martes, 28 de agosto de 2018

El vampiro de John William Polidori

Sinopsis:

El vampiro es el relato fundacional del género del «vampiro romántico».
El relato trata de exponer la fuerza del mito que hace que la gente común no crea en los vampiros, de ahí que el protagonista, Lord Ruthven, se aproveche de esta situación para cometer sus actos sanguinarios. Otra de las armas de Ruthven es su gran capacidad de seducción y su efectividad como lo que es, un vampiro, que destaca en el cruel final de este relato con el que Polidori transformó el personaje de vampiro del folclore en una personalidad aristocrática, causando gran impacto en la sociedad de la época.
 El vampiro influyó mucho en la literatura posterior como en Carmilla (1872) de Sheridan Le Fanu; Berenice de Edgar Allan Poe, al igual que influyó en Gogol o Tolstoi (La Familia de Vourdalak) y sobre todo en Drácula de Bram Stoker. Además también influyó en el cine en la mayoría de las películas de vampiros, en las que el protagonista suele ser un personaje aristocrático, seductor, con grandes posesiones y con poderes sobrenaturales, al igual que el vampiro de Polidori.

Opinión:

El año sin verano.
Este relato de apenas cien páginas, fue escrito por John William Polidori en el verano de 1816, entre las noches del 16 al 19 de junio, aunque  no sería publicado hasta abril del 1819.
En ese verano, que sería denominado posteriormente como "El año sin verano", debido a las grandes anomalías climáticas que provocaron una bajada en la temperatura a nivel mundial, se reunieron en Ginebra varios personajes cuyas obras terminarían marcando el futuro de la literatura.
Ya os he hablado alguna vez de esa historia, pero hagamos memoria...

Para sobrellevar el mal tiempo, el malestar y las tensiones del encierro, Lord Byron, Percy Bysshe Shelly, Mary Shelly y su hermana Claire, y John William Polidori, se reúnen cada noche alrededor de la chimenea y leen historias de fantasmas. Una de esas noches de reclusión obligada, tienen una extraordinaria idea.
Cada uno de ellos debe crear un relato terrorífico para amenizar esas noches que les quedan en Villa Diodati... Los únicos en finalizar con éxito ese curioso desafío literario, serán Mary Shelley, que imaginó el que posteriormente se convertiría en un personaje inmortal, Frankenstein; y Polidori, que creó el relato "El Vampiro" del que hoy os voy a hablar...

"El Vampiro" 
Esta breve historia a pesar de que para muchos es desconocida, es de gran importancia para la literatura, ya que influenció a muchas de las obras sobre vampiros que surgieron después, como Berenice de Edgar Allan Poe (1835), Carmilla de Joseph Sheridan Le Fanu (1871) o Drácula de Bram Stoker (1897).

Lo cierto, es que cuando leemos este pequeño relato, no encontramos muchas similitudes con las obras de vampiros anteriormente citadas, pero sí vemos que el personaje central sobre el cual gira la narración, Lord Ruthven, es la semilla del personaje que después daría lugar a Carmilla o Drácula.
Polidori imaginó a un ser seductor, con poderes sobrenaturales y de origen aristocrático; alguien rodeado de misterio, pero que no logra infundir miedo al lector.
El terror no aparece a lo largo del relato, tampoco los sucesos llegan a incomodarnos en ningún momento, y eso es algo que creo que falla en la narración junto con la ausencia de sorpresas, algo que no se le puede atribuir a su brevedad, porque Carmilla tiene treinta páginas menos y consigue crearnos desasosiego en muchas de sus escenas.

Creo que el fallo reside, en que Polidori intenta abarcar mucho durante esas escasas cien páginas; mantiene un ritmo demasiado acelerado, hablando de viajes, de lugares, de personas y da demasiadas vueltas alrededor de Lord Ruthven, lo mantiene en un segundo plano, sin llegar a acercarse a él.
No profundiza en el personaje, ni siquiera da pistas para que entendamos de donde procede su malvado y extraño comportamiento.
Crea a un personaje que quizás intentaba que pareciese frío, pero solo consigue hacerlo vacío, parece una cáscara que solo genera incógnitas.
Sobre el resto de personajes, incluido el protagonista, Aubrey, sucede igual, resultan superficiales.
El otro fallo es la ambientación, nos perdemos los detalles que podían resultar interesantes, por esa redacción que hace tan superficial.
Lo mejor sin duda de esta historia, ya que de momento solo he mencionado cosas negativas, es la prosa empleada. La cuidada selección de palabras que hace al relatar.

Pese a todo lo dicho, aunque es una novelita corta que no me ha llegado a convencer, sí voy a recomendarla, creo que es interesante conocer una de las historias originales que dieron lugar al mito vampírico, y digo una de ellas, porque esta tampoco es una obra de argumento original, antes de éste relato ya existían obras que mencionaban a esos seres, surgidos del folclore popular, como Lenore, poema escrito en 1773 por Gottfried August Bürger.

Para terminar otra curiosidad...
La obra de Polidori tiene bastante en común con la novela de Mary Shelley, no en el argumento, sino en que ambas fueron en un principio, atribuidas a otro escritor.
Frankenstein apareció publicado con el apellido Shelley, y directamente la crítica pensó que había surgido de la pluma del por entonces amante de Mary, el poeta Percy Bysshe Shelley. Una obra tan compleja y sobresaliente, no podía haber sido escrita por una mujer...
A Polidori le pasó algo parecido, creó una historia cuyo personaje compartía nombre con el protagonista de la obra Glenarvon, escrita por Lady Caroline Lamb. Ese nombre era Lord Ruthven... y Lady Caroline describía en él, a un personaje libertino, una descripción poco halagadora de el que había sido su amante, Lord Byron.
Polidori, al crear su personaje del Lord, piensa en esa descripción que hace Lady Caroline y decide reflejar en su personaje también la admiración y odio que siente por Byron. Al final cuando llega el momento de la publicación en el The New Monthly Magazine, lo hacen diciendo que es una historia de Lord Byron...


martes, 21 de agosto de 2018

El hombre de tiza de C. J. Tudor

Sinopsis:

Echando la vista atrás, todo comenzó el día del terrible accidente durante la feria, cuando Eddie, de doce años, conoció al Hombre de Tiza.
 Fue el Hombre de Tiza quien le dio la idea de los dibujos: una manera de dejar mensajes secretos entre el grupo de amigos.
Fue divertido hasta que los dibujos condujeron al cuerpo sin vida de una niña.
Sucedió hace treinta años y Ed pensaba que todo había quedado olvidado.
Sin embargo, recibe una carta que contiene solo dos cosas: una tiza y el dibujo de un muñeco.
 La historia se repite y Ed se da cuenta de que el juego en realidad nunca terminó...

Todos tenemos secretos. 
Todos somos culpables de algo. 
Y los niños no son siempre tan inocentes. 

Opinión:

Hoy voy a reseñar una novela que va a dar mucho que hablar, no solo por la lograda ambientación, sino también por la complejidad y el excelente desarrollo del argumento.
Llevaba un par de meses oyendo y leyendo muy buenas críticas sobre esta historia, pero ya sabéis que ante las opiniones entusiastas suelo mostrarme un poco cauta.
El comentario que consiguió inclinar definitivamente la balanza hacia la lectura de este libro, fue la recomendación desde el blog de Si fuésemos libros, donde hablaba maravillas de él.

Con lo primero que nos vamos a encontrar es con un narrador en primera persona, encargado de contarnos una historia a dos tiempos, en pasado (1986), y en presente (2016), ofreciéndonos dos tramas, en las que el suspense se instala de forma cómoda, y que se irán alternando durante toda la novela.
Hay que añadir que la trama del presente, además de relatar la vida actual de los personajes, también hará un hueco a las escenas retrospectivas; recuerdos que guarda  entre sus recuerdos nuestro narrador, es decir, el personaje adulto de Eddie "Munster", que ahora es un profesor de lengua de 42 años.
Eddie será el responsable de relatarnos unos siniestros sucesos ocurridos hace treinta años y que no fueron del todo esclarecidos,
Ahora, esos acontecimientos que marcaron la vida de toda la pandilla, y que han mantenido a buen recaudo en lo más recóndito de la memoria, vuelven a salir a la luz, despertando sentimientos ya olvidados.
Alguien ha regresado para abrir la caja de los truenos, trayendo consigo al "Hombre de tiza".

Os he dicho que Eddie será el narrador, y también el protagonista, porque adopta esos dos papeles, pero la historia no es del todo suya, la comparte con el resto de integrantes de su grupo de amigos. Una pandilla preadolescente, que bien podría haber sido extraída de cualquier película de la época, como las que citaré más abajo, o de los libros de Enid Blyton.
Ese grupo estará formado por: Eddie "Munster", Gav "El gordo", Hoppo, Metal "Mickey", y la única niña del grupo, Nicki. Personajes, quizás estereotipados, pero que no desmerecen al conjunto de la historia.

C. J. Tudor, como ya os he adelantado, utiliza los saltos en el tiempo para generar intriga, al dejar el argumento suspendido momentáneamente.
Esa técnica que utiliza a modo de gancho, y de la cual ya os he hablado en alguna otra ocasión, es el Cliffhanger, un recurso literario muy potente, porque crea una gran tensión dramática en un momento dado, y luego la deja interrumpida saltando a otra escena, a otro personaje, o como en este caso, valiéndose de los saltos en el tiempo.
Ese efecto, sumado a que los protagonistas son un grupo de niños, y al suspense que se genera a lo largo de la narración, me ha hecho recordar inevitablemente a IT, a los Goonies, a Cuenta conmigo y/o a Stranger Things; historias que tienen en común la caracterización de los personajes, el ritmo de la trama o la atmósfera, pero también, donde tenemos asegurado disfrutar con el clásico ambiente o escenarios de los años 80.
Es una novela que nos hace evocar esos veranos infinitos de los que todos hemos disfrutado; con pandas de chicos, bicicletas y excursiones por el bosque, y con la tensión constante que genera la rivalidad con otras bandas locales...

Otro detalle que me ha gustado es la tranquilidad de la autora a la hora de narrar.
Va contando hechos, haciendo uso de esos saltos, y pausando el relato para mantener en vilo al lector. Consigue que sospechemos de todos los personajes, al tiempo que crea como ya habéis podido comprobar, un argumento más que convincente.
Se parece a IT, sí, pero no es una novela de terror, es una historia de mucho suspense, un thriller en toda regla, de los que te mantienen enganchado al libro hasta el final.

Cuando quedan más o menos cien páginas, los giros empiezan a sucederse de forma imparable, si a eso le sumamos que las cien primeras páginas son intensas y fascinantes, creo que tenemos una novela de intriga psicológica, brillante, bien desarrollada y que os fascinará.



martes, 14 de agosto de 2018

El retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde

Sinopsis:

Basil Hallward había terminado el retrato. El joven Dorian, al verlo, no pudo más que desear, desde su frívola inocencia, que fuera su imagen la que envejeciera y se corrompiera con el paso de los años mientras él permanecía intacto. Y así fue: a partir de entonces, Dorian Gray conservó no solo la lozanía y la hermosura propias de la juventud, sino el aspecto puro de los inocentes. Pero ¿a qué precio? El retrato de Dorian Gray es un logro insoslayable de la literatura universal, vertido aquí magníficamente por el escritor y traductor Alejandro Palomas. Asimismo, el presente volumen adiciona un espléndido estudio introductorio, firmado por el reputado investigador y autor Robert Mighall.

Opinión:

Hoy vuelvo a hablaros de un gran clásico, un libro que llama la atención por varios motivos.
𝟏. Es la única novela de Oscar Wilde, ya que este autor se centró principalmente en escribir obras de teatro, algunos cuentos y ensayos.
𝟐. Comparte con otra obra suya, esta vez con el relato breve de "El crimen de Lord Arthur Saville", una crítica hacia la clase social aristocrática.
𝟑. Algo que sí vamos a apreciar a simple vista, y que contrasta con las narraciones de la época, que mayoritariamente eran de gran tamaño.
En mi edición de bolsillo de Penguin Clásicos, tiene tan solo 319 páginas, de las cuales hay que quitar las correspondientes a la introducción, cronología y apéndice final.
El resultado es una novela bastante breve que va a sobresalir una vez abierta, por la cantidad de temas que en ella se tratan, y al mismo tiempo, por la historia que arrastra.
𝟒. Por último y como detalle curioso, nos encontramos con una historia de difícil catalogación.
Esta escrita en 1890, hay quienes la clasifican como novela filosófica, dentro de la rama del Decadentismo, ya que arremete contra la moral y las costumbres burguesas, al tiempo que  muestra una forma de vida hedonista, volcada en el placer y en excesos de distinta índole: en la vestimenta, en la adquisición de objetos, en el uso de drogas y alcohol; en la falta de fe religiosa; en la constante melancolía y sentimiento de pesadumbre, o de aburrimiento de los personajes o énnui, como ellos lo denominan.
Pero no os asustéis, porque la gran mayoría de los lectores, que no tenemos la necesidad de ser tan precisos, la catalogamos dentro de un género más corriente, más de andar por casa, y con unos elementos fáciles de identificar... los propios del género gótico.

  • De esa forma vamos a encontrarnos con una buena tanda de protagonistas, siempre atractivos e inteligentes, y dominados por fuertes pasiones.
  • También tendremos el noble malvado, encarnado por Lord Henry Wotton, y la bellísima e inocente doncella, Sibyl.
  • Por supuesto, el elemento fantástico o sobrenatural no puede faltar, y nos llega de manos de ese retrato pintado por Basil, que irá mostrándonos la corrupción del alma de Dorian.
  • Y como el género gótico también tiene características que se asocian directamente con el Romanticismo, también vamos a encontrarnos con amores enfermizos, con soledad, melancolía, la muerte y por supuesto el suicidio, uno de los grandes ideales del romanticismo, única forma de obtener la felicidad eterna.

Con todos estos detalles y haciendo uso de una afilada prosa e ingenio, Oscar Wilde nos va a ofrecercun retrato minucioso de la clase elitista inglesa.
Critica a esa sociedad cargada de cinismo en la que le ha tocado vivir, al tiempo que refleja en el texto otros temas, como el riesgo de un exceso de vanidad, de las obsesiones, así como la dependencia y dar mayor valor del que tiene, a la belleza y juventud.
Todo ese compendio conseguirá que el protagonista de esta narración, Dorian Gray, se sumerja en un mundo de decadencia, para el cual no hay salida.

Pero hablemos un poco más de este autor...

No existen libros morales ni inmorales, sino solo libros bien o mal escritos” 
Oscar Wilde

Oscar Wilde fue aclamado a lo largo de su carrera como el dramaturgo más exitoso, al tiempo que también lo tildaron de ser un delincuente social, cosa que lógicamente escandalizó a la rígida moralidad victoriana, que creyó ver precisamente en el protagonista de esta obra, Dorian Gray, un reflejo de la vida del autor.
Wilde fue tachado de ser un vividor con innumerables pasiones, todas al margen de la ley; lo que le llevó a ser juzgado en tres ocasiones por actos de grave indecencia. En dos de esos juicios, sorprendentemente, se presentó como prueba, una versión algo más explicita de esta obra de la que hoy os voy a hablar, 
Al final fue declarado culpable y condenado a trabajos forzados durante dos años. Terminó arruinado, alejado de su país, y menospreciado por la misma sociedad que lo había encumbrado.

Pero este autor, al margen de lo que la sociedad victoriana opinó sobre él, al margen de sus actos, fue un gran artista que disfrutó provocando a sus contemporáneos. Supongo que si hubiese vivido en otra época, o alejado de esa encorsetada sociedad inglesa, que adoptaba un papel extremadamente moralista; cargada a su vez de contradicciones, siempre esforzada en cultivar una fachada de dignidad y recato, sus actos no habrían sido juzgados ni en las cortes ni a pie de calle.
El gran problema de Wilde, es que sus actos se volvían públicos, mientras que precisamente esos que le juzgaban y criticaban, pecaban de lo mismo, pero en privado.
Yo comparo a Wilde con Hester Prim, la protagonista de la letra escarlata; ya que ambos fueron juzgados públicamente, por una sociedad falsa, intolerante y puritana; una sociedad de doble moral, que condenaba de indecente, siempre de cara a la galería, lo que luego muchos practicaban en la intimidad.
La diferencia entre Hester y Wilde, es que este último, no fue tan valiente ante la hipócrita sociedad que lo estigmatizaba, la misma que vemos reflejada en esta novela desde las primeras páginas, en el personaje de lord Henry Wotton.

El retrato de Dorian Gray.
Todos, más o menos, hemos oído hablar en alguna ocasión de "El retrato de Dorian Gray", y por lo tanto, conocemos a grandes rasgos el argumento de esta novela, que nos llegará de manos de un narrador omnisciente.

Dorian Gray es retratado por el pintor Basil Hallward, en la casa del artista. Allí, Dorian coincide con el aristócrata Henry Wotton, y desde las primeras líneas el joven sucumbe ante la gran elocuencia y fuerza expresiva que derrocha el noble.
Éste, inspirándose en la gran belleza y juventud de Dorian Gray, inicia un extraño panegírico, advirtiéndole de una espantosa realidad... su brevedad.

Wotton, lógicamente logrará impactarle con sus palabras, sabe que toda influencia es inmoral, y en cambio, no duda en ejercerla sobre el joven e influenciable Dorian. Le invita a disfrutar del día a día, rebasando los límites sin importar las consecuencias. Según las palabra del lord, el único modo de librarnos de la tentación es ceder a ella, el pecado es una especie de acto de purificación... y Gray lo toma al pie de la letra.
El joven al contemplar el lienzo, comprende que ese momento plasmado apenas unos instantes antes, ya es cosa del pasado.
La juventud que aparece en él, imperecedera, detenida en el tiempo, le demuestra segundo a segundo, que la vida corre en un paso constante para él.
Cada segundo, cada minuto que pasa, su belleza y juventud van quedando atrás. Llegado a ese punto y en un ataque de vanidad, soberbia, o ridícula envidia hacia el retrato, expresa el deseo absurdo de conservarse joven, de que su belleza perdure intacta.

¡Cuánto daría porque fuera al revés y fuera el cuadro el que envejeciera! Por eso... por eso... ¡lo daría todo! ¡Sí, no hay nada en el mundo que no estuviera dispuesto a dar! ¡Daría mi alma por ello!” 
Dorian Gray

Pero hay que tener cuidado con todo aquello que se desea, y más si es expresado en voz alta.
Su deseo se va a ver cumplido, y el lienzo, a partir de ese momento, contará el secreto de su vida; una vida cargada de pecados y pasiones desatadas, que irán destruyéndole día a día.
Y así... se sumerge en el oscuro abismo.


Las mujeres son un sexo meramente decorativo. Nunca tienen nada que decir, aunque bien es cierto que lo dicen deliciosamente” .
Lord Henry Wotton

Las mujeres tal y como nos indica el noble, en uno de sus arranques filosóficos, tienen escaso protagonismo en esta obra.
Cumplen con un papel ambiental, nada relevante para el desarrollo del argumento.
El único personaje femenino, capaz de salir brevemente de ese rincón al que se ven empujadas las mujeres, es Sibyl Vane, alguien vital para la trama, ya que será quien nos marque el principio del ocaso de Gray.

Los personajes masculinos, por el contrario, sobresalen por su gran complejidad.
Aparecen descritos minuciosamente, resaltando algunos detalles de su personalidad, así consigue que el lector termine adorando a unos, mientras que a otros los aborrece por el conjunto de defectos que poseen y que Wilde, nos muestra en grado superlativo, como es en el caso del personajes del que os voy a hablar a continuación.

La vida te lo reserva todo, Dorian. Con tu extraordinario atractivo, no hay nada que no puedas conseguir” .
Lord Henry Wotton

Lord Henry Wotton, cumple con un gran papel.
Oscar Wilde se explaya a la hora de hacer la crítica hacia esa clase alta, que no duda en denostar a todos aquellos a los que considera que no están a su altura, y la forma de hacerlo, será volcándose en retratar minuciosamente a este individuo.
Wilde crea un personaje mucho más completo y complejo que Dorian Gray.
Nos lo retrata como al Mefistófeles de Goethe, alguien capaz de influir en cuantos le rodean. Alrededor de cualquier gesto, bello o de bondad, el teje sus teorías venenosas, convirtiéndolo en un acto sucio o turbio.
Es un personaje tóxico y manipulador; parafraseando a Wilde, es un corrupto sin encanto que halla feos sentidos en las cosas hermosas. El será el responsable de empujar al protagonista, a disfrutar de la juventud empujándole a una vida en completa decadencia.

Dorian Gray, lógicamente es el protagonista, alrededor de el se construye la trama, y en esa comparativa con la obra de Goethe, encarnaría el papel del Doctor Fausto.
El comportamiento de Gray, influenciado negativamente por Wotton, da un giro radical, volviéndose corrupto e insensible y ejerciendo a su vez, una indefinible atracción sobre todos los que le rodean.
Todos aquellos que entran en contacto con el joven, salvo el Lord, son arrastrados a un negro abismo.

Por último voy a hablaros de otro personaje.
Basil Hallward, él será el encargado de intentar que el joven vuelva al buen camino. Es la cara amable de esta historia, y lamentablemente, aunque un personaje profundo y con principios, con escaso protagonismo.

Es justo decir, llegando al final, que frente a la soberbia prosa de Wilde, contrastan los altibajos en el ritmo narrativo, causados por la abundancia de pensamientos filosóficos con los que riega el argumento. Para mí, algunas páginas, tampoco son muchas, se me han hecho pesadas de digerir.
Otro detalle que hay que mencionar es en relación a la corrupción de Dorian. No se puede culpabilizar solo a Henry Wotton.
Es culpable de influenciarle negativamente, sí, pero Dorian también tiene parte de culpa. Su inseguridad y una personalidad poco desarrollada le hacen elegir mal y seguir las huellas de Wotton en vez de las de Basil, más sincero, coherente y honrado.
Dorian prefiere obsesionarse con un ideal de belleza y juventud que se aleja de la realidad.

Aún así, reitero. Es una gran obra...


martes, 7 de agosto de 2018

El pantano de las mariposas de Federico Axat

Sinopsis:

Las desapariciones de personas en confusos episodios se suceden año tras año en Carnival Falls. Pero donde algunos ven tragedias sin conexión, otros aseguran que existe un patrón común, y que detrás de ellas hay algo más oscuro que simples accidentes.
En 1985, Sam y Billy tienen doce años y se preparan para lo que suponen será un verano grandioso: excursiones por el bosque, largos paseos en bicicleta y la postergada construcción de la casa del árbol. Sin embargo, la llegada a la ciudad de una niña de clase alta llamada Miranda, cuya belleza no les dejará indiferentes, lo trastocará todo.
Juntos transitarán ese intrincado paso de la niñez a la adolescencia, un camino de aprendizaje y revelaciones, y se embarcarán, casi sin proponérselo, en una aventura que podría llevarlos a conocer la verdad detrás de las desapariciones. Un pacto de amistad los guiará en un verano imborrable, un tiempo de metamorfosis que marcará el inicio de muchas cosas, y también el final de su infancia.
Novela de crecimiento y suspense con sugerentes incursiones en lo fabuloso, el presente volumen, sumerge al lector en una rara fascinación para conducirlo con hábil pulso hasta un sorprendente giro final.

Opinión:

Me habían dicho que Federico Axat siempre terminaba sorprendiendo al lector. Que cada una de sus historias era como componer un gran puzzle, donde él jugaba a descolocar las piezas.
Ahora puedo dar fe, tras leer esta novela, de que todo lo que me habían asegurado, es cierto.

La imaginación de los lectores va a jugar en esta historia un papel vital y en vez de jugar a favor nuestro como sería lo normal, lo hará en favor del autor.
Cada uno de nosotros, va a ir creando su propia historia, interpretando de forma inconsciente los datos que Axat disemina a lo largo de la narración; sobra decir que esas pistas terminan casando al final a la perfección en un puzzle complejo, y la idea que hemos confeccionado alrededor de cada uno de los asuntos que él relata, termina alejándose de la verdadera realidad.
Es como si Axat nos diera un juego de construcción pero sin plano, y el fuese dictando las instrucciones para llegar a formar el objeto que tiene en mente.
Al montar todas las piezas descubrimos que él ha conseguido construir un tanque y a nosotros nos ha salido una motosierra, ha conseguido engañarnos, pero bueno ya sabemos que, al menos en mi caso, el instinto sabueso está un poco atrofiado.
El caso es que este autor consigue mantenernos pegados a las páginas del libro, y la tensión narrativa, es la trampa adhesiva que impide que dejemos la lectura. Y es que lo más importante a la hora de narrar, es la forma en que un escritor maneja el suspense, sin olvidar por supuesto, la gran profundidad y complejidad de los personajes.

La trama resulta original, nos hace retroceder al pasado, pero no solo al de los personajes, también al nuestro. Porque nosotros compartimos con ellos, esos veranos de la infancia donde todo eran aventuras en bicicleta; caminar por el campo en espera de hacer un gran descubrimiento; o con la emoción de construir esa cabaña, vetada para el resto, que nos mantendría ocultos y a resguardo de las bandas rivales.
Todos hemos sido alguna vez, uno de esos niños, hemos vivido alguna de las situaciones que narran, y Axat nos regala durante unos días la posibilidad de volver a serlo.

Vamos a encontrarnos con una novela de misterio desde el comienzo.
La forma de escribir, de ir relatando los hechos, diseminando la intriga por todas sus páginas, nos va a sorprender, porque no se centra en dar grandes explicaciones, sino que se limita a relatarlas sin más. Esta novela es perfecta para la definición de: "menos es más".
Aún así, consigue atraparnos, y no solo eso, sino que nos convierte en una marioneta de la trama, en un personaje cámara que persigue a los protagonistas sin descanso, y sin poder intervenir. En todo momento queremos saber más, y se despierta en nosotros un sentimiento de cariño y protección hacia los tres niños protagonistas.

El narrador de toda la historia es Sam.
En un principio nos hace retroceder brevemente hasta 1974, para relatar unos hechos que sorprendentemente, mantiene aun frescos en su memoria, a pesar de que ocurrieron a una edad muy temprana, y tras eso el primer capítulo nos lleva a 1985, cuando Sam tiene 12 años.

Vamos a encontrarnos con dos hilos argumentales. Uno en presente, en nuestros días, y otro en pasado, el más extenso, en ese verano que permanecerá imborrable en su memoria.
La historia en un comienzo se centra en unos sucesos, pero una vez resueltos dirigirá su atención hacia otro punto, tomando otro camino igual de sorprendente.
Contaremos con un elenco de personajes magnífico, entre protagonistas y personajes ambientales, pero solo tres de ellos conseguirán  hacerse con el papel central de esta historia. Esos tres grandes protagonistas serán: Sam, Billy y Miranda. Tres niños que nos recuerdan el valor de la verdadera amistad.
También estará presente, ¡cómo no!, sobrevolando sobre nuestras cabezas, como si se tratase de las mariposas que aparecen en la novela, la magia de ese primer amor que terminará repercutiendo de forma distinta, en cada uno de los integrantes de este triángulo amoroso.

Esta historia puedo decir que roza casi la perfección, y sí es cierto lo que cuentan sobre el resto de sus obras, este escritor debería esta situado entre los grandes del misterio.
Es una novela con detalles fantásticos que parecen pura magia; unos te pueden gustar más que otros, pero sin duda, la forma de relatar te obliga a leer hasta el final sin descanso.

El detalle más sorprendente, lo mejor de todo es la guinda con la que Axat adorna el pastel, un párrafo final tan contundente, que hace a los lectores cuestionarse no solo lo leído, sino el grado de comprensión lectora, lo que nos empuja a releer algunos pasajes, para comprobar sin remedio que hemos sido engañados.


martes, 31 de julio de 2018

Arderás en la tormenta de John Verdon

Arderás en la tormenta (Dave Gurney 06)
Sinopsis: 

La tensión ha ido en aumento en White River. El inminente primer aniversario de la muerte de un motorista negro por el disparo de un policía local inquieta a una población económicamente deprimida y racialmente polarizada. Se han pronunciado discursos incendiarios. Han empezado manifestaciones airadas. Ha habido casos aislados de incendios y saqueos. En medio de toda esta agitación, un francotirador mata a un agente de policía y la situación se descontrola. El fiscal de distrito del condado acude a Dave Gurney, detective de homicidios retirado del Departamento de Policía de Nueva York, con una extraña propuesta: quiere que Gurney lleve a cabo una investigación independiente del homicidio y que le informe directamente a él. Pese a tener algunos recelos sobre la singular oferta, Gurney termina por aceptar el encargo. Sus dudas se intensifican todavía más cuando conoce al tremendamente ambicioso jefe de policía local, en cuyos métodos agresivos y posiblemente ilegales podría hallarse el origen de la inquietud de los ciudadanos.  La situación en White River se vuelve real...

Opinión: Arderás en la tormenta (Dave Gurney 06)

Cuestión de gustos.
Cuando las sagas empiezan a alargarse y a extenderse en el tiempo, lo más común es que sufran de algún que otro altibajo; lo malo es cuando esos altibajos terminan convirtiéndose en una constante de la saga.
A partir de la lectura del segundo libro, ya empezaron a hacerse más que evidentes los cambios en el ritmo narrativo. Las subidas y bajadas en la intensidad de la narración, causaban un desequilibrio en el conjunto que me sugería abandonar la lectura en algunos momentos, aunque luego consiguiese resistirme y finalizarla.

Con esta nueva entrega, vamos a enfrentarnos a 480 páginas, y fijaros que no digo que nos vamos a enfrentar a asesinos, a casos complicados, o a burócratas más preocupados por su imagen que por los problemas sociales... ¡no!, hablo de la extensión del libro que, a mí particularmente, se me ha hecho cuesta arriba.
Verdon con esta última entrega no ha conseguido captar mi atención, salvo al final; y cuando hablo de final me estoy refiriendo a los dos últimos capítulos.

Esta reseña puede parecer un poco dura, pero creo que ya ha llegado el momento de poner fin a la saga por parte del autor. Como se que esto no va a ocurrir, la otra opción es ponerla fin definitivamente en este blog.

Tenemos una novela, dividida en cuatro partes, con unos giros argumentales que no es que tarden en llegar... es que no llegan.
El motivo es que Verdon da vueltas y vueltas al argumento, poniéndolo del derecho, del revés, quizás buscando la sorpresa o la originalidad, pero tanto retorcer el argumento termina restando frescura a la historia, y volviéndola pesada.
Esas sorpresas o vueltas de tuerca que el autor intenta ir sembrando a lo largo de la trama, se vuelven previsibles, porque precisamente él demuestra demasiado interés en que nos fijemos en esos detalles en particular, destapando él mismo el pastel antes de tiempo.

Algunas opiniones oficiales, dicen de esta nueva aventura de Gurney que es su novela más brillante, emocionante y ágil; sinceramente... he encontrado más emoción en los capítulos de Bob Esponja, pero eso como todo, es cuestión de gustos.

Esto me lleva a reflexionar y a preguntarme, si los lectores nos estamos relajando demasiado, y si ese relax implica ser menos exigentes y/o más conformistas, o bien, si es que algunos lectores tienen miedo a decir lo que realmente piensan sobre un libro.
El otro día leí un artículo en el cual decían que, los lectores somos los únicos responsables de nuestras propias expectativas; es decir, si esperamos mucho de un libro o un autor, y luego éste nos defrauda, nosotros somos los únicos culpables por habernos sumergido en la lectura esperando más de lo que ofrecían...
Es una opinión totalmente respetable, pero también pienso que está hecha un poco a la ligera o sin profundizar, y que en este caso no comparto.

Es cierto que muchas veces, nos embarcamos en una lectura esperando más de lo que ofrece. Nos pierde el deseo, las ganas o nuestra imaginación, ¡vete tú a saber!, pero también en otros casos, y aquí llega mi discrepancia con el artículo, nos vemos influenciados por todo lo que rodea a la promoción de determinados libros; artículos o menciones en programas de radio, televisión o prensa escrita, siempre ensalzando; comentarios o reseñas demasiado entusiastas en la red; expositores editoriales colocados en lugares preferentes de las librerías; retazos de artículos en fajas, portadas y contraportadas... todo eso puede llevarnos a equívocos.
Yo a eso lo llamo marketing engañoso, y paso a argumentarlo con algunos ejemplos:

  • "Su sexta novela encamina la serie hacia la novela negra pura [...]"
  • "Fenómeno global"
  • "La mejor novela del autor"
  • "Trama poderosa, absorbente, impecable"
  • "Se ha superado"
  • "Novela impecable, absolutamente redonda y con un ritmo trepidante"

Todos estos ejemplos que he puesto, elevan las expectativas de un lector.
Son señuelos que nos invitan a entrar en contacto con la saga, si no la conocemos, o a hacernos con el libro que da continuidad a esa serie que en su día nos gustó. En algunos lectores, no digo que vaya a ser en todos, esas expectativas creadas por esas influencias externas, lamentablemente se pueden ver truncadas.

Leyendo esas frases, después no me pueden venir y acusar de que "yo" he tenido mal tino a la hora de elegir, porque precisamente me he dejado engañar o seducir por esa linea de comentarios, por lo tanto, no es que yo espere más de lo que ofrecen, sino que venden más de lo que realmente hay, es decir, venden humo.
De eso yo no soy responsable, al igual que tampoco lo soy de que se publiquen textos de dudosa calidad, ni de que en determinados sitios se emitan comentarios, poco reflexivos por miedo a decir que un autor o su obra no les ha gustado...

También hay que señalar que todos los comentarios por muy objetivos que intentemos que sean, tienen un alto grado de subjetividad, ¡todos sin excepción!, incluido éste; por lo tanto, no se puede dar más valor a la opinión propia y considerarla objetiva, y tirar por tierra o menoscabar la de otros, como se intenta en ese artículo, calificándola de errónea o subjetiva.

Por ese motivo yo voy a seguir argumentando el motivo de que no me haya gustado esta nueva aventura de Gurney, y solo vosotros podéis decidir si lo leéis o no.

He dicho que los giros argumentales se quedan en amagos...
El argumento parte de una buena idea, no carece de originalidad, pero se ve truncada en el desarrollo, no solo por esas vueltas que he mencionado.
Los que habéis leído sus libros anteriores, sabéis que lo curioso, además de los títulos que elige, es que los casos de Gurney al comienzo, parece que no vayan a tener una explicación lógica; en esta entrega, ese ingrediente no existe, al igual que tampoco hay tensión.
Ya os he dicho que lo interesante llega al final, por lo tanto también debo decir que encuentro demasiadas páginas para contextualizar la trama, demasiado desarrollo sin que veamos una lucecita que nos indique el final del túnel.
Incluso tendría que decir, que el detective Gurney, se aleja en algunos momentos del perfil al que nos tenía acostumbrado; eso sí, el elemento fijo y discordante de la serie, sigue estando en manos de Madeleine, que cada vez se hace más insoportable.

Por decir algo bueno, pues me quedo con la forma de relatar de Verdon, me gusta tanto como el personaje de Hardwick, a pesar de su 'reflujo gástrico'; pero eso no es suficiente como para restar importancia a todo lo negativo que os he mencionado.

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