Un clásico de la literatura australiana. Un retrato incisivo sobre el miedo, la crueldad doméstica y la tiranía matrimonial. Una novela desgarradora e implacable sobre el reverso oscuro del amor.
Laura y Clare Vaizey estudian en un internado. Nunca han sabido lo que es el amor familiar y han aprendido a valerse por sí mismas, pero cuando su padre muere, la ausencia se convierte en un problema real. La madre las saca del colegio para que se encarguen de cuidarla, iniciando un proceso de anulación en el que las hermanas aprenden que la mejor manera de sobrevivir es en silencio. Cualquier ambición queda descartada, de modo que cuando Felix Shaw, el jefe de Laura, le propone matrimonio, ella acepta sin más, dando por hecho que también se ocupará de Clare. Shaw carece de empatía, y disfruta humillando y aislando a las hermanas hasta hacerse con el control de la casa y de sus vidas. Eso sí: la violencia nunca es evidente. Los chantajes, la culpa y el menosprecio se muestran bajo una pátina de normalidad, lo que hace que todo resulte mucho más terrible.
Opinión:
Hoy os hablo de La torre vigía, una obra que me ha gustado mucho y que sigue la línea de otras como Vera de Elizabeth von Armin.
Elizabeth Harrower está considerada como una de las grandes novelistas australianas. Alcanzó el éxito literario con la publicación de esta novela en 1966, una obra que profundiza en la violencia y terror psicológico dentro del matrimonio y que se ha convertido en un clásico de la literatura australiana. El suspense va a estar presente a lo largo de todo el argumento sin ser una novela de terror o policíaca. Sin duda es una obra que ya desde el comienzo os recomiendo.
Vamos a encontrarnos con un número limitado de personajes, se reducen a tres en prácticamente todo el desarrollo de la trama, en ellos y su comportamiento voy a centrarme.
Conocemos a Laura y Clare tras la muerte de su padre, elemento en común con Vera, la obra que ya he mencionado al comienzo de Elizabeth von Armin. En ese momento crucial su madre se hace cargo de ellas sacándolas del internado.
A partir de ese momento Laura, la hermana mayor comienza a sentirse como un objeto. Primero en manos del egoísmo de una madre que las anula y después a merced de un marido, Félix Shaw, que actúa exactamente igual. El maltrato del que vamos a ser testigos es psicológico, no físico, y las lleva a perder totalmente el control sobre sus vidas.
El modo en que Laura cae en manos de Félix es otro detalle que nos vuelve a recordar la historia de Vera, y también lo hace al mostrar un personaje masculino que le iguala en maldad.
Félix tiene un don para los negocios, es capaz de remontar cualquier negocio en ruina que pase por sus manos, el problema es que se rodea de gente que termina engañándole. Félix machaca, literalmente, a los dos personajes femeninos. Paga con ellas su frustración, las humillaciones que recibe de sus socios, y las convierte en meros objetos, seres acobardados, totalmente sumisas a través del acoso abusivo al que las somete, llegando a denigrarlas en presencia de desconocidos porque las considera insignificantes.
Elizabeth Harrower nos muestra a través del relato a unos personajes que no pueden escapar del maltrato psicológico. Anuladas desde la infancia terminan cayendo de adultas en otro hogar que también las anula. Dos personajes que a pesar de sus diferencias, a pesar de la distinta evolución que experimentan, terminan complementándose.
Los lectores vamos a ver su aislamiento.
Laura, la mayor, quizás es la que sufre el maltrato psicológico más directo, al estar casada con Shaw; mientras que Clare parece cobrar un mayor protagonismo porque a través de sus ojos vemos como su hermana poco a poco va desapareciendo bajo la sombra de su marido.
También vemos como Laura termina tirando la toalla, renunciando a sí misma casi de forma voluntaria. Busca en Félix la seguridad que no tuvo en su infancia y recae de nuevo en la sumisión, buscando en todo momento aprobación. Lentamente, y sin querer, se convierte en otra maltratadora, en alguien que consiente y secunda a su marido, avasallando a la más débil. Intenta adaptarse a la situación que viven y sin darse cuenta cae en la red de Shaw, justificando su actuación.
Utiliza un tono conciliador con Clare y valiéndose de falsas promesas. intenta amoldarla, hacerla sumisa, pensando que así se acabará el conflicto, y en cambio lo que hace es dar fuerza a una rebelde Clare, un claro ejemplo de resistencia.
Ambas protagonistas se alternan, se ceden el protagonismo a lo largo de las tres partes en que se divide la novela y eso hace que se mantenga un buen ritmo narrativo a lo largo de toda una historia que, inevitablemente, despierta la indignación en los lectores que somos los testigos silenciosos.
La manipulación va a ser otro de los temas presentes, junto con la dependencia, la soledad, la falta de empatía y el chantaje emocional; elementos que aparecen descritos bajo un manto de normalidad.
La casa en la que viven también tiene su protagonismo en la historia y no se limita a ser únicamente un escenario. Una preciosa casa que termina convertida en cárcel. Brilla por fuera, su jardín representa la libertad frente a un interior que esconde un almacén de chantaje y malos tratos.
Una novela excelente. Os he dicho que los personajes caen en las redes de Félix Shaw, pero también lo hacemos los lectores que no podemos apartar la vista de la narración y quedamos atrapados entre los párrafos de una historia que ofrece un retrato devastador de maltrato familiar.