Sinopsis:
«La cata» es uno de los más brillantes relatos de Roald Dahl. Se publicó por primera vez en la edición de marzo de 1945 del Ladies Home Journal y posteriormente fue publicado, en 1951, en The New Yorker.
Seis personas se sientan a la mesa en la casa de Mike Schofield, un corredor de bolsa londinense: Mike, su esposa e hija, un narrador sin nombre y su esposa, y un famoso gastrónomo, Richard Pratt. Pratt suele hacer pequeñas apuestas con Schofield con el fin de adivinar el vino que se está sirviendo en la mesa, pero esta noche la apuesta será mayor... Cuando Schofield sirve el segundo vino de la cena comenta que será imposible adivinar cuál es, lo que Pratt toma como un reto.
Iban Barrenetxea ha realizado un magnífico trabajo gráfico para invitarnos a esta misteriosa velada. El vino está servido. Empieza la cata.
Opinión:
Ya sabéis que de vez en cuando os traigo una pequeña curiosidad al blog.
Este pequeño cuento ilustrado, de tan solo 80 páginas, aparecía recomendado en una de esas revistas que suelen elaborar en las bibliotecas, y de él se decía que además de contener altas dosis de humor ácido también deparaba al lector un final demoledor... Lógicamente y debido a su brevedad, me senté allí mismo y lo leí en un parpadeo.
Pero vayamos a lo interesante.
Lo más curioso de este autor, Roald Dahl, los que hayáis tenido la oportunidad de leer alguna de sus obras lo sabréis, son sus finales.
Todas deparan una sorpresa final, una vuelta de tuerca que pone a cada personaje en su sitio, restaurando el equilibrio y retornando la situación a su estado normal.
El narrador de esta curiosa historia, es un narrador en tercera persona, un personaje que asiste a la cena en compañía de su esposa, pero del que no vamos a saber su nombre.
Va a pasar totalmente desapercibido durante la extravagante cena, y su única misión va a ser testimoniar de forma fiel lo que allí acontece. Va a resultar totalmente neutral.
A esa cena elitista van a asistir seis personajes, a dos ya los conocemos, y el resto serán: el estrafalario anfitrión, el señor Schofield, un pedante encantado de haberse conocido a sí mismo, al que se le va la vida en intentar aparentar; su mujer e hija, y un gastrónomo famoso, de nombre, Richard Pratt.
Lo primero que hará nuestro narrador es presentar y describir a los personajes.
Lo cierto es que no hay mucho que describir, las mujeres pasan casi desapercibidas, ya que asistimos a una pelea de gallos, y nuestro narrador testigo centrará toda su atención en la impertinencia de Shofield y de Pratt.
De esa forma se inicia una especie de duelo; uno retando a averiguar que vino es el que se sirve en la cena, y el otro, demostrando su pericia y pedantería al intentar averiguarlo.
La controversia en la mesa surgirá cuando cada uno de ellos presente la que será su apuesta.
Como he dicho el resto de personajes son ambientales, no aportan nada interesante, tan solo son figurantes de un inquietante lance.
Esta novela es perfecta para ser llevada al teatro.
Una obra con un estilo muy británico, y cuyos personajes se comportan de manera casi infantil.
Los lectores vamos a ser uno más en la mesa, gracias a ese narrador, y lo cierto es que nos sorprenderá no solo por el suspense que acompaña a la apuesta, sino también por la vergüenza ajena que llegamos a sentir.
Os invito a tomar parte de esta estrambótica cena con un toque muy esnob. imprescindible vestir de etiqueta, y ya me contaréis...
Espacio sobre libros y opiniones, difusión y fomento de la lectura. El lugar donde los libros son los protagonistas.
martes, 15 de enero de 2019
viernes, 11 de enero de 2019
Notre-Dame de París de Victor Hugo
Sinopsis:
Notre-Dame de París cuenta la historia de la gitana Esmeralda, quien en compañía de su cabra Djali toca la pandereta y baila en las calles de París para subsistir, hasta que se la acusa de haber asesinado al capitán Phoebus, su amado, y se la condena a la horca. Sin embargo, el jorobado Quasimodo, campanero de Notre-Dame, quien tras su deformidad esconde un corazón sensible y sediento de amor, luchará para salvar a la gitana. Recreación del mito de la bella y la bestia y uno de los monumentos de la literatura francesa, Notre-Dame de París es una historia verdaderamente inmortal.
La presente edición se abre con un estudio escrito por el que fue uno de los más reconocidos expertos en la obra de Victor Hugo, el crítico literario y profesor francés Jacques Seebacher. Además de contar con la reciente traducción de Teresa Clavel, el volumen incluye una cronología sobre el autor.
Opinión:
Hace mucho que tenía pendiente la lectura de este gran clásico, y lo cierto es que la reseña también se ha hecho de rogar más de la cuenta. He tenido que tomarme un tiempo para reflexionar sobre la historia, sobre los personajes, o sobre como encauzar este comentario, porque es verdad que como había leído en algunos sitios, todo este libro en conjunto, termina dejando una profunda huella en el lector; es una compleja obra de construcción, con sólidos cimientos e iluminada por la gracia de los personajes.
Por eso voy a empezar por lo más fácil, hablándoos de su autor.
Hombre comprometido con la política, aprovecho la influencia que tenía como escritor para volcar en sus obras su propia crítica, de esa forma veremos como en ellas vierte, subrepticiamente, sus ideas sobre la educación, sobre la pena de muerte o los derechos de la mujer, entre otros.
Pero el conjunto de acontecimientos que marcaron a este autor y que le impulsaron a escribir este libro en 1830, será la lucha por preservar el patrimonio artístico francés.
En ese momento, existía la conciencia de que los edificios que se deterioraban debían derruirse para dar paso a otros de nueva construcción.
Victor Hugo va a ser una de las voces que se alcen contra ese agravio urbanístico, un gran defensor de preservar los edificios de la época medieval, de ahí precisamente, de esas ideas va a surgir la historia de Nuestra Señora de París.
Esta obra dramática fue publicada en 1831 y está compuesta por 11 libros.
Se encuadra dentro de la estética del Romanticismo, y sus personajes por lo tanto, estarán marcados por la fatalidad desde el comienzo.
Vamos a ser testigos de como el poder de los sentimientos se enfrenta a la razón y termina afectando a la toma de decisiones, pero no será la única característica romántica que perfile a los personajes...
Lo misterioso, las supersticiones y lo exótico nos llegan de manos de la tradición folclórica; la rebeldía, la melancolía, el amor y las pasiones desatadas, junto al destino y la muerte, serán también elementos fácilmente reconocibles en esta historia.
El romanticismo como ya habréis podido comprobar en otras obras, da a unos personajes nostálgicos, idealistas en extremo que se encuentran de golpe con la cruda realidad, una sociedad que no les comprende, cruel, materialista y miserable, que se mueve por impulsos irracionales, y que aquí, el gran autor francés, nos describe a la perfección.
No interviene en los hechos pero sí nos los relata como haría un cronista. Supuestamente debería mostrarse imparcial, pero no lo consigue, rompe la objetividad dirigiéndose a nosotros, mostrándonos los aspectos negativos de la sociedad, de los personajes, y no duda a la hora de posicionarse en un lado, dejando clara su opinión.
La narración sigue un orden cronológico, aunque también se incluyen algunas retrospecciones, que rompen en momentos puntuales esa linealidad.
Vamos a encontrarnos por lo tanto, una historia principal y unas cuantas historias más secundarias, que dan forma a los personajes.
También hay que señalar que algunos capítulos, podrían considerarse algo densos e incluso creo que podrían llegar a ralentizar la lectura, pero también opino que sin ellos la obra no se entendería igual.
Esos capítulos donde se habla sobre arquitectura, donde se describe cada una de las piedras de Notre Dame o de cualquier otro edificio de París, sirve para crear un fondo en la novela imprescindible y que nos sitúa en el contexto histórico.
Otro detalle a tener en cuenta es que esta historia nada tiene que ver con la que nos vendió Disney, edulcorada o adulterada, como queráis... y aprovecho este nuevo inciso para seguir hablando de lo que creo más importante, los personajes.
Ni Quasimodo es la encarnación de la bondad, ni el arcediano Frollo es el personaje malvado por definición.
Las circunstancias que rodean a cada uno de los componentes del elenco principal, son los impulsores que hacen que se muevan entre la delgada linea que separa el bien del mal; no son perfectos, son como semillas que van germinando y creciendo a lo largo de la obra, influenciadas por cuanto les rodea, son como esponjas, que se nutren de los acontecimientos y basan sus decisiones en lo que sucede a su alrededor.
Cada gesto, cada decisión que tomen marcará su final y es que en esta obra, como ya os he mencionado más arriba, el destino y el azar es algo que jugará con ellos, un elemento muy presente en toda la obra de Victor Hugo.
Como ya tendréis oportunidad de comprobar, si os decidís por esta lectura, los protagonistas son como matrioskas, sencillos en su forma exterior pero que esconden una extraordinaria complejidad en cada una de sus capas.
Cuando empecé a leer esta historia, tenía la idea errónea de que Notre-Dame, la majestuosa catedral, era el gran personaje, un escenario que acapararía las escenas pasando de ser algo inanimado al protagonista principal, pero al final no ha sido así.
Me ha ocurrido algo extraño, pero no solo con esa señorial construcción, amada por su belleza y su armonía, sino también con el resto de personajes que no me han parecido protagonistas absolutos... y creo que esto tengo que explicarlo porque se podría malinterpretar.
Todos los personajes principales que componen esta novela, es decir, Esmeralda, Quasimodo, Gringoire, Frollo y Phoebus, son grandes personajes; se mueven de un extremo a otro, evolucionan y con cada uno de esos cambios que experimentan, no solo consiguen provocar reacciones en el resto de protagonistas, sino que también lo hacen sobre el lector, llegando a conmocionarnos en algunos momentos.
¿Pero qué ocurre con ellos? pues simplemente, que se roban el protagonismo en cada uno de los capítulos.
Cada personaje es único, destaca dentro de su propia trama, son personajes redondos que se complementan con un único fin... Sumar a la narración.
Aportan detalles a la historia general, la enriquecen, haciendo destacar el argumento sobre cualquier otro detalle.
En esta obra, cada palabra, cada frase está meticulosamente concebida para despertar emociones, para lograr conmovernos con el dramatismo del argumento y con las descripciones soberbias y meticulosas de los escenarios, que se nos van mostrando según se van moviendo esos actores.
Insisto, creo que esta novela, tal y como os decía en el primer párrafo de la reseña, es una compleja obra de construcción que se sostiene sobre sólidos cimientos, imposible citar todos, y siendo iluminada por el excelso elenco de personajes.
Pero creo que todo lo dicho hasta el momento, aún resulta escaso para describir lo que he sentido con los protagonistas.
Todos esos figurantes, como acabo de decir son complejos, cada uno muestra una personalidad única, no hay ni un solo rasgo en común que compartan.
Su forma de actuar, su personalidad, o como interpretan el amor o el honor, es distinto en cada uno de ellos.
Victor Hugo creó una gran paleta de personalidades, cada uno con una naturaleza. Se mueven entre la dulzura, la compasión, el odio, la mentira e incluso la obsesión, y se sitúan en la escena como en un círculo cromático, según su comportamiento pueden ser fríos o cálidos y cada uno tendrá su complementario.
Por ejemplo:
El lánguido y melancólico Quasimodo, contrasta con la siempre alegre Esmeralda, al igual que al grotesco personaje es imposible no compararle con la belleza de la joven gitana o del capitán Phoebus.
El corazón noble de Quasimodo hace destacar más aún si cabe, la naturaleza oscura que se esconde en el de Frollo.
El amor puro de algunos personajes contra el obsesivo de otros, la sinceridad contra la mentira o el valor contra la cobardía...
Gringoire me ha parecido un excelente personaje, tenía que hablar necesariamente de él, y creo que Victor Hugo tendría que haberle dotado de un mayor protagonismo.
Es un poeta, un romántico que intenta enseñar a través de sus obras. En todas ellas vierte un fin didáctico, y el pobre se estrella.
Es el personaje cómico, el representante de la cultura, alguien que enarbola las bellas letras, la poesía contra la ignorancia de la plebe.
Quasimodo, según nos lo pinta el autor en un capítulo en concreto, es malo porque es salvaje, como si una cosa fuese inherente a la otra.
Yo no opino igual, creo que Quasimodo es otra víctima en esta historia. Se ve rechazado por la sociedad, condenado por ella; es objeto de burla constante, de maldiciones; él siente odio a su alrededor, sin entender el porqué, y termina mimetizándose con el entorno. Adopta ese odio, se convierte en un espejo que refleja lo que ve, y lo vuelca sobre los que están en frente, por lo tanto no es más que un fruto de esa sociedad decadente e infecta que le persigue.
Esmeralda es el personaje femenino, la víctima de toda la historia. Un personaje perseguido y acosado. Alguien que nos mostrará como a su alrededor se despiertan los distintos conceptos de amor.
Así conoceremos el amor caprichoso, el amor pasional, el incondicional, el fraternal y el obsesivo.
Para ir terminando...
Esta historia y sus personajes, aunque pueda parecer una locura, me recordaron mucho a La Regenta de Clarín; lo que ocurre es que la escritura de nuestro autor patrio es más sobria, adecuándose a las características del realismo, pero ya veréis a que me refiero.
Ambas novelas son un gran fresco narrativo sobre la sociedad de la época.
La ciudad de Vetusta y su catedral, actúan como París y Notre-Dame, contemplando silenciosas lo que sucede a sus pies.
Esmeralda y Ana Ozores son las víctimas de una persecución amorosa, presas de la ambición de los personajes masculinos. Ambas son la antítesis de esa sociedad podrida de avaricia, egoísmo y envidia.
Fermín de Pas, el magistral, al igual que el arcediano, Claude Frollo, sienten una pasión creciente, enfermiza hacia las protagonistas de sus historias.
Ambos contemplan sus ciudades y a sus habitantes desde lo más alto de sus catedrales, demostrando su supremacía.
Alvaro Mesía y Phoebus son los conquistadores, personajes que ven en la seducción solo un juego.
Y con esta comparación inusual, quizás algo alocada pero fruto de mis reflexiones, termino la reseña.
Espero que os haya gustado o al menos que haya hecho saltar en vosotros una pequeña chispa de emoción que quizás prenda como futura lectura.
Notre-Dame de París cuenta la historia de la gitana Esmeralda, quien en compañía de su cabra Djali toca la pandereta y baila en las calles de París para subsistir, hasta que se la acusa de haber asesinado al capitán Phoebus, su amado, y se la condena a la horca. Sin embargo, el jorobado Quasimodo, campanero de Notre-Dame, quien tras su deformidad esconde un corazón sensible y sediento de amor, luchará para salvar a la gitana. Recreación del mito de la bella y la bestia y uno de los monumentos de la literatura francesa, Notre-Dame de París es una historia verdaderamente inmortal.
La presente edición se abre con un estudio escrito por el que fue uno de los más reconocidos expertos en la obra de Victor Hugo, el crítico literario y profesor francés Jacques Seebacher. Además de contar con la reciente traducción de Teresa Clavel, el volumen incluye una cronología sobre el autor.
Opinión:
Hace mucho que tenía pendiente la lectura de este gran clásico, y lo cierto es que la reseña también se ha hecho de rogar más de la cuenta. He tenido que tomarme un tiempo para reflexionar sobre la historia, sobre los personajes, o sobre como encauzar este comentario, porque es verdad que como había leído en algunos sitios, todo este libro en conjunto, termina dejando una profunda huella en el lector; es una compleja obra de construcción, con sólidos cimientos e iluminada por la gracia de los personajes.
Por eso voy a empezar por lo más fácil, hablándoos de su autor.
Notre-Dame de París y Victor Hugo.
Victor Hugo, poeta, dramaturgo y novelista francés, está considerado como una de las mejores voces de la literatura francesa, de todos los tiempos.Hombre comprometido con la política, aprovecho la influencia que tenía como escritor para volcar en sus obras su propia crítica, de esa forma veremos como en ellas vierte, subrepticiamente, sus ideas sobre la educación, sobre la pena de muerte o los derechos de la mujer, entre otros.
Pero el conjunto de acontecimientos que marcaron a este autor y que le impulsaron a escribir este libro en 1830, será la lucha por preservar el patrimonio artístico francés.
En ese momento, existía la conciencia de que los edificios que se deterioraban debían derruirse para dar paso a otros de nueva construcción.
Victor Hugo va a ser una de las voces que se alcen contra ese agravio urbanístico, un gran defensor de preservar los edificios de la época medieval, de ahí precisamente, de esas ideas va a surgir la historia de Nuestra Señora de París.
Esta obra dramática fue publicada en 1831 y está compuesta por 11 libros.
Se encuadra dentro de la estética del Romanticismo, y sus personajes por lo tanto, estarán marcados por la fatalidad desde el comienzo.
Vamos a ser testigos de como el poder de los sentimientos se enfrenta a la razón y termina afectando a la toma de decisiones, pero no será la única característica romántica que perfile a los personajes...
Lo misterioso, las supersticiones y lo exótico nos llegan de manos de la tradición folclórica; la rebeldía, la melancolía, el amor y las pasiones desatadas, junto al destino y la muerte, serán también elementos fácilmente reconocibles en esta historia.
El romanticismo como ya habréis podido comprobar en otras obras, da a unos personajes nostálgicos, idealistas en extremo que se encuentran de golpe con la cruda realidad, una sociedad que no les comprende, cruel, materialista y miserable, que se mueve por impulsos irracionales, y que aquí, el gran autor francés, nos describe a la perfección.
La novela
El narrador que emplea Victor Hugo, es el clásico narrador del s. XIX.No interviene en los hechos pero sí nos los relata como haría un cronista. Supuestamente debería mostrarse imparcial, pero no lo consigue, rompe la objetividad dirigiéndose a nosotros, mostrándonos los aspectos negativos de la sociedad, de los personajes, y no duda a la hora de posicionarse en un lado, dejando clara su opinión.
La narración sigue un orden cronológico, aunque también se incluyen algunas retrospecciones, que rompen en momentos puntuales esa linealidad.
Vamos a encontrarnos por lo tanto, una historia principal y unas cuantas historias más secundarias, que dan forma a los personajes.
También hay que señalar que algunos capítulos, podrían considerarse algo densos e incluso creo que podrían llegar a ralentizar la lectura, pero también opino que sin ellos la obra no se entendería igual.
Esos capítulos donde se habla sobre arquitectura, donde se describe cada una de las piedras de Notre Dame o de cualquier otro edificio de París, sirve para crear un fondo en la novela imprescindible y que nos sitúa en el contexto histórico.
Otro detalle a tener en cuenta es que esta historia nada tiene que ver con la que nos vendió Disney, edulcorada o adulterada, como queráis... y aprovecho este nuevo inciso para seguir hablando de lo que creo más importante, los personajes.
Ni Quasimodo es la encarnación de la bondad, ni el arcediano Frollo es el personaje malvado por definición.
Las circunstancias que rodean a cada uno de los componentes del elenco principal, son los impulsores que hacen que se muevan entre la delgada linea que separa el bien del mal; no son perfectos, son como semillas que van germinando y creciendo a lo largo de la obra, influenciadas por cuanto les rodea, son como esponjas, que se nutren de los acontecimientos y basan sus decisiones en lo que sucede a su alrededor.
Cada gesto, cada decisión que tomen marcará su final y es que en esta obra, como ya os he mencionado más arriba, el destino y el azar es algo que jugará con ellos, un elemento muy presente en toda la obra de Victor Hugo.
Los personajes...
Y he dejado casi para el final a los personajes, porque hay mucho que hablar sobre ellos...
La bella gitana Esmeralda; el deforme jorobado, Quasimodo; el arcediano, Claude Frollo y el capitán Phoebus de Châteaupers, van a ser algunos de los protagonistas principales de esta historia cargada de romances desdichados y seres marginales.Como ya tendréis oportunidad de comprobar, si os decidís por esta lectura, los protagonistas son como matrioskas, sencillos en su forma exterior pero que esconden una extraordinaria complejidad en cada una de sus capas.
Cuando empecé a leer esta historia, tenía la idea errónea de que Notre-Dame, la majestuosa catedral, era el gran personaje, un escenario que acapararía las escenas pasando de ser algo inanimado al protagonista principal, pero al final no ha sido así.
Me ha ocurrido algo extraño, pero no solo con esa señorial construcción, amada por su belleza y su armonía, sino también con el resto de personajes que no me han parecido protagonistas absolutos... y creo que esto tengo que explicarlo porque se podría malinterpretar.
Todos los personajes principales que componen esta novela, es decir, Esmeralda, Quasimodo, Gringoire, Frollo y Phoebus, son grandes personajes; se mueven de un extremo a otro, evolucionan y con cada uno de esos cambios que experimentan, no solo consiguen provocar reacciones en el resto de protagonistas, sino que también lo hacen sobre el lector, llegando a conmocionarnos en algunos momentos.
¿Pero qué ocurre con ellos? pues simplemente, que se roban el protagonismo en cada uno de los capítulos.
Cada personaje es único, destaca dentro de su propia trama, son personajes redondos que se complementan con un único fin... Sumar a la narración.
Aportan detalles a la historia general, la enriquecen, haciendo destacar el argumento sobre cualquier otro detalle.
En esta obra, cada palabra, cada frase está meticulosamente concebida para despertar emociones, para lograr conmovernos con el dramatismo del argumento y con las descripciones soberbias y meticulosas de los escenarios, que se nos van mostrando según se van moviendo esos actores.
Insisto, creo que esta novela, tal y como os decía en el primer párrafo de la reseña, es una compleja obra de construcción que se sostiene sobre sólidos cimientos, imposible citar todos, y siendo iluminada por el excelso elenco de personajes.
Pero creo que todo lo dicho hasta el momento, aún resulta escaso para describir lo que he sentido con los protagonistas.
Todos esos figurantes, como acabo de decir son complejos, cada uno muestra una personalidad única, no hay ni un solo rasgo en común que compartan.
Su forma de actuar, su personalidad, o como interpretan el amor o el honor, es distinto en cada uno de ellos.
Victor Hugo creó una gran paleta de personalidades, cada uno con una naturaleza. Se mueven entre la dulzura, la compasión, el odio, la mentira e incluso la obsesión, y se sitúan en la escena como en un círculo cromático, según su comportamiento pueden ser fríos o cálidos y cada uno tendrá su complementario.
Por ejemplo:
El lánguido y melancólico Quasimodo, contrasta con la siempre alegre Esmeralda, al igual que al grotesco personaje es imposible no compararle con la belleza de la joven gitana o del capitán Phoebus.
El corazón noble de Quasimodo hace destacar más aún si cabe, la naturaleza oscura que se esconde en el de Frollo.
El amor puro de algunos personajes contra el obsesivo de otros, la sinceridad contra la mentira o el valor contra la cobardía...
Gringoire me ha parecido un excelente personaje, tenía que hablar necesariamente de él, y creo que Victor Hugo tendría que haberle dotado de un mayor protagonismo.
Es un poeta, un romántico que intenta enseñar a través de sus obras. En todas ellas vierte un fin didáctico, y el pobre se estrella.
Es el personaje cómico, el representante de la cultura, alguien que enarbola las bellas letras, la poesía contra la ignorancia de la plebe.
Quasimodo, según nos lo pinta el autor en un capítulo en concreto, es malo porque es salvaje, como si una cosa fuese inherente a la otra.
Yo no opino igual, creo que Quasimodo es otra víctima en esta historia. Se ve rechazado por la sociedad, condenado por ella; es objeto de burla constante, de maldiciones; él siente odio a su alrededor, sin entender el porqué, y termina mimetizándose con el entorno. Adopta ese odio, se convierte en un espejo que refleja lo que ve, y lo vuelca sobre los que están en frente, por lo tanto no es más que un fruto de esa sociedad decadente e infecta que le persigue.
Esmeralda es el personaje femenino, la víctima de toda la historia. Un personaje perseguido y acosado. Alguien que nos mostrará como a su alrededor se despiertan los distintos conceptos de amor.
Así conoceremos el amor caprichoso, el amor pasional, el incondicional, el fraternal y el obsesivo.
Para ir terminando...
Esta historia y sus personajes, aunque pueda parecer una locura, me recordaron mucho a La Regenta de Clarín; lo que ocurre es que la escritura de nuestro autor patrio es más sobria, adecuándose a las características del realismo, pero ya veréis a que me refiero.
Ambas novelas son un gran fresco narrativo sobre la sociedad de la época.
La ciudad de Vetusta y su catedral, actúan como París y Notre-Dame, contemplando silenciosas lo que sucede a sus pies.
Esmeralda y Ana Ozores son las víctimas de una persecución amorosa, presas de la ambición de los personajes masculinos. Ambas son la antítesis de esa sociedad podrida de avaricia, egoísmo y envidia.
Fermín de Pas, el magistral, al igual que el arcediano, Claude Frollo, sienten una pasión creciente, enfermiza hacia las protagonistas de sus historias.
Ambos contemplan sus ciudades y a sus habitantes desde lo más alto de sus catedrales, demostrando su supremacía.
Alvaro Mesía y Phoebus son los conquistadores, personajes que ven en la seducción solo un juego.
Y con esta comparación inusual, quizás algo alocada pero fruto de mis reflexiones, termino la reseña.
Espero que os haya gustado o al menos que haya hecho saltar en vosotros una pequeña chispa de emoción que quizás prenda como futura lectura.
Etiquetas:
Dramática,
Narrativa Clásica,
Romanticismo,
Victor Hugo
lunes, 31 de diciembre de 2018
Rey de picas de Joyce Carol Oates
Sinopsis:
«Los problemas empezaron de la manera más inocente cinco meses, dos semanas y seis días antes.»
Andrew J. Rush ha conseguido el aplauso del público y la crítica, un éxito con el que sueña la mayoría de los autores. Sus veintiocho novelas policíacas han vendido millones de ejemplares en decenas de países y tiene un poderoso agente y un editor brillante en Nueva York. También tiene una amante esposa y tres hijos ya adultos, y es una gloria local en el pueblo de Nueva Jersey donde reside.
Pero Rush esconde un oscuro secreto. Utilizando el seudónimo Rey de Picas escribe otro tipo de novelas, violentas y espeluznantes: el tipo de libros que el refinado Andrew nunca leería y mucho menos escribiría. Su vida perfecta se viene abajo cuando su hija encuentra una novela de Rey de Picas y comienza a hacer preguntas. Al mismo tiempo, Rush recibe una citación judicial tras ser demandado por una mujer del pueblo que lo acusa de plagio. Mientras la reputación, la familia y la carrera de Rush peligran, los pensamientos de Rey de Picas se vuelven cada vez más malvados.
Opinión:
Al igual que hice el año pasado, dedico esta última entrada del año a la reseña que preparé para la revista digital Cita en la glorieta.
Espero que os guste.
Si queréis leer todos los artículos, reseñas y relatos negros que se han publicado en ese evento, solo tenéis que pinchar en el enlace que os dejo a continuación.
Joyce Carol Oates, es una autora singular.
En su larga y prolífica carrera literaria de más de cuarenta años, ha publicado más de 50 novelas, más de cuatrocientos relatos breves, una docena de libros de no ficción, ocho de poesía y otras tantas obras de teatro...
Es una autora siempre alabada por la crítica, detalle que sumado a lo anteriormente citado, la ha llevado a convertirse en una de las grandes figuras de la literatura contemporánea.
Pero lo que la convierte en singular, según mi opinión, es un detalle cuya pista podéis hallar en las primeras líneas de esta reseña, y reside en que Joyce Carol Oates es una escritora capaz de cambiar de tono, de registro, sin inmutarse... eso sí, logrando conmocionar al lector en cierta medida.
En esta obra escrita en 2015, con lo primero que vamos a encontrarnos es con un capítulo de tan solo una página. Un capítulo aislado y desconcertante, donde se nos relata una agresión.
A continuación, en el siguiente, conoceremos a nuestro protagonista, Andrew J. Rush, un escritor de éxito con veintiocho novelas policíacas a sus espaldas, pero que como él mismo nos advierte, con unos problemas que comenzaron cinco meses antes.
A ese periodo mencionado, es al que vamos a retroceder llevándonos a Andrew como guía y narrador, esa técnica empleada es una narración preactiva, lo que comúnmente conocemos como racconto, es decir, un relato que nos hace retroceder hasta el inicio de esos problemas, y que poco a poco irá avanzando, facilitando datos de forma detallada, hasta alcanzar y dar sentido a ese primer capítulo del cual ya os he hablado; desde ahí, la narración continuará de forma lineal hasta llegar al desenlace.
Ya habéis conocido por tanto, algún dato sobre nuestro protagonista y sobre la estructura que encontraremos.
Pero en esta historia, hay alguien más; alguien que lucha por abrirse camino y ganar protagonismo; ese personaje es Rey de Picas, álter ego de Andrew y que sirve para dar título a esta obra.
De Andrew sabemos que además de tener una carrera brillante, está felizmente casado y es padre de familia; en cambio alrededor de Rey de Picas hay solo vacío.
Nadie conoce la identidad de ese escritor misterioso. Se sabe que sus novelas, día a día ganan adeptos, y que contienen una alta dosis de violencia; todo lo contrario a lo que se encuentra en la obra del protagonista. Ese es el motivo de que nadie pueda relacionar que tras el Rey de Picas se esconde el admirado Andrew J. Rush.
Pero dejadme que os hable de ese otro yo...
Joyce Carol Oates, la autora de esta historia, nos habla de algo real, algo que existe y que algunos podríamos calificar como desdoblamiento de la personalidad; un ejercicio del que muchos autores hacen uso por distintos motivos.
Existen los que escriben bajo seudónimo, los que buscan ocultar su identidad, para evitar que se les identifique en un texto, simplemente para mantener separadas vida pública de privada; y otros que hacen uso del heterónimo, es decir, cuando el autor crea una personalidad totalmente distinta a la suya y parece cobrar vida propia.
El uso de seudónimos o heterónimos, no es algo extraño de encontrar en nuestro día a día, basta darse un pequeño paseo por las redes sociales para comprobarlo.
Muchas veces es cuestión de preservar la intimidad y otras, en cambio, de liberar nuestro lado oscuro, así que no es extraño que eso también suceda en el mundo literario...
Conocemos a grandes escritores que a la hora de firmar sus artículos en la prensa, lo hacen o lo han hecho bajo otro nombre.
A mí, el que siempre me viene a la cabeza es nuestro famoso Larra, y ese nombre que más que en un seudónimo era un heterónimo, y que empleaba para firmar sus críticas mordaces, "Fígaro".
Pues bien, nuestro protagonista también va a hacer uso de ese juego empleando un heterónimo.
Él es el personaje correcto, el real, frente a Rey de Picas que no es ni más ni menos que su lado oscuro y secundario.
Rush le da rienda suelta a la hora de escribir esas novelas negras, depravadas y terribles, se libera en ellas de la carga emocional que arrastra, por lo tanto, podríamos decir que Rey de Picas es tan solo un medio para descargar la adrenalina, tan bueno como ir al gimnasio.
Mientras que Andrew escribe de día, Rey de Picas toma el control por las noches y compone sus historias cruentas. El problema va a surgir, cuando Rey de Picas, esa identidad ficticia y siniestra, intente poco a poco ganar espacio en la vida real.
Rey de Picas va a ir incorporando al monólogo interior de Andrew cada vez más comentarios perversos.
Vamos a ser testigos de una lucha interior, algo parecido a lo que vemos en la obra de Robert Louis Stevenson, El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde.
Pero no penséis que solo en esta lucha interior se basa Joyce Carol Oates para crear el argumento. Oates construye otra historia paralela, es decir, un dos en uno, y enturbia la apacible vida de nuestro escritor, que va a ver como recibe una citación judicial tras ser demandado por plagio.
Y creo que ya os he dado demasiadas pistas...
Nos enfrentamos a un thriller con tintes de novela negra y altas dosis de suspense. A todo esto hay que sumarle el aporte metaliterario, porque las referencias a autores y obras de misterio y suspense, también va a ser algo que encontremos en grandes cantidades.
Vamos a ver a a Richard Matheson, a Le Guin, a Lovecraft, entre otros muchos; y aunque ya he mencionado que algunos detalles pueden recordarnos a Jekyll y Hyde, las principales reminiscencias que vamos a encontrar, van a ser sobre la obra de Edgar Allan Poe, el gato negro y también de algunas historias de Stephen King, como Misery; La mitad oscura; o el relato La ventana secreta, jardín secreto.
Vuelvo al párrafo del comienzo para retomar una cuestión que comentaba allí, y así, abrir y cerrar esta reseña hablando sobre la autora.
La prensa, la crítica, etc... alaban la obra de Joyce Carol Oates.
Si habéis leído antes algo de ella, sabréis que no hace alarde de una gran prosa. Tampoco sus argumentos destacan por una gran originalidad, pero en cambio, hay algo mágico en sus narraciones; ese toque especial que sabe dar, que las retuerce convirtiéndolas en desasosegantes y atrayentes al mismo tiempo.
Los lectores nos sentimos tan atraídos por sus historias, como polillas a la luz.
Concretamente en esta narración, comprobamos que tampoco es excesivamente descriptiva; pero en cambio, podemos hacernos un retrato bastante claro y vívido de como son los personajes y los escenarios y ambientes por los que se mueven.
Dicen que muchas veces menos es más, y aquí Oates lo demuestra, nos regala tensión sin artificios, pero con un ritmo dinámico.
Si hay que poner alguna pega, lo hago sobre el final elegido; para mí, algo precipitado.
Creo que un par de capítulos más habrían servido para componer un final más enrevesado, más complejo, y que aportase ese giro final desconcertante, acorde con la introducción y el desarrollo de la trama.
No hubiese estado nada mal, jugar un poquito con la ambigüedad...
«Un homenaje a Poe. Este perturbador y electrizante thriller de Oates no decepciona.»
Kirkus Reviews
Andrew J. Rush ha conseguido el aplauso del público y la crítica, un éxito con el que sueña la mayoría de los autores. Sus veintiocho novelas policíacas han vendido millones de ejemplares en decenas de países y tiene un poderoso agente y un editor brillante en Nueva York. También tiene una amante esposa y tres hijos ya adultos, y es una gloria local en el pueblo de Nueva Jersey donde reside.
Pero Rush esconde un oscuro secreto. Utilizando el seudónimo Rey de Picas escribe otro tipo de novelas, violentas y espeluznantes: el tipo de libros que el refinado Andrew nunca leería y mucho menos escribiría. Su vida perfecta se viene abajo cuando su hija encuentra una novela de Rey de Picas y comienza a hacer preguntas. Al mismo tiempo, Rush recibe una citación judicial tras ser demandado por una mujer del pueblo que lo acusa de plagio. Mientras la reputación, la familia y la carrera de Rush peligran, los pensamientos de Rey de Picas se vuelven cada vez más malvados.
Opinión:
Al igual que hice el año pasado, dedico esta última entrada del año a la reseña que preparé para la revista digital Cita en la glorieta.
Espero que os guste.
Esta reseña fue realizada para colaborar en la V Semana Negra en la Glorieta (2018), evento dedicado al género negro y policíaco.
La Semana Negra en la Glorieta se celebra, desde el año 2016, del 21 al 27 de noviembre. Aunque inicialmente se trataba de un festival virtual, en las últimas ediciones, además de la publicación de reseñas, artículos y relatos, se han llevado a cabo actividades presenciales en diversas ciudades de España y Latinoamérica.
Coordinada por Rafael Guerrero, Osvaldo Reyes y Javier Alonso García-Pozuelo, a lo largo de estos años, han participado en ella más de un centenar de escritores y críticos literarios del género negro de Argentina, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, España, Estados Unidos, México y Panamá.
Si queréis leer todos los artículos, reseñas y relatos negros que se han publicado en ese evento, solo tenéis que pinchar en el enlace que os dejo a continuación.
Joyce Carol Oates, es una autora singular.
En su larga y prolífica carrera literaria de más de cuarenta años, ha publicado más de 50 novelas, más de cuatrocientos relatos breves, una docena de libros de no ficción, ocho de poesía y otras tantas obras de teatro...
Es una autora siempre alabada por la crítica, detalle que sumado a lo anteriormente citado, la ha llevado a convertirse en una de las grandes figuras de la literatura contemporánea.
Pero lo que la convierte en singular, según mi opinión, es un detalle cuya pista podéis hallar en las primeras líneas de esta reseña, y reside en que Joyce Carol Oates es una escritora capaz de cambiar de tono, de registro, sin inmutarse... eso sí, logrando conmocionar al lector en cierta medida.
En esta obra escrita en 2015, con lo primero que vamos a encontrarnos es con un capítulo de tan solo una página. Un capítulo aislado y desconcertante, donde se nos relata una agresión.
A continuación, en el siguiente, conoceremos a nuestro protagonista, Andrew J. Rush, un escritor de éxito con veintiocho novelas policíacas a sus espaldas, pero que como él mismo nos advierte, con unos problemas que comenzaron cinco meses antes.
A ese periodo mencionado, es al que vamos a retroceder llevándonos a Andrew como guía y narrador, esa técnica empleada es una narración preactiva, lo que comúnmente conocemos como racconto, es decir, un relato que nos hace retroceder hasta el inicio de esos problemas, y que poco a poco irá avanzando, facilitando datos de forma detallada, hasta alcanzar y dar sentido a ese primer capítulo del cual ya os he hablado; desde ahí, la narración continuará de forma lineal hasta llegar al desenlace.
Ya habéis conocido por tanto, algún dato sobre nuestro protagonista y sobre la estructura que encontraremos.
Pero en esta historia, hay alguien más; alguien que lucha por abrirse camino y ganar protagonismo; ese personaje es Rey de Picas, álter ego de Andrew y que sirve para dar título a esta obra.
De Andrew sabemos que además de tener una carrera brillante, está felizmente casado y es padre de familia; en cambio alrededor de Rey de Picas hay solo vacío.
Nadie conoce la identidad de ese escritor misterioso. Se sabe que sus novelas, día a día ganan adeptos, y que contienen una alta dosis de violencia; todo lo contrario a lo que se encuentra en la obra del protagonista. Ese es el motivo de que nadie pueda relacionar que tras el Rey de Picas se esconde el admirado Andrew J. Rush.
Pero dejadme que os hable de ese otro yo...
Joyce Carol Oates, la autora de esta historia, nos habla de algo real, algo que existe y que algunos podríamos calificar como desdoblamiento de la personalidad; un ejercicio del que muchos autores hacen uso por distintos motivos.
Existen los que escriben bajo seudónimo, los que buscan ocultar su identidad, para evitar que se les identifique en un texto, simplemente para mantener separadas vida pública de privada; y otros que hacen uso del heterónimo, es decir, cuando el autor crea una personalidad totalmente distinta a la suya y parece cobrar vida propia.
El uso de seudónimos o heterónimos, no es algo extraño de encontrar en nuestro día a día, basta darse un pequeño paseo por las redes sociales para comprobarlo.
Muchas veces es cuestión de preservar la intimidad y otras, en cambio, de liberar nuestro lado oscuro, así que no es extraño que eso también suceda en el mundo literario...
Conocemos a grandes escritores que a la hora de firmar sus artículos en la prensa, lo hacen o lo han hecho bajo otro nombre.
A mí, el que siempre me viene a la cabeza es nuestro famoso Larra, y ese nombre que más que en un seudónimo era un heterónimo, y que empleaba para firmar sus críticas mordaces, "Fígaro".
Pues bien, nuestro protagonista también va a hacer uso de ese juego empleando un heterónimo.
Él es el personaje correcto, el real, frente a Rey de Picas que no es ni más ni menos que su lado oscuro y secundario.
Rush le da rienda suelta a la hora de escribir esas novelas negras, depravadas y terribles, se libera en ellas de la carga emocional que arrastra, por lo tanto, podríamos decir que Rey de Picas es tan solo un medio para descargar la adrenalina, tan bueno como ir al gimnasio.
Mientras que Andrew escribe de día, Rey de Picas toma el control por las noches y compone sus historias cruentas. El problema va a surgir, cuando Rey de Picas, esa identidad ficticia y siniestra, intente poco a poco ganar espacio en la vida real.
Rey de Picas va a ir incorporando al monólogo interior de Andrew cada vez más comentarios perversos.
Vamos a ser testigos de una lucha interior, algo parecido a lo que vemos en la obra de Robert Louis Stevenson, El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde.
Pero no penséis que solo en esta lucha interior se basa Joyce Carol Oates para crear el argumento. Oates construye otra historia paralela, es decir, un dos en uno, y enturbia la apacible vida de nuestro escritor, que va a ver como recibe una citación judicial tras ser demandado por plagio.
Y creo que ya os he dado demasiadas pistas...
Nos enfrentamos a un thriller con tintes de novela negra y altas dosis de suspense. A todo esto hay que sumarle el aporte metaliterario, porque las referencias a autores y obras de misterio y suspense, también va a ser algo que encontremos en grandes cantidades.
Vamos a ver a a Richard Matheson, a Le Guin, a Lovecraft, entre otros muchos; y aunque ya he mencionado que algunos detalles pueden recordarnos a Jekyll y Hyde, las principales reminiscencias que vamos a encontrar, van a ser sobre la obra de Edgar Allan Poe, el gato negro y también de algunas historias de Stephen King, como Misery; La mitad oscura; o el relato La ventana secreta, jardín secreto.
Vuelvo al párrafo del comienzo para retomar una cuestión que comentaba allí, y así, abrir y cerrar esta reseña hablando sobre la autora.
La prensa, la crítica, etc... alaban la obra de Joyce Carol Oates.
Si habéis leído antes algo de ella, sabréis que no hace alarde de una gran prosa. Tampoco sus argumentos destacan por una gran originalidad, pero en cambio, hay algo mágico en sus narraciones; ese toque especial que sabe dar, que las retuerce convirtiéndolas en desasosegantes y atrayentes al mismo tiempo.
Los lectores nos sentimos tan atraídos por sus historias, como polillas a la luz.
Concretamente en esta narración, comprobamos que tampoco es excesivamente descriptiva; pero en cambio, podemos hacernos un retrato bastante claro y vívido de como son los personajes y los escenarios y ambientes por los que se mueven.
Dicen que muchas veces menos es más, y aquí Oates lo demuestra, nos regala tensión sin artificios, pero con un ritmo dinámico.
Si hay que poner alguna pega, lo hago sobre el final elegido; para mí, algo precipitado.
Creo que un par de capítulos más habrían servido para componer un final más enrevesado, más complejo, y que aportase ese giro final desconcertante, acorde con la introducción y el desarrollo de la trama.
No hubiese estado nada mal, jugar un poquito con la ambigüedad...
Etiquetas:
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Thriller
domingo, 30 de diciembre de 2018
Mis mejores libros 2018
Como cada año por estas fechas, os dejo tras estas lineas "Mis lecturas recomendadas".
Una pequeña selección de las obras que más me han marcado o impresionado, por uno u otro motivo, y que han sido leídas a lo largo de este año 2018.
Debo dejar claro antes de empezar, que esta lista, una más entre un millón, se basa en mis impresiones, y como tal será subjetiva.
Se que la relación que suelo presentaros cada final de año, dista mucho del resto de listados que podréis encontrar en otros blogs o revistas culturales y se debe a varios motivos.
El primero es que sabéis que aunque leo novedades, no lo hago con la misma frecuencia que lo hacen otros blogs.
Y el otro detalle no menos importante, es que a mí me gusta pasear por las bibliotecas, impregnarme de ese ambiente tan especial que se respira allí; me gusta curiosear entre las estanterías; aceptar recomendaciones de todo tipo, y también me gusta tener un espacio amplio, muy especial dedicado a los Clásicos, que quizás otros blogs no consideran necesario tener o leer...
Esas obras Clásicas son para mí imprescindibles, porque a pesar del tiempo que ha pasado por ellas, siguen despertando emociones, al menos en mí, hasta tal punto que no me importa recurrir a ellas cuando me acosa la desidia lectora y releerlas.
Esta lista, "mi lista" como digo, no es ni mejor ni peor que otras, es simplemente una lista más... un retrato o reflejo de gustos lectores, que espero que os inviten a leer o consideréis apropiados para recomendar o regalar a otros.
Dicho esto, solo me queda desearos una Feliz Navidad y Próspero año nuevo.
Espero que el año próximo sigáis acompañándome en este emocionante viaje literario.
La Regenta de Leopoldo Alas Clarín: Lectura obligada
El cuento de la criada de Margaret Atwood: Muy recomendable
Frankenstein o el moderno prometeo de Mary Shelley: Lectura obligada
La tienda de los suicidas de Jean Teulé: Muy recomendable
Diez negritos de Agatha Christie: Muy recomendable
La librería del señor Livingstone de Mónica Gutiérrez: Muy recomendable
Cumbres borrascosas de Emily Brontë: Muy recomendable
La novela de Genji de Murasaki Shikibu: Muy recomendable
La letra escarlata de Nathaniel Hawthorne: Muy recomendable
Estimado señor. M de Herman Koch: Muy recomendable
Canción de Sangre y Oro de Jorge Molist: Muy recomendable
Drácula de Bram Stoker: Lectura obligada
El retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde: Muy recomendable
El pantano de las mariposas de Federico Axat: Muy recomendable
Miedo de Stefan Zweig: Muy recomendable
El fantasma de la Ópera de Gastón Leroux: Muy recomendable
La isla de las últimas voces de Mikel Santiago: Muy recomendable
Damas ilustres en la historia de España de Vicenta Márquez de la Plata: Muy recomendable
Calígula de Simon Turney: Muy recomendable
Drácula. El origen de J. D. Baker y Dacre Stoker: Muy recomendable
Notre Dame de París de Victor Hugo: Muy recomendable
Una pequeña selección de las obras que más me han marcado o impresionado, por uno u otro motivo, y que han sido leídas a lo largo de este año 2018.
Debo dejar claro antes de empezar, que esta lista, una más entre un millón, se basa en mis impresiones, y como tal será subjetiva.
Se que la relación que suelo presentaros cada final de año, dista mucho del resto de listados que podréis encontrar en otros blogs o revistas culturales y se debe a varios motivos.
El primero es que sabéis que aunque leo novedades, no lo hago con la misma frecuencia que lo hacen otros blogs.
Y el otro detalle no menos importante, es que a mí me gusta pasear por las bibliotecas, impregnarme de ese ambiente tan especial que se respira allí; me gusta curiosear entre las estanterías; aceptar recomendaciones de todo tipo, y también me gusta tener un espacio amplio, muy especial dedicado a los Clásicos, que quizás otros blogs no consideran necesario tener o leer...
Esas obras Clásicas son para mí imprescindibles, porque a pesar del tiempo que ha pasado por ellas, siguen despertando emociones, al menos en mí, hasta tal punto que no me importa recurrir a ellas cuando me acosa la desidia lectora y releerlas.
Esta lista, "mi lista" como digo, no es ni mejor ni peor que otras, es simplemente una lista más... un retrato o reflejo de gustos lectores, que espero que os inviten a leer o consideréis apropiados para recomendar o regalar a otros.
Dicho esto, solo me queda desearos una Feliz Navidad y Próspero año nuevo.
Espero que el año próximo sigáis acompañándome en este emocionante viaje literario.
¡¡Felices Lecturas!!
La Regenta de Leopoldo Alas Clarín: Lectura obligada
El cuento de la criada de Margaret Atwood: Muy recomendable
Frankenstein o el moderno prometeo de Mary Shelley: Lectura obligada
La tienda de los suicidas de Jean Teulé: Muy recomendable
Diez negritos de Agatha Christie: Muy recomendable
La librería del señor Livingstone de Mónica Gutiérrez: Muy recomendable
Cumbres borrascosas de Emily Brontë: Muy recomendable
La novela de Genji de Murasaki Shikibu: Muy recomendable
La letra escarlata de Nathaniel Hawthorne: Muy recomendable
Estimado señor. M de Herman Koch: Muy recomendable
Canción de Sangre y Oro de Jorge Molist: Muy recomendable
Drácula de Bram Stoker: Lectura obligada
El retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde: Muy recomendable
El pantano de las mariposas de Federico Axat: Muy recomendable
Miedo de Stefan Zweig: Muy recomendable
El fantasma de la Ópera de Gastón Leroux: Muy recomendable
La isla de las últimas voces de Mikel Santiago: Muy recomendable
Damas ilustres en la historia de España de Vicenta Márquez de la Plata: Muy recomendable
Calígula de Simon Turney: Muy recomendable
Drácula. El origen de J. D. Baker y Dacre Stoker: Muy recomendable
Notre Dame de París de Victor Hugo: Muy recomendable
lunes, 24 de diciembre de 2018
Drácula. El origen J.D. Barker y Dacre Stoker
Sinopsis:
Bram Stoker es un niño enfermizo que apenas sale de su casa.
Una noche, la fiebre que le asalta casi a diario lo lleva a las puertas de la muerte. Su niñera, Ellen Crone, echa a todo el mundo de la habitación del pequeño y lo salva por medios que nadie conoce. Tras este episodio Bram se recupera, y crece su fascinación por Ellen. Él y su hermana Matilda descubren cosas muy extrañas de la niñera y antes de que puedan hablar con ella, ésta desaparece de sus vidas… Obsesionado con ella, quince años más tarde los hermanos vuelven a reunirse para encontrarla y sus caminos se cruzan con el del Conde Drácula...
Inspirada por notas y textos escritos por el propio Stoker, la precuela de Drácula revela no sólo el origen de Drácula y el de Bram Stoker, sino la historia de la enigmática mujer que les conecta.
Opinión:
Debo deciros que desde el mismo instante en que tuve conocimiento de la publicación de esta obra, supe que este libro sería uno de los imprescindibles en mi estantería, y que ocuparía un lugar preferente situado junto a su hermano mayor, Drácula.
Pero hubo más detalles que actuaron como acicate; uno fue la curiosidad, saber que su argumento se construía sobre notas y textos inéditos de Bram Stoker, y el otro, en lo personal, la atracción que siento sobre las historias tejidas alrededor de esas criaturas, los vampiros, que se pasean arrogantes ante la muerte, desafiando al paso del tiempo, pero que en cambio aparecen cargados de nostalgia.
Drácula, la obra original escrita en 1897, ha sido siempre para mí una historia a la que volver cuando me llegaba la desidia lectora.
Una novela con la que siempre he disfrutado, porque cada vez que la releo encuentro en ella nuevos detalles, matices que la primera vez no supe ver o que no aparecían en las distintas ediciones leídas, y es que parece que este clásico atemporal muta ligeramente ante mis ojos, ofreciéndome cada vez una lectura diferente.
Me enfrentaba por lo tanto a este libro con uno de los grandes miedos de los lectores, el que supone leer la precuela de un clásico que considero de obligada lectura.
Sentía emoción y algo de reticencia a partes iguales por saber si habrían conseguido darle ese toque especial, esa pátina decimonónica, inconfundible, con la que cuentan las obras de hace más de un siglo, y debo deciros que tras el primer capítulo esas sensaciones, algo incómodas, desaparecieron por completo, dando paso a una de las mejores novelas de terror del género vampírico que he leído.
El tandem de J. D. Baker y Dacre Stoker, ha conseguido una historia a la altura de su predecesora, más dinámica, e incluso me arriesgo a decir que con un terror mucho más logrado, más hostil, que consigue ponernos la piel de gallina.
Este dúo de constructores del horror, consiguen una historia coherente, magníficamente enlazada con la que ya conocemos, y donde se explican y rellenan algunos vacíos que podíamos tener de la obra original.
La lograda ambientación, la técnica narrativa que imita a la de Stoker y el manejo que hacen los autores del suspense y del terror, consiguen el resultado deseado, revivir el mito haciendo que Drácula parezca ahora más vivo que nunca.
Pero hablemos de esa perfecta ambientación.
El resto de personajes son secundarios, aunque hay que decir que algunos de ellos brillan con luz propia, como Matilda o Ellen Crone. Personajes que consiguen hipnotizarnos, desde luego quién dijo que un secundario era un personaje menor, viendo a estos dos, se demuestra que incurría en un gran error.
Y de esta forma, casi que voy a terminar, porque no quiero destripar nada importante, tan solo os intentaré enganchar citando algún detalle del primer capítulo.
Desde la primera escena, este libro va a conseguir robarnos literalmente el aliento. Vamos a conocer a Bram Stoker en un momento muy delicado. Se encuentra solo en una habitación, luchando contra lo que se esconde al otro lado de una puerta, y esa narración tan intensa nos impide saber si intenta evitar que algo entre o algo salga.
Os advierto que es una lectura absorbente, que nos hará preguntarnos, dónde empieza la ficción y dónde la realidad, pero sobre todo es una historia que consigue encogernos.
Los lectores terminamos mirando por encima del hombro mientras leemos, porque algunas de sus escenas contienen condensadas, grandes dosis de tensión, y el lector no puede evitar sentir un escalofrío que le recorre la espalda frente a los hechos que se narran y a la forma de hacerlo.
Tenéis el entretenimiento asegurado.
Yo como recomendación, aconsejo empezar por el final, por las notas de los autores, porque os aseguro que no tienen desperdicio.
Bram Stoker es un niño enfermizo que apenas sale de su casa.
Una noche, la fiebre que le asalta casi a diario lo lleva a las puertas de la muerte. Su niñera, Ellen Crone, echa a todo el mundo de la habitación del pequeño y lo salva por medios que nadie conoce. Tras este episodio Bram se recupera, y crece su fascinación por Ellen. Él y su hermana Matilda descubren cosas muy extrañas de la niñera y antes de que puedan hablar con ella, ésta desaparece de sus vidas… Obsesionado con ella, quince años más tarde los hermanos vuelven a reunirse para encontrarla y sus caminos se cruzan con el del Conde Drácula...
Inspirada por notas y textos escritos por el propio Stoker, la precuela de Drácula revela no sólo el origen de Drácula y el de Bram Stoker, sino la historia de la enigmática mujer que les conecta.
Opinión:
Debo deciros que desde el mismo instante en que tuve conocimiento de la publicación de esta obra, supe que este libro sería uno de los imprescindibles en mi estantería, y que ocuparía un lugar preferente situado junto a su hermano mayor, Drácula.
Pero hubo más detalles que actuaron como acicate; uno fue la curiosidad, saber que su argumento se construía sobre notas y textos inéditos de Bram Stoker, y el otro, en lo personal, la atracción que siento sobre las historias tejidas alrededor de esas criaturas, los vampiros, que se pasean arrogantes ante la muerte, desafiando al paso del tiempo, pero que en cambio aparecen cargados de nostalgia.
Una novela con la que siempre he disfrutado, porque cada vez que la releo encuentro en ella nuevos detalles, matices que la primera vez no supe ver o que no aparecían en las distintas ediciones leídas, y es que parece que este clásico atemporal muta ligeramente ante mis ojos, ofreciéndome cada vez una lectura diferente.
Me enfrentaba por lo tanto a este libro con uno de los grandes miedos de los lectores, el que supone leer la precuela de un clásico que considero de obligada lectura.
Sentía emoción y algo de reticencia a partes iguales por saber si habrían conseguido darle ese toque especial, esa pátina decimonónica, inconfundible, con la que cuentan las obras de hace más de un siglo, y debo deciros que tras el primer capítulo esas sensaciones, algo incómodas, desaparecieron por completo, dando paso a una de las mejores novelas de terror del género vampírico que he leído.
El tandem de J. D. Baker y Dacre Stoker, ha conseguido una historia a la altura de su predecesora, más dinámica, e incluso me arriesgo a decir que con un terror mucho más logrado, más hostil, que consigue ponernos la piel de gallina.
Este dúo de constructores del horror, consiguen una historia coherente, magníficamente enlazada con la que ya conocemos, y donde se explican y rellenan algunos vacíos que podíamos tener de la obra original.
La lograda ambientación, la técnica narrativa que imita a la de Stoker y el manejo que hacen los autores del suspense y del terror, consiguen el resultado deseado, revivir el mito haciendo que Drácula parezca ahora más vivo que nunca.
Pero hablemos de esa perfecta ambientación.
Entre 1845 y 1849, Europa sufrió una gran plaga que arrasó los cultivos de patata.
En Irlanda, escenario de esta novela, las consecuencias fueron mayores, más devastadoras aun que en el continente; allí más de un tercio de la población dependía de su cultivo y eso obligó a más de un millón de personas a huir de las zonas rurales a las ciudades en busca de sustento, y otro millón murieron a causa de la hambruna.
En Irlanda, escenario de esta novela, las consecuencias fueron mayores, más devastadoras aun que en el continente; allí más de un tercio de la población dependía de su cultivo y eso obligó a más de un millón de personas a huir de las zonas rurales a las ciudades en busca de sustento, y otro millón murieron a causa de la hambruna.
En
ese periodo, justo en 1847, nace el creador de Drácula y protagonista
de esta precuela, cuya familia a pesar de ser acomodada también sufrirá
los estragos de la famosa hambruna irlandesa.
El marco
narrativo es ese, y lógicamente lo encontramos al principio de la novela
cumpliendo, en este caso, con una función múltiple.
Sirve
para presentarnos a los personajes que protagonizarán la historia, al
tiempo que va plantando la semilla argumental de la que se convertiría
en una de las obras más representativas del género gótico. No podemos
olvidar volver a mencionar que es utilizada para lograr ese ambiente
perfecto que ayudará a que los lectores nos mimeticemos con el entorno,
entendiendo los difíciles momentos que vivía la sociedad, y ante los
cuales los personajes no pueden permanecer ajenos.
Vamos
a encontrarnos en esta obra con elementos propios del Romanticismo y
del Gótico, dos géneros que están directamente vinculados porque no solo
comparten características, sino que se alimentan de la misma raíz, huir
del uso de la razón, dejando espacio al misterio y a la superstición,
elementos que ya vimos reflejados en la obra de Drácula.
También volveremos a tener muy presente el concepto de la naturaleza y la muerte, tal y como lo entendían los autores románticos, con ese toque de dulzura almibarada que se debate entre la pasión, el desamor, lo exótico y por último, la tragedia. Esto nos llevará de la mano a recrear algunos ambientes y escenarios como los páramos y los bosques cerrados; los castillos, abadías en ruinas y cementerios; la noche, momento en que transcurre la gran parte del argumento y donde acontecen siempre los sucesos más extraños.
Pero también vamos a encontrar otros elementos que recordaremos del Drácula original, y que consiguen impregnar de esa esencia victoriana tan especial a esta nueva historia, el género epistolar.
También volveremos a tener muy presente el concepto de la naturaleza y la muerte, tal y como lo entendían los autores románticos, con ese toque de dulzura almibarada que se debate entre la pasión, el desamor, lo exótico y por último, la tragedia. Esto nos llevará de la mano a recrear algunos ambientes y escenarios como los páramos y los bosques cerrados; los castillos, abadías en ruinas y cementerios; la noche, momento en que transcurre la gran parte del argumento y donde acontecen siempre los sucesos más extraños.
Pero también vamos a encontrar otros elementos que recordaremos del Drácula original, y que consiguen impregnar de esa esencia victoriana tan especial a esta nueva historia, el género epistolar.
Vamos a ver fragmentos de diarios, de cuadernos de notas, cartas y artículos periodísticos.
Y bueno, os he hablado de género, características en común con Drácula, del marco narrativo, sin citar nada del argumento o de los personajes, y creo que ya ha llegado el momento de hablar sobre ellos, aunque sea ligeramente.
Y bueno, os he hablado de género, características en común con Drácula, del marco narrativo, sin citar nada del argumento o de los personajes, y creo que ya ha llegado el momento de hablar sobre ellos, aunque sea ligeramente.
El protagonista va a ser Bram
Stoker, eso ya lo sabéis, pero lo que desconocéis, es que ese personaje
va a servir de instrumento para que de él surjan dos tramas argumentales
que se irán alternando.
Tenemos una en pasado, que nos
acercará a la infancia del escritor y a los hechos que darán origen al
mito de Drácula; y otra linea argumental que nos llevará hacia adelante,
cuando Stoker cuenta con 21 años, y será donde ocurra el desenlace de
la novela.El resto de personajes son secundarios, aunque hay que decir que algunos de ellos brillan con luz propia, como Matilda o Ellen Crone. Personajes que consiguen hipnotizarnos, desde luego quién dijo que un secundario era un personaje menor, viendo a estos dos, se demuestra que incurría en un gran error.
Y de esta forma, casi que voy a terminar, porque no quiero destripar nada importante, tan solo os intentaré enganchar citando algún detalle del primer capítulo.
Desde la primera escena, este libro va a conseguir robarnos literalmente el aliento. Vamos a conocer a Bram Stoker en un momento muy delicado. Se encuentra solo en una habitación, luchando contra lo que se esconde al otro lado de una puerta, y esa narración tan intensa nos impide saber si intenta evitar que algo entre o algo salga.
Os advierto que es una lectura absorbente, que nos hará preguntarnos, dónde empieza la ficción y dónde la realidad, pero sobre todo es una historia que consigue encogernos.
Los lectores terminamos mirando por encima del hombro mientras leemos, porque algunas de sus escenas contienen condensadas, grandes dosis de tensión, y el lector no puede evitar sentir un escalofrío que le recorre la espalda frente a los hechos que se narran y a la forma de hacerlo.
Tenéis el entretenimiento asegurado.
Yo como recomendación, aconsejo empezar por el final, por las notas de los autores, porque os aseguro que no tienen desperdicio.
martes, 18 de diciembre de 2018
Damas ilustres en la historia de España de Vicenta Márquez de la Plata
Sinopsis:
Las biografías de las principales mujeres que han intervenido, de un modo u otro, en la historia de España. Mujeres que se esforzaron en ser ellas mismas y en desarrollar sus capacidades en un mundo de hombres, en una época en que sólo se las reconocía como individuos en el ámbito del hogar como esposas, madres y educadoras.
Más de 50 historias que recogen, entre otras, a pintoras, escritoras, soldados, almirantes, aventureras, monjas, místicas, damas ilustradas, mecenas, pensadoras, precursoras del feminismo y gobernadoras.
Un libro de historia, una crónica en clave femenina, un decálogo de damas que inspiran con sus logros y su protagonismo en un mundo gobernado por el hombre.
Opinión:
Si consultamos manuales de historia o de literatura, por pone algún ejemplo, siempre veremos que las mujeres han sido relegadas a un segundo término; y ya, si nos remontamos a antes del siglo XVII, habría que rebuscar mucho para encontrar a una mujer que fuese realmente visible.
Es cierto que siempre hubo mujeres que destacaron, que lograron romper las reglas impuestas y que con el paso del tiempo, aunque muchas de ellas fueron omitidas en los libros, resultó imposible silenciarlas de la historia.
Así, hemos conseguido rescatar del olvido los escritos de Enheduanna (s. XXIII a.C. Mesopotamia), de Safo de Lesbos (s.VII a.C, Grecia) o de Hildegarda de Bingen y/o de Murasaki Shikibu en el s. XI d.C en Alemania y Japón, respectivamente.
Pero si nos centramos en el estudio de mujeres españolas, lo cierto es que la cosa comienza a complicarse.
Podemos encontrar a Egeria (s. IV d.C) o a María de Zayas (s. XVI d.C), por citar a un par, pero hay que hacer una puntualización, todas las mujeres que he citado tanto españolas como extranjeras, tienen algo en común, son escritoras.
La mujer accedió a ese arte antes que a otras actividades, el motivo es sencillo, para escribir la mujer no necesitaba de ningún título académico ni de conocimientos especializados, bastaba con plasmar sobre el papel sus incómodas opiniones, luego lo de sacarlas a la luz era otro cantar.
Y ahora llega la gran pregunta...
¿Qué ocurrió con el resto de mujeres que intentaban sobresalir en otras facetas?
Pues simplemente que o fueron ignoradas o aparecieron como manchas difusas siempre a la sombra de un varón.
Eramos consideradas débiles, influenciables e irracionales, por lo tanto nuestra opinión no era tenida en consideración, estábamos sometidas a la eterna custodia masculina, lo que nos convertía en perpetuas menores de edad.
Por suerte como he dicho, hubo mujeres que osaron romper esos estereotipos impuestos, y este libro del que hoy os hablo, narra la vida de algunas de esas valientes.
Otra matización, es que la gran mayoría de esas biografías, no os sorprenderá, pertenecen a mujeres de clase noble, con lo cual también acertamos al decir que incluso dentro del género femenino, hubo algunas que disfrutaron de mayores privilegios.
En esta obra, vamos a conocer a algunas de esas mujeres creadoras, místicas, damas ilustradas y mujeres de acción; todas ellas forman parte de la historia de España, y estoy segura que algunos detalles de sus vidas os sorprenderán.
Tal y como se explica en la introducción, se ha prescindido pero no olvidado, de muchas mujeres cuyas vidas son de sobra muy conocidas, como Santa Teresa de Jesús, y en cambio se ha optado por dar prioridad a otras cuyas biografías pueden resultar menos accesibles pero igual de relevantes.
De esta forma, vamos a pasearnos, por sus páginas, de la mano de mujeres como:
Doña Leonor López de Córdoba que terminó, por avatares del destino, con el reino en sus manos, ya que fue la primera mujer con el cargo de Valida y también consiguió escribir sus memorias, las primeras en lengua española.
La condesa de Bureta, María de la Consolación Azlor, ilustrada audaz en cuyas tertulias literarias se forjó el levantamiento de la ciudad de Zaragoza en 1808, contra los franceses.
Doña Catalina Erauso, más conocida como la monja alférez.
La condesa de Vilches, cuyo cuadro adorna la portada de este libro, retrato pintado por Madrazo y que puede contemplarse en el Museo del Prado.
La duquesa de Osuna, una de las principales mecenas de Goya y que mantuvo uno de los salones literarios más importantes de Madrid.
La doctora de Alcalá, primera mujer con el título de Doctor y la dignidad de académico de la lengua, que en una época en que las mujeres tenían prohibida su entrada en las universidades, logró examinarse en 1785, gracias a una Real Orden de Carlos III.
Emilia Pardo Bazán, Concepción Arenal, Gertrudis Gómez de Avellaneda... son otras de las que también harán acto de aparición.
Pero también debo decir, que he echado de menos a otras mujeres cuyas vidas, a mí personalmente, me parecen muy interesantes y no estaría de más recordarlas, como:
Beatriz Galindo, más conocida como La latina, que no solo dio nombre a un barrio de Madrid, sino que ejerció de preceptora de los hijos de los reyes Católicos, o su contemporánea Luisa de Medrano (s. XV), que llegó a impartir clases en la universidad de Salamanca, sustituyendo al catedrático Antonio de Nebrija, autor de la primera gramática castellana.
María de Zayas, una de las primeras feministas o a otro personaje que no puedo olvidar mencionar, aunque es muy poco conocido, María Rafols Bruna, más conocida como la madre Rafols, una monja que se convirtió en heroína de los sitios de Zaragoza.
Esto solo indica una cosa...
que son todas las que están, pero no están todas las que son, y tenemos que seguir trabajando para rescatarlas del olvido y que ocupen el lugar en la historia que las corresponde.
Creo que esta obra es muy interesante, recoge las biografías breves de grandes damas de nuestro pasado, una sorprendente colección de historias que deberíamos conocer.
Mujeres que consiguieron sobresalir en un mundo de hombres, sin hacer alarde de su femineidad, ni presumiendo de sus capacidades.
La forma de narrar me ha parecido muy amena y didáctica, resaltando solamente los datos más significativos de esas vidas, y por su brevedad también destaco que su lectura se vuelve muy dinámica.
Para terminar os diré que la historia de las mujeres ha sido la historia de la invisibilidad, y es una pena que nos hayamos perdido la oportunidad de leer, ver las obras o conocer los hechos que se esconden detrás de mujeres valientes que desaparecieron de las crónicas, y cuyas vidas no hemos tenido la oportunidad de conocer.
Mujeres que han sido borradas de la esfera pública.
Muchas de ellas tuvieron que aprender a convivir con ese ostracismo al que se veían empujadas y otras en cambio, se vieron obligadas a adoptar modelos masculinos, para sobrevivir, perdiendo parte de su identidad.
Eso hay que cambiarlo, nos queda mucho por hacer, esas mujeres tan solo son como gotas de agua de un inmenso mar, y suponen un buen modelo a seguir, porque demuestran que incluso ante la adversidad contaron con un criterio propio.
Las biografías de las principales mujeres que han intervenido, de un modo u otro, en la historia de España. Mujeres que se esforzaron en ser ellas mismas y en desarrollar sus capacidades en un mundo de hombres, en una época en que sólo se las reconocía como individuos en el ámbito del hogar como esposas, madres y educadoras.
Más de 50 historias que recogen, entre otras, a pintoras, escritoras, soldados, almirantes, aventureras, monjas, místicas, damas ilustradas, mecenas, pensadoras, precursoras del feminismo y gobernadoras.
Un libro de historia, una crónica en clave femenina, un decálogo de damas que inspiran con sus logros y su protagonismo en un mundo gobernado por el hombre.
Opinión:
Si consultamos manuales de historia o de literatura, por pone algún ejemplo, siempre veremos que las mujeres han sido relegadas a un segundo término; y ya, si nos remontamos a antes del siglo XVII, habría que rebuscar mucho para encontrar a una mujer que fuese realmente visible.
Es cierto que siempre hubo mujeres que destacaron, que lograron romper las reglas impuestas y que con el paso del tiempo, aunque muchas de ellas fueron omitidas en los libros, resultó imposible silenciarlas de la historia.
Así, hemos conseguido rescatar del olvido los escritos de Enheduanna (s. XXIII a.C. Mesopotamia), de Safo de Lesbos (s.VII a.C, Grecia) o de Hildegarda de Bingen y/o de Murasaki Shikibu en el s. XI d.C en Alemania y Japón, respectivamente.
Pero si nos centramos en el estudio de mujeres españolas, lo cierto es que la cosa comienza a complicarse.
Podemos encontrar a Egeria (s. IV d.C) o a María de Zayas (s. XVI d.C), por citar a un par, pero hay que hacer una puntualización, todas las mujeres que he citado tanto españolas como extranjeras, tienen algo en común, son escritoras.
La mujer accedió a ese arte antes que a otras actividades, el motivo es sencillo, para escribir la mujer no necesitaba de ningún título académico ni de conocimientos especializados, bastaba con plasmar sobre el papel sus incómodas opiniones, luego lo de sacarlas a la luz era otro cantar.
Y ahora llega la gran pregunta...
¿Qué ocurrió con el resto de mujeres que intentaban sobresalir en otras facetas?
Pues simplemente que o fueron ignoradas o aparecieron como manchas difusas siempre a la sombra de un varón.
Eramos consideradas débiles, influenciables e irracionales, por lo tanto nuestra opinión no era tenida en consideración, estábamos sometidas a la eterna custodia masculina, lo que nos convertía en perpetuas menores de edad.
Por suerte como he dicho, hubo mujeres que osaron romper esos estereotipos impuestos, y este libro del que hoy os hablo, narra la vida de algunas de esas valientes.
Otra matización, es que la gran mayoría de esas biografías, no os sorprenderá, pertenecen a mujeres de clase noble, con lo cual también acertamos al decir que incluso dentro del género femenino, hubo algunas que disfrutaron de mayores privilegios.
En esta obra, vamos a conocer a algunas de esas mujeres creadoras, místicas, damas ilustradas y mujeres de acción; todas ellas forman parte de la historia de España, y estoy segura que algunos detalles de sus vidas os sorprenderán.
Tal y como se explica en la introducción, se ha prescindido pero no olvidado, de muchas mujeres cuyas vidas son de sobra muy conocidas, como Santa Teresa de Jesús, y en cambio se ha optado por dar prioridad a otras cuyas biografías pueden resultar menos accesibles pero igual de relevantes.
De esta forma, vamos a pasearnos, por sus páginas, de la mano de mujeres como:
Doña Leonor López de Córdoba que terminó, por avatares del destino, con el reino en sus manos, ya que fue la primera mujer con el cargo de Valida y también consiguió escribir sus memorias, las primeras en lengua española.
La condesa de Bureta, María de la Consolación Azlor, ilustrada audaz en cuyas tertulias literarias se forjó el levantamiento de la ciudad de Zaragoza en 1808, contra los franceses.
Doña Catalina Erauso, más conocida como la monja alférez.
La condesa de Vilches, cuyo cuadro adorna la portada de este libro, retrato pintado por Madrazo y que puede contemplarse en el Museo del Prado.
La duquesa de Osuna, una de las principales mecenas de Goya y que mantuvo uno de los salones literarios más importantes de Madrid.
La doctora de Alcalá, primera mujer con el título de Doctor y la dignidad de académico de la lengua, que en una época en que las mujeres tenían prohibida su entrada en las universidades, logró examinarse en 1785, gracias a una Real Orden de Carlos III.
Emilia Pardo Bazán, Concepción Arenal, Gertrudis Gómez de Avellaneda... son otras de las que también harán acto de aparición.
Pero también debo decir, que he echado de menos a otras mujeres cuyas vidas, a mí personalmente, me parecen muy interesantes y no estaría de más recordarlas, como:
Beatriz Galindo, más conocida como La latina, que no solo dio nombre a un barrio de Madrid, sino que ejerció de preceptora de los hijos de los reyes Católicos, o su contemporánea Luisa de Medrano (s. XV), que llegó a impartir clases en la universidad de Salamanca, sustituyendo al catedrático Antonio de Nebrija, autor de la primera gramática castellana.
María de Zayas, una de las primeras feministas o a otro personaje que no puedo olvidar mencionar, aunque es muy poco conocido, María Rafols Bruna, más conocida como la madre Rafols, una monja que se convirtió en heroína de los sitios de Zaragoza.
Esto solo indica una cosa...
que son todas las que están, pero no están todas las que son, y tenemos que seguir trabajando para rescatarlas del olvido y que ocupen el lugar en la historia que las corresponde.
Creo que esta obra es muy interesante, recoge las biografías breves de grandes damas de nuestro pasado, una sorprendente colección de historias que deberíamos conocer.
Mujeres que consiguieron sobresalir en un mundo de hombres, sin hacer alarde de su femineidad, ni presumiendo de sus capacidades.
La forma de narrar me ha parecido muy amena y didáctica, resaltando solamente los datos más significativos de esas vidas, y por su brevedad también destaco que su lectura se vuelve muy dinámica.
Para terminar os diré que la historia de las mujeres ha sido la historia de la invisibilidad, y es una pena que nos hayamos perdido la oportunidad de leer, ver las obras o conocer los hechos que se esconden detrás de mujeres valientes que desaparecieron de las crónicas, y cuyas vidas no hemos tenido la oportunidad de conocer.
Mujeres que han sido borradas de la esfera pública.
Muchas de ellas tuvieron que aprender a convivir con ese ostracismo al que se veían empujadas y otras en cambio, se vieron obligadas a adoptar modelos masculinos, para sobrevivir, perdiendo parte de su identidad.
Eso hay que cambiarlo, nos queda mucho por hacer, esas mujeres tan solo son como gotas de agua de un inmenso mar, y suponen un buen modelo a seguir, porque demuestran que incluso ante la adversidad contaron con un criterio propio.
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Ensayo,
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Vicenta Márquez de la Plata
viernes, 14 de diciembre de 2018
Calígula de Simon Turney
Sinopsis:
Cuando el moribundo Tiberius confía en la familia de Calígula la sucesión del imperio con el fin de restaurar el orden, el destino de Roma cambia y aparece uno de los tiranos más infames de la historia, Calígula.
Pero ¿era Calígula realmente un monstruo?
Olvídate de todo lo que crees saber y deja que sea Livilla, la hermana pequeña y confidente del emperador, quien te cuente qué es lo que realmente pasó: cómo su querido hermano se convirtió en el hombre más poderoso de la tierra y cómo, con mentiras, asesinatos y traiciones, Roma cambió para siempre… El primer volumen de una nueva serie sobre los emperadores malditos de Roma, aquellos que fueron borrados de la historia.
Una novela magistral que muestra a Calígula como nunca te lo habían contado.
Opinión:
Todos hemos oído hablar en más de una ocasión de Calígula, un emperador que dejó su huella en la historia por la maldad e irracionalidad con la que sembró su corto gobierno.
Por eso me ha resultado interesante esta novela, porque según se nos indica en la sinopsis, Calígula marcó un antes y un después en el Imperio Romano y se supone que esta obra rellena los vacíos que podemos tener sobre ese personaje.
Simon Turney nos ofrece una nueva visión sobre la figura de Cayo, a través de la narración de la que se convertiría en su mayor confidente, su hermana Julia Livila.
Este autor hace gala de una excelente prosa, la narración es muy amena y dinámica, hace que las páginas vuelen literalmente en nuestras manos.
Siembra el relato de tensión, gracias a las anécdotas y curiosidades que se relatan, eso sí, sin dejar de lado los datos históricos, donde podremos apreciar las largas horas empleadas en documentarse.
Esa práctica, adoptada de los griegos y que hoy conocemos como Damnatio Memoriae, en época del Imperio era conocida por otro nombre, Abolitio Nominis, y consistía en borrar el nombre e imágenes de cualquier inscripción pública que la tuviese, incluida la moneda.
De esa forma se negaba al emperador su ascenso al cielo, en otras palabras... se le negaba la divinidad, al tiempo que se le borraba de la historia.
Lo cierto es que solo tres emperadores sufrieron el Damnatio Memoriae de modo oficial, es decir, por aclamación popular y aprobación del Senado.
Esos tres emperadores fueron Domiciano, Publio Septimio Geta y Maximiliano; Calígula, nuestro protagonista, la sufrió de una forma más leve, ya que aunque obtuvo la aprobación oficial por aclamación popular unánime, no la obtuvo del Senado.
Calígula, será quien tome el relevo de Tiberio, y se convierte no solo en el protagonista de esta novela, sino también en el hombre más poderoso de la tierra, eso sí, sosteniendo su Imperio sobre mentiras y asesinatos, y es que según el relato que nos hace llegar Livila, Calígula se caracterizará por ser un hombre de genio vivo y emociones intensas.
Ella va a ser quien nos guíe a lo largo de ese mandato de terror que tomó el relevo a otro no mucho mejor, el de Tiberio.
Livila nos relatará desde su papel de narrador testigo, los hechos en primera persona y de forma lineal, e intentará ofrecernos una imagen nueva, más humana y poco conocida de su hermano Cayo.
Aun así, hay que mencionar los pros y contras de esta cronista...
Livila nos va a ofrecer en todo momento su punto de vista, que sumado al grado de parentesco, a la proximidad de los dos personajes, hace que dudemos en algunos momentos de la fiabilidad del relato.
El lado bueno de este narrador, es que siempre será más neutral la versión de Livila que la del propio Calígula, si él fuese el encargado de guiarnos por su propia historia, ya que seguramente omitiría, de forma consciente, su comportamiento errático.
Lo otro que me ha gustado de esta elección, en la que coinciden el autor y Calígula, es dar más derechos a Livila.
Turney la dota de voz propia a la hora de narrar, nos muestra que es una mujer culta y prudente, digna de desempeñar ese papel, aunque ella no logre alcanzar el papel de protagonista absoluta ya que Calígula será el personaje omnipresente a lo largo de la obra.
Y en lo que respecta a Calígula, no solo decidió convertir a su hermana en consejera y confidente, rompiendo los esquemas de una sociedad patriarcal, sino que también concedió más libertad y derechos a las mujeres de la familia imperial. De esta forma ellas fueron las primeras en poder asistir a las reuniones del Senado e incluso sentarse junto a él, en el palco imperial. Algo que hasta el momento, ninguna mujer habría pensado.
Siguiendo con los personajes... sabemos que el protagonista indiscutible es Calígula y en segundo término Livila; el resto son incidentales, no van a contar con una presencia permanente en el relato. Irán entrando y saliendo de escena, aunque eso sí, algunos haciendo bastante ruido.
Esta versión que nos ofrece Simon Turney, difiere, a la hora de narrar algunos hechos, con la que nos han ofrecido hasta el momento otros historiadores.
Rompiendo una lanza en su favor hay que decir, que esas otras versiones, muchas veces proceden de crónicas o textos que se hicieron en la antigüedad, por individuos con ideas contrarias a Calígula, e incluso por personajes que vivieron siglos después, y que lógicamente no pudieron estar presentes en el momento de los hechos.
El boca a boca e incluso las malas lenguas, que ya existían en la época clásica, actuaban de la misma forma que las actuales fake news.
Como en toda historia, siempre existen dos versiones, la de los vencedores y la de los vencidos, lo que ocurre es que la mayoría de las veces, por no decir todas, la voz de estos últimos siempre queda eclipsada o silenciada.
El autor de este libro nos ofrece una de esas versiones, la que él considera que se ajusta más a la realidad; lo cierto es que el estudio de la historia antigua, solo puede realizarse sobre los restos arqueológicos y epigráficos, y claro está, en los documentos que se conserven de los testigos de la época, aunque como he citado hace un momento, esos testigos puedan estar condicionados o bien encantados de manipular la verdad.
Esto que acabo de citar, la imposibilidad de conocer los hechos de forma fehaciente, es quizás el único pero que podemos ponerle a la novela.
Nadie va a negar a estas alturas que este emperador fue un monstruo, pero los acontecimientos que le persiguieron desde su infancia nos hacen verlo de una forma más amable.
Quizás, si su vida no hubiese estado marcada por hechos tan funestos, solo habría sigo alguien de mal carácter, desconfiado, mordaz y de comportamiento impredecible.
Creo que la muerte que le persiguió desde niño, le marcó y le empujó a convertirse en ese monstruo, quizás en eso consista el instinto de supervivencia.
El problema de Calígula fue que hizo un mal uso del poder, no encontró el límite en sus actos, y en el momento en que ese instinto de supervivencia daba el primer aviso, Calígula cortaba el asunto de raíz, quitando de en medio al sujeto molesto.
En resumidas cuentas, cada vez que le hervía la sangre, derramaba la de otros.
Y así, poco a poco hemos llegado al final de este comentario...
Todos conocemos el fin de Calígula:
Adoptó a su hermana como consejera, pero en su última etapa de gobierno prescindió de su racionalidad y se dejó confundir... eso me lleva a parafrasear a Mary Beard, una gran especialista en estudios clásicos, que en su día dijo:
Se puede decir más alto, pero no más claro.
Cuando el moribundo Tiberius confía en la familia de Calígula la sucesión del imperio con el fin de restaurar el orden, el destino de Roma cambia y aparece uno de los tiranos más infames de la historia, Calígula.
Pero ¿era Calígula realmente un monstruo?
Olvídate de todo lo que crees saber y deja que sea Livilla, la hermana pequeña y confidente del emperador, quien te cuente qué es lo que realmente pasó: cómo su querido hermano se convirtió en el hombre más poderoso de la tierra y cómo, con mentiras, asesinatos y traiciones, Roma cambió para siempre… El primer volumen de una nueva serie sobre los emperadores malditos de Roma, aquellos que fueron borrados de la historia.
Una novela magistral que muestra a Calígula como nunca te lo habían contado.
Opinión:
Todos hemos oído hablar en más de una ocasión de Calígula, un emperador que dejó su huella en la historia por la maldad e irracionalidad con la que sembró su corto gobierno.
Por eso me ha resultado interesante esta novela, porque según se nos indica en la sinopsis, Calígula marcó un antes y un después en el Imperio Romano y se supone que esta obra rellena los vacíos que podemos tener sobre ese personaje.
Simon Turney nos ofrece una nueva visión sobre la figura de Cayo, a través de la narración de la que se convertiría en su mayor confidente, su hermana Julia Livila.
Este autor hace gala de una excelente prosa, la narración es muy amena y dinámica, hace que las páginas vuelen literalmente en nuestras manos.
Siembra el relato de tensión, gracias a las anécdotas y curiosidades que se relatan, eso sí, sin dejar de lado los datos históricos, donde podremos apreciar las largas horas empleadas en documentarse.
Damnatio Memoriae o Abolitio Nominis
Este libro es el primero de una serie sobre los emperadores malditos de roma, aquellos que serían borrados de la historia mediante una práctica que consistía en condenar el recuerdo del que consideraban enemigo del Estado.Esa práctica, adoptada de los griegos y que hoy conocemos como Damnatio Memoriae, en época del Imperio era conocida por otro nombre, Abolitio Nominis, y consistía en borrar el nombre e imágenes de cualquier inscripción pública que la tuviese, incluida la moneda.
De esa forma se negaba al emperador su ascenso al cielo, en otras palabras... se le negaba la divinidad, al tiempo que se le borraba de la historia.
Lo cierto es que solo tres emperadores sufrieron el Damnatio Memoriae de modo oficial, es decir, por aclamación popular y aprobación del Senado.
Esos tres emperadores fueron Domiciano, Publio Septimio Geta y Maximiliano; Calígula, nuestro protagonista, la sufrió de una forma más leve, ya que aunque obtuvo la aprobación oficial por aclamación popular unánime, no la obtuvo del Senado.
Pero hagamos memoria...
Nos encontramos en la primera fase de la época imperial, cuando el poder político de Roma recaía en las manos de una única persona, el emperador. Esa etapa denominada como Alto imperio se había iniciado con el gobierno del primer emperador, Augusto y ve continuidad en sus herederos, que le irán sucediendo en el poder. De esta forma vamos a entrar en contacto, en mayor o menor grado, con Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón, aunque estos dos últimos, lo harán solo siendo mencionados al final.Calígula, será quien tome el relevo de Tiberio, y se convierte no solo en el protagonista de esta novela, sino también en el hombre más poderoso de la tierra, eso sí, sosteniendo su Imperio sobre mentiras y asesinatos, y es que según el relato que nos hace llegar Livila, Calígula se caracterizará por ser un hombre de genio vivo y emociones intensas.
Narradora. Rompiendo los esquemas de una sociedad patriarcal.
El narrador como ya he mencionado en los primeros párrafos es Julia Livila, hija de Germánico y hermana de Calígula.Ella va a ser quien nos guíe a lo largo de ese mandato de terror que tomó el relevo a otro no mucho mejor, el de Tiberio.
Livila nos relatará desde su papel de narrador testigo, los hechos en primera persona y de forma lineal, e intentará ofrecernos una imagen nueva, más humana y poco conocida de su hermano Cayo.
Aun así, hay que mencionar los pros y contras de esta cronista...
Livila nos va a ofrecer en todo momento su punto de vista, que sumado al grado de parentesco, a la proximidad de los dos personajes, hace que dudemos en algunos momentos de la fiabilidad del relato.
El lado bueno de este narrador, es que siempre será más neutral la versión de Livila que la del propio Calígula, si él fuese el encargado de guiarnos por su propia historia, ya que seguramente omitiría, de forma consciente, su comportamiento errático.
Lo otro que me ha gustado de esta elección, en la que coinciden el autor y Calígula, es dar más derechos a Livila.
Turney la dota de voz propia a la hora de narrar, nos muestra que es una mujer culta y prudente, digna de desempeñar ese papel, aunque ella no logre alcanzar el papel de protagonista absoluta ya que Calígula será el personaje omnipresente a lo largo de la obra.
Y en lo que respecta a Calígula, no solo decidió convertir a su hermana en consejera y confidente, rompiendo los esquemas de una sociedad patriarcal, sino que también concedió más libertad y derechos a las mujeres de la familia imperial. De esta forma ellas fueron las primeras en poder asistir a las reuniones del Senado e incluso sentarse junto a él, en el palco imperial. Algo que hasta el momento, ninguna mujer habría pensado.
Elenco protagonista.
Al principio puede parecernos una lectura un poco compleja, pero más que por el número de personajes es por la relación o parentesco existente entre ellos; ese ligero inconveniente se solventa de forma rápida ya que el autor adjunta un árbol genealógico en las primeras páginas.Siguiendo con los personajes... sabemos que el protagonista indiscutible es Calígula y en segundo término Livila; el resto son incidentales, no van a contar con una presencia permanente en el relato. Irán entrando y saliendo de escena, aunque eso sí, algunos haciendo bastante ruido.
Toda historia bien contada suscita una controversia.
Creo que este apartado es bastante importante y no podía olvidarme de mencionarlo.Esta versión que nos ofrece Simon Turney, difiere, a la hora de narrar algunos hechos, con la que nos han ofrecido hasta el momento otros historiadores.
Rompiendo una lanza en su favor hay que decir, que esas otras versiones, muchas veces proceden de crónicas o textos que se hicieron en la antigüedad, por individuos con ideas contrarias a Calígula, e incluso por personajes que vivieron siglos después, y que lógicamente no pudieron estar presentes en el momento de los hechos.
El boca a boca e incluso las malas lenguas, que ya existían en la época clásica, actuaban de la misma forma que las actuales fake news.
Como en toda historia, siempre existen dos versiones, la de los vencedores y la de los vencidos, lo que ocurre es que la mayoría de las veces, por no decir todas, la voz de estos últimos siempre queda eclipsada o silenciada.
El autor de este libro nos ofrece una de esas versiones, la que él considera que se ajusta más a la realidad; lo cierto es que el estudio de la historia antigua, solo puede realizarse sobre los restos arqueológicos y epigráficos, y claro está, en los documentos que se conserven de los testigos de la época, aunque como he citado hace un momento, esos testigos puedan estar condicionados o bien encantados de manipular la verdad.
Esto que acabo de citar, la imposibilidad de conocer los hechos de forma fehaciente, es quizás el único pero que podemos ponerle a la novela.
Terminando...
A mí esta novela me ha servido, como nos avisan en la sinopsis, para observar la figura de Calígula desde otra perspectiva.Nadie va a negar a estas alturas que este emperador fue un monstruo, pero los acontecimientos que le persiguieron desde su infancia nos hacen verlo de una forma más amable.
Quizás, si su vida no hubiese estado marcada por hechos tan funestos, solo habría sigo alguien de mal carácter, desconfiado, mordaz y de comportamiento impredecible.
Creo que la muerte que le persiguió desde niño, le marcó y le empujó a convertirse en ese monstruo, quizás en eso consista el instinto de supervivencia.
El problema de Calígula fue que hizo un mal uso del poder, no encontró el límite en sus actos, y en el momento en que ese instinto de supervivencia daba el primer aviso, Calígula cortaba el asunto de raíz, quitando de en medio al sujeto molesto.
En resumidas cuentas, cada vez que le hervía la sangre, derramaba la de otros.
Y así, poco a poco hemos llegado al final de este comentario...
Todos conocemos el fin de Calígula:
Adoptó a su hermana como consejera, pero en su última etapa de gobierno prescindió de su racionalidad y se dejó confundir... eso me lleva a parafrasear a Mary Beard, una gran especialista en estudios clásicos, que en su día dijo:
“Si los romanos hubiesen tenido más en consideración a las mujeres, aún conservarían su imperio”.
Se puede decir más alto, pero no más claro.
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