Sinopsis:Situada en un área que aproximadamente se corresponde con la del actual Irak, Mesopotamia fue una de las grandes civilizaciones de la Antigüedad, aunque, en cierto modo, continúa siendo una desconocida. Los habitantes de Mesopotamia --babilonios, sumerios y asirios-- no forman parte de nuestro imaginario colectivo, como los antiguos egipcios. Sin embargo, con la llegada de un nuevo milenio en que la mayoría de la población mundial vive en ciudades, Mesopotamia tiene mucho más que enseñar que el agrícola Egipto, pues fue allí donde tuvieron lugar los primeros experimentos urbanísticos. Gwendolyn Leick examina estos centros urbanos, extraordinarios e innovadores, con suma agudeza. Cada uno de los diez capítulos que forman esta obra se centra en la vida de una ciudad, y cada una de las ciudades posee un carácter único: ciudades sagradas, ciudades de erudición, ciudades de comercio y de monarcas, ciudades que florecieron para después ser abandonadas y ciudades que siguen habitadas en nuestros días. Leick concluye la obra con Babilonia, poderoso símbolo de esplendor y decadencia, la primera auténtica metrópolis: multicultural, multiétnica, el último centro urbano de una civilización agonizante. Mediante los increíbles logros de los mesopotamios y las vidas de sus poetas, sacerdotes, reyes y hombres y mujeres de negocios, entremezclados con los mitos de la literatura más antigua del mundo, este libro ameno y original revela, por primera vez, cómo era la vida en estas «ciudades invisibles» hace ya tanto tiempo desaparecidas. Especial De Mesopotamia a Irak
Opinión:
Aunque no es muy frecuente que aparezcan reseñados en mi blog libros de ensayo, también soy aficionada a leerlos de vez en cuando.
En esta ocasión y debido al tema que trataba, que me ha parecido interesante, me he lanzado a reseñarlo, aunque sea solo por encima, ya que los datos analizados aportan tanta información que sería imposible resumirlo brevemente.
Mesopotamia, junto a Grecia o Egipto, ha sido una de las grandes civilizaciones clásicas, pero debido a varios motivos es la menos conocida.
Allí se dieron los primeros asentamientos humanos y los inicios de la agricultura, inventaron la rueda, la escritura, las matemáticas y la astrología, además de desarrollar conceptos como urbanismo o burocracia, elementos que posteriormente los Estados helénicos y Roma exportaron y modernizaron adaptándolos a sus necesidades.
El término de "Mesopotamia" se lo dieron los antiguos griegos, significa entre dos ríos, y esa localización geográfica fue propicia para la agricultura, algo que favoreció al hombre, ya que una vez adaptado al entorno facilitó la creación de comunidades más amplias y con ello las primeras ciudades.
El problema de esa localización fue que, a diferencia de Egipto, rodeado de defensas naturales, Mesopotamia carecía de océanos, montañas y desiertos que la protegieran. Era un territorio fácil de conquistar, pero difícil de proteger.
Otro problema que surgió fue la escasez de piedra por lo que tuvieron que hacer uso para sus construcciones de adobe y eso provocó el rápido deterioro de los edificios, junto a las incursiones de tribus de la zona y ataques bélicos por parte de otras ciudades.
Estos son algunos de los motivos, sumado a su ubicación en una zona de constantes enfrentamientos bélicos, que comentaba más arriba y que han hecho que la civilización Mesopotámica sea menos conocida que otras.
A través del análisis de Gwendolyn Leick, antropóloga y asirióloga, conoceremos la vida en diez de sus ciudades, su evolución política, económica, cultural, social y religiosa. Una cultura que se configuró a partir de un conglomerado de etnias que conquistaron y fueron sucediéndose en los espacios que se extendieron entre las cuencas del Tigris y el Éufrates. Dependiendo de las etnias que habitaron cada una de esas ciudades, al igual que del carisma de sus gobernantes, veremos como esa evolución fue distinta, afectando a sus habitantes; curioso en este punto observar el trato que recibían las mujeres dependiendo de la ciudad. Algunas de esas ciudades fueron centros religiosos, otros políticos, cunas de eruditos o capitales del Imperio.
Las diez ciudades que vamos a ver analizadas a través de los pocos datos arqueológicos que se tiene de ellas son:
Eridu que será considerada como la primera ciudad. En ella veremos como se pasó de ser un simple asentamiento agrícola a constituirse como una de las primeras ciudades; Uruk, la madre de todas las ciudades, con las primeras murallas; Shuruppak, cuna del héroe del diluvio y que nosotros conocemos a través de la biblia como Noé.
Akkad una ciudad tragada por las arenas del desierto y que hoy en día se sigue buscando porque se desconoce su ubicación; Ur, un importante centro ceremonial y religioso; Nippur, cuna de eruditos; Sippar, dos ciudades que compartían gobierno y nombre; Assur, ciudad sagrada; Nínive, la ciudad que sufrió el gran saqueo por parte de las potencias occidentales y por último la gran Babilonia, la ciudad que Alejandro Magno propuso como capital de su Imperio.
Leick nos va a mostrar cómo cada ciudad tenía su propia identidad, su propia historia y su propia forma de relacionarse con las demás. Al mismo tiempo, destaca los elementos comunes que unían a los pueblos mesopotámicos, como el uso de la escritura cuneiforme, el culto a los dioses sumerios y acadios, o la concepción de la ciudad como un espacio sagrado.
A través de tabillas, estelas y otros descubrimientos arqueológicos podemos hacernos una idea, aproximada, de cómo era la vida en esas ciudades, y digo aproximada porque también hay que dejar constancia de que muchos de los datos que se aportan son meras conjeturas.
Esto último no es que lo diga yo... basta remitirse a los hechos.
Las excavaciones se encuentran detenidas desde mediados del sigo pasado por lo que grandes extensiones de terreno quedan aún por excavar. Otro pequeño detalle es por ejemplo, que la ciudad de Akkad dispone en este libro de un amplio capítulo en el que se relata cómo era arquitectónicamente, como era su distribución, y cómo se organizaba la vida allí, en cambio, su ubicación aún no ha sido localizada. Todos los datos que existen sobre ella se han recabado de menciones que aparecen en tablillas halladas en otros lugares, por lo que habría que fiarse mucho de esos datos y de la interpretación que se ha hecho de ellos.
Las ciudades por su construcción con adobe debían ser reconstruidas cada poco tiempo, las incursiones de otros pueblos e incluso el ataque de ciudades que buscaban obtener el apoyo de los dioses, también destruyeron esas ciudades.
Luego, ya en nuestra época, el expolio al que fueron sometidas las ruinas por parte de países como Inglaterra o E.E.U.U, e incluso la poca pericia o interés de los excavadores, favorecieron la destrucción de buena parte del patrimonio arqueológico, además de que no se ha llegado a excavar del todo, por los enfrentamientos bélicos en la zona en que está situada y por supuesto, la destrucción de ese patrimonio arqueológico por ideas religiosas...
Algo que tampoco olvida la autora es relacionar el pasado con el presente, mostrando cómo esas ciudades han influido en el desarrollo de la civilización occidental y cómo siguen siendo relevantes hoy en día.
Los datos que se exponen resultan interesantes, sobre todo os recomiendo este libro para los amantes de las civilizaciones antiguas, pero también debo decir que la autora se repite bastante a la hora de querer dejar claras algunas ideas. Esas partes se convierten en una tautología, una repetición innecesaria de determinados pensamientos que no aportan ni un solo dato más a la información ya dada.
Ya sabéis lo que opino de las repeticiones... para mí solo producen ruido, un eco que puede llegar a cansar, porque aunque Gwendolyn Leick es una gran experta mundial en el tema, no es necesario que se tome a los lectores por tontos, insistiendo una y otra vez en el mensaje para dejar clara una idea.
Ya para terminar voy a abrir un melón sobre algunos profesores de universidad que confunden la terminología entre reseña, valoración crítica y comentario.
A un chaval de primer grado de Historia no se le puede pedir que haga una valoración crítica sobre una obra de arqueología porque, básicamente, una valoración crítica es un proceso donde se evalúa y valora una investigación para determinar su calidad y validez.
Creo que un alumno de primer año no está cualificado para hacerla, porque no posee ni tan siquiera unos conocimientos mínimos sobre arqueología o civilizaciones antiguas para pasar por la lupa una obra de una experta mundial con 50 años de carrera a sus espaldas y que es autora de un montón de publicaciones sobre el Antiguo Oriente Próximo, además de tener publicados más de diez libros sobre el tema.
A ver si podemos ser un poquito coherentes y limitarnos a pedir que hagan un simple análisis de lo que leen, una síntesis en la que comenten el contenido, lo que defiende el autor y las conclusiones a las que llega, lo que viene a ser una recensión crítica, todo eso sin necesidad de perdernos en palabras grandilocuentes y que al fin y al cabo están mal empleadas.