lunes, 30 de enero de 2023

Timandra de Theodor Kallifatides

Sinopsis:

Timandra es una de las figuras femeninas más fascinantes de la antigüedad griega. Mujer de una belleza excepcional, supo congregar en su casa a las mejores mentes de su tiempo, desde Sócrates a Eurípides. Pero sobre todo trascendió por, como dicen las fuentes históricas, ser 'el éter espléndido que convivió con el héroe Alcibíades y recogió sus cenizas'. 
En esta novela de Theodor Kallifatides, considerada por su autor como quizá la mejor de ellas, es Timandra quien nos cuenta en primera persona su vida y la Atenas de su tiempo, en plena Guerra del Peloponeso contra Esparta. Figuras, lugares, tiempos, la Atenas del Ágora y puertos, gimnasios y campos de batalla: todo es real. Pero Timandra es mucho más que una novela histórica. El centro de gravedad es el amor: explorado, debatido, codificado -como era costumbre entre los griegos de la época-, aceptado siempre como regalo y condena, entre risas y lágrimas, en un simposio, un rito misterioso, a un minuto de la muerte.

Opinión:

“Mi nombre es Timandra y soy hetera".

Ese es el modo en que el personaje se nos presenta. 
Ella es hetera, prostituta, meretriz o cualquier otro de los eufemismos que suelen utilizarse para sustituir una palabra que se considera grosera o de mal gusto, aunque yo prefiero quedarme con el término de hetaira o compañera...y más en esta época en la que tenemos la piel tan finita que para que no se nos ofendan las momias cambiamos el término por persona momificada...

Timandra, en esos primeros compases de la narración, nos informa que la profesión de hetera no es tan antigua como pensamos y que hubo algunas mujeres célebres como Nicó de Samos, Calistrata de Lesbos o Aspasía de Mileto, esposa de Pericles, que transformaron la esclavitud en profesión.

Theodor Kallifatides nos presenta a una mujer, según dice, una de las figuras femeninas más fascinantes de la antigüedad griega.
Ahora, tras esta lectura sé que fue la amante de Alcibíades, para unos héroe griego, para otros, traidor, según el bando, y lo cierto es que queda un poco feo decir que solo se ha hecho famosa por compartir la cama con él, así que voy a intentar contaros un poquito más de ella y confesaros desde estas primeras líneas que me he sentido un poco engañada.

Si de verdad, como se dice en la sinopsis, fuese una de las figuras femeninas más fascinantes de la antigüedad griega, creo que esta historia sería la suya y no la del general ateniense, Alcibíades.

Timandra vivió en el siglo V a.C., en plena guerra entre atenienses y espartanos, y fue coetánea de Pericles, Sócrates o Eurípides, entre otros muchos.
Su nombre da título a esta obra histórica, pero hasta el propio autor se vale de él para contarnos otra historia. 
Ella es nuestra narradora, sí, pero solo eso, una simple herramienta. 
Relata en primera persona su vida, pero poco a poco esa idea se va difuminando para terminar contándonos la de Alcibíades, así que me da la impresión de que los lectores terminamos siendo manipulados por el autor, ya que todo lo narrado termina girando en torno al personaje masculino. La novela comienza cuando le ve por primera vez, y termina cuando él muere... Vosotros juzgáis.

Y no es que yo interprete así lo leído y vea al personaje perder poder narrativo al tiempo que se convierte en alguien secundario que va perdiendo peso en la trama al tiempo que se enumeran las hazañas de Alcibíades, ¡no!, es que hasta ella lo dice:  
"La Historia se olvidará de mí, pero a él lo recordará". 

Por ese motivo, ante el temor de que solo sea recordado como quieren los vencedores, que al fin y al cabo son los que escriben la historia, nos narra la vida de su amante; lo bueno y lo malo; las luces y las sombras de un hombre que dirigió miles de soldados y escuadras de cientos de barcos, un gran estratega con una idea fija en la mente, la de borrar a todos los grandes hombres del recuerdo colectivo y pasar a la historia como único héroe. 
En definitiva, un hombre con un ego tan grande como su capacidad para granjearse poderosos enemigos.

La obra comienza en una pequeña cabaña de Frigia, en la que será la última noche de Alcibíades. A partir de ese momento Timandra nos hace retroceder en el tiempo para comenzar un relato, más o menos lineal, pero con un marco histórico excepcional. Esa historia que ocurre de fondo, que irá avanzando al tiempo que la narración, es la guerra entre Atenas y Esparta, una contienda que duró 28 años. 

En esta historia vamos a tener grandes dosis de filosofía, para qué voy a engañaros. filósofos, poetas y oradores se pasearán por las páginas de esta historia novelada, debatiendo sobre el amor y sus secuelas, porque básicamente esta novela va de eso, del amor y de las distintas formas de entenderlo. Lógicamente al venir de boca de una hetaira el amor irá unido al erotismo y al sexo.

Theodor Kallifatides dice que esta es quizás una de sus mejores novelas. Lo cierto es que no puedo juzgar porque es la única que he leído de él; solo puedo deciros que narra bien. Me gusta su estilo, como te envuelve y sumerge en la historia, pero como habéis visto, esperaba algo más.
¿Lo recomiendo?, pues sí, es bastante interesante y el libro es cortito, pero insisto. 
No es oro todo lo que reluce.

martes, 24 de enero de 2023

La joya de las siete estrellas de Bram Stoker

Sinopsis:

Si el comienzo de La Joya de las Siete Estrellas parece plantear una intriga, su atmósfera se ve rápidamente dominada por la omnipresencia de Tera, la reina y hechicera egipcia que desde hace milenios prepara su regreso al mundo de los vivos en un cuerpo mortal, y la novela se desliza hacia la fantasía y el terror. 

La lúgubre y casi irrespirable atmósfera que domina la mansión londinense del egiptólogo Trelawny se trasladará después, aunque amplificada por un aura digna de H. P. Lovecraft, al de la solitaria casa de Cornualles donde aquel sabio y sus compañeros de aventura intentarán, mediante la mágica Joya de las Siete Estrellas, resucitar a la momia de la antigua reina.

Opinión:

Hoy voy a hablaros de La joya de las siete estrellas, una obra que fue publicada en 1904, años después de que Drácula, su obra cumbre, viese la luz.

Lo primero que quiero deciros es que La joya de las siete estrellas no es una obra de terror, aunque las editoriales se empeñen en catalogarla así, y que tampoco resulta tan interesante como Drácula, a pesar de que Stoker tenía estilo más que de sobra para recrear atmósferas propicias para el misterio. 
Aun así, no consiguió llegar a la intensidad de la obra por la que realmente es recordado, además de que en el último tercio del libro parece que la trama pierde fuelle y termina yéndose por las ramas en busca de una salida respetable para sus personajes. Este último detalle que he mencionado le llevó a escribir un final alternativo. 
En el ejemplar que yo he leído solo se opta por mostrar uno, quizás el más realista y acorde con una novela de misterio, pero sé que hay otras versiones que ofrecen la lectura de los dos finales.

El origen del mito

El origen del mito de la momia, muchos expertos lo ubican en la campaña de Napoleón a Egipto que tuvo lugar en 1798. Tras ese hecho la arqueología despertó el interés de muchos estudiosos y con ello la imaginación de muchos autores, entre ellos Stoker o Agatha Christie, que se entusiasmaron con las posibilidades imaginativas que escondía la egiptología, con el tema de la transmigración de las almas o, simplemente, con el enfrentamiento cultural que suponía el misterioso y Viejo Egipto frente el mundo occidental, tan racional y empírico.
En esta novela, el autor actúa un poco como visionario. La obra fue escrita en 1904, pero en ella encontramos la esencia del mito de la momia que más tarde se vería confirmado, en 1922, con el descubrimiento de la tumba del faraón Tutankhamon y la posterior muerte de más de veinte personas relacionadas con la expedición arqueológica.

La joya de las siete estrellas.

La novela comienza sin preámbulos, es lo que se conoce como una narración in media res, es decir, la narración empieza con una escena impactante, en mitad de la historia, y para llenar el vacío argumental que provoca ese comienzo abrupto los personajes deberán narrar, llegado el momento, los sucesos anteriores mediante retrospecciones.

En ese comienzo destaca la gran calidad descriptiva e imaginativa de Stoker, que en esos primeros compases nos ofrece un clásico misterio de cuarto cerrado, incluyendo un ataque cruel y brutal que se produce en plena noche. 
No existe indicio de que los asaltantes hayan huido, no hay huellas ni desorden, tampoco ventanas abiertas. En el interior solo se encuentra la víctima, el señor Trelawny, y lo más interesante del caso y que engancha al lector es que a la noche siguiente se produce una nueva agresión estando la casa llena de gente sin que nadie detecte movimiento alguno del agresor.

Como podéis ver se nos plantea un caso muy complejo y extraño en el que cada descubrimiento irá añadiendo más suspense e intriga a la trama.

Os he mencionado que para rellenar el vacío argumental del comienzo los personajes narrarán sucesos anteriores con lo que el autor nos ofrece un relato que contiene otro en su interior y en el cual nos mostrará cómo fue el descubrimiento de la tumba de Tera, la momia, y de los tesoros allí encontrados, con lo que sin querer, los lectores somos testigos de un acto muy frecuente en la época, el expolio del patrimonio arqueológico.

También debo añadir que tras la resolución de ese primer misterio de cuarto cerrado el escenario cambiará y los personajes se enfrentarán a un segundo misterio, y es aquí donde Stoker se embrolla y empieza a complicar el argumento con disertaciones científicas e incluyendo algunos datos erróneos que helarían la sangre al mismísimo Zahi Hawass.

Drácula y la joya...

Llegados a este punto no me queda más remedio que  hablaros de las similitudes que he encontrado entre Drácula y La joya de las siete estrellas y que como veréis proporcionará más datos interesantes y complementará los ya dados sobre esta lectura.

He leído en algún sitio que no existen similitudes entre estas dos obras y que por lo tanto es absurdo hacer comparaciones... 
Esto es algo de lo que discrepo totalmente, porque creo que el hacer comparaciones es algo inherente a los lectores, ya que forma parte de nuestra naturaleza. 
También debo añadir que desde el principio de esta lectura no he parado de detectar semejanzas, y no solo respecto a la estructura, al origen del argumento, descripciones y/o modo de narrar, sino también a la hora de configurar el perfil de los personajes, por lo que a mí sí que me parece absurdo negar lo que resulta más que evidente. 
Aun así, como no me creo en posesión de la verdad absoluta, os pongo a continuación algunas cosillas para que vosotros podáis comparar y decidir.

Lo primero que vamos a ver y que ya he mencionado de pasada es que estas narraciones tienen de base un mito o leyenda que arrastra una maldición.
En Drácula el argumento se construye sobre el mito del vampiro y aquí sobre el de las momias. El miedo al muerto que vuelve a la vida, la hostilidad que despierta en la sociedad, en definitiva, el miedo a lo desconocido, son los cimientos de estos libros, además de otro elemento que no podemos obviar y que es la gran dosis de romanticismo e incluso de sexualidad que se incluyeron en ambas. 

Otro detalle en común es que ya sabemos que Drácula incluyó en su estructura un aspecto que la convirtió en una novela totalmente novedosa; ese hecho fue el estar escrita totalmente en forma de diario, incluyendo cartas y telegramas, lo que evitaba emplear un narrador en tercera persona, algo que era común en ese momento. 
Pues bien, en esta obra todos esos detalles mencionados los vamos a encontrar a simple vista.
En la joya de las siete estrellas Stoker emplea una narración en primera persona y el encargado principal de hacernos llegar la historia será uno de los personajes.

Para resolver el misterio los elegidos serán un grupo bastante ecléctico, entre los que habrá un abogado, un médico y un gran experto en el mito en cuestión. 
Tampoco voy a olvidar a la damisela en peligro que en algunos momentos se encontrará sumida en un estado de abstracción, similar a la que experimenta Mina. Estos personajes son comunes en las dos novelas. Debo añadir en este punto que los personajes están muy bien perfilados a pesar de que Stoker se centra en relatar en mayor profundidad todos los datos alrededor del mito.

En resumidas cuentas y tomando de base el argumento...
La momia regresa de nuevo, decide morir siendo aún joven con la intención de resucitar en otra época tras un sueño larguísimo, emergiendo de la tumba con todo el esplendor y magnificencia de su juventud y su poder. ¿De verdad que nadie ve las semejanzas aquí?
En fin, que estas son solo un breve ejemplo de las semejanzas que podéis encontrar, me hace gracia lo ya mencionado, que haya quién no las ve, porque me hace pensar o que no se han leído el libro o que no hemos leído la misma obra.

Ahora en vuestras manos está el decidir si leéis o no este relato. Para mí, analizada en conjunto, ha resultado una lectura interesante.



domingo, 15 de enero de 2023

Mesopotamia. La invención de la ciudad de Gwendolyn Leick

Sinopsis:

Situada en un área que aproximadamente se corresponde con la del actual Irak, Mesopotamia fue una de las grandes civilizaciones de la Antigüedad, aunque, en cierto modo, continúa siendo una desconocida. Los habitantes de Mesopotamia --babilonios, sumerios y asirios-- no forman parte de nuestro imaginario colectivo, como los antiguos egipcios. Sin embargo, con la llegada de un nuevo milenio en que la mayoría de la población mundial vive en ciudades, Mesopotamia tiene mucho más que enseñar que el agrícola Egipto, pues fue allí donde tuvieron lugar los primeros experimentos urbanísticos. Gwendolyn Leick examina estos centros urbanos, extraordinarios e innovadores, con suma agudeza. Cada uno de los diez capítulos que forman esta obra se centra en la vida de una ciudad, y cada una de las ciudades posee un carácter único: ciudades sagradas, ciudades de erudición, ciudades de comercio y de monarcas, ciudades que florecieron para después ser abandonadas y ciudades que siguen habitadas en nuestros días. Leick concluye la obra con Babilonia, poderoso símbolo de esplendor y decadencia, la primera auténtica metrópolis: multicultural, multiétnica, el último centro urbano de una civilización agonizante. Mediante los increíbles logros de los mesopotamios y las vidas de sus poetas, sacerdotes, reyes y hombres y mujeres de negocios, entremezclados con los mitos de la literatura más antigua del mundo, este libro ameno y original revela, por primera vez, cómo era la vida en estas «ciudades invisibles» hace ya tanto tiempo desaparecidas. Especial De Mesopotamia a Irak

Opinión:

Aunque no es muy frecuente que aparezcan reseñados en mi blog libros de ensayo, también soy aficionada a leerlos de vez en cuando.
En esta ocasión y debido al tema que trataba, que me ha parecido interesante, me he lanzado a reseñarlo, aunque sea solo por encima, ya que los datos analizados aportan tanta información que sería imposible resumirlo brevemente.

Mesopotamia, junto a Grecia o Egipto, ha sido una de las grandes civilizaciones clásicas, pero debido a varios motivos es la menos conocida.
Allí se dieron los primeros asentamientos humanos y los inicios de la agricultura, inventaron la rueda, la escritura, las matemáticas y la astrología, además de desarrollar conceptos como urbanismo o burocracia, elementos que posteriormente los Estados helénicos y Roma exportaron y modernizaron adaptándolos a sus necesidades.

El término de "Mesopotamia" se lo dieron los antiguos griegos, significa entre dos ríos, y esa localización geográfica fue propicia para la agricultura, algo que favoreció al hombre, ya que una vez adaptado al entorno facilitó la creación de comunidades más amplias y con ello las primeras ciudades.
El problema de esa localización fue que, a diferencia de Egipto, rodeado de defensas naturales, Mesopotamia carecía de océanos, montañas y desiertos que la protegieran. Era un territorio fácil de conquistar, pero difícil de proteger.
Otro problema que surgió fue la escasez de piedra por lo que tuvieron que hacer uso para sus construcciones de adobe y eso provocó el rápido deterioro de los edificios, junto a las incursiones de tribus de la zona y ataques bélicos por parte de otras ciudades.
Estos son algunos de los motivos, sumado a su ubicación en una zona de constantes enfrentamientos bélicos, que comentaba más arriba y que han hecho que la civilización Mesopotámica sea menos conocida que otras. 

A través del análisis de Gwendolyn Leick, antropóloga y asirióloga, conoceremos la vida en diez de sus ciudades, su evolución política, económica, cultural, social y religiosa. Una cultura que se configuró a partir de un conglomerado de etnias que conquistaron y fueron sucediéndose en los espacios que se extendieron entre las cuencas del Tigris y el Éufrates. Dependiendo de las etnias que habitaron cada una de esas ciudades, al igual que del carisma de sus gobernantes, veremos como esa evolución fue distinta, afectando a sus habitantes; curioso en este punto observar el trato que recibían las mujeres dependiendo de la ciudad. Algunas de esas ciudades fueron centros religiosos, otros políticos, cunas de eruditos o capitales del Imperio.

Las diez ciudades que vamos a ver analizadas a través de los pocos datos arqueológicos que se tiene de ellas son:
Eridu que será considerada como la primera ciudad. En ella veremos como se pasó de ser un simple asentamiento agrícola a constituirse como una de las primeras ciudades; Uruk, la madre de todas las ciudades, con las primeras murallas; Shuruppak, cuna del héroe del diluvio y que nosotros conocemos a través de la biblia como Noé.
Akkad una ciudad tragada por las arenas del desierto y que hoy en día se sigue buscando porque se desconoce su ubicación; Ur, un  importante centro ceremonial y religioso; Nippur, cuna de eruditos; Sippar, dos ciudades que compartían gobierno y nombre; Assur, ciudad sagrada; Nínive, la ciudad que sufrió el gran saqueo por parte de las potencias occidentales y por último la gran Babilonia, la ciudad que Alejandro Magno propuso como capital de su Imperio.

Leick nos va a mostrar cómo cada ciudad tenía su propia identidad, su propia historia y su propia forma de relacionarse con las demás. Al mismo tiempo, destaca los elementos comunes que unían a los pueblos mesopotámicos, como el uso de la escritura cuneiforme, el culto a los dioses sumerios y acadios, o la concepción de la ciudad como un espacio sagrado.

A través de tabillas, estelas y otros descubrimientos arqueológicos podemos hacernos una idea, aproximada, de cómo era la vida en esas ciudades, y digo aproximada porque también hay que dejar constancia de que muchos de los datos que se aportan son meras conjeturas. 
Esto último no es que lo diga yo... basta remitirse a los hechos.
Las excavaciones se encuentran detenidas desde mediados del sigo pasado por lo que grandes extensiones de terreno quedan aún por excavar. Otro pequeño detalle es por ejemplo, que la ciudad de Akkad dispone en este libro de un amplio capítulo en el que se relata cómo era arquitectónicamente, como era su distribución, y cómo se organizaba la vida allí, en cambio, su ubicación aún no ha sido localizada. Todos los datos que existen sobre ella se han recabado de menciones que aparecen en tablillas halladas en otros lugares, por lo que habría que fiarse mucho de esos datos y de la interpretación que se ha hecho de ellos.

Las ciudades por su construcción con adobe debían ser reconstruidas cada poco tiempo, las incursiones de otros pueblos e incluso el ataque de ciudades que buscaban obtener el apoyo de los dioses, también destruyeron esas ciudades.
Luego, ya en nuestra época, el expolio al que fueron sometidas las ruinas por parte de países como Inglaterra o E.E.U.U, e incluso la poca pericia o interés de los excavadores, favorecieron la destrucción de buena parte del patrimonio arqueológico, además de que no se ha llegado a excavar del todo, por los enfrentamientos bélicos en la zona en que está situada y por supuesto, la destrucción de ese patrimonio arqueológico por ideas religiosas...

Algo que tampoco olvida la autora es relacionar el pasado con el presente, mostrando cómo esas ciudades han influido en el desarrollo de la civilización occidental y cómo siguen siendo relevantes hoy en día.

Los  datos que se exponen resultan interesantes, sobre todo os recomiendo este libro para los amantes de las civilizaciones antiguas, pero también debo decir que la autora se repite bastante a la hora de querer dejar claras algunas ideas. Esas partes se convierten en una tautología, una repetición innecesaria de determinados pensamientos que no aportan ni un solo dato más a la información ya dada.
Ya sabéis lo que opino de las repeticiones... para mí solo producen ruido, un eco que puede llegar a cansar, porque aunque Gwendolyn Leick es una gran experta mundial en el tema, no es necesario que se tome a los lectores por tontos, insistiendo una y otra vez en el mensaje para dejar clara una idea.

Ya para terminar voy a abrir un melón sobre algunos profesores de universidad que confunden la terminología entre reseña, valoración crítica y comentario.
A un chaval de primer grado de Historia no se le puede pedir que haga una valoración crítica sobre una obra de arqueología porque, básicamente, una valoración crítica es un proceso donde se evalúa y valora una investigación para determinar su calidad y validez. 
Creo que un alumno de primer año no está cualificado para hacerla, porque no posee ni tan siquiera unos conocimientos mínimos sobre arqueología o civilizaciones antiguas para pasar por la lupa una obra de una experta mundial con 50 años de carrera a sus espaldas y que es autora de un montón de publicaciones sobre el Antiguo Oriente Próximo, además de tener publicados más de diez libros sobre el tema.
A ver si podemos ser un poquito coherentes y limitarnos a pedir que hagan un simple análisis de lo que leen, una síntesis en la que comenten el contenido, lo que defiende el autor y las conclusiones a las que llega, lo que viene a ser una recensión crítica, todo eso sin necesidad de perdernos en palabras grandilocuentes y que al fin y al cabo están mal empleadas.