lunes, 9 de mayo de 2016

Mariana Pineda. Un canto a la pasión y a la libertad de José Luis Olaizola

Sinopsis:

La vida de Mariana Pineda, breve, pero intensa,
fue una aventura permanente y un canto a la libertad

José Luis Olaizola ha novelado, con su maestría habitual, la corta vida de esta granadina que nació en 1804. Era hija ilegítima de un caballero de la Orden de Calatrava y padeció ese estigma durante su azarosa infancia, pero lo superó gracias a su encanto personal y, pasados unos años, a su singular belleza.
Muy joven, se casó con Manuel de Peralta, un militar de ilustre familia que fue quien la inició en los ideales liberales de la Constitución de Cádiz, de los que acabó siendo entusiasta defensora. Así participó en numerosas conspiraciones contra el absolutismo de Fernando VII, que a la postre acabaron costándole la vida. Con solo veintisiete años murió ajusticiada, acusada de bordar una bandera morada con las enseñas: «Libertad, Igualdad y Ley».
Fallecido el rey déspota, Mariana Pineda se convirtió, hasta el día de hoy, en el símbolo de los nobles ideales de la libertad.

Opinión:

Pocos monarcas disfrutaron de tanta popularidad inicial como Fernando VII.
Tras pasar toda la Guerra de Independencia preso, retornó como legítimo rey de España y malogró su reinado convirtiéndolo en uno de los más desastrosos y dignos de olvidar que ha conocido España.
Declaró la constitución de Cádiz nula y sin ningún valor; algunos de los héroes indiscutibles de la Guerra de Independencia española, los mismos que habían luchado por reponerle en el trono, terminaron encarcelados y lo mismo sucedió con los liberales que optaban por restaurar una monarquía, algo más democrática y constitucional.
En este periodo es donde entra a formar parte de la Historia el personaje principal de esta obra.

Quien más quien menos, todos hemos oído hablar en alguna ocasión de esta mujer.
El 18 de Marzo de 1831, Mariana Pineda era detenida y acusada de tener en su poder una bandera, que aunque inacabada, significaba la lucha contra la monarquía absolutista de Fernando VII.

Recuerdo que hace mucho tiempo vi en televisión una serie de cinco capítulos, Proceso a Mariana Pineda, donde recreaban su vida. El papel principal recaía en Pepa Flores y la fuerte personalidad que transmitía, tanto la actriz como la vida del personaje, quedaba reflejada en una de sus frases finales.
Un ejemplo de orgullo, una clara defensora de la libertad que mantuvo la dignidad hasta la hora de prepararse para la ejecución, negándose a entregar sus ligas.
Parafraseo a José Luis Olaizola, porque la frase exacta yo no la recuerdo...
Eso no, no consentiré ir al patíbulo con las medias caídas, y que se tranquilicen esos ministros de justicia, que católica soy y católica quiero morir y mi religión me prohíbe el suicidio.

La narración nos ofrece dos narradores distintos.
  • El cronista.
Tenemos su relato, desde el cual se nos van contando todos los acontecimientos de forma cronológica, que marcaron la vida de esta mujer.
La crónica no comienza con su nacimiento, sino que el autor se remonta un poco más hacia atrás en el tiempo, para que conozcamos algunos retazos de su vida familiar, principalmente los datos que conciernen a su padre.
De esa forma, no solo obtendremos información sobre su familia, sino que también nos crearemos una idea sobre la situación socio política que se vivía en el momento.
No nos encontramos ante un ensayo riguroso, por lo tanto, los datos que se facilitan aunque estrictamente documentados, se complementan con diálogos recreados.

  • El diario
El otro testimonio nos llega a través de la incorporación de fragmentos extraídos del diario de Mariana; aunque coincido con el autor de que no se trata exactamente de un diario.
Los diarios suelen recoger el día a día de su propietario y según conoceremos por lo que en él se relata, la protagonista no plasmaba de forma asidua sus vivencias, sino que tan solo escribía en él los sucesos que consideraba trascendentales o dignos de ser recordados con posterioridad.
Con este diario, seremos partícipes de las reflexiones y pensamientos más íntimos de nuestra protagonista y conoceremos a una mujer liberal que se adelantaba a su tiempo.

Los datos que se proporcionan, en general, resultan interesantes, pero también hay que resaltar que la obra no mantiene un ritmo constante, el ritmo va in crescendo, algo lógico porque lo interesante llega en la vida adulta de la protagonista, más o menos en la segunda mitad de la obra. En ese momento, los acontecimientos que se narran adquieren mayor intensidad.
También hay que señalar que en la parte final de la narración, a partir del momento de la detención de Mariana, se incluyen más fragmentos de sus apuntes, con lo que el relato se vuelve más pasional por lo traumática de la situación.

Los personajes.

La figura de Mariana Pineda pasó a convertirse en todo un símbolo de la causa liberal a comienzos del siglo XIX. Llegó a eclipsar a muchos personajes célebres de la época, como podemos verlo a lo largo de las páginas de este libro, y quizás, ese sea no el error, pero si el detalle que hace que a la obra le falte algo... Las páginas quedan un poco vacías de historia.
El resto de personajes  que aparecen, desempeñan un papel meramente secundario. Una triste comparsa utilizada para recrear el entorno de Mariana y de una sociedad que se mostraba disconforme con un rey, El deseado, que pasó a convertir su reinado en uno de los más ominosos y aborrecidos que se puedan recordar.
Y es cierto, Mariana es el personaje principal indiscutible de esta historia, pero como digo al menos para mi gusto, hubiese resultado interesante ampliar los datos que se dan, rellenando con más acontecimientos históricos.

El mencionado Fernando VII; La Pepa, La constitución de 1812; Juan Martín El empecinado, ese héroe que se inició como guerrillero contra los franceses, luchó por el retorno del rey y al final acabó ajusticiado por él; Rafael de Riego o Espoz y Mina entre otros, creo que son merecedores de un poco más de reconocimiento o protagonismo, y no solo salir citados en algunos momentos que considero demasiado puntuales.

La novela resulta amena, aunque como he dicho se hace corta. Una obra muy recomendable que nos acerca a una época muy intensa, cargada de acontecimientos y donde tras cada esquina se fraguaba una conspiración.

Nunca una palabra indiscreta escapará de mis labios para comprometer a nadie. Me sobra firmeza de ánimo para arrostrar el trance final. Prefiero sin vacilar una muerte gloriosa a cubrirme de oprobio delatando a persona viviente.

miércoles, 4 de mayo de 2016

Crónica de una muerte anunciada de Gabriel García Márquez

Sinopsis:

Acaso sea Crónica de una muerte anunciada la obra más «realista» de Gabriel García Márquez, pues se basa en un hecho histórico acontecido en la tierra natal de escritor. Cuando empieza la novela, ya se saber que los hermanos Vicario van a matara a Santiago Nasar -de hecho ya le han matado- para vengar el honor ultrajado de su hermana Ángela, pero el relato termina precisamente en el momento en que Santiago Nasar. El tiempo cíclico, tan utilizado por García Márquez en sus obras, reaparece aquí minuciosamente descompuesto en cada uno de sus momentos, reconstruido prolija y exactamente por el narrador, que va dando cuenta de lo que sucedió mucho tiempo atrás, que avanza y retrocede en su relato y hasta llega mucho tiempo después para contar el destino de los supervivientes. La acción es, a un tiempo, colectiva y personal, clara y ambigua, y atrapa al lector desde un principio, a pesar de que conoce el desenlace de la trama. La dialéctica entre mito y realidad se ve potenciada aquí, una vez más, por una prosa tan cargada de fascinación que las eleva hasta las fronteras de la leyenda.

Opinión:

Aprovechando que en ocasiones nos embarga la tan temida crisis lectora, en la cual no sabemos que leer, siempre viene bien recurrir a los clásicos que invaden nuestras estanterías.
¡Clásicos! ¡Sí, habéis oído bien!
Esa palabra que a algunos con solo oírla parece que les crea animadversión. Esas novelas casi olvidadas que esperan pacientemente y acumulando polvo a que su turno vuelva a llegarles; cuyas hojas ya amarillas por el paso del tiempo, leídas y releídas en incansables ocasiones, difícilmente pueden defraudarnos.
Esta en concreto ha vuelto a salir victoriosa del difícil encargo para el que había sido elegida, limpiar la desidia lectora.

Crónica de una muerte anunciada, ya la había leído hace años, pero en ningún momento se me ocurrió reseñarla. Suele pasar con las novelas tan famosas, no sabes que decir de ellas y es que, poco se puede decir que no se haya dicho ya.

Textos periodísticos que terminan convertidos en novela... por supuesto con lo esencial.

Hay muchas novelas basadas en hechos reales que nacen en un principio como textos periodísticos. Realmente es una excelente forma de crear una novela. No se necesita imaginación ni que el autor se devane el cerebro inventando un argumento.
Los hechos están ahí, llenando las portadas de los principales periódicos y noticiarios. Lo que sí se necesita y resulta primordial, es el talento para saber buscar y extraer los sucesos más relevantes, dándoles forma después haciendo uso de la técnica adecuada. No debemos olvidar en este punto, la prosa y el don para enganchar al lector.
 
Dicho todo esto pensaréis que cualquiera puede escribir, ¡pues no! se necesita algo que ya he citado, TALENTO, y por suerte para unos o desgracia de otros, no todo el mundo lo tiene.
Hay que ser realistas; por mucho que papá, mamá y el amiguete de turno nos encumbren, no dejan de ser papá y mamá. Como dice el dicho popular... ningún hijo es feo para sus padres; y hay que saber mirar un poco más lejos del círculo familiar: padre, madre, abuelos y mascotas.
Vamos, como decían en la serie Expediente X 

La verdad está ahí a fuera...

Y ahora en serio...
Hay muchas obras similares, pero no llegan a ser dignas de alabar como ésta de la que hoy os hablo o por poner otro ejemplo, A sangre fría de Truman Capote. Y es que estas obras citadas, recalcando lo dicho en el párrafo anterior, no son solo una reconstrucción periodística de sucesos, más bien yo lo describiría como un encadenamiento armónico y casi perfecto de escenas. Por algo, Crónica de una muerte anunciada, fue incluida en la lista de las cien mejores novelas del siglo XX y su comienzo, también aparece en otra de esas famosas listas.

Pero vayamos al principio...

La primera vez que la leí, me pareció una obra extraordinaria, ahora con el paso del tiempo, reconozco que no solo no ha variado mi opinión, sino que la coloca en ese lugar excepcional al que solo tienen acceso determinadas joyas literarias.

Conociendo el final desde el principio...

Coincido al igual que la vez anterior, en que lo qué más me impresionó, es el comienzo. Saber desde el principio del texto, desde el título, cual será el final de Santiago Nasar.
Y es que como se dice en la narración... "Nunca hubo una muerte tan anunciada" pero añado... tampoco estuvo también contada.
El conocer el desenlace desde el principio, a muchos les puede parecer que le quita gracia a la historia, pero no es así, en este caso consigue crear más tensión.
Gabo, el apelativo cariñoso con el que se conocía al autor, aprovecha ese detalle, ese dato que conocemos de antemano y lo explota, colocando al lector en situaciones comprometidas. A través de las completas descripciones del lugar, de los relatos de los personajes, vamos conociendo de primera mano el recorrido de Santiago y de sus asesinos, los hermanos Vicario, llevando al extremo la angustia del lector.
Vemos como sus recorridos en más de una ocasión están a punto de cruzarse, y aquí entran de nuevo...

Las casualidades...

"Sobre todo, nunca le pareció legítimo que la vida se sirviera de tantas casualidades prohibidas a la literatura, para que se cumpliera sin tropiezos una muerte tan anunciada".

¿Recordáis lo qué siempre digo sobre las casualidades? Que la literatura no puede pasar a depender totalmente de ellas... pues bien, hay excepciones, y una de esas gloriosas excepciones, es esta novela que aparece cargada de coincidencias. (Las otras podrían ser El conde de Montecristo y Los tres mosqueteros, ambas de Alejandro Dumas), por citar algunas...
Todo el mundo en el pueblo sabe la amenaza de los hermanos Vicario... todos claro está, menos Santiago.
Los hermanos, Pedro y Pablo Vicario, lo cuentan a todo aquel con el que se encuentran, como en un intento de que alguien tenga la suficiente valentía de detenerles. De esa forma y ante la imposibilidad de cometer el asesinato, la cuenta pendiente quedaría saldada.
El cura, la policía, una carta que se cuela por debajo de la puerta, TODO el pueblo sabe lo que va a ocurrir, pero nadie toma medidas. Aquí es donde el "hecho en sí" adquiere un protagonismo especial, según mi punto de vista, no solo son asesinos Pedro y Pablo, también lo son los que con su silencio colaboran y no evitan el desastre.
Este es el momento oportuno para citar otro detalle de la obra, el número infinito de personajes secundarios que aparecen para componer el relato.

Multiperspectivismo...

Narrada en primera persona, se recrean principalmente, unos hechos acontecidos veinte años antes. Aunque existe un narrador, éste no interfiere y nos muestra las versiones de los distintos personajes, lo que se conoce como multiperspectivismo. Ellos serán los encargados de recrear una historia a tres tiempos, de ir rellenando los huecos en blanco para que el lector no pierda detalle.
La narración, como he avanzado, no sigue un orden lineal, los saltos son frecuentes.
Tenemos la narración del día del suceso, donde Santiago y los hermanos Vicario son los protagonistas; otra que se corresponde con la recogida de los datos por parte del narrador, para recrear completa la historia, y donde se incluyen las narraciones de todos los personajes del pueblo que se vieron involucrados; por último, una tercera donde se cuenta lo que ocurrió tras el asesinato.

El realismo mágico... 

Si hay algo que caracteriza a Gabriel García Márquez, es el realismo mágico que aparece plasmado en sus obras. ¿Quién lo invento? Pues no lo sé, pero es citar ese estilo narrativo y el nombre de Gabo y sus historias vienen directas a mi cabeza. Narra los hechos sin restarles crudeza y los adorna con algunos momentos puntuales de fantasía, con hechos surrealistas, que perduran en el recuerdo del lector.
En esta obra se pueden disfrutar algunos de esos momentos excepcionales y quizás ese toque de magia, que aportaba su autor, es lo que hace que el lector a pesar de conocer desde el comienzo el desenlace, continúe leyendo con la absurda esperanza de que el destino de Santiago Nasar cambie con el paso de las hojas...

Una prosa pausada, detallista; una novela breve, genial, casi única, que siempre es un placer recuperar en un intento de que si no la habéis leído lo hagáis...