jueves, 3 de marzo de 2022

Señor de la danza de Andrew M. Greeley

Sinopsis:

Están por encima de toda sospecha. Los Farrell son una familia intachable. La capa de honorabilidad que los cubre oculta a la perfección los tortuosos secretos agazapados tras su perfecta imagen de seres respetabilísimos. 
El pío sacerdote cuyo programa de televisión es uno de los de más audiencia del país; la pelirroja y todavía atractiva Brigid, alma de la familia; el digno profesor universitario, llamado a ocupar el cargo de Gobernador; el héroe desaparecido cuando sobrevolaba China, en misión especial, de espionaje, y que al parecer dio su vida por su patria. 
Constituyen Los Farrel una dinastía modelo, orgullo de la nación. Sin embargo, esa impecable tramoya empieza a tambalearse cuando alguien se pone a hurgar en el pasado. Lo irónico es que ese alguien es el miembro más joven de la familia: la bella, curiosa e inquieta Noele, que al profundizar en la historia de los Farrell se convierte en una seria amenaza. Los adultos comprenden que, si Noele descubre ciertas verdades, el desastre será completo. Porque, a pesar de su poder, de su influencia, de su riqueza, la familia Farrell también tiene que someterse a las leyes divinas. y a las humanas. Aunque a ellos se les hubiera olvidado. Sin hacer caso de las advertencias, Noele sigue con su investigación y no tarda en levantar la tapa de una caja de Pandora de la que, automáticamente, empiezan a salir los inconfesables pecados de los Farrell: sus vicios e inmoralidades, sus aberraciones y lujurias, las envidias, los celos, el odio. ¿el asesinato! Noele afronta el riesgo de pagar cara su audacia, mientras el escándalo se cierne sobre la familia, convertido en bomba de relojería que, de estallar, los arrasará a todos irremisiblemente.

Opinión:

Este libro, publicado en 1985, fue una de esas adquisiciones que mi madre hizo a través de Círculo de lectores. No recuerdo la edad que tenía cuando lo leí por primera vez, pero sí recuerdo que era verano y que su argumento me enganchó con solo leer la sinopsis. Después volvió a ocupar su sitio en la estantería, hasta que estas navidades reparé de nuevo en él. Reconozco que con premeditación, nocturnidad y alevosía se vino conmigo, y planifiqué que sería una de las relecturas de este año.

La impresión que me ha dejado, a pesar de que ha llovido mucho entre lecturas, sigue siendo la misma: es una buena novela, no voy a decir que soberbia, porque no es así, pero entretiene y engancha, y eso para mí es más que suficiente. 
Creo que es una obra que ha envejecido bien. Tiene ese toque de las narraciones americanas de los años ochenta, que describen la sociedad burguesa con ese ansia por destacar, por crecer, enterrando por el camino a todos los que se pongan por medio e impidan el ascenso.

Si alguno de vosotros quiere leer Señor de la danza, probad en tiendas de segunda mano o en bibliotecas, porque creo que está descatalogado.

Y dicho esto paso a hablaros de lo que realmente importa.

Hay varias cosas que llaman poderosamente la atención. 
Lo primero, lógicamente, son los datos que ofrece la sinopsis. 
Debo deciros que ese resumen es a la vista bastante extenso, pero solo revela lo justo. Un buen ejemplo que debería inspirar a las editoriales actuales.
Otro detallito es que su autor era un sacerdote y sorprende muchísimo no solo el argumento de sus obras, sino que se maneja con gran soltura hablando de lo humano y lo divino, sin olvidar reflejar un tema del que debía tener un amplio conocimiento, los pecados capitales. 

La novela, ya lo habéis visto por la sinopsis, nos habla del clan Farrell; una familia católica de origen irlandés, ahora afincados en Chicago y que parece que son portadores de una maldición que persigue a todos sus miembros y que puede recordarnos en algunos momentos a la familia Kennedy, por mucho que el autor se empeñe en dejarnos una nota aclaratoria, al comienzo, indicando que los personajes que pueblan el relato son absolutamente ficticios y que cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. 

El clan está encabezado por Brigid, la matriarca que vino de Irlanda y su actual marido Burke. 
Después están los dos hijos de Brigid, fruto de su primer matrimonio, y que son monseñor John y Roger, un profesor de universidad que aspira a ser gobernador. 
Roger a su vez está casado con Irene, la típica mujer florero a la que nadie toma en serio. De este enlace, y para ir terminando con el árbol genealógico, está Noele, quien va a actuar como detonante, destapando toda la historia y enlace entre los personajes.

Noele a veces percibe y siente cosas sin que nadie las diga, y esa intuición o curiosidad va a ser la llave que abra los armarios donde los Farrell guardan sus esqueletos. 
La historia va a dar comienzo con lo que parece una pequeña y sencilla investigación para un trabajo escolar. La intuición de Noele, ante las extrañas reacciones que despiertan sus preguntas en algunos miembros de la familia, la va a llevar a sospechar de que su familia está cargada de secretos.

Cada uno de los personajes tiene un hilo propio y van a ir cruzándose al tiempo que la joven investiga. De esa forma, según avanza el relato, que sucede en la década de los ochenta, también se va a ir reconstruyendo el turbio pasado. 

En esta novela el protagonismo va a ir recayendo sobre todos los citados, ya que como he dicho, cada uno de ellos tiene su hilo narrativo, pero sí es cierto que Noele, al ser el medio empleado para ir despejando los secretos, parece que cuenta con una mayor actuación.
De ella he de decir que no me ha gustado mucho su perfil. Eso no quiere decir que sea un mal personaje, pero su comportamiento, para mí gusto, resultaba demasiado adulto. Quizás, si le hubiesen puesto cinco o seis años más, su modo de actuar dejaría de parecerme la nota discordante.

El resto del elenco protagonista cumple con su función. Son los encargados de ir descolocando las piezas del puzle y sembrando intriga en el argumento.
Para sembrar esa intriga, el autor se vale de la estructura de la obra; capítulos muy cortos, cada uno de ellos correspondiente a un personaje, que harán que vayamos saltando por la narración dejando en vilo al lector.

Y poco más os puedo decir, salvo que ha sido de nuevo una buena experiencia lectora. 
Este libro puede llevaros a recordar, por el estilo o por detallitos del argumento, a otros escritos en la década de los ochenta y noventa en los Estados Unidos, momento en que esas historia obtuvieron un gran éxito, describiendo a familias con una supuesta reputación intachable, siempre envueltas en un halo de glamour, pero que luego, tras apagarse las cámaras, descubrían la red de mentiras e hipocresía, sobornos e incluso asesinatos, cimientos de ese selecto imperio de los poderosos.

jueves, 24 de febrero de 2022

Asesinato en la mansión Darwin de Marion Harvey

Sinopsis:

Tras escucharse el sonido de un disparo a medianoche, Philip Darwin es encontrado asesinado en su estudio; su esposa Ruth aparece junto al cadáver con un arma en la mano. En la mansión se encuentra también —además del personal de servicio y el secretario de Philip—, el antiguo prometido de Ruth, Carlton Davies, que había acudido a la casa tras una desesperada llamada de su antigua amada. En estas circunstancias, todas las pruebas materiales apuntan a que la señora Darwin ha cometido el crimen —a las que hay que añadir la certeza de que nunca ha amado a su esposo, pues había sido chantajeada por él para contraer matrimonio—. No obstante, su amado Carlton la considera inocente, pues la joven insiste en que ella no es la asesina de su esposo. 
En su desesperación, Carlton acude al detective McKelvie, gran admirador de Sherlock Holmes, quien deberá ir desentrañando el misterio de tan enigmático crimen para ir descubriendo paulatinamente cómo todas las personas del entorno de Darwin se convierten en posibles sospechosos

Opinión:

Hace unas semanas, en la reseña de Maximilien Heller, mencioné que había comenzado el año con lecturas que se relacionaban directa o indirectamente con Sherlock Holmes, pues bien, este es el tercer título que apareció citado en ese comentario y del que os prometí que hablaría en breve.
El detective contratado para resolver este caso tan singular, Asesinato en la mansión Darwin, es McKelvie, un gran admirador de Sherlock, dotado con aptitudes similares y que como él utiliza su ingenio y habilidad para resolver el caso, dando como resultado que la justicia caiga con puño de acero sobre el culpable al final del relato.

Esta obra policíaca publicada en 1922 se incluye en la colección Noir de la editorial dÉpoca, editorial que no dudo en recomendaros, no solo por la calidad de sus publicaciones sino también por la de las narraciones que recuperan. En este caso incluye un prólogo excelente sobre las historias de cuarto cerrado.
Pues bien, la novela fue escrita bajo el seudónimo de Marion Harvey, y hoy en día, a pesar de que se cumplen cien años de su publicación, seguimos sin conocer la identidad de su autor. 

Marion Harvey nos ofrece el clásico misterio de cuarto cerrado planteando varias dudas desde el comienzo; quién lo hizo y por qué, son dos de ellas, pero quizás la más importante y sobre la que se centra el foco de atención es la de conocer el método que utilizó el malhechor para escaparse de una habitación cerrada sin ser visto, es decir, el cómo.

Asesinato en la mansión Darwin nos transporta hasta la ciudad de Nueva York en los años veinte y contiene pequeños toques de novela negra que nos recuerdan a las revistas pulp, apareciendo situaciones y personajes que se mueven por los bajos fondos.

El relato de los hechos nos llega en primera persona y el encargado de hacerlo será Carlton Davies, personaje y testigo de los sucesos.

Ruth, el personaje femenino, aparece junto al cadáver de su esposo, Philip Darwin, con un arma en la mano. Carlton, antiguo prometido de Ruth y que se encuentra en ese momento en la mansión, considera inocente a Ruth, a pesar de las evidencias existentes, motivo por el que decide contratar al detective Graydon McKelvie.  Como podéis ver un comienzo bastante interesante con un triángulo amoroso como eje principal de la novela. 
A esta trama se le irán uniendo más personajes, tampoco muchos, pero desde este punto he de decir que se prioriza la investigación sobre las descripciones de los personajes, que aunque aparecen perfilados de forma correcta y aportando los datos básicos para que nos hagamos una idea de cómo son, tampoco es que el autor se recree mucho en esos aspectos.

Los primeros capítulos se centran en la encuesta preliminar, es decir, una especie de investigación previa y superficial en el escenario del crimen, gracias a la cual vamos a conocer a los principales testigos y posibles sospechosos.
 
El argumento según avanza se va complicando, algo que por lógica debería ser al revés. Lo normal es que las incógnitas se vayan despejando al tiempo que avanzamos, pero aquí nos encontramos con un autor o autora con ganas de complicar el argumento, incorporando pistas, datos y/o sucesos con los que no contábamos al comienzo. 
Por este último motivo podríamos decir que se salta un poquito las normas del aclamado Detection Club, y actúa de forma un poco tramposilla. 
El Detection club ya sabéis que fue fundado entre 1929 y 1930 por autores de novela enigma ingleses, para evitar precisamente eso, el juego sucio en la escritura, y que los lectores contasen con las mismas oportunidades que los protagonistas a la hora de resolver el enigma.

En esta historia el argumento da tantas vueltas e incorpora tantas circunstancias inusuales, coincidencias y casualidades, que al final me quedé descolgada de la trama e iba como el coche escoba en una carrera ciclista.
Solo Graydon McKelvie estuvo a la altura de la investigación, ya sabéis que como sabueso no soy muy fiable, y gracias a él, a esos datos que como detective pillaba al vuelo y a su detallado análisis de las pistas, logré enterarme de quién, cómo y por qué se había cometido el asesinato.

En resumen... 
Es una obra que me ha gustado, no lo puedo negar; está muy bien escrita e incluso el caso resulta bastante original dejando al lector con la boca abierta, eso sí, no podemos obviar el hecho de que el autor/a no deja de sacarse cosas del tintero.
También he de decir que soy una gran enamorada de las novelas de la Golden Age que transcurren en los lujosos salones londinenses o en los preciosos pueblecitos que siembran la campiña inglesa, y esta historia, para mi gusto, carece de ese brillo y glamour inglés.

miércoles, 16 de febrero de 2022

Elizabeth y su jardín alemán de Elizabeth von Arnim

Sinopsis:

Ambientada en un jardín de la región alemana de Pomerania, la novela es el relato en primera persona de una joven mujer que ve en las plantas y en los árboles una imagen de feliz rebeldía en contra de las reglas sociales de su tiempo. Casada con un noble prusiano, a quien vamos a conocer como «el hombre airado», Elizabeth sabe que, puertas adentro, la esperan un sinfín de criados a los que hay que orientar, unas comidas interminables con huéspedes aburridos, unos muebles austeros que comen luz y crían polvo. Fuera, en cambio, está su jardín, están los libros que ella ama leer sentada en la hierba y están sus tres hijas pequeñas, que comparten con ella este paraíso terrenal. Este espacio consagrado a la naturaleza se convierte así en un lugar de libertad y reflexión, un territorio donde el placer anda del brazo de la vida, y donde el talento de Von Arnim se expresa con sus mejores armas.

Opinión:

Esta novela publicada en 1898 se convirtió en un gran éxito de ventas. Su autora, Mary Annette Beauchamp, optó por firmar bajo seudónimo y eligió para ello el nombre de Elizabeth von Arnim. El resto de obras que publicó posteriormente aparecieron bajo el mismo seudónimo.

Llegué hasta esta obra de forma indirecta. 
Viendo el gran éxito que estaba alcanzando otra novela suya que ha sido publicada recientemente ,"Vera", y que adquirí en una plataforma digital, quise conocer más de la autora y busqué sus otras historias en eBiblio, ya sabéis, el servicio de préstamo de libros electrónicos en línea ofrecido a través de las bibliotecas públicas españolas, un recurso que recomiendo al cien por cien.
Allí encontré algunas de ellas para descargar y opté por esta de Elizabeth y su jardín alemán, ya que las valoraciones eran muy positivas.
Debo decir que esta primera incursión en la obra de esta autora me ha dejado un sabor agridulce. Aunque me ha gustado, no ha cumplido con mis expectativas, ahora paso a contaros por qué.

Elizabeth 

La novela es muy breve, solo tiene 160 páginas, pero algunos pasajes se hacen un poco tediosos.
Elizabeth von Armin nos habla de una mujer que vive completamente volcada en su jardín y en la lectura de sus libros, algo que sus allegados y la sociedad que frecuenta no ve con buenos ojos. Se compadecen de ella, por una soledad buscada que no comprenden y que ella se ve obligada a justificar.

En la gran casa vive con su esposo, al que conoceremos con el sobrenombre de el hombre airado, y con sus tres hijas, personajes de los cuales tampoco conoceremos el nombre ya que las llama de forma familiar como niña de abril, mayo y junio. Esto último que acabo de mencionar ya nos indica que la protagonista tampoco es perfecta, aquí no se salva ni Dios, y tiene demasiadas excentricidades.
Ya para terminar con este apartado resumen sobre su vida, como buena ama de casa burguesa tiene la responsabilidad y/o la obligación de recibir visitas, unas visitas que permanecen demasiado tiempo y desbarajustan su modo de vida.
 
“Me horrorizan el cotilleo y los enredos de todo tipo. La lengua de una mujer es un arma mortífera y es lo más difícil que hay en el mundo de mantener a raya, y las cosas se le escapan con una facilidad pasmosa en el momento justo en que debiera estar más callada.” 

Esta autora utiliza a la protagonista o se utiliza a sí misma, porque parece que la obra tiene tintes autobiográficos, para hacer una crítica de la sociedad, pero al igual que en otras historias de la época vemos ese reflejo social a través de los ojos de alguien que no las acepta, en esta narración breve, Elizabeth crítica pero luego se deja llevar por la corriente y actúa de igual modo, es decir, ve la paja en el ojo ajeno pero no la viga que tiene ante el suyo. De esa forma, tirando de hipocresía, la autora, hace más hincapié en determinados pasajes que nos llevan a vivir más intensamente las situaciones, realzando los defectos de esa sociedad.
 
“De nosotros reciben de un marco y medio a dos marcos al día y todas las patatas que puedan comer. Las mujeres reciben menos, no porque trabajen menos, sino porque son mujeres y no se les debe alentar a que trabajen.” 

El personaje también recurre a la ironía con asiduidad, hay algunas frases memorables al igual que algunos diálogos que mantiene con otro personaje, una amiga que la visita con frecuencia y que es tan irónica como ella.

Y así pasito a pasito, con este relato en primera persona, llegamos casi al final y al otro personaje que aparece en el título.

y su jardín alemán.

La novela se divide en capítulos que llevan una fecha, de ella se sirve la autora para hablarnos de la floración de ese jardín que actúa como personaje omnipresente. 
El jardín va a estar siempre de fondo y las flores, las clases, los cuidados, los mejores lugares para ubicarlas, aparecen descritos de forma demasiado minuciosa para mi gusto. 
Esos fragmentos son los que me han aburrido horrores. 
Aunque entiendo que el tema del jardín sirve para mostrarnos como es Elizabeth y de paso ser el nexo que nos acerque a otros temas que subyacen en la narración, como el maltrato a las mujeres o la gran diferencia entre clases, a mí, particularmente, me ha aburrido esas largas parrafadas descriptivas hablando de plantas.

La protagonista nos muestra una vida despreocupada, insisto... quizás con tintes autobiográficos, mientras que el jardín, siempre de fondo, actúa no solo como escenario sino que es el lugar en el que busca refugio y protección, ya que según su modo de ver la vida en el interior de la casa solo la esperan deberes y disgustos. 
Y aquí llega otro detallito que no me ha convencido... Elizabeth no me ha parecido natural, demasiado artificiosa y excéntrica. Su amor por el jardín me resulta exagerado y las descripciones, como he mencionado con anterioridad, me ralentizaban la lectura.

Esta historia, sobra decirlo aunque nunca está de más recordarlo, hay que leerla con un espíritu crítico. 
La autora rechaza los estándares sociales de la época mostrándolos tal y como eran, y debemos entenderlos y aceptar que aunque las cosas han cambiado, el pasado no se puede cambiar y seguirá ahí, algo que deberíamos utilizar como enseñanza para no cometer los mismos errores. 
La exposición que hace de nuestro pasado es lo que más me ha gustado junto con el tono irónico que emplea en algunos momentos, ofreciéndonos una visión más completa de cómo era esa sociedad.

Ya tenéis los pros y los contras. Ahora os toca a vosotros decidir si os metéis en este jardín.

martes, 8 de febrero de 2022

Maximilien Heller de Henry Cauvain

Sinopsis:

Imaginemos la larga silueta de un joven. 
Es un detective privado prodigiosamente dotado para la observación y la deducción lógica, misántropo, adicto a las drogas y experto en química y en las ciencias forenses de la época. 
Así mismo, es un gran maestro en el arte del disfraz y sus audaces hazañas son narradas por su amigo y confidente, un médico. Otro doctor aterroriza y fascina por igual a nuestro héroe. 
El joven se ve involucrado en un caso de asesinato cuando su vecino, Jean-Louis Guérin, es acusado de haber envenenado con arsénico a su señor, el banquero Bréhat-Lenoir.

Opinión:

Parece que últimamente todas las novelas que leo tienen alguna relación con Sherlock Holmes, personaje creado, como ya sabéis, por Arthur Conan Doyle y cuya primera aparición fue en 1887 en la obra Estudio en escarlata.
Esa curiosa relación o nexo invisible, formado totalmente al azar entre mis lecturas, se basa en que en La gota de sangre de Doña Emilia Pardo Bazán, relato leído hace escasamente un mes y considerado el primer relato policíaco español (1911), aparece un detective que ironiza con la fórmula clásica empleada en las novelas de detectives inglesas de la época y que tenían como protagonista a Sherlock Holmes, (podéis leer más en esa reseña).
Por otro lado en Asesinato en la mansión de Darwin de Marion Harvey, cuya reseña veréis publicada en breve, encontramos un detective protagonista muy fan de Sherlock y que intenta emularle en su proceso deductivo.
Ya para terminar con esto de los vínculos llega la novela de la que hoy os hablo, Maximiliem Heller, ópera prima del francés Henry Cauvain, publicada en 1871 y en la que se cree que Conan Doyle se inspiró para dar vida a su famoso detective. Esta novela obtuvo un gran éxito entre el público y tuvo que ser reimpresa repetidamente en los años posteriores por lo que no sería extraño que Doyle se hubiese fijado en el personaje.

Y llegados a este punto seguro que os habrá asaltado la misma duda que rondó por mi cabeza al empezar a leer. ¿Hasta qué punto Doyle se inspiró en esta novela?
Pues la verdad es que no se puede negar que existen demasiadas similitudes.
  • Para empezar tenemos un narrador en primera persona. Un médico que será testigo de la investigación y a la vez confidente de Maximilien Heller, nuestro protagonista, y que le va a acompañar al igual que el Dr. Watson hizo con Sherlock, narrando las audaces hazañas de su amigo. En toda la obra de Henry Cauvain solo vamos a tener un único libro con el personaje como protagonista. El resto de su obra aunque de intriga y aventuras tomó otros derroteros y el detective quedó abandonado al comienzo de una fulgurante, pero breve, carrera detectivesca. Una lástima porque sus aventuras habrían cuajado muy bien entre los lectores.
  • También vamos a encontrar similitudes en el perfil psicológico, ya que Cauvain lo describe como un desagradable excéntrico, tremendamente huraño y adicto a las drogas. Un experto en química y ciencias forenses de la época y gran maestro del disfraz. Las descripciones van a ser uno de los puntos fuertes en esta novela, sobre todo al comienzo, cuando el autor hace la presentación de Maximilien Heller. En el primer capítulo no solo se recrea en su descripción psicológica o física, sino que también lo hace mostrándonos su entorno, aportando detalles que nos ayudan a complementar más aún su personalidad. 
  • Otra analogía que vamos a encontrar entre la obra de Doyle y Cauvain es que ambos crean un antagonista para su detective, alguien enigmático y maléfico que le complicará la investigación. Veremos como el foco de la historia se centra en mostrarnos la personalidad del investigador y del criminal, dejando de lado a la víctima y al acusado que pasan a ser una simple excusa sobre la que se construye toda la trama.
Y hasta aquí las similitudes, lógicamente también existen diferencias que dejo en vuestras manos el averiguar. 
Al ser un único libro, no como Sherlock Holmes que tiene toda una saga respaldándole detrás, muchos aspectos de Heller nos van a quedar sin descubrir. Tampoco vamos a ver la completa y compleja evolución que pudiera experimentar.

Al llegar a la mitad vamos a tener un cambio de narrador que llega cuando Heller toma las riendas del relato. Enviará cartas al doctor en las que se incluye una crónica exhaustiva de sus observaciones sobre el caso que tiene entre manos y que van a ser publicadas en orden cronológico y sin alterar una sola palabra. En esas cartas vamos a ver como el personaje, al igual que el de Baker Street, no adivina sino que aplica un método deductivo que termina sorprendiendo al resto de personajes y a los lectores.

Otro detalle curioso que me ha gustado encontrar es que el autor, además de novelista desempeñaba la labor de alto funcionario estatal, por lo que sus conocimientos a la hora de describir la jerarquía judicial y policial aparecen plasmados en la historia aportando un toque muy realista, al igual que ocurre en las novelas de Wilkie Collins. 

Os aseguro que este libro os va a encantar. El clima de misterio generado consigue mantenernos pegados a sus páginas y es una buena forma de entrar en contacto con otro de los investigadores ficticios que junto a Auguste Dupin de Edgar Allan Poe sentaron las bases del género.

martes, 1 de febrero de 2022

El refugio de Sandrine de Jérôme Loubry

Sinopsis:

Sandrine, una periodista de un periódico local de Normandía, recibe la noticia de la muerte de su abuela, Suzanne, a la que nunca llegó a conocer en vida. Aun así, viajará a la isla donde vivía su abuela para recoger todas sus pertenencias. El lugar está habitado por gente que llegó a la isla a finales de la Segunda Guerra Mundial. 
Horas después de su llegada a la isla, Sandrine advierte que los lugareños ocultan algo. Días más tarde encuentran a Sandrine deambulando por una de las playas, sus ropas teñidas por la sangre de otra persona, y murmurando sinsentidos. 
Para entender la verdad, el inspector Damien Bouchard tendrá que bucear en el pasado y la memoria de la periodista, poniendo en juego la cordura de Sandrine y la suya.

Opinión:

Hace una semanas os decía que había terminado el año con una obra muy recomendable, Guía del club de lectura para matar vampiros y que lo había comenzado con otra igual de buena, El ocupante
Pues bien, hoy vuelvo a hablaros de otra novela que me ha convencido totalmente, no solo por el ambiente claustrofóbico que recrea sino porque su autor logra desconcertar totalmente a los lectores. 
Vemos pasar ante nuestros ojos los acontecimientos, detalladamente narrados, pero somos incapaces de armar el puzle mental con las piezas que nos ofrece. Cada vez que logramos encajar una, la historia da un giro y debemos empezar a reorganizar nuestras ideas.

Lo primero que quiero señalaros es que nos encontramos ante una estructura compleja, pero que no nos dificulta la lectura porque el argumento está muy bien desarrollado. Solo debemos leer y dejarnos guiar por el autor.

Se divide en cuatro partes y en cada una de ellas el protagonismo variará de un personaje a otro, un modo de mantener viva la tensión al tiempo que incorpora datos que van enredando la trama.

En la primera parte y tras un capítulo introductorio al que daremos lógica al final, conocemos a Sandrine, una joven que recibe la noticia de que su abuela, Suzanne, ha fallecido. 
Este hilo sitúa la acción en 1986 y veremos como el personaje se desplaza hasta la extraña isla donde vivió su abuela y que sirvió de base nazi durante la II Guerra Mundial. En esta primera parte los saltos en el tiempo serán una constante y a través de ellos conoceremos también a Suzanne y los motivos de que se trasladase a vivir a la isla en 1949.
La segunda y tercera parte transcurren íntegras en 1986. 
En ellas se incorporarán a la trama dos nuevos personajes; uno es el inspector Damien Bouchar y la otra una psiquiatra, Veronique Burel. Ambos serán los encargados de averiguar qué le ha sucedido a Sandrine, pues es encontrada vagando por la costa y cubierta de sangre.
Y por último, en la cuarta parte, la más breve, la trama nos lleva hasta 2019, a una clase de psicología en una universidad, momento en el que se está exponiendo el caso.

Toda la novela está narrada en tercera persona y se lee de forma muy fluida, gracias a unos capítulos que resultan muy breves y a un soberbio argumento estructurado en capas, sin que en ningún momento se pierda la coherencia de la narración.

Los personajes aparecen descritos en su justa medida, poco a poco se van revelando datos sobre ellos y podemos crearnos una idea aproximada de cómo son, porque el autor se vale de ellos y de su historia para guiarnos de forma subrepticia por donde quiere y manipularnos.

Y hasta aquí os puedo contar...
No quiero profundizar más ni en personajes ni en la trama, creo que es un thriller psicológico en el que la magia narrativa recae en la lectura individual. Debéis sumergiros sin tener apenas datos e ir experimentando paso a paso, porque hablar de esos elementos desvirtualizaría el disfrute personal. El autor juega con habilidad con nuestra mente demostrando que el límite entre ficción y realidad es muy difuso, y cada lector debe llegar al final de libro con sus propias interpretaciones.
Para terminar os diré, respecto a esas interpretaciones, que hay algunas pistas que el autor disemina por la obra y que nos llevan a conclusiones precipitadas, porque los lectores las interpretamos de forma errónea. Esto último es solo un aviso para que estéis más pendientes que yo.

Os deseo un feliz lectura.