martes, 11 de abril de 2023

La palabra para rojo de Jon McGregor

Sinopsis:

Una expedición a la Antártida acaba en tragedia tras una fuerte tormenta. Uno de los miembros del equipo ha desaparecido y otro, Robert Wright, un veterano del trabajo de campo en el continente antártico que tiene las claves de lo ocurrido, sufre un ictus que lo deja incapacitado. De vuelta en casa, las consecuencias del accidente tienen efectos profundos en él y su entorno: su mujer Anna, una apasionada científica, se convierte en cuidadora a tiempo completo, mientras que Robert tendrá que emplearse a fondo para recuperar el lenguaje y la movilidad.
 
La aclamada nueva novela de Jon McGregor, uno de los grandes autores de la literatura inglesa actual, nos habla de la valentía y del indómito impulso de contar que tenemos los seres humanos, incluso cuando faltan las palabras. Una aventura conmovedora sobre la fina línea que separa el sacrificio del egoísmo y sobre el infravalorado e inadvertido coraje que se necesita para llegar hasta el final del día.

Opinión:

Hoy os hablo de La palabra para rojo, otra novela que había visto que ponían por las nubes, pero que a mí tampoco ha llegado a convencerme, así que no me voy a andar por las ramas y voy a ir directamente al grano.
El primer problema que he encontrado es la sinopsis; se cuenta demasiado y en ella hay más tensión que en las 296 páginas que componen la obra.

La novela se divide en tres partes, Inclinado, caído y de pie.
Nada más comenzar nos encontramos con una narración in media res, situándonos justo en medio del conflicto. 
Esta estructura narrativa da mucho juego al autor porque proporciona un inicio más dramático a la historia, situando al personaje principal en plena acción, de esa forma consigue captar el interés del lector desde los primeros compases de la lectura.
Tras ese comienzo dramático, la narración va a retroceder en el tiempo para contarnos los sucesos previos, los que han llevado a los protagonistas a ese punto crucial, y posteriormente, tras dar esa información, la acción volverá al momento en que lo dejamos y continuará narrando hacia delante.
Este retroceso temporal lo que hace es incrementar el suspense porque dejamos a los personajes en medio de la situación que general el drama.

En esa primera parte que lleva el título de Inclinado, todo perfecto; engancha al lector y nos deja con ganas de conocer más detalles, pero llega la segunda parte y el interés se pierde en detalles.

El personaje principal sobre el que va a girar la novela es Robert Wright, aunque aquí habría que hacer alguna puntualización. 
En la primera parte es uno de los protagonistas principales, pero a partir de la segunda va a ceder un poco de ese protagonismo. Aunque la historia se construye en torno a él y a su mujer, Anna, y vamos a ver como afrontan las consecuencias del accidente, las secuelas de ese ictus terminan tomando el control narrativo por completo. 

Es una novela que como menciono al comienzo, no me ha llenado, y creo que el problema es que la elección del narrador en tercera persona no ha sido una buena opción y hace que no conectemos con el drama real que viven los personajes. 
Aunque nos cuenta su historia e intenta profundizar en lo dramático de la situación, mostrándonos los trastornos del habla, la reducción de la movilidad, su relato me parecía demasiado superficial.
Creo que los diálogos siempre son importantes para conocer a los personajes y en este caso, Jon McGregor los reduce a la mínima expresión. No es que no haya diálogos, lo que ocurre es que se limita a crearlos muy breves y con frases demasiado simples y escuetas, puedes leer una página entera y en ella el protagonista solo intentará transmitir un pensamiento, buscando para hallar la palabra correcta.

Por otro lado, el autor escribe muy bien, no lo voy a negar. Como os he dicho en la sinopsis cuentan más de lo que deben o más bien nos cuentan todo el argumento de principio a fin, pero él termina retorciendo la historia, profundizando en la trama para terminar centrándose en los problemas familiares, es el drama que se esconde tras un accidente cardiovascular, en las consecuencias y en cómo afecta al enfermo y a su entorno más directo. 
Pero... y aquí llega otro detallito que no me convence, quizás intentando rizar demasiado el rizo termina perdiéndose en detalles que se dan por hecho y que no es necesario repetir hasta la saciedad. Es cierto que algunas situaciones y sus descripciones son totalmente necesarias porque en ellas se basa para construir el soporte escénico y dar mayor dramatismo a la historia, pero en determinados momentos esas descripciones se vuelven demasiado repetitivas y cansan, además de que el argumento termina escapándose de sus manos como un globo.

En resumidas cuentas... 
Tras una primera parte prometedora el resto se convierte, siempre bajo mi punto de vista, en una novela fría, con un argumento que no sabe muy bien que rumbo tomar y termina yendo a la deriva. 
El autor intenta hacer partícipe al lector del drama que vive el personaje y su familia, pero no llega a expresar todo lo que quería o no ha encontrado el modo correcto de hacerlo. He leído otras novelas que hablan sobre la degeneración cognitiva, como altera el pensamiento, el habla, los recuerdos o incluso la toma de decisiones, y los lectores sufrimos con lo que leemos, entramos en la historia como testigos de la tragedia.

Ya para terminar...
Creo que la calificación de obra maestra se da hoy en día muy a la ligera, lo digo por la valoración crítica que da The Observer sobre ella.

martes, 4 de abril de 2023

Trilogía de Candleford de Flora Thompson

Sinopsis:

La Trilogía de Candleford es un clásico de la Inglaterra rural victoriana inspirado en la infancia y juventud de Flora Thompson. 
Cuenta la historia de tres comunidades vecinas de Oxfordshire: la aldea de Juniper Hill (Colina de las Alondras), donde Flora creció; Buckingham (Candleford), una pequeña ciudad cercana, y el pueblo de Fringford (Candleford Green), donde Flora consiguió su primer trabajo como oficinista de correos. 
A través de la mirada de Laura, una niña de la aldea que va creciendo a lo largo de los tres libros, la obra captura un mundo aún marcado por las cosechas, los viejos juegos infantiles y un sinfín de canciones al alba en la taberna del lugar. Un mundo que se desvanece porque el campo se mecaniza, las muchachas regresan con ideas modernas de servir en la ciudad y las endiabladas bicicletas invaden la campiña para desconcierto de las viejas generaciones.

Opinión:

Flora Jane Thompson es conocida por su célebre Trilogía de Candleford en la que relata su infancia y juventud. Esta trilogía está compuesta por Colina de las Alondras, Camino de Candleford y Candleford Grenn, publicadas en 1939, 1941 y 1943 respectivamente. Estas tres novelas fueron publicadas conjuntamente por primera vez en 1945, y más tarde, póstumamente, llegó la secuela que lleva por título Heatherley, de la que os hablaré en breve.

Trilogía de Candleford es una novela costumbrista, un clásico ambientado en la Inglaterra rural victoriana en la que Flora nos contará su niñez y adolescencia a lo largo de 39 capítulos. Para ello crea un personaje ficticio, Laura Timmins, sobre el que pondrá el foco y a la que seguiremos por esas tres comunidades vecinas de Oxfordshire. A través de su mirada vamos a apreciar los pequeños detalles que dejaron una huella profunda e indeleble en su interior, al tiempo que veremos como la llegada de las nuevas ideas van alterando poco a poco ese escenario rural en el que pasó sus primeros años.

El primer libro, Colina de las Alondras, es el que se me ha hecho más pesado. 
Comienza en la década de 1880 y en esta parte la autora intenta mostrar al detalle como va afectando la llegada de la modernidad a las zonas rurales.
Los valores y las condiciones de vida van a transformarse inevitablemente, por mucho que sus habitantes quieran resistirse salvaguardando las tradiciones y costumbres. La llegada de la nueva maquinaria agrícola, el ferrocarril que acerca los puntos más distantes, incluso los primeros tomates y el chocolate o la nueva moda que viene a sustituir a la anterior, supone un cambio que, aunque gradual, va a ir tomando cada vez mayor presencia y haciendo desaparecer la acogedora sencillez del estilo rural antiguo.

Por otro lado, la lectura de Colina de las Alondras se hace un poco rara. Contiene una narración nostálgica, mucho más descriptiva que la que vamos a encontrar en las otras dos novelas que componen la trilogía; se mueve entre la narración costumbrista y una especie de autobiografía, incluso el personaje de Laura parece que no tiene mucha relevancia para la trama, es tan solo un medio para que avance la historia y narrar lo que sucede a su alrededor que no son más que las vivencias de la autora. ¿Y por qué sucede esto?, pues simplemente porque su editorial en esos momentos, Oxford University Press, no publicaba ficción y Flora tuvo que adaptar el relato a las normas editoriales.

Posteriormente, en Candleford y Candleford Green el estilo narrativo da un giro completo y Laura se convierte en la protagonista total, y ahora sí, nos encontramos con dos libros que se parecen bastante a una novela. Y digo que se parecen bastante porque en ella no vais a encontrar la clásica introducción, nudo y desenlace, es más bien un anecdotario en el que cada capítulo está dedicado a un tema en concreto de la vida de la protagonista, eso sí, intentando seguir una narración lineal que en algún momento se romperá mediante flashbacks que nos harán retroceder al pasado. 

Como podéis ver tenemos tres libros que se enlazan y en los que también vamos a conocer las influencias literarias de la autora: Cranford de Elizabeth Gaskell, Pamela o la virtud recompensada de Samuel Richardson, las obras completas de William Shakespeare, Historia de Inglaterra de Hume, y otros títulos de Byron, Trollope, Austen o Dickens.
Sobre Candleford debo añadir que en realidad se corresponde a la localidad real de Buckingham, pero la autora optó por poner un nombre ficticio al igual que sucede con Candleford Green que es la actual Fringford. En estos dos volúmenes lo que vamos a notar es la gran diferencia que existe entre esas localidades y la pequeña población rural de Colina de las Alondras en la que Flora pasó los primeros años.

Ya para terminar...
Flora Thompson no solo nos ofrece la narración de su adolescencia, sino que detrás de cada historia se esconden otras, las de los habitantes de cada una de dichas poblaciones. 
Vamos a ser testigos de costumbres transmitidas de generación en generación y que poco a poco van a ir desapareciendo hasta caer casi por completo en el olvido, pero también de otras que afectarán a las comunidades, a su rápida expansión y que harán que la población aumente a gran velocidad. El pequeño mundo de Flora está a punto de acabarse, pero en su propio relato reconoce que es una transición tan obligada como necesaria.
La estructura de la sociedad tal y como la conocía Laura/autora, aparentemente sólida aunque debilitada, había cumplido su finalidad y no sobreviviría a un mundo en constante cambio. Atrás quedaba el mundo de la infancia, el de las tradiciones frente al de la modernidad, cargado de nuevas ideas y avances.


Esta trilogía fue llevada por la BBC a la pequeña pantalla en 2008.

martes, 28 de marzo de 2023

Rimas y leyendas de Bécquer

Sinopsis:

La lectura de los grandes poetas románticos despertó muy pronto su vocación literaria, que siempre compaginó con un vivo interés por el mundo del arte. A los dieciocho años, abandonando sus estudios de pintura, Bécquer se trasladó a Madrid, paso obligado para abrirse camino en la literatura. Fueron años difíciles en los que tuvo que recurrir a colaboraciones en la prensa y a las adaptaciones teatrales para subsistir, ya que no llegó a ver sus obras editadas. 
Este volumen ofrece reunidas las RIMAS y una selección de LEYENDAS en una nueva edición prologada, anotada y comentada por Francisco López Estrada y M.ª Teresa López García-Berdoy. La aparente sencillez de la poesía de Bécquer frente a la variedad de recursos estilísticos que maneja; la comunidad de motivos que animan su prosa y su verso; el amor, la tradición; las fuentes literarias en las el poeta se inspiró; la depuración que realizó de la creación romántica procedente y su apertura hacia nuevos ideales literarios son algunas de las cuestiones que aborda esta edición de la obra del poeta más representativo del Romanticismo español.

Opinión:

Rimas y leyendas de Bécquer fue el primer libro de adultos que leí a la edad de ocho años. Fue un regalo de mi madre y lo conservaba como oro en paño hasta el momento en que, por hacer un favor, fue prestado. Como suele ocurrir en muchos casos, nunca volvió al hogar, detalle que aunque no venga al caso mencionar ha convertido el tema del prestado en algo tabú y que es mejor no mencionar en mi presencia. Porque ya sabéis el refrán:

Quien presta un libro, pierde el libro y el amigo.

A partir de ese momento, y tras hacerme con otro ejemplar, este recopilatorio se ha convertido en mi libro de cabecera; una obra a la que volver una y otra vez y en la que siempre descubres algo nuevo.
Bécquer, a pesar de su corta vida, pues parece que la melancolía es un imán para las desgracias, consiguió por la calidad de su obra literaria, tanto en prosa como en verso, convertirse en uno de los mejores representantes de la última etapa del romanticismo español. 
 
Pero comencemos con esta reseña que ya os aventuro que no será breve.

Rimas

La poesía, en general, ya sabéis que nunca han sido lo mío y que no es un tema del que hable en el blog. El motivo es muy sencillo. No es que no me guste, directamente es que no entiendo la poesía actual, no conecto con ella.. 
He leído a Bécquer, Espronceda, Machado y a Lorca, entre otros muchos, y esa poesía que hacían brotaba del alma y era entendible para mí. Quizás, y según los expertos actuales en este género literario, mi conocimiento sea muy vago, pero creo que hace mucho tiempo que los sentimientos no se expresan como antaño.
Por otro lado y entonando el mea culpa, reconozco que mis conocimientos poéticos son escasos, fijaros que estoy ensalzando a Bécquer, un autor del que Núñez de Arce dijo que sus rimas eran suspirillos germánicos, y al que Campoamor o Menéndez Pelayo no dudaron en menospreciar. Lo de los suspirillos germánicos viene de que en ellos se aprecia una preferencia por la corriente germánica, con tendencia a los poemas breves y concisos, algo por otra parte ridículo, porque ¿qué autor romántico no se inspiró en Alemania o Gran Bretaña si el género surgió allí?

Pero insisto, para mí la obra del autor sevillano es brillante. Sabía despertar los sentimientos dormidos en el lector, al tiempo que nos trasmitía los suyos propios con una poesía breve pero intensa que brotaba del alma, con una profundidad y musicalidad que, insisto, hoy en día no es fácil de encontrar.
Sus 84 rimas son de temática muy variada, hablan de amor, de desengaño, del miedo a la soledad o a la muerte; versos amargos que van desde la melancolía hasta la desesperación, no olvidemos que a estos jóvenes románticos les gustaba pasar por desencantados y desilusionados, algo que como podemos ver en nuestros días nunca pasa de moda.

Ya para terminar con este apartado poético.
Las rimas comenzaron a aparecer publicadas a partir de diciembre de 1859. Se sabe que Bécquer preparó una colección durante 1867 y 1868, pero ese manuscrito que entregó al ministro González Bravo se perdió en la violencia de los sucesos políticos del 1868, la llamada revolución de La Gloriosa.
Y ahora sí, ha llegado el momento de hablaros de lo mejor del recopilatorio.

Leyendas

Las leyendas se habían ido publicando en periódicos madrileños de la época en formato folletín desde 1858 a 1864.
Tras la muerte del autor en 1870, sus amigos más cercanos para ayudar económicamente a la viuda e hijos, recopilaron en dos volúmenes algunas de sus rimas y leyendas, publicándolas en 1871. Tras el éxito de estas publicaciones hubo otras ediciones que se fueron ampliando.

Y ahora llega el tirón de orejas...

El ejemplar que tengo actualmente es de la editorial Austral, de junio 2010.
Es cierto que es una edición muy completa, anotada, donde se incluye una guía de lectura, una introducción en la que se analiza toda la obra del autor incluyendo su biografía, cronología, e incluso documentación complementaria para entender mejor el contexto histórico y la obra, pero hay un problema, se ha reducido tanto la parte dedicada a las leyendas, limitándose a incluir solo nueve de las veintiocho que escribió, que resulta un insulto para los amantes de este gran autor del posromanticismo español.
Se han retirado o se ha creído conveniente no incluir por espacio editorial, Los ojos verdes, La corza blanca, La cueva de la mora, La ajorca de oro, El cristo de la calavera y creo que la más conocida y que yo, particularmente, considero la más importante, El monte de las ánimas.
Todas estas leyendas las considero imprescindibles para entender los ideales literarios hacia los que se dirigía su obra en prosa. No entiendo que se haya recortado tanto a la hora de realizar la selección, cuando incluir esas narraciones solo habría extendido la edición en cien páginas.
Insisto, realmente esta edición me ha resultado decepcionante; las leyendas representan un tercio de la obra total de Bécquer y aquí la han reducido a la mínima expresión.

Para poder hacer una reseña más completa y hablaros en general de todas las leyendas que considero importantes, he recurrido al préstamo bibliotecario. No descarto en breve comprar el ejemplar de Penguin clásicos, porque me ha parecido el más completo de los revisados hasta ahora.

Dicho esto retomo la reseña.

La moda romántica seguía interesando a los lectores y Bécquer no dudó a la hora de plasmar en sus narraciones todas las características de ese movimiento cultural. Por lo tanto, el amor tempestuoso, la naturaleza desbocada, la admiración a la Edad Media, el simbolismo, lo onírico y/o la fantasía van a aparecer reflejados en sus relatos, tanto como los toques góticos, con sus ambientes y escenarios tétricos cargados de soledad y melancolía. No voy a olvidar mencionar en este punto las iglesias y cementerios derruidos junto con los castillos abandonados, detalles que considero indispensables y que despiertan la imaginación del lector y el miedo más ancestral.

Las leyendas se van a dividir por temática y vamos a encontrar algunas de tradición cristiana como El miserere o La rosa de pasión; leyendas fantásticas como La corza blanca, El rayo de luna, Los ojos verdes o El gnomo; otras de misterio y terror como La cruz del diablo, El monte de las ánimas o Maese Pérez el organista; e incluso orientales de tradición india como La creación. Como podéis ver la variedad temática está asegurada.

Por otro lado, todas van a comenzar con una pequeña introducción en la que el autor nos cuenta cómo llegó a sus oídos e incluso le veremos como personaje oyente mientras el narrador nos acerca a los sucesos. En esas breves introducciones vamos a ver la gran importancia que daba a la tradición oral, a esos cuentos transmitidos de generación en generación y que incluso hoy en día los abuelos siguen narrando a sus nietos alrededor de una hoguera.
Las mujeres van a cumplir con un papel fundamental en la mayoría de los relatos...

Resumiendo, todas las leyendas son únicas en su género, breves pero intensas.
Solo puedo deciros que El monte de las ánimas, Maese Pérez el organista y La cruz del diablo, son perfectas para leer por la noche o como lectura para la noche de difuntos. Os prometo que alguna de ellas aparecerá por aquí reseñada...

Finalizo con el breve listado de leyendas que ha incluido la editorial Austral en este ejemplar.
La creación, La rosa de pasión, El beso, El rayo de luna, El gnomo, El miserere, La cruz del diablo, Maese Pérez el organista y ¡Es raro!.



martes, 21 de marzo de 2023

Sola de Carlota Gurt

Sinopsis:

Mei, una mujer de cuarenta y dos años inmersa en un matrimonio apático y a la que acaban de despedir del trabajo, decide refugiarse en la casa donde se crio, una pequeña masía en medio del bosque. Allí intentará escribir la novela que la obsesiona desde hace años mientras planta cara a su pasado, a un presente inoportuno y a un futuro a la deriva. Esta novela es la crónica de una rebelión, la historia de una soledad impenitente narrada en una intrigante cuenta atrás de 185 días. ¿Qué es la soledad? ¿Una realidad objetiva o un estado de ánimo, una bendición o una condena? Lo único seguro es que de la soledad nunca se sale indemne. Sola, la impactante primera novela de Carlota Gurt, está escrita en una prosa vivísima y muy visual que sacude al lector como una fuerza de la naturaleza.

Opinión:

Cuando me adentré en esta novela lo hice un poco a la ligera; no había oído hablar de ella y la elegí guiándome por una recomendación de la librería. Me dijeron que me sorprendería, y eso que creo que es  lo que buscamos todos en una lectura fue lo que me convenció. 
Ahora veo que la capacidad de sorprenderse también es cuestión de gustos.

Carlota Gurt nos presenta a Mei, su protagonista y narradora, como una mujer de cuarenta y dos años en plena crisis. Acaba de ser despedida de la editorial en la que llevaba trabajando veinte años, y ese hecho, sumado a un matrimonio que no pasa por su mejor momento, la llevará hasta la que fuese su casa de la infancia.
Una masía cargada de recuerdos en la que espera encontrar la soledad suficiente para escribir su primera novela. 
Con lo que no cuenta Mei es con los recuerdos que estallarán en cuanto ponga un pie allí, porque detrás de cada objeto y de cada olor se esconde un pasado con recuerdos incrustados.

A grosso modo...
La narración es lineal, avanza hacia adelante, aunque para nosotros el comienzo de cada capítulo nos indique que es una cuenta atrás. Sabemos que ese relato nos lleva a algo, aunque no sabemos a qué. Sinceramente, yo aún me lo estoy preguntando...

Esa cuenta atrás es una especie de macguffin, se utiliza para mantener la expectativa, lo que ocurre, según mi punto de vista, es que según avanza la trama, según pasan los días, el texto se va volviendo más aburrido, acrecentado por una protagonista que va perdiendo el rumbo.

Pero, como diría Jack el Destripador... vayamos por partes.

La primera parte de la novela comienza muy bien.
La autora da el protagonismo total a Mei, tanto es así que la convierte en la única voz de la obra. Mei nos relata los sucesos desde su punto de vista, los presenta de forma subjetiva. Solo tenemos acceso a lo que ve, piensa y siente, y de esa forma también vamos a conocer hechos del pasado.

No lo voy a negar, el comienzo engancha, tiene una prosa muy fluida lo que da como resultado una narración muy introspectiva adornada con sentimientos propios y recuerdos. 
Vemos como la protagonista va evolucionando gradualmente, como crece según pasan los días, como toma las riendas de su vida, pero al llegar a la mitad algo sucede que hará a Mei replantearse todo su mundo.

A partir de ese punto de inflexión el arco de transformación del personaje va a descender a pasos agigantados.
Lo que narra Mei va perdiendo interés al tiempo que ella pierde el control de su vida, comienza a dar bandazos y no solo en lo que cuenta, sino también en la forma de hacerlo. 

En este punto se modifica su relato y la narración comienza a dirigirse a su marido, directamente, empleando la segunda persona, .
Esa técnica está bien para utilizarse en determinados fragmentos, pero media novela con ese estilo, a mí me terminó saturando. Supuestamente el uso de la segunda persona es para hacer la narración más cercana, para involucrar al lector en los hechos, para que se sienta como un personaje más, pero ese monólogo continuo dirigido a su marido, cansa.

Utilizando la misma técnica que emplea Herman Koch en sus novelas, con un narrador protagonista que narra en primera persona, muy introspectivo, llegas a la inevitable comparación de estilo, y más cuando, como en mi caso, he leído una obra del autor holandés hace escasamente unos días.

En resumidas cuentas...
Se ha tensado demasiado la cuerda alrededor de la protagonista, creando un personaje principal que lucha contra el futuro, pero también contra el pasado. Quizás ese es el problema, que tiene demasiados frentes abiertos. 
Su reflexión sobre la vida, hablando de soledad, maternidad, fracasos, decepciones...la atrapa en una red con demasiadas obsesiones y resentimientos, y eso la impide huir de una presión familiar y social que la asfixia. Realmente el personaje me hace dudar de si lo que quiere es soledad o libertad. 
Esa sobretensión hace que se pierda la naturalidad en el estilo que era lo que me estaba cautivando al comienzo.

La autora intenta crear un personaje con mucha fuerza, pero como se dice en el interior de la obra, cae demasiado en el uso del yo, convirtiéndola en alguien incapaz de ver más allá de su ombligo y en ocasiones soez.

La obra termina siendo solo ella y sus circunstancias; una mujer perdida en un bosque, con un elenco de secundarios ambientales muy limitado y que lo cierto es que tampoco aportan mucho.

¿Me ha sorprendido? pues sí, pero no como yo esperaba, porque era una historia que pintaba muy bien. 

Si me tengo que quedar con algo es con el múltiple ejercicio metaliterario que esconde.
Vamos a ver como la protagonista intenta escribir su ópera prima al tiempo que se hace un pequeño homenaje a Víctor Catalá y a su obra, Solitud, tomando de base esa novela. 
También con las leyendas que nos esperan en el interior y que Flavio, uno de los personajes secundarios, irá contando.

Pero insisto, esta novela no estaba hecha para mí, no es de mi estilo. Cuidaros de las recomendaciones porque las carga el diablo.

martes, 14 de marzo de 2023

Casa de verano con piscina de Herman Koch

Sinopsis:

Próspero médico de cabecera en Ámsterdam, Marc Schlosser ejerce su profesión con cierta dosis de cinismo. Su nutrida clientela valora especialmente el tiempo que dedica a las consultas, pero esta aparente generosidad esconde unas intenciones menos nobles, que Marc disimula con habilidad. Cuando uno de sus pacientes, el famoso actor Ralph Meier, lo invita a pasar unos días de verano junto a su familia, Marc acepta pese a las reticencias de Caroline, su esposa, molesta por la arrogante vulgaridad de Ralph y su actitud de seductor irresistible. 
Así, los Schlosser y los Meier, con sus respectivos hijos adolescentes, compartirán con un maduro director de Hollywood y su novia, cuarenta años más joven, una casa con piscina a pocos kilómetros de una playa mediterránea. Los días transcurren con apacible monotonía, entre comidas, paseos, largas conversaciones de sobremesa, excesos con el alcohol y flirteos más o menos inocentes, hasta que una noche se produce un grave incidente que interrumpirá las vacaciones y cambiará para siempre la relación entre las dos familias.

Opinión:

De nuevo vuelve a aparecer por aquí Herman Koch, un autor que los que me seguís sabéis que me gusta muchísimo y del que aún me quedaba esta novela por leer.

Si habéis leído a Koch ya conocéis a sus protagonistas. Están dotados de una personalidad compleja, nunca huyen del conflicto y se enfrentan a él con un cinismo de manual y una soberbia indisimulada. Esos personajes nos invitan, al mismo tiempo que ellos reflexionan, a hacer lo mismo y abren con ello un debate.

En casa de verano con piscina conocemos a Marc Schlosser, un próspero médico que asume el papel protagonista y va a ser el encargado de narrar toda la historia en primera persona. 
Es un personaje que no se somete al dogma de la corrección, en pocas palabras... es políticamente incorrecto, con lo que se adapta por completo a la descripción que hago más arriba de los personajes estándar de este autor.
Esta novela fue publicada en 2012 y está escrita con el estilo tan característico de Koch; es morbosa, y quizás en ese detalle se encuentre la clave de que guste tanto su obra, porque no se limita a narrar, nos incita a tomar parte atrapándonos en una situación difícil y/o comprometida.

En esta reseña no os voy a mencionar nada sobre el argumento, de nuevo vuelvo a insistir en que las editoriales deberían cuidar más lo que cuentan en las sinopsis. 
Una sinopsis debe ser escueta; presentar un pequeño avance del argumento, lo suficiente para arrojar el lazo y atrapar al lector, pero desde luego no contar lo que ocurre en tres tercios de la novela.

Lo que sí os puedo adelantar es que de nuevo Koch no defrauda. Nos ofrece un drama envuelto en sospechas y venganza; una historia en la que vamos a encontrar la implacable crítica tan común en él hacia la sociedad actual, centrándose en este caso en hablar del maltrato hacia las mujeres, del acoso, pederastia y de las difíciles relaciones entre padres e hijos. 

Al igual que ocurría en Sospechas la trama tarda un poco en coger ritmo, pero esa calma está calculada al milímetro. 
En ella entramos en contacto con Marc, nos da detalles sobre su profesión, nos cuenta sus experiencias y relación con los pacientes, y lo más importante, nos incomoda con su tono provocador y con las situaciones extremas que narra. En esa introducción tensa la cuerda y genera la suficiente expectativa antes de lanzarse a desarrollar la trama principal.
A partir de ese momento lo que nos espera a los lectores es un calculado in crescendo desarrollado con pericia, y llegando al final un giro argumental que nos pillará con la guardia bajada. 
Esa vuelta de tuerca hace el efecto de un puñetazo en la mandíbula que no ves venir y que te deja en cao técnico.

Y poco más os puedo contar, porque no quiero incurrir en el error editorial... 
De lo que sí os advierto es de que tengáis cuidado con las apariencias, porque aquí, ni tan siquiera el personaje más cándido e ingenuo resulta del todo inocente.

martes, 7 de marzo de 2023

Qué fue de los Mulvaney de Joyce Carol Oates

Sinopsis:

Pocos son los que han retratado los muchos vicios y las ambiguas virtudes de la sociedad norteamericana como sabe hacerlo Joyce Carol Oates, una autora que a los sesenta y cinco años es ya un clásico de la literatura contemporánea. Escritora prolífica y capaz de dominar una considerable variedad de registros, Oates condensa en esta novela, para muchos su obra maestra, lo mejor de un talento narrativo que pliega la realidad hasta mostrar todos sus matices. 
Los Mulvaney son un ejemplo cabal de familia feliz, acomodada y bien pensante. El padre es un hombre apuesto, trabajador y sensato; la madre, una mujer encantadora y dicharachera, y los niños -tres hijos y una chiquilla- son el broche de oro de un matrimonio idílico, digno de aparecer en las páginas centrales de una hoja parroquial. Todos viven en High Point Farm, una granja de ensueño que será su infierno a partir del día de San Valentín de 1976, cuando un oscuro suceso cambia por completo la vida de Marianne, la hermana, y los Mulvaney inician su declive. El narrador de la historia es Judd, el más pequeño de los hijos, quien revela la verdad de su familia y de un país entero.

Opinión:

Hace un tiempo os hablé de esta autora, Joyce Carol Oates, la eterna candidata al Premio Nobel; una autora ecléctica que ha cultivado todos los géneros, incluyendo novela negra, thriller, teatro, poesía o cuentos.

Con esta novela, Qué fue de los Mulvaney, me ha pasado algo curioso. 
Dicen que es una de las mejores que ha escrito, pero en cambio yo no he encontrado esa gran obra que esperaba, quizás porque iba con las expectativas muy altas. Aquí, entiéndase, no le echo la culpa a la autora ni al libro porque el único responsable de abordar una obra con grandes expectativas es el lector.

Por otro lado, y aunque el argumento me ha gustado, había un par de cosas que me sacaban constantemente de la lectura. 
Una ha sido el narrador, con el que no he llegado a conectar por su peculiar forma de narrar y de la que más abajo os hablaré en detalle; La otra, un par de personajes que tampoco han conseguido convencerme.

Oates tiene una manera singular de contar los hechos, despliega talento a la hora de narrar, incorporando una crítica subyacente, eso sí, sin juzgar.
Critica el modelo de familia americana con hijos perfectos, religiosos, deportistas y estudiosos, pero incapaces de gestionar o enfrentarse a sucesos dramáticos. El código familiar les impide hablar de determinados sucesos y deben actuar como si nada hubiese ocurrido.

Esta autora también es una experta manejando el subtexto, es decir, todas aquellas ideas y emociones que se encuentran implícitas dentro de la narración y que poco a poco los lectores iremos conociendo. Porque aunque ella crea un perfil muy completo de los personajes, hay detalles importantes que no están a la vista, que se esconden tras el relato, como por ejemplo las motivaciones, y eso, el descubrirlo, quedará en manos del lector.

Qué fue de los Mulvaney está dividida en cuatro partes más epílogo, y la estructura de la novela es la clásica de introducción, nudo y desenlace. 
En la introducción vamos a conocer en profundidad a la familia, su entorno, su forma de vida, mientras que en el nudo o desarrollo vamos a darnos de bruces con el conflicto, unos acontecimientos que nos llevarán al desenlace
Lo que también debo deciros es que Oates se toma su tiempo en la introducción y la obra tarda en coger ritmo, creo que se debe a que en la introducción hay demasiadas páginas para contextualizar la trama.

Pero vamos a lo interesante... 
Los Mulvaney son una familia cuyo apellido va a terminar pesando como una losa. 

La familia la componen el padre, Michael John Mulvaney; la madre, Corinne y los cuatro hijos, Mike hijo, Patrick, Marianne y Judd, este último va a convertirse en nuestro narrador.
Una familia con muchas historias a sus espaldas, pero también con secretos...

El hecho que se menciona en la sinopsis se intuye desde las primera páginas.
Ese suceso inesperado va a actuar como punto de inflexión y a partir de ahí la vida de toda la familia cambiará y nada volverá a ser como antes.
Básicamente Oates nos ofrece la crónica de una familia que se derrumba; nos construye un castillo de naipes, totalmente perfecto, y luego lo hace volar por los aires, convirtiendo a los protagonistas en personajes que van a la deriva.

La imagen perfecta que vamos a ver en las primeras páginas se desmoronará. 
Los Mulvaney, una familia con propiedades, dinero e influencia; conocida, querida y respetada en su comunidad, va a pasar a ser prácticamente repudiada. 
Su popularidad va a caer en picado; la ironía es que esta familia se cree que dentro de ese microcosmos particular que es su confortable granja estarán a salvo de todo, porque según ellos todo en High Point Farm es especial, y hay palabras y sucesos que no tienen cabida allí.

High Point Farm es un hogar que deja de ser hogar. Una preciosa casa para una familia perfecta, aunque luego ellos mismos se encarguen de decir que:
 
"La casa que a nuestros ojos era hermosa en realidad no era nada hermosa."

Y esa casa tan especial, que toma presencia en la mayor parte de la novela porque actúa como escenario, se va a ir deteriorando como ellos. 
Esta casa, aunque pueda parecer extraño, me recordaba muchísimo a la que aparece en la obra de Poe, "La caída de la casa Usher", no porque haya nada tétrico oculto en ella, sino porque parece que actúa como cárcel para los personajes y crea un vínculo secreto con ellos.

Y ahora ya sí, me toca hablaros del más pequeño de la familia.
         
"El hijo menor de una familia no se recuerda a sí mismo muy bien porque ha aprendido a confiar en los recuerdos de otros."

El narrador.
Judd nos cuenta la historia en su edad adulta, con lo cual va a ser necesario retroceder en el tiempo. 
Nos comenta en las primeras páginas que aspira a narrar los hechos siempre con honestidad, pero lógicamente utiliza la primera persona y eso a mí, ya de primeras, me hace dudar, por mucho que insista en que será un observador neutral. 
Los lectores debemos confiar en esa honestidad, pero él forma parte de los hechos, además de que va a narrar sucesos a través de los recuerdos, y otros en los que ni tan siquiera estuvo presente y que ha logrado reconstruir gracias a conversaciones con otros miembros de la familia. En este último caso incluirá todos los hechos que le sea posible reunir y el resto serán conjeturas, cosas imaginadas pero no inventadas, por lo que nuestra confianza en el relato puede empezar a hacer aguas.

Lo que me chocaba de este narrador es que se desdoblaba. 
En unas ocasiones actuaba como un narrador interno, un narrador protagonista que hablaba de sí mismo en primera persona, pero en otras adoptaba un papel de narrador omnisciente para relatar los hechos en los que no está presente, llegando incluso a referirse a sí mismo como Judd, en tercera persona, como si estuviese hablando de alguien ajeno a él. En esas ocasiones se distancia, así que el resultado es un narrador que se mueve entre ser un narrador externo e interno, un detalle muy curioso, pero que a mí me descolocaba.

La narración que va a hacer Judd es como revisar un álbum familiar, con el que iremos conociendo en profundidad a todos los Mulvaney; y de su mano entraremos a formar parte de ese mundo feliz y confortable, de esa posición acomodada, de ese sueño dorado americano, que se trastocará tras ese suceso.

 A partir de ese momento, y como ya he avanzado, no van a ser capaces de gestionar lo que les ha sucedido. 

Ya para ir terminando...
Oates nos ofrece una historia que habla de agresión sexual, de la necesidad de restaurar el equilibrio, del instinto de justicia y de venganza. Todo esto acompañando a unos personajes que evolucionan; cuando acabemos de leer ellos no estarán donde estaban ni serán lo que eran...

Pero no os penséis que he olvidado hablaros de esos personajes que mencionaba al comienzo y que me impedían conectar con la narración.

Uno es Marianne y la otra su madre. Dos personajes insulsos que lograban sacarme de mis casillas. 
Corinne, la clásica madre complaciente, se pasa toda la novela rezando y justificando, y Marianne con tanto rezo pasa a convertirse por propia voluntad de víctima en culpable.

Y sí, ya sé que los personajes con defectos, esos que con su comportamiento te ponen de mal humor, son esenciales como fuente de conflicto, pero es que con ellas no podía, para mí eran un lastre y no un soporte esencial para el argumento. Me agotaban, me daban ganas de cogerlas y agitarlas como una coctelera, para ver si así abandonaban ese papel conformista e insustancial que habían adoptado.

En fin... hasta aquí la reseña de hoy. Espero que os haya gustado y que podáis perdonarme por su extensión.



martes, 28 de febrero de 2023

Grupo de apoyo para Final Girls de Grady Hendrix

Sinopsis:

En las películas de miedo, las Final Girls son las que han quedado con vida cuando empiezan a pasar los títulos de créditos. Han sobrevivido a la peor noche de su vida, sí, pero… ¿qué sucede luego?
Lynnette Tarkington es una Final Girl, una de esas que sobrevivió a una masacre. Durante más de una década, ha estado reuniéndose con otras cinco Final Girls y con su terapeuta en un grupo de apoyo secreto para mujeres que han sobrevivido a situaciones increíbles, trabajando todas ellas para recuperar su vida.
Entonces, un día, una de ellas parece que llegue tarde a la reunión… hasta que los peores miedos de las demás se hacen realidad: al parecer, alguien conoce la existencia del grupo y está decidido a asesinar a todas sus integrantes, una a una.
La cuestión con las Final Girls es que da igual lo bajas que sean las probabilidades que tienen de sobrevivir, lo oscura que sea la noche o lo afilado que esté el cuchillo, porque nunca, nunca, se rinden.

Opinión:

Esta es la segunda novela que leo de este autor, la primera fue Guía del club de lectura para matar vampiros, y lo cierto es que, aunque esta me ha gustado, me quedo con la anterior.

Lo primero por lo que hay que comenzar es por dar una definición que nos acerque a lo que son las Final Girls. Básicamente son las supervivientes de las películas de miedo; personajes de los años ochenta que actualmente viven obsesionadas con lo que les sucedió cuando eran adolescentes.

El planteamiento es bastante original, se hace un homenaje al cine de cuchilladas de los años 80, el llamado slasher. Estas películas obtuvieron el éxito del público y como consecuencia se rodaron numerosas secuelas de cada una de ellas, por lo que va a ser frecuente encontrar en este libro guiños a títulos como La matanza de Texas, Scream, La noche de Halloween o Viernes 13.
El autor va a emplear los tópicos de ese género y lo adorna con algún toque irónico, convirtiendo a los personajes femeninos de esta novela en las protagonistas reales de los casos en los que se basaron esas películas.

Nos adentramos en la historia de manos de la protagonista, Lynnette, una Final Girl que a la vez va a ser narradora. Esa narración en primera persona nos va a llevar a conocer al resto de compañeras que, como ella, asisten a las sesiones en grupo para superar el trauma. Ya sabéis lo que un narrador en primera persona conlleva, nunca debemos fiarnos al cien por cien de los datos que nos aporta porque su visión siempre será subjetiva y tratará de convencernos de que su versión es la buena.

Las compañeras de Lynnette en el grupo de apoyo van a ser: Marilyn Torres, Adrienne Butler, Dani Shipman, Heather DeLuca y Julia Campbell, y aquí ya habría que señalar que la caracterización elegida para cada una de ellas resulta muy estereotipada, aunque perfecta para cumplir con una finalidad que ahora veréis.
Lynnette tiene un comportamiento que la lleva a la deriva y el resto del grupo no se va a quedar atrás. Todas van a destacar por una actitud desconcertante y exagerada, con ello el autor consigue sin esfuerzo que dudemos de todas ellas por igual y entorpece al mismo tiempo nuestra investigación, impidiendo que nos fijemos en otros posible culpables. 

Los personajes secundarios que van a acompañar a este grupito de mujeres no van a resultar muy relevantes para la trama. Desempeñan una función accesoria, siempre subordinados a las reacciones o acciones de las protagonistas; solo van a complementar.

Y ya termino la reseña hablando del ritmo narrativo que es bastante bueno. El suspense consigue mantenerse a lo largo de toda la novela gracias a algunos pequeños detalles que va añadiendo el autor, aunque eso sí, algunas escenas parecen cogidas con alfileres, dependen demasiado de la casualidad, al igual que también algunas secuencias se tornan demasiado previsibles.

No os voy a decir que sea una novela excepcional. 
Ya he mencionado que me ha gustado, me ha resultado entretenida, e incluso el planteamiento me ha parecido original, eso sí, menos que Guía del club de lectura para matar vampiros en la que se permitía más licencias por el tema paranormal que trataba. 
Quizás en esta hay demasiados tópicos, ya sea a la hora de recrear las escenas, muchas sacadas de películas, o a la hora de construir el perfil de los personajes. 
Sabéis que cada lector abordamos la lectura desde una perspectiva única y creo que en esta novela Grady Hendrix ha bajado un pelín el listón.
Aun así, os lo recomiendo, es una buena opción para desconectar.

viernes, 24 de febrero de 2023

Carcoma de Layla Martínez

Sinopsis:

Todas las casas guardan la historia de quienes las han habitado. 
Las paredes de esta casa perdida en el páramo hablan de voces que surgen de debajo de las camas, de santas que se aparecen en el techo de la cocina, de desapariciones que nunca se resuelven. 
Los vecinos reniegan de sus dos habitantes a la luz del día, pero todos acuden a ellas cuando nadie los ve. La abuela se pasa los días hablando con las sombras que viven tras las paredes y dentro de los armarios. La nieta vuelve a la casa tras un incidente con la familia más rica del pueblo. 
Ahora, desenredando la historia de la casa, se han empezado a dar cuenta de que las sombras que la habitan estuvieron siempre de su lado.

Opinión:

Mucho se ha hablado de esta obra en las redes, no sé si por el estilo adoptado, por ser la primera novela de la autora y ver que apunta maneras o por lo que se narra en su interior.
Así que voy a intentar contaros todo lo que me ha llamado la atención, destacando algunos detallitos que he encontrado y que me han sorprendido.

La primera curiosidad es que la forma de narrar, a primera vista, me ha recordado a Shirley Jackson. Si de ella dijeron que sus obras podían encuadrarse dentro del gótico sureño, bien podríamos catalogar a Layla Martínez y su Carcoma dentro de nuestro gótico rural. 
No sé si me acabo de inventar algún nuevo subgénero, precisamente yo que me quejo constantemente de las nuevas y absurdas denominaciones con las que les ha dado a las editoriales con bautizar las nuevas publicaciones.
En fin... corramos un tupido velo y continuemos.

Cuando crucé el umbral, la casa se abalanzó sobre mí. Siempre pasa lo mismo con este montón de ladrillos y mugre, se lanza sobre cualquiera que atraviese la puerta y le retuerce las tripas hasta dejarle sin respiración.” 

Con esta primera frase que incluye una personificación y que se sumará a otras que iremos encontrando a lo largo de la lectura, ya intuimos que la casa va a ser parte importante de la trama. Una casa que va a adoptar muy sutilmente cualidades humanas.

Esta historia nos transporta a la España profunda, a esa España olvidada pero de la que todos no paran de hablar; a esa España de rencor, recuerdos y resentimiento enquistado.

La narración cuenta con dos narradoras en primera persona; una abuela y su nieta, ambos personajes sin nombre, porque aquí lo importante no son ellas, sino lo que cuentan y cómo lo cuentan, con esas elipsis, con esos vacíos argumentales que poco a poco tendrá que ir rellenando el lector. 
Dos narradoras que son personajes y que darán voz a cuatro generaciones de mujeres atrapadas en una casa, en los resentimientos y en lo nunca dicho.
La nieta nos va a hablar sobre los sucesos actuales, mientras que la abuela va a ser la encargada de evocar el pasado familiar.
Cada una nos va a dar su versión, son dos narradores que se alternan, un recurso muy rico a la hora de facilitar información, pero que nos impide saber quién de ellas dice la verdad y cuánto de lo que cuentan es cierto.

A través de estas dos voces no solo vamos a conocer la historia familiar, sino también sucesos que ocurrieron en el pueblo.
El presente tiene importancia, en este tiempo cobra valor la venganza, pero el pasado esconde el origen, con la guerra y la posguerra, con esos recuerdos que quizás son los que tienen más peso sobre la narración. 
No os voy a contar nada que no sepáis...

La Guerra Civil dejó heridas abiertas que, aún hoy en día, siguen sin cicatrizar. Obligó a los españoles a ver a sus propios vecinos como enemigos, y eso en un pueblo en el que las víctimas se veían obligadas a convivir con delatores, confidentes y aprovechados, termina magnificándose. 

El tiempo pasa, pero no pasa para todos igual. 
Para las gentes de los pueblos el recuerdo y la memoria son importantes, ¡pero cuidado!, porque esa memoria puede terminar alimentando unos odios que no son suyos, sino heredados. 
Vivimos en una España que construyó su historia sobre silencios, pero esos silencios no hay que olvidar que esconden historias.

Y ahora ha llegado el momento de hablar del tercer personaje, para mí el más importante y que ya habéis conocido al principio.  
Una casa que alberga fantasmas de dos tipos: las sombras que se esconden en los pasillos o bajo las camas, y las otras, más profundas, fruto de nuestra mente.
Un personaje omnipresente, un testigo silencioso que desempeña también la función de único escenario, pero que como ya habéis visto, adopta cualidades humanas. 

La casa está inquieta desde que has vuelto, contestó, y dio por zanjado el tema porque ella de hablar nunca tenía ganas si no era porque había que decir algo.” 

La casa toma presencia y en ella se va acumulando el odio de cuatro generaciones. Un odio que va alimentándose de las mentiras que corren por el pueblo, de la cobardía, la mezquindad y la hipocresía de la gente.
Un odio y un rencor que poco a poco lo va corroyendo todo, sin descanso, como la carcoma que da título a la obra.
     
Muchos dejaron de hablarnos en este pueblo de arrastrados, como si por ser el perro que más palmaditas recibe del amo uno dejase de ser perro.” 

Como podéis intuir, una atmósfera rural, opresiva y violenta, que no va a desaparecer con el paso del tiempo. 
         
Layla Martínez tiene una forma de narrar muy peculiar, con un lenguaje muy sencillo, pero que no olvida incluir elementos que es raro encontrar en una novela de hoy en día, y más cuando su autora es tan joven.
Siempre os he dicho que ya no se escribe como antes, que harían falta más Delibes o Unamunos, y eso es precisamente lo que me ha llamado la atención, encontrar esos recursos que parece que están en desuso. Ni por asomo la estoy comparando con esos grandes de las letras españolas, no me malinterpretéis...

Ya os he hablado de la personificación, pero no esperaba encontrar el polisíndeton, un recurso que permite repetir varias conjunciones en lugar de poner comas, que sería lo más sencillo. De esa forma se da más intensidad a lo que se cuenta, el discurso se vuelve más íntimo, cercano, directo.
La ausencia de comas nos transmite premura, la impaciencia por narrar e incluso nos puede aportar detalles sobre el bagaje cultural del personaje.

Y poco más quiero contaros.

Carcoma es una novela que utiliza el terror para hablar de la memoria histórica, del desequilibrio social y del maltrato; una novela de santos y sombras, muy cortita, pero que estoy segura que os convencerá. 

Lo que si quiero añadir antes de terminar es que guardar tanto odio y rencor no es bueno para nadie. El odio se contagia, se alimenta, se vuelve tóxico, y en algunos momentos la lectura me ha hecho sentirme mal con tanto resentimiento heredado.

lunes, 20 de febrero de 2023

Mystic river de Dennis Lehane

Sinopsis:

Cuando eran niños, Sean Devine, Jimmy Marcus y Dave Boyle eran amigos. 
Un día, un extraño coche se detuvo en su calle. Uno de los chicos subió al coche, pero los otros dos no lo hicieron. Y sucedió algo terrible, algo que acabó con su amistad para siempre y que les cambió a los tres. 

Veinticinco años más tarde, Devine trabaja de detective para el Departamento de Homicidios, Marcus es un ex convicto que tiene una tienda de barrio y Boyle intenta salvar su matrimonio y mantener sus demonios a raya: demonios que le incitan a hacer cosas terribles.

Opinión:

Hoy os hablo de Dennis Lehane, un autor del que aún no había tenido la oportunidad de leer nada y que, tras esta lectura, os aseguro que vais a ver aparecer por este blog con bastante frecuencia.
Muchas de sus obras han sido llevadas al cine; esta en concreto por Clint Eastwood, destacando en el elenco protagonista actores de gran calidad como Sean Penn, Tim Robbins, Kevin Bacon o Laura Linnev, entre otros.

Lehane nos ofrece en Mystic river una obra que está catalogada como género negro. Nos sitúa en un barrio complicado de los suburbios de Boston, mostrándonos la realidad tal y como la viven sus habitantes y denunciando las injusticias sociales que les llevan a vivir casi como marginados. Un barrio en el que viven atrapados y del que todos sueñan con escapar, pero muy pocos lo logran.

Esta historia por su contenido también podría incluirse dentro de novela dramática, policíaca o thriller, os aseguro que es una narración que no da tregua y que te lleva a imaginar todo el argumento en blanco y negro. A mí me recordaba mucho a la novela de denuncia social.
Como ya sabéis, ese tipo de novelas de realismo crítico suelen surgir tras una profunda crisis y con ellas se pretende mostrar al lector los profundos desequilibrios sociales. En ellas, el autor puede decidir involucrarse de manera explícita o en cambio, como en este caso, realizar un enfoque objetivo, tomando una postura imparcial. 
En Mystic river, Dennis Lehane adopta el papel de autor-cámara, nos muestra todo como si lo estuviese viendo en directo, pero sin intervenir y transcribiendo de forma directa y al desnudo los hechos. 

Con lo primero que nos encontramos es con un narrador en tercera persona. 
Este narrador nos va a echar el lazo con una introducción muy directa y que ocupa los dos primeros capítulos. En ellos nos va a relatar lo sucedido en 1975, cuando Sean, Jimmy y Dave eran tan solo unos niños. En ese momento, uno de ellos será obligado a subir a un coche con unos desconocidos. Este hecho marcará a los tres amigos, porque a partir de ahí su relación se romperá y nunca volverán a ser los mismos.
Tras esos dos capítulos introductorios la trama dará un salto al año 2000 y allí se desarrollará el resto del argumento.

Su forma de narrar, al menos por lo que he visto en esta obra, me ha parecido totalmente absorbente, creando una especie de lazo invisible entre los personajes y el lector.
Me ha encantado no solo el argumento, sino también la sencillez con la que describe temas tan complejos como el dolor, el sentido de la culpa, los remordimientos o los traumas infantiles.

Destaca el profundo perfil psicológico de cada uno de los personajes. 
Todos tienen su demonio particular, se mueven entre luces y sombras, porque desgraciadamente el vecindario, en el que nacieron y se criaron, ha marcado no solo su infancia sino también su vida de adultos.
Dennis Lehane presta tanta atención al comienzo de la obra como al final y en el desarrollo teje una red de mentiras, enredando en ella tanto a los personajes como a los lectores, y sembrando una duda que nos acompañará desde los primeros compases de la lectura.

En resumidas cuentas, una historia brillante, adictiva, que debería ser de lectura imprescindible para los amantes del género negro y criminal; con altas dosis de realismo y de la que creo que no hay necesidad de contar más. Os la recomiendo.

martes, 14 de febrero de 2023

La hija ejemplar de Federico Axat

Sinopsis:

"Ahora sé que la maldad se esconde donde menos lo esperas, y que los sitios donde te creías más segura pueden resultar los más peligrosos."

Esto es lo último que escribió Sophia en su diario, casi un año atrás. Desde entonces nadie sabe nada de ella, aunque las pruebas apuntan a que se quitó la vida arrojándose de un puente y que el hecho está relacionado con un vídeo escabroso que se viralizó en el instituto. Sus padres se niegan a creerlo. Su hija no es la clase de persona que haría algo así. 
Cuando meses después el chico que lo grabó aparece muerto de un martillazo en la cabeza, hay quienes se atreven a pensar que quizá Sophia está viva y que su desaparición forma parte de un plan que ella misma ha puesto en marcha.
Camila Jones, una celebridad del periodismo de investigación temporalmente retirada, recibe la inesperada visita de un periodista local que quiere que se involucre en el caso. Ella no tiene ninguna intención de acceder, pero la revelación de que Sophia está ligada a un hecho de su pasado que nadie conoce la lleva a aceptar la propuesta y a buscar la verdad a cualquier precio.

Opinión:

Federico Axat es un autor que a mí nunca me falla y que, tras la lectura de cada una de sus obras, siempre deja una sensación de trabajo bien hecho, por eso es tan difícil resistirme cuando sé que ha publicado una obra nueva.

La clave de este autor es que, al igual que ocurre con Stephen King, construye sus historias a partir de hechos cotidianos; esa normalidad con la que tiñe sus obras es lo que provoca ansiedad, porque no hay nada que de más miedo que poner al lector ante el dilema de enfrentarse a una situación tan común que le podría suceder a cualquiera.

Pero vamos al argumento porque hay alguna cosilla en la sinopsis que nos puede distraer o confundir. 
Sophia desaparece. La policía encuentra un trozo de su vestido en el río con lo que cobra fuerza la hipótesis de su suicidio.
Lógicamente, los que conocen bien a Sophia sostienen que es imposible que haya tomado esa decisión.
Meses después Dylan Garrett, el matón del colegio aparece muerto. Sobre esta idea se construye la historia, pero esos hechos son solo dos de los eslabones de lo que terminará convirtiéndose en una compleja cadena.

La novela se divide en dos partes, cada una de ellas ronda los cincuenta capítulos, pero son de muy corta extensión.
La primera parte está dedicada íntegramente a presentarnos a los personajes y plantear el conflicto, lo que deja toda la segunda parte a su resolución.
Esta primera parte tiene un par de hilos argumentales. En uno de ellos se nos presenta a Camila, la periodista que se encargará de cubrir la noticia de la desaparición de Sophia; el otro hace retroceder la trama cinco meses, centrándose en la pandilla de Sophia.
Ambas tramas se irán alternando al tiempo que avanzan de forma lineal hasta llegar a converger en la fecha actual.
La segunda parte también está compuesta por dos líneas argumentales. Volvemos a tener a Camila como protagonista principal en una de ella y veremos como avanza su investigación. La otra línea corresponde íntegramente a Sophia.
Los capítulos son muy breves y como las historias de los personajes se van solapando, Axat lo aprovecha para incluir en ellos un recurso literario muy potente que genera tensión dramática, ya intuiréis que os estoy hablando del Cliffhanger que deja una escena interrumpida para saltar al otro hilo argumental y retomar esa escena más tarde generando intriga.

Es una novela de la que no se puede decir mucho porque corremos el riesgo de dar alguna pista y tirar por tierra la lectura, lo que sí os puedo decir es que es una trama muy dinámica y que el autor sabe como atraparnos en ella, porque es un maestro generando tensión. 

En la hija ejemplar vamos a tener elementos que ya hemos visto en otras obras de Axat, por ejemplo, la protagonista principal es una adolescente; hay una pandilla; una desaparición como tema central; pero sobre todo, lo que cala en los lectores es que al final nada es lo que parece, el autor aprovecha el factor sorpresa que provocan lo giros argumentales y termina teniendo tanta importancia el inicio de la historia como el final.
Hay una frase que aparece en esta novela y que resume también, a la perfección, otro de esos detalles tan comunes que vamos a encontrar en esta novela:
"La verdad es valiosa, por eso aquí la dosificamos"
Y eso es precisamente lo que hace Federico Axat durante el desarrollo del argumento. La verdad se nos administra en pequeñas dosis, lo que sucede es que esa dosificación de datos termina convirtiendo las verdades a medias en mentiras. 
Ya sabéis que una verdad a medias es una falacia en la que se presenta algo creíble y nos hace creer que el resto de la información es cierta, algo que termina llevándonos por el mal camino de la especulación. Porque como se suele decir, una verdad a medias será tarde o temprano una mentira completa.

Para terminar os diré que el autor incorpora en la trama un guiño a su primera novela, Benjamín, ya que un personaje acaba de terminar de leer precisamente ese libro.

Como os he dicho al comienzo, Axat no decepciona, así que en La hija ejemplar tenéis otro excelente thriller que os hará pensar.

martes, 7 de febrero de 2023

Trilby de George du Maurier

Sinopsis:

La ingenua, bellísima y algo ligera de cascos Trilby O’Ferrall, lavandera y musa de unos bohemios pintores ingleses del legendario París de mediados del siglo XIX, se convierte en la mejor cantante lírica del mundo, rompiendo los corazones de media Europa. Pero ¿cómo puede cantar tan bien con un oído tan malo para la música? La respuesta la oculta el malvado músico Svengali, que la ha hipnotizado para aprovecharse de ella y alcanzar la fama. Considerada el primer best seller de la era moderna, Trilby es sin duda la gran novela de culto victoriana. Causó una auténtica conmoción cuando se publicó en 1894 y generó una verdadera «Trilbymanía» a ambos lados del Atlántico. Un éxito que torturó a Henry James, pues su amigo Du Maurier le había ofrecido el argumento de esta novela y no pudo evitar los celos cuando constató con estupor cómo su colega cosechaba un fantástico éxito de crítica y de ventas con la trama que había rechazado.

Opinión:

George du Maurier fue novelista e ilustrador. Su pasión por la pintura le llevó a París y después a Amberes donde prosiguió con su formación artística. 
En Londres colaboró como dibujante y escritor satírico para Harper's Magazine y para la revista de humor Punch. Todo esto os lo cuento porque tiene relación directa con esta novela, ya que en la edición que yo he leído se incluyen los 130 dibujos originales que el autor realizó para la primera edición de 1894, publicada en Nueva York por Harper & Brothers.

Los grandes críticos y expertos hablan de que esta obra tiene un marcado estilo gótico y que inspiró a Gastón Leroux para su célebre El fantasma de la ópera
Dejadme que tome aire y cuente hasta diez antes de continuar porque los comentarios de los grandes expertos ya claman al cielo.
Una obra puede tener varias características que hagan dudar a la hora de catalogarla; en ese caso, siempre se opta por situarla dentro del género del que tiene más elementos. 
Trilby, de principio a fin, se muestra como una historia costumbrista en la que se describe al detalle la vida bohemia en París.
Sobre las características góticas o el ligero toque de misterio que encontramos al leer la reseña, para mí han sido tan solo un engaño. 
Esos hechos que se citan en la reseña se limitan exclusivamente a la séptima parte, cuando el libro está estructurado en ocho más un capítulo final. Esto me lleva a decir que es algo ligero argumentar que una novela es gótica centrándonos en unos sucesos que ocupan solo un capítulo y dejando sin examinar el resto de características. Es más, antes que encuadrarla como gótica yo me atrevería a hacerlo como Sensation novel porque se ponen en entredicho los principios morales victorianos cruzando la raya roja de lo que consideraban la decencia al uso.

Y no quiero extenderme mucho más... Puede que Trilby inspirase El fantasma de la ópera, sobre eso habría que preguntar a Gastón Leroux, algo complicado a estas alturas, pero solo encuentro un minúsculo elemento en común entre ellas que no merece la pena ni mencionar.

Trilby

Dejando de lado este tema, que me ha llevado más de la cuenta, paso a hablaros de la obra en sí.
Esta lectura la propuse para el taller del blog de enero y febrero. A ella se unieron Inés, de la huella en los libros, y Anabel Samani, pues bien, al final ellas terminaron abandonando. 
¿Por qué cuento esto?, pues, simplemente, porque la forma de narrar de este autor se convirtió en algo insufrible y comparto con ellas la opinión de que la lectura siempre debe ser sinónimo de disfrute. 
Yo alego en mi defensa, aunque la tortura no tiene nada de defendible y menos aún cuando te la infliges a ti mismo, que tras leer seis partes me resistí a abandonar solo por cabezonería. 
Ahora entiendo perfectamente el sentimiento de Mark Twain cuando dijo de Jane Austen:
"Cada vez que leo Orgullo y prejuicio me entran ganas de desenterrarla y golpearla en el cráneo con su propia tibia"
.
Y no es que yo coincida en su opinión sobre Orgullo y prejuicio, pero se despertaron en mí los mismos instintos agresivos, con esta historia.

Dicen que Trilby está considerado como el primer bestseller de la era moderna, y que se convirtió en la gran novela de culto victoriana, causando una auténtica conmoción cuando se publicó en 1894. Leyendo esto pienso que tanta gente no puede estar equivocada al juzgar una obra; quiero pensar que esa moralidad victoriana tan asfixiante que marcaba sus vidas les empujó a buscar el morbo en una trama que, a simple vista, se presentaba como trasgresora, pero no descarto que también el problema sea nuestro, que no conectamos con la forma o el método de narrar de este autor. 
Y en esto último me voy a centrar...

Con lo primero que nos encontramos es con un narrador en tercera persona, demasiado meticuloso y observador, y que de vez en cuando se incluye en el relato como personaje testigo. 
Este narrador tiene tendencia a irse por las ramas, apartándose del tema central y dando tumbos por asuntos que no tienen ninguna relación. Lo peor de estas digresiones es que hasta el propio autor reconoce en mitad de la lectura que no vienen al caso, he aquí unas muestras:
"Esta digresión no viene demasiado a cuento, y no sé por qué me he apartado de mi camino."

"Y entonces, como llevado por el raudal de su elocuencia (pues nunca se había sentido tan inspirado ni había tenido tan buen auditorio) apostrofó al perro, que se estaba cansando de prestar atención —como acaso le pase al lector— "

o esta última que resume todo lo dicho:

"No tema el lector. Renuncio a describirlo. No sabría dónde empezar ni cuándo dejarlo." 

Una consecuencia de esa tendencia a irse por las ramas es que también los personajes terminan perdidos en reflexiones y pesados monólogos.

Creo que un narrador, y aquí incluyo también al escritor, no debería contar nada que pueda desviar la atención del lector de lo fundamental. Tal y como decía Chéjov: 

"Todo lo innecesario debe ser descartado."

Pero la cosa no termina aquí...

Otra característica de este narrador es que se toma demasiado tiempo para describir y presentar a los personajes; a grosso modo os puedo decir que en esa cuestión se van dos tercios de la obra.
Las descripciones constituyen el soporte escénico de la historia pero al ser tan extensas ralentizan la lectura y provocan que la narración sufra demasiados altibajos. 
Reconozco que siempre se agradecen los detalles a la hora de crear el perfil psicológico y/o físico de los personajes, pero insisto, todo el abuso cansa, se trata de estimular la mente de los lectores, pero también hay que dejar algo en manos de nuestra imaginación.

Dentro de esas descripciones que mencionaba, lo que llama la atención es que están cargadas de clichés sobre los ingleses, franceses, españoles o judíos, pero sobre todo destaca la saturación en el empleo de adjetivos. Todas las frases están sobresaturadas de ellos, algo que provoca empacho y desata esas ganas locas de torturar al autor que ya comenté más arriba...
"Podía cantar alto, bajo, fuerte y suave. Los frívolos quedaron fascinados como era de esperar; y aun los más serios quedaron sorprendidos, transportados, pasmados, enternecidos, excitados, perturbados, atormentados, exasperados, seducidos, desmoralizados, degradados y corrompidos de tanta naturalidad, sin poder contener ni disimular su entusiasmo."

Entiendo que el autor intenta con esa muestra del uso del lenguaje embellecer la narración, pero el abuso consigue el efecto contrario; intentar ampliar el significado o intensificar la expresión de esta forma, aburre hasta a los muertos. Y lo mismo sucede con la gran cantidad de citas, poemas y canciones, tanto en inglés como en francés con las que siembra el texto y que deduzco que los lectores terminamos saltándonos.

Ya para terminar...

Las bases del argumento pueden resultar interesantes, lo vemos en esa sinopsis engañosa, pero de verdad que la ejecución, para mi gusto, no lo es. Necesita demasiadas páginas para contextualizar y luego emplea muy pocas en desarrollar la idea fundamental. 

He leído en algunas páginas que la lectura fluye, que es ligera... como podéis ver a mí me ha parecido todo lo contrario, fluye, sí, pero como las aguas del Estigia hacia una ciénaga.

Y ahora me entrarán los ofendiditos y grandes expertos a decir que no he entendido nada de este libro, pero creo que he argumentado y mostrado pruebas más que de sobra. Todo lo citado termina alterando el ritmo narrativo y sacando al lector del relato. 
Insisto, en toda valoración crítica, por muy objetiva que intente ser, siempre hay un alto grado de subjetividad que depende directamente de nuestros gustos... pero lo subjetivo, al menos yo lo intento, está argumentado y puede ser de la misma respetabilidad que lo objetivo. También debo añadir que no hay que tener miedo a decir que un libro no gusta por muy clásico que lo consideren, porque clásico no es sinónimo de intocable, algo que en algunos blogs parecen olvidar.

Creo que es la primera vez que doy una valoración tan baja a una obra clásica, pero es que no creo que haya algo que falle, creo que son muchos los detalles que me han sacado de una lectura que en un principio pensé que sería prometedora.

Como última curiosidad... George du Maurier también es conocido por ser el abuelo de la escritora Daphne du Maurier, autora de títulos tan conocidos como Rebeca o La posada de Jamaica.