La cultura popular y los temores contemporáneos no serían lo mismo sin la obra surgida de la fértil imaginación de H. G. Wells. Ideas como el viaje en el tiempo, la invasión extraterrestre, la enajenación mental que puede provocar la ciencia y la manipulación genética no solo siguen siendo vigentes en la ciencia ficción, sino que también siguen formando parte intrínseca de nuestro presente y nuestro futuro colectivo.
En este volumen presentamos sus cuatro novelas fundamentales, que siguen haciendo gala de una originalidad desbordante, una clarividencia asombrosa y un ingenio al alcance de muy pocos escritores.
Opinión:
Como habéis leído en la sinopsis, en este volumen se incluyen varias de las novelas que hicieron famoso a este autor.
Hace unos meses ya os hablé de El hombre invisible y ahora le ha llegado el turno a La máquina del tiempo, ya sabéis que cuando se trata de recopilatorios los reseño por separado.
Creo que H. G. Wells fue un visionario, un autor que dio rienda suelta a su imaginación adelantándose a su tiempo, al igual que Julio Verne lo hizo unos años antes, con la única diferencia de que Wells es más minucioso a la hora de relatar temas técnicos.
Como ya veréis no es la obra que más me ha gustado de este autor pero me resulta interesante por varios motivos.
El primero es que esta historia publicada en 1895 fue su opera prima y no se le deben restar méritos porque en ella aparecen varios elementos que la hicieron innovadora dentro del género de ciencia ficción.
Fue la primera novela en tratar sobre el tema de los viajes en el tiempo y a su vez la primera en presentar una distopía; también es curioso encontrar al narrador y al protagonista desplazados a un papel secundario como veréis a continuación.
Con lo primero que nos vamos a encontrar es con dos tipos de narrador.
El primero es un observador, un cronista secundario que solo asiste a parte de los hechos y por lo tanto, solo nos relatará las escenas de las que es testigo.
A partir del cuarto capítulo entra en juego el otro narrador que esta vez cumple una doble función, la de cronista y la de protagonista, un guía a través del cual conoceremos toda la aventura que implica el viaje en el tiempo, pero que pierde su protagonismo al cederlo a favor de la trama.
Hay otra curiosidad que viene a sumarse a las ya mencionadas anteriormente, y es que, de todos los personajes que aparecen, solo conoceremos el nombre de uno y os adelanto que no es el personaje principal, ya que a éste solo lo reconoceremos como el Viajero en el Tiempo.
Wells decide suprimir el nombre de los personajes; hace tiempo leí que el nombre es lo que nos humaniza, un signo que constituye uno de los objetos culturales mas poderosos en las culturas humanas. Al quitar el nombre, Wells lo que hace es restar interés a los personajes y centrarlo en la historia, en el importante hecho que es el viaje en el tiempo y sobre todo enfocar nuestra atención en el único personaje que no va a carecer de él aunque sea meramente secundario y que se supone que es una humana de esa raza avanzada del futuro.
Del argumento no voy a hablaros mucho, supongo que todos tendréis una idea bastante clara sobre la historia que nos cuenta Wells porque ha sido llevada al cine en varias ocasiones. Debo deciros que el relato para mi gusto flojea un poco porque deja algunas ideas en el aire a las que se podía haber sacado más provecho.
Aunque Wells transmite muy bien a través de las descripciones el paso del tiempo, ese concepto, en las versiones cinematográficas, queda reflejado mucho mejor, hago un inciso para recomendaros la versión de 1960; otro gran clásico.
Pero retomemos el argumento...
El protagonista entrará en contacto con dos sociedades de un futuro muy lejano, que no pueden ser más distintas, y en ellas veremos como ha sido la evolución del ser humano con el paso de los siglos, aunque más bien debería decir involución. Esas dos razas serán los Eloi y los Morlocks.
No sé si con seguridad si el autor intentaba hacer una crítica social o simplemente es una novela de ciencia ficción, pero lo cierto es que ninguna de las dos razas consigue despertar simpatía. Ambas se complementan; una vive de día, sin ningún tipo de preocupación, con la única obsesión de disfrutar, y la otra de noche, obligados o empujados por esa misma sociedad absurda a vivir en la oscuridad, siendo el grupo social encargado de la fabricación de todos los productos necesarios para sostener esa nueva civilización.
Como ya os he dicho no es la mejor obra de Wells pero sí es interesante por los motivos que he resaltado. Os la recomiendo.