Sinopsis:
Cuando la abogada Lily se casa con Ed, está dispuesta a empezar de nuevo, a dejar los secretos de su pasado atrás. Pero en su primer caso criminal empieza a sentir cosas por su cliente, un hombre que ha sido acusado de asesinato, un hombre por el que pronto estará dispuesta a arriesgarlo todo.
Pero ¿es realmente inocente?
Un thriller con tantos giros que no podrás dejar de leer.
Un guilty pleasure que hará que te pases de parada.
Opinión:
Ya sabéis que hay novelas que nos captan totalmente por su resumen, aunque también he mencionado en más de una ocasión, que otras veces nos aventurarnos en su lectura un poco engañados por ellas.
De esta sinopsis en especial, me llamaron la atención dos detalles...
El primero es que en el resumen editorial nos mencionan que Lily, la protagonista, en su primer caso importante, comenzará a sentir algo por sus cliente y que llegado el momento, estará dispuesta a arriesgarlo todo...
Esa premisa me resultó bastante seductora, parecía que le daba un toque muy "negro". Creí leer entre líneas, que un personaje induciría a otro a cometer actos cuestionables, pero ese supuesto que vemos reflejado en el resumen editorial, o que yo malinterpreté, no se ajusta a la realidad del argumento.
Esto que acabo de mencionar, a simple vista, podría parecer que es algo negativo, pero no es así, ya que para mí ha actuado como una especie de Macguffin, una excusa argumental para motivarme a seguir leyendo, aunque luego resultase que tiene poca relevancia en la historia o no se ajusta a la realidad.
El segundo detalle que me intrigó era el término, guilty pleasure. La traducción sería algo así como "placer culpable", y es un término que he oído mucho últimamente, refiriéndose a música o como en este caso a libros.
Yo lo interpreto como que esta novela o los hechos que se narran en ella, me harán sentir bochorno, remordimientos o culpabilidad por disfrutar con el argumento...
Lo cierto, es que al tiempo que las primeras expectativas se desmoronaban, otras fueron surgiendo con fuerza y convirtiendo la historia en bastante interesante, pero nada que se asemeje a sentir culpabilidad o a avergonzarme, ni tan siquiera a sentir placer, porque la novela aunque es un buen thriller, tampoco es para tirar cohetes...
Supongo que esto es como todo, cuestión de gustos, y ese término de placer culpable habrá lectores que sí lo experimenten con este tipo de novelas, al igual que yo lo siento cuando leo algo del género de terror, con esas lecturas que me aportan un subidón de adrenalina pero que luego me arrepiento de haber leído porque me incomodan e incluso impiden conciliar el sueño...
Dicho esto, y tras este comienzo de la reseña un tanto abrupto, paso a mencionaros lo más destacable...
Como ya os he dicho, no nos encontramos ante una novela negra, pero sí con un thriller psicológico construido sobre muchas mentiras y secretos.
Una novela con mujeres como protagonistas, que bien podría estar catalogada dentro de ese nuevo género del domestic noir.
En esta novela no solo vamos a tener una trama, sino que varias subtramas irán dando forma y complementando la historia principal, con lo cual tenemos asegurado un montón de giros argumentales, y al mismo tiempo, cada una de ellas tendrá su tema oculto, como la infidelidad, la manipulación, las obsesiones, o los secretos y las mentiras... esto que para unos puede resultarnos interesante, entiendo que para otros pueda parecer que la autora intenta abarcar demasiados temas.
Nos vamos a encontrar por lo tanto con dos tramas argumentales principales que se irán solapando y varias subtramas incluidas dentro de ellas.
En la principal, conocemos a Lily, y será su voz en primera persona quien nos irá relatando los acontecimientos.
En la segunda trama entraremos en contacto con Carla, pero a diferencia del hilo principal, éste estará relatado por un narrador omnisciente.
El comienzo me resultó un poco lento y confuso, aunque reconozco que tras llegar a la página cuarenta, aproximadamente, me absorbió por completo.
Me olvidé de narradores, de la técnica, incluso de la introspección que al comienzo no me había llegado a convencer en el hilo principal..
Los personajes que al comienzo no me decían mucho, pasaron a parecerme interesantes, algunos de ellos resultan misteriosos y dotados con una psicología bastante compleja que torna imprevisibles sus siguientes pasos. Aquí habría que señalar que esta obra no cuenta con demasiados personajes, un detalle que facilita enormemente la lectura.
Lo cierto es que la novela sufre de algunos altibajos en el ritmo, pero como he dicho, los giros argumentales me hacen valorarla de forma más positiva. Es un thriller bastante interesante y a tener en cuenta si sois amantes de las novelas construidas sobre secretos y mentiras.
Espacio sobre libros y opiniones, difusión y fomento de la lectura. El lugar donde los libros son los protagonistas.
martes, 11 de diciembre de 2018
martes, 4 de diciembre de 2018
La caja vacía de Anabel Samani
Sinopsis:
La vida de Andrea ha cambiado mucho en los últimos tiempos. Después de perder la vista en un accidente, su familia deja España para irse a vivir a Estados Unidos. Y Andrea sabe que ella es la razón de ese traslado.
En medio de una mudanza empañada por la nostalgia de todo lo que han abandonado, lo más emocionante para Andrea y su hermana Sara es el extraño y sangriento crimen que tuvo lugar en su nuevo hogar de Maine, una casa habitada por un gélido aire e impregnada de un inquietante aroma que solo Andrea es capaz de percibir.
Mientras intentan adaptarse a su nueva vida, gracias en parte a la amistad que entablan con Sam y Paul, los vecinos que viven al otro lado de la calle, Andrea y Sara se convertirán en el epicentro de una serie de macabros accidentes. Y pronto descubrirán que los antiguos propietarios dejaron en la casa algo más que el recuerdo de un siniestro suceso: en el desván, dentro de un embalaje procedente de Egipto, hay una pequeña y hermosa caja… vacía.
Con su primera novela, Anabel Samani, evoca el perfume de las clásicas historias de terror y misterio.
Opinión:
Cuando Anabel Samani, para mí siempre será Atalanta, nos contó que publicaba su primera novela, me dio una gran alegría.
Conocí a Atalanta hace algún tiempo, a través de su blog Un libro junto al fuego, y a lo largo de ese periodo, se ha convertido en una gran compañera con la que disfrutar de emocionantes lecturas.
Ahora como ya os he dicho, su horizonte literario se amplía con la publicación de su ópera prima, La caja vacía, y hoy toca comentaros lo que me ha parecido su primera incursión literaria.
Los que seguís con asiduidad mi blog sabéis que me gusta la novela histórica y de terror. Son unos géneros con los que disfruto muchísimo, a pesar de que quizás en los últimos tiempos, la novela clásica y el thriller han conseguido acaparar casi la totalidad de entradas de este blog.
Anabel Samani en esta obra incorpora elementos de los primeros géneros citados.
La historia antigua estará representada por el enigmático Egipto, con el gran misterio que arrastra esa civilización, y el terror nos llegará cargado de reminiscencias que nos recordarán no solo el estilo de escribir, sino también detalles de algunas obras del gran Stephen King, autor del que tanto Anabel como yo somos grandes aficionadas.
Os adelanto que Anabel con esa mezcla de géneros tan particular, va a conseguir la dicotomía perfecta.
Ya habéis leído la sinopsis, así que voy a pasar por ella de puntillas.
Con lo primero que nos vamos a encontrar es con un capítulo introductorio muy intenso y de final abrupto, que sirve para asentar las bases del argumento.
En ese capítulo inicial vamos a tener un primer contacto con uno de los grandes protagonistas de esta historia, La Caja.
A continuación, el relato avanza dando un salto pronunciado hacia adelante y nos metemos de lleno en el nudo de la narración.
Allí vamos a conocer al resto de personajes, centrándonos principalmente en la familia Montoya, una familia española que se debate entre la nostalgia por la vida que acaban de abandonar y la morbosa emoción que supone habitar una casa donde se cometió un siniestro y sangriento crimen.
Como veis en tan solo un par de capítulos, nos hemos dado de golpe con los primeros generadores de suspense o de intriga, unos elementos imprescindibles en las novelas de terror.
Pero no os vayáis a pensar que serán las únicas estrategias de tensión dramática que encontremos, porque si habéis prestado atención, en uno de los párrafos anteriores mencionaba, que uno de los principales focos de esta novela recaerá sobre la misteriosa civilización egipcia, y ese misterio se acentuará con los inquietantes escenarios que ya de por sí aporta la zona de Maine, que seguramente os sonará por ser la base de operaciones y la localización preferida del escritor Stephen King, cuya presencia se colará, inevitablemente, por cada una de las páginas de esta novela.
La autora consigue crear con esos escenarios una atmósfera angustiosa, que se sustentará sobre unos personajes muy bien construidos, muy cercanos y sobre todo con un comportamiento que reconoceremos como muy nuestro, logrando crear empatía con todos ellos desde el inicio de la lectura.
Pero no puedo olvidar mencionar en este apartado la trama, perfectamente elaborada y dinámica, con la dosis apropiada de suspense desde el comienzo como ya os he aventurado, y que irá cobrando intensidad hasta el final, por supuesto, sin dejar espacio para el vacío argumental.
Los siguientes generadores de intriga nos llegan de manos de los personajes, que van a ser otro de los pilares de esta novela.
La obra en sí, no cuenta con un elenco muy amplio de ellos, con lo cual se facilita la lectura.
Uno de los protagonistas va a ser Andrea. una joven con una minusvalía.
Esa minusvalía que en un principio debería convertirla en el sujeto más vulnerable, ante los acontecimientos de los que va a ser testigo, la autora lo utiliza para transformar a la joven en alguien más sensible y en el personaje que estará más alerta. Al contar con esa ventaja, se convierte en la más fuerte de la historia.
Andrea y su discapacidad, van a pasar a ocupar otro puesto destacado en la lista de generadores de intriga.
Y ahora ha tocado el turno de hablar de la casa...
Todo lo que rodea a ese nuevo hogar aparece cubierto de esa pátina misteriosa, pero la casa en sí, que podríamos pensar en un principio que se convertirá en un personaje más, omnipresente, no va a conseguir alcanzar ese estatus, ya que dentro de ella habita algo, un objeto que sí reñirá en protagonismo con Andrea.
Ese objeto del que os estoy hablando y que da título a la novela, mora en la oscuridad del desván, esperando... acechando con su presencia a los habitantes de la casa, y logrará captar nuestra atención desde el primer capítulo, cargando de tensión la trama.
Esa pieza cuenta con un gran aliado, inherente a su naturaleza, los cambios bruscos de temperatura, que intensificarán también las escenas avisando de un posible peligro; en una película esos efectos se realizarían de forma sencilla, se complementarían las escenas con la música, y en cambio aquí Anabel, lo logra haciendo uso de equilibradas descripciones, solo con el uso de la palabra escrita.
El resto de personajes, salvando estos dos ya citados, serán meramente ambientales, pero eso no es algo negativo, porque los personajes ambientales aunque carezcan de amplios diálogos, aunque tengan poca participación en los hechos, son imprescindibles para el desarrollo del argumento.
Ese elenco de secundarios, son los encargados de complementar la ambientación y sirven de apoyo en las acciones y diálogos de los protagonistas, sin ellos la historia no tendría sentido.
Otro de los generadores de los que os vengo hablando, nos va a llegar a través del narrador elegido.
Este cronista que vamos a encontrarnos, a través del cual iremos conociendo la historia, es un narrador en tercera persona muy interesante, porque se asemeja a uno omnisciente, ni juzga ni interfiere en los hechos, pero creo que otros matices de su comportamiento le alejan de las características propias de este último citado.
Esa voz es la de alguien cuyo radio de acción aparece más limitado. Actúa como un cámara que va siguiendo a los personajes, saltando de uno a otro, y que nos va contando lo que les sucede, lo que piensan, pero en el momento en que están en escena.
Es decir, si sigue a Sara, y esta está llamando a la puerta, solo podrá contarnos lo que sucede alrededor de ella, de ningún modo nos relatará lo que ocurre más allá, ni lo que hacen el resto de figurantes que no comparten su escenario.
Creo que la elección de este método de narrar es un buen acierto para las novelas de terror, porque no nos deja ver más allá del personaje de turno, no lo sabe todo, y eso amplifica la tensión, al desconocer cuál será el siguiente paso de los personajes o el acontecimiento que les golpeará.
Otro detalle que cabe destacar de este narrador, es que no solo seguirá a los personajes humanos, sino que también es capaz de meterse en la cabeza de otros seres, como será el caso de Halo, el perro de los vecinos. Un gran acierto, porque también en la literatura hay espacio para dar un poco de protagonismo a nuestros fieles animales de compañía.
Anabel reserva también un espacio en su novela para las anacronías.
A pesar de que la novela transcurre casi en su mayoría de forma lineal, también incorpora algún pequeño salto en el tiempo, para narrarnos hechos anteriores que van a complementar el hilo argumental de algún personaje y así solventar los posibles vacíos que se generarían si se prescindiese de esas restrospecciones.
Y ya para terminar lo haré hablando de los guiños...
Anabel ha llenado las páginas de esta novela, con guiños a otras obras y películas, algo para mí muy interesante y atractivo, ya que la lectura adoptará forma de juego, al tiempo que nos da la oportunidad de aprender más sobre los gustos de su autora.
De esa forma veremos guiños a "La princesa prometida", a "El exorcista", o a novelas de King tan famosas como son "El misterio de Salem's Lot", pero hay muchas más, y ahí está el reto... ¿Seréis capaces de dar con ellas?
Os recomiendo esta lectura a todos los amantes del género de terror o de suspense intenso. Os aseguro que no os va a defraudar, vais a encontrar una obra cuidada al detalle y con un argumento que os pondrá la piel de gallina, porque "La caja vacía", a pesar de la incongruencia, esconde mucho en su interior.
La vida de Andrea ha cambiado mucho en los últimos tiempos. Después de perder la vista en un accidente, su familia deja España para irse a vivir a Estados Unidos. Y Andrea sabe que ella es la razón de ese traslado.
En medio de una mudanza empañada por la nostalgia de todo lo que han abandonado, lo más emocionante para Andrea y su hermana Sara es el extraño y sangriento crimen que tuvo lugar en su nuevo hogar de Maine, una casa habitada por un gélido aire e impregnada de un inquietante aroma que solo Andrea es capaz de percibir.
Mientras intentan adaptarse a su nueva vida, gracias en parte a la amistad que entablan con Sam y Paul, los vecinos que viven al otro lado de la calle, Andrea y Sara se convertirán en el epicentro de una serie de macabros accidentes. Y pronto descubrirán que los antiguos propietarios dejaron en la casa algo más que el recuerdo de un siniestro suceso: en el desván, dentro de un embalaje procedente de Egipto, hay una pequeña y hermosa caja… vacía.
Con su primera novela, Anabel Samani, evoca el perfume de las clásicas historias de terror y misterio.
Opinión:
Cuando Anabel Samani, para mí siempre será Atalanta, nos contó que publicaba su primera novela, me dio una gran alegría.
Conocí a Atalanta hace algún tiempo, a través de su blog Un libro junto al fuego, y a lo largo de ese periodo, se ha convertido en una gran compañera con la que disfrutar de emocionantes lecturas.
Ahora como ya os he dicho, su horizonte literario se amplía con la publicación de su ópera prima, La caja vacía, y hoy toca comentaros lo que me ha parecido su primera incursión literaria.
Los que seguís con asiduidad mi blog sabéis que me gusta la novela histórica y de terror. Son unos géneros con los que disfruto muchísimo, a pesar de que quizás en los últimos tiempos, la novela clásica y el thriller han conseguido acaparar casi la totalidad de entradas de este blog.
Anabel Samani en esta obra incorpora elementos de los primeros géneros citados.
La historia antigua estará representada por el enigmático Egipto, con el gran misterio que arrastra esa civilización, y el terror nos llegará cargado de reminiscencias que nos recordarán no solo el estilo de escribir, sino también detalles de algunas obras del gran Stephen King, autor del que tanto Anabel como yo somos grandes aficionadas.
Os adelanto que Anabel con esa mezcla de géneros tan particular, va a conseguir la dicotomía perfecta.
Ya habéis leído la sinopsis, así que voy a pasar por ella de puntillas.
Con lo primero que nos vamos a encontrar es con un capítulo introductorio muy intenso y de final abrupto, que sirve para asentar las bases del argumento.
En ese capítulo inicial vamos a tener un primer contacto con uno de los grandes protagonistas de esta historia, La Caja.
A continuación, el relato avanza dando un salto pronunciado hacia adelante y nos metemos de lleno en el nudo de la narración.
Allí vamos a conocer al resto de personajes, centrándonos principalmente en la familia Montoya, una familia española que se debate entre la nostalgia por la vida que acaban de abandonar y la morbosa emoción que supone habitar una casa donde se cometió un siniestro y sangriento crimen.
Como veis en tan solo un par de capítulos, nos hemos dado de golpe con los primeros generadores de suspense o de intriga, unos elementos imprescindibles en las novelas de terror.
Pero no os vayáis a pensar que serán las únicas estrategias de tensión dramática que encontremos, porque si habéis prestado atención, en uno de los párrafos anteriores mencionaba, que uno de los principales focos de esta novela recaerá sobre la misteriosa civilización egipcia, y ese misterio se acentuará con los inquietantes escenarios que ya de por sí aporta la zona de Maine, que seguramente os sonará por ser la base de operaciones y la localización preferida del escritor Stephen King, cuya presencia se colará, inevitablemente, por cada una de las páginas de esta novela.
La autora consigue crear con esos escenarios una atmósfera angustiosa, que se sustentará sobre unos personajes muy bien construidos, muy cercanos y sobre todo con un comportamiento que reconoceremos como muy nuestro, logrando crear empatía con todos ellos desde el inicio de la lectura.
Pero no puedo olvidar mencionar en este apartado la trama, perfectamente elaborada y dinámica, con la dosis apropiada de suspense desde el comienzo como ya os he aventurado, y que irá cobrando intensidad hasta el final, por supuesto, sin dejar espacio para el vacío argumental.
Los siguientes generadores de intriga nos llegan de manos de los personajes, que van a ser otro de los pilares de esta novela.
La obra en sí, no cuenta con un elenco muy amplio de ellos, con lo cual se facilita la lectura.
Uno de los protagonistas va a ser Andrea. una joven con una minusvalía.
Esa minusvalía que en un principio debería convertirla en el sujeto más vulnerable, ante los acontecimientos de los que va a ser testigo, la autora lo utiliza para transformar a la joven en alguien más sensible y en el personaje que estará más alerta. Al contar con esa ventaja, se convierte en la más fuerte de la historia.
Andrea y su discapacidad, van a pasar a ocupar otro puesto destacado en la lista de generadores de intriga.
Y ahora ha tocado el turno de hablar de la casa...
Todo lo que rodea a ese nuevo hogar aparece cubierto de esa pátina misteriosa, pero la casa en sí, que podríamos pensar en un principio que se convertirá en un personaje más, omnipresente, no va a conseguir alcanzar ese estatus, ya que dentro de ella habita algo, un objeto que sí reñirá en protagonismo con Andrea.

Esa pieza cuenta con un gran aliado, inherente a su naturaleza, los cambios bruscos de temperatura, que intensificarán también las escenas avisando de un posible peligro; en una película esos efectos se realizarían de forma sencilla, se complementarían las escenas con la música, y en cambio aquí Anabel, lo logra haciendo uso de equilibradas descripciones, solo con el uso de la palabra escrita.
El resto de personajes, salvando estos dos ya citados, serán meramente ambientales, pero eso no es algo negativo, porque los personajes ambientales aunque carezcan de amplios diálogos, aunque tengan poca participación en los hechos, son imprescindibles para el desarrollo del argumento.
Ese elenco de secundarios, son los encargados de complementar la ambientación y sirven de apoyo en las acciones y diálogos de los protagonistas, sin ellos la historia no tendría sentido.
Otro de los generadores de los que os vengo hablando, nos va a llegar a través del narrador elegido.
Este cronista que vamos a encontrarnos, a través del cual iremos conociendo la historia, es un narrador en tercera persona muy interesante, porque se asemeja a uno omnisciente, ni juzga ni interfiere en los hechos, pero creo que otros matices de su comportamiento le alejan de las características propias de este último citado.
Esa voz es la de alguien cuyo radio de acción aparece más limitado. Actúa como un cámara que va siguiendo a los personajes, saltando de uno a otro, y que nos va contando lo que les sucede, lo que piensan, pero en el momento en que están en escena.
Es decir, si sigue a Sara, y esta está llamando a la puerta, solo podrá contarnos lo que sucede alrededor de ella, de ningún modo nos relatará lo que ocurre más allá, ni lo que hacen el resto de figurantes que no comparten su escenario.
Creo que la elección de este método de narrar es un buen acierto para las novelas de terror, porque no nos deja ver más allá del personaje de turno, no lo sabe todo, y eso amplifica la tensión, al desconocer cuál será el siguiente paso de los personajes o el acontecimiento que les golpeará.
Otro detalle que cabe destacar de este narrador, es que no solo seguirá a los personajes humanos, sino que también es capaz de meterse en la cabeza de otros seres, como será el caso de Halo, el perro de los vecinos. Un gran acierto, porque también en la literatura hay espacio para dar un poco de protagonismo a nuestros fieles animales de compañía.
Anabel reserva también un espacio en su novela para las anacronías.
A pesar de que la novela transcurre casi en su mayoría de forma lineal, también incorpora algún pequeño salto en el tiempo, para narrarnos hechos anteriores que van a complementar el hilo argumental de algún personaje y así solventar los posibles vacíos que se generarían si se prescindiese de esas restrospecciones.
Anabel ha llenado las páginas de esta novela, con guiños a otras obras y películas, algo para mí muy interesante y atractivo, ya que la lectura adoptará forma de juego, al tiempo que nos da la oportunidad de aprender más sobre los gustos de su autora.
De esa forma veremos guiños a "La princesa prometida", a "El exorcista", o a novelas de King tan famosas como son "El misterio de Salem's Lot", pero hay muchas más, y ahí está el reto... ¿Seréis capaces de dar con ellas?
Os recomiendo esta lectura a todos los amantes del género de terror o de suspense intenso. Os aseguro que no os va a defraudar, vais a encontrar una obra cuidada al detalle y con un argumento que os pondrá la piel de gallina, porque "La caja vacía", a pesar de la incongruencia, esconde mucho en su interior.
martes, 27 de noviembre de 2018
El retrato de la señora Charbuque de Jeffrey Ford
Sinopsis:
El retratista Piero Piambo, la gran sensación de Nueva York en 1893, siente menguar sus ambiciones artísticas, pese a inmortalizar a todos los nuevos ricos de la ciudad en sus óleos. Pero entonces recibe un lucrativo encargo distinto a los demás.
Su cliente es una tal señora Charbuque; el único problema es que Piambo no podrá verla, sino que tendrá que sentarse delante de un elegante biombo y su modelo le contará todo sobre su vida, dándole pistas por las que él debe adivinar su apariencia.
Mientras se esfuerza lo indecible para capturar en el óleo el rostro de una mujer a la que no ha visto jamás, una serie de asesinatos tienen lugar en la ciudad. Y al tiempo que la relación de Piambo con la señora Charbuque va complicándose, este sospecha cada vez más que esos terribles acontecimientos, su encargo imposible y su extraña «benefactora» están íntimamente relacionados.
Opinión:
Descubrí este título en la biblioteca por casualidad; su lomo sobresalía del resto de libros que alineados compartían con él espacio en la estantería.
La misteriosa sinopsis fue el siguiente lazo que se cerró sobre mí atrapándome; hacía referencia a finales del siglo XIX, una etapa que me fascina; a un encargo imposible y a una atípica mecenas, todo ello regado con una serie de asesinatos de fondo, que convertían esta historia en un misterio perfecto para acompañarme de vuelta a casa.
Jeffrey Ford, según nos indica la editorial, es un profesor de escritura y literatura americana antigua, y esa influencia es lo primero que vamos a ver reflejada en su prosa, sobre todo en el estilo empleado.
En esta historia, podemos encontrar reminiscencias que nos harán recordar en momentos a obras como "El retrato de Dorian Gray", no solo por el estilo o porque el tema central gire alrededor de una obra pictórica, sino también por la actuación de los protagonistas principales.
La mujer que da título al libro, es alguien absorbente, capaz de atrapar mentalmente al protagonista hasta el punto de obsesionarle; alguien a la altura, aunque con más sutileza y protagonismo, que Lord Henry Wotton, el personaje que adoptaba el papel de mefistófeles en Dorian Gray.
La historia, como ya habéis podido comprobar por la sinopsis, comienza con un extraño encargo, yo diría que prácticamente un imposible.
La señora Charbuque quiere que el protagonista, Piero Piambo, le haga un retrato. Todo hasta aquí sería normal, el misterio reside en que ella quiere que el pintor lo haga sin verla.
De esa manera, el autor utiliza un elemento ajeno a la obra, nuestra desbordante imaginación, que se unirá al relato que la excéntrica dama iniciará, relatando parte de su vida, dando pistas al retratista para que lleve a cabo el atípico encargo.
Con lo primero que nos vamos a encontrar es con dos narradores, Piambo y la señora Charbuque, dos personajes que tomarán las riendas de su relato, y también con unos capítulos muy breves que ayudarán a mantener el suspense y el ritmo ágil de la narración.
El comienzo quizás pueda parecer un poco lento, pero tras un arranque pausado, de unas setenta páginas, el misterio toma el control de la narración y nos resulta imposible no vernos atrapados por el argumento.
Todo parece misterioso, desde los acontecimientos que rodean la vida de la señora Charbuque, hasta los que comienzan a suceder alrededor del pintor.
Tras cada entrevista, Piambo parece más confuso, y esa confusión también nos afecta a nosotros. Tenemos a una misteriosa dama, de comportamiento distante, que nos hace sospechar desde sus primeras apariciones.
Intenta parecer inocente, al tiempo que teje un relato que actúa como una tela de araña.
Ella guía su narración, y con ella la entrevista y las posibles preguntas que puedan surgir en el pintor.
De ese modo, la desconfianza se adueña del relato en primera persona, y nos demuestra que Jeffrey Ford es un escritor muy hábil.
Consigue crear una inquietante atmósfera cargada de suspense, valiéndose para complementar el argumento, de elementos como los escenarios, los ambientes, e incluso situaciones que logran crear confusión en el lector, eso sin citar la personalidad extraña que asigna a algunos de los protagonistas. Hasta el rápido pasar de las horas, la climatología que aparece de fondo a lo largo de toda la novela, parece jugar a su favor.
Otro detalle que vamos a encontrar y que nos hace retroceder hasta esa época de forma acertada es que la novela utiliza como pilares fundamentales para construir el argumento, la pintura y la ciencia, dejando un gran espacio para el esoterismo.
Vamos a ver un claro homenaje a los estilos pictóricos, a prerrafaelitas, simbolistas e impresionistas, al adoptar a un pintor como personaje central, dándonos una clase magistral sobre el efecto de la luz.
Nos mostrará como le afecta el paso de las horas, como incide sobre los objetos y los colores, siendo testigos de la búsqueda obsesiva por atraparla en el lienzo valiéndose de los pigmentos.
El retratista Piero Piambo, la gran sensación de Nueva York en 1893, siente menguar sus ambiciones artísticas, pese a inmortalizar a todos los nuevos ricos de la ciudad en sus óleos. Pero entonces recibe un lucrativo encargo distinto a los demás.
Su cliente es una tal señora Charbuque; el único problema es que Piambo no podrá verla, sino que tendrá que sentarse delante de un elegante biombo y su modelo le contará todo sobre su vida, dándole pistas por las que él debe adivinar su apariencia.
Mientras se esfuerza lo indecible para capturar en el óleo el rostro de una mujer a la que no ha visto jamás, una serie de asesinatos tienen lugar en la ciudad. Y al tiempo que la relación de Piambo con la señora Charbuque va complicándose, este sospecha cada vez más que esos terribles acontecimientos, su encargo imposible y su extraña «benefactora» están íntimamente relacionados.
Opinión:
Descubrí este título en la biblioteca por casualidad; su lomo sobresalía del resto de libros que alineados compartían con él espacio en la estantería.
La misteriosa sinopsis fue el siguiente lazo que se cerró sobre mí atrapándome; hacía referencia a finales del siglo XIX, una etapa que me fascina; a un encargo imposible y a una atípica mecenas, todo ello regado con una serie de asesinatos de fondo, que convertían esta historia en un misterio perfecto para acompañarme de vuelta a casa.
Jeffrey Ford, según nos indica la editorial, es un profesor de escritura y literatura americana antigua, y esa influencia es lo primero que vamos a ver reflejada en su prosa, sobre todo en el estilo empleado.
En esta historia, podemos encontrar reminiscencias que nos harán recordar en momentos a obras como "El retrato de Dorian Gray", no solo por el estilo o porque el tema central gire alrededor de una obra pictórica, sino también por la actuación de los protagonistas principales.
La mujer que da título al libro, es alguien absorbente, capaz de atrapar mentalmente al protagonista hasta el punto de obsesionarle; alguien a la altura, aunque con más sutileza y protagonismo, que Lord Henry Wotton, el personaje que adoptaba el papel de mefistófeles en Dorian Gray.
La historia, como ya habéis podido comprobar por la sinopsis, comienza con un extraño encargo, yo diría que prácticamente un imposible.
La señora Charbuque quiere que el protagonista, Piero Piambo, le haga un retrato. Todo hasta aquí sería normal, el misterio reside en que ella quiere que el pintor lo haga sin verla.
De esa manera, el autor utiliza un elemento ajeno a la obra, nuestra desbordante imaginación, que se unirá al relato que la excéntrica dama iniciará, relatando parte de su vida, dando pistas al retratista para que lleve a cabo el atípico encargo.
Con lo primero que nos vamos a encontrar es con dos narradores, Piambo y la señora Charbuque, dos personajes que tomarán las riendas de su relato, y también con unos capítulos muy breves que ayudarán a mantener el suspense y el ritmo ágil de la narración.
El comienzo quizás pueda parecer un poco lento, pero tras un arranque pausado, de unas setenta páginas, el misterio toma el control de la narración y nos resulta imposible no vernos atrapados por el argumento.
Todo parece misterioso, desde los acontecimientos que rodean la vida de la señora Charbuque, hasta los que comienzan a suceder alrededor del pintor.
Tras cada entrevista, Piambo parece más confuso, y esa confusión también nos afecta a nosotros. Tenemos a una misteriosa dama, de comportamiento distante, que nos hace sospechar desde sus primeras apariciones.
Intenta parecer inocente, al tiempo que teje un relato que actúa como una tela de araña.
Ella guía su narración, y con ella la entrevista y las posibles preguntas que puedan surgir en el pintor.
De ese modo, la desconfianza se adueña del relato en primera persona, y nos demuestra que Jeffrey Ford es un escritor muy hábil.
Consigue crear una inquietante atmósfera cargada de suspense, valiéndose para complementar el argumento, de elementos como los escenarios, los ambientes, e incluso situaciones que logran crear confusión en el lector, eso sin citar la personalidad extraña que asigna a algunos de los protagonistas. Hasta el rápido pasar de las horas, la climatología que aparece de fondo a lo largo de toda la novela, parece jugar a su favor.
Otro detalle que vamos a encontrar y que nos hace retroceder hasta esa época de forma acertada es que la novela utiliza como pilares fundamentales para construir el argumento, la pintura y la ciencia, dejando un gran espacio para el esoterismo.
Vamos a ver un claro homenaje a los estilos pictóricos, a prerrafaelitas, simbolistas e impresionistas, al adoptar a un pintor como personaje central, dándonos una clase magistral sobre el efecto de la luz.
Nos mostrará como le afecta el paso de las horas, como incide sobre los objetos y los colores, siendo testigos de la búsqueda obsesiva por atraparla en el lienzo valiéndose de los pigmentos.
Realmente vamos a encontrar varias historias que corren de forma paralela.
La trama que sucede alrededor de este misterioso trabajo nos llevará a conocer la historia de Luciere Charbuque, también la vida presente y pasada del pintor, y como pincelada final del lienzo, una serie de muertes extrañas empezarán a sembrar de cadáveres las calles de Nueva York.
Una novela con la que el autor y el personaje femenino aúnan esfuerzos para desconcertar, mostrándonos a una mujer extravagante y maniática, cuya narración hará que nuestra atención se distraiga con un relato de toques fantásticos.
Como un buen prestidigitador se centrará en que solo veamos lo que ella quiere, entreteniéndonos y haciendo que interpretemos muchas veces de forma errónea los datos que aporta.
¿Y del retrato qué puedo decir? pues que se convertirá en ese elemento que acecha a Piombo de forma silenciosa, que le obsesiona y le perturba.
¿Qué se esconde tras ese extraño encargo, tras las pistas falsas y las distracciones en la narración?
El comportamiento de la señora Charbuque ¿es solo una representación?
¿Podrá pintar Piambo a la señora Charbuque, o plamar en el retrato su esencia?
Os reto a que lo descubráis...
La trama que sucede alrededor de este misterioso trabajo nos llevará a conocer la historia de Luciere Charbuque, también la vida presente y pasada del pintor, y como pincelada final del lienzo, una serie de muertes extrañas empezarán a sembrar de cadáveres las calles de Nueva York.
Una novela con la que el autor y el personaje femenino aúnan esfuerzos para desconcertar, mostrándonos a una mujer extravagante y maniática, cuya narración hará que nuestra atención se distraiga con un relato de toques fantásticos.
Como un buen prestidigitador se centrará en que solo veamos lo que ella quiere, entreteniéndonos y haciendo que interpretemos muchas veces de forma errónea los datos que aporta.
¿Y del retrato qué puedo decir? pues que se convertirá en ese elemento que acecha a Piombo de forma silenciosa, que le obsesiona y le perturba.
¿Qué se esconde tras ese extraño encargo, tras las pistas falsas y las distracciones en la narración?
El comportamiento de la señora Charbuque ¿es solo una representación?
¿Podrá pintar Piambo a la señora Charbuque, o plamar en el retrato su esencia?
Os reto a que lo descubráis...
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