Mostrando entradas con la etiqueta Lev N. Tolstói. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Lev N. Tolstói. Mostrar todas las entradas

viernes, 29 de septiembre de 2023

Sonata a Kreutzer de Lev N. Tolstói

Sinopsis:

Pózdnyshev, el protagonista de este intenso relato, explica a un compañero de viaje las razones que lo impulsaron a matar a su mujer. A través de la narración de este personaje, Tolstói arremete contra la hipocresía de los valores burgueses, un velo de ilusión que apenas oculta las oscuras pulsiones y la violencia subyacentes en las relaciones humanas. El crimen de Pózdnyshev halla su expresión simbólica en los contundentes acordes iniciales de la Sonata a Kreutzer de Beethoven; interpretados en un salón burgués «entre damas escotadas», desatan un torbellino de fuerzas capaces de transformar el alma del oyente. La música actúa como el cuchillo del asesino: ambos rasgan el velo de las apariencias, abriendo una grieta por la que irrumpen potencias imposibles de controlar.

Opinión:

Sonata a Kreutzer es una obra de Tolstói, de tan solo 168 páginas, que dista bastante en argumento y tono del resto de sus novelas, y que toma el título de una composición de Beethoven para violín y piano. Esta novela fue publicada en 1889 creando gran controversia por lo que al poco tiempo fue censurada por las autoridades rusas.

Lo primero que nos va a llamar la atención es la alternancia de narradores. 
En un principio el relato nos llega desde un personaje, un observador anónimo que será el encargado de introducirnos en la historia, siendo a partir del tercer capítulo cuando llegará el relevo narrativo. 
En ese momento conoceremos al protagonista, Pódnyshev, y él será quien tome el mando y nos relate motu proprio su historia. Esa historia no se ceñirá al asesinato de su mujer, dato que ya conocemos por la sinopsis, sino que comenzará contando, sin omitir detalles y desde el principio, cómo y por qué se casó, y qué clase de hombre fue antes de hacerlo.

Son de sobra conocidas las crisis morales y espirituales que persiguieron al autor a lo largo de su vida y de nuevo aparecen reflejadas en este texto en el que su título cobrará vital importancia, convirtiéndose en el desencadenante de este tormentoso relato.

Tolstói repite una premisa que ya hemos visto en otras de sus historias: situaciones que giran siempre alrededor del matrimonio sin amor y que empujan a los personajes al adulterio, al divorcio o como ya habéis leído al asesinato. 
En este caso, con ese discurso que introduce y con el que da voz a los personajes hará hincapié en lo lejos que se encuentra la burguesía rusa, hipócrita y farisea, de las ideas europeas sobre el matrimonio, reflexionando al mismo tiempo sobre el amor, el matrimonio, la pasión y la sexualidad, eso sí, con un tono brusco y misógino al que no nos tiene acostumbrados.

Os he hablado al comienzo de que la sonata a Kreutzer será el desencadenante de esta novela y es que 
Pódnyshev verá como se desmorona su matrimonio al ver tocar a su mujer junto a un violinista precisamente esa sonata. La obsesión del personaje y los celos le llevarán a la idea del engaño y de ahí al asesinato.
La obra tiene características del naturalismo, de un realismo descarnado en el que refleja momentos de la vida del autor, más en concreto la infidelidad por parte de su esposa, Sofía Andréyevna Tolstáya. Sofía tras leer el libro se sintió ofendida y contestó también a través de otra novela que lleva el título de ¿De quién es la culpa?

Puedo decir, llegados a este punto, que es una obra interesante para conocer la trayectoria literaria de este autor, pero que la obsesión del personaje que se hace extensible a la del autor me ha llegado a cansar. 
Sin duda, lo que podemos denominar como punto fuerte de este texto es el monólogo de Pódnyshev y la profundidad e intriga que va generando con su relato, a pesar de que desde el comienzo sabemos hacia dónde nos guían esos hechos.



martes, 10 de mayo de 2022

La muerte de Iván Ilich de Lev N. Tolstói

Sinopsis:

Iván Ilich es un funcionario de la administración zarista cuya principal aspiración, como la de sus colegas, es escalar peldaños en su carrera para mantener su bienestar y así seguir formando parte del mundo burgués en el que ha vivido siempre. Casado por conveniencia, al poco tiempo descubre el hastío que le produce la familia y centra su vida en el trabajo. Una monótona existencia que cambia repentinamente con la llegada de un importante personaje a su vida. Publicada en 1886, La muerte de Iván Ilich es una de las obras maestras del escritor ruso Lev Tolstói. Aclamada por Vladimir Nabokov y por Mahatma Gandhi como la mejor de toda la literatura rusa, es una de sus últimas novelas, fruto de la crisis que el autor vivió al cumplir los 50 años y que superaría con un radical cambio espiritual. Esta novela, ilustrada por Agustín Comotto y con una nueva y excelente traducción de Víctor Gallego, formula preguntas fundamentales que se han hecho todos los seres humanos a lo largo de la Historia.

Opinión:

Hoy de nuevo os hablo en esta estantería virtual de un gran clásico, pero esta vez de reducido tamaño, para que veáis que Tolstói también era capaz de plasmar grandes ideas en poco espacio.

Antes de comenzar con la reseña de La muerte de Iván Ilich quiero hacer una aclaración.

Es una historia que en algunos momentos puede tocar nuestra fibra sensible, pero sin llegar a exagerar. Si habéis visto Bambi y habéis sobrevivido sin arrastrar ningún trauma, estáis salvados.
Esto último lo digo porque luego se ven por ahí comentarios que más que animar a la lectura parece que intentan desanimar; donde sus autores se creen dotados de una sensibilidad espiritual única y que parecen haber experimentado, con esa lectura, la unión o el contacto del alma con la divinidad, de ahí que hayan sufrido con la experiencia. 
Parecen decir :
Tú, mortal, si no estás en ese peldaño, es que no estás capacitado para entender la obra
En fin... dicho esto corramos un tupido velo y comencemos por el principio. 

Esta novela, a pesar de su brevedad, a Tolstói le llevó dos años escribirla. Comenzó en 1884 y finalmente fue publicada en 1886, imaginad, por lo tanto, su gran complejidad. 

Mientras el cuerpo de Iván Ilich aún está caliente, todos los asistentes a su velatorio en vez de rendirle tributo están pensando en otras cosas. Ya sabéis, el egoísmo es algo que nos acompaña independientemente del lugar en el que estemos.
Su mujer piensa en la pensión que le va a quedar y en cómo obtener más beneficio del estado, y los compañeros de profesión en quién ocupará el sustancioso puesto que ahora queda vacante.

Como ya habéis visto la historia comienza en un momento muy delicado, el velatorio de nuestro protagonista, y desde ahí vamos a retroceder en el tiempo para conocer como fue la vida de este funcionario de la administración zarista. 
Un día, estando Iván subido en una escalera se da un golpe y ese es el detonante de su enfermedad. Ha alcanzado un alto puesto en la burocracia zarista y en ese momento comienza su declive. Ese peldaño de la escalera en el que está, el más alto, es tan solo un símbolo que nos muestra que se encontraba, socialmente en la cúspide. A partir de ese momento una crisis espiritual embarga al personaje, más o menos lo mismo que le sucedió al autor.

En esta obra corta, que está basada en un hecho real que contaron a Tolstói, el autor explora profundamente la psicología humana, usando de fondo el complejo contexto social, político y religioso. 
El dolor que sufre el personaje y el miedo a la muerte le llevan a hacer una reflexión de cómo ha sido su vida y, sobre todo, a analizar si su comportamiento ha sido el adecuado.

El lento paso del tiempo que le acerca a un desenlace inevitable le lleva a llorar por su impotencia, por la soledad de la enfermedad, por la crueldad de los hombres, e incluso por la crueldad de Dios o por su ausencia.
Es una novela que hay que dejar reposar pero que nos ofrece un análisis complejo sobre dos líneas antagónicas, la vida y la muerte, sin olvidar hacer también un análisis profundo sobre lo que sienten el resto de personajes y cómo les afecta la muerte próxima de un ser querido.
Hace una exposición sobre las diferentes actuaciones de las clases sociales, mostrando valores más elevados en gente de un estatus social bajo que contrastan con el egoísmo y narcisismo de las clases más altas.

Es una historia amarga que me ha recordado muchísimo a la metamorfosis de Kafka, no solo por la profundidad de los sentimientos del protagonista sino porque la interpretación y cómo afecta a cada lector depende de su sensibilidad y del momento en que se lea.   
Una obra que nos empuja hacia la reflexión, que nos hace ver que el tiempo pasa y se escapa a cada paso que damos, mientras nosotros nos preocupamos por cosas que no tienen la menor importancia, olvidándonos de disfrutar y de valorar lo que tenemos.
Iván Ilich solo quiere una cosa, afecto. Que se le valore por lo que es y no por lo que ha sido.

miércoles, 13 de abril de 2022

Guerra y paz de Lev N. Tolstói

Sinopsis:

Obra cumbre de Lev Tolstói (junto a Anna Karénina) y de la narrativa del XIX, Guerra y paz constituye un vasto fresco histórico y épico. Con la campaña napoleónica -Austerlitz, Borodinó o el incendio de Moscú- como trasfondo, se narra la historia de dos familias de la nobleza rusa, los Bolkonski y los Rostov, protagonistas de un mundo que empieza a escenificar su propia desaparición.
Hasta hace pocos años, todas las traducciones de Guerra y paz se basaban en la edición canónica de 1873. Sin embargo, en 1983, la Academia Soviética de Ciencias publicó lo que ellos llamaron la «edición original», es decir, la primera versión que Tolstói escribió en 1866. Es la espléndida traducción de ese manuscrito original, de la mano de Gala Arias Rubio, la que publicamos en este volumen.

Opinión:

Guerra y paz o "Bien está lo que bien acaba", que es otro de los títulos provisionales que se le dio en el comienzo, es sin duda, una de las mejores novelas jamás escritas. 
Puede que esta afirmación suene demasiado rotunda y que haya lectores a los que no se lo parezca, pero no podrán negar que su trama, estructura y personajes, la convierten en una de las más complejas y completas, por algo está considerada como obra cumbre no solo de la literatura rusa sino también de la literatura universal. 

La obra.

Lev N. Tolstói dedicó siete años a su planificación y escritura, desde 1862, momento en que aparecen publicados los primeros fragmentos, hasta 1869, cuando se publican los últimos volúmenes. 
También escribió siete versiones y quince veces rehízo el comienzo.
En 1873 volvió a rehacerla al completo, quedando reducida a cuatro volúmenes o partes, siendo finalmente en 1886, tras la última revisión de su esposa, Sophia Behrs, cuando se dio finalmente por terminada.

En los borradores iniciales el autor reflejaba una idea totalmente distinta; el argumento iba sobre un hombre que regresaba a Rusia tras treinta años exiliado en Siberia por haber participado en el alzamiento fallido que coincidió con la proclamación del Zar Nicolas I, pero la cosa de torció y consideró más importante hablar sobre lo que quizás se considera el acontecimiento más glorioso de la historia rusa, la victoria sobre Napoléon
Sobra decir que para el pueblo ruso esta novela ha sido y sigue siendo el gran símbolo de la resistencia, exaltando los valores patrióticos rusos. Tolstói consiguió inmortalizar en ella unos hechos cuyos ecos aún resuenan, es más... durante el sitio de Leningrado en la II Guerra Mundial se vendieron más de medio millón de ejemplares.

Está enmarcada dentro del movimiento literario del realismo ruso y podría abarcar los géneros de la novela histórica, costumbrista, épica, crónica familiar e incluso de aventuras, y es que entre sus páginas vamos a encontrar todo eso y más... historias de amor, actos heroicos y mezquinos y/o personajes buenos y malos, en los cuales su actitud o sus experiencias serán las que marquen la progresión de su arco de transformación.
Pero antes de aventurarme a hablaros precisamente de esto último, que hace referencia a la compleja construcción de los personajes, quiero detenerme a comentar otros detalles que considero también importantes.

Guerra y paz.

Narra el antes, durante y después de las guerras napoleónicas a través del día a día de dos o tres familias rusas. En el número los críticos y reseñadores no se ponen de acuerdo.
Yo creo que si analizamos el libro en su totalidad, observando la presencia y peso en la trama de todos los miembros que componen cada una de ellas, el número quedaría reducido a dos: 
La familia de los Bolkonsky y la de los Rostov
Ahora bien, hay un personaje muy importante, Pierre Bezújov, que pertenecería a esa tercera familia a la que hago referencia. Él va a ser el encargado de hacer de nexo de las otras dos, aunque el resto de sus parientes no sean muy importantes o tengan poco desarrollo. 

Al mismo tiempo, y aunque la nómina de personajes es muy extensa, para mí, los tres protagonistas indiscutibles son: Andrei Bolkonski, Natasha Rostova y el ya citado, Pierre Bezújov. 
El resto de ese elenco va a dividirse entre incidentales y ambientales. 

Lógicamente cuando hablamos de una obra tan monumental como esta, tan leída y reseñada, habrá disparidad de opiniones sobre todos y cada uno de los aspectos técnicos y formales.

Crisis y Críticas.

Y ahora, cambiando un poco de tercio...
Tolstói a lo largo de su vida sufrió varias crisis morales y espirituales y eso le llevó a hacer una dura crítica hacia la clase aristocrática a la que pertenecía.
Desde el primer capítulo vamos a ser testigos de su extraordinaria destreza a la hora de describir a esa clase social, rechazando los valores que la guiaban y mostrándola como vanidosa, frívola y superflua. Estaba obsesionado con mejorar la vida de los más pobres, de los mujiks, campesinos sin tierras ni propiedades, y ese pensamiento vamos a ver como lo vuelca y desarrolla en el personaje de Pierre Bezújov, siendo éste el encargado de transmitírselo posteriormente a Andrei Bolkonski. 
Ese pensamiento altruista y totalmente desinteresado del autor va a ser algo recurrente a lo largo de toda su obra, incluyendo Ana Karenina o Resurrección.

Los pilares de la obra: los personajes

Pero si hay algo que me ha llamado la atención y que abarca toda la producción literaria de este escritor, sobresaliendo por encima de otros detalles, es la gran evolución que experimentan los personajes y la intensidad de sus sentimientos.
Ellos son la columna vertebral sobre la que se mantiene en equilibrio perfecto la trama. Son ideados y moldeados poco a poco, los hace crecer mientras los lectores disfrutamos con esa transformación pausada. 
Al principio aparecen como una roca basta y terminan simulando una escultura de Giovanni Battista Lombardi, dotados de una gran delicadeza e infinidad de matices. 
Haciendo brillante ejercicio de estilo literario, que incluye su construcción, van cambiando según avanza el tiempo, y no me refiero a que el paso de las estaciones haga mella en ellos, que entren en escena con la dentadura completa y el cabello perfecto y acaben el libro desdentados y calvos. A lo que me refiero es que su transformación no solo afecta al exterior, sino que, como humanos que son, cambian en su forma de pensar y actuar, su moralidad varía dependiendo de los hechos en los que toman parte.

Respecto a los reales... se van a mezclar con los ficticios, y sorprende que esos grandes protagonistas de las guerras napoleónicas que son Napoleón y el Zar Alejandro I, pasan por aquí como secundarios, con un papel meramente incidental. Solo forman parte del marco escénico, de esos acontecimientos reales que sirven para aportar realismo y ubicarnos en una etapa histórica en concreto.

El escritor, al igual que hizo en Anna Karenina, construye una obra brillante, interrelacionando personajes y reservándose para sí mismo el papel más importante, ya que no solo va a ser el creador sino que también actúa como narrador omnisciente, inmiscuyéndose en nuestra lectura. 
Está claro que el relato es subjetivo, vemos los hechos como el quiere, para algo es su relato, pero en el momento de las batallas, cuando los personajes no pueden aportar datos objetivos, él nos ofrece un análisis detallado de las acciones de los jefes militares. 

En resumidas cuentas, si es que se puede resumir una obra así...

Tolstói pinta un gran cuadro, como el Bosco con el jardín de las delicias
Nos describe a toda la sociedad rusa, haciendo especial hincapié en una clase aristocrática, hipócrita y superficial, pero también al hacerlos evolucionar nos muestra un amplio abanico de personalidades con sus luces y sus sombras, sus defectos y virtudes, hablándonos incluso del amor en todas sus formas.
No sé cuántos personajes secundarios tiene, ni si alguien se habrá detenido a contarlos, pero insisto, esta obra es monumental y se ha ganado con creces estar entre las mejores de la literatura Universal.

miércoles, 11 de noviembre de 2020

Resurrección de Lev N. Tolstói

Sinopsis:

En la Rusia zarista, marcada por tremendas desigualdades sociales, una joven de humildísima extracción seducida en su día por el príncipe Nejliudov, señorito rico y ocioso, y luego arrojada a la prostitución, se enfrenta a un juicio por robo y asesinato.

Entre los jurados se halla su antiguo seductor, quien, conmovido por las consecuencias de su pasado capricho, se propone redimirla. 

Marcada por la espiritualidad propia de la última etapa del autor, "Resurrección" es una de sus novelas más sugerentes e inolvidables.

Opinión:

De Lev Tolstói poco se puede decir que no se haya dicho ya. 
Está considerado como uno de los escritores más importantes de la literatura mundial, no solo de la rusa, y además, si nos centramos solo en los grandes autores del siglo XIX, hay quien ha dicho de él que fue un genio sin equivalente en ningún otro país. 
Sus obras más conocidas son Guerra y Paz y Anna Karenina, pero esta de la que hoy os hablo y que suele pasar desapercibida, también obtuvo un gran éxito tras su publicación. 

Resurrección fue publicada por primera vez en 1899 y siguiendo el estilo de la época lo hizo a modo de entregas en la revista literaria Niva. El dinero recaudado por esa publicación, Tolstoi lo destinó a los dujobori, miembros de un movimiento religioso y social pacifista que existió en Rusia entre los siglos XVIII y XIX, y es que no podemos olvidar que esta novela corresponde a una etapa marcada por varias crisis espirituales que al final le llevaron a convertirse en alguien profundamente religioso; e incluso podemos considerar que tiene un alto contenido autobiográfico.

Resurrección, a pesar del gran entusiasmo con el que fue esperada por el público, fue censurada en el mismo grado y al final no pudo aparecer publicada íntegra hasta 1936. El motivo, que Tolstói en ella vertía una gran crítica hacia la cínica sociedad aristocrática, la justicia mal aplicada, la corrupción, y las instituciones eclesiásticas.

La obra se divide en tres partes y en ellas destaca la brevedad de los capítulos. 
El encargado de contarnos la historia será un narrador en tercera persona que relatará tanto la situación actual que viven los protagonistas como hechos muy concretos de su pasado, haciendo un especial hincapié en el acontecimiento detonante.

Katiusha, como ya sabéis por la sinopsis que facilita la editorial, es una joven de humilde extracción que se ve seducida por Nejliudov, un señorito rico. 
El resultado de esa acción empujará a Katiusha a la prostitución, siendo después acusada de robo y asesinato.
La casualidad hará que el aristocrático seductor sea uno de los jurados en la causa abierta contra ella, y desde ese momento comienza un largo y complicado proceso en busca de la absolución de la joven. Las situaciones adversas y las personas que se cruzarán en su camino convertirán la historia en una especie de viaje iniciático que terminarán modificando el carácter y espíritu de Nejliudov.

Esta novela me ha gustado menos que Anna Karenina y la causa está en los personajes.
Estos aparecen poco desarrollados. Parece que el autor solo rasca un poco en su superficie para mostrarnos, de forma escueta, como son. 
El motivo es sencillo: dar más importancia al argumento general y a esa crítica múltiple.

Los personajes son tan solo un medio para contar lo que sucede en esa sociedad rusa del s. XIX en que los señores explotaban sin pudor a las clases más bajas. 
Katiusha es el personaje con el que se inicia el relato, pero poco a poco va cediendo protagonismo a Nejliudov, alguien que termina volcado en mostrar como viven las clases más bajas, y sobre todo, la dura experiencia de los condenados deportados a Siberia.
La estilo de Tolstói se caracteriza por ser sencillo, sin complicaciones formales, pero en cambio, ese creciente interés por los temas morales y espirituales terminan complicando y haciendo un poco pesados algunos pasajes de la historia. 

A pesar de esto último que he mencionado, Resurrección es una buena opción de lectura para todos los amantes de los clásicos rusos. 


martes, 4 de junio de 2019

Ana Karenina de Lev N. Tolstói

Sinopsis:

Entre los grandes escritores del siglo XIX, Lev Nicoláievich Tolstói (1828-1910) ha sido calificado como «genio único, sin equivalente en ningún otro país». Aparecida en su versión definitiva en 1877, Ana Karenina es la obra más ambiciosa y de mayor trascendencia del escritor ruso, una novela de corte realista y psicológico que describe con enorme agudeza la sociedad rusa de la época a la vez que plantea una feroz crítica hacia la aristocracia en declive, su falta de valores y la cruel hipocresía imperante.
La culpa, la redención, la búsqueda del bien y la caída en el pecado, el rechazo social y el trastorno interno que dicho rechazo provoca en quien lo padece... todos estos temas aparecen magistralmente engarzados en Ana Karenina, una obra clave de la literatura universal cuya lectura sigue siendo imprescindible.
La colección Austral conmemora con esta edición especial el centenario de la muerte de Lev N. Tolstói, uno de los mayores genios de las letras rusas que supo plasmar como ningún otro la grandeza del alma humana y sus constantes paradojas.

Opinión:

Hoy vengo a hablaros de un clásico de sobra conocido y que llevaba tiempo reposando en mi biblioteca. 

Dicen las malas lenguas que con la publicación de Madame Bovary en 1856, se produjo una gran revolución literaria, ya que la obra traía consigo un cambio en la representación de las mujeres en la literatura, papel que hasta el momento cumplían al pie de la letra, mostrándose fieles y sumisas.
A esta obra la siguieron otras de temática muy similar, como esta de la que hoy os hablo, Ana Karenina, publicada en 1878, o La Regenta en 1885.
Las tres novelas tenían en común, no solo que estaban protagonizadas por mujeres infelices, que se veían empujadas al adulterio por la insatisfacción, sino también por soñadoras, acosadas por una sociedad que no las llegaba ni intentaba comprender.
Por eso ahora, con la oportunidad que nos brinda la distancia, debemos mirar más allá de los personajes, de la crítica social que acompañó la publicación de estas obras, y ver que no solo son mujeres que comenten una falta; son mujeres que reivindican su libertad, el derecho a elegir, y esas carencia de libertad es precisamente lo que las empuja a caer en brazos de un Don Juan, en una especie de acto de rebeldía.

Llegados a este punto, supongo que todos conoceréis el argumento de la novela que ocupa hoy estas lineas, porque básicamente como acabo de mencionar, muchas de las grandes novelas escritas en el siglo XIX, giran alrededor del mismo tema, la mujer infiel.
Pero Ana Karenina va mucho más allá... 

A través de ella, Tolstói nos habla de un amor pasional, de lo bueno y lo malo de esa relación; de la dependencia; del amor idealizado; de los anhelos; y también del sufrimiento por lo que se debe dejar atrás... 
De esta forma, el autor, haciendo uso del realismo literario se enfrenta a las ideas surgidas en la etapa anterior, en el romanticismo; poniendo en evidencia todos esos ideales en que eran instruidas las mujeres cuando se enfrentaban al matrimonio. 
Nos brinda a través de esta historia, una visión realista del drama social, del conflicto que existía entre como se sentían y como debían comportarse.

Alrededor de Ana Karenina va a pintar un gran cuadro costumbrista
Tolstói no solo se limitó a ser un gran observador, sino que meditando sobre todo lo que le rodeaba y valiéndose de su experiencia, retrató de forma crítica a esa sociedad que conocía muy bien. 
Nos describe el poder, las extravagancias y la prepotencia de la clase más alta, esa sociedad dominada por la envidia, la hipocresía, y la superficialidad.
Pero en esa descripción a la que nos invita a asomarnos, y de la que se vale gracias al gran elenco de personajes que acompañan a Karenina, no solo va a aparecer la alta burguesía y/o la aristocracia, también, en menor medida, hay un espacio para reflejar otros estratos sociales más bajos, aunque, si bien es cierto que, siempre aparecerán retratados desde la mirada de los que poseen el control.

La novela se divide en ocho partes con capítulos muy cortos, detalle que me ha sorprendido junto a la prosa ligera que tampoco esperaba encontrar, ya que pensaba erróneamente, que la pluma de este escritor ruso, sería más recargada y llena de grandes y plúmbeas descripciones, que es lo que nos venden de los escritores rusos.
Lo que menos me ha gustado es que a la hora de crear a los protagonistas, recurre demasiado a los arquetipos.

Ana va a representar a la mujer adúltera.
Todas las mujeres que se mueven a su alrededor, la admiran al tiempo que la envidian.
¡Pero cuidado! una cosa es como se ve su imagen en público y otra muy distinta, como la vemos los lectores, que apreciamos hasta el cambio más sutil en su actuación, gracias a la maestría narrativa del autor. 
Ana al comienzo se nos presenta como un dechado de virtudes...
Alegre, llena de ganas de vivir, generosa y amante de los suyos; pero en privado y según avanza la historia vemos que su apariencia muta y reaparece ante nosotros como alguien distinto.
Es voluble, egoísta y caprichosa, y la obsesión hace mella en ella, llevándola a un deterioro visible.
Ese aspecto que se agrava, como digo, llegando al final, es solo un reflejo de lo que siente en su interior; de la incapacidad a hacerse con el control de la situación, y eso lógicamente afecta a la relación que mantiene con el resto del plantel protagonista.

De esa forma vamos a conocer al personaje atormentado.
Una vorágine de pensamientos obsesivos la empujan a saltar en cuestión de segundos del amor al odio, de la esperanza a la desesperación, y eso la lleva a un camino sin retorno.

Por otro lado tenemos al marido, Alexis Alejandrovich, al que conoceremos como Karenin.
Un hombre mayor, muy ocupado en sus labores, que al principio parece que la infravalora y menosprecia con su actitud. Después, cuando Ana se arroja en brazos de su amante, parece reconocer el valor que tenía la esposa y opta por consentir el desliz, siempre y cuando éste se mantenga al margen de la opinión pública.

Y por último, dentro de este triángulo amoroso, tenemos al tercero en discordia: Vronski.
Se le describe como alguien de aspecto fabuloso, con una juventud y una pasión que todos admiran, pero que a mí me ha parecido, más simple que el asa de un cubo.
El amor entre Ana y Vronsky es estorbado, no solo por Karenin y por la fuerza del vínculo conyugal, sino también por el impacto social que acarrea el adulterio.
Las infidelidades se castigaban de modo distinto por la ley, dependiendo de si eran cometidas por el marido o por la mujer, y a esto también hay que sumarle la doble vara de medir con que juzgaba la sociedad rusa.
Esa sociedad que yo considero en conjunto como otro personaje más, espera atenta el momento de saltar sobre Ana, para dejar caer sobre ella el peso de su desprecio.

Pero esta historia no gira solo alrededor de Ana Karenina, ella solo es la mitad del relato, por eso, antes de empezar a enumerar al resto del plantel protagonista, hay algo que debo señalar y que creo que es importante para no liarnos.
Esta obra destaca por la existencia de un buen número de personajes que están interrelacionados entre sí, cada uno de ellos representante de una faceta distinta de la sociedad.
De ese modo, y simplificando: Anna Karenina es hermana de Oblonsky, y éste está casado con Dolly. A su vez Dolly es hermana de Kitty que será la esposa de Levin.

Y ahora sí, ha llegado el momento de hablar del otro protagonista, cuya vida corre paralela a la de Ana, y al cual Tolstói dedica la otra mitad de su novela.
Mientras que Ana nos muestra las consecuencias de ir en contra del pensamiento común de la sociedad, Levin va a ser el encargado de mostrarnos el pensamiento religioso y la situación política y social.
Levin es nuestro guía por la vida rural. Yo creo, que en él se proyecta el Alter Ego del autor ruso del que hoy os hablo, pero es tan solo una apreciación mía.
Representa la antítesis de la sociedad rusa aristocrática y a través de él, Tolstói nos habla, como ya os he avanzado más arriba, sobre religión, y es que sus últimos años estuvieron marcados por varias crisis espirituales que le llevaron a convertirse en un hombre profundamente religioso.
También vamos a ver a través de este terrateniente filósofo, otra faceta del modo de vida del autor, que se tradujo en dejar los lujos de los que disfrutaba y mezclarse con los campesinos adoptando su forma de vida.
Pero vayamos a los secundarios...

Os he dicho hace un momento, que la infidelidad se juzgaba con un doble rasero, y la muestra la tenemos en el hermano de la Karenina, Oblonsky.
Él, encabeza el elenco de secundarios.
Nos muestra el adulterio desde el punto de vista masculino; al ser varón, no sufre del escarnio público.
Dolly, su esposa, representa a la mujer sumisa, que debe aprender a convivir con la situación, mirando hacia otro lado.
Y por último llegamos a Kitty, el personaje más joven, que va a desempeñar el papel de las mujeres que sufren al dejarse influenciar, al permitir que otros decidan por ella su futuro.

El papel de las mujeres en la sociedad, que hemos visto reflejado en infinidad de novelas de la época, aquí lo vemos descrito con una multitud de matices, ya que cada una de ellas representa un arquetipo. Lo que sí comparten, es que todas, en mayor o menor grado, tienen una vida triste y desgraciada.

Para terminar con los personajes, voy a hablaros de su arco dramático, porque me ha ocurrido algo curioso.
Me imaginaba que los principales tendrían un arco de transformación muy acusado.
Sabía que Tolstói nos ofrecería, desde el comienzo, un reparto dotado con unos valores y una serie de características muy concretas; lo que no podía imaginar es que su evolución fuese tan brutal.
Con esto no digo que su arco de transformación sea positivo, porque no debemos olvidar que en esta novela hay una clara crítica hacia la sociedad en la que él vivió y cuyos representantes son los protagonistas.
Ese cambio del que os hablo, afecta a todo el elenco a nivel moral e ideológico y se aprecia desde los primeros capítulos; pierden valores de los que presumían y terminan siendo totalmente distintos a como los conocimos al comienzo; lógicamente en Ana, esa metamorfosis descendente se aprecia más, al sostener sobre sus hombros el peso de toda la obra. Y es que Ana cambia tanto en su comportamiento, que si la comparamos al inicio y al final de la novela, parece ser dos personas totalmente distintas.

Por otro lado también debo señalar, que no he llegado a empatizar por completo con ninguno de los personajes, aunque eso no signifique que sean malos.
Están descritos a la perfección, cumplen su función, adaptándose a la crítica social, porque hay que reconocer la gran maestría de este escritor que consiguió crear una novela describiendo con precisión milimétrica a la sociedad rusa.

Para terminar os diré que en conjunto es una obra que ha superado mis expectativas.
Tolstói construye una historia de amor pasional, donde las convenciones sociales son las encargadas de poner el punto final, pero también debo decir que cuando terminamos observamos que en la recta final falta y sobra algo.
Le falta empatía, que los personajes conversen sobre Ana en ese tramo, para que su recuerdo no caiga en el olvido; y al mismo tiempo le sobra el discurso mental y filosófico de Levin, que cubre casi por completo la narración y que se hace interminable.