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lunes, 27 de abril de 2015

Medianoche en el jardín del bien y del mal de John Berendt

Sinopsis:

¿Libro de viajes o novela de misterio? Quizás ambas cosas a la vez, pues la protagonista, vieja dama que conserva aún la singular belleza de su decadencia, es una geografía que explorar y un ente vivo cuya placidez puede tornarse tragedia. La vieja dama es Savannah, la ciudad sureña del añejo esplendor georgiano. Hoy tiene alrededor de doscientos mil habitantes y un displicente aire provinciano. Sus viejas mansiones, como ahogadas en un bosque de magnolios, dan ese toque de Edén en el que no puede faltar el diablo. Porque también en Savannah hay, parafraseando a Brassens, «hermosos asesinatos».Medianoche en el jardín del bien y del males una obra ejemplar en muchos sentidos: por el sortilegio del paisaje urbano que evocan sus páginas, por la suave, amistosa ironía con que son retratados sus habitantes y por el cuidadoso ejercicio de tensión con que se relata el gran acontecimiento del asesinato.Escrita desde la fascinación de John Berendt por las gentes, el paisaje y las costumbres de la soberbia Savannah, la novela, a caballo entre la realidad y la ficción, es una irónica y sugerente exploración de la vida social y privada de una ciudad donde lo ordinario se convierte en extraordinario.

Opinión:

John Berendt publicó esta historia en 1994 y posteriormente fue llevada al cine de la mano del afamado Clint Eastwood. De esa forma, fue como tuve el primer contacto con esta obra.
La verdad es que fue una película que me gustó bastante. Bien ambientada, con un excelente plantel de actores.

Hace poco, por casualidad, la novela llegaba a mis manos.
Lo primero que me llamó la atención fue la imagen que aparece en la portada.



Esa figura de Jardín que representa a una niña sujetando en equilibrio, un platillo en cada mano. Como si fuese una joven representación de Temis, la diosa de la justicia, pero sin venda ni espada. Una figura que sopesa el bien y el mal, al que se hace referencia en el título... o ¿Quién sabe? quizás reflexiona, al tiempo que sostiene en una mano la verdad frente a la otra que aguanta la mentira, o la inocencia y la culpabilidad... o simplemente, puede que la escultura nos esté invitando, a los lectores, a tomar parte en el asunto y elegir o decantarnos por un bando u otro.
Porque de todo lo mencionado hasta ahora se hablará en la novela.
Al margen de que se relate el antes y el después de un asesinato, lo que realmente hace es plantearnos un dilema:
¿Es justo que Jim Williams, vaya a la cárcel?
Lo que menos importa es que se le juzgue por asesinato premeditado u homicidio involuntario. Eso es lo de menos. ..
Aquí entra en juego la ética y la moral, pero no solo como digo de nosotros los lectores, también de cada uno de los personajes que aparecen en esta obra y en general de toda la Sociedad al completo de la vieja Savannah.
Pero de esto ya os hablaré más adelante..

Podríamos considerar que estamos ante un clásico contemporáneo que se divide en dos partes.

En la primera se nos revela una obra costumbrista.
Nuestro protagonista y narrador, es un escritor que tras haber trabajado largo tiempo para algunas revistas, decide mudarse temporalmente a la ciudad de Savannah.
Allí poco a poco, irá conociendo a los peculiares personajes que habitan en la que se considera, la plus belle des villes de Norteamérica y la extravagante forma de vida que persigue a cada uno de ellos. El ambiente indolente y decadente que embriaga hasta los rincones más ocultos de Savannah y a sus personajes, le transporta a una ciudad que parece detenida en el tiempo, arrastrándonos a nosotros con él.
Sus calles, sus fiestas, sus mansiones, las rutinas del día a día, cualquier momento es bueno para incluir una completa y bella descripción que ayuda al lector, a crearse una imagen perfecta de la ciudad, como si ante un lienzo se encontrase.
Esas descripciones a las que hago referencia, la capacidad sugestiva de las escenas, es uno de los alicientes para leer ésta excelente novela.

La segunda parte comienza a raíz del asesinato y prácticamente se limita a las indagaciones para el caso, el propio juicio y posteriores apelaciones. Aquí cabe destacar, el buen hacer del autor. Nos describe un proceso judicial anglosajón, que dista tanto del nuestro, y nos facilita su comprensión.

Comienza el género negro.
Iremos descubriendo secretos a medida que avanza la lectura. Una investigación que más que policíaca se convierte en moral por parte del escritor protagonista.

Lo que no he mencionado, es que el autor, John Berendt visitó la ciudad y allí conoció de boca de sus habitantes el suceso alrededor del cual gira la trama.
Los personajes son reales en su mayor parte, aunque se permitió la licencia de cambiar nombres e incluso modificar el aspecto físico de algunos de ellos. Sin ir más lejos, él mismo asumió el papel del escritor protagonista encargado de relatar los sucesos ocurridos a principio de los años ochenta.

Pero de eso quiero hablaros, de esa parte de libertad narrativa que hay tanto en la novela como en la película.

Si os animáis con ambas, comprobaréis que existen bastantes diferencias entre una y otra.
Quizás al leerla encontramos menos dramatismo. Vamos conociendo los hechos poco a poco, de forma lineal, aunque en algún momento algunos sucesos serán reflejados de forma retrospectiva.
La obra escrita tiene 480 páginas y como he indicado, la primera parte hace la función primordial de situarnos en la ciudad  y de esa manera conocerla profundamente, tanto a ella como a sus gentes.
Obviamente Clint Eastwood estaba más limitado. Debía narrar lo principal sin extenderse demasiado y lo hizo de forma brillante en 155 minutos, centrándose eso sí, en el homicidio. Tuvo que recortar la historia, por lo tanto prescinde de la primera parte centrando su cinta en el posterior juicio que parece otorgarle ese mayor dramatismo del que os hablaba. En este caso, iremos conociendo a los personajes según avanza la película. Aun así, es una muy buena adaptación, porque lo principal queda plasmado.

En la película, el personaje que encarna al escritor, es John Cusack y la actuación del millonario recae en Kevin Spacey. Los dos excelentes actores. Pero sin dudarlo, la actuación estrella, tanto en libro como en película recae en manos de Lady Chablis.
Chablis es una Drag-queen de raza negra, de la ciudad de Savannah, que en la película representa su propio papel y que fue uno de los personajes reales de la historia. Su sobreactuación que en algunos momentos llega a rozar el melodrama, es redonda y logra arrancarnos carcajadas cada vez que entra en acción. Puede que incluso sea, el personaje más fiel, más real y más sincero que encontraremos entre estas páginas.
El resto de personajes que aparecen en el libro, según vayamos conociéndoles, comprobaremos que no se muestran como realmente son. Tienen dos caras, una imagen pública y otra que muestran en privado.

Pero John Berendt, como ya os adelantaba al principio, no se iba a limitar solo a escribir una novela costumbrista y de género negro.
Nos muestra la fascinación que siente por esa ciudad que va cobrando vida hasta convertirse en otro personaje más. Quizás el principal.
También se encarga de hacer un juicio subrepticio a una sociedad, la de la vieja Savannah.
Una comunidad que a pesar de haber pasado el tiempo, poco a evolucionado.
Los blancos siempre serán mejor que los negros e incluso se puede dar la paradoja, de que un blanco sea más blanco que otro, depende de la situación económica y de la moral. Sobra decir que los blancos en la trama están por encima de los negros,  Y los negros de piel oscura por debajo de los de piel clara. Los sureños son mejores que los Yankis, los heterosexuales mejor que los gays... Y así podríamos continuar... Siempre hay uno que será mejor que otro.
Una sociedad cargada de falsa o doble moralidad. Como he dicho se tiene una cara pública y otra privada. Pero para simplificar es una sociedad basada en la apariencia donde el dinero es el otro personaje principal. Una ciudad que no quiere avanzar, que recibe con la famosa amabilidad sureña a todos los de fuera, siempre y cuando, no vengan con ánimo de cambiar las cosas y las dejen como están.
Ya se lo dijeron en su día al general Sherman, en la guerra de Secesión, cuando se presentó a las puertas de la ciudad y les amenazó con quemarla. Los habitantes de Savannah se rindieron sin ofrecer resistencia. Le dijeron que pasase por allí con total libertad, eso sí, que lo dejase todo como lo había encontrado y ellos... siguieron a lo suyo.