Sophie Duguet no entiende qué le sucede: pierde objetos, olvida situaciones, es detenida en un supermercado por pequeños robos que no recuerda haber cometido. Y los cadáveres comienzan a acumularse a su alrededor. No podemos desvelar nada más de este thriller para así mantener intacto el escalofriante placer de la lectura y la adictiva búsqueda de la verdad por parte del lector. Por el ganador del Premio Goncourt con Nos vemos allá arriba, el Premio de Novela Negra Europea, el Premio del Festival de Cine Policiaco de Cognac, el Premio del Salon du Polar, el Dagger Award, el Premio Lirea la mejor novela francesa, el Premio Roman France Télévisions y el Premio de los Libreros de Nancy-Le Point,con medio millón de lectores.
Opinión:
- Sophie
- Frantz
- Frantz y Sophie
- Sophie y Frantz
El personaje principal, Sophie, empieza a sufrir unos episodios en los que luego no recuerda lo que ha hecho. Son como ausencias, se queda sumida en sus pensamientos y estos van enhebrandose con otros, hasta sumirla en un estado que le hace perder la noción del tiempo.
Pierde cosas, las olvida y al mismo tiempo los cadáveres empiezan a amontonarse por donde ella va pasando.
Acorralada y sola, nos hace partícipes del miedo y la angustia que la corroen.
El autor rompe con lo que sería el orden lógico-casual de los acontecimientos comenzando a narrar por la mitad de la historia. La estructura empleada en la narración por lo tanto, no es la clásica, es la que se denomina In media res. De esta forma, capta nuestra atención que pasa a centrarse exclusivamente en el personaje principal y en los sucesos que ocurren a su alrededor.
El encargado de relatarnos los acontecimientos es una narrador en tercera persona. Pero ¡atentos! porque aquí el autor se desmarca y hace uso de una combinación de narrador Omnisciente con Cuasi omnisciente, dependiendo de las situaciones.
Nos muestra los sucesos desde fuera, todo lo que ocurre alrededor de Sophie, incluyendo sus pensamientos más profundos, como si el narrador fuese su propio subconsciente. Hasta aquí opera como narrador Omnisciente.
Pero a éste cronista, se le escaparán algunos detalles, los más importantes, que corresponden precisamente a los vacíos que sufre Sophie y que más adelante conoceremos como si se tratasen de vagos recuerdos impuestos, imágenes confusas que afloran desde su interior, desde ese vacío que la acecha y la invade.
Por lo tanto nos encontramos ante un narrador que no sabe tanto como debería...
Para el relato de Frantz, se emplea una figura literaria, el Racconto. Nos hace retroceder en el tiempo, situándonos en los sucesos previos que se cuentan en Sophie. Después, esa narración irá progresando de forma lineal, hasta llegar a un punto donde convergen ambas historias.
Esta segunda sección del libro está relatada a modo de crónica o diario, por un narrador homodiegético, es decir, un personaje dentro de la historia.
Este fragmento resulta más dinámico y la lectura es mucho más amena porque complementa o aclara los datos de los que ya teníamos conocimiento. Sobra decir, que cada una de estas dos narraciones, son totalmente subjetivas y cada una se nos muestra desde el punto de vista de su protagonista.
El punto del que os había hablado, donde convergen las dos historias anteriores es en Frantz y Sophie. Allí los sucesos continúan desarrollándose y es donde realmente nos creamos una imagen real de como son los personajes. Por supuesto, el final del libro nos llegará en la sección de Sophie y Frantz.
El personaje que lleva la batuta en cada uno de estos dos relatos, es el que encabeza el título del capítulo.
Quizás la estructura de esta obra puede pareceros algo compleja o enrevesada, pero realmente no es así. Cuando la leéis os dais cuenta de que todo tiene un motivo.
En la narración que corresponde en exclusiva a Frantz. veréis que la historia que se había iniciado en Sophie, con sucesos quizás difíciles de explicar, que se dibujaban algo borrosos ante el lector, aquí quedan totalmente esclarecidos.
Cada parte de este libro, cumple la función de complementar lo leído hasta el momento y ahí que decir, que el lector se encuentra totalmente perdido ante los acontecimientos que se le vienen encima.
Nos hallamos ante una trama escalofriante.
Un verdadero thriller psicológico, donde el autor, no para de engañar al lector e incluso confundir a alguno de los personajes.
Pero...
A mí a estas alturas de una lectura, me fastidia mucho tener que bajar la nota a un libro, y es lo que ha ocurrido con éste.
Aunque considero positiva su lectura y la recomiendo porque me ha parecido fascinante desde el punto de vista técnico y de contenido, también reconozco que hay un elemento que no me ha convencido.
Para mí hay dos momentos cruciales en la lectura de un libro, que me predisponen para considerar una obra en términos favorables o desfavorables.
Esos dos momentos que considero delicados, son el principio y el final.
Si el comienzo es flojo o aburrido, parece que la lectura se convierte en una cuesta empinada, difícil de superar. Aunque todo hay que decirlo... El argumento siempre puede dar un giro radical y hacerte olvidar el mal trago pasado hasta el momento.
Por el contrario, si el final elegido es lo que falla, el suelo a tus pies desaparece y te encuentras cayendo a toda velocidad sin paracaídas. Sintiendo, como el batacazo se acerca cada vez más.
Un mal final tira por tierra todo lo leído hasta el momento, por muy bueno que fuese lo que habías encontrado. Te decepciona y esa impronta queda grabada, por lo que siempre te acordarás del final y no del resto del libro.
En esta obra el comienzo me sorprendió totalmente y el desarrollo mantiene el nivel, sorprende, pero para mí, el desenlace no está a la altura.
La forma de finalizar me ha resultado demasiado insustancial e incluso precipitada.
Creo que un argumento urdido con tanto esmero, necesita un final adecuado para que el lector e incluso los personajes, cada cual a su medida, puedan saborearlo con tiempo.
Por eso me sorprenden tantos comentarios entusiastas que alaban precisamente el final elegido y consideran en global, la novela brillante.
Todas esas opiniones, por supuesto que son respetables.
Pero a mí me ha faltado algo... La forma de finalizar la obra es escasa e insuficiente.
No estoy hablando de añadir cincuenta páginas. Habría bastado con tan solo cinco para calmar la sed de venganza, que supongo que nace en todos los lectores tras leer esta historia y abandonar ese grado de conformidad donde parece que se sumerge la protagonista al llegar al final.
No es buscar tres píes al gato, pero yo esperaba algo más elaborado, más retorcido e incluso con una buena dosis de maldad que era lo que había acompañado al argumento desde el principio.
Parece ser que últimamente me fallan los finales, quizás me estoy volviendo demasiado exigente. De no haber sido por el final, mi valoración, habría sido de un 9 o incluso un 10 y por supuesto, la habría considerado redonda.
Como siempre digo... Una lectura es un acto de interpretación que varía según el lector, por lo tanto, quedaros con los positivo y obviar el resto.