"Las mujeres comienzan a ser una plaga en los viajes y las exploraciones difícil de combatir", escribió un periodista de The Times cuando, en diciembre de 1892 Isabela Bird se convirtió en la primera mujer admitida como miembro de la Real Sociedad Geográfica de Londres. Esta obra recoge una sorprendente colección de aventuras protagonizadas en el siglo XIX por aquellas viajeras que sabían mucho de relámpagos en las noches de tormenta y nada de los viajes relámpago. Viajes tormentosos a lomos de mula o en tísicos barcos vapor, donde un descuido repentino conducía a menudo a una muerte rápida y segura. Mujeres que recorrieron el globo a solas y muchas veces sin dinero, que vivieron sus mejores experiencias durante su ambulante vida.
Mujeres que hicieron uso de su ingenio y sobrevivieron a la soledad, a las fieras y a la enfermedad, imprimiendo un aire de "realismo mágico" al siglo de las grandes exploraciones con su peculiar sintaxis.
Sus aventuras transcurren en las arenas del desierto árabe, en las junglas de África, en las frías estepas de Rusia, en la remota India, en el sureste asiático o en el lejano oriente.
Pilar Tejera ha dedicado quince años a estudiar la vida de las grandes damas del pasado, para ofrecernos un retrato del siglo XIX a través de estas sorprendentes protagonistas que nos conducen de la mano, a través de aventuras que resultan increíbles.
Opinión:
¿Una lady exploradora? ¿Un viajero con faldas? La sola idea resulta una trivialidad demasiado ilusoria. Dejémoslas en casa cuidando de los niños o remendando nuestras viejas camisas. Ellas no deben, no pueden ser geógrafas.
"To the Royal Geographic Society", en la revista satírica Punch, 10 de junio de 1893
En el sigo XIX el hombre victoriano resolvió dos enigmas ancestrales: la mujer y el negro.Desde hacía mucho había intuido que ambos eran inferiores, pero ahora tenía el apoyo de la ciencia para emitir un veredicto definitivo.
Robert D. Pearce: Mary Kingsley, Light at the heart of darkness, 1990
Con comentarios ofensivos de este tipo, tuvieron que convivir a diario las mujeres protagonistas de este libro. Se atrevieron a recorrer el mundo en contra de las opiniones de la sociedad victoriana, que estaba caracterizada por una moralidad profundamente conservadora.
Con su forma de ver la vida, su arrojo y su valor, no solo callaron a los que los emitieron, también demostraron muchas más cosas. Tenían el mismo aguante que un hombre, eran igual de inteligentes, aunque en ocasiones más resolutivas, observadora, diplomáticas y efectivas. También demostraron que eran capaces de llevar una familia, escribir libros, recoger insectos, pintar, fotografiar y entablar contacto con pueblos que hasta ese momento, habían evitado relacionarse con el hombre blanco.
Mujeres que recorrían el mundo estimuladas por el afán de nuevos descubrimientos o por la sensación de vivir aventuras.
Las historias que aparecen en este libro, están narradas de forma magistral de la mano de Pilar Tejera. Haciendo un uso excelente del lenguaje, nos ofrece al tiempo, una obra didáctica y muy amena. Como ella indica al comienzo:
Lo único que mata a una buena historia de viajes es la falta de imaginación. Pues sin imaginación no hay viaje posible. Y este tipo de historias son una invitación a soñar y a viajar.
Cada una de las mini biografías que hace de estas valientes exploradoras, están plagadas de descripciones que ayudan al lector a ver lo mismo que contemplaron esas trotamundos decimonónicas.Todas las historias comienzan con un prólogo de presentación de cada una de ellas y para complementar estas narraciones, Pilar, ha introducido pequeños fragmentos o párrafos extraídos de los libros de viajes, diarios y biografías que ellas escribieron en su tiempo.
Estas aventureras, pese a lo que podríamos pensar y al concepto general que existe sobre el comportamiento de las féminas de la época, supieron adaptarse al medio en el que se hallaban. Comían lo que encontraban o bien con suerte, lo que la hospitalidad de las gentes del lugar les proporcionaban.
Dormían donde podían, unas veces bajo las estrellas y otras, en chamizos compartidos, pero el mayor logro en conjunto de todas ellas, fue superar el velo de intolerancia que cada una arrastraba.
Se convirtieron en viajeras, llegando a los lugares más recónditos del mundo. Viajes que por desgracia no siempre culminaron bien.
Como es lógico, en un libro que comprende la vida de tantas mujeres dispares, algunas pueden resultarnos más interesantes que otras. Las gestas de todas fueron admirables pero hay que admitir, que algunas de estas expedicionarias estaban cargadas de bastantes excentricidades.
Sin desmerecer al resto, quiero hacer una mención especial para algunas de estas aventureras.
Florence Baker, Mary Kingsley, Margaret Fountaine, Mary Livingstone, Lady Jane Digby y Sophia Raffles. Estas sin dudarlo, son las que más me han impactado.
También, entre éstas, hay que destacar la narración que Pilar hace de Margaret Fountaine.
Pilar Tejera en esta historia, hace uso del recurso del flash-black. Altera la secuencia cronológica, nos sitúa en 1978 con lo que será la apertura del testamento de Margaret, casi cuarenta años después de su muerte y a continuación traslada la acción al pasado, es decir al comienzo.
Para ir terminando debo añadir, que otra cosa de agradecer en este libro, es la inclusión en las páginas centrales de un pequeño álbum fotográfico. De esta forma, podemos hacernos una idea, de como era el aspecto de estas viajeras de leyenda. Os aviso que alguna os sorprenderá...
Pilar Tejera es historiadora, egiptóloga, directora y creadora de la editorial Casiopea y del portal Mujeres Viajeras.
Desde aquí le agradezco de nuevo el envío de su magnífica novela.
Me gusta pensar que las historias vividas por gente hace tiempo no se extinguen, sino que se perpetúan al ser leídas.Pilar Tejera