Sinopsis:
Una novela sobre la construcción del grandioso e imponente castillo de Loarre. El sueño de unos hombres y mujeres que desafiaron su destino hace mil años.
Entre la Tierra Llana y el Pirineo aragonés se encuentra el monumento militar románico más importante de Europa: el castillo-abadía de Loarre, una fortaleza impresionante, construida cuando esa zona era una peligrosa tierra de frontera. ¿Cómo se edificó? ¿Quién logró tal hazaña?
Todo comenzó cuando un aguerrido monarca, el rey Sancho III el Mayor, decidió levantar una fortificación en una recóndita sierra, poco poblada y desde la que se podía avistar al enemigo musulmán a diez kilómetros de distancia. Y con la promesa de un futuro mejor, atrajo a un grupo de hombres y mujeres para quienes la supervivencia era una heroicidad cotidiana.
Entre ellos, un maestro de obras lombardo; Juan el carpintero y su hijo Fortún; Ava la arquera; Javierre, un muchacho cuya ambición creció a la par que el castillo; y un sacerdote fiel al viejo rito hispánico, acompañado de la inteligente y misteriosa Eneca.
Y con sus escasos medios y conocimientos, lograron superar las limitaciones que les imponían la ignorancia y el poder hasta culminar la fortaleza religiosa y militar desde la que se gestó uno de los más importantes reinos medievales, clave de la Reconquista.
Esta es su epopeya.
Opinión: El castillo (Trilogía medieval 01)
Hacía tiempo que no disfrutaba tanto con una novela de corte histórico, aunque sería más exacto decir, que hacía mucho tiempo que no disfrutaba tanto con una novela en general.
Tanto es así, que se ha convertido en la mejor novela leída de este año, (2016).
Estamos acostumbrados a leer sobre la Edad Media en España, pero parece que resumiendo, lo único que sacamos en claro, es que va del siglo V al siglo XV, y que sus rasgos principales eran el Teocentrismo y el Jerarquismo.
Teocentrismo, porque Dios era el centro de todo y Jerarquismo, porque la sociedad era rígidamente estamental.
No olvidemos que en España, normalmente asociamos Edad Media con reconquista, y poco más...
Luis Zueco nos ofrece una obra de ficción histórica, con una progresión lineal, donde los hechos reales sirven de ambientación para recrear un periodo oscuro, el siglo XI.
El autor no se entretiene en extensas descripciones, de esas que encontramos con frecuencia en novelas similares, donde ves pasar páginas y páginas, con tediosas definiciones sobre arte y arquitectura.
En ésta encontramos todo lo contrario. Aunque es cierto que existen esas descripciones, que considero indispensables, son hechas de forma amena, sin saturar.
La lectura es ágil y el ritmo dinámico, ya que Zueco, no duda en incorporar bastantes vueltas de tuerca, totalmente inesperadas para el lector.
La historia da comienzo en 1027, como he dicho, en pleno S. XI.
Un periodo bastante convulso, con incesantes cambios, pero necesarios para el desarrollo del mundo tal y como lo conocemos.
Esos acontecimientos son descritos de forma soberbia y didáctica a lo largo de la trama.
Ya sabéis que la novela gira alrededor de la construcción de un castillo, ese es el elemento principal, y habrá quien piense que es un dato insignificante, pero no es así.
El éxodo de la población hacia esos castillos, implicaría que más tarde, se estableciese un comercio fijo, asentándose alrededor de ellos las primeras ciudades, donde surgiría una nueva clase social, la burguesía. Pero no adelantemos acontecimientos, porque el castillo aún está sin construir...
Cuando leemos una novela sobre la Edad Media, vemos que los escritores se centran en mostrarnos la gran diferencia entre clases, entre los que poseían el poder y los más desfavorecidos. Y eso está muy bien, es real... pero aquí encontramos mucho más.
Lo más destacable, es que el autor hace hincapié en algunos temas que en otras novelas no aparecen ni mencionados. Y aquí es donde entramos en juego los lectores...
Zueco incita a rellenar esos datos o a complementarlos, y vuelvo a insistir, esta lectura se convierte en una novela instructiva.
Se nos ofrece una visión panóramica desde el castillo de Loarre, desde donde contemplamos la formación de los distintos reinos de España, y con ellos, las constantes luchas internas entre los reinos cristianos, acompañadas por supuesto, de la lucha contra los musulmanes.
Otro tema que me ha gustado que salga mencionado, es la lucha eclesiástica.
Ya he citado que una de las características de la Edad media era el Teocentrismo. Eso lo encontramos en cualquier historia, pero aquí observamos con mayor detalle la gran influencia de la Iglesia de Roma y como poco a poco, no solo va creciendo, sino afianzando su poder.
Vemos la lucha entre dos ramas de cristianismo, la que defendía el rito tradicional, el hispánico, frente a la nueva corriente, el rito Romano, que se intentaba imponer desde Roma.
Otro detalle importante es como Zueco trata a los personajes femeninos, dándoles protagonismo. En ellas encontramos la lucha entre la tradición y la modernidad, pero no solo eso, vemos un retrato fiel de como eran tratadas las mujeres.
El sacerdote frunció el ceño.
-Pasad, mi templo es humilde, pero digno.
-La verdad es que no es lo que esperaba encontrarme aquí, nada lo es en estas tierras. Acabo de hablar con una mujer que todavía no ha sido desposada. Temo que termine pervirtiendo a los hombres - (...)
-Pasad, mi templo es humilde, pero digno.
-La verdad es que no es lo que esperaba encontrarme aquí, nada lo es en estas tierras. Acabo de hablar con una mujer que todavía no ha sido desposada. Temo que termine pervirtiendo a los hombres - (...)
Y ahora vayamos a los personajes...
El castillo de Loarre, era el encargado de defender la frontera entre nuestra fe y la de la media luna.
Sancho Garcés III de Pamplona, conocido como Sancho 'el Mayor', es el protagonista inicial, el responsable de que den comienzo las obras del majestuoso castillo de Loarre.
Pero Sancho 'el Mayor', no las vería culminadas.
Tras su muerte, el reino se divide. A Ramiro I, hijo natural de Sancho, le corresponden las tierras de Aragón, pero dependientes del Rey de Navarra, su hermano García. Ramiro continúa con la construcción, pero la mala suerte parece que persigue a la fortificación, y Ramiro tampoco la verá definitivamente terminada.
Al morir Ramiro hereda los territorios su hijo Sancho Ramírez, que consolidaría el reino, al ser coronado en Roma por el Papa.
Estos son los personajes Regios que nos acompañaran a lo largo de la historia, pero no son los importantes, porque esta novela es un homenaje a todos los hombres y mujeres, anónimos, que arriesgaron sus vidas para construir esas grandes moles de piedra.
Estos personajes son lógicamente ficticios, pero no por ello son menos importantes.
Fortún, es el que destaca por encima de todos, por la gran carga que soporta. Es el encargado de llevar sobre sus hombro el peso de toda la narración y por supuesto, también de la construcción.
Ava y Eneca, son los dos personajes femeninos que rodean a Fortún y entre los tres forman el triángulo amoroso de esta historia, dando el toque romántico pero también humano.
Y por último, el personaje principal, al que no he dejado de citar desde el comienzo.
Un personaje encargado de unir todas las tramas con la Historia. Un conjunto tan armónico, que no se distingue dónde comienza la obra realizada por la mano humana y dónde termina la realizada por la naturaleza.
La pieza más importante de esta obra, esa fortaleza que incluso hoy en día, desafiando al tiempo y a la erosión, nos contempla desde el horizonte, desde lo alto de un cerro.
Vestigio de un tiempo pasado que nos habla entre susurros de Reconquista, pero también de protección.
Un castillo que quedó detenido en el tiempo, considerado como el castillo Románico mejor conservado de Europa y que espera, en silencio, que sea declarado Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.