Hasta cinco películas han bebido del argumento de 'El huésped', la mejor novela de Marie Belloc Lowndes. Entre ellas figura la primera cinta que dirigió Alfred Hitchcock ('The lodger', 1927; titulada en España 'El enemigo de las rubias').
La obra reúne los ingredientes clásicos de la mejor narrativa de misterio británica.
Mientras Londres vive con inquietud la aparición en sus calles de un asesino de mujeres, un extraño hombre sin equipaje alquila una habitación en la casa de los Bunting. La autora crea una atmósfera de suspense desde la primera hasta la última línea en esta intrigante historia sobre la culpabilidad y las apariencias.
Opinión:
Marie Belloc Lowndes tiene escritas varias novelas, pero "El huésped" o "Un huésped excéntrico", como también se la conoce, es quizás con la que ha alcanzado más fama.
Está inspirada en los famosos crímenes de Jack el Destripador que asolaron la ciudad de Londres en 1888 y que sucedieron concretamente en el barrio de Whitechapel ubicado en el East End, una de las zonas más marginales del Londres victoriano.
En un principio la autora escribió un texto breve para una revista, pero terminó desarrollándolo, dándole proporciones de novela y apareciendo publicado por entregas en el Daily Telegraph, antes de publicarse finalmente como libro en 1913.
La obra ha sido llevada al teatro y al cine en varias ocasiones, siendo la versión cinematográfica de 1927 dirigida por Alfred Hitchcock la que alcanzó más fama, aunque hay que puntualizar que es cine mudo.
El huésped no es una novela policíaca, lo único que tiene en común con el género es que la historia gira alrededor de una serie de crímenes que nos llegan en todo momento de oídas; aquí los policías e investigadores cumplen solo con una función ambiental y aparecen en contadas ocasiones.
Los lectores no vamos a ser testigos presenciales de ningún crimen y la investigación policial queda relegada a un segundo término, por lo tanto es más bien una obra de suspense.
Tampoco esperéis encontrar una historia construida sobre el tan socorrido quién, cómo y por qué, porque no lo vais a encontrar.
Aquí lo importante es ver a la autora cómo maneja el suspense recreándose en describir la atmósfera y los ambientes y en cómo construye el perfil psicológico de los personajes, sin olvidar en profundizar en las dudas que crecen en y sobre ellos.
Con las descripciones consigue que los lectores nos sintamos incómodos paseando de noche por las calles de Londres; unas calles cubiertas por una niebla espesa que consigue engullir todo a su paso, aportando ese toque misterioso y terrorífico al mismo tiempo que el asesino se abalanza sobre sus víctimas.
Los personajes son muy pocos, podríamos decir que la plantilla se reduce a cinco, aunque los tres principales sobre los que va a girar toda la trama van a ser el matrimonio Bunting y su huésped, Mr. Sleuth.
Los Bunting regentan una casa de huéspedes que pasa por dificultades. En el momento en que sobrevuela sobre ellos la quiebra aparece un extraño personaje, Mr. Sleuth.
Este último se presenta a sí mismo como el huésped perfecto. Da poco trabajo y no se declara muy exigente aunque viene acompañado de unas manías que le hacen parecer excéntrico y obsesivo.
Los Bunting ven en él su salvación, pero poco a poco las excentricidades del personaje y los asesinatos que ocurren cerca de su propiedad van a hacer que la sospecha se asiente sobre ellos.
A esta situación, de por sí tensa, se suma la actuación del narrador equisciente que va a ser una pieza clave a la hora de generar tensión y de crear el perfil psicológico de los protagonistas.
Este narrador demuestra que tiene unas carencias. Se centra principalmente en el personaje de Ellen, la Sra. Bunting, pero perdemos la visión global del conflicto.
Sabe lo que pasa por su cabeza, nos muestra sus miedos, sus angustias, pero ignora totalmente o no quiere aportar detalles sobre lo que ocurre en torno a Mr. Sleuth, de ese modo consigue generar más suspense alrededor de este personaje.
Este tipo de narrador nos pone a los lectores en la misma casilla en la que están los personajes, asediándonos las mismas dudas y temores que a ellos.
Ellen es perseguida no solo por el miedo a convivir con un asesino sino que al mismo tiempo teme acudir a la policía, ya que si su familia se viese mezclada públicamente en un asunto tan horroroso podría significar la ruina definitiva del negocio.
Y aquí radica la gracia de esta novela, en la tensión y en las dudas basadas en meras sospechas; en el curioso manejo de los datos que hace el narrador, porque esta autora se caracteriza por el desarrollo psicológico de sus personajes, profundizando en las respuestas emocionales de los mismos y de los lectores ante situaciones que se escapan de su control.
Sorprende ver como con un número tan reducido de personajes, apoyándose en las descripciones psicológicas de estos, en su comportamiento y en las elipsis, se puede conseguir una historia tan atractiva.