Cuando a comienzos de la década de los cuarenta Billy Grenville -heredero de una de las fortunas más importantes de Nueva York- se encuentra por primera vez con la corista Ann Arden, se enamora perdidamente de ella, y para desesperación de su madre, Alice, la indómita matriarca del clan Grenville, decide casarse con ella. Ann intentará por todos los medios borrar las huellas de sus humildes orígenes y ser aceptada por la alta sociedad; toda su ambición se centrará en convertirse en una mujer elegante y mundana.
Años más tarde, Billy muere en extrañas circunstancias y todas las sospechas recaen sobre Ann, a la que acusarán de asesinato. Aunque finalmente será absuelta, el misterio sobre la muerte de Billy nunca quedará resuelto. ¿Accederá Ann, por fin, a contarle su verdad a un conocido escritor con el que coincide en un crucero?
Publicada por primera vez en 1985, Las dos señoras Grenville es, además de una apasionante novela de intriga, un certero retrato de la clase alta norteamericana y de los mecanismos que utiliza para conservar su hegemonía. Su éxito lanzó a la fama a Dominick Dunne, seguramente el mejor cronista que ha tenido la alta sociedad de Estados Unidos durante los últimos cuarenta años.
Años más tarde, Billy muere en extrañas circunstancias y todas las sospechas recaen sobre Ann, a la que acusarán de asesinato. Aunque finalmente será absuelta, el misterio sobre la muerte de Billy nunca quedará resuelto. ¿Accederá Ann, por fin, a contarle su verdad a un conocido escritor con el que coincide en un crucero?
Publicada por primera vez en 1985, Las dos señoras Grenville es, además de una apasionante novela de intriga, un certero retrato de la clase alta norteamericana y de los mecanismos que utiliza para conservar su hegemonía. Su éxito lanzó a la fama a Dominick Dunne, seguramente el mejor cronista que ha tenido la alta sociedad de Estados Unidos durante los últimos cuarenta años.
Opinión:
Dominick Dunne es un autor que ya ha aparecido en varias ocasiones por este blog; un autor dotado de un estilo que, en muchas ocasiones, puede llegar a recordarnos al de Truman Capote.
En las obras de Dunne los personajes reales intentan pasar desapercibidos y se retrata, de forma ácida, una alta sociedad cargada de vicios y escándalos.
Esta novela fue publicada en 1988 y aunque aparece catalogada como ficción, no es del todo cierto, ya que en ella se relatan unos hechos reales en los que únicamente se ha optado por cambiar la identidad de los protagonistas, lo que se denominaba como roman à clef. Tenéis una definición más amplia en otra de las obras ya reseñadas de Dunne, Una temporada en el purgatorio.
Supongo que si esta novela se publicase hoy en día la catalogación sería muy distinta y entraría dentro del True Crime, un género que como ya sabéis narra crímenes reales.
La Ann Grenville que vamos a conocer como protagonista de esta novela es en realidad Ann Woodward, una corista de Broadway con desorbitados deseos de ascender socialmente y que consiguió colarse en la alta sociedad neoyorquina de mano de uno de los herederos más codiciados de Manhattan, William Woodward Jr. con el que contrajo matrimonio.
De esa forma, Ann Grenville, nombre con el que a partir de ahora la llamaré, consiguió cumplir su deseo más codiciado, codearse con gente de la talla de los Vanderbilt, los Kennedy e incluso con Wallis Simpson, duquesa de Windsor.
Pero vayamos a lo interesante...
En el otoño de 1955, más concretamente el 31 de octubre de ese año, Ann mató a su marido de un disparo y eso supuso el fin de su reinado, porque ese exclusivo círculo en el que había conseguido con mucho esfuerzo brillar, le cerró definitivamente las puertas.
“Más de diez años pasados junto a ellos no la habían convertido en uno de ellos. Todas las puertas de importancia en el Upper East Side, la orilla norte, Newport y Southampton le fueron cerradas en sus narices. La gente que deseaba verla no era la gente que ella deseaba ver. En ese mundo, cuando uno había protagonizado un escándalo que había puesto al descubierto el modo de vida que llevaban ellos, era inevitable que te dejaran de lado”.
Los motivos y/o cómo se libró de la cárcel son hechos que aparecen narrados en este libro de forma detallada, pero también debo deciros que tanto Ann Grenville como su familia política, por un acuerdo, nunca hablaron públicamente sobre este lamentable suceso, dando lugar a que el incidente se cubriese con un halo de misterio.
Lo que sí os puedo adelantar, y no es que a mí me atraiga el morbo, es que no hay nada más atractivo que una historia bien narrada en la que los ricos y poderosos aparecen envueltos en asuntos truculentos.
Os he mencionado al comienzo que el estilo de Dominick Dunne es muy similar al de Truman Capote, y es que la narración parece un guion de cine, algo que agiliza la lectura y la convierte en amena.
También como curiosidad os quiero mencionar que Capote se pasea por las páginas de este libro camuflando su apariencia, ya que aunque muchos fueron los periódicos que se atrevieron a hablar de lo acontecido, ninguno se arriesgó a publicar la que creían que sería la verdad absoluta de los Grenville. Algo que se había convertido en un secreto a voces, pero que todos se empeñaban en silenciar por no enfangar más a la élite.
Capote fue el único cronista de sociedad que se atrevió a contar la verdad sobre ese asesinato en la revista Esquire, llevando el artículo el título de La Côte Basque.
Lamentablemente o inoportunamente, bautizó con ironía a Ann Grenville como "bang-bang", y la publicación de ese artículo supuso el final, aunque sin pretenderlo de la recién aristócrata; una mujer que no fue capaz de superar el desprecio y el ostracismo social.
Pero Capote calculó mal su jugada y tras la publicación de ese artículo siguió con su proceder y publicó otros más, exactamente igual de explosivos, y en los que los miembros de la Jet-set no salían muy bien parados.
La onda expansiva, por decirlo de algún modo y aprovechando que he dicho que los artículos eran explosivos, también llegó hasta él y terminó excluyéndole de la élite y por consiguiente del acceso a los chismorreos más jugosos de esa clase tan elitista.
“Soy un receptáculo de secretos ajenos y hace tiempo que he entendido que guardar un secreto no tiene sentido”.
Truman Capote.
Finalmente fue publicado a título póstumo, Plegarias atendidas, el libro de Capote en el que se recogían tres de esas historias ya publicadas. Una obra que tardó décadas en componer, denominada por él mismo como novela mosaico y de la que os hablaré la próxima semana y que quiero enlazar indirectamente con este libro de Dominick Dunne.
Ya sabéis que un libro lleva a otro y más cuando tratan el mismo tema.