martes, 17 de julio de 2018

Canción de Sangre y Oro de Jorge Molist

Sinopsis:

Con solo trece años, Constanza debe abandonar a su familia, su país y todo cuanto ama para casarse con un desconocido mucho mayor que ella. Su padre, el rey de Sicilia, se encuentra en grave peligro y precisa de esa alianza. Aunque de nada sirve porque al poco, Carlos de Anjou, hermano del rey de Francia, invade el reino y le asesina.
 Al coronarse rey de Aragón, Pedro III, el esposo de Constanza, le promete que vengará a su padre y recuperará el reino del que ella es heredera.
Con ello, Pedro, considerado un rey débil, se enfrenta a los tres mayores poderes del siglo XIII: Francia, el papa y Carlos de Anjou, convertido en emperador mediterráneo.
 Un relato épico, de amor y libertad, que narra cómo la Corona de Aragón y los sicilianos, de la mano de Pedro III el Grande, cambiaron la historia de Europa y asombraron al mundo.

Opinión:

En España, generalmente, asociamos Edad Media con reconquista, y la gran mayoría de las novelas que comprenden ese periodo, se centran en relatar ese proceso por el cual los reinos cristianos de la península, lucharon intensamente a lo largo de ocho siglos por librarse del dominio musulmán.
Ahora bien, con esta novela de la que hoy os voy a hablar, vamos a ver que la Edad Media en España no se limitó solo a eso.
También hubo luchas entre los reinos cristianos que intentaban conseguir el control sobre esas tierras que estaban bajo dominio musulmán y también con reinos fuera de España.
Creo que Canción de Sangre y Oro es una historia magnética, no solo interesante, sino que también puede servirnos para rescatar parte de esa historia más desconocida de España.
Este fascinante viaje al medievo será como una intrigante partida de ajedrez, pero ojo en este juego de estrategia lo importante no es como se empieza, sino como se acaba, y en eso tiene mucho que enseñar nuestro protagonista, Pedro III.

Las comparaciones son odiosas...
Hay muchos autores de novela histórica, seguro que si lo pensáis vendrán a vuestra cabeza muchísimos nombres.
Pero... entre esa lista mental que habéis creado, ¿cuántos de ellos son realmente buenos?

A un buen autor de novela histórica, no se le juzga solo por su prosa, por su forma de atrapar al lector entre las páginas de su novela, o por los personajes carismáticos de los que habla... Para ser un autor realmente bueno, no debes conformarte con relatar una y otra vez, la historia que otros ya han contando antes de ti.
Hay muy pocos autores que se arriesguen a retratar personajes poco conocidos, o a escribir sobre acontecimientos históricos poco documentados. La gran mayoría optan por ir a lo fácil, a escribir sobre lo ya relatado cientos de veces, ¿y por qué? pues simplemente porque existe mucha información ya recopilada sobre ello.
La mitad del trabajo está ya hecho, y solo hay que ser un buen contador de historias para unir esos datos de forma coherente e incorporarlos a la trama.

En cambio, este autor del que hoy os hablo, y un par más que me vienen a la cabeza y que no voy a mencionar hoy; no se conforman con contar la historia del medievo español, o la tan recurrente Reconquista.
Se arriesgan, se sumergen en bibliotecas entre legajos y pergaminos, buscando a esos personajes olvidados o poco reconocidos, que con sus actos consiguieron no solo hacer historia, sino cambiarla.
Hay muchas obras catalogadas como novela histórica, y no lo son. Se construyen alrededor de un personaje principal, real, eso sí, pero el resto es ficción, maestría narrativa de un autor.

Por eso, y ciñéndome a la frase con la que abría este apartado de, las comparaciones son odiosas, los lectores deberíamos separar el grano de la paja, y distinguir entre grandes autores de novela histórica y meros narradores.

La realidad supera muchas veces a la ficción
Pues sí, hoy voy a permitirme el lujo de recurrir a otra frase hecha para continuar con esta reseña, y ahora vais a entender el porqué.

Jorge Molist ha intentado ceñirse lo más posible a la Historia, y es digno de alabar, porque el argumento real tal y como nos lo relata es tan intenso, que no necesita añadirle ficción innecesaria.
Sabéis que muchas veces es inevitable hacer uso de la famosa licencia del escritor, esa que se usa principalmente para rellenar vacíos, aún así, Molist se ciñe a los hechos, y solo hace uso de ella en momentos muy puntuales.
Por lo tanto, podríamos decir que nos encontramos ante una trama construida alrededor de un alto componente histórico; un 95% corresponde a realidad, mientras que esa minúscula parte que cubre el 5% restante, es ficción.

Los personajes reales predominan sobre los que no lo son; son parte de ese 95% que acabo de mencionar; pero dentro de esta categoría de personajes que existieron en la vida real, habría que hacer dos grupos, y diferenciar entre los que son grandes protagonistas y otros que actuarán como secundarios, ambientales o incidentales, aunque sus actos también sean determinantes para los hechos históricos que se relatan.


Esto de ser un secundario en una novela, no es nada malo, ya que conoceremos a grandes figuras como el almirante Roger de Lauria, ese que defendió Sicilia y los derechos de los reyes de la Corona de Aragón tras las Visperas sicilianas, derrotando no solo a la gran flota francesa que Carlos de Anjou tenía bajo su mando, sino también a la de Felipe III, rompiendo las líneas de comunicaciones de los invasores franceses en Cataluña y arruinando completamente el poder naval francés de la época.


“Ningún Pez osará alzarse sobre el mar si no lleva escudo con el Señal del Rey de Aragón. 

Roger de Lauria, según la crónica de Bernat Desclot. s. XIII 


Pero vayamos a los verdaderamente importantes.
Molist, entre ese gran elenco de personajes reales, nos va a presentar a dos imprescindibles para entender la Historia de España.
Nos relatará parte de su vida de forma precisa, al tiempo que amena y didáctica, pero sobre todo nos invitará a buscar información complementaria sobre ellos, porque algo que se le da muy bien a este autor, es despertar nuestra curiosidad lectora.

Constanza cumplirá una doble misión.
La primera es ser una de las protagonistas principales de esta historia, y la segunda, rememorar gran parte de unos sucesos que marcarían no solo su vida, sino también la historia de nuestro país, desde el momento en que se casa con el que luego sería Rey de Aragón, Valencia, Sicilia y Conde de Barcelona.

¿Y por qué digo que Constanza relatará gran parte los hechos? Pues porque no será el único narrador que encontremos.
Vamos a ser testigos de dos tipos de relato.
Uno en primera persona, más directo y personal a manos de Constanza, y otro en manos de un narrador omnisciente, que lógicamente relatará los momentos en los que ella no puede estar presente.

De esta forma Molist, con esos cambios sucesivos de narrador, subsana las elipsis, los vacíos argumentales que podrían generarse con un narrador protagonista y crea una trama totalmente lineal y coherente.
Los cambios de narrador aportan ritmo al argumento y ese ritmo, todo hay que decirlo, no decae en ningún momento.

El otro gran personaje es Pedro III "El Grande", hijo de Jaime I y de su segunda esposa Violante de Hungria. 
Pero hay algo en este personaje que llama mucho la atención. Es un monarca muy poco conocido o mejor sería decir que poco recordado, y eso se debe en gran parte a que fue eclipsado por la figura de su padre, Jaime I "El Conquistador". Pedro tuvo un reinado relativamente corto si lo comparamos con el de su predecesor...

Lo sorprendente como digo, es que los acontecimientos históricos que le rodean fueron grandiosos;
En un principio fue considerado como un rey débil, menospreciado por los fuertes que en ese momento dirigían el futuro de Europa, pero pronto la opinión de sus adversarios cambió.
Pedro III no solo cambió la historia de Europa, sino que tuvo el valor de enfrentarse a los tres mayores poderes existentes en el s. XIII, es decir: a Francia, a Carlos de Anjou que se había convertido en emperador del mediterráneo y al mismísimo Papa, cancelando el vasallaje con el Papado.
Pedro, creó una alianza entre Sicilia y Aragón, se aprovechó del ansia de libertad de un pueblo, el siciliano, oprimido por Carlos de Anjou; vengó al padre de su esposa y la hizo entrega del reino que por herencia la correspondía, por ese motivo pasó a ser un rey maldito, ya que al desobedecer las ordenes del Papa, fue excomulgado.

Y así de esta forma, entre personajes reales de distintas categorías, Jorge Molist va a conseguir un equilibrio sobresaliente, que es lo que buscamos en las novelas históricas.

Pero no se vayan todavía, porque aún hay más...

Los personajes ficticios también gozarán de su importancia, no hay que menospreciarlos.
Sirven de apoyo, de complemento o de relleno, como queráis llamarlo, y solo con ellos se consigue un desarrollo sin altibajos.
Algunos de estos "mal llamados" secundarios, brillan con luz propia, y costará desembarazarnos de ellos una vez finalizada la lectura.
Por destacar a un par de ellos, cito a Súria y a Galcerán, a la cabeza de la tropa de almogávares.

Y ya para ir terminando os voy a contar un par de secretos más sobre la obra de este autor.
Jorge Molist, no nos hace perder el tiempo...
Emplea una prosa muy fluida y no se detiene en cargar los capítulos con extensas y tediosas descripciones; va al grano y eso también aporta agilidad a la novela.
Pero si os decidís a leer este libro, sumado a lo anterior, también os llamará la atención la intensidad y la pasión que muestra al narrar.
Esa pasión tan intensa, también se nota al asistir a cualquiera de sus presentaciones.
Tiene una gran capacidad expositora, enmudece al público y no solo nos mantiene expectantes con una sonrisa en la cara, sino que convierte sus explicaciones en un divertida partida de Trivial, despertando en los asistentes unas ganas intensas por conocer y profundizar en nuestra historia.
Os lo recomiendo, no solo leerle se convierte en un placer, sino también escucharle si tenéis ocasión de acudir a alguna de sus presentaciones literarias.


martes, 10 de julio de 2018

Drácula de Bram Stoker

Sinopsis:

Mucho más que una novela gótica, Drácula es un ejercicio literario excepcional. 
 Jonathan Harker viaja a Transilvania para cerrar un negocio inmobiliario con un misterioso conde que acaba de comprar varias propiedades en Londres. Después de un viaje plagado de ominosas señales, Harker es recogido en el paso de Borgo por un siniestro carruaje que lo llevará, acunado por el canto de los lobos, a un castillo en ruinas. Tal es el inquietante principio de una novela magistral que alumbró uno de los mitos más populares y poderosos de todos los tiempos: Drácula.

La presente edición incluye una detallada cronología y el prefacio del reputado catedrático y crítico Christopher Frayling, donde se analiza la figura de Stoker y las circunstancias que propiciaron la creación de Drácula. Asimismo, la perspicaz introducción a cargo del especialista Maurice Hindle reflexiona sobre los aspectos más polémicos en torno al origen del prototipo vampírico.

«No había nadie por allí, excepto un hombre alto y flaco, de nariz ganchuda y barba en punta y entrecana. Tenía una mirada dura y fría y unos ojos de color rojo.»

Opinión:

Todos, o la gran mayoría, tenemos una idea general sobre la historia que se esconde tras Drácula; o bien porque hemos leído algunas de las ediciones de esta obra, o porque hemos visto alguna de sus adaptaciones cinematográficas.
Dicho esto, hay algo indispensable y a tener en cuenta si queremos leer este gran clásico de la literatura gótica, y es hacerlo a través de una buena edición que respete la obra original de Bram Stoker, ya que muchas de las versiones que circulan y que muchos tenemos en casa, son obras adaptadas a las versiones cinematográficas.

Aclarado este punto, debo continuar con lo verdaderamente interesante, y es que lo que muchos de nosotros desconocemos, son las historias o anécdotas que hay detrás de esta gran novela.
Debemos comenzar diciendo que la historia que imaginó Bram Stoker no es del todo original.
Stoker para su creación, se inspiró en otros relatos que hablaban sobre el mito del vampiro, como El Vampiro de William Polidori y Carmilla de Sheridan Le Fanu.

Otro detalle que creo interesante mencionar, es que el nombre del conde fue cambiado casi en el último momento.
Cuando Stoker iba a entregar el manuscrito a su editor, reparó en un libro de la biblioteca de Whitby, una obra que hablaba sobre las regiones de Valaquia y Moldavia.
En ese libro, Stoker encontrará la inspiración que le falta para concluir definitivamente su obra.
Entre las páginas de ese libro, nuestro autor repara en una nota donde mencionan a un tal Drácula, un personaje que luchó de forma incansable y atroz contra los turcos.
Ese principe heredó de su padre el diminutivo de Drácula, ya que éste fue admitido en la Orden del Dragón; Dracul en rumano significa dragón, aunque en la lengua de Valaquia, ha terminado tomando otra connotación y significa "demonio".
De esa forma tan casual, Stoker no solo encontró un nuevo y acertado nombre para su protagonista, que iba a llamarse Wampyr, sino que también dio con un nuevo título para esa obra, que inicialmente iba a titularse como "El no muerto".

Pues bien, llega el día de la publicación, el 26 de mayo de 1897.
Esa primera edición de tres mil ejemplares, iba encuadernada en tela amarilla y con el título en letras rojas. Cuatro años después llegaría la reedición abreviada para su venta en los quioscos.
Mientras que por un lado, la novela causó sensación entre el público, por el otro y como suele ocurrir en la mayoría de las novelas de este tipo y en esa época, la crítica fue tajante y no muy generosa.
Las novelas de género gótico parecían un acto de rebeldía, trataban de transgredir las normas establecidas en la novela; se enfrentaban a la razón, haciendo uso de lo irracional. Lo sobrenatural tomaba las riendas de esas historias, recurriendo a extraños y temibles seres, que causaban terror en los lectores.
Dicho esto, sobra decir, que algo en esta historia les hizo sentir incómodos a los críticos, y lo cierto es que hoy en día si miramos hacia atrás, hacia esa época victoriana, el argumento puede resultarnos transgresor.

Ahora que ya conocemos algunos detalles superficiales sobre esta obra, podemos centrarnos en ella.

¿Qué vamos a encontrarnos en esta gran novela?
Básicamente una lucha entre el bien y el mal, con ese instinto que surge en los personajes por proteger el destino de la humanidad.
Esos elementos son comunes en el género gótico, sin ir más lejos, son detalles que comparte con una novela escrita casi ochenta años antes, el Frankenstein de Mary Shelley.
Y otro detalle que también comparten y que creo que es importante recordar, es que Frankenstein Drácula, han conseguido superar en fama a sus autores...

Pero retomemos la novela y hablemos sobre los géneros que vamos a encontrar.
Ya os he hablado en otras ocasiones sobre el género epistolar, el más importante y uno de los más empleados en la literatura durante el s. XVIII-XIX.
En esas cartas, sus autores vertían sus sentimientos; suministraban datos de su personalidad, de su entorno; y ello llevaba a los lectores a conocer al autor de esas misivas en profundidad.
Las cartas empleaban un diálogo directo con el remitente, e implicaban gran parte de ellas, una respuesta; iniciando así una conversación encadenada entre emisor y receptor.
Otro género de uso frecuente en esa época es el que encontramos en los diarios, con unas características similares al género epistolar; la única diferencia es que esos diarios eran más profundos e íntimos, cargados con secretos y reflexiones, porque no estaban dirigidos a ningún lector, tan solo a que el autor reflejase sus pensamientos más íntimos.
Pues bien, esta novela se construye íntegramente sobre esos dos géneros literarios, incorporando a esas narraciones, pequeños fragmentos de periódicos, telegramas y lógicamente, las características propias de la novela de fantasía, o más bien de la gótica.

De esa forma, vamos a conocer la historia de Drácula de manos de los protagonistas, a través de los diarios que llevan, y también mediante la correspondencia que se inicia entre ellos

¿Cómo va a afectar esa variedad de géneros a nuestra lectura?
Pues agilizándola, la narración cobra un ritmo más dinámico.
Las cartas son más directas y detalladas, que cualquier otro tipo de relato, incluido el oral.
Se centran no solo en mostrarnos como son los personajes y en darles profundidad, sino que también aparecen completas descripciones de los escenarios, porque esos detalles son imprescindibles para crear la ambientación perfecta.


Buena parte de la novela se desarrolla en la localidad de Witby, en el condado de Yorkshire, al noroeste de Inglaterra, ese nombre ya os sonará porque ha salido mencionado anteriormente en esta reseña. 

Esa localidad es el lugar donde Stoker veraneaba, donde encontró los datos finales para dar forma a su obra, y por lo tanto, un escenario que conocía a la perfección.

De esa forma entraremos en contacto con las ruinas de la abadía de Santa María, situada frente a los acantilados; con el viejo cementerio entre cuyas tumbas deambula el conde; todos ellos, escenarios fantasmagóricos y que al tiempo aportan ese pequeño toque de romanticismo y dramatismo perfecto, para crear un ambiente que a los lectores nos costará olvidar.

Stoker a todos los personajes de esta novela les dota de igual protagonismo.
Cada uno de ellos será, lógicamente, el narrador de su diario y relatará los hechos en primera persona. El protagonismo por tanto, irá variando dependiendo de quien narra, saltando de uno a otro, siendo siempre Drácula el personaje omnipresente, ese hilo que se encarga de unir todas las piezas.

A pesar de ese protagonismo compartido, parece que al avanzar la lectura, hay alguien que intenta sobresalir por encima de los demás. Me estoy refiriendo a Mina.
Ese efecto que nos hace pensar que destaca sobre el resto del elenco protagonista, es solo una impresión efímera que nos transmite Stoker. Como autor, como padre creador, le confiere una libertad fugaz...
¿Y porqué digo esto? Pues simplemente, porque Drácula es el antagonista, y Stoker haciendo uso de ese machismo habitual de la época, no podía darle el protagonismo total a una fémina, ya que como él nos describe en más de una ocasión a través de las voces de sus personajes masculinos, las mujeres generalmente carecemos de talento... salvo excepciones como Mina, que en determinados momentos demuestra tener una inteligencia similar a la de los hombres... pero ¡ojo! no echéis las campanas al vuelo, porque dice similar, en ningún momento menciona que sea superior, eso era algo inconcebible para la época.

De esa forma descubrimos que el protagonista principal debe ser por obligación, Jonathan Harker,  el esposo de Mina, el que da comienzo a esta historia y el único que puede vencer a Drácula y salvar a la dulce y frágil, damisela en peligro...
Para que esto último pueda llevarse a cabo, Stoker crea un grupo de personajes muy bien logrado que acompañarán y servirán de apoyo a Jonathan y Mina, en esta apasionante aventura.
Van Helsing, alguien capaz de hacer frente hasta al mismísimo diablo; el inteligente doctor Seward; y los valerosos, Arthur Holmwood y Quincey Morris; todos ellos, sin excepción, admirables y capaces de enfrentarse con honor al peor de los males que acechan a la humanidad, Drácula.

Justicia poética en la literatura:
Para ir terminando os voy a hablar sobre esa técnica literaria, empleada por algunos autores para dar al final de sus obras el toque feliz, recompensando a los personajes buenos y castigando a los malos por su comportamiento.
Pues bien, eso es exactamente lo que hizo Stoker en su obra más famosa.
Ya he mencionado al comienzo, que el personaje central de esta novela, el conde Drácula, tiene su origen en la figura de Vlad Tepes (Vlad Draculea), y que fue apodado como "Tepes", "El empalador", ya que tenía la fea costumbre de ensartar en afilados mástiles a sus enemigos, cuando aún estaban vivos, y contemplarles pacientemente hasta que les llegaba la muerte.
Stoker, quizás y digo quizás porque son conjeturas mías, pensó en castigar las maldades de Drácula haciendo uso de la justicia poética, y qué mejor muerte para el antagonista de esta obra que morir con una versión suavizada, debido a la moralidad victoriana, de la que empleaba el personaje que le inspiró.
Si ya lo dice el refrán... ¡Quién a hierro mata a hierro muere!

Como veis, Drácula, es una novela muy completa; una historia cargada de mitos y folclore; un excelente viaje, por tierra y mar, que nos lleva desde los Cárpatos a Inglaterra y de ahí, otra vez de vuelta hasta Rumanía.
Una novela no solo muy recomendable, sino que, al menos yo, considero de lectura obligada, a pesar de que en su día la crítica la consideró como una obra menor...

Detrás de nosotros se destacaba contra el horizonte la silueta del castillo de Drácula. Nos hallábamos ya tan abajo de la colina donde se yergue, que parecía dominar los Cárpatos. 
Entonces lo contemplamos en toda su grandeza, encaramado a más de quinientos metros sobre una cumbre y separado de las montañas vecinas por un abismo. 
Aquel paraje poseía algo salvaje, enloquecedor. A lo lejos, oíamos los aullidos de los lobos. Todavía se hallaban a bastante distancia, pero sus gruñidos y sus aullidos, aunque amortiguados por la nieve que caía, nos llenaron de terror.


martes, 3 de julio de 2018

La sangre de los libros de Santiago Posteguillo

Sinopsis:

Asesinatos, suicidios, duelos, condenas a muerte, guerras, eclipses, vampiros, misterios, juicios…
Detrás de los grandes libros se esconde mucha más sangre de lo que uno podría imaginar. ¿Por qué Pushkin murió en un duelo? ¿Es cierto que se han hallado pruebas de la reencarnación de Shakespeare? ¿Sabías que Pessoa tuvo dificultades para encontrar editor o que La Divina Comedia estuvo a punto de no publicarse?
Santiago Posteguillo, referente de narrativa histórica, nos guía en un magnífico viaje desde los discursos de Cicerón hasta las obras de ciencia ficción de Asimov por la historia más enigmática y sorprendente de la literatura universal.

Opinión:

Parece que fue ayer cuando os hablaba sobre "La noche en que Frankenstein leyó el Quijote", la otra obra de Santiago Posteguillo en la que también encontrábamos un homenaje a los libros; y en cambio, han pasado casi cuatro años desde aquella reseña.

La sangre de los libros sigue la estela de su predecesora y en ella su autor nos propone un nuevo reto, un viaje en el tiempo a lo largo de la literatura, pero sobre todo, alrededor de los misterios y enigmas que rodearon a muchas obras.
Estoy convencida de que hay que leer "Clásicos", pero no solo eso, sino que también hay que conocer las historias que se esconden tras muchos de ellos. Precisamente y gracias a esas anécdotas enriquecedoras el interés por esos libros intemporales, puede que se despierte con mayor fuerza en nosotros.

Los sucesos curiosos que Posteguillo nos relata y que aparecen novelados en este libro harán que sus autores se vuelvan más reales, más cercanos.
De esa forma, viajaremos en ese apasionante tour literario hasta la Roma clásica y luego de forma lineal continuaremos avanzando hacia adelante; os advierto que encontraréis historias muy magnéticas...

Por ejemplo:
¿Sabéis quién dijo "La sabiduría es la única libertad?, porque debió escribir algo muy gordo cuando fue condenado a muerte, en tres ocasiones, y por tres emperadores diferentes.
Por otro lado, ¿qué autor murió solo, en circunstancias tan extrañas como los hechos que el mismo relataba en sus novelas?
Con éste haré una excepción y os proporcionaré una pequeña pista... Creó un personaje que fue el primero en investigar la escena de un crimen.

Pero sigamos con la intriga y la literatura...
Seguro que habéis oído hablar sobre la extraña desaparición de Agatha Christie en 1926, pues aquí Posteguillo también lo menciona.
¿Qué le ocurrió a la famosa dama del crimen, fue un montaje?
Pues bien, eso nunca lo sabremos, porque es lo que tienen los enigmas, son hechos de difícil explicación y ella insistió una y otra vez en que no recordaba nada.
¿Una forma de vender más libros? quizás...

Pero no solo encontraremos enigmas en este libro. También nos contará sucesos curiosos, y entre esas referencias conoceremos secretos sobre nuestros autores más insignes, como Lope de Vega, Quevedo, Calderón de la Barca, Espronceda o Bécquer, y otras muchas historias que parecen esconderse tras personajes tan conocidos como, Emily Dickinson, Charlotte Brontë, Emilio Salgari, Stevenson o Bram Stoker.

Tras estos autores que he citado, no solo hay obras, secretos y misterios, como habéis podido ver, también hay amores prohibidos, engaños, suicidios, duelos. Y ahora que he mencionado "duelo", os lanzo otra pregunta...
¿seríais capaces de averiguar quiénes son los personajes que aparecen retratados en la imagen de portada?


Poco más puedo deciros sobre este interesante libro, solo animaros a leerlo, porque es un fascinante recorrido por los enigmas más famosos de la Literatura Universal.
Un libro muy ameno, al igual que ocurría con su predecesor. Son obras que invitan a indagar sobre las historias que se relatan, por la vida de esos autores, pero sobre todo es una invitación, una excelente oportunidad para leer muchas de las obras que aparecen citadas.


viernes, 29 de junio de 2018

Sin criterio de Áurea L. Lamela

Sin criterio ( Inspector Zalo Alonso y la forense Carmela Archer 03)
Sinopsis:

La directora general de la Función Pública, Verónica Soto, es asesinada en el portal de su casa. Con su sangre, el asesino deja una nota: «Por indecente». Por otra parte, la viuda de un activista reconoce en el mensaje unas amenazas que recibió su marido antes de morir en un accidente hace unos años; aunque nada parece vincular ambas muertes. La investigación del asesinato recae en el inspector Zalo Alonso y en la forense experta en perfiles psicológicos Carmela Archer. También Sara, la mujer del inspector y aficionada a la novela policiaca, tendrá algo que opinar. A medida que avanza la investigación, afloran fanatismos, pasiones y rivalidades. En el fondo, la pregunta es una: indecente, ¿por qué?

Opinión: Sin criterio ( Inspector Zalo Alonso y la forense Carmela Archer 03)

"Sin criterio", es el título que lleva la tercera novela de esta autora lucense, Áurea L. Lamela, de la que ya os he hablado en las anteriores reseñas de la saga.
Esta última entrega, seguirá teniendo como protagonistas al inspector Zalo Alonso y a la forense Carmela Archer, pero va a aportar novedades a todos aquellos que hayáis leído las primeras aventuras de este equipo.

El ritmo de Sin criterio nos va a resultar más ágil que en las anteriores, y eso se debe, a que la introducción es más breve, dejando paso libre al desarrollo de la trama.
Pero las mejoras que he hallado en esta serie de novela negra, no pararán ahí.

El elenco de personajes protagonistas no cambia, siguen siendo los mismos que ya conocemos, eso sí, seremos testigos de como su evolución continúa. Van madurando, exactamente igual que ocurre con la prosa y la técnica de esta autora.
Los protagonistas, vuelven a estar apoyados por un amplio e interesante grupo de secundarios, cuya función es mantenernos entretenidos y a la par, jugar al despiste, aunque hay que decir, que quizás lo que más destaca de ellos, es la profundidad psicológica que la autora aporta a todos esos personajes.

La prosa empleada es sencilla, como en las anteriores ocasiones, adaptándose a los personajes, y las explicaciones sobre técnicas y procesos policiales/judiciales, aparecerán explicados de forma breve, evitando que el lector se pierda en un mundo para él desconocido.

Si en la anterior reseña, "Buena gente", os decía que Sara, la mujer de Zalo, a veces me resultaba cansina y demasiado entrometida, en ese aspecto no va a variar mucho; sigue con la misma tendencia a inmiscuirse en los casos policiales, volverá a poner a prueba la paciencia de su marido, pero sí es interesante señalar que su personaje, en ocasiones, parece más sereno, aunque solo sea una calma aparente...

La novela sigue la clásica estructura de Introducción-Nudo-Desenlace, pero con algunos detalles interesantes que también voy a mencionar.
En ese nudo o desarrollo, vamos a encontrarnos de nuevo con dos casos, dos historias que en un principio y en apariencia, no tienen nada que ver, que se irán solapando, y que según avance la trama, terminarán convergiendo.

Áurea vuelve a ofrecernos una novela con tintes negros, donde la corrupción campa a sus anchas. La historia comienza de forma impactante.
Una mujer es asesinada en el portal de su casa, y el autor de los hechos nos deja un aviso:
Por indecente.

Los lectores nos enfrentamos a una trama compleja de treinta capítulos, a través de los cuales iremos conociendo detalles de la nueva investigación que Zalo dirige.

La mujer asesinada, Verónica Soto, es directora de Función Pública, y eso nos llevará de nuevo a un extraordinario escenario, Lugo, esa ciudad de provincias, bella y apacible, pero que también puede esconder un lado más oscuro; al mismo tiempo que Sara, intenta averiguar datos sobre la muerte de un antiguo compañero.
Lógicamente, a los que conocéis la saga no os chocará que ambas investigaciones terminen teniendo relación y compartiendo un nexo común.
Lo que más me sorprende de toda esta serie, es que la investigación no recae por completo sobre el personaje del inspector, como suele ocurrir en la mayoría de novelas del género policíaco o negro. Aquí ese peso recae por igual sobre todos los personajes que intervienen en las pesquisas. 
Todos aportan su pequeño granito de arena para que el argumento fluya, eso como digo me resulta interesante, porque demuestra que la autora nos presenta a personajes reales, no superhéroes.

Áurea L. Lamela vuelve a ofrecernos una narración con un tema central muy actual, una trama basada en la corrupción política y urbanística.
Podríamos ver en ella una crítica hacia esa corrupción, pero creo que lo más importante es que la historia nos impone una reflexión, sobre la actitud tolerante y sobre la impunidad que supone moverse por determinados estamentos políticos.

Os estoy hablando de una obra de ficción, pero lamentablemente y como podemos ver a diario, la realidad supera muchas veces a la ficción...


martes, 26 de junio de 2018

Prueba de nervios de Richard Hull

Sinopsis:

Esta magistral novela del autor de Mi propio asesino, inaugura un curioso procedimiento.
El criminal refiere los hechos que conmueven al pueblo de Losfield End; en el primer capítulo declara:
«No diré quien soy. Escribiré sobre todos, aun sobre mí, en tercera persona. No se sabrá muy bien en qué ocasiones describo algo que conozco perfectamente y en qué otra recurro a la imaginación.
El lector podrá sacar sus conclusiones.
Pero ¿qué seguridad tendrá de que éstas son justas?».

Opinión:

Richard Hull, seudónimo de Richard Henry Sampson, fue asistente de Agatha Christie, en la presidencia del Detection Club, una asociación de escritores de novelas policíacas, fundada en 1929.

Hace muy poco que entré en contacto con este autor, lo hice a través de otra de sus obras, con "El asesinato de mi tía", y ya que esa lectura me dejó muy buenas sensaciones, decidí probar suerte con otra del mismo autor.
Tanto "El asesinato de mi tía" como esta de la que hoy os hablo,"Prueba de nervios", pertenecen a la colección "El séptimo círculo", creada en 1945 bajo la dirección de Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares.
Esta colección, que hoy en día cuesta muchísimo encontrar y que es deseo de coleccionistas, fue un éxito durante muchos años.
Se centraba casi exclusivamente en la publicación del género policíaco inglés, el más clásico, aunque también terminaron haciendo un pequeño hueco a la novela negra.

La mala fama de un Género con mayúsculas...
Como he dicho la colección fue todo un éxito, incluso superando la reticencia de muchos críticos que consideraban ese género, desprestigiado. Una mala fama que acompañaba a las novelas de crímenes y misterio, prácticamente desde su creación como género literario, allá por 1840.

¿Y de dónde procedía esa mala fama?
Pues bien, durante el siglo XIX y posteriormente el XX, se la consideró como literatura barata y sensacionalista.
El crimen era visto como algo antiestético, morboso e incluso inmoral.
Muchos lectores se habían aficionado a leer los relatos policíacos que se publicaban en los periódicos, siendo estos en su mayoría, crónicas reales de sucesos, que continuaban publicándose tras la resolución del caso, incluyéndose en esas publicaciones, transcripciones o resúmenes de procesos judiciales, solo por su morbosidad.
Los más puristas, consideraron que esas obras que atendían a una demanda social, eran un género menor, porque contenían un argumento retorcido, escabroso y desagradable, dando mayor importancia a la deducción que a la experiencia, y por ello carecían de realismo.

Cuestión de gustos, si hoy en día levantasen la cabeza esos críticos caerían fulminados, porque actualmente, ese tipo de novelas que dan importancia al cómo, quién y por qué, son un género con espacio propio, en constante evolución y que reúne a millones de adeptos, entre los cuales me encuentro...

Estructura...
Esta novela, sigue la misma estructura que esas crónicas de sucesos que he mencionado en el apartado anterior.
Es un relato lineal, volcado sobre un diario; ahora bien, no esperéis encontrar la clásica novela policíaca, donde se relatan los avances de un policía o detective.
En este caso, es una novela totalmente inversa a esos clásicos policíacos, porque nuestro guía en la trama, nuestro narrador, es el delincuente; algo parecido a lo que veremos más adelante en las novelas de Patricia Highsmith, protagonizadas por Ripley, un estafador inteligente con valores propios y totalmente amoral; o en la obra de Jim Thompson"El asesino dentro de mí".

Diario de un asesino...
 "El asesinato de mi tía" y "Prueba de nervios", tienen algunos detalles en común, y es que los acontecimientos nos llegan en forma de diario. Un relato cronológico que comienza el día 17 de septiembre y finaliza el 23 de octubre.
Conocemos desde el primer capítulo lo que le ha sucedido a Jhon Hannan, el carnicero, pero carecemos de detalles.
Como he visto que en la sinopsis de la editorial tampoco hacen referencia alguna al argumento, os pondré en antecedentes...
El criminal que adopta el papel de narrador nos relatará los sucesos que ocurren en la pequeña aldea de Losfield End, tras descubrirse la desaparición de uno de sus habitantes, el mencionado Hannan.

La aparición posterior de su cadáver mutilado parece que complica la situación; todos los habitantes de esa localidad pasan a ser sospechosos potenciales y el lector tendrá un doble trabajo...
Deberemos tener a punto nuestra capacidad deductiva, ¿seremos capaces de entrever más allá de la subjetividad que el asesino aporta a la narración y averiguar su identidad?
Pues en este punto os advierto que los lectores vamos a tener una labor bastante complicada porque en esta novela atípica nos enfrentamos a una investigación múltiple.
No solo nos enfrentamos al reto de averiguar quién es nuestro narrador oculto, nuestro asesino, sino que también querremos conocer la identidad de otros dos personajes, uno que aprovecha la oscuridad para cometer robos en las casas de Losfield End y otro que publica en los periódicos de Londres, todos los trapos sucios que ocurren en la pequeña localidad.
Como veis varias historias en una.

La forma de narrar es otro de los detalles que tienen en común ambas novelas y que puede resultarnos extraña.
No es una novela policíaca al uso, parece que el autor serpentea, se desplaza por el argumento de forma ondulante y va dejando caer algunas pistas de forma puntual, intentando saciar el ansia por descubrir al culpable que crece en el lector con cada página que pasa.

Nos encontraremos por tanto que la forma de narrar que emplea Richard Hull o el modo de enfocar el argumento es chocante, incluso para la época en que está escrito, pero tiene su explicación.
Esta novela que es publicada en 1952 sale a la luz en un momento en que había una amplia cultura del libro policíaco y de detectives, un género que estaba totalmente exprimido.
¿Qué quiero decir con esto?, pues simplemente, que como habéis podido observar en el apartado donde hablaba sobre la mala fama del género, en 1952 llevaban ya casi cien años escribiendo novela policíaca y los autores tenían que innovar argumentalmente para no cansar y continuar sorprendiendo a los lectores.
Debían provocar reacciones incorporando estructuras raras o inusuales, como la que encontraremos en esta historia.

Hay muchas formas de contar una misma historia...
Según nos informa la sinopsis, Richard Hull inaugura un curioso procedimiento, "el juego sucio".
Ese procedimiento consiste en emplear a un narrador poco fiable que hará que dudemos en todo momento.
Con esa descripción, con esos rasgos, los lectores ya sabemos de antemano que su credibilidad está comprometida.
El criminal nos relatará en tercera persona unos hechos que han ocurrido en Losfield End. No nos revelará su identidad e intentará escribir sobre todos los habitantes de esa pequeña aldea, incluido él, jugando al despiste.

Será un narrador que al mismo tiempo es personaje, pero ¿podemos fiarnos completamente de él?, la respuesta creo que la tenéis bastante clara.
Lógicamente ¡no!, porque unos sucesos serán descritos fielmente y otros en cambio, recurriendo a su ilimitada imaginación.
Su relato es totalmente subjetivo, depende de sus apreciaciones, porque como nos advierte desde el primer capítulo:
 "escribiré sobre lo que he visto, lo que ocurrió y especialmente sobre como lo sentí".

Los lectores sabremos que ese comentario es su primera mentira, ya que también avisa que narrará situaciones en las que no estuvo presente, intentando desviar nuestra atención para evitar que conozcamos quién es.

Es cierto que este extraño personaje intentará narrar manteniéndose apartado de los sucesos, empleando la tercera persona, creando un relato distante al igual que lo haría un narrador externo, el problema es que por mucho que lo intente no podrá ser objetivo.
La forma de narrar es directa, pero debemos tener en cuenta que algunos acontecimientos los relata de oídas y otros los adornará para que queden más literarios.

También encontramos en el narrador a un personaje desconcertante, amante de lo morboso.
Se mueve al límite.
En ocasiones parece que quiere pasar desapercibido, en otras decepcionado de que no ocurra nada e incluso en otros momentos le vemos como siente la necesidad de observar desde la primera fila el avance de los acontecimientos, saboreando la emoción de ser el responsable de esa agitación, causante de ese drama al que está vinculado íntimamente.
Como podéis apreciar es un personaje embarcado en un juego arriesgado.

La balanza...
Ahora que os he mostrado toda la genialidad de este autor, debo reconocer que no entiendo lo que me ha ocurrido con esta novela.
No sé si ha sido que me ha costado seguir el ritmo al narrador o que no he llegado a conectar con él. El caso es que me costaba introducirme en el argumento, a pesar de que éste es totalmente original como habéis apreciado y que la estructura narrativa es para quitarse el sombrero; aún así, me ha costado alcanzar el estado de concentración que consigo con otras historias.
Debo reconocer que es complicado contar unos hechos desde el punto de vista del asesino y no revelar en ningún momento, salvo al final, quién es.
Por eso no voy a darle una mala puntuación a esta obra, creo que los detalles positivos superan con creces a esa dificultad que yo he encontrado a la hora de introducirme en la trama. Lo achaco por tanto a un problema mío.