Una novela de misterio que son dos relatos capiculados.
Dos historias interconectadas sobre una enigmática familia y dos casas con un mismo nombre.
Inglaterra, 1881. El joven médico Simeon Lee acude a la llamada de su primo enfermo en la isla de Ray. El pastor Howes está convencido de que ha sido envenenado por su cuñada Florence, quien, tras ser acusada de matar a su esposo, vive encerrada en una habitación con paredes de cristal en la biblioteca de la mansión.
California, 1939. Todo apunta a que el escritor Oliver Tooke se ha suicidado, pero su amigo Ken Kourian no lo tiene claro, por lo que se sumerge en una investigación que lo lleva al secuestro del hermano de Oliver cuando ambos eran niños. Para descubrir la verdad, Ken deberá descifrar las pistas escondidas en la última novela de su amigo, Relojes de cristal, un libro con dos relatos capicúa sobre un joven médico llamado Simeon Lee.
Opinión:
Dicen que dos lectores nunca leen el mismo libro y con esta novela, Relojes de cristal, os aseguró que ese dicho se cumple al cien por cien.
Sabéis que me gustan los libros curiosos y siempre intento hablaros de ellos en esta estantería virtual. Pues bien, en esta ocasión la peculiaridad del libro recae en la forma en que se presenta ante el lector.
Relojes de cristal es un libro que ofrece un formato que se denomina tête-bêche y que fue bastante común en el siglo XVIII. Ese formato consiste en que el libro se divide en dos partes impresas de forma consecutiva, pero invertidas. El lector debe decidir cuál de ellas lee primero y al terminarla debe dar la vuelta al libro para continuar con la otra.
La primera aclaración que voy a haceros llega de manos de la editorial, porque este libro podéis encontrarlo tanto en papel como en digital, este último es el medio que yo he elegido para leerlo.
La editorial nos indica en una nota que al tratarse de un libro digital no ha sido posible crear un libro capicúa, como lo es el de papel, por lo que el lector debe abrir el índice de contenido y decidir si empieza a leer por la primera parte o por la segunda.
La primera parte sitúa la acción en 1881 en Londres y la segunda nos lleva a Los Ángeles en 1939.
La experiencia, aunque en digital no demos la vuelta al libro, ya os adelanto que resulta igual de interesante, dándonos la sensación de tener entre manos una rareza muy original al permitirnos crear dos experiencias lectoras distintas, dependiendo de la parte por la que decidamos empezar.
Esto, aunque pueda parecer una tontería, no lo es, porque las dos historias aunque están interconectadas se desarrollan en diferentes épocas y lugares, y nuestra percepción sobre el argumento puede cambiar, e incluso me arriesgo a decir que los personajes pueden llegar a parecernos distintos dependiendo de esa elección, al terminar mirándolos desde un punto de vista distinto.
Por ese motivo, y aunque no lo considero un fallo, no estoy muy de acuerdo con la definición que da la editorial de que es un libro capicúa, porque ese término indica que el resultado de la lectura resulta igual de izquierda a derecha que de derecha a izquierda, y como habéis leído ya, la percepción varía dependiendo de por el lado que empieces.
Dicho esto, que no es más que una opinión personal, paso a hablaros un poquito del argumento...
La novela, como ya os he mencionado, nos lleva a 1881 y a 1939.
En 1881 vamos a conocer al Doctor Simeon Lee que viaja hasta la isla de Ray para cuidar de un familiar enfermo. Este familiar cree que está siendo envenenado y aquí comienza la intriga valiéndose de unas localizaciones aisladas y unos personajes que darán mucho juego.
La segunda parte nos lleva a 1939, donde un periodista y aspirante a actor se ve inmerso en una investigación por el suicidio de un amigo.
Ambas tramas van a dejar al descubierto secretos familiares que alimentarán la tensión hasta el final.
Sobre los personajes os puedo decir que, aunque no he visto un gran derroche de imaginación a la hora de construirlos ni una gran profundidad psicológica en ellos, cumplen a la perfección su función, ya que esos vacíos que se generan a su alrededor contribuyen a aumentar el misterio.
Otro detalle que no quiero olvidarme mencionar es sobre la parte que más me ha gustado... La ambientada en 1881 me ha parecido muy interesante. Me gustan los libros y los relatos ambientados en esa época, pero me ha resultado mucho más compleja y completa la trama de 1939. Tiene más detalles escondidos y veo una mayor complejidad a la hora de enlazar la historia con la del siglo XIX.
Como conclusión final os diré que Gareth Rubin ha conseguido crear una novela muy interesante y que nos ofrece con ella una curiosa experiencia. Yo al menos no había tenido entre manos una obra igual. Por otro lado el argumento está muy bien construido por lo que considero que es una lectura muy recomendable.