lunes, 31 de octubre de 2016

La Señora de Winter de Susan Hill

Sinopsis:

La señora de Winter da inicio 12 años después de los sucesos que tenían lugar en la novela originaria.
Maxim de Winter y su esposa deben regresar del exilio voluntario que les ha mantenido alejados de su querida Inglaterra durante más de una década para asistir a los funerales de la hermana de él.
A pesar de todos los temores de Maxim, una vez pisen suelo inglés, la señora de Winter será incapaz de quitar de su cabeza la idea de que una nueva vida es posible y que establecer un hogar allí no implica ningún peligro. Después de tanto tiempo, ¿quién se va a acordar de ellos? ¿Quién los va a relacionar con la desaparecida Manderley?
Pronto comprenderán que los secretos que ellos creían enterrados, únicamente estaban a la espera de que alguien los desenterrara.

Opinión:

Dicen que las segundas partes nunca fueron buenas...
Yo no lo afirmaría de forma tan rotunda, pero si soy de la opinión de que cuando la novela original sobre la que se basan las secuelas ha sido de una calidad excelente, deja el listón demasiado alto para las continuaciones.
A esto habría que añadir que, muchas veces, los encargados de dar continuidad a la historia, por meritoria que sea su trayectoria literaria, no logran captar la esencia o transmitirla con la misma intensidad que el creador de la novela original.
En este caso, la autora que toma el relevo a la historia que nos encontrábamos en Rebeca es Susan Hill, una escritora de renombre que se mueve con extremada soltura entre el género de intriga y misterio.
Aun así, con esa gran trayectoria que la respalda, no ha sido capaz, en esta obra, de sacar lo mejor de su pluma.

Quizás demasiado influenciada por la narrativa de Daphne du Maurier o por el éxito de Rebeca, la historia que nos ofrece en esta continuación se ve demasiado forzada, demasiado sobrecargada de descripciones que intentan emular a las de Du Maurier sin conseguirlo; los personajes demasiado estereotipados no evolucionan y la trama no llega a convencer.
Y es que como se suele decir...
Lo poco agrada y lo mucho cansa.

Si tuviese que definir esta obra con tan solo un par de frases diría que, Susan Hill, no consigue imitar el estilo de Daphne Du Maurier ni por aproximación. Nos encontramos con una diferencia muy clara de estilo y sobre todo de forma; pero también sabéis que me gusta razonar los detalles, aunque se traten de reseñas negativas, así que vamos a ello...

Esta historia da comienzo doce años después de los sucesos trágicos que se nos narraban en Rebeca. La autora inventa una posible continuación, pero al igual que le ocurre a ella, nosotros los lectores también nos vemos condicionados por la historia y por el estilo de la obra original.

La joven Sra. de Winter que ya de por sí podía parecernos un poco ñoña, consigue saturar al lector con sus continuas justificaciones y un comportamiento totalmente infantil.
Este personaje continúa sin tener nombre, algo lógico ya que en Rebeca era un dato que se omitía al lector y que remarcaba la poca importancia del personaje respecto al resto de los que aparecían en la obra.
En esta continuación sigue siendo un personaje totalmente anulado, sujeta a las decisiones de Maxim de Winter, un personaje anodino que carece de interés no solo para el lector, también para los personajes ambientales que aparecen a lo largo de la narración.
La obra en sí parece un conglomerado de pensamientos sin valor, pueriles. Una especie de soliloquio repetitivo, cargado la mayoría de las veces de prejuicios.
Reflexiones y comentarios de una protagonista que se aísla a sí misma, perseguida por miedos absurdos y ataques de culpabilidad, cuya interpretación siempre queda supeditada a lo que pensará Maxim.
Si alguno de vosotros pensáis que el comportamiento corresponde a una mujer de la época, no es así. Encontraréis bastantes diferencias con el resto de personajes femeninos y con su forma de actuar.
Y esta inundación de pensamientos esta sobrecarga con la que nos deleita la autora, ocurre en casi la totalidad de la novela, concretamente en dos terceras partes de la historia. 

La sombra de Rebeca, aunque más difusa, continua sobrevolando sobre los personajes, unos personajes que ya conocemos, pero cuya obsesión se ve agravada por el paso del tiempo.
Y podríamos decir que con Manderley, esa preciosa mansión que aún perdura por sus descripciones en nuestro recuerdo, ocurre casi lo mismo.
Los Señores de Winter son prisioneros de sus miedos y Manderley se ha convertido en un temor patológico que parece acechar detrás de cada conversación, ejerciendo su influencia como un espectro.

El desenlace de Rebeca, las notas finales de esa obra genial, dejaban al lector completamente intrigado, cargado de preguntas sin respuesta, y en esta historia, Susan Hill, no solo pasa de puntillas en un vano intento de darles explicación, sino que lo poco que menciona de ello, hace que el lector piense que la actuación y los hechos, resultan totalmente surrealistas.


El asesinato de Rebeca quedó resuelto... pero la obsesión anteriormente citada de los personajes les persigue allá donde vayan, más por el miedo a las opiniones de los que los conocieron que por el hecho en sí.
El avance de la novela es directamente proporcional con el comportamiento ridículo y en ocasiones absurdo de los protagonistas principales, Los Señores de Winter.

Hay otra novela que hace referencia a Rebeca, su título es Regreso a Manderley de Sally Beauman. La he intentado localizar para comparar pero me ha sido totalmente imposible dar con ella.


sábado, 29 de octubre de 2016

Soy leyenda de Richard Matheson

Sinopsis:

Robert Neville es el único superviviente de una guerra bacteriológica que ha asolado el planeta y convertido al resto de la humanidad en vampiros.
Su vida se ha reducido a asesinar al máximo número posible de estos seres sanguinarios durante el día, y soportar su asedio cada noche.
Para ellos, el auténtico monstruo es este hombre que lucha por subsistir en un nuevo orden establecido.



Opinión:

"La fuerza del vampiro reside en que nadie cree en él"
Van Helsing.

Los vampiros.

Supongo que muchos habréis leído novelas que tienen a estos seres sobrenaturales como protagonistas.
Drácula de Bram Stoker, El misterio de Salem's Lot de Stephen King o Carmilla de Sheridan Le Fanu en 1872, son algunas de las que vienen sin esfuerzo a mi memoria.
Lo que resultaría más difícil, es no haber visto ni tan siquiera un trocito de alguna película donde esas criaturas míticas apareciesen; porque lo cierto es, que los vampiros, han sido elementos fijos del folclore de muchas culturas desde tiempos inmemoriales, acaparando el protagonismo de muchas leyendas de Europa Central y del Este, y dando un salto después a la literatura, convirtiéndose en personajes imprescindibles del género Gótico.
Estas novelas que os he citado tienen algo en común y es que resaltan el estereotipo popular del vampiro:

"Había muchos puntos oscuros: que no salieran de día, que no soportaran el ajo, que los mataran definitivamente las estacas, que temieran las cruces y que evitaran los espejos".

Pues bien, aquí llegamos al punto más destacable de Soy leyenda.
Matheson, da una explicación bastante razonable a por qué los vampiros huyen de las cruces, de los espejos, de tierra sagrada o del ajo entre otras cosas; detalle que hasta el momento en el resto de novelas, nadie se había molestado en explicar. Porque todos sabemos como eliminar a un vampiro... pero no el porqué de que desaparezcan tras clavarles una estaca.

Robert Neville.

Otro de los puntos más interesantes de esta novela es el personaje principal, sin duda una creación redonda.
Tras una guerra bacteriológica, el mundo tal y como hoy lo conocemos ha dejado de existir.
Robert Neville es el único superviviente de la raza humana.
Por las mañanas dedica su tiempo a reforzar su casa y cada noche, se ve obligado a resistir el asedio de la nueva raza que ha surgido tras la enfermedad.

Neville es un personaje en constante evolución y Matheson a través de él, nos ofrece un relato perturbador que nos incita a reflexionar sobre algo tan clásico como es el bien y el mal o el terrorífico miedo a la soledad y a lo desconocido.

¿Cómo actuaríamos si nos encontrásemos en su misma situación?
Neville pasa por todos los estados emocionales, desde la resignación al coraje, desde la ira al miedo, enfrentándose noche tras noche al dilema de seguir siendo el único superviviente o ceder a los llamamientos que los vampiros le hacen desde fuera y terminar siendo uno de ellos. Pero para Neville eso no es una solución, hay algo en él que le convierte en inmune, por lo tanto, solo le queda resistir o morir...

En el relato que nos ofrece Matheson en tercera persona, incluye algunas narraciones retrospectivas que nos obligan a retroceder en el tiempo, para mostrarnos algunos detalles, imprescindibles, sobre como era la vida de Neville antes del suceso. Esas analepsis obligan a ralentizar el ritmo del relato pero en cambio le aportan la coherencia necesaria para no dejar los tan odiados cabos sueltos que encontramos en otras novelas del género.
Aun así, la narración resulta muy fluida y convierte este relato corto postapocalíptico en una lectura muy recomendable.

Como último apunte mencionar que existen varias versiones cinematográficas, pero que ninguna de ellas contó con el beneplácito del autor por motivos obvios:
Ninguna de ellas consigue transmitir ni la más mínima parte de lo que se muestra en el libro, la angustia que sufre el protagonista, la soledad; además de que ninguna se adapta fielmente a la obra.

Soy leyenda con Will Smith (I'm legend, 2007) y El último hombre vivo (The Omega Man, 1971) con Charlton Heston, como actores protagonistas, son las únicas adaptaciones que he visto de este libro, aunque se de una tercera, El último hombre sobre la Tierra (The last Man on Earth, 1964), protagonizada por Vincent Price.
Soy leyenda, resultó muy taquillera, es una película que está muy bien para entretener, pero creo que la que más podría ajustarse al libro es sin duda la protagonizada por Heston, aunque repito, difiere bastante de lo que se nos cuenta en el libro.

"Y antes de que la ciencia hubiese destruido la leyenda, la leyenda devoraría la ciencia y todo lo demás". 
Soy leyenda.