Escrita en 1934 y ambientada en un París inmerso en la desoladora crisis económica de aquella década, El peón en el tablero es una pequeña obra maestra sobre el dinero, la deshonra y el dolor de existir en la que Irène Némirovsky retrata con su característica lucidez la desesperación de un hombre marcado por las adversas circunstancias de la época.
Como muchas personas de su generación, Christophe Bohun carece de ambiciones y esperanzas, e incluso de nostalgia. Es un humilde trabajador de una empresa que su padre, James Bohun, un antiguo magnate del acero y del petróleo, se vio obligado a abandonar en manos de su socio tras un sonado fracaso financiero. Es el esposo de Geneviève, irritantemente perfecta, el amante secreto de una prima que ha estado enamorada de él desde la infancia y, también, el asalariado que sacrifica su tiempo, su salud, su vida y su alma a cambio de un modesto sueldo. No obstante, al morir su padre, Christophe encuentra en un cajón un sobre lacrado dirigido a él y, en su interior, una lista con los nombres de parlamentarios, periodistas y banqueros a los que el viejo Bohun había salvado del desastre entregándoles grandes sumas poco antes de la Gran Guerra. ¿Podrá este legado ardiente, esta arma que parece guiar a la redención a través del chantaje, sacar a Christophe de su oscuro letargo?
Intensa y vibrante, esta novela de inusitada modernidad es una nueva muestra del talento narrativo de Irène Némirovsky y una valiente exploración del complejo vínculo entre un padre sin escrúpulos y un hijo sin aspiraciones, un simple peón en el tablero de la vida.
Como muchas personas de su generación, Christophe Bohun carece de ambiciones y esperanzas, e incluso de nostalgia. Es un humilde trabajador de una empresa que su padre, James Bohun, un antiguo magnate del acero y del petróleo, se vio obligado a abandonar en manos de su socio tras un sonado fracaso financiero. Es el esposo de Geneviève, irritantemente perfecta, el amante secreto de una prima que ha estado enamorada de él desde la infancia y, también, el asalariado que sacrifica su tiempo, su salud, su vida y su alma a cambio de un modesto sueldo. No obstante, al morir su padre, Christophe encuentra en un cajón un sobre lacrado dirigido a él y, en su interior, una lista con los nombres de parlamentarios, periodistas y banqueros a los que el viejo Bohun había salvado del desastre entregándoles grandes sumas poco antes de la Gran Guerra. ¿Podrá este legado ardiente, esta arma que parece guiar a la redención a través del chantaje, sacar a Christophe de su oscuro letargo?
Intensa y vibrante, esta novela de inusitada modernidad es una nueva muestra del talento narrativo de Irène Némirovsky y una valiente exploración del complejo vínculo entre un padre sin escrúpulos y un hijo sin aspiraciones, un simple peón en el tablero de la vida.
Opinión:
Hoy vuelvo a hablaros en el blog de una autora que nunca me defrauda, Irène Némirovsky; en esta ocasión con motivo de la publicación de "El peón en el tablero", otra de esas historias que por suerte han logrado rescatarse del olvido tras noventa años sin publicarse.
Si por algo se caracterizan sus novelas a simple vista es por su brevedad e intensidad; dos elementos que la convirtieron en una de las voces más potentes del siglo XX, aunque, y todo hay que decirlo, su obra solo fue reconocida décadas después de su muerte.
Otro de los aspectos destacados de su estilo es el detallado perfil psicológico con el que dota a todos los personajes, siendo estos descritos desde el punto de vista de un narrador omnisciente capaz de escarbar y dejar al descubierto hasta el más íntimo de los secretos. Para mí, este es quizás el detalle más importante, el elemento que más destacaría porque Némirovsky de ese modo fue capaz de retratar hasta lo más profundo y oscuro del alma humana.
Otra de las características fijas en la obra de esta autora, y de la que es imposible no hablar, es el reflejo que encontramos de su infancia infeliz y solitaria, una reverberación fruto de la reflexión que veremos plasmada siempre en sus protagonistas principales.
En esta ocasión, Christophe Bohun va a ser el protagonista, pero es curioso descubrir que el elenco de personajes, que prácticamente pueden contarse con una sola mano, van a pasar a ser seres secundarios en una trama que cede por completo el protagonismo a las circunstancias adversas, resultado de una época convulsa.
Christophe va a ser un peón en las manos de su padre, de ahí el título, pero también es un peón en manos de un destino ya escrito y del que es imposible escapar.
Los personajes van a moverse por escenarios y ambientes oscuros como sombras silenciosas. Seres que arrastran un legado marcado por el crac del 29, la crisis mundial que se prolongó durante toda la década de 1930, y amenazados por la incertidumbre de una futura guerra.
Némirovsky en esta historia nos ofrece un cruel retrato del parís de los años 30 y en él plasma la vida de una familia de cinco miembros, aunque podría decirse que más que una familia son un puñado de vidas diferentes unidas por la necesidad.
Esos individuos, de los que solo haré un simple bosquejo, son personajes insatisfechos y hundidos en la pesadumbre, desganados, resignados y sobre los que sobrevuela un futuro sombrío e incierto que les priva de una existencia humana y en la que la mayor preocupación es el dinero, la comida diaria y el trabajo. Todos ellos habrían deseado una vida pausada y apacible, marcada por la ausencia de añoranzas y deseos. Entre todos van a contribuir pronunciando más si cabe el ambiente opresivo en torno al personaje principal.
Una novela que no dudo en recomendaros y que a pesar de las sombras alrededor de los personajes estoy segura que disfrutaréis con la luz que emana del estilo de esta autora.