martes, 11 de mayo de 2021

El asesino vive en el 21 de S. A. Steeman

Sinopsis:

En el neblinoso Londres de los años treinta, un asesino en serie tiene aterrorizada a la capital. Tras matar a sus víctimas de un golpe en la cabeza, les roba y deja junto a ellas una nota con la más anodina de las firmas: «Mr. Smith». 
Cuando, tras el último ataque, un testigo ve al criminal entrar en una pensión del número 21 de Russel Square, Scotland Yard —con el superintendente Strickland al frente del caso— pondrá bajo vigilancia a sus huéspedes: la viuda Hobson, dueña del establecimiento; el señor Collins, vendedor a domicilio de radios; el mayor Fairchild, retirado tras haber servido en las Colonias; la señorita Holland, amante de los gatos... 
Pero pese a haber estrechado tanto el cerco, descubrir entre todos la verdadera identidad de Mr. Smith no resultará sencillo en absoluto...

Opinión:

Esta semana vuelvo a dedicar la entrada semanal a una novela policíaca clásica que estoy segura de que llamará vuestra atención. 
Esta historia fue publicada en 1939 y tres años después fue llevada al cine por Henri-Georges Clouzot, quien la ambientó en el barrio de Montmartre en lugar de Londres, que es el escenario original por el cual se moverá nuestro asesino.

El asesino vive en el 21 nos transporta hasta un Londres en cuya memoria aún resuenan los ecos de otro asesino serial, Jack el Destripador. Este nuevo asesino londinense, que firma sus crímenes como Mr. Smith, sigue siempre el mismo patrón: asesinar a sus víctimas con un golpe certero y, tras robarlas, huir amparándose en la niebla. 
El superintendente Strickland se pondrá al frente de la investigación, pero el único dato que puede llevarle a dar con el asesino es tan poco fiable como el testigo del que procede la información y que le llevará hasta una pensión ubicada en el número 21 de Russel Square.

La investigación del superintendente va a resultar complicada, tanto o más que la de los lectores, que trataremos de descubrir quién de todos los habitantes del número 21 es el asesino. 
Algunos autores de la época tenían por costumbre, en sus novelas policíacas, entablar una especie de lucha mental con sus lectores. Los retaban a hallar por sí mismos la solución del caso, y S. A. Steeman  va a actuar de igual forma.
Este escritor no solo nos invita a descubrir al asesino, sino que sabe a ciencia cierta que no seremos capaces de dar con la solución, al menos al completo, porque por decirlo de alguna forma, es un poco liante. 
En dos ocasiones, llegando ya al final, interrumpirá la narración para informarnos de que tenemos en nuestro poder todos los elementos necesarios para descubrir la verdad y que la solución aparece citada, literalmente, en distintos lugares de la narración... 
¿Es eso cierto? pues no del todo.

Mal de muchos, consuelo de tontos...

Debo deciros que este autor no solo se ríe de nosotros, sino que no duda en calificar al gran Sherlock Holmes y a su método de simplista, y aún así considerarlo muy superior al inspector jefe Strickland que como ya sabéis será el encargado de dirigir esta investigación.
Con esto quiero decir que Steeman se cree superior a nosotros, porque sabe que los lectores nos dejamos distraer con facilidad, y eso que no duda en señalarnos que: solo abordando el enigma desde un nuevo punto de vista se logrará descifrar.

Esta novela fue escrita, como ya he indicado, en el año 1939, y podría encuadrarse perfectamente dentro de la llamada Golden Age, ya que a pesar de que su autor es belga y no inglés, tanto los escenarios como la ambientación, estilo y planteamiento, resultan auténticamente brittish, sin olvidar el sentido del humor con el que adorna algunos diálogos.
Las características de este relato también se ajustan a todas esas normas que los fundadores del selecto club, el Detection Club, pusieron por escrito para que en sus relatos prevaleciese el juego limpio, y los detectives de sus obras contasen con las mismas pistas que el lector.
Os he dicho que el autor era un poco tramposillo, pero debo reconocer que la resolución del caso solo es encubierta parcialmente por él, y es uno de esos requisitos del Detection club. 
Es cierto que Steeman se guarda un as en la manga que yo no fui capaz de detectar porque actúa como un prestidigitador, nos entretiene y hace que miremos hacia otro lado, mientras él manipula el modo en que da la información. 
Imaginé o intuí lo que sucedía, pero se me escaparon algunos detalles y eso me impidió dar con la solución exacta.

miércoles, 5 de mayo de 2021

Los casos del comisario Collura de Andrea Camilleri

Sinopsis:

Un crucero en el que todo puede pasar. Un caso para el comisario Collura, un investigador sin igual.
Tras resultar herido en un tiroteo, el comisario de policía Vincenzo Collura, conocido por todos como Cecè, acepta encargarse de la seguridad de un crucero que surca las aguas del Mediterráneo mientras se recupera de sus heridas.
 
Sin embargo, al poco de embarcar, deberá enfrentarse a ciertos misterios que harán de su posición en el barco algo muy necesario. Entre falsos cantantes, fantasmas que aparecen misteriosamente, intercambios de gemelos, cadáveres desconocidos y un robo de joyas de incalculable valor, Cecè se encontrará, una vez más, teniendo que confiar en su olfato y en sus células grises para dar con los culpables.

Opinión:

Cuando, hace escasamente un mes, me enteré de la publicación de este libro del desaparecido maestro de la novela negra, Andrea Camilleri, supe que tenía que hacerme inmediatamente con él.Esta obra que lleva el título de "Los casos del comisario Collura" por lo primero que nos sorprende es por su brevedad, 128 páginas, pero ya veréis como hay alguna cosilla más que la convierten en interesante.

En 1998, el periódico La Stampa le propuso a Camilleri una colaboración veraniega, y así nacieron los ocho relatos que componen esta obra y que tienen como protagonista a Collura. La primera curiosidad la encontramos en el nombre de este nuevo personaje, ya que fue uno de los que barajó utilizar cuando creó a ese otro comisario que le hizo famoso y que al final fue elegido en un homenaje a Vázquez Montalban, me estoy refiriendo a Montalbano.

Uno de los requisitos que debía cumplir el autor para esas colaboraciones era ceñirse a una longitud preestablecida, por ese motivo, si os animáis con esta lectura, comprobaréis que los relatos son muy breves.

Los ocho relatos tratan sobre temas diversos, pero tienen una peculiaridad, y es que todos los casos suceden a bordo de un crucero. 
Para ello, Camilleri, nos presenta las ocho narraciones, pero no como si fuesen independientes, sino que crea un hilo conductor principal para enlazarlas.
En ese hilo principal conoceremos a Cecè Collura, y el motivo de que un comisario de policía se encuentre desempeñando las funciones de seguridad a bordo del crucero.
Los ocho relatos llevan los siguientes títulos:
  • El misterio del faso cantante.
  • El fantasma en el camarote.
  • Trampa de amor en primera clase.
  • Guapa, joven, desnuda y prácticamente asesinada.
  • Un ramo de mujeres para el petrolero Bill.
  • Las joyas al fondo del mar.
  • ¿Qué ha pasado con la pequeña Irene?
  • La desaparición de la viuda inconsolable.
Andrea Camilleri sigue los pasos de la gran dama del crimen, Agatha Christie, y nos plantea un juego al estilo de las novelas de cuarto cerrado y que se extiende a los ocho casos.
Debo deciros que esa limitación en su extensión pesa mucho sobre el desarrollo y los relatos casi no ofrecen pistas al lector, eso sí, no por ello van a dejar de sorprenderos en su resolución, porque, a los que hayáis leído a este autor ya sabréis de qué os hablo, llevan muy marcada la personalidad de Camilleri.

Lógicamente habrá relatos que os gustarán más que otros, es algo inevitable, pero os alegraréis de haber conocido a este otro investigador tanto o más que los cruceristas que pululan por este crucero. Os aseguro que estas breves narraciones os sabrán a poco.

martes, 27 de abril de 2021

Retrato de un asesino de Anne Meredith

Sinopsis:

Sinopsis y portada del libro retiradas para evitar infringir posibles derechos de autor.
Para saber más pinchar en el enlace siguiente: Pinchar aquí.

Opinión:

Lucy Beatrice Malleson, la autora de hoy, es conocida por los seudónimos de J. Kilmeny Keith, Anthony Gilbert y Anne Meredith
Puede que el nombre que más os suene sea el de Anthony Gilbert, pues fue el que más utilizó, y eso se debe a que estaba convencida de que la falta de popularidad con la que contaron sus obras en un principio se debía a prejuicios de género, por ese motivo decidió adoptar un sobrenombre de varón y bajo él creó al personaje de Arthur Cook, un abogado que sería protagonista de toda una saga. 
Como última curiosidad sobre esta autora os diré que fue secretaria del Detection Club, la asociación de escritores de género policíaco más antiguo del mundo, donde participaron autores como Chesterton o Agatha Christie, entre otros muchos.

Ya sabéis que una de mis grandes pasiones son las novelas criminales y los clásicos, pues bien, esta semana os traigo al blog una mezcla de ambas; un gran clásico policíaco escrito en 1934 que, como ya habréis leído en la sinopsis, es una de las primeras obras "invertidas", y la primera que firma como Anne Meredith.

La novela detectivesca, por lo general, es una historia de ficción que tiene como premisa un asesinato y que intenta distraer al lector al tiempo que le propone un reto: descubrir al asesino y los motivos que le empujan a cometer el acto delictivo. De esa forma nos mantiene en vilo de principio a fin.
Pero aquí el planteamiento que nos presenta Anne Meredith es distinto; la resolución del misterio desaparece, o más bien parte de él, porque desde los primeros compases conocemos que se ha cometido un asesinato y quién ha sido el criminal. 
Supongo que pensaréis que algo así pierde la gracia, pero no, porque la autora, además de mostrarnos cuáles han sido los motivos, hará un perfil completo del asesino; un retrato, como bien se índica en el título, describiendo tanto lo que piensa el delincuente sobre los demás, como los demás sobre él. 
Tampoco olvida hacer un seguimiento de la investigación que se llevará a cabo y posteriormente del juicio.
Esta estructura inversa o invertida es más común de lo que se puede pensar y quizás la duda que sobrevuela a los lectores es saber si el criminal logrará salirse con la suya.

En el comienzo ya sabemos que Adrian Gray es el asesinado. Un personaje casi importancia, salvo que su muerte es la premisa sobre la que se construye el argumento. 
Sabemos que es Navidad y que el difunto no guardaba buenas relaciones con ninguno de sus hijos. Eso, aunque pueda parecer irrelevante, porque también conoceremos quién es el pertrechador del crimen, sirve para que nos creemos un pequeño perfil tanto del asesinado como del resto de personajes que irán entrando y saliendo de escena.

La novela se divide en siete partes.
En la primera conoceremos a los integrantes de la familia Gray a través de un narrador en tercera persona. Esas descripciones serán un poco superficiales, y por ese motivo, en la segunda parte el asesino nos ofrecerá una versión más completa aunque subjetiva de cada uno de ellos, mostrándonos sus impresiones al tiempo que las plasma en su diario.
La segunda parte será la única que aparezca relatada por un narrador protagonista, que sobra decir que emplea la primera persona.
En la tercera parte volvemos a recuperar al narrador externo que ya no nos abandonará hasta el final. 
Los lectores, que ya vamos un paso por delante porque conocemos datos que ignoran los personajes, podremos observar en detalle como afectará el asesinato del cabeza de familia de forma individual a cada uno de ellos.
En la cuarta llega el momento de que un nuevo personaje entre en escena, el tan esperado detective, y con él la autora nos ofrece la posibilidad de observar los interrogatorios, viendo como ese perfil de los personajes se va completando. He de decir que el detective tiene muy poco protagonismo.
En la quinta parte llega el previo al juicio, esa sesión tan común en los círculos anglosajones en que se decide a quién se juzgará... y de ahí al final tan solo quedan un par de secciones, en las que algunas pistas, hasta ahora ocultas, saldrán a la luz estrechando el cerco sobre el culpable.

Os he mencionado que el detective en esta historia tiene muy poco protagonismo, pero no debemos olvidarnos de lo mencionado al comienzo, nos encontramos con una estructura distinta a las que, por lo general, nos acostumbra el género policíaco.

Aquí el detective, aunque nos lo pintan como perspicaz y atento, resuelto a llegar al fondo del misterio, tiene muy poco desarrollo, por el contrario, como ya sabemos por el título, el asesino que intentará escapar a las consecuencias de su acción por todos los medios, sí tiene una descripción completa.

Resumiendo...
Anne Meredith en este libro nos ofrece una novela singular, ya sabéis que me gusta hablaros de esos detalles curiosos que encuentro, y en esta ocasión mi mirada se posa sobre esa originalidad que recae en que el foco no se pone sobre los escenarios o sobre otros detalles del crimen; aquí lo importante son los personajes que tienen un mayor desarrollo y que son los encargados de crear un argumento más dinámico, por ese análisis conductual que nos ofrece la autora.

martes, 20 de abril de 2021

El castillo de Otranto de Horace Walpole

Sinopsis:

El castillo de Otranto (The Castle of Otranto, en inglés) es una novela escrita por Horace Walpole en 1764. 
La acción se desarrolla en la Italia medieval y narra la historia del tirano Manfred, cuya estirpe arrastra una maldición desde que su abuelo usurpara el poder del castillo a sus legítimos poseedores. Manfred trata de perpetuar su herencia casando a su débil hijo Conrad con la princesa Isabella, pero poco antes de la boda ocurre un accidente fatal de origen aparentemente mágico que frustra sus designios. A partir de este suceso, se desencadenarán una serie de misteriosos fenómenos sobrenaturales y pasiones encendidas que tendrán como escenario el asfixiante y siniestro decorado del castillo, uno de los principales “personajes” del relato: puertas chirriantes, pasadizos oscuros y criptas secretas hacen su aparición por primera vez. Había nacido la literatura de terror.

Opinión:

Hoy os voy a hablar de una novela gótica interesante por varios motivos.
La narrativa gótica es un género literario subsumido por el de terror, pero lo más curioso es que hasta la aparición de la primera obra gótica no puede decirse que existiese la de terror. Es cierto que existían narraciones populares fantásticas pero con unas características distintas que las asociaban al movimiento estético del Romanticismo.

El castillo de Otranto, publicada por Horace Walpole en 1765, está considerada como la primera novela gótica, y por lo tanto, según lo mencionado anteriormente, también se consideraría como la primera propiamente de terror, aunque lo cierto es que para los lectores actuales, tan acostumbrados al terror más intenso, esta no da ningún miedo.

Lo primero que os quiero contar es que Horace Walpole fue un escritor un poco tramposillo.
En la primera edición que se publicó, hizo creer a los lectores que era la traducción de un manuscrito impreso en Nápoles en el año 1529 y que había sido hallado recientemente en una biblioteca particular en el norte de Inglaterra. 
Decía desconocerse la fecha exacta en qué fue escrito originalmente, aunque mencionaba que podría haber sido entre 1095, año de la primera cruzada, y 1243, año de la última, y dejaba constancia de que el estilo, al italiano más puro, se había respetado al hacer la traducción, de ahí que la prosa resultase bastante arcaica.

A partir de la segunda edición, aclaró en el prefacio, que debido a la gran aceptación por parte del público se veía obligado a pedir perdón a sus lectores. Reconocía la autoría del texto y que toda esa pequeña farsa se debía a querer ofrecer a los lectores algo novedoso, una obra que aunase el medievalismo y el terror, o dicho de otro modo, una historia moderna para esa época que se sirviese de un estilo más antiguo.
A raíz de esta aclaración, muchos de los que en un principio habían alabado el relato pasaron a calificarla de ficción romántica absurda, e incluso inmoral.

Los elementos que vamos a encontrar son los clásicos de una trama gótica:
Walpole crea una atmósfera de misterio amparándose en elementos que posteriormente se convertirán en elementos arquetípicos como los paisajes sombríos, bosques tenebrosos, ruinas y castillos medievales, las criptas y cementerios; pero eso solo en lo que se refiere a escenarios, también incorporará la climatología adversa; las tormentas, todo ello amparado por la nocturnidad, ingredientes que muchas veces habían surgido o aparecido ya en las leyendas populares.

Los personajes, de los que no nos podemos olvidar porque son fundamentales para estas historias, están sujetos a pasiones desenfrenadas, ataques de pánico, amor enfermizo y a un erotismo larvado que no manifiesta abiertamente los oscuros impulsos del tirano, aquí protagonista, y que requiere de una doncella, la partenaire, esa muchacha cándida que es perseguida para que cometa una acción indigna o inmoral. En este apartado también hay que mencionar como personajes, aunque muy secundarios, los fantasmas o las almas torturadas.
Los protagonistas no aparecen descritos a conciencia porque realmente lo que quiere el autor es centrarse sobre los hechos y, por supuesto, sobre los escenarios y ambientes para generar angustia y apelar a la conciencia del lector. 
Sobre los personajes tan solo hace un pequeño esbozo, lo suficientemente escueto para que les conozcamos, y prefiere dedicar más espacio a esos sentimientos que les persiguen, atormentan y que servirán para hacernos una idea de cómo son en realidad.

La obra, además de todos esos ingredientes que he mencionado, también se construye sobre una antigua profecía, otro elemento al que recurrirán los autores que cultiven el género de relatos góticos.
En esta primera entrega del género se nos cuenta que:

El castillo de Otranto debe dejar de pertenecer a la familia que lo ocupa cuando su verdadero propietario se vuelva demasiado grande para habitarlo.

Sobre esta premisa se da inicio a la historia, aunque estaréis conmigo en que, generalmente, las profecías son demasiado ambiguas y resulta difícil encontrar un sentido lógico a su contenido, así que eso es básicamente lo que sucede al comienzo de la narración, que cada personaje va por libre interpretando los acontecimientos citados en la predicción y que, por supuesto, se suman a unos hechos que se van sucediendo de forma inexplicable y que aparecen tras la muerte del joven e insustancial Conrad.

Horace Walpole, como habéis visto, construyó unas bases para el género incorporando un montón de elementos o recursos muy versátiles y que daban mucho juego, ¡claro está! que el desconocía que iba a ser el padre de este nuevo estilo.
Aún así elaboró esta historia con mucho tiento, no escatimo en detalles y tampoco le tembló la pluma al incorporar detallitos escabrosos.
Puede que no sea la mejor  puede que tampoco suscite angustia intensa en el lector, no en el modo en que actualmente estamos acostumbrados, pero Warpole inició una moda literaria, por decirlo de algún modo, que se extendió desde el siglo XVIII hasta finales del XIX. Actualmente, los autores de terror moderno siguen recurriendo a algunos de esos viejos arquetipos que él incorporó en "El castillo de Otranto".

Estaréis pensando que he hablado muy poco del argumento o de otros elementos, pero os remito a la sinopsis, ahí se dan las claves principales y hay que contar también con su brevedad, en mi versión digital 124 páginas.

¿Os lo recomiendo?, por supuesto, si sois amantes del género gótico no podéis dejar pasar la oportunidad de conocer la obra que le dio origen y que se desarrolló plenamente con escritores como Mary Shelley o Ann Radcliffe 

martes, 13 de abril de 2021

Los crímenes de la carretera de J. D. Barker y James Patterson.

Sinopsis:

Una noche, Michael Fitzgerald descubre a una joven muerta en su bañera al volver del supermercado. Al lado del cadáver hay una pluma de gorrión. Aterrorizado, llama a la policía, que le interroga sobre la víctima, Alyssa Tepper, a la que él asegura no conocer. 
El detective Dobbs y la agente Gimble, del FBI, unen fuerzas en lo que parece un simple asesinato: cuando salen a la luz fotos en las que Michael aparece besando a Alyssa, es arrestado de inmediato, pero a las pocas horas aparece otra víctima con el mismo patrón: una pluma de gorrión colocada al lado del cuerpo. Cuando aparecen más, no solamente en Los Ángeles sino repartidas por todo el país, tienen claro que se enfrentan a un nuevo serial killer, al que apodan Birdman.

Opinión:

Hoy os traigo hasta esta estantería virtual una novela escrita a cuatro manos, algo que ya habíamos visto hacer a J. D. Barker hace un par de años cuando publicó "Drácula. El origen".
En esta ocasión Barker, que últimamente se ha convertido en todo un escritor de thrillers con su trilogía de "El cuarto mono", une esfuerzos a los de James Patterson, creador de la saga "Alex Cross" y que está considerado como uno de los escritores de mayor éxito en todo el mundo, para sorprendernos con un thriller cargado de giros argumentales.

Lo primero con lo que nos vamos a encontrar es con una novela con capítulos muy breves; un total de 148 más el epílogo, distribuidos en siete partes.
Cada una de esas partes comienza con una frase firmada por el Dr. Barton Fitzgeral, uno de los personajes implicados en la historia, y con ellas iremos haciéndonos una imagen de su mentalidad. 
Pero esa no será la única información que se nos facilite en esa página, también nos indicará en qué lugar se van a desarrollar los acontecimientos, escenarios que nos llevarán a recorrer el mapa de Estados Unidos, iniciando un viaje que nos llevará de costa a costa.

Cada uno de los capítulos a su vez, llevará en el encabezado el nombre de un personaje que será el encargado de ir narrando los acontecimientos de los que es testigo.
De esa forma nos encontraremos con varios hilos argumentales que se irán sucediendo y que nos presentarán los hechos con un relato más o menos lineal.
Los protagonistas principales serán Michael y Megan Fitzgerald, el detective Dobbs y la agente del FBI, Jessica Gimble, aunque habrá algunos personajes secundarios que también intervendrán en momentos puntuales en el relato. 
Los autores hacen distinción a la hora de narrar entre los cuatro personajes que acabo de mencionar y el modo de hacerlo es dar prioridad a unos sobre otros. 
Tanto Michael como Megan nos ofrecen el relato en primera persona, con la pequeña diferencia de que Megan lo hará con una declaración por escrito, solo con este pequeño detalle ya vemos que Michael ostentará el protagonismo principal y Megan ya va quedando un poco más relegada en la trama.
El resto de hilos, incluidos los de Dobbs y Gimble, narrarán en tercera persona, con lo cual ya tenemos una imagen muy clara de que lugar ocuparán en la historia.

No quiero olvidar mencionar en este apartado dedicado a los hilos narrativos que hay uno en el que no aparece reflejado el nombre del personaje. 
Seguimos sus pasos pero desconocemos quién se esconde detrás de esa narración, es un gran generador de intriga y hay que alabar con ello al tándem de escritores, porque aporta mucho suspense.

El argumento es muy entretenido, ya habéis leído la sinopsis, y los autores no dejan ni un solo cabo sin atar.
Michael Fitzgerald se encuentra a una mujer muerta en su bañera que el asegura no conocer. Desde ahí se inicia una persecución sobre él; la policía y el FBI le acusan de ser un asesino serial.
Vamos a encontrarnos una trama cargada de pistas y giros argumentales, eso sumado a la brevedad de los capítulos, contribuyen no solo a agilizar la lectura sino que también le aporta un ritmo que va en aumento. 

Los lectores participamos en la investigación enfrentándonos a un asesino serial, porque esa forma de narrar en primera persona parece que nos induce a participar en el caso como un personaje más, en una carrera contrarreloj cargada de obstáculos.

Debo deciros que hay un par de detalles que no me han gustado. Uno de ellos es el perfil que se da a la agente del FBI, Jessica Gimble.
Los autores la dibujan como una supermujer, fría, superficial, inaccesible, que roza la prepotencia en algunos momentos, para hacer valer sus derechos sobre el resto de compañeros masculinos, algo totalmente innecesario, porque los lectores no buscamos eso en los perfiles de protagonistas femeninos. Buscamos a alguien de carne y hueso, eficaz, y que no tenga la necesidad de mostrarse a cada segundo, perfecta.
El otro detalle es el epílogo del final, para mí totalmente prescindible.

Y ya para terminar una pequeña confidencia:
Creo que Patterson es el encargado de escribir los capítulos pertenecientes a los detectives... pero no sé si habré acertado, puesto que la novela es muy homogénea y no se distingue diferencia entre los capítulos. Mi apreciación se debe a que he leído a ambos autores y me da esa sensación; ya me contaréis qué opináis vosotros.