Ha empezado un nuevo curso en la pequeña localidad de St. Ambrose y las madres de los alumnos, como cada año, se reúnen a la entrada y la salida del colegio.
En una pequeña comunidad todas las relaciones cuentan, y ninguna cara nueva pasa desapercibida.
Bea y su pequeño corrillo de desesperadas seguidoras no están dispuestas a que ninguna recién llegada se cuelgue las medallas a la mejor recaudadora de fondos para la escuela. Por encima del cadáver de la cena benéfica y el mercadillo que organizan cada año.
¿Has afilado tus cuchillos últimamente?
Opinión:
Entre el montón de libros que tengo para leer, la portada de este me llamó especialmente la atención por el colorido, así que sin pensármelo dos veces me leí la sinopsis.
Lo más destacable es que esta frase que encontré en ella me hizo sonreír.
"Bea y su pequeño corrillo de desesperadas seguidoras no están dispuestas a que ninguna recién llegada se cuelgue las medallas a la mejor recaudadora de fondos para la escuela".
Como podéis comprobar un análisis breve pero mordaz de un comportamiento que estamos hartos de ver en nuestro entorno, y deduje, que esta lectura tenía visos de hacérmelo pasar muy bien.
Lo primero que voy a hacer es una breve descripción muy ácida (ya que así lo requiere el libro), sobre el comportamiento de este curioso grupito que habita entre las páginas de este libro, y por qué no decir también, que con total seguridad se adapta a alguien que conocéis.
Estos grupos que en ocasiones nos rodean, atienden como indica el título del libro, al mandato de una única abeja reina.
- Suelen seguir sus ordenes con los ojos cerrados, demostrando tener un claro déficit de personalidad a la vez, que una necesidad imperiosa de afectividad.
- La abeja reina impone su voluntad y el resto la cumplen a pies juntillas, sin cuestionar decisiones, sin plantearse si es correcta o no.
- Nuestra Superabeja, a su vez, demuestra poseer la misma carencia afectiva, lo que conlleva a falta de seguridad en sí misma. Necesita en todo momento estar respaldada por el grupo, que aplaudan y alaben tanto sus actos como sus comentarios. Llevándose siempre el mérito de lo bueno, mientras que el pobre grupo de obreras manipuladas se llevará los palos si el resultado no es el esperado.
- El resto de las clases sociales que componen esta colmena, zánganos, obreras, soldados se disputan las míseras migajas, de amistad interesada, que deja caer la abeja reina. Estas a su vez no actúan si no es sintiéndose respaldadas previamente por el grupo. Muestran una falta de independencia, una necesidad de sentirse arropadas.
Como dice la autora:
Hacían ejercicio juntas, iban de compras juntas, pensaban...
La novela se lee de forma muy rápida y en general no es nada excepcional, ni tiene nada extremadamente destacable, aunque es cierto, que posee algunos diálogos irónicos y muy ácidos que hacen pasar muy buen rato.
Entonces después de leer esto os preguntaréis.
¿Y dónde está la gracia de esta lectura? pues muy sencillo:
El libro mejora ostensiblemente al llegar a la mitad, en el preciso momento en que la rebeldía empieza a despertar entre el resto de personajes, surgiendo lentamente entre las renegadas del grupo.
Un pequeño grupo de parias muy irónicas y con muchos recursos que conseguirán dar un giro a esta novela logrando que pasemos un rato entrañable y que soltemos de vez en cuando un ¡Toma, bien hecho!, ¡Así se hace!
Sonreiremos con las anécdotas divertidas, aunque habrá alguna que nos pondrá un pequeño nudo en la garganta, lo que añade puntos a esta historia al aportarle un toque humano y real.
Algunas de sus protagonistas parecen sacadas de la serie televisiva mujeres desesperadas.
La novela se sitúa en una localidad inglesa, donde este corrillo de mujeres ignora que el poder de la abeja reina se oculta únicamente en la envidia cubierta con una capa de apariencia.
Dime de que presumes y te diré de que careces.
Para terminar solo me queda añadir un par de cosas.
Ante todo recordaros que todo parecido con la realidad es pura coincidencia, y dejaros una pequeña cita que resume todo lo dicho hasta ahora.
"Y luego están los trabajos inventados. Gente que dice que hace cosas y que lo anuncia a bombo y platillo mientras va por ahí mangoneando y mirándonos a todas por encima del hombro, cuando en realidad no están haciendo nada que se necesite hacer y tampoco ganan ni un penique" .