Quién es Gilberte Alapin? ¿Qué se oculta bajo su amable apariencia?
La acción sucede en el París de la actualidad. Dos jóvenes llegan a la residencia de estudiantes Lamarck, en pleno corazón de la ciudad. La distinguida dueña es Gilberte Alapin, conocida por sus amistades como Gigi.
La vida de los dos jóvenes, Andrés y Dadou, transcurre en la rutina de la residencia, cuando todo cambia de la noche a la mañana: Andrés se convierte en testigo de un fatal accidente y, al socorrer al moribundo, una extraña petición sale de los labios del desconocido.
A partir de ese momento se inicia para ellos un sinfín de aventuras y desventuras, en las cuales estará presente un astuto inspector de policía que no abandonará fácilmente sus pesquisas. Pero algo mucho peor está aún por llegar…
La vida de los dos jóvenes, Andrés y Dadou, transcurre en la rutina de la residencia, cuando todo cambia de la noche a la mañana: Andrés se convierte en testigo de un fatal accidente y, al socorrer al moribundo, una extraña petición sale de los labios del desconocido.
A partir de ese momento se inicia para ellos un sinfín de aventuras y desventuras, en las cuales estará presente un astuto inspector de policía que no abandonará fácilmente sus pesquisas. Pero algo mucho peor está aún por llegar…
Opinión:
Ya sabéis, los que me seguís con asiduidad, que soy una especie de buscadora de detalles curiosos en los libros; detalles que no me guardo y que luego os voy contando por aquí.
En esta ocasión la casualidad me ha llevado de nuevo a otra obra de Lucía Feliu, una autora que ya reseñé hace unos años cuando leí Cartas a Siracusa, y debo deciros que este nuevo libro me ha sorprendido gratamente por lo que he encontrado.
El secreto de madame Gigi es una novela de intriga cargada de sorpresas y giros argumentales que atrapa desde las primeras páginas porque la autora, además de diseminar el suspense con acierto a lo largo de toda la obra nos deja una buena dosis en los primeros capítulos.
Madame Gigi regenta la residencia de estudiantes Lamarck en pleno barrio de Montmartre y ese va a ser el escenario principal por el que se moverán nuestros protagonistas.
Andrés y Dadou son dos estudiantes de esa residencia y aunque van a tener una relevancia muy destacada, realmente el protagonismo principal va a recaer sobre Gilberte Alapin, a la que conoceremos como madame Gigi y sobre una extraña pieza de arte: un reloj de valor incalculable.
Andrés va a ser testigo de un fatal accidente. El moribundo le hará una extraña petición y a partir de ese momento comenzará una aventura muy peligrosa.
Lógicamente también va a haber otros personajes secundarios que apoyarán al elenco principal aportando su toque especial y que lucharán por hacerse un hueco en ese protagonismo.
El narrador predominante nos va a hacer llegar la historia en tercera persona, pero también habrá un espacio reservado a un relato breve en primera persona.
Y aquí llegan las curiosidades...
Esta novela incluye lo que se denomina como narración enmarcada, una técnica en la que tenemos una trama principal que contiene o incluye otra de duración más breve, como si fuese una historia dentro de otra.
En esa narración breve, como ya os he adelantado, Gilberte Alapin nos va a contar su vida pasada en primera persona. Ese recurso es un racconto, ya sabéis, una narración que retrocede al pasado para mostrarnos unos hechos determinados y que después retornará al presente.
Esa parte de la novela es quizás la que más me ha gustado por un motivo muy sencillo. Podemos decir que la trama general es una historia de intriga y suspense con toques policíacos, pero esta breve historia de Gigi es un relato con toques muy clásicos que incluye ladrones de guante blanco muy al estilo de la obra de Maurice Leblanc y su archiconocido Arsène Lupin.
En su conjunto cabe destacar el buen hacer de la escritora puesto que equilibra la trama en capítulos relativamente breves que permiten una cómoda lectura, además del uso de un lenguaje sencillo pero muy cuidado.
Y ya para terminar os diré que Lucía Feliu nos tiene reservado un final muy a la altura de toda la historia, aderezado con un par de giros de tuerca que os van a sorprender.