martes, 9 de octubre de 2018

La escalera de caracol de Ethel Lina White

Sinopsis:

Helen ha comenzado a trabajar como dama de compañía en La Cúspide, una gran mansión que se erige en la línea divisoria entre Inglaterra y Gales. La ciudad más próxima se encuentra a 22 millas y el pueblo más cercano a 12. Por ello, son pocos los que aceptan de buen grado trabajar en un lugar tan apartado.
Helen empieza al servicio del viudo profesor Warren, su hermana Blanche - también viuda - y la vieja madrastra de ambos, Lady Warren, enferma y recluida en la habitación azul desde hace años.
A pesar de que inicialmente Helen no debía ocuparse de Lady Warren enseguida se ganará su amistad y su confianza gracias a su dulzura, y se convertirá en la favorita de la dueña de La Cúspide.

Opinión:

Hace unas semanas os hablaba de "La dama desaparece", una gran historia de suspense escrita por la autora británica Ethel Lina White y que fue llevada al cine por Alfred Hitchcok. En esa reseña os avanzaba que en breve volvería a hablaros sobre su excelente autora.
Pues bien, ya ha llegado ese momento anunciado y hoy os acerco a otra novela suya, esta vez a la que está considerada como la mejor de todas sus obras y que fue escrita en 1933.
La historia que se esconde tras La escalera de caracol, tardó en ser llevada al cine, pero al final vio la luz en 1945 bajo la dirección de Robert Siodmak, aunque hay que mencionar que existen bastantes diferencias a simple vista con la novela.

Ethel Lina White, como ya pudisteis comprobar, es una autora que sabe mantener la intriga hasta el final, pero que peca de dar a sus obras un final apresurado.
Esa es quizás la mayor pega que encuentro en sus relatos, que los finales me resultan poco elaborados, sin detalles.
Nos dejan siempre con la miel en los labios; con la dama en brazos del galán, pero sin saber muy bien como hemos llegado a ese punto, a esa escena final.
Al margen de esta minucia, hay otros elementos que convierten en interesantes sus lecturas...

Como detalle curioso que voy a utilizar para picaros en la lectura de este libro, os diré que he encontrado un detalle en el argumento que me hacía recordar muchísimo a la estructura de diez negritos, escrita por Agatha Christie en 1939.
En esa novela, los personajes van muriendo, desapareciendo de escena, aquí no ocurre exactamente así, no penséis que es un spoiler... pero en esta narración, los habitantes de la casa tienen en común con los protagonistas de la obra de Christie, que irán saliendo de escena uno a uno, por diversos motivos, contribuyendo a crear un ambiente cada vez más aislado y claustrofóbico.

Pero vayamos por partes, creo que lo mejor sería comenzar con los parecidos razonables...

Similitudes con "La dama desaparece" de la misma autora:

Vamos a tener...
➣Un personaje central femenino.
➣Ambiente claustrofóbico, provocado por el aislamiento.
➣La soledad que rodea a la protagonista, pese a estar rodeada de gente.
En La dama desaparece, esa soledad se debía al comportamiento del personaje; a viajar en un tren que no realizaba paradas; a la dificultad para hacerse entender en un lenguaje ajeno y al comportamiento extraño del resto de viajeros...
En La escalera de caracol, ese aislamiento es causado por la diferencia de clases.
Helen no pertenece a los criados, es como una asistente, pero tampoco encaja con la clase alta, y lógicamente esa soledad también lo aporta la mansión apartada.
➣El argumento sucede en un breve espacio de tiempo.

Diferencias con "La dama desaparece":

Como diferencias encontramos principalmente, el tono que emplea la autora.
➣El tono:
Si en La dama desaparece hacía gala de un toque de humor muy inglés, aquí el humor es más socarrón y quizás aparece en dosis menores.
➣El ritmo y la tensión.
También veíamos que la aventura en tren tenía más ritmo, resultaba más dinámica, y la tensión se diseminaba a lo largo de la narración, eso sí, intensificándose en la parte final.
En  La escalera de caracol aunque con una narración más pausada y concentrando toda la tensión en el último cuarto de novela, nos ofrece un argumento mejor, más enrevesado y mejor construido, con más detalles.

La escalera de caracol.

Lo que quizás más me ha gustado de este relato es el narrador elegido, que afecta a la tensión narrativa.
Para esta ocasión, la autora opta por un narrador equisciente

Relata en tercera persona al igual que lo haría el omnisciente, pero la gran diferencia reside en que este tipo de narrador tiene unas carencias.
Solo conoce lo que ocurre alrededor de un personaje, en este caso el de Helen; se centra en captar hasta el más mínimo movimiento de ella, la persigue como si se tratase de una cámara, y esa información es la que nos hace llegar, pero descuida lo que sucede alrededor del resto de personajes. De esta forma se aporta más suspense a la historia.
Vemos como el peligro flota en el aire, siempre alrededor de Helen.
Los lectores con este tipo de narrador, siempre vamos a ir un paso por delante de la protagonista.
Intuimos lo que va a suceder por las pistas que nos va dando el narrador; nos deja ver algunos detalles, lo que más le llama la atención, pero solo puede narrar lo que ve en un círculo de acción mucho más pequeño que el que vería un narrador omnisciente.
En una película, el peligro nos lo avanza la música; aquí aunque carecemos de ese elemento vamos viendo como el peligro se acerca cada vez más a Helen. Con esa intuición nuestra, y con esa carencia del narrador se aumenta la angustia, sobre todo porque sabemos que la protagonista desconoce que poco a poco el cerco se va cerrando sobre ella.

A ese suspense que se consigue con el narrador, también hay que añadir el que aportan los escenarios.
La mansión, "La Cúspide", parece acechar a los personajes, al igual que la famosa escalera de caracol que da título al libro.
Esos elementos inanimados, omnipresentes a lo largo del relato, que adoptan al mismo tiempo el papel de protagonistas, dan el toque de inquietud y convierten a los habitantes de la mansión en simple atrezzo. Una casa demasiado aislada de la civilización, solitaria y que arrastra fama de traer mala suerte, y una escalera oscura, con ángulos muertos, donde cualquiera podría esconderse y pasar totalmente desapercibido...

Otros detalles a favor de esta historia...

Tema central... El psicópata misógino.
No sé si es la primera, la segunda, o la décima vez, que una obra tiene como tema central a un asesino en serie que arrastra un trauma sexual; pero quizás esta junto con Psicosis, son las que más me impactaron cuando las vi en su versión cinematográfica.
Vemos el tono misógino incluso en el papel de algunos personajes femeninos. Ese pensamiento se había enquistado incluso dentro de nuestro género.
Lo apreciamos en la forma de pensar de la enfermera que asiste a Lady Warren, con las opiniones sobre todas las mujeres "de aspecto cuidado", y también en Simone, el personaje que encarna a la femme fatale de la novela.
El pensamiento de Simone contrasta enormemente con su forma de actuar; ella, una mujer adinerada, a pesar de estar casada con Newton, uno de los integrantes de la familia Warren, se cree libre y que puede abandonarle cuando ella quiera, en cambio ese pensamiento tan liberal para la época choca con la opinión que tiene sobre su propio género.

“Sentía desprecio hacia las mujeres inteligentes, ya que creía que la mujer solo necesitaba instinto para explotar todos los rincones del territorio llamado hombre”.

La historia resulta perfecta para convertirla en obra de teatro.
La escasez de escenarios y de personajes, sumado a que se ajusta a la perfección a las reglas literarias ideadas por Aristóteles para el teatro, la convierten en ideal para la escenificación. Esas reglas conocidas por las tres unidades, son:

  • La unidad de tiempo: todo sucede en un día.
  • La unidad de espacio: todo sucede en un único escenario.
  • La unidad de acción: una historia lineal, con introducción, nudo y desenlace, y que no da importancia a las historia secundarias.
Y por fin, para ir terminando, no podía dejar de mencionaros otra serie de diferencias...

Diferencias entre película y novela:

➣En la película, Helen, es muda, lo que crea más angustia, porque su aislamiento es mayor.
La inquietud se agudiza por esa mayor vulnerabilidad de la protagonista y también con los planos en los que aparece el asesino observando, planos en los que solo podemos contemplar un ojo que acecha cada movimiento de la protagonista, y que en la novela se omiten.
➣En la película también sabemos que el asesino es un hombre, todo lo contrario de lo que sucede en la obra literaria, donde todos los personajes, independientemente del género, aparecen como posibles asesinos.

➣El número de personajes en la cinta también es menor.
➣Otra diferencia es que Helen en la película lleva tiempo trabajando en la mansión, detalle que hace que conozca más profundamente a los personajes y haya una relación más estrecha con ellos.

Por el contrario...
➣En la novela se capta más los matices de las personalidades complejas de cada uno de los personajes, detalles que en la película apenas se aprecian, ya que no hay tiempo para ahondar en ellos, resultando más superficiales.


martes, 2 de octubre de 2018

Pacto de Sangre de James M. Cain

Sinopsis:

Cuando el agente de seguros de poca monta Walter Huff conoce a la seductora Phyllis Nirdlinger, esposa de uno de sus acaudalados clientes, sólo necesita unos minutos para descubrir que lo que ella quiere es deshacerse de su marido, y no muchos más para decidir que la ayudará a hacerlo.
Walter sabe que los seguros que cubren accidentes pagan doble indemnización en los casos de percances ferroviarios, por lo que el pacto de sangre al que llega con Phyllis consistirá en tratar de hacer subir a Nirdlinger a un tren sin despertar las sospechas de la policía, la compañía de seguros, la guapa hija de la víctima, su misterioso novio, ni del propio Nirdlinger.

Opinión:

Reconozco que soy una gran amante de la novela negra clásica, pero de la más pura, de esa en la que entre bandidos y el brazo fuerte de la ley existía una extraña relación basada en el respeto, quizás porque la corrupción y los malos modos campaban a sus anchas en ambas filas por igual.
Esta novela negra clásica, que nada tiene que ver con el estilo actual, que disfruta impregnando las páginas con una alta carga sexual y violencia explicita, incorpora en cambio detalles que la han hecho perdurar a lo largo del tiempo, y arrastrar con ello a miles de adeptos, que no dudan en volver una y otra vez a perderse entre sus páginas, quizás en busca de esa limpieza y simplicidad de formas.

Hoy voy a hablaros de Pacto de sangre, otra gran obra de James M. Cain, que fue escrita dos años después de la publicación de su archiconocida "El cartero siempre llama dos veces"(1934), y que se basa en un hecho real ocurrido en la ciudad de Nueva York en 1927. Después sería llevada al cine bajo el título de "Perdición".

Pues bien, en Pacto de sangre, vamos a encontrar bastantes elementos comunes con otras obras de la época, y en concreto con la ya citada del mismo autor, "El cartero siempre llama dos veces".

La ambición como tema central, la pasión, la femme fatale, la inducción a cometer un delito, el triángulo amoroso, la ausencia de la policía, son solo algunos de esos elementos sobre los que se teje esta curiosa novela.
Pero si lo que buscamos son similitudes, no podríamos olvidar mencionar que ambas narraciones son muy breves, no superan las 200 páginas; y también que los diálogos y las descripciones son cortas. Pero hay algo en "El cartero siempre llama dos veces" que, para mí, la sitúa en un nivel superior, y es la gran profundidad de los personajes.
En la ya citada novela, James M. Cain se esforzaba en mostrarnos las obsesiones que perseguían a Cora y Frank, por encima de centrarse en el asesinato.
Con eso no estoy diciendo que los protagonistas de Pacto de sangre, Phyllis y Walter, sean personajes planos, sino que en Pacto de Sangre, Cain prefiere prescindir de esas descripciones que se centraban en ellos dándoles profundidad, para dar prioridad a todos los detalles que giran alrededor de la planificación del crimen.
Los personajes, insisto, no son planos, ya que son el medio para que la atención del lector se centre en el desarrollo de la trama, pero sí es cierto que con Cora y Frank, entablabamos una relación de amor/odio, más intensa y cercana.

Pero sigamos con las similitudes, la función de narrador también volverá a recaer en manos del protagonista masculino, que nos relatará en primera persona unos sucesos ya ocurridos.
Cain da el mando del relato a Walter, parece que le da prioridad sobre el resto del elenco, en cambio el personaje femenino, Phyllis, que podría parecernos pasivo o más secundario, es sobre el que recae la mirada constante del lector.
Hemos de tener en cuenta que las novelas negras de esa época tenían otra característica importante, el enfoque realista, y precisamente la mentalidad social destacaba al hombre sobre la mujer; el varón llevaba los pantalones en todos los ámbitos, relegando a la mujer a un segundo término, siendo solo el "cerebro" manipulador e inductor de los delitos.

Como habéis podido comprobar, es una novelita muy corta, al estilo pulp, pero que puede llegar a sorprendernos.
Estaréis pensando que a parte del asesinato elaborado, no cuenta con muchos detalles más que avalen que es una gran novela, y más si considero que "El cartero siempre llama dos veces" es mejor; pues bien, la gracia reside en que según leemos, vamos imaginando finales alternativos para la historia y sus protagonistas; yo tenía al menos cinco posibles cuando estaba acabando, y el final elegido por Cain, sorprende hasta tal punto, que no es ninguno de los que yo tenía en mente.

Otro detalle que ya he mencionado de pasada, es que en estas dos novelas clásicas la policía es un elemento latente, sabemos que existe, pero no llega a materializarse, no hace acto de aparición, adoptando un papel secundario que acecha al delincuente, marca todos su movimientos empujándole muchas veces a situaciones límite.


jueves, 27 de septiembre de 2018

Miedo de Stefan Zweig

Sinopsis:

Irene Wagner lleva una vida acomodada y sin preocupaciones junto a su marido y sus dos hijos. Sin embargo, tras ocho años de matrimonio, los bailes, el teatro, la ópera y otras actividades sociales se le antojan predecibles y anodinas. Así, más por fantasía novelesca que por auténtico deseo, inicia una relación con un joven pianista. Pero pronto una mujer la descubre cuando sale del apartamento de su amante e Irene se ve obligada a ceder a un terrible chantaje.
El terror de ser descubierta por su marido y de perder todo lo que posee y, ahora descubre, tanto necesita y ama, la sumirá en una tormentosa pesadilla. Escrita en 1913 y publicada por primera vez casi una década más tarde, Miedo es una de las nouvelles más sobrecogedoras de Stefan Zweig, con un final tan sorprendente para la protagonista como para el lector.

Opinión:

Hoy os voy a hablar de otra novela de Stefan Zweig, Miedo, una obra escrita en 1913 pero que no vio la luz hasta una década después.

Hablar de Stefan Zweig, es hablar de un gran autor de prosa y argumentos cuidados; de historias cargadas de sentimientos; de argumentos sencillos pero con complejas tramas.
Lecturas breves, la gran parte de ellas, pero en resumen, grandes obras con mayúsculas que nos hacen analizar al detalle el comportamiento de los personajes y reflexionar sobre ellos.
Aunque pueda resultar extraña la comparación, para mí la obra de Zweig es como leer Haikus. poemas breves, de apariencia simple que la mayoría de las veces desarrollan o esconden conceptos complejos.
Pero volvamos a Zweig...

Esta obra, al igual que las anteriores que he reseñado de él, se leen de forma muy fácil por varios motivos:
El primero: la exquisitez y fluidez de la prosa de Zweig, que convierten las lecturas en todo un placer.
El segundo: la gran diversidad de sentimientos que retrata, y que recaen en el lector como una refrescante lluvia de sensaciones.
El tercero: por el  argumento inquietante.
Y el cuarto y último, pero no por ello menos importante, es su extensión, en este caso 136 páginas.

Esto último que he mencionado, la brevedad de la obra, es algo a tener muy en cuenta.
Zweig crea una gran historia, sin necesidad de recurrir a las aproximadamente 1000 páginas de Anna Karenina, a las 400 de Madame Bovary o las 800 de La Regenta, y lo hace focalizando la historia básicamente alrededor de un único personaje, Irene Wagner, aunque eso sí, también se valdrá de tres personajes secundarios, ambientales, para dar forma complementando el argumento.
De esa forma, con lo que a simple vista podría parecer un argumento simplón, consigue una trama potente, de gran tensión pero sin necesidad de recurrir a artificios escénicos.

Ahora os voy a a comentar el porqué de haber citado a estas otras tres obras:
Hemos visto muchas novelas que tratan el tema del adulterio, con personajes atados a los clichés de la época y se me ocurre, que esta breve historia, también podría estar incluida en ese gran triángulo literario que forman: Anna Karenina, Madame Bovary y La Regenta.
Flaubert, Tolstoi o Clarín, fueron unos de los primeros en tratar un tema tan delicado, donde la sociedad era la encargada de juzgar a unas mujeres que, por uno u otro motivo, caían bajo el influjo de un seductor galán.
Stefan Zweig da una pequeña vuelta de tuerca a ese argumento y decide centrarse plenamente sobre el personaje femenino, al igual que lo hicieron los anteriormente citados, pero volcándose en reflejar sus sentimientos, más concretamente en el miedo que experimenta a ser descubierta y/o a perder todo lo que posee.
¿Porqué se centra Zweig en describirnos el miedo? pues simplemente porque el miedo es una sensación provocada por algo real o imaginario pero que en cada sujeto se manifiesta de una forma distinta.
Tiene una infinidad de causas y deriva en otro tanto de sensaciones: angustia, ansiedad, desconfianza, inseguridad; a nuestra protagonista ese "miedo" le va a llegar a través de los remordimientos, y en cada escena, en cada situación, Irene lo que espera es un castigo que no llega, una espera que se convierte en desasosiego, en una tensión que va en aumento, que no conoce límites; para ella su miedo, esa incertidumbre que arrastra, es mucho peor que el castigo, algo que ella considera tangible.

Hay que reconocer que este autor crea un personaje soberbio.
En Irene Wagner, en un momento u otro, vamos a ver como se mezclan varios estereotipos femeninos.
Aparecerá la mujer virtuosa, esa perfecta casada de la que nos hablaba Fray Luis de León en su texto homónimo, y la evolución que ha experimentado ese papel hacia la mujer ideal que la convierte en el famoso ángel del hogar, mientras que en otros otros se ajusta al papel de mujer malcasada, alguien empujado al adulterio por la insatisfacción, al igual que le ocurría a Madame Bovary o Anna Karenina.

Zweig nos muestra como es la mente del personaje y los lectores terminamos sintiendo lo que ella siente. Todo eso lo consigue sin necesidad de darle a Irene el mando del relato, haciéndolo a través de un narrador externo, y prescindiendo del monólogo interior.
Ese narrador omnisciente, capaz de meterse en lo más profundo de los pensamientos de la protagonista.

Una novelita muy breve, pero muy recomendable que no debéis perder la oportunidad de leer.


martes, 25 de septiembre de 2018

La dama desaparece de Ethel Lina White

Sinopsis:

Sinopsis y portada del libro retiradas para evitar infringir posibles derechos de autor.
Para saber más pinchar en el enlace siguiente: Pinchar aquí.

Opinión:

Ethel Lina White, para los que no hayáis oído hablar de ella, es una de esas grandes escritoras de misterio británicas que lograron conquistar no solo a los lectores con sus tramas retorcidas, sino que también lo hicieron con grandes cineastas de la época que terminaron llevando sus obras al cine.
Aunque muy conocida en su época, en nuestros días su obras se han visto eclipsadas por la fama de la gran Agatha Christie, al igual que le ocurrió a otra de sus contemporáneas, Josephine Tey, otra gran autora de novela de misterio.
Esta novela publicada en 1936 llevó el título de "The Wheel spins" ("gira la rueda"), pero tras ser llevada al cine por Alfred Hitchcock en 1938 bajo el título de "The lady Vanishes", en español "La dama desaparece" o "Alarma en el expreso", las posteriores reediciones adoptaron el título de la película.

Es curioso la gran cantidad de novelas clásicas que ocurren de fondo en un tren, algo lógico ya que era un medio de transporte rápido y económico de la época, pero como digo, esa forma de desplazamiento ha dado lugar a que se liberase la imaginación de los autores y a que creasen grandes e inquietantes historias, como esta de la que hoy os hablo o Asesinato en el orient express (1934) y el tren de las 4.50 (1957), ambas novelas de Agatha Christie; Pacto de sangre de James M. Cain (1943); Extraños en un tren de Patricia Highsmith (1950)... entre otras muchas; y es que parece que las conspiraciones y asesinatos tienen un buen aliado en los raíles, porque el tren es un excelente escenario para cometer delitos, ya que en muchas ocasiones tenemos el aliciente del cuarto cerrado, nadie puede entrar ni salir.

La dama desaparece, es una novela que me ha encantado, no por el argumento que llegados al punto podría parecernos muy trillado, sino por la forma de desarrollarlo y echar el lazo al lector.
Ethel Lina White crea a una protagonista que a simple vista no nos va a caer bien, y elige para relatar a un narrador ajeno a la trama.
De esa forma evita la subjetividad o que desconfiemos de los acontecimientos que suceden alrededor de Iris Carr; porque la protagonista, además de parecernos engreída y estirada, en algunas ocasiones su comportamiento puede inducirnos a pensar que no está en sus cabales.Todo eso como digo, la forma de enfrentarnos al personaje, cambia con el tipo de narrador.

Vamos a encontrar varios elementos que convierten la lectura en adictiva y que residen en el desarrollo del argumento.

La lucha contrareloj:
Esa especie de investigación que inicia Iris y que parece que no avanza, se vuelve más intensa porque el tiempo apremia.
El tren se desplaza veloz hacia la estación de Trieste, e Iris, debe encontrar a la señorita Froy antes de que el expreso llegue a la estación y todos sus viajeros desciendan de él.

El aislamiento total:
Iris a pesar de estar rodeada de gente, se encuentra sumida en una soledad total, en parte provocada por ese irritante comportamiento que la aleja hasta de los lectores, y por otro lado, porque está encerrada en un tren donde todos parecen tener algo que ocultar.

La búsqueda de la señorita Froy se va a convertir en desesperación, porque solo Iris, de entre todas las personas que viajan en el tren, parece ser consciente de su desaparición.
Es cierto que la señorita Froy, es alguien sencillo que pasa desapercibida, ¿pero hasta el punto de que nadie la recuerde? Eso nos va a llevar a pensar que todo lo que sucede en el tren es producto de la imaginación de Iris, porque no puede ser que todos los viajeros tengan un comportamiento tan extraño, y se empeñen en negar su existencia.
¿Será la señorita Froy producto de la imaginación de Iris, fruto de la insolación o de la histeria?, eso es algo que tendréis que resolver vosotros.
Como veis, todo esto que he citado en conjunto, hace que aumente la tensión narrativa, y que en los últimos cinco capítulos el lector tenga que contener la respiración.

Esta novela, catalogada en su día como de misterio, es una novela enigma que roza el thriller; hoy en día podríamos ubicarla perfectamente en esa nueva categoría que se empeñan en denominar como "domestic noir", protagonizada por mujeres con algún problemilla; y es que el estilo de Ethel Lina es intemporal y convierte esta historia en actual.

Por poner alguna pega...
Puede parecernos que el final es algo precipitado, pero pensándolo fríamente, la historia sobre la que se construye el argumento ya ha quedado resuelta, no hay más que contar, y todo lo que se añadiese sería relleno.

Os animo a leer y conocer a esta escritora de la que en breve volveré a hablaros...


martes, 18 de septiembre de 2018

Lo que dijo Harriet de Beryl Bainbridge

Sinopsis:

Basada en un crimen real que conmocionó a la sociedad británica de la época (el caso Parker-Hulme, retratado por Peter Jackson en su película Criaturas celestiales).
Lo que dijo Harriet relata la historia de dos amigas que se reencuentran durante unas vacaciones de verano en una localidad playera. Ambas esconden una relación enfermiza.
La narradora, una chica sin nombre, solitaria e introvertida, se deja llevar por la corrosiva influencia de la bella Harriet. Entre las dos pergeñan un plan para seducir al Zar, un hombre mayor e infelizmente casado, y tan fascinante como repulsivo, sin ser conscientes de las catastróficas consecuencias que puede causar su degenerado juego de niñas.
Un thriller sobre la crueldad de la infancia y sobre la capacidad del ser humano para manipular y seducir a los demás.
Un cóctel molotov sobre la inocencia y la maldad, y un clásico que resulta hoy tan subversivo como cuando se escribió.

Opinión:

Supongo que tras leer esta sinopsis con reminiscencias de "Lolita", muchos de vosotros os estaréis preguntando qué es eso del caso Parker-Hulme.
Pues bien, voy a daros algunos datos pero pasando de puntillas por ellos, porque hay demasiada información y muy sencilla de localizar, en internet sobre él.
El caso Parker-Hulme fue un asesinato ocurrido en Nueva Zelanda en el año 1954 y que no habría tenido mayor trascendencia en nuestros días de no haber sido por dos motivos.
El primero, la brutalidad del crimen.
Las responsables del asesinato fueron dos niñas de quince y dieciséis años que asesinaron a la madre de una de ellas, fingiendo después que había sido un accidente, algo casi imposible ya que le dieron 45 golpes con un ladrillo...
El segundo motivo es que una de esas niñas, Juliet Hulme, tras salir de prisión, se cambió el nombre por el de Anne Perry, convirtiéndose con el tiempo en una afamada escritora de ficción, creadora de las sagas de detectives de Thomas Pitt y William Monk, entre otras...
Creo que lo que he mencionado es lo más significativo del caso, por eso voy a pasar a hablaros de la novela.

Lo que dijo Harriet, es una historia que se mueve entre el thriller y la novela negra.
Es la primera obra de Beryl Bainbridge, y fue escrita a finales de los años sesenta. Lo que ocurrió es que el argumento resultó ser demasiado desagradable para la sociedad de la época, y tardó en encontrar a una editorial que confiase en el potencial que escondía esta historia.

Yo había leído hace tiempo sobre ese famoso caso de asesinato, y conociendo el hecho de que tras esa historia se escondía la famosa Anne Perry, me apetecía muchísimo leerla.
Ahora, tras su lectura, debo reconocer que me ha decepcionado un poco, no he hallado en sus páginas lo que yo esperaba, y creo que se debe en parte a la seductora sinopsis.

Y digo en parte, porque la editorial nos lo advierte en la primera linea de la sinopsis, esta novela se basa en el famoso caso; lo que omiten... es que tan solo hay una vaga inspiración que se reduce a la compleja personalidad de las niñas y a un asesinato de fondo que nada tiene que ver con los sucesos reales. 
Todo el resto de la novela es pura imaginación de la autora, y alguna experiencia propia, y la verdad es que no se por qué motivo me meto a leer este tipo de historias "basadas en hechos reales", porque me ha dejado el mismo sabor agridulce que Las chicas de Emma Cline y Muertes pequeñas de Emma Flint, aquí reside como la otra mitad de la culpa que como veis me atribuyo.
Es cierto que la novela al igual que las citadas no está mal, si se leen obviando el "basado en", pero si te sumerges en la lectura esperando encontrar datos y detalles sobre los casos reales, algo así como una crónica... estás perdido.
Y hasta aquí lo negativo...

Estimados Señores críticos, lean el libro antes de comentarlo...
¿Y por qué digo esto?
Pues porque por poner un ejemplo, el Sunday Times dijo de esta novela que era seductora a la par que escalofriante, y que contenía uno de los finales más impactantes de la literatura inglesa.
Esa frase es un estímulo bastante positivo y en mí actuó como empuje para hacerme con la obra. 
Luego como ocurre en muchas ocasiones, todo queda en agua de borrajas, y todas las esperanzas puestas en el libro se desvanecen...
El final no es impactante, y el motivo es que lo conocemos desde el primer capítulo, con lo que la sorpresa desaparece.
Esta novela es la crónica de una muerte anunciada, un racconto que la autora nos ofrece desde el primer capítulo, para intentar captar nuestro interés.
A raíz de los acontecimientos que se narran en ese primer capítulo, la historia retrocede, comenzando a relatar los hechos desde el inicio, desde el momento en que las niñas se encuentran tras el curso escolar para disfrutar de las vacaciones estivales.
De esa forma, conocemos cual será el fin de uno de los personajes que aparecerán en escena, lo que desconocemos es su identidad, pero también la autora, en ese capítulo previo, nos previene sobre la malvada personalidad de las niñas, por lo tanto, o al menos a mí, el final impactante que anuncia el periodista del Sunday Times, se me escapa. Yo considero un final impactante de la literatura inglesa, el de Macbeth o el de Romeo y Julieta, pero eso como todo... es cuestión de gustos.

La sombra de la sospecha nos mantiene alerta.
El comienzo, como ya habéis podido comprobar, resulta perturbador, nos genera suspense, sabemos que han hecho algo malo, pero desconocemos su gravedad, ya que ese suceso queda en el aire en el primer capítulo.

Beryl Bainbridge nos ofrece una novela con dos preadolescentes como protagonistas; pero no son dos chicas traviesas sin maldad... son dos personajes que se alejan de la actitud común en los niños.
Ellas no juegan, emplean su tiempo en pasear, espiar e interrogar con malicia a los demás.
Son perversas, con una esencia de maldad que corre por sus venas y que va in crescendo según avanza la historia, son dos preadolescentes que nos incomodan con su comportamiento desde los primeros compases del relato.
La curiosidad sexual, la provocación, se convierten en juegos macabros para ellas. y la autora, consigue crear una atmósfera asfixiante, enrarecida, alrededor de la retorcida personalidad de las dos jovencitas, eso es un detalle que hay que valorar muy positivamente.

Los dos personajes se atraen y repelen al mismo tiempo; conviven en una relación que se mueve entre la amistad, la crueldad y la envidia.
Harriet lleva siempre la voz cantante en esa relación; es la dominante, la que decide todas las acciones, quien dice lo qué hay que hacer, cómo y cuándo, o así no los hace ver la narradora.
Esto que acabo de mencionar es algo importante en el desarrollo del argumento. Conocemos desde las primeras lineas que el narrador es uno de los personajes principales, y ya sabéis que suelo insistir en que una narración en primera persona no resulta muy fiable.
Puede que ese sea el motivo por el que no he conseguido meterme en la piel del personaje cronista y empatizar con él, había algo raro en su relato, algo que despertaba mi instinto lector y que me mantuvo alerta a lo largo de la trama.

Otro detalle que también consigue captar nuestro interés es la omisión del nombre de ese personaje que hace la vez de narradora; genera suspense, pero ¡ojo!, tan solo es un juego de Bainbridge.
Al llegar al final, nos damos cuenta de que ese dato nos da igual; es una especie de Macguffin, un elemento que desvía nuestra atención, que aporta en un principio suspense, que nos hace preguntarnos el motivo por el que se oculta, y al final resulta que ese dato carece de relevancia.

La importancia de los diálogos en este libro, es algo también que suma puntos.
Vamos a ser testigos de la compleja personalidad de los protagonistas a través de ellos, pero también apreciaremos como esos diálogos convierten a uno de los personajes en el alma de la historia; alguien omnipresente, incluso cuando está ausente en las escenas.
Me estoy refiriendo a Harriet. Ella cumple con el papel activo, mientras que la narradora adopta uno más secundario, desde esa distancia que le aporta el ser cronista, podéis comprobar ese efecto hasta en el título.
Realmente, y para ir terminando, la novela en sí no es escalofriante, quien sí es inquietante, es el personaje de Harriet... que con su personalidad  perversa y oscura aporta a la trama más de lo que a simple vista vemos.
Es una entretenida opción de lectura si, como he dicho al comienzo, obviáis el primer párrafo de la sinopsis.

viernes, 14 de septiembre de 2018

Matemos al tío de Rohan O'Grady

Sinopsis:

Una lectura deliciosamente perversa. Oscura y mortalmente ingeniosa, Matemos al tío es un clásico de culto que nunca hasta ahora se había publicado en español.
Barnaby Gaunt tiene diez años y acaba de quedarse huérfano. Solo y desamparado en la vida, ha de vivir con su tío, por lo que viaja a una preciosa isla remota de la costa de Canadá, llena de amables ancianitos y donde hay hasta un policía montado. A primera vista, todo indica que le espera un verano perfecto. Salvo por un pequeño problema: su tío está tratando de matarlo. Heredero de una fortuna de diez millones de dólares, Barnaby se cansa de decirle a todo el mundo que su tío, un hombre misterioso y aterrador, anda detrás de su herencia, pero nadie le cree. Nadie salvo Christie, una niña rara y de poco comer, que llega a la conclusión de que Barnaby solo puede detener a su demoniaco tío de una manera: matándolo primero a él. Y así, con la ayuda de Una Oreja, un puma salvaje a quien los isleños atormentan desde hace años, Christie y Barnaby traman un plan infalible.

Opinión:

Rohan O'Grady, es el seudónimo de la novelista canadiense June Skinner. Esta autora llegó tarde al mundo de la literatura, a los cuarenta años, pero rápidamente se hizo un hueco y en un breve espacio de tiempo, diez años, publicó cuatro novelas, entre las que se encuentra esta de la que hoy voy a hablaros, y de la cual también se hizo una adaptación cinematográfica en 1966.

Esta novela de difícil catalogación se mueve entre el género de aventuras, el juvenil y el policíaco, eso sí, adornada con algunos toques de humor.
Un detalle a destacar antes de empezar a desarmar la obra, es que de nuevo es la editorial Impedimenta la que ha rescatado este gran libro que, hasta la fecha, no había sido publicado en castellano, eligiendo como portada la ilustración original que Edward Gorey realizó para la primera edición del libro, la de 1963, y que capta la esencia principal del argumento.
Miradla con mucho detenimiento...

Lo que más me ha gustado y que destaco por encima del resto, ha sido el narrador elegido.
➤Un narrador omnisciente, que no duda en relatarnos todos los acontecimientos con detalles incluidos, sin dejar de lado los pensamientos. Este cronista, nos ofrece hasta los pensamientos más profundos de los personajes, todo hasta aquí es normal, pero lo singular es que entre los personajes se encuentra "Una Oreja", un puma salvaje, del cual también conoceremos lo que piensa y que se convertirá en un elemento esencial para el desarrollo de la historia.

Muchas veces damos más valor al argumento de lo que realmente tiene.
Lógicamente no estoy relegándolo a un segundo término, ni diciendo que la trama no sea el elemento más importante de una narración, ya que es la base sobre la que se mueven los personajes, y sin un argumento que enganche, no existiría el libro.
Lo que quiero decir, es que hay otros detalles, otros elementos que pueden convertir una historia sencilla o de apariencia simple, en una excelente novela.
En matemos al tío, vamos a encontrar un montón de detalles que irán sumando valor a la obra.

Habrá un espacio para el género epistolar.
A través de él conoceremos los sentimientos y algunos acontecimientos que giran alrededor de la vida de uno de los protagonistas, el sargento Coulter, un policía montado.
La inclusión de ese género en la novela y del singular narrador, del que ya os he hablado, rompe con la monotonía de esta historia y la aporta frescura, convirtiéndola en una obra muy entretenida.

Otro elemento importante es el gran perfil creado para cada uno de los personajes, y en este apartado no hago exclusiones.
Todos los actores que intervendrán en mayor o menor medida, aparecen dibujados al detalle.
Cada uno arrastra su propia historia, viven en su propio microcosmos; y en conjunto, consiguen una composición singular, un ambiente y unos escenarios casi únicos; por ese motivo no os voy a quitar el gran placer de descubrirlos por vosotros mismos.
La relación existente entre ellos, los diálogos y su forma de actuar, transforman y llenan de matices el argumento.

Tampoco podemos olvidar mencionar, el toque mágico.
Un ligero aporte sobrenatural que sacaría los colores a muchos expertos a la hora de manejar el realismo mágico.

Os recomiendo esta pequeña historia, una buena opción de lectura, entretenida y divertida.


martes, 11 de septiembre de 2018

La desaparición de Stephanie Mailer de Joël Dicker

Sinopsis:

La noche del 30 de julio de 1994, la apacible población de Orphea, en la región de los Hamptons, asiste a la gran apertura del festival de teatro. Pero el alcalde se retrasa... Mientras tanto, un hombre recorre las calles vacías buscando a su mujer, hasta hallar su cadáver ante la casa del alcalde. Dentro, toda la familia ha sido asesinada. Jesse Rosenberg y Derek Scott, dos jóvenes y brillantes policías de Nueva York,resuelven el caso. Pero veinte años más tarde, en la ceremonia de despedida de la policía a Rosenberg, la periodista Stephanie Mailer lo afronta: asegura que Dereck y Jesse se equivocaron de asesino a pesar de que la prueba estaba delante de sus ojos, y afirma poseer información clave. Días después, desaparece. Así se inicia este colosal thriller, que avanza en el pasado y el presente a ritmo vertiginoso, sumando tramas, personajes, sorpresas y vueltas de tuerca, sacudiendo y precipitando al lector sin freno posible hacia el inesperado e inolvidable desenlace.

Opinión:

A veces, la solución la tienes delante de los ojos...

Hace ya unos añitos que Joël Dicker saltó a la fama con "La verdad sobre el caso Harry Quebert"; una novela que la crítica alabó casi en su mayoría, y cuyas ventas le llevaron a colocarse entre los escritores más vendidos.
Después de ese comienzo tan brillante, que por cierto a mí me fascinó, Dicker ha publicado dos o tres libros más, pero sus sinopsis no me atrajeron lo suficiente como para ponerme con ellos.
Ahora, este joven autor suizo ha logrado captar de nuevo mi atención con este thriller de atrayente sinopsis, pero no echemos las campanas al vuelo, porque esta historia tiene cosas buenas y algunas que habría que mejorar...

El comienzo de esta novela tiene una estructura que los amantes del thriller estaréis más que acostumbrados a ver.
Un capítulo introductorio, aislado, que suele ser desconcertante, donde se nos relata una agresión o un asesinato, para después en los siguientes capítulos pasar a presentarnos a los protagonistas.
Ese capítulo introductorio puede ser de dos tipos:
Puede narrar unos hechos ocurridos en el pasado, lo que sería una visión a modo de flashback que nos hará retomar después la trama en la actualidad; o por el contrario, puede ser un acontecimiento de fecha reciente, para después saltar a una fecha anterior, haciendo uso del racconto, y comenzar a relatar antes de que los acontecimientos sucedan.
Ambas estructuras van a obligarnos a desplazarnos a distintas fechas, empleando precisamente esos saltos en el tiempo para reforzar el suspense, dejando algunos acontecimientos suspendidos y así aumentar la tensión narrativa.
Dicker va a ajustar el argumento de su novela, precisamente, al primer modelo que he señalado.
A mí, esto de los saltos en el tiempo, es un recurso que me gusta; consigue mantenerme alerta, con todos mis sentidos vigilantes, al ir desperdigando los datos de forma calculada por la narración, pero también entiendo que esta estructura puede terminar cansando a los lectores si se abusa de ella, e incluso hacer que alguno de ellos queden perdidos en el limbo con tanto salto.

Joël Dicker es un autor que parece haber encontrado la gallina de los huevos de oro, y espero que no caiga en el error en el que han caído otros muchos autores antes que él, empujados quizás por el ansia de esas editoriales, que esperan que año tras año repita el éxito que obtuvo con su novela inicial, aunque eso suponga caer en un exceso de repeticiones...
¿A qué me refiero? pues a que Dicker, ha copiado la misma estructura que ya empleó en el caso de Harry Quebert y eso puede terminar encasillándole en un tipo de novela que termine cansando y obligando a los lectores a mirar hacia otro lado... y si no, tiempo al tiempo.
Desde estas lineas ya aventuro que la obra me ha gustado, pero no tanto como esperaba.
El argumento aunque no es exclusivo, está bien desarrollado; los giros sorprenden, los personajes resultan engañosos... pero repito, no me gustaría que sus novelas, a partir de ahora, se convirtiesen en calcos de las anteriores, dejándome el mismo sabor agridulce que las de Kate Morton, entretenidas, sí, pero cortadas todas por el mismo patrón.

Otros detalles que nos va a resultar fácil reconocer y que ya vimos en "La verdad sobre el caso Harry Quebert", es la cuenta atrás que marcan los capítulos, y que indica que nos aproximamos al desenlace, también vamos a encontrar que el argumento de sus novelas se focaliza casi exclusivamente sobre el asesinato, dejando solo un pequeño espacio para que conozcamos la vida de los personajes, lo justo, justito para contextualizar y crear ambientes.

Otro detalle que se repite es que Dicker crea una historia inicial con un número limitado de personajes, y según va avanzando la trama, ese elenco va aumentando progresivamente, aportando cada uno de ellos, nuevos datos sobre el caso y con ello un nuevo enfoque.
Todos esos actores que en un principio no parecen tener nada en común, van a estar interrelacionados, tienen algo que ver con los asesinatos, o bien, existe una relación con ellos.

La culpabilidad sobre los crímenes empieza recayendo de fijo sobre un personaje, y después los lectores iremos apuntando con el dedo acusador, a cada uno de los integrantes del elenco de personajes.
Esto es algo que demuestra que Dicker es un gran autor; pensamos que es nuestro instinto el que nos hace ir desconfiando, en cada momento, de cada uno de ellos, pero es el autor realmente el que nos marca el camino, el que nos hace pensar en cada uno de los personajes como sospechosos, es decir, todo está perversamente construido por Dicker, para entorpecer nuestra propia investigación; esto como veis es algo positivo para él, aunque quizás en este punto también habría que señalar que Dicker nos hace dar demasiadas vueltas al argumento, lo explota demasiado, y eso puede saturar al lector, con sus más de 600 páginas.

Otra cosa a valorar es la variedad de narradores que vamos a encontrar, para mi gusto le sobran algunos...
Lo normal es tener un solo tipo o a lo sumo dos, pero Dicker aquí va de sobrado y vuelve a demostrarnos su gran control sobre la narración; solapando los distintos tipos de cronista.
El primer capítulo está en manos de un narrador omnisciente, alguien ajeno a los sucesos, que nos situará en unos hechos ocurridos en 1994, acontecimientos sobre los que se construirá el argumento. Pero esa no será la última vez que le veamos; ese narrador que irá apareciendo de vez en cuando, será el encargado de facilitarnos datos sobre los personajes, complementando la información que ellos mismos nos irán suministrando a lo largo de la lectura.
Los otros narradores que aparecerán, tienen como añadido la función de personajes, y se irán dividiendo la narración.
Jesse Rosenberg, Dereck Scott y Anna Kanner, serán los encargados de facilitarnos datos de la investigación. Jesse relatará los sucesos que ocurren en la actualidad; Derek en 1994; y Anna los acontecimientos alrededor de 2013.

Para ir terminando os diré que es un libro entretenido, incluso adictivo, pero que quizás carece de la originalidad o frescura que hallé en su primera obra.
Sus largas 656 páginas también hacen que sea una novela para leer en poco tiempo, de lo contrario tienes la posibilidad de olvidarte de parte del desarrollo, y verte obligado a reiniciar la lectura.


martes, 4 de septiembre de 2018

Kathleen de Cristopher Morley

Sinopsis:

Aunque esta novela fue escrita en la época del cine mudo, y tiene toda la gracia de las comedias de enredo de esa época, son fundamentales en ella los soberbios diálogos de los personajes, entre el sofisticado toque británico y el desparpajo yanqui.
Un grupo de bromistas, y a la vez románticos, estudiantes de la Universidad de Oxford (entre ellos un norteamericano) forman un club literario muy peculiar: se hacen llamar los Escorpiones. Su próximo reto será escribir una novela sobre personajes reales, dos nombres descubiertos en una carta encontrada por azar en una librería: Kathleen será la heroína de la historia y Joe será el héroe. Pero esto es sólo la primera parte del reto, pues enseguida comenzará la Gran Aventura Kathleen: conocer a la joven protagonista de su novela por los medios que haga falta.
La búsqueda de la muchacha por parte del club literario de los Escorpiones está llena de momentos memorables y divertidísimos. Disfraces, mensajes falsos y, sobre todo, un encanto atemporal. Risas y sonrisas. Tal y como sucedía al leer La librería ambulante, los lectores llegan al final de esta novela un poco más felices que como la comenzaron.

Opinión:

Hace muy poco, visitando el blog de "Un libro en un tris", me encontré por casualidad con este libro de llamativa portada.
Tras leer la sugestiva reseña de Nitocris, decidí hacerme con él; lo malo de todo este asunto, es que fui a la librería por "Kathleen", y al final regresé con dos; la ya mencionada novela y "Lo que dijo Harriet" de Beryl Bainbridge.

Esta novela fue publicada originalmente en 1920 y vuelve a sorprenderme su brevedad, 120 páginas que se dividen en trece capítulos muy cortos.
Algo que he descubierto a fuerza de leer es que, todas las obras cómicas se construyen alrededor de argumentos sucintos. No se si esto se deberá a una moda o a que se ajustan al lema de "Lo bueno, si breve, dos veces bueno".

La novela a pesar de esa brevedad que os comento, es sencilla, pero muy intensa y divertida.
He leído en ocasiones a "grandes expertos en crítica", decir que los textos cómicos carecen de profundidad.
Yo creo que ser autor de obras cómicas implica una labor mucho más difícil que no hay que menospreciar.
Debe demostrar la gran profundidad de su pluma a lo largo de toda la narración, no solo atando al lector al libro y entreteniéndole, como harían autores de cualquier otro género, sino que debe hacer un mayor alarde de maestría e ingenio.
Debe crear con agudeza, unos personajes ingeniosos que no aborrezcamos; debe saber jugar con lo ilógico, con lo surrealista, con el sinsentido, con la exageración, pero sobre todo con las palabras, haciendo un uso adecuado del sentido literal y de las metáforas; todo ese compendio que he mencionado, debe ser difícil de manejar, ya que debe volcarse sobre los diálogos, aplicándoles el tono adecuado y un ritmo que convierta al argumento en dinámico.
Todo eso sumado a la brevedad del texto, convierten a este género, en algo muy complicado de controlar.
Yo creo que hacer llorar es sumamente fácil, pero arrancar una sonrisa al lector, hacerle llorar de risa, es una labor harto complicada y poco valorada. Parece que el género cómico está devaluado, y precisamente en esta etapa que nos ha tocado vivir, la risa, la ironía y el sarcasmo, es lo que nos hace más llevadero el día a día.

Pero hablemos de Kathleen...

Supongo que ya habéis leído la sinopsis, pero a pesar de eso voy a haceros un breve resumen...
Un grupo de estudiantes de Oxford, integrantes de un club de literatura, ponen en práctica una especie de juego, escribir entre todos una novela.
El encargado de escribir el primer capítulo, encuentra por casualidad en una librería una carta, y así entran en contacto con dos personajes: la autora de la carta, Kathleen, y el receptor, Joe.
Ellos van a convertirse, sin querer, en protagonistas de una novela aún por escribir, siendo ese el disparo de salida a una comedia de enredo, totalmente disparatada, y cargada de obstáculos para cada uno de los integrantes de ese taller literario.

La labor de guía por la narración recae sobre dos tipos de narrador; uno en tercera persona, omnisciente; y otro en primera, uno de los personajes, el único que no es inglés y que nos acerca a la historia, en momentos puntuales, desde su diario.
El narrador omnisciente, demuestra saberlo todo, conoce todo lo que sucede y está a punto de suceder.
Es un cronista muy curioso, ya que en alguna ocasión, como podremos comprobar, hace avanzar el curso de la narración a su antojo, para que los lectores conozcamos algunos detalles que de otra forma se nos escaparían. De esa forma juega no solo con nosotros, dándonos más información, sino que también lo hace con los personajes, a los que convierte en instrumentos de la historia.

Al final, nada va a resultar como el grupo de amigos había previsto, y nosotros vamos a ser testigos de primera mano, de como los planes se van desmoronando como un castillo de naipes.
Cuando empezamos a leer un libro, siempre contamos con algunos datos. Sabemos como empieza, pero no como acaba; al igual que desconocemos los derroteros que tomará la historia y las vueltas que dará. Eso mismo es lo que les va a ocurrir a los protagonistas de esta novela poco convencional, donde la risa es lo único que tenemos asegurado.

Morley, creo que llegados a este punto ya puedo tutearle, consigue crear una comedia de enredos con un argumento aparentemente sencillo. Nos ofrece una narración metaliteraria, convirtiendo a la literatura en el tema central sobre el que gira la trama; con la presencia de ese grupo de amantes de los libros, integrantes de ese curioso club literario; con esa novela que tienen entre manos; con la relevancia que toma la carta inicial y el diario de uno de los protagonistas; y esos telegramas que se moverán de un lado a otro, portando curiosos mensajes.

Es una novela perfecta para desconectar y acabar con el estrés, al igual que también lo sería para ser representada como obra de teatro.
Este libro debería llevar impresa en su portada una advertencia, ya que puede ponernos en situaciones comprometidas:
 "Absténgase de  leer en sitios públicos"

¡Luego no digáis que no os he advertido!


martes, 28 de agosto de 2018

El vampiro de John William Polidori

Sinopsis:

El vampiro es el relato fundacional del género del «vampiro romántico».
El relato trata de exponer la fuerza del mito que hace que la gente común no crea en los vampiros, de ahí que el protagonista, Lord Ruthven, se aproveche de esta situación para cometer sus actos sanguinarios. Otra de las armas de Ruthven es su gran capacidad de seducción y su efectividad como lo que es, un vampiro, que destaca en el cruel final de este relato con el que Polidori transformó el personaje de vampiro del folclore en una personalidad aristocrática, causando gran impacto en la sociedad de la época.
 El vampiro influyó mucho en la literatura posterior como en Carmilla (1872) de Sheridan Le Fanu; Berenice de Edgar Allan Poe, al igual que influyó en Gogol o Tolstoi (La Familia de Vourdalak) y sobre todo en Drácula de Bram Stoker. Además también influyó en el cine en la mayoría de las películas de vampiros, en las que el protagonista suele ser un personaje aristocrático, seductor, con grandes posesiones y con poderes sobrenaturales, al igual que el vampiro de Polidori.

Opinión:

El año sin verano.
Este relato de apenas cien páginas, fue escrito por John William Polidori en el verano de 1816, entre las noches del 16 al 19 de junio, aunque  no sería publicado hasta abril del 1819.
En ese verano, que sería denominado posteriormente como "El año sin verano", debido a las grandes anomalías climáticas que provocaron una bajada en la temperatura a nivel mundial, se reunieron en Ginebra varios personajes cuyas obras terminarían marcando el futuro de la literatura.
Ya os he hablado alguna vez de esa historia, pero hagamos memoria...

Para sobrellevar el mal tiempo, el malestar y las tensiones del encierro, Lord Byron, Percy Bysshe Shelly, Mary Shelly y su hermana Claire, y John William Polidori, se reúnen cada noche alrededor de la chimenea y leen historias de fantasmas. Una de esas noches de reclusión obligada, tienen una extraordinaria idea.
Cada uno de ellos debe crear un relato terrorífico para amenizar esas noches que les quedan en Villa Diodati... Los únicos en finalizar con éxito ese curioso desafío literario, serán Mary Shelley, que imaginó el que posteriormente se convertiría en un personaje inmortal, Frankenstein; y Polidori, que creó el relato "El Vampiro" del que hoy os voy a hablar...

"El Vampiro" 
Esta breve historia a pesar de que para muchos es desconocida, es de gran importancia para la literatura, ya que influenció a muchas de las obras sobre vampiros que surgieron después, como Berenice de Edgar Allan Poe (1835), Carmilla de Joseph Sheridan Le Fanu (1871) o Drácula de Bram Stoker (1897).

Lo cierto, es que cuando leemos este pequeño relato, no encontramos muchas similitudes con las obras de vampiros anteriormente citadas, pero sí vemos que el personaje central sobre el cual gira la narración, Lord Ruthven, es la semilla del personaje que después daría lugar a Carmilla o Drácula.
Polidori imaginó a un ser seductor, con poderes sobrenaturales y de origen aristocrático; alguien rodeado de misterio, pero que no logra infundir miedo al lector.
El terror no aparece a lo largo del relato, tampoco los sucesos llegan a incomodarnos en ningún momento, y eso es algo que creo que falla en la narración junto con la ausencia de sorpresas, algo que no se le puede atribuir a su brevedad, porque Carmilla tiene treinta páginas menos y consigue crearnos desasosiego en muchas de sus escenas.

Creo que el fallo reside, en que Polidori intenta abarcar mucho durante esas escasas cien páginas; mantiene un ritmo demasiado acelerado, hablando de viajes, de lugares, de personas y da demasiadas vueltas alrededor de Lord Ruthven, lo mantiene en un segundo plano, sin llegar a acercarse a él.
No profundiza en el personaje, ni siquiera da pistas para que entendamos de donde procede su malvado y extraño comportamiento.
Crea a un personaje que quizás intentaba que pareciese frío, pero solo consigue hacerlo vacío, parece una cáscara que solo genera incógnitas.
Sobre el resto de personajes, incluido el protagonista, Aubrey, sucede igual, resultan superficiales.
El otro fallo es la ambientación, nos perdemos los detalles que podían resultar interesantes, por esa redacción que hace tan superficial.
Lo mejor sin duda de esta historia, ya que de momento solo he mencionado cosas negativas, es la prosa empleada. La cuidada selección de palabras que hace al relatar.

Pese a todo lo dicho, aunque es una novelita corta que no me ha llegado a convencer, sí voy a recomendarla, creo que es interesante conocer una de las historias originales que dieron lugar al mito vampírico, y digo una de ellas, porque esta tampoco es una obra de argumento original, antes de éste relato ya existían obras que mencionaban a esos seres, surgidos del folclore popular, como Lenore, poema escrito en 1773 por Gottfried August Bürger.

Para terminar otra curiosidad...
La obra de Polidori tiene bastante en común con la novela de Mary Shelley, no en el argumento, sino en que ambas fueron en un principio, atribuidas a otro escritor.
Frankenstein apareció publicado con el apellido Shelley, y directamente la crítica pensó que había surgido de la pluma del por entonces amante de Mary, el poeta Percy Bysshe Shelley. Una obra tan compleja y sobresaliente, no podía haber sido escrita por una mujer...
A Polidori le pasó algo parecido, creó una historia cuyo personaje compartía nombre con el protagonista de la obra Glenarvon, escrita por Lady Caroline Lamb. Ese nombre era Lord Ruthven... y Lady Caroline describía en él, a un personaje libertino, una descripción poco halagadora de el que había sido su amante, Lord Byron.
Polidori, al crear su personaje del Lord, piensa en esa descripción que hace Lady Caroline y decide reflejar en su personaje también la admiración y odio que siente por Byron. Al final cuando llega el momento de la publicación en el The New Monthly Magazine, lo hacen diciendo que es una historia de Lord Byron...


martes, 21 de agosto de 2018

El hombre de tiza de C. J. Tudor

Sinopsis:

Echando la vista atrás, todo comenzó el día del terrible accidente durante la feria, cuando Eddie, de doce años, conoció al Hombre de Tiza.
 Fue el Hombre de Tiza quien le dio la idea de los dibujos: una manera de dejar mensajes secretos entre el grupo de amigos.
Fue divertido hasta que los dibujos condujeron al cuerpo sin vida de una niña.
Sucedió hace treinta años y Ed pensaba que todo había quedado olvidado.
Sin embargo, recibe una carta que contiene solo dos cosas: una tiza y el dibujo de un muñeco.
 La historia se repite y Ed se da cuenta de que el juego en realidad nunca terminó...

Todos tenemos secretos. 
Todos somos culpables de algo. 
Y los niños no son siempre tan inocentes. 

Opinión:

Hoy voy a reseñar una novela que va a dar mucho que hablar, no solo por la lograda ambientación, sino también por la complejidad y el excelente desarrollo del argumento.
Llevaba un par de meses oyendo y leyendo muy buenas críticas sobre esta historia, pero ya sabéis que ante las opiniones entusiastas suelo mostrarme un poco cauta.
El comentario que consiguió inclinar definitivamente la balanza hacia la lectura de este libro, fue la recomendación desde el blog de Si fuésemos libros, donde hablaba maravillas de él.

Con lo primero que nos vamos a encontrar es con un narrador en primera persona, encargado de contarnos una historia a dos tiempos, en pasado (1986), y en presente (2016), ofreciéndonos dos tramas, en las que el suspense se instala de forma cómoda, y que se irán alternando durante toda la novela.
Hay que añadir que la trama del presente, además de relatar la vida actual de los personajes, también hará un hueco a las escenas retrospectivas; recuerdos que guarda  entre sus recuerdos nuestro narrador, es decir, el personaje adulto de Eddie "Munster", que ahora es un profesor de lengua de 42 años.
Eddie será el responsable de relatarnos unos siniestros sucesos ocurridos hace treinta años y que no fueron del todo esclarecidos,
Ahora, esos acontecimientos que marcaron la vida de toda la pandilla, y que han mantenido a buen recaudo en lo más recóndito de la memoria, vuelven a salir a la luz, despertando sentimientos ya olvidados.
Alguien ha regresado para abrir la caja de los truenos, trayendo consigo al "Hombre de tiza".

Os he dicho que Eddie será el narrador, y también el protagonista, porque adopta esos dos papeles, pero la historia no es del todo suya, la comparte con el resto de integrantes de su grupo de amigos. Una pandilla preadolescente, que bien podría haber sido extraída de cualquier película de la época, como las que citaré más abajo, o de los libros de Enid Blyton.
Ese grupo estará formado por: Eddie "Munster", Gav "El gordo", Hoppo, Metal "Mickey", y la única niña del grupo, Nicki. Personajes, quizás estereotipados, pero que no desmerecen al conjunto de la historia.

C. J. Tudor, como ya os he adelantado, utiliza los saltos en el tiempo para generar intriga, al dejar el argumento suspendido momentáneamente.
Esa técnica que utiliza a modo de gancho, y de la cual ya os he hablado en alguna otra ocasión, es el Cliffhanger, un recurso literario muy potente, porque crea una gran tensión dramática en un momento dado, y luego la deja interrumpida saltando a otra escena, a otro personaje, o como en este caso, valiéndose de los saltos en el tiempo.
Ese efecto, sumado a que los protagonistas son un grupo de niños, y al suspense que se genera a lo largo de la narración, me ha hecho recordar inevitablemente a IT, a los Goonies, a Cuenta conmigo y/o a Stranger Things; historias que tienen en común la caracterización de los personajes, el ritmo de la trama o la atmósfera, pero también, donde tenemos asegurado disfrutar con el clásico ambiente o escenarios de los años 80.
Es una novela que nos hace evocar esos veranos infinitos de los que todos hemos disfrutado; con pandas de chicos, bicicletas y excursiones por el bosque, y con la tensión constante que genera la rivalidad con otras bandas locales...

Otro detalle que me ha gustado es la tranquilidad de la autora a la hora de narrar.
Va contando hechos, haciendo uso de esos saltos, y pausando el relato para mantener en vilo al lector. Consigue que sospechemos de todos los personajes, al tiempo que crea como ya habéis podido comprobar, un argumento más que convincente.
Se parece a IT, sí, pero no es una novela de terror, es una historia de mucho suspense, un thriller en toda regla, de los que te mantienen enganchado al libro hasta el final.

Cuando quedan más o menos cien páginas, los giros empiezan a sucederse de forma imparable, si a eso le sumamos que las cien primeras páginas son intensas y fascinantes, creo que tenemos una novela de intriga psicológica, brillante, bien desarrollada y que os fascinará.



martes, 14 de agosto de 2018

El retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde

Sinopsis:

Basil Hallward había terminado el retrato. El joven Dorian, al verlo, no pudo más que desear, desde su frívola inocencia, que fuera su imagen la que envejeciera y se corrompiera con el paso de los años mientras él permanecía intacto. Y así fue: a partir de entonces, Dorian Gray conservó no solo la lozanía y la hermosura propias de la juventud, sino el aspecto puro de los inocentes. Pero ¿a qué precio? El retrato de Dorian Gray es un logro insoslayable de la literatura universal, vertido aquí magníficamente por el escritor y traductor Alejandro Palomas. Asimismo, el presente volumen adiciona un espléndido estudio introductorio, firmado por el reputado investigador y autor Robert Mighall.

Opinión:

Hoy vuelvo a hablaros de un gran clásico, un libro que llama la atención por varios motivos.
𝟏. Es la única novela de Oscar Wilde, ya que este autor se centró principalmente en escribir obras de teatro, algunos cuentos y ensayos.
𝟐. Comparte con otra obra suya, esta vez con el relato breve de "El crimen de Lord Arthur Saville", una crítica hacia la clase social aristocrática.
𝟑. Algo que sí vamos a apreciar a simple vista, y que contrasta con las narraciones de la época, que mayoritariamente eran de gran tamaño.
En mi edición de bolsillo de Penguin Clásicos, tiene tan solo 319 páginas, de las cuales hay que quitar las correspondientes a la introducción, cronología y apéndice final.
El resultado es una novela bastante breve que va a sobresalir una vez abierta, por la cantidad de temas que en ella se tratan, y al mismo tiempo, por la historia que arrastra.
𝟒. Por último y como detalle curioso, nos encontramos con una historia de difícil catalogación.
Esta escrita en 1890, hay quienes la clasifican como novela filosófica, dentro de la rama del Decadentismo, ya que arremete contra la moral y las costumbres burguesas, al tiempo que  muestra una forma de vida hedonista, volcada en el placer y en excesos de distinta índole: en la vestimenta, en la adquisición de objetos, en el uso de drogas y alcohol; en la falta de fe religiosa; en la constante melancolía y sentimiento de pesadumbre, o de aburrimiento de los personajes o énnui, como ellos lo denominan.
Pero no os asustéis, porque la gran mayoría de los lectores, que no tenemos la necesidad de ser tan precisos, la catalogamos dentro de un género más corriente, más de andar por casa, y con unos elementos fáciles de identificar... los propios del género gótico.

  • De esa forma vamos a encontrarnos con una buena tanda de protagonistas, siempre atractivos e inteligentes, y dominados por fuertes pasiones.
  • También tendremos el noble malvado, encarnado por Lord Henry Wotton, y la bellísima e inocente doncella, Sibyl.
  • Por supuesto, el elemento fantástico o sobrenatural no puede faltar, y nos llega de manos de ese retrato pintado por Basil, que irá mostrándonos la corrupción del alma de Dorian.
  • Y como el género gótico también tiene características que se asocian directamente con el Romanticismo, también vamos a encontrarnos con amores enfermizos, con soledad, melancolía, la muerte y por supuesto el suicidio, uno de los grandes ideales del romanticismo, única forma de obtener la felicidad eterna.

Con todos estos detalles y haciendo uso de una afilada prosa e ingenio, Oscar Wilde nos va a ofrecercun retrato minucioso de la clase elitista inglesa.
Critica a esa sociedad cargada de cinismo en la que le ha tocado vivir, al tiempo que refleja en el texto otros temas, como el riesgo de un exceso de vanidad, de las obsesiones, así como la dependencia y dar mayor valor del que tiene, a la belleza y juventud.
Todo ese compendio conseguirá que el protagonista de esta narración, Dorian Gray, se sumerja en un mundo de decadencia, para el cual no hay salida.

Pero hablemos un poco más de este autor...

No existen libros morales ni inmorales, sino solo libros bien o mal escritos” 
Oscar Wilde

Oscar Wilde fue aclamado a lo largo de su carrera como el dramaturgo más exitoso, al tiempo que también lo tildaron de ser un delincuente social, cosa que lógicamente escandalizó a la rígida moralidad victoriana, que creyó ver precisamente en el protagonista de esta obra, Dorian Gray, un reflejo de la vida del autor.
Wilde fue tachado de ser un vividor con innumerables pasiones, todas al margen de la ley; lo que le llevó a ser juzgado en tres ocasiones por actos de grave indecencia. En dos de esos juicios, sorprendentemente, se presentó como prueba, una versión algo más explicita de esta obra de la que hoy os voy a hablar, 
Al final fue declarado culpable y condenado a trabajos forzados durante dos años. Terminó arruinado, alejado de su país, y menospreciado por la misma sociedad que lo había encumbrado.

Pero este autor, al margen de lo que la sociedad victoriana opinó sobre él, al margen de sus actos, fue un gran artista que disfrutó provocando a sus contemporáneos. Supongo que si hubiese vivido en otra época, o alejado de esa encorsetada sociedad inglesa, que adoptaba un papel extremadamente moralista; cargada a su vez de contradicciones, siempre esforzada en cultivar una fachada de dignidad y recato, sus actos no habrían sido juzgados ni en las cortes ni a pie de calle.
El gran problema de Wilde, es que sus actos se volvían públicos, mientras que precisamente esos que le juzgaban y criticaban, pecaban de lo mismo, pero en privado.
Yo comparo a Wilde con Hester Prim, la protagonista de la letra escarlata; ya que ambos fueron juzgados públicamente, por una sociedad falsa, intolerante y puritana; una sociedad de doble moral, que condenaba de indecente, siempre de cara a la galería, lo que luego muchos practicaban en la intimidad.
La diferencia entre Hester y Wilde, es que este último, no fue tan valiente ante la hipócrita sociedad que lo estigmatizaba, la misma que vemos reflejada en esta novela desde las primeras páginas, en el personaje de lord Henry Wotton.

El retrato de Dorian Gray.
Todos, más o menos, hemos oído hablar en alguna ocasión de "El retrato de Dorian Gray", y por lo tanto, conocemos a grandes rasgos el argumento de esta novela, que nos llegará de manos de un narrador omnisciente.

Dorian Gray es retratado por el pintor Basil Hallward, en la casa del artista. Allí, Dorian coincide con el aristócrata Henry Wotton, y desde las primeras líneas el joven sucumbe ante la gran elocuencia y fuerza expresiva que derrocha el noble.
Éste, inspirándose en la gran belleza y juventud de Dorian Gray, inicia un extraño panegírico, advirtiéndole de una espantosa realidad... su brevedad.

Wotton, lógicamente logrará impactarle con sus palabras, sabe que toda influencia es inmoral, y en cambio, no duda en ejercerla sobre el joven e influenciable Dorian. Le invita a disfrutar del día a día, rebasando los límites sin importar las consecuencias. Según las palabra del lord, el único modo de librarnos de la tentación es ceder a ella, el pecado es una especie de acto de purificación... y Gray lo toma al pie de la letra.
El joven al contemplar el lienzo, comprende que ese momento plasmado apenas unos instantes antes, ya es cosa del pasado.
La juventud que aparece en él, imperecedera, detenida en el tiempo, le demuestra segundo a segundo, que la vida corre en un paso constante para él.
Cada segundo, cada minuto que pasa, su belleza y juventud van quedando atrás. Llegado a ese punto y en un ataque de vanidad, soberbia, o ridícula envidia hacia el retrato, expresa el deseo absurdo de conservarse joven, de que su belleza perdure intacta.

¡Cuánto daría porque fuera al revés y fuera el cuadro el que envejeciera! Por eso... por eso... ¡lo daría todo! ¡Sí, no hay nada en el mundo que no estuviera dispuesto a dar! ¡Daría mi alma por ello!” 
Dorian Gray

Pero hay que tener cuidado con todo aquello que se desea, y más si es expresado en voz alta.
Su deseo se va a ver cumplido, y el lienzo, a partir de ese momento, contará el secreto de su vida; una vida cargada de pecados y pasiones desatadas, que irán destruyéndole día a día.
Y así... se sumerge en el oscuro abismo.


Las mujeres son un sexo meramente decorativo. Nunca tienen nada que decir, aunque bien es cierto que lo dicen deliciosamente” .
Lord Henry Wotton

Las mujeres tal y como nos indica el noble, en uno de sus arranques filosóficos, tienen escaso protagonismo en esta obra.
Cumplen con un papel ambiental, nada relevante para el desarrollo del argumento.
El único personaje femenino, capaz de salir brevemente de ese rincón al que se ven empujadas las mujeres, es Sibyl Vane, alguien vital para la trama, ya que será quien nos marque el principio del ocaso de Gray.

Los personajes masculinos, por el contrario, sobresalen por su gran complejidad.
Aparecen descritos minuciosamente, resaltando algunos detalles de su personalidad, así consigue que el lector termine adorando a unos, mientras que a otros los aborrece por el conjunto de defectos que poseen y que Wilde, nos muestra en grado superlativo, como es en el caso del personajes del que os voy a hablar a continuación.

La vida te lo reserva todo, Dorian. Con tu extraordinario atractivo, no hay nada que no puedas conseguir” .
Lord Henry Wotton

Lord Henry Wotton, cumple con un gran papel.
Oscar Wilde se explaya a la hora de hacer la crítica hacia esa clase alta, que no duda en denostar a todos aquellos a los que considera que no están a su altura, y la forma de hacerlo, será volcándose en retratar minuciosamente a este individuo.
Wilde crea un personaje mucho más completo y complejo que Dorian Gray.
Nos lo retrata como al Mefistófeles de Goethe, alguien capaz de influir en cuantos le rodean. Alrededor de cualquier gesto, bello o de bondad, el teje sus teorías venenosas, convirtiéndolo en un acto sucio o turbio.
Es un personaje tóxico y manipulador; parafraseando a Wilde, es un corrupto sin encanto que halla feos sentidos en las cosas hermosas. El será el responsable de empujar al protagonista, a disfrutar de la juventud empujándole a una vida en completa decadencia.

Dorian Gray, lógicamente es el protagonista, alrededor de el se construye la trama, y en esa comparativa con la obra de Goethe, encarnaría el papel del Doctor Fausto.
El comportamiento de Gray, influenciado negativamente por Wotton, da un giro radical, volviéndose corrupto e insensible y ejerciendo a su vez, una indefinible atracción sobre todos los que le rodean.
Todos aquellos que entran en contacto con el joven, salvo el Lord, son arrastrados a un negro abismo.

Por último voy a hablaros de otro personaje.
Basil Hallward, él será el encargado de intentar que el joven vuelva al buen camino. Es la cara amable de esta historia, y lamentablemente, aunque un personaje profundo y con principios, con escaso protagonismo.

Es justo decir, llegando al final, que frente a la soberbia prosa de Wilde, contrastan los altibajos en el ritmo narrativo, causados por la abundancia de pensamientos filosóficos con los que riega el argumento. Para mí, algunas páginas, tampoco son muchas, se me han hecho pesadas de digerir.
Otro detalle que hay que mencionar es en relación a la corrupción de Dorian. No se puede culpabilizar solo a Henry Wotton.
Es culpable de influenciarle negativamente, sí, pero Dorian también tiene parte de culpa. Su inseguridad y una personalidad poco desarrollada le hacen elegir mal y seguir las huellas de Wotton en vez de las de Basil, más sincero, coherente y honrado.
Dorian prefiere obsesionarse con un ideal de belleza y juventud que se aleja de la realidad.

Aún así, reitero. Es una gran obra...