«El próximo funeral será el tuyo» es una de las amenazas que recibe Rebeca Turumbay, profesora de arte en la universidad y empleada de la fundación del Teatro-Museo Dalí de Figueres, a los pocos días de llegar a Cárcar, el pueblo en el que ha decidido pasar las vacaciones. Es allí donde nació su abuelo Ángel Turumbay, y ella va con la intención de conocer algo más sobre su historia, de la que nunca le han hablado. Pronto averigua que algo turbio rodea a la figura de su abuelo, y que quizá tenga que ver con el silencio que se cierne sobre el asesinato de la joven Celia Urbiola en el año 1945.
Rebeca pondrá en peligro su vida para esclarecer este antiguo crimen y para ello deberá enfrentarse sola a un macabro juego, en el que nada ni nadie es lo que parece.
Unos entrañables ancianos serán sus mejores aliados y junto a ellos, con la ayuda de Víctor, un joven periodista local, irá desentrañando la verdad sobre los terribles hechos del «crimen de Cárcar» en el que muchos de los habitantes del pueblo, de una manera u otra, estuvieron involucrados.
Opinión:
El argumento de la novela no está mal, pero no llega a convencer, no me ha entusiasmado...
Las reseñas leídas crearon unas altas expectativas que yo no he visto cumplidas.
Podría dejar la reseña así, pero dado que la finalidad de este blog es fomentar la lectura e incitar a leer, siempre sin imponer opiniones, considero que esos puntos negativos encontrados en la obra se deben argumentar.
La novela da comienzo en 1945 y tras un breve capítulo salta hasta la actualidad, situando la acción en julio de 2010, en la llegada de la protagonista a Cárcar.
Como habéis leído en la sinopsis, nos encontramos con la historia de Rebeca, una joven que vuelve al pueblo donde nació su abuelo para conocer algo más sobre su pasado.
Rebeca en su búsqueda, entrará en contacto con algunos de los habitantes del pueblo, a través de los cuales iremos conociendo el pasado y la historia negra que esconde el pequeño municipio.
Por lo tanto ya tenemos la localización, Cárcar (Navarra) y alrededores.
Esos serán los escenarios por los que transcurre la trama y aquí es donde encuentro lo que podría catalogar como uno de los fallos principales de la novela.
Puede que la autora no sea muy prolija a hacer grandes descripciones, pero la localización es perfecta, invita a realizar un pequeño cuadro costumbrista.
Creo que para un autor es más fácil escribir sobre lo que se conoce, puede que sea un error pensar eso, pero al menos yo esperaba encontrar una descripción más amplia, por poner un ejemplo, del pueblo, de la iglesia, de la plaza, de los paisajes e incluso de sus habitantes.
Nos encontramos con un libro de trama interesante, todo hay que decirlo.
Desde el primer capítulo la autora siembra intriga en la historia. Las amenazas, los atentados contra la vida de la protagonista empiezan a suceder, y son precisamente esos sucesos continuos, los que mantienen en vilo al lector.
Los personajes secundarios que van incorporándose a la narración colaboran generando intriga. Todos aparecen como posibles sospechos, dudamos de ellos sin excepción y al eliminar a uno, otro pasa a ocupar su lugar.
También hay que decir que los personajes de esta novela no son muchos, pero sí es cierto que todos tienen algún motivo para ser el culpable.
El tono general de la obra es el propio de una novela negra. La historia está narrada de manera ágil, con un lenguaje sencillo, por lo que la historia avanza, pero hay algunos detalles que encontramos a lo largo de la lectura, para mí completamente incoherentes, que restan intensidad y dejan descolocado al lector.
La protagonista se limita a preguntar escasamente a un par de habitantes y deja que las noticias, o los avances de su pequeña investigación particular, le lleguen por interpelación del espíritu santo o por generación espontánea.
Aclaro esto:
Preguntar a un par de ancianos de una residencia, es correcto, pudieron conocer a su abuelo;pero si se cierran en banda yo intentaría recabar información por otros medios, en otros lugares...
Si sale a la luz un tema de asesinato, en el que supuestamente el abuelo estuvo involucrado, hay lugares a los que dirigirse para conseguir información, cuartel de la guardia civil, policía foral o en su defecto al cuerpo de seguridad del estado que tenga las competencias de esa zona y la documentación de la época en la que ocurrieron los sucesos.
Sobre las amenazas que recibe y los atentados hacia su persona, por supuesto lo habría denunciado, algo que ella prescinde de hacer alegando una justificación absurda.
La estructura de la novela, en algunas ocasiones, también resulta un pelín caótica.
Dentro de un mismo capítulo, no es que se llegue a interrumpir bruscamente una escena, pero da esa sensación al saltar sin preámbulos a los hilos de otros personajes, con lo cual el lector en esos momentos se queda desconcertado, le cuesta reaccionar y ubicarse en la nueva escena, con el nuevo personaje.
También se incluyen o se citan datos que en un principio parece que tendrán alguna relación con la historia, pero luego se descubre que no es así.
Creo que un autor debe prescindir de dar datos sin sentido o sin ninguna relevancia. Sembrando esos datos lo único que provoca en el lector es desconcierto y no considero que en este caso sea sembrar pistas falsas para engañar al lector.
Los personajes están poco definidos y sus reacciones, en ocasiones, no resultan lógicas, incluso llegando a afectar al argumento que pasa a depender demasiado de las casualidades.
Esta claro que las casualidades son un elemento casi imprescindible en la literatura, pero una novela, no puede depender al cien por cien de ellas.
El personaje al que más llegamos a conocer es Rebeca, pero su actitud respecto a la gente del pueblo tampoco considero que sea la adecuada.
Intenta conseguir información y en cambio se muestra prepotente y arrogante con ellos. Esa actitud choca y con razón, con la natural desconfianza de la gente hacia un desconocido que pregunta insistentemente sobre una persona o hechos.
Todo lo mencionado hasta ahora concierne al núcleo argumental que se intenta complementar con otra trama secundaria creada alrededor de unos cuadros.
Y vuelven a aparecer las coincidencias...
Rebeca es profesora de arte en la universidad y empleada de la fundación del Teatro-Museo Dalí de Figueres. Se podría haber dado más juego a esa historia secundaria, haberla desarrollado y no pasar completamente de refilón por ella. Como si tan solo fuese puro relleno.
Y para acabar, al final elegido, le falta emoción...
No me resultan verosímiles los argumentos que se dan para finalizar el libro. El hecho sobre el que gira la obra sucedió en el año 45, es cierto, la policía no disponía de los medios de investigación actuales, pero algunos detalles quedan muy al aire, como cogidos por los pelos.
Para mi gusto esta opera prima de Estela Chocarro, no ha sido un brillante comienzo, pero como siempre digo es mi opinión, ni la impongo ni se tiene que compartir.
También es cierto que voy a dar una segunda oportunidad a esta autora, es más, tengo su siguiente novela Nadie ha muerto en la catedral. He leído las primeras páginas y me han gustado. Por supuesto pospongo esa lectura para más adelante, evitando valga la redundancia, influenciarme a mi misma con mi misma opinión.