aparece representado mediante cartas, recuerdos trasladados al papel, diarios, etc...

En los dos libros que hasta ahora he leído de él tienen como base argumental un testamento y una maldición que caerá a plomo sobre los herederos, y es que ese es otro de los puntos fuertes de este escritor: la atmósfera de misterio y suspense que consigue generar con solo ese par de elementos.

En Armadale (1866) vamos a encontrarnos también otros detalles que aportan ese clima de suspense. Quizás uno de los más importantes es el tema onírico que irá adquiriendo importancia a medida que avance la trama, tanto o más que las coincidencias de las que también hace buen uso o los juegos del destino.

Otra característica de la narrativa de Collins que no puedo olvidar mencionar son las descripciones que constituyen el soporte escénico de la historia. 
Aunque no abusa de ellas en exceso, sí observamos que disfruta ofreciendo a los lectores un relato minucioso y detallista, al igual que una prosa muy cuidada y evocadora.
En esta ocasión me ha parecido que Armadale tenía un arranque más lento que el que encontramos en La piedra Lunar, pero esa calma que podemos apreciar al comienzo en el ritmo narrativo rápidamente es solventada con un calculado in crescendo. Para ello el autor se vale de algunos personajes que serán los que aporten los sucesos melodramáticos e impulsen la trama, sin olvidar incluir una gran variedad de golpes de efecto.

Al igual que ocurría en la ya mencionada Piedra Lunar vamos a encontrarnos una historia dentro de la historia principal, ese es el medio por el que los lectores conoceremos los hechos relativos al pasado; un pasado que estimulado con ese testamento y la maldición que conlleva para los herederos, avanzará a pasos agigantados hasta terminar dando caza a los protagonistas.

Y ahora llega el turno de hablaros de los personajes. 
El elenco protagonista está representado casi de modo absoluto por el género masculino, pero ¡ojo!, las mujeres aquí ocupan un papel de vital importancia, ya que sobre ellas Collins hace recaer la función principal, no solo la de impulsar la trama sino que sin ellas no habría historia. 

Vamos a encontrarnos con un gran personaje, una gran "Villana" capaz de eclipsar no solo a los protagonistas masculinos de "Armadale", sino que considero que es un genio criminal que podría estar a la altura de competir con el mejor de los detectives de la época.  
Miss Gwilt está dotada de una personalidad llamativa, así como de una mente brillante. 
Collins no escatima a la hora de proporcionarnos su descripción y hace especial hincapié en los entresijos psicológicos del personaje, quizás descuidando un poco más a sus antagonistas masculinos.
Miss Gwilt como veis consigue tomar las riendas del relato. Sus actos, al margen de que los podamos juzgar como buenos o malos consiguen inclinar la balanza posicionando al lector de su lado, de ahí que la novela como indiqué al comienzo sea catalogada dentro del género sensacionalista.

Y ya para terminar...
Armadale es un gran libro, no me refiero solo a su categoría literaria sino también a su extensión, lo que la convierte en una lectura destinada a lectores pacientes que disfrutan de los clásicos. 
Lo de su extensión no debería frenaros ni incomodaros, ya que como sabéis en la época en la que fue escrita, lo normal era que las obras se publicasen por entregas y que los autores cobrasen por palabras. Eso daba como resultado historias muy complejas y completas con numerosas tramas y vueltas de tuerca, sin olvidar que no faltaban un gran número de personajes, todos ellos construidos a conciencia, que iban apareciendo y desapareciendo conforme dictaban los acontecimientos.

Sin duda es una obra que os recomiendo

jueves, 16 de enero de 2020

Los misterios de East Lynne de Ellen Wood

Sinopsis:

Archibald Carlyle se prenda de lady Isabel Vane y desea casarse con ella. Sin embargo, la joven siente una fuerte atracción hacia Francis Levison, un hombre de reputación dudosa. Isabel deberá escoger entre los dos, y esa decisión marcará su destino de por vida. Entretanto, el asesinato de George Hallijohn sacude la plácida vida de East Lynne: Richard Hare, hijo del respetado juez Hare, es acusado del crimen y se da a la fuga, y la dulce Barbara Hare, enamorada en secreto de Archibald Carlyle, tratará de demostrar su inocencia. El escándalo está servido y las vidas de los habitantes de East Lynne jamás volverán a ser las mismas.
Ellen Wood, célebre autora y editora que llegó a ser más popular en su tiempo que Charles Dickens y cuyas obras hicieron las delicias de lectores como Lev Tolstói y Joseph Conrad, ofrece al lector en Los misterios de East Lynne un escandaloso retrato de la sociedad victoriana y lleva a cabo un agudo análisis psicológico de las pasiones humanas.

Opinión:

Los misterios de East Lynne está considerada como la novela victoriana que escandalizó a toda Europa; una historia que hasta el mismísimo Lev Tolstói catalogó como maravillosa, y no es de extrañar, ya que una década y pico después, en 1878, él escribiría la que se ha considerado como su obra más ambiciosa y de mayor trascendencia, Ana Karenina, una narración de corte realista y psicológico, que retrataba el tema del adulterio y el rechazo social, y en la cual encontraréis muchos paralelismos con "Los misterios de East Lynne".
Lo más curioso es que, siempre he oído hablar de "La Regenta", de "Ana Karenina"y de "Madame Bovary", como si estas obras formasen parte de una trilogía del adulterio, pero si no es por una casualidad, no habría conocido esta fantástica historia de Ellen Wood, que nada tiene que envidiar a las citadas y que parece que se ha mantenido a la sombra de ellas, a pesar de que durante la época victoriana y principios del siglo XX, fue llevada en innumerables ocasiones al teatro.

Escrita en 1861 llevó el título de East Lynne, y fue publicada por entregas en la revista New Monthly Magazine. obteniendo un éxito inmediato; es un melodrama con tintes de suspense que incluye un asesinato, y teniendo en consideración el marco histórico, también sabemos que contamos con un escándalo asegurado.
Esta novela podemos catalogarla dentro de las "sensation novels" que surgieron alrededor de 1860, desarrollándose a lo largo de esa década y en la posterior. Mostraban situaciones escandalosas que censuraba la sociedad victoriana. Esas conductas o actitudes se veían peor al ser cometidas por la clase alta, por uno de los suyos; además de que en ellas se escondía un misterio, como también tenemos aquí.

En 1857 se publicó en Inglaterra una ley, el Acta de Causas Matrimoniales, que daba facilidades para obtener el divorcio; en ella se indicaba que el lazo sagrado del matrimonio podía romperse por infidelidad, y Ellen Wood construyó su obra alrededor de esa premisa.

Esta escritora logró alcanzar el éxito con sus libros, tanto que dicen que llegó a rivalizar con Charles Dickens, eso sí, no hay que olvidar que al igual que su protagonista, ella estuvo sometida a la misma y estricta moralidad victoriana, y tuvo que firmar sus obras como "La señora de Henry Wood".

El narrador.

El narrador que vamos a encontrarnos es el clásico de las novelas victorianas, ese omnisciente que interrumpe el relato dirigiéndose a los lectores, haciéndonos partícipes de los sucesos al tiempo que nos obliga a abandonar el papel pasivo.
Intentará llamar nuestra atención sobre determinados hechos que, para él, son de vital importancia, mostrándonos situaciones o personajes que desempeñarán roles importantes a lo largo de la trama.
Pero ojo, hay que tener cuidado con él, porque en algunas ocasiones intenta advertirnos adelantándonos algunos acontecimientos que vendrán después, ¡vamos que nos cuela un pequeño spoiler! y también intentará condicionar nuestra opinión. Ese spoiler que nos hace es perdonable, ya que intenta que nuestra frágil moralidad, o nuestra tierna mentalidad, no se vea afectada por los hechos que sucederán...

Los personajes.

Me sorprende mucho su descripción.
Ellen Wood se centra en desarrollar los entresijos psicológicos de cada uno de ellos, en cambio relega a un segundo plano la descripción física. Esa breve descripción, que básicamente aparece en los diálogos de los personajes, permite que les conozcamos, externamente, en profundidad, y deja que la mente del lector vuele construyendo su propia imagen.
Otro detalle interesante es que, la mayoría de los personajes que rodean a Isabel Vane, la protagonista, son individuos a los que el lector termina odiando; quizás por eso, el personaje principal destaca más. La autora focaliza la trama sobre ella, como si la enfocara con un haz de luz y a su alrededor crea una sombra, por eso el personaje deslumbra a pesar de que no tiene una personalidad llamativa, ni frases brillantes, pero esa maldad que rezuma del elenco de secundarios la hace sobresalir.

Os dije al comienzo, que la historia, en general, tenía muchas similitudes con Ana Karenina, en cambio el personaje me recuerda más a la Ana Ozores de Clarín, quizás por su bondad e ingenuidad, y porque aunque es responsable de sus actos, es empujada, de forma indirecta, por el resto...
La autora dota a Isabel de humanidad, la convierte en alguien que, pese a su estatus, es normal y corriente, sencilla; en cambio Ana Karenina no puede superar ese listón que separa a las clases, y se muestra artificial hasta el final.

De entre esos personajes odiosos, hay otro detalle que me ha llamado la atención, y es que salvo uno, el resto pertenecen al género femenino. Son dañinas, envidiosas y ruines, y aunque intenten que el tiempo subsane sus errores, en el lector la espinita queda clavada de forma profunda. Hay algunas tan mezquinas, que ladrarían de noche para evitar tener que comprarse un perro...
Estos personajes femeninos, por suerte para el lector, van a ir sucediéndose, con lo cual no llegamos a saturarnos con ellos. Pero este detalle beneficioso para nuestra cordura perjudica a Isabel, ya que ese relevo permite que ella se convierta en un blanco fijo para sus dardos envenenados.

Terminando.

El final es el adecuado, aquí no vale decir: yo habría hecho o yo habría escrito... La distancia en el tiempo nos permite a los lectores de hoy hacer una lectura crítica y por supuesto aplaudir el magnífico resultado.
El villano es un gran personaje, e incluso los secundarios bordan su papel.
En la reseña de Ana Karenina os dije que en el final echaba algo en falta. Alrededor de la Karenina se creaba un vacío, un silencio y además sobraban algunos detalles.
En esta historia no hay nada que sobre ni que falte. Está construida a conciencia, y además Ellen Wood prescinde de ese lenguaje recargado tan habitual en obras de esta época.

Espero que esta lectura os resulte tan apasionante como me lo ha parecido a mi.


martes, 15 de mayo de 2018

El crimen del ómnibus de Fortuné du Boisgobey

Sinopsis:

Nos encontramos en París en 1878. Una joven muere misteriosamente en un ómnibus de la ciudad. El pintor Paul Freneuse —testigo de la escena—, al darse cuenta de que la joven que viaja junto a él está muerta, comienza a pensar que tal vez ha sido asesinada sin que ningún pasajero se haya dado cuenta, y comparte su deducción con su amigo Binos. Freneuse debe ocupar su escaso tiempo en completar el cuadro que presentará a la Exposición Universal, pero Binos no cejará en la investigación del crimen. El lector hará entonces un recorrido por el París más bohemio, con pistas salpicadas en cada capítulo —una aguja envenenada, el fragmento de una carta…—, una historia de amor, un par de asesinos particularmente audaces, un policía profesional…

Opinión:

Con lo primero que se enfrenta el lector cuando se embarca en esta lectura, es con un prólogo donde se nos cuenta la vida de este autor francés del s. XIX, que llegó a publicar más de 70 obras, desde 1869 hasta el año de su muerte, y que influenció a otros escritores posteriores como podréis ver más adelante en esta reseña.
Fortuné de Boisgobey, ocupa un lugar destacado entre esos autores del XIX, que se arriesgaron con la novela de detectives, cuando esta era considerada como un género menor y vulgar.
Fortuné fue el impulsor del "roman policier" y de la "sensation novel", novela sensacionalista, género literario de ficción muy popular en esa época, y que se aplicaba en tono despectivo hacia ese tipo de novelillas, donde el misterio y su resolución quedaba en manos de investigadores aficionados.

Ya os he mencionado que esta obra, influenció a otros muchos autores, dejando su impronta en ellos, como por ejemplo Fergus Hume, que reconoció que tras leer "El crimen del ómnibus", ideó un argumento similar para su famosa obra "El misterio del carruaje"; o la famosa Agatha Christie, que plasmó la misma estructura en "Asesinato en el Orient Express".
Ese esquema del que ellos se valieron y que Fortuné du Boisgobey fue pionero a la hora de emplearlo, es lo que denominamos "misterio del cuarto cerrado", del que ya os he hablado en varias ocasiones, y que consiste en cometer un asesinato de difícil ejecución y casi imposible de resolver, porque nadie pudo entrar o salir de lugar donde se encuentra el cadáver sin ser visto.
De esta forma, el crimen se convierte en un enigma totalmente hermético, y en este caso en concreto, el cadáver, elemento indispensable en este tipo de novelas, no muestra ninguna herida aparente, y ningún suceso extraño ha ocurrido durante el viaje.

Los diálogos de esta historia tendrán un papel importante, ya que a través de ellos iremos encontrando las pruebas necesarias para resolver el caso; pero también resultarán de vital importancia las elaboradas descripciones, que no se limitarán al lugar donde se ha cometido el crimen y abarcarán toda la ciudad de París, incluidas sus gentes, que se convierten en personajes ambientales. 
Llama la atención como este autor, consigue captar no solo los ambientes, sino también las escenas espontáneas que representan la auténtica vida parisina, plasmando el relato en una especie de lienzo costumbrista, porque Fortuné de Boisgobey, es un experto y, sobre todo, amante de describir ambientes, dando como resultado un magnífico cuadro que parece surgido de los pinceles de autores de la calidad de Auguste Renoir y/o Degas.

El relato nos llegará de manos de un narrador omnisciente, que dispone de un conocimiento ilimitado, demostrando gran seguridad a la hora de relatar los hechos.
Es el clásico narrador del s. XIX, que presenta distancia y objetividad frente a los hechos, se encuentra fuera del relato, no es ningún personaje ni tiene nada que ver con la trama.
Boisgobey, crea un argumento complejo, y en vez de mantener al protagonista, Paul Freneuse, que hará de investigador, ajeno a la trama que ha dado lugar al crimen, como ocurre en la mayoría de las novelas policíacas o negras, él se arriesga y lo mete dentro de ella, convirtiéndolo en testigo de excepción.

Paul Freneuse es un joven pintor con mucho talento pero de personalidad ambigua; peca de falta de determinación, pero esa falta la suple con una imaginación desbordante que le lleva a apasionarse fácilmente con cualquier cosa y se desinteresa aún con mayor rapidez, lo que le lleva a consagrarse en su arte y en una vida discreta.
Freneuse es testigo de primera mano de la muerte de una joven en el ómnibus en el que viajan.
Lo que en un principio podría considerarse como muerte natural, termina convirtiéndose en un complejo crimen.
Los extraños acontecimientos de esa noche, y las pruebas que de forma indirecta encuentra, le llevan a concebir toda una trama novelesca, a la altura de las mejores plumas del género policíaco, y eso le empujará a intentar resolver el misterio.
Como partenaire en la investigación, contamos con la ayuda del amigo de Freneuse, Binos, otro pintor, pero esta vez de talento cuestionable, ya que pasa la mayor parte de su tiempo entre borrachines de tasca.
Binos es un gran experto en discursos imperturbables, en discrepar sobre cualquier tema, y con tendencia a embarcarse en descabelladas hipótesis, lo que les llevará inevitablemente a formar el tandem pefecto. Binos destaca además de por lo mencionado, porque es perspicaz y está dotado de un fino sentido del olfato.

Si os animáis con este libro veréis como detalle curioso, que según van pasando las hojas no existe en ellas ningún tipo de investigación al uso.
El autor nos muestras las conjeturas a las que llegan los dos protagonistas, opiniones que van formando a partir de datos incompletos y muchas veces supuestos.
Antes de que los lectores nos arriesguemos a formular una hipótesis, aquí llega lo realmente gracioso, los protagonistas nos la destripan; se adelantan a nosotros y nos cuentan su parecer...
Esto que podríamos considerar como algo negativo, como unos personajes que nos boicotean, no lo es, en ello reside la gracia o la sorpresa.

El autor nos ofrece un argumento perfecto y en esa construcción va enlazando los sucesos de forma armónica.
Os he mencionado que no es una novela policíaca corriente, el autor no se reserva pistas en la manga, nos las ofrece al tiempo que a los personajes, y aquí también se demuestra que el narrador elegido es el correcto, porque no interfiere ni intenta engañarnos.

En un principio, nuestro amigo Freneuse, parece que quiere distanciarse de la investigación, centrarse solo en ese nuevo cuadro que proyecta para presentar en la Exposición universal. Es reacio a participar en esa carrera loca contra el tiempo, en la que se ha sumergido el vago de Binos, pero según van apareciendo nuevos datos, Freneuse se da cuenta de que el misterio del ómnibus le preocupa más de lo que quiere admitir.

Los protagonistas como habéis podido intuir, no tienen nada que ver con los estereotipos de la época, y dan el toque especial a esa historia que más que un relato detectivesco, es una crónica social de la época, donde también habrá espacio para conocer como son los comienzos de la Sûreté, la policía criminal francesa.

El resto del elenco de personajes, donde se incluirían personajes incidentales y ambientales, sí pueden considerarse estereotipados. Tenemos a las modelos de los pintores, muchachas corrientes, llegadas desde zonas rurales, y sobre todo, desde Italia. Conocemos mayormente a la clase obrera; los cocheros, las vendedoras de naranjas, a los borrachines que frecuentan los bares, pero también nos llegarán los brillos y el lujo de la clase elitista, que frecuenta la ópera.

Esta historia es un viaje en el tiempo al París bohemio de la Belle Époque, una novela recomendable, una joya ilustrada y recuperada por la editorial dÉpoca.


viernes, 4 de diciembre de 2015

El secreto de Aurora Floyd de Mary Elizabeth Braddon

Sinopsis:

El secreto de Aurora Floyd, una de las más reconocidas novelas de intriga y misterio victorianas, cuenta la historia de la bella señorita Floyd, hija única de una actriz de provincias y el noble y rico banquero Archibald Floyd,que debido a la inesperada muerte de su esposa al dar a luz, se ve obligado a criar a su hija en soledad.
Desde muy temprana edad, Aurora desarrolla intereses «poco femeninos» para la época, y a medida que crece se ve envuelta en el misterio y el escándalo. El pasado de Aurora encierra un secreto que obliga a su apesadumbrado padre a enviarla de inmediato a una escuela privada de señoritas en París.
A su regreso a Inglaterra, dos hombres se enamoran perdidamente de Aurora, el estirado y recto aristócrata Talbot Bulstrode, y el afable y sencillo John Mellish. Pero, ¿cuál permanecerá a su lado si se descubre que Aurora tiene un pasado tan «oscuro»?

Estamos ante una heroína victoriana atípica, una joven bella y apasionada de carácter fuerte y rebelde, dispuesta a desafiar el estricto código moral de su época, constituyendo una afrenta contra el ideal femenino de la perfecta mujer victoriana.
 El secreto de Aurora Floyd incluye elementos de misterio, chantaje,traición, usurpación de identidades, crímenes, decadencia moral… y lo que constituye un «final escandaloso y subversivo» para la época, que hacen de esta célebre novela la quintaesencia del drama victoriano.
Opinión:

Mary Elizabeth Braddon fue una destacada novelista en la escena literaria victoriana que cuenta en su haber con más de 80 novelas, la mayor parte de ellas pertenecientes al género de la sensation novel, un término algo despectivo que se aplicaba a las historias de crímenes, misterio y terror.
Aun así, la autora logró conseguir fama y reconocimiento gracias a este género y situarse junto a Wilkie Collins, en lo más alto del escalafón de la intriga decimonónica
Este último comentario me resulta algo gracioso.
Cuando leemos sobre autores de esa época, como Allan Poe, Anna Katharine Green, Wilkie Collins, o de la que hoy hablamos entre otros; siempre interpretamos que su novela fue la pionera o mejor del género. No hay que negar que todos son autores importantes dentro de esa clase de novelas, pero no considero a unos por delante de los otros, y es que todos en menor o mayor medida consiguieron situarse en los primeros puestos de la intriga decimonónica; aunque hay que decir que con tantos autores como eran, debían estar muy apretados en lo más alto del escalafón.

Voy a indicaros lo que más me ha llamado la atención en esta novela, en vuestra mano queda decidir si son puntos positivos para su lectura o negativos.

La gran calidad literaria de las obras elegidas por la editorial dÉpoca ha sido uno de los principales motivos para que se haya convertido en una de mis editoriales preferidas.
También hay que sumarle el gran mimo con el que cuidan la presentación, siempre incluyen como obsequio un marcapáginas y una lámina réplica de la ilustración de la cubierta.
Pero vayamos a lo realmente importante, el contenido.

Para los lectores que no hayáis profundizado en la novela victoriana voy a indicaros algunas características que en esta obra podréis apreciar con claridad.

Una característica típica que puede encontrarse en las novelas victorianas y que en ésta veremos en repetidas ocasiones, es la intrusión del autor en la narración apelando al lector. Veremos como con frecuencia interrumpe el hilo de la trama emitiendo opiniones sobre hechos y personajes con la frase: '¡Querido lector!'
Además a este detalle hay que sumarle otro importante, la autora ejerce de narrador omnisciente, pero cuidado, es un narrador subjetivo; ya que no duda en darnos en todo momento su opinión sobre algunos acontecimientos. Juega con ventaja pues conoce todo lo que sucede alrededor de los personajes. Su pasado y presente; sus pensamientos y lo más relevante para el desarrollo de la trama, lo que les acontecerá.

El lenguaje rico e incluso intrincado, que encontraréis en estas obras, para mí, es un aliciente a la hora de elegir este tipo de lecturas.
Otra característica es que la narración resulta muy real, ya que no duda en incorporar descripciones, algunas veces demasiado extensas. Esta particularidad añadida a que las obras también eran largas, puede ser el detalle negativo, pero no olvidemos que la mayor parte de las novelas de esta época, llegaban al lector de forma fragmentada, por capítulos, ya que se incorporaban en periódicos y revistas.

La contextualización histórica, social; son también elementos comunes que aparecen en todas estas narraciones.
Esas descripciones son atrayentes para los que quieran tener un conocimiento más profundo sobre esa etapa e incluso resulta curioso e interesante leer, el papel que desempeñaba la mujer en el siglo XIX.
Sobre el argumento poco se puede añadir a la amplia sinopsis que facilita la editorial.
La obra gira alrededor de un misterio que amenaza con convertirse en un escándalo social.
El tema romántico pasa a ser una trama secundaria pero imprescindible; resulta tan importante como las protagonistas melancólicas y las instrucciones morales que aparecen de forma subrepticia y que indicaban de que forma deberían comportarse las señoritas.

Los personajes que aparecen en esta narración no son muchos y van apareciendo en escena de forma escalonada, sin saturar al lector ni complicarle la lectura.
Es una novela extensa y por lo tanto en ella no podían faltar las descripciones. En este caso favorecen al lector, que puede crearse una idea clara sobre cada personaje; sus vicios, manías, pecados ocultos e incluso virtudes y recrear las situaciones en su imaginación.

Anteriormente os he hablado de lo que era la sensation novel o novela sensacionalista, pero he obviado decir, adrede, que surgió a partir de las novelas melodramáticas. Por lo tanto, la narración buscando emocionar o conmover al lector, no dudará en incorporar exageraciones entorno a la protagonista. La autora llevará al lector junto a los personajes a vivir situaciones límites. Sobra decir que al igual que aparecerán personajes emotivos y conmovedores también lo harán otros de la peor calaña.

Llegando al final, la solución del misterio resulta ser menos compleja que lo que el lector imaginaba y ocurre exactamente igual con la resolución del crimen; porque como es lógico para dar otra vuelta de tuerca y añadir más intriga a la obra, no podía faltar la aparición de un cadáver en la trama.
¿Sobran páginas? Pues sí, algunas.
Para llegar a la parte policíaca, que era la que más me interesaba a mí, tuve que leer casi la mitad de la historia, pero con eso no digo que el lector llegue a aburrirse, porque en ningún momento lo hace.
La obra podría dividirse en varias partes bien definidas:
La presentación de los personajes principales, la crónica social donde se muestra el día a día de la clase privilegiada a la que pertenece Aurora, la parte con más intensidad e intriga que corresponde al secreto que guarda la protagonista y la solución al misterio. Quizás esta última parte, para mi gusto, es la más breve y nos deja con ganas de más, porque una vez que el lector conoce el secreto y como se solucionan los problemas la trama da un nuevo giro volviéndose a complicarse...

Es una obra muy interesante para los amantes de la novela victoriana de intriga y que desde aquí no dudo en recomendaros.