Ambientada en un jardín de la región alemana de Pomerania, la novela es el relato en primera persona de una joven mujer que ve en las plantas y en los árboles una imagen de feliz rebeldía en contra de las reglas sociales de su tiempo. Casada con un noble prusiano, a quien vamos a conocer como «el hombre airado», Elizabeth sabe que, puertas adentro, la esperan un sinfín de criados a los que hay que orientar, unas comidas interminables con huéspedes aburridos, unos muebles austeros que comen luz y crían polvo. Fuera, en cambio, está su jardín, están los libros que ella ama leer sentada en la hierba y están sus tres hijas pequeñas, que comparten con ella este paraíso terrenal. Este espacio consagrado a la naturaleza se convierte así en un lugar de libertad y reflexión, un territorio donde el placer anda del brazo de la vida, y donde el talento de Von Arnim se expresa con sus mejores armas.
Opinión:
Esta novela publicada en 1898 se convirtió en un gran éxito de ventas. Su autora, Mary Annette Beauchamp, optó por firmar bajo seudónimo y eligió para ello el nombre de Elizabeth von Arnim. El resto de obras que publicó posteriormente aparecieron bajo el mismo seudónimo.
Llegué hasta esta obra de forma indirecta.
Viendo el gran éxito que estaba alcanzando otra novela suya que ha sido publicada recientemente ,"Vera", y que adquirí en una plataforma digital, quise conocer más de la autora y busqué sus otras historias en eBiblio, ya sabéis, el servicio de préstamo de libros electrónicos en línea ofrecido a través de las bibliotecas públicas españolas, un recurso que recomiendo al cien por cien.
Allí encontré algunas de ellas para descargar y opté por esta de Elizabeth y su jardín alemán, ya que las valoraciones eran muy positivas.
Debo decir que esta primera incursión en la obra de esta autora me ha dejado un sabor agridulce. Aunque me ha gustado, no ha cumplido con mis expectativas, ahora paso a contaros por qué.
Elizabeth
La novela es muy breve, solo tiene 160 páginas, pero algunos pasajes se hacen un poco tediosos.
Elizabeth von Armin nos habla de una mujer que vive completamente volcada en su jardín y en la lectura de sus libros, algo que sus allegados y la sociedad que frecuenta no ve con buenos ojos. Se compadecen de ella, por una soledad buscada que no comprenden y que ella se ve obligada a justificar.
En la gran casa vive con su esposo, al que conoceremos con el sobrenombre de el hombre airado, y con sus tres hijas, personajes de los cuales tampoco conoceremos el nombre ya que las llama de forma familiar como niña de abril, mayo y junio. Esto último que acabo de mencionar ya nos indica que la protagonista tampoco es perfecta, aquí no se salva ni Dios, y tiene demasiadas excentricidades.
Ya para terminar con este apartado resumen sobre su vida, como buena ama de casa burguesa tiene la responsabilidad y/o la obligación de recibir visitas, unas visitas que permanecen demasiado tiempo y desbarajustan su modo de vida.
“Me horrorizan el cotilleo y los enredos de todo tipo. La lengua de una mujer es un arma mortífera y es lo más difícil que hay en el mundo de mantener a raya, y las cosas se le escapan con una facilidad pasmosa en el momento justo en que debiera estar más callada.”
Esta autora utiliza a la protagonista o se utiliza a sí misma, porque parece que la obra tiene tintes autobiográficos, para hacer una crítica de la sociedad, pero al igual que en otras historias de la época vemos ese reflejo social a través de los ojos de alguien que no las acepta, en esta narración breve, Elizabeth crítica pero luego se deja llevar por la corriente y actúa de igual modo, es decir, ve la paja en el ojo ajeno pero no la viga que tiene ante el suyo. De esa forma, tirando de hipocresía, la autora, hace más hincapié en determinados pasajes que nos llevan a vivir más intensamente las situaciones, realzando los defectos de esa sociedad.
“De nosotros reciben de un marco y medio a dos marcos al día y todas las patatas que puedan comer. Las mujeres reciben menos, no porque trabajen menos, sino porque son mujeres y no se les debe alentar a que trabajen.”
El personaje también recurre a la ironía con asiduidad, hay algunas frases memorables al igual que algunos diálogos que mantiene con otro personaje, una amiga que la visita con frecuencia y que es tan irónica como ella.
Y así pasito a pasito, con este relato en primera persona, llegamos casi al final y al otro personaje que aparece en el título.
y su jardín alemán.
La novela se divide en capítulos que llevan una fecha, de ella se sirve la autora para hablarnos de la floración de ese jardín que actúa como personaje omnipresente.
El jardín va a estar siempre de fondo y las flores, las clases, los cuidados, los mejores lugares para ubicarlas, aparecen descritos de forma demasiado minuciosa para mi gusto.
Esos fragmentos son los que me han aburrido horrores.
Aunque entiendo que el tema del jardín sirve para mostrarnos como es Elizabeth y de paso ser el nexo que nos acerque a otros temas que subyacen en la narración, como el maltrato a las mujeres o la gran diferencia entre clases, a mí, particularmente, me ha aburrido esas largas parrafadas descriptivas hablando de plantas.
La protagonista nos muestra una vida despreocupada, insisto... quizás con tintes autobiográficos, mientras que el jardín, siempre de fondo, actúa no solo como escenario sino que es el lugar en el que busca refugio y protección, ya que según su modo de ver la vida en el interior de la casa solo la esperan deberes y disgustos.
Y aquí llega otro detallito que no me ha convencido... Elizabeth no me ha parecido natural, demasiado artificiosa y excéntrica. Su amor por el jardín me resulta exagerado y las descripciones, como he mencionado con anterioridad, me ralentizaban la lectura.
Esta historia, sobra decirlo aunque nunca está de más recordarlo, hay que leerla con un espíritu crítico.
La autora rechaza los estándares sociales de la época mostrándolos tal y como eran, y debemos entenderlos y aceptar que aunque las cosas han cambiado, el pasado no se puede cambiar y seguirá ahí, algo que deberíamos utilizar como enseñanza para no cometer los mismos errores.
La exposición que hace de nuestro pasado es lo que más me ha gustado junto con el tono irónico que emplea en algunos momentos, ofreciéndonos una visión más completa de cómo era esa sociedad.
Ya tenéis los pros y los contras. Ahora os toca a vosotros decidir si os metéis en este jardín.
¡Hola! Yo no conocía a la autora pero por lo que comentas, no creo que este sea el libro para empezar a meterse en su obra. Me atrae el tema del espíritu crítico, pero el tema de las descripciones y la forma en la que describes a Elizabeth y sus excentricidades me echa para atrás.
ResponderEliminar¡Nos leemos!
Hola chicas.
EliminarAhora mismo estoy leyendo Vera, también de ella, y no tiene nada que ver con este. Se nota muchísimo la gran evolución en la escritora de la autora. El jardín es muy superficial y en cambio, Vera tiene una profundidad tremenda. Ese sí que os lo recomiendo.
Un saludo
Hola Susurros, me temía que este libro fuera lo que tú has comentado, largas descripciones de plantas y flores de su jardín. No sé por qué tenía esa intuición, supongo que lo habré leído en algún lado. A mí me gustó Abril encantado, ahí sí que hay personajes que tienen sus desvelos y una trama más elaborada.
ResponderEliminarVera ya sabes que lo tengo en mis estanterías, caerá dentro de poco.
Un besazo
Hola Nitocris.
EliminarPues creo que este libro del jardín no era para mí, y más ahora que estamos leyendo Vera, una historia que no tiene nada que ver con esta y donde se aprecia la gran evolución de la autora a la hora de escribir.
Y no adelanto más, que aún tenemos que terminar de leer Vera. Ya le llegará su momento en la reseña.
Un besazo.
Las descripciones del jardín es una parte de la lectura que me tienta... Si me animo, ya te contaré qué tal me fue ;-)
ResponderEliminarUn beso.
Hola Anabel.
EliminarSi te animas espero tus comentarios, a mí esa parte fue la que más me aburrió.
Un beso
De este voy a pasar, no me acaba de convencer, pero gracias por tu reseña.
ResponderEliminarBesos.
Ay, pues la terminé de leer hace un par de semanas y me encantó. Es cierto que ya de por sí me gusta mucho Elizabeth von Arnim, su sentido del humor y su fina ironía. Disfruté especialmente sabiendo que tenía entre las manos un libro de no ficción, basado en su experiencia, y que fue un escándalo en su día porque llamaba a su marido "El hombre iracundo" y no estaba nada de acuerdo con la posición a la que se relegaban las mujeres alemanas de la época. Me parece genial su crítica acerada y su visión tan sarcástica de las personas que la rodean. Una inconformista, sin duda. Besos.
ResponderEliminarHola Mónica.
EliminarSu ironía es lo mejor de toda la novela, pero como he mencionado al resto de amigos que nos visitan en el blog, en Vera, se nota muchísimo la evolución de la autora, y eso que también aparecen menciones o descripciones del Hombre iracundo. Vera es una gran novela que te recomiendo si no la has leído.
Besos