Aunque Rowan está buscando algo totalmente distinto, ese anuncio parece una oportunidad demasiado buena para dejarla escapar: un puesto de niñera con un salario increíble y alojamiento incluido. Y cuando llega a Heatherbrae House, en los bellísimos highlands de Escocia, se queda impresionada ante una casa equipada con las tecnologías más modernas y la preciosa familia de postal que vive en ella.
Lo que Rowan aún no sabe es que se está adentrando en una pesadilla, que acabará con un niño muerto y con ella en prisión acusada de asesinato.
Opinión:
Hace un par de años reseñé en esta estantería virtual otra obra de Ruth Ware, concretamente La mujer del camarote 10.
Esa novela se publicaba en un momento en el que el Domestic Noir se encontraba en pleno apogeo, elevando a esos thrillers psicológicos a lo más alto de las listas de superventas.
Ese boom nos presentó a un nuevo estereotipo de mujer, una heroína que arrastraba un montón de problemas; y ese nuevo canon de mujeres protagonistas, que abandonaban el papel pasivo, logró brillar dentro de ese subgénero del thriller.
La mujer del camarote 10 a pesar de los guiños a Agatha Christie y a Alfred Hitchcock, no logró convencerme; y encontré solo una historia con un argumento que aparentaba ser prometedor, pero con un final demasiado predecible.
Ahora, tras leer Otra vuelta de llave, os puedo decir que esta lectura ha sido un acierto. Ruth Ware nos ofrece una historia que transcurre en época actual, cargada de tecnología, pero con claras reminiscencias góticas.
Ahora, tras leer Otra vuelta de llave, os puedo decir que esta lectura ha sido un acierto. Ruth Ware nos ofrece una historia que transcurre en época actual, cargada de tecnología, pero con claras reminiscencias góticas.
La tensión flota en el ambiente desde los primeros compases, y lo mejor de todo es que esa tensión es natural, sin artificios, escenas cotidianas manejadas a la perfección para confundir a los lectores.
El ritmo narrativo y la tensión funcionan como un tándem perfecto que se impulsa sobre giros argumentales que son desplegados en momentos puntuales con mucha pericia.
Lo que más me ha gustado es el guiño que hace la autora al terror de corte más clásico, a esas historias góticas al estilo de Otra vuelta de tuerca de Henry James (1898), y os aseguro que ese detalle es todo un acierto, porque ya solo con el título elegido sirve de estimulo positivo para que los lectores nos enfrentemos a la lectura.
Lo primero que me llamó la atención fue encontrarme con una narración in extremis, es decir, con una historia que comenzaba por el final.
Ahí conocemos a Rowan, una niñera que se encuentra en prisión acusada de asesinar a una de las niñas que cuidaba.
Muchos autores modernos evitan utilizar esa estructura in extremis, ya que en ella se revelan desde el comienzo datos importantes y hay que pensar como gestionar el resto del argumento para mantener la intriga... pero aquí hay que alabar a la autora porque la historia va ganando fuerza según avanza, gracias a los sucesos dramáticos que persiguen a la protagonista y a una trama muy bien elaborada, en la que no olvida incluir los elementos clásicos de la novela gótica: una casa aislada, sucesos inexplicables y personajes que parecen ocultar más de lo que muestran.
Otro gran guiño a la literatura victoriana que vamos a encontrar es la forma de hacernos llegar la historia.
Vamos a tener como narradora en primera persona a Rowan, y ella nos contará los sucesos haciendo uso del estilo más empleado en los siglos XVIII y XIX, el género epistolar.
Ese recurso ofrece una estructura narrativa lineal al mismo tiempo que aporta muchos detalles íntimos sobre el emisor,
A través de las cartas que escribe a un abogado seremos testigos de los acontecimientos y de ese aura de suspense clásico que consigue impregnarse en cada párrafo.
Sobre los personajes solo os diré que es otro de los pilares sobre los que se sustenta la obra.
Aparecen muy bien definidos y consiguen desconcertarnos con su forma de actuar. Su comportamiento es totalmente natural y eso contribuye a la hora de construir ese ambiente de misterio.
Como podéis ver un buen cóctel que os mantendrá enganchado hasta el final.