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miércoles, 14 de junio de 2023

Violación. Una historia de amor de Joyce Carol Oates

Sinopsis:

Poco después de la medianoche, Teena Maguire y su hija, Bethie, de doce años, caminan por un sendero mal iluminado que discurre por un parque casi desierto a esas horas. Regresan a casa tras haber celebrado la festividad del Cuatro de Julio en compañía del novio de Teena y unos amigos. Cuando les quedan apenas cinco minutos para llegar, unos jóvenes las cercan y, tras hostigarlas y agredirlas, arrastran a Teena al interior de una caseta en la que se guardan barcas, la violan y la golpean brutalmente. Bethie, que ha logrado huir de los agresores y ocultarse en un rincón de la caseta, oye aterrada lo que le hacen a su madre. Gracias al testimonio de las víctimas y a las pruebas forenses, la policía consigue identificar a algunos de los participantes en la violación, todos ellos vecinos de Niagara Falls, la localidad del estado de Nueva York en la que está ambientada la novela. Varias semanas después de la agresión, Teena, aún no recuperada del todo de las graves lesiones sufridas, y Bethie testifican en la audiencia previa al juicio, en la que el abogado principal de los acusados, avezado y carente de escrúpulos, logra que se ponga en duda la versión de las víctimas. Una parte de la población de Niagara Falls y algunos de los medios de comunicación que siguen el caso empiezan a dudar de que Teena haya sufrido una agresión sexual. John Dromoor, uno de los policías que atendieron en primer lugar a Teena y a Bethie, asiste con estupor y rabia al giro que toma el caso.

Opinión:

Violación. Una historia de amor es una novela de  Joyce Carol Oates que fue publicada originalmente en 2003 y traducida al castellano en 2011 por la editorial Contraseña. 
Ya sabéis que Oates es una autora muy prolífica, siempre alabada por la crítica, que le gusta jugar con las elipsis, pero sobre todo que maneja a la perfección el relato y que obliga al lector a tomar partido en todas sus historias.

"Una mujer de treinta y cinco años vestida como una adolescente. Escote generoso, vaqueros cortados, pelo rubio cayéndole por la cara, piernas desnudas, sandalias de tacón alto. ¿Qué esperaba con toda esa ropa ajustada ofreciendo en bandeja sus pechos y su trasero?".

La obra narra el brutal ataque que sufre Teena Maguire por parte de una cuadrilla de jóvenes ante la impotente mirada de su hija. A partir de ese momento, Teena, una joven viuda y madre soltera, y Bethie, su hija de tan solo 12 años, tendrán que enfrentarse no solo a las secuelas físicas y psicológicas de la violación, sino también al acoso y la hostilidad de una comunidad que pone en duda los hechos, las estigmatiza, las culpa y las juzga.

Violación comienza sin preámbulos, de forma muy directa, y destaca sobre todo porque a lo largo de todo su desarrollo va a tener un aire muy cinematográfico. 
Es una obra muy corta, pero intensa, y el encargado de hacérnosla llegar será un narrador un tanto curioso porque va a alternar en su relato la tercera persona y la segunda, dependiendo de los capítulos. 
Esta combinación no es la que más me gusta para una novela, porque el uso de esa segunda persona arrastra una gran carga psicológica, ya que busca la implicación del lector en los hechos al  sentirlos como propios, pero esto es solo una opinión personal.

Oates nos muestra como una decisión, que apenas se toma en un segundo, puede cambiar de forma radical una vida para siempre. 
La violación aparece descrita solo al comienzo, en un capítulo muy escueto, porque lo importante, en lo que se va a centrar, es en el doble juicio que sufrirán posteriormente las víctimas. Tenna y su hija no solo deberán luchar para recuperarse, sino que también se enfrentarán contra la doble moral que rige la sociedad de Niagara Falls.

Solo por como viste Tenna va a ser juzgada por todos, como si una mujer no pudiese elegir su modo de vestir o ello llevará implícito un cartel de barra libre, toma lo que quieras. Lo que todo el mundo parece olvidar o que para ellos es lo menos importante es que tras ser violada en cuadrilla, golpeada y pateada, es abandonada a su suerte, pero ellos siguen pensando en cómo vestía.

Oates es una escritora que se involucra y que obliga al lector a tomar partido. Va a reflejar la falta de escrúpulos de los abogados defensores que quieren hacer a Teena responsable de su propia desgracia, la pasividad del juez y las negociaciones de una fiscal a la que le queda grande el cargo, pero sobre todo va a describir, evitando caer en el sensacionalismo, la impotencia y la frustración de las víctimas sobre algo que es injusto.

"—Su cuerpo está hecho pedazos y su cabeza también. Lo poco que dejaron esos animales lo destrozaron ustedes en el juzgado.".

Violación. Una historia de amor no es solo una denuncia por lo que implica el hecho, sino que también muestra como la sociedad y el sistema silencian y estigmatizan a las víctimas.
La novela, de tan solo 160 páginas, se divide en capítulos muy cortos, alternando como ya he mencionado al comienzo, dos voces narrativas. 

A pesar de la dureza de lo que se narra, es una obra que no dudo en recomendar y en la que encontraréis no solo la maestría de la que siempre hace gala esta autora, sino que también veréis que es una narración valiente que invita a la reflexión. 

martes, 7 de marzo de 2023

Qué fue de los Mulvaney de Joyce Carol Oates

Sinopsis:

Pocos son los que han retratado los muchos vicios y las ambiguas virtudes de la sociedad norteamericana como sabe hacerlo Joyce Carol Oates, una autora que a los sesenta y cinco años es ya un clásico de la literatura contemporánea. Escritora prolífica y capaz de dominar una considerable variedad de registros, Oates condensa en esta novela, para muchos su obra maestra, lo mejor de un talento narrativo que pliega la realidad hasta mostrar todos sus matices. 
Los Mulvaney son un ejemplo cabal de familia feliz, acomodada y bien pensante. El padre es un hombre apuesto, trabajador y sensato; la madre, una mujer encantadora y dicharachera, y los niños -tres hijos y una chiquilla- son el broche de oro de un matrimonio idílico, digno de aparecer en las páginas centrales de una hoja parroquial. Todos viven en High Point Farm, una granja de ensueño que será su infierno a partir del día de San Valentín de 1976, cuando un oscuro suceso cambia por completo la vida de Marianne, la hermana, y los Mulvaney inician su declive. El narrador de la historia es Judd, el más pequeño de los hijos, quien revela la verdad de su familia y de un país entero.

Opinión:

Hace un tiempo os hablé de esta autora, Joyce Carol Oates, la eterna candidata al Premio Nobel; una autora ecléctica que ha cultivado todos los géneros, incluyendo novela negra, thriller, teatro, poesía o cuentos.

Con esta novela, Qué fue de los Mulvaney, me ha pasado algo curioso. 
Dicen que es una de las mejores que ha escrito, pero en cambio yo no he encontrado esa gran obra que esperaba, quizás porque iba con las expectativas muy altas. Aquí, entiéndase, no le echo la culpa a la autora ni al libro porque el único responsable de abordar una obra con grandes expectativas es el lector.

Por otro lado, y aunque el argumento me ha gustado, había un par de cosas que me sacaban constantemente de la lectura. 
Una ha sido el narrador, con el que no he llegado a conectar por su peculiar forma de narrar y de la que más abajo os hablaré en detalle; La otra, un par de personajes que tampoco han conseguido convencerme.

Oates tiene una manera singular de contar los hechos, despliega talento a la hora de narrar, incorporando una crítica subyacente, eso sí, sin juzgar.
Critica el modelo de familia americana con hijos perfectos, religiosos, deportistas y estudiosos, pero incapaces de gestionar o enfrentarse a sucesos dramáticos. El código familiar les impide hablar de determinados sucesos y deben actuar como si nada hubiese ocurrido.

Esta autora también es una experta manejando el subtexto, es decir, todas aquellas ideas y emociones que se encuentran implícitas dentro de la narración y que poco a poco los lectores iremos conociendo. Porque aunque ella crea un perfil muy completo de los personajes, hay detalles importantes que no están a la vista, que se esconden tras el relato, como por ejemplo las motivaciones, y eso, el descubrirlo, quedará en manos del lector.

Qué fue de los Mulvaney está dividida en cuatro partes más epílogo, y la estructura de la novela es la clásica de introducción, nudo y desenlace. 
En la introducción vamos a conocer en profundidad a la familia, su entorno, su forma de vida, mientras que en el nudo o desarrollo vamos a darnos de bruces con el conflicto, unos acontecimientos que nos llevarán al desenlace
Lo que también debo deciros es que Oates se toma su tiempo en la introducción y la obra tarda en coger ritmo, creo que se debe a que en la introducción hay demasiadas páginas para contextualizar la trama.

Pero vamos a lo interesante... 
Los Mulvaney son una familia cuyo apellido va a terminar pesando como una losa. 

La familia la componen el padre, Michael John Mulvaney; la madre, Corinne y los cuatro hijos, Mike hijo, Patrick, Marianne y Judd, este último va a convertirse en nuestro narrador.
Una familia con muchas historias a sus espaldas, pero también con secretos...

El hecho que se menciona en la sinopsis se intuye desde las primera páginas.
Ese suceso inesperado va a actuar como punto de inflexión y a partir de ahí la vida de toda la familia cambiará y nada volverá a ser como antes.
Básicamente Oates nos ofrece la crónica de una familia que se derrumba; nos construye un castillo de naipes, totalmente perfecto, y luego lo hace volar por los aires, convirtiendo a los protagonistas en personajes que van a la deriva.

La imagen perfecta que vamos a ver en las primeras páginas se desmoronará. 
Los Mulvaney, una familia con propiedades, dinero e influencia; conocida, querida y respetada en su comunidad, va a pasar a ser prácticamente repudiada. 
Su popularidad va a caer en picado; la ironía es que esta familia se cree que dentro de ese microcosmos particular que es su confortable granja estarán a salvo de todo, porque según ellos todo en High Point Farm es especial, y hay palabras y sucesos que no tienen cabida allí.

High Point Farm es un hogar que deja de ser hogar. Una preciosa casa para una familia perfecta, aunque luego ellos mismos se encarguen de decir que:
 
"La casa que a nuestros ojos era hermosa en realidad no era nada hermosa."

Y esa casa tan especial, que toma presencia en la mayor parte de la novela porque actúa como escenario, se va a ir deteriorando como ellos. 
Esta casa, aunque pueda parecer extraño, me recordaba muchísimo a la que aparece en la obra de Poe, "La caída de la casa Usher", no porque haya nada tétrico oculto en ella, sino porque parece que actúa como cárcel para los personajes y crea un vínculo secreto con ellos.

Y ahora ya sí, me toca hablaros del más pequeño de la familia.
         
"El hijo menor de una familia no se recuerda a sí mismo muy bien porque ha aprendido a confiar en los recuerdos de otros."

El narrador.
Judd nos cuenta la historia en su edad adulta, con lo cual va a ser necesario retroceder en el tiempo. 
Nos comenta en las primeras páginas que aspira a narrar los hechos siempre con honestidad, pero lógicamente utiliza la primera persona y eso a mí, ya de primeras, me hace dudar, por mucho que insista en que será un observador neutral. 
Los lectores debemos confiar en esa honestidad, pero él forma parte de los hechos, además de que va a narrar sucesos a través de los recuerdos, y otros en los que ni tan siquiera estuvo presente y que ha logrado reconstruir gracias a conversaciones con otros miembros de la familia. En este último caso incluirá todos los hechos que le sea posible reunir y el resto serán conjeturas, cosas imaginadas pero no inventadas, por lo que nuestra confianza en el relato puede empezar a hacer aguas.

Lo que me chocaba de este narrador es que se desdoblaba. 
En unas ocasiones actuaba como un narrador interno, un narrador protagonista que hablaba de sí mismo en primera persona, pero en otras adoptaba un papel de narrador omnisciente para relatar los hechos en los que no está presente, llegando incluso a referirse a sí mismo como Judd, en tercera persona, como si estuviese hablando de alguien ajeno a él. En esas ocasiones se distancia, así que el resultado es un narrador que se mueve entre ser un narrador externo e interno, un detalle muy curioso, pero que a mí me descolocaba.

La narración que va a hacer Judd es como revisar un álbum familiar, con el que iremos conociendo en profundidad a todos los Mulvaney; y de su mano entraremos a formar parte de ese mundo feliz y confortable, de esa posición acomodada, de ese sueño dorado americano, que se trastocará tras ese suceso.

 A partir de ese momento, y como ya he avanzado, no van a ser capaces de gestionar lo que les ha sucedido. 

Ya para ir terminando...
Oates nos ofrece una historia que habla de agresión sexual, de la necesidad de restaurar el equilibrio, del instinto de justicia y de venganza. Todo esto acompañando a unos personajes que evolucionan; cuando acabemos de leer ellos no estarán donde estaban ni serán lo que eran...

Pero no os penséis que he olvidado hablaros de esos personajes que mencionaba al comienzo y que me impedían conectar con la narración.

Uno es Marianne y la otra su madre. Dos personajes insulsos que lograban sacarme de mis casillas. 
Corinne, la clásica madre complaciente, se pasa toda la novela rezando y justificando, y Marianne con tanto rezo pasa a convertirse por propia voluntad de víctima en culpable.

Y sí, ya sé que los personajes con defectos, esos que con su comportamiento te ponen de mal humor, son esenciales como fuente de conflicto, pero es que con ellas no podía, para mí eran un lastre y no un soporte esencial para el argumento. Me agotaban, me daban ganas de cogerlas y agitarlas como una coctelera, para ver si así abandonaban ese papel conformista e insustancial que habían adoptado.

En fin... hasta aquí la reseña de hoy. Espero que os haya gustado y que podáis perdonarme por su extensión.



lunes, 31 de diciembre de 2018

Rey de picas de Joyce Carol Oates

Sinopsis:

«Un homenaje a Poe. Este perturbador y electrizante thriller de Oates no decepciona.» 
Kirkus Reviews 

«Los problemas empezaron de la manera más inocente cinco meses, dos semanas y seis días antes.»
Andrew J. Rush ha conseguido el aplauso del público y la crítica, un éxito con el que sueña la mayoría de los autores. Sus veintiocho novelas policíacas han vendido millones de ejemplares en decenas de países y tiene un poderoso agente y un editor brillante en Nueva York. También tiene una amante esposa y tres hijos ya adultos, y es una gloria local en el pueblo de Nueva Jersey donde reside.
Pero Rush esconde un oscuro secreto. Utilizando el seudónimo Rey de Picas escribe otro tipo de novelas, violentas y espeluznantes: el tipo de libros que el refinado Andrew nunca leería y mucho menos escribiría. Su vida perfecta se viene abajo cuando su hija encuentra una novela de Rey de Picas y comienza a hacer preguntas. Al mismo tiempo, Rush recibe una citación judicial tras ser demandado por una mujer del pueblo que lo acusa de plagio. Mientras la reputación, la familia y la carrera de Rush peligran, los pensamientos de Rey de Picas se vuelven cada vez más malvados.

Opinión:

Al igual que hice el año pasado, dedico esta última entrada del año a la reseña que preparé para la revista digital Cita en la glorieta.
Espero que os guste.


Esta reseña fue realizada para colaborar en la V Semana Negra en la Glorieta (2018), evento dedicado al género negro y policíaco.

La Semana Negra en la Glorieta se celebra, desde el año 2016, del 21 al 27 de noviembre. Aunque inicialmente se trataba de un festival virtual, en las últimas ediciones, además de la publicación de reseñas, artículos y relatos, se han llevado a cabo actividades presenciales en diversas ciudades de España y Latinoamérica. 

Coordinada por Rafael Guerrero, Osvaldo Reyes y Javier Alonso García-Pozuelo, a lo largo de estos años, han participado en ella más de un centenar de escritores y críticos literarios del género negro de Argentina, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, España, Estados Unidos, México y Panamá.

Si queréis leer todos los artículos, reseñas y relatos negros que se han publicado en ese evento, solo tenéis que pinchar en el enlace que os dejo a continuación. 




Joyce Carol Oates, es una autora singular.
En su larga y prolífica carrera literaria de más de cuarenta años, ha publicado más de 50 novelas, más de cuatrocientos relatos breves, una docena de libros de no ficción, ocho de poesía y otras tantas obras de teatro...
Es una autora siempre alabada por la crítica, detalle que sumado a lo anteriormente citado, la ha llevado a convertirse en una de las grandes figuras de la literatura contemporánea.
Pero lo que la convierte en singular, según mi opinión, es un detalle cuya pista podéis hallar en las primeras líneas de esta reseña, y reside en que Joyce Carol Oates es una escritora capaz de cambiar de tono, de registro, sin inmutarse... eso sí, logrando conmocionar al lector en cierta medida.

En esta obra escrita en 2015, con lo primero que vamos a encontrarnos es con un capítulo de tan solo una página. Un capítulo aislado y desconcertante, donde se nos relata una agresión.

A continuación, en el siguiente, conoceremos a nuestro protagonista, Andrew J. Rush, un escritor de éxito con veintiocho novelas policíacas a sus espaldas, pero que como él mismo nos advierte, con unos problemas que comenzaron cinco meses antes.

A ese periodo mencionado, es al que vamos a retroceder llevándonos a Andrew como guía y narrador, esa técnica empleada es una narración preactiva, lo que comúnmente conocemos como racconto, es decir, un relato que nos hace retroceder hasta el inicio de esos problemas, y que poco a poco irá avanzando, facilitando datos de forma detallada, hasta alcanzar y dar sentido a ese primer capítulo del cual ya os he hablado; desde ahí, la narración continuará de forma lineal hasta llegar al desenlace.

Ya habéis conocido por tanto, algún dato sobre nuestro protagonista y sobre la estructura que encontraremos.
Pero en esta historia, hay alguien más; alguien que lucha por abrirse camino y ganar protagonismo; ese personaje es Rey de Picas, álter ego de Andrew y que sirve para dar título a esta obra.
De Andrew sabemos que además de tener una carrera brillante, está felizmente casado y es padre de familia; en cambio alrededor de Rey de Picas hay solo vacío.
Nadie conoce la identidad de ese escritor misterioso. Se sabe que sus novelas, día a día ganan adeptos, y que contienen una alta dosis de violencia; todo lo contrario a lo que se encuentra en la obra del protagonista. Ese es el motivo de que nadie pueda relacionar que tras el Rey de Picas se esconde el admirado Andrew J. Rush.

Pero dejadme que os hable de ese otro yo...
Joyce Carol Oates, la autora de esta historia, nos habla de algo real, algo que existe y que algunos podríamos calificar como desdoblamiento de la personalidad; un ejercicio del que muchos autores hacen uso por distintos motivos.
Existen los que escriben bajo seudónimo, los que buscan ocultar su identidad, para evitar que se les identifique en un texto, simplemente para mantener separadas vida pública de privada; y otros que hacen uso del heterónimo, es decir, cuando el autor crea una personalidad totalmente distinta a la suya y parece cobrar vida propia.
El uso de seudónimos o heterónimos, no es algo extraño de encontrar en nuestro día a día, basta darse un pequeño paseo por las redes sociales para comprobarlo.
Muchas veces es cuestión de preservar la intimidad y otras, en cambio, de liberar nuestro lado oscuro, así que no es extraño que eso también suceda en el mundo literario...
Conocemos a grandes escritores que a la hora de firmar sus artículos en la prensa, lo hacen o lo han hecho bajo otro nombre.
A mí, el que siempre me viene a la cabeza es nuestro famoso Larra, y ese nombre que más que en un seudónimo era un heterónimo, y que empleaba para firmar sus críticas mordaces, "Fígaro".

Pues bien, nuestro protagonista también va a hacer uso de ese juego empleando un heterónimo.
Él es el personaje correcto, el real, frente a Rey de Picas que no es ni más ni menos que su lado oscuro y secundario.
Rush le da rienda suelta a la hora de escribir esas novelas negras, depravadas y terribles, se libera en ellas de la carga emocional que arrastra, por lo tanto, podríamos decir que Rey de Picas es tan solo un medio para descargar la adrenalina, tan bueno como ir al gimnasio.

Mientras que Andrew escribe de día, Rey de Picas toma el control por las noches y compone sus historias cruentas. El problema va a surgir, cuando Rey de Picas, esa identidad ficticia y siniestra, intente poco a poco ganar espacio en la vida real.
Rey de Picas va a ir incorporando al monólogo interior de Andrew cada vez más comentarios perversos.
Vamos a ser testigos de una lucha interior, algo parecido a lo que vemos en la obra de Robert Louis Stevenson, El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde.

Pero no penséis que solo en esta lucha interior se basa Joyce Carol Oates para crear el argumento. Oates construye otra historia paralela, es decir, un dos en uno, y enturbia la apacible vida de nuestro escritor, que va a ver como recibe una citación judicial tras ser demandado por plagio.

Y creo que ya os he dado demasiadas pistas...

Nos enfrentamos a un thriller con tintes de novela negra y altas dosis de suspense. A todo esto hay que sumarle el aporte metaliterario, porque las referencias a autores y obras de misterio y suspense, también va a ser algo que encontremos en grandes cantidades.
Vamos a ver a a Richard Matheson, a Le Guin, a Lovecraft, entre otros muchos; y aunque ya he mencionado que algunos detalles pueden recordarnos a Jekyll y Hyde, las principales reminiscencias que vamos a encontrar, van a ser sobre la obra de Edgar Allan Poe, el gato negro y también de algunas historias de Stephen King, como Misery; La mitad oscura; o el relato La ventana secreta, jardín secreto.

Vuelvo al párrafo del comienzo para retomar una cuestión que comentaba allí, y así, abrir y cerrar esta reseña hablando sobre la autora.

La prensa, la crítica, etc... alaban la obra de Joyce Carol Oates.
Si habéis leído antes algo de ella, sabréis que no hace alarde de una gran prosa. Tampoco sus argumentos destacan por una gran originalidad, pero en cambio, hay algo mágico en sus narraciones; ese toque especial que sabe dar, que las retuerce convirtiéndolas en desasosegantes y atrayentes al mismo tiempo.
Los lectores nos sentimos tan atraídos por sus historias, como polillas a la luz.
Concretamente en esta narración, comprobamos que tampoco es excesivamente descriptiva; pero en cambio, podemos hacernos un retrato bastante claro y vívido de como son los personajes y los escenarios y ambientes por los que se mueven.
Dicen que muchas veces menos es más, y aquí Oates lo demuestra, nos regala tensión sin artificios, pero con un ritmo dinámico.
Si hay que poner alguna pega, lo hago sobre el final elegido; para mí, algo precipitado.
Creo que un par de capítulos más habrían servido para componer un final más enrevesado, más complejo, y que aportase ese giro final desconcertante, acorde con la introducción y el desarrollo de la trama.
No hubiese estado nada mal, jugar un poquito con la ambigüedad...