Un virus gripal, creado artificialmente como posible arma bacteriológica, se extiende por Estados Unidos y el mundo, provocando la muerte de la mayor parte de la población.
Los supervivientes tienen sueños comunes, en los que aparece una anciana y un hombre joven.
La mujer anciana los incita a viajar a Nebraska para combatir a Randall Flagg, un abominable personaje que lidera las fuerzas del mal y busca la aniquilación definitiva de la humanidad mediante un temible arsenal nuclear.
Unánimemente, una de las novelas favoritas de los fans del maestro de la literatura de terror.
Opinión:
En mi anterior publicación os hablé de Las noches de la peste, libro que encontré como novedad en la biblioteca. Ahora el tema de las pandemias vuelve a aparecer en este blog de la mano de Apocalipsis, una relectura que tenía programada y pendiente desde hace mucho tiempo.
Apocalipsis se publicó originalmente en 1978 bajo el título de "La danza de la muerte". En esa versión se optó por la brevedad y se eliminaron algunas partes de la obra original.
Finalmente, en 1990, la novela fue reeditada, recuperando parte del texto suprimido y se agregaron y revisaron algunas partes más para adecuarla más a la época en la que se volvía a publicar, añadiéndose también ilustraciones.
La danza de la muerte fue la primera versión que leí yo, por lo tanto Apocalipsis, ha sido como leer una obra distinta, ya que esas secciones añadidas y el paso del tiempo me han ofrecido una nueva visión de este gran clásico de King.
No os voy a decir sobre Stephen King nada que no sepáis ya. Para mí es el gran maestro del género. Algunos teóricos y expertos en el tema afirman que horror y terror no es lo mismo, que el horror provoca sensaciones físicas mientras que el segundo nos acecha a través de ideas y pensamientos.
En Apocalipsis, King no nos va a provocar miedo ni vamos a tener una lectura cargada de sustos, lo que sí nos ofrece es una historia postapocalíptica en la que el bien y el mal se miran cara a cara, sin añadir demasiados toques de fantasía o sobrenaturales y apegándose a ese temor casi inconsciente que todos tenemos ante el hecho de que la humanidad o su supervivencia esté en manos de solo unos pocos.
Al comienzo, King describe a la perfección la situación, como surge y se va propagando la enfermedad. En esos comienzos los personajes nos van a parecer muchos, pero poco a poco van destacando los que terminarán convirtiéndose en protagonistas de cada una de las facciones.
Los que ya habéis leído a este autor sabéis que entiende muy bien el concepto del arma de Chéjov, es decir, si pones un arma en el primer capítulo es para que en algún momento sea disparada y no para que esté de adorno. ¿Por qué digo esto? pues simplemente porque King, pese a que esta obra tiene 1585 páginas, detalle que puede frenar a muchos a la hora de leer, nunca metería datos o personajes sin una clara finalidad. Todo encaja a la perfección y no hay ni una sola página de más.
La obra es monumental, sí, pero se lee con una facilidad pasmosa y en ningún momento llega a aburrir.
Sabe crear una atmósfera de misterio, horror o terror, alrededor de cosas cotidianas y quizás ese es el motivo de que sus obras funcionen y resulten tan realistas, a pesar de que en ellas incluya elementos sobrenaturales.
Los personajes que aparecen están perfectamente perfilados, aunque hace especial hincapié en la profundidad psicológica de cada uno de ellos.
Como nota curiosa os diré que este autor interconecta muchas de sus novelas a través de los personajes o de los escenarios. así que no es de extrañar encontrar personajes que saltan de una novela a otra.
En esta ocasión, ese personaje recurrente con el que nos vamos a encontrar y que es la personificación del mal es Randall Flagg, alguien que aparecerá en un total de nueve novelas, entre ellas Los ojos del dragón y La Torre Oscura.
Y ya para terminar...
Hay dos miniseries basadas en esta novela, una de 1994 y la última de 2020 que lleva por título The Stand.