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martes, 8 de febrero de 2022

Maximilien Heller de Henry Cauvain

Sinopsis:

Imaginemos la larga silueta de un joven. 
Es un detective privado prodigiosamente dotado para la observación y la deducción lógica, misántropo, adicto a las drogas y experto en química y en las ciencias forenses de la época. 
Así mismo, es un gran maestro en el arte del disfraz y sus audaces hazañas son narradas por su amigo y confidente, un médico. Otro doctor aterroriza y fascina por igual a nuestro héroe. 
El joven se ve involucrado en un caso de asesinato cuando su vecino, Jean-Louis Guérin, es acusado de haber envenenado con arsénico a su señor, el banquero Bréhat-Lenoir.

Opinión:

Parece que últimamente todas las novelas que leo tienen alguna relación con Sherlock Holmes, personaje creado, como ya sabéis, por Arthur Conan Doyle y cuya primera aparición fue en 1887 en la obra Estudio en escarlata.
Esa curiosa relación o nexo invisible, formado totalmente al azar entre mis lecturas, se basa en que en La gota de sangre de Doña Emilia Pardo Bazán, relato leído hace escasamente un mes y considerado el primer relato policíaco español (1911), aparece un detective que ironiza con la fórmula clásica empleada en las novelas de detectives inglesas de la época y que tenían como protagonista a Sherlock Holmes, (podéis leer más en esa reseña).
Por otro lado en Asesinato en la mansión de Darwin de Marion Harvey, cuya reseña veréis publicada en breve, encontramos un detective protagonista muy fan de Sherlock y que intenta emularle en su proceso deductivo.
Ya para terminar con esto de los vínculos llega la novela de la que hoy os hablo, Maximiliem Heller, ópera prima del francés Henry Cauvain, publicada en 1871 y en la que se cree que Conan Doyle se inspiró para dar vida a su famoso detective. Esta novela obtuvo un gran éxito entre el público y tuvo que ser reimpresa repetidamente en los años posteriores por lo que no sería extraño que Doyle se hubiese fijado en el personaje.

Y llegados a este punto seguro que os habrá asaltado la misma duda que rondó por mi cabeza al empezar a leer. ¿Hasta qué punto Doyle se inspiró en esta novela?
Pues la verdad es que no se puede negar que existen demasiadas similitudes.
  • Para empezar tenemos un narrador en primera persona. Un médico que será testigo de la investigación y a la vez confidente de Maximilien Heller, nuestro protagonista, y que le va a acompañar al igual que el Dr. Watson hizo con Sherlock, narrando las audaces hazañas de su amigo. En toda la obra de Henry Cauvain solo vamos a tener un único libro con el personaje como protagonista. El resto de su obra aunque de intriga y aventuras tomó otros derroteros y el detective quedó abandonado al comienzo de una fulgurante, pero breve, carrera detectivesca. Una lástima porque sus aventuras habrían cuajado muy bien entre los lectores.
  • También vamos a encontrar similitudes en el perfil psicológico, ya que Cauvain lo describe como un desagradable excéntrico, tremendamente huraño y adicto a las drogas. Un experto en química y ciencias forenses de la época y gran maestro del disfraz. Las descripciones van a ser uno de los puntos fuertes en esta novela, sobre todo al comienzo, cuando el autor hace la presentación de Maximilien Heller. En el primer capítulo no solo se recrea en su descripción psicológica o física, sino que también lo hace mostrándonos su entorno, aportando detalles que nos ayudan a complementar más aún su personalidad. 
  • Otra analogía que vamos a encontrar entre la obra de Doyle y Cauvain es que ambos crean un antagonista para su detective, alguien enigmático y maléfico que le complicará la investigación. Veremos como el foco de la historia se centra en mostrarnos la personalidad del investigador y del criminal, dejando de lado a la víctima y al acusado que pasan a ser una simple excusa sobre la que se construye toda la trama.
Y hasta aquí las similitudes, lógicamente también existen diferencias que dejo en vuestras manos el averiguar. 
Al ser un único libro, no como Sherlock Holmes que tiene toda una saga respaldándole detrás, muchos aspectos de Heller nos van a quedar sin descubrir. Tampoco vamos a ver la completa y compleja evolución que pudiera experimentar.

Al llegar a la mitad vamos a tener un cambio de narrador que llega cuando Heller toma las riendas del relato. Enviará cartas al doctor en las que se incluye una crónica exhaustiva de sus observaciones sobre el caso que tiene entre manos y que van a ser publicadas en orden cronológico y sin alterar una sola palabra. En esas cartas vamos a ver como el personaje, al igual que el de Baker Street, no adivina sino que aplica un método deductivo que termina sorprendiendo al resto de personajes y a los lectores.

Otro detalle curioso que me ha gustado encontrar es que el autor, además de novelista desempeñaba la labor de alto funcionario estatal, por lo que sus conocimientos a la hora de describir la jerarquía judicial y policial aparecen plasmados en la historia aportando un toque muy realista, al igual que ocurre en las novelas de Wilkie Collins. 

Os aseguro que este libro os va a encantar. El clima de misterio generado consigue mantenernos pegados a sus páginas y es una buena forma de entrar en contacto con otro de los investigadores ficticios que junto a Auguste Dupin de Edgar Allan Poe sentaron las bases del género.