martes, 12 de julio de 2022

Yo, Tituba, la bruja negra de Salem de Maryse Condé

Sinopsis:

«Tituba y yo convivimos en la más estrecha intimidad durante un año. En el transcurso de nuestras conversaciones, me contó muchas cosas. Nunca se las había confesado a nadie.» 
Maryse Condé adopta la voz de Tituba, la esclava negra juzgada en los famosos procesos por brujería que tuvieron lugar, en medio de una fiebre de histeria colectiva, en la ciudad de Salem, a finales del siglo XVII. Hija de la esclava Abena, que fue violada por un marinero inglés a bordo de un barco negrero, Tituba fue iniciada en el arte de lo sobrenatural por Man Yaya, una de las curanderas más poderosas de la isla de Barbados. Incapaz de sustraerse a la influencia de los hombres indeseables y de baja moral, Tituba pasa a ser propiedad de un pastor obsesionado con Satán, y acabará recalando en la pequeña comunidad puritana de Salem, en Massachusetts, donde será juzgada y encarcelada, acusada de haber embrujado a las niñas del pueblo. Detenida, abandonada en prisión, Maryse Condé la rehabilita, la arranca del olvido al que había sido condenada y, finalmente, la devuelve a su país natal en la época de los negros cimarrones y de las primeras revueltas de esclavos.

Opinión:

Yo, Tituba, la bruja negra de Salem es una novela recomendada por la confederación española de gremios y asociaciones de libreros; una historia que pintaba muy bien al comienzo, pero que se va desinflando según lees por la incongruencia de algunos sucesos y datos. 
Sé que no hay que tomar al pie de la letra toda la información que se da en una obra de ficción, porque los autores tienen derecho a tomarse ciertas licencias, tantas como a la hora de catalogar, ya que esta han llegado a incluirla dentro del género de novela histórica. Pero qué sabré yo que solo soy una simple lectora...
Eso sí, y lo afirmo con rotundidad, a lo que también tenemos derecho, los lectores, es a ser exigentes y no tragar con todo, como si únicamente fuésemos una máquina de pagar, engullir y callar, y más cuando en esas novelas hay datos que caen por su propio peso.

Por ese motivo, y en la línea que habitúo, voy a intentar plasmar con la mayor brevedad posible los puntos positivos y negativos que, para mí, insisto, ha tenido esta lectura.

El tema central va a girar en torno a los juicios de Salem, un famoso episodio ocurrido en 1692, en época colonial, que narra las luchas internas de las familias de colonos y el fanatismo religioso que llevó a condenar, acusados de brujería, a 14 mujeres y 5 hombres, aunque al final fueron condenados a cárcel muchos más, entre doscientos y trescientos. 

La historia se divide en dos partes. 
En la primera se cuenta la vida de la protagonista desde su nacimiento hasta su llegada al pueblo de Salem, cuando las falsas historias sobre ella empiezan a propagarse como la peste. 
La segunda parte se centra en el proceso por brujería al que fue sometida y los acontecimientos posteriores al juicio.

Para contarnos la historia Maryse Condé toma la voz de Tituba, una de las acusadas en los juicios de Salem. Esta mujer no despertó ningún interés en la historia real, solo aparece citado su nombre en los registros, quizás por ser afroamericana y porque pidió perdón por los hechos que la imputaban. De esa forma, el personaje pasa de ser figurante en esa historia real a protagonista en la ficción.  

Me ha gustado el estilo de narrar de la autora y como recrea, aunque superficialmente, la vida de las gentes de Salem; una asfixiante comunidad obsesionada por la supuesta presencia del Diablo entre ellos, mientras se empeñan en ver el mal por todos lados; la obsesión por el pecado, la represión diaria bajo la que viven sometidos por la psicosis del pastor y una religión mal entendida que se aprovecha del miedo.
Tituba va a ser testigo de un ambiente envenenado y enrarecido por la mentira. 
Resumiendo... una sociedad enferma que poco a poco va a ir contaminándolo todo.

Y aquí empiezan a llegar los peros...
Los hechos de fondo que se narran, es decir, los juicios de Salem, son acontecimientos que han excitado en gran medida la curiosidad de estudiosos, escritores y cineastas. 
Los personajes que Maryse Condé incluye en esta novela son, en su gran mayoría, personajes reales, ya que los nombres están extraídos de los documentos que se conservan por lo que la historia tampoco va a resultar muy original.
Ha habido numerosas obras que ya contaron esos hechos y el proceso que los hizo famosos, por ejemplo, Arthur Miller con su famosísima obra teatral El Crisol, 1952, que luego ha sido llevada al cine.

Es cierto que Tituba es rescatada por la autora, pero no entiendo la necesidad de crear un personaje con esas características y convertirla en una especie de heroína, en este caso falsa, porque es, y repito, un personaje de ficción basado en alguien que sí existió, pero del que no se tienen datos. La autora la pinta rebelde y con una lengua muy afilada, y ese perfil es un comportamiento impensable en esos tiempos que corrían.
No es que yo exija un completo rigor histórico a una obra de ficción, ya lo he mencionado más arriba, pero es que hay situaciones, hechos y datos, que chirrían demasiado y tiran por tierra el trabajo bien hecho. No entiendo que se consulten los documentos originales para aportar información verídica y en cambio otros detalles queden en manos del surrealismo.

Según me iba adentrando en Salem, en las delaciones, las mentiras y las falsas posesiones, iba viendo que la historia hacía agua. Intentaba pasar por alto algunos puntos, pero estos empezaron a amontonarse y la lectura se convirtió en una montaña empinada. Me sentía como Sísifo sosteniendo un pedrusco enorme e intentando remontar esa lectura, un trabajo inútil e infructuoso.
Aplaudo a todos los que no han visto los errores históricos o que han preferido tragárselos, pero a mí, se me hacían bola. 
El retrato que dicen que hace sobre la esclavitud y que es fiel, tampoco es real, porque solo describe la situación de Tituba y de un grupo muy reducido de esclavos que van y vienen por donde quieren, disfrutando de demasiada libertad.

Para terminar voy a citar otro detalle porque la perspectiva feminista que intenta dar a la obra también termina escapándosele de las manos.
Ya he mencionado que se recupera la voz de una mujer de color oprimida, pero a través de ella también vamos a conocer la situación de otras mujeres, las de raza blanca, el sometimiento a sus maridos y la posición que ocupaban en la casa, pero tampoco resulta rigurosa con los hechos.

Estando Tituba encarcelada conoce a una mujer con la que comparte celda y que está enjuiciada por adulterio, es hija de un reverendo puritano y atiende al nombre de Hester. Este personaje secundario que, por nombre y hechos, podría ser la protagonista de la obra de Nathaniel Hawthorne, La letra escarlata, le habla de feminismo.
Es cierto que hubo mujeres que defendieron nuestros derechos desde la antigüedad. En 1792, Mary Wollstonecraft fue la primera mujer en hablar de igualdad en su obra "La vindicación de los derechos de la mujer", donde se establecían las bases del feminismo, pero aún quedaba un camino muy largo por andar y dar el sentido que da Hester al término feminista, el de igualdad, algo que no se utilizó hasta el s. XIX.

En esa imagen que intenta crear del personaje principal creo que es, bajo mi punto de vista, donde radica el fallo de esta historia.
De nuevo os he intentado presentar de forma objetiva lo que me ha parecido esta novela, pero siempre hay un alto grado de subjetividad en todas las reseñas.
Respeto a los lectores que hablan maravillas de este libro y ni aconsejo ni desaconsejo su lectura. 
Creo que he expuesto lo que a mí no me ha gustado y cada lector debe elegir sus lecturas en base a sus gustos. Lo que sí me sorprende es que nadie haya hablado de la falta de coherencia de algunos sucesos con la gran cantidad de reseñas, críticas y artículos que se han publicado.

martes, 5 de julio de 2022

Las chicas de Chapel Croft de C. J. Tudor

Sinopsis:

Una oscura historia se agita en Chapel Croft. A una larga lista de desapariciones y muertes se une la del sacerdote de la parroquia local, que se ahorcó en su propia iglesia hace solo unas semanas.
Para sustituirlo, llega al pueblo Jack Brooks. Trae consigo una hija de catorce años y una conciencia atormentada, aunque confía en empezar aquí una nueva vida. Pero lo que encuentra es un lugar lleno de conspiraciones y secretos donde le espera un extraño regalo de bienvenida: un kit de exorcismo y un siniestro mensaje.
Cuanto más profundiza en la ciudad y llega a conocer a sus peculiares habitantes, más parecen surgir antiguas disputas, misterios y sospechas. Y cuando su hija Flo comienza a ver espectros de chicas ardiendo, resulta claro que los fantasmas de Chapel Croft se niegan a descansar en paz.
Pero descubrir la verdad puede ser letal en un pueblo con un pasado sangriento, donde todos tienen algo que esconder y nadie confía en los extraños.

Opinión:

Hace cuatro o cinco años el nombre de C. J. Tudor irrumpió con fuerza en el mundo literario. La crítica especializada y el público de a pie emitían opiniones entusiastas sobre su primera obra, El hombre de tiza, ya reseñada aquí. A partir de esa publicación le siguieron otras que también obtuvieron la misma popularidad como: "La desaparición de Annie Thorne" y "La otra gente", convirtiendo el nombre de esta autora en sinónimo de éxito.

En Las chicas de Chapel Croft nos trasladamos a una pequeña población inglesa; un lugar que ha estado marcado por la tragedia desde hace quinientos años.
En tiempos de María I, hija de Enrique VIII, esta emprendió una feroz represión contra todos aquellos contrarios a la reinstauración del catolicismo, condenando a la hoguera a todo aquel que se oponía. Eso la llevó a portar el sobrenombre de María la sangrienta o Bloody Mary. El pueblo de Chapel Croft no estuvo exento de esos sucesos y ocho mártires perecieron en la hoguera.
Ahora, en la actualidad, el nombre de la población vuelve a estar en boca de todos ya que el vicario se ha suicidado en su propia iglesia. A este acontecimiento hay que añadir que treinta años antes dos adolescentes desaparecieron sin dejar rastro.
Jack Brooks y su hija se trasladan para hacerse cargo de la parroquia, un traslado obligado que no va a resultar tan idílico y tranquilo como esperaban...

Con este comienzo tan atrayente no es de extrañar que esta novela se haya convertido en poco tiempo en un superventas.
Vamos a tener varios hilos argumentales y dependiendo del tipo de narrador elegido para cada uno de ellos veremos la importancia de sus protagonistas.

El primer hilo argumental es el de Jack Brooks, y en él vamos a tener a un narrador personaje que nos va a relatar los sucesos en primera persona. Ya sabemos los riesgos que conlleva un narrador así, nos va a contar lo que ocurre según lo va viendo, es un testigo, pero siempre con la duda de que pueda omitir detalles de forma intencionada. En este tipo los lectores siempre tenemos que fiarnos de nuestros instintos.
Otra de las líneas argumentales está protagonizada por su hija adolescente, Flo. El encargado de mostrarnos todo lo que sucede a su alrededor va a ser en esta ocasión un narrador omnisciente que nos traslada a los hechos en tercera persona. 
Y por último tenemos otro hilo, esta vez secundario, también narrado en tercera persona y que corresponde a un personaje anónimo que al principio no podremos identificar. Va a aparecer en momentos puntuales porque tan solo es un personaje incidental.
Estas tramas que se van sucediendo y que nos muestran una historia lineal van a verse interrumpidas por la incorporación de fragmentos de unos sucesos que ocurrieron treinta años en esa población, cuando dos chicas desaparecieron sin dejar rastro.

En esta novela los generadores de suspense van a cumplir una función esencial  porque son los impulsores de la trama. El motor principal ya lo conocéis, el argumento, quizás ese es el elemento más potente, pero también C. J. Tudor se vale de los personajes secundarios, a los que dota de un comportamiento inquietante, para que de su mano lleguen las vueltas de tuerca. Este detalle es quizás lo que más va a llamar la atención, la gran cantidad de giros argumentales que la autora va diseminando de forma inteligente a lo largo de toda la novela y que no se limitan únicamente a la trama principal.
A esto se va a sumar esos fragmentos que ya he mencionado y que nos hacen retroceder a treinta años atrás y que poco a poco harán que vayamos dando forma a la historia general.

En esta obra aparecen varias referencias a obras de Stephen King, y lo cierto es que la forma de narrar de esta autora inglesa me traslada a las novelas de la primera época del maestro del terror. Consigue recrear ese ambiente turbador en el que los protagonistas son gente normal y corriente, y eso hace que el argumento se vuelva más realista. Creo, aunque solo sea una opinión personal de un lector, que en C. J. Tudor sí hay una digna heredera de King, que parece que últimamente todos los críticos se empeñan en buscarle una/o.

viernes, 1 de julio de 2022

Piranesi de Susanna Clarke

Sinopsis:

La casa de Piranesi no es un edificio cualquiera: sus habitaciones son monumentales, con paredes llenas de miles de estatuas, y sus pasillos, interminables. Dentro del dédalo de corredores hay un océano aprisionado en el que las olas retumban y las mareas inundan los aposentos. Pero Piranesi no tiene miedo: comprende las embestidas del mar igual que el patrón del laberinto, mientras explora los límites de su mundo y avanza, con la ayuda de un hombre llamado El Otro, en una investigación científica para alcanzar El Gran Conocimiento Secreto.

Opinión:

Han pasado diecisiete años desde que Susanna Clarke publicó Jonathan Strange y el señor Norrell, novela que leí en 2017. En ella, la autora, mezclando fantasía y realidad, nos transportaba hasta el siglo XIX, en plenas Guerras Napoleónicas, y allí nuestros protagonistas hacían uso de la magia para inclinar la balanza hacia un lado u otro. Esa novela me sorprendió por su originalidad ya que a la trama principal se les sumaban otras paralelas que aparecían en las notas abreviadas creando una especie de historias dentro de la historia. 
En esta ocasión nos ofrece una novela más breve, 320 páginas que se alejan bastante de las 800 de la anterior, eso sí, en lo que coinciden ambas es en que se mezcla la fantasía y la realidad dando como resultado una historia, de nuevo muy original, sí, pero que me ha gustado menos que la de Jonathan Strange.

El título, Piranesi, hace referencia al arquitecto y grabador del siglo XVIII que se hizo muy famoso por sus grabados de edificios, reales e imaginados.
La obra no tiene nada que ver con el autor, no es una biografía ni una obra basada en el personaje, lo que sí tiene en común es que, el escenario laberíntico que sirve de escenario para esta obra sí parece extraído de uno de sus grabados imaginarios, plagados de oscuros pasadizos, extrañas galerías infinitas y escaleras empinadas que se entrecruzan sin llevar a ningún lado. Una visión que parece transportarnos a un sueño o a un mundo irreal.

El primer detalle que me ha gustado es el narrador. 
Un personaje que nos ofrece a modo de diario y en primera persona todo lo que sucede en la casa de Piranesi; una casa monumental, llena de estatuas y con pasillos infinitos, donde vamos a encontrar desde océanos en la planta baja, con sus mareas que suben y bajan inundándolo todo, al inmensurable cielo cubierto de nubes que se ve desde la última.
Como veis todo muy descriptivo.

Sabemos que este narrador en primera persona atiende al nombre de Piranesi, no porque sea su nombre, sino porque hay otro personaje que habita también en la infinita mansión que le llama así.
Nuestro protagonista nos introduce en el relato, y lo digo literalmente, a través de ese diario que le va a servir de referencia tanto para él como para nosotros. 
Aunque parezca incongruente, es un prisionero en la mansión, libre de andar por donde quiera. 
No sabemos cómo ha llegado allí, solo conocemos el hecho de que todo lo deja plasmado en un diario que será la clave fundamental para que el lector entienda que sucede en realidad.

Os puedo decir que es una historia que desconcierta desde el comienzo, con un toque muy surrealista, pero que no deja de lado el género de fantasía. 
El elenco de personajes es muy reducido. La mayoría del tiempo la autora desarrolla el argumento con tan solo dos, aunque poco a poco irá apareciendo algún personaje más para dar movilidad a la trama y que esta no quede estancada.

Los lectores quedamos atrapados en el relato por la expectación a la espera de que se resuelvan todas nuestras dudas, que son muchas y van aumentando según avanza la lectura.
¿Quién es el personaje?, ¿por qué está allí?, ¿cómo llegó?, ¿dónde está ubicada la casa?, pero sobre todo, lo que queremos saber es si todo lo que nos cuentan es real o fruto de su imaginación. Esas dudas son precisamente el motor que empuja el argumento.
A mí toda la historia me traía a la cabeza el grabado de Goya: "El sueño de la razón produce monstruos", un aguafuerte en el que el pintor parece despistar con la imagen y encubrir el verdadero significado.

Piranesi es una obra muy distinta a la que nos ofreció Clarke anteriormente. Es una novela hipnótica donde la imaginación y la especulación del lector corren libres.

lunes, 27 de junio de 2022

Cujo de Stephen King

Sinopsis:

Durante toda su vida Cujo fue un buen perro, un San Bernardo grandote, pacífico, juguetón y amante de los niños. Realmente se trataba de un perro bueno y feliz. Feliz hasta que le sucedió algo, y el cerebro de perro de Cujo se cubrió de una de esas oscuridades que se alimentan de sangre.
 
Ahora, se ha convertido en un perro asesino; doblemente cruel por cuanto la gente no conoce su mutación y aún le ve en su anterior bondad. Heraldo de un pequeño apocalipsis, Cujo desencadenará sobre un pueblo modélico un huracán de pánico y de muerte.

Opinión:

De nuevo el gran maestro del terror se hace un hueco en mi blog con uno de sus grandes clásicos: Cujo.

Esta novela fue escrita en 1981 y a ella puede aplicarse el lema del arquitecto Mies Van der Rohe: menos es más, porque en ella destaca precisamente eso, su minimalismo. 
Stephen King vuelve a hacer magia a la hora de construir argumentos y en esta caso nos ofrece una historia con los elementos justos: 
Una madre y un niño atrapados en un coche mientras un perro con instinto asesino les acecha.
Con solo esos tres personajes y una idea de base de lo más sencilla consigue crear una historia de terror psicológico que nos atrapa, valga la redundancia, junto a Donna y Tad dentro de su vehículo en una de las mayores olas de calor.

El narrador elegido, en este caso omnisciente, es otra de las piezas clave que condiciona el desarrollo de la trama. 
Nos va a hacer llegar hasta el pensamiento más ínfimo de los personajes, pero lo más curioso de este narrador es que también nos va a ofrecer la versión de lo que piensa el San Bernardo de cien kilos que pasa a convertirse, sin querer, en el protagonista central de esta novela de terror. 

Cujo es un perro bonachón que es mordido por un murciélago mientras juega a perseguir un conejo, pasando de ser el perro al que estaríamos todo el día espachurrando y comiéndonoslo a besos, a ser la viva reencarnación del mal. Y ahí es precisamente donde radica la genialidad de esta historia.
King construye a raíz de un hecho cotidiano una obra terrorífica, y es quizás esa normalidad, esa sencillez, la que genera más horror en los lectores. 
No necesita de seres de otros mundos ni de ultratumba para incomodarnos. Se vale de ese amor que ha despertado el perro en nosotros, durante los primeros capítulos, para sensibilizarnos, apoyándose, por supuesto, en el otro elemento que suele ser recurrente en sus obras, la vulnerabilidad de los niños, otro medio con el que nos trasmite ansiedad.

Hay otro detalle que vamos a encontrar en este libro y que también suele incluir King en otras historias; matrimonios o familias que arrastran conflictos y a los que por empatía el lector queda enganchado, porque Donna y Tad, junto a Cujo, a pesar de ser los protagonistas, no van a ser los únicos personajes que harán acto de aparición.
Vamos a tener a otros que sirven para crear el ambiente y también para generar más tensión psicológica, porque la acción se va a desplazar hacia ellos en los momentos culminantes o de mayor suspense, dejando a los verdaderos protagonistas a la espera de un nuevo acontecimiento, lo que se denomina Cliffhanger.

También vamos a encontrar más detalles curiosos de esos que disemina King por todas sus novelas.
Lo primero que vemos es que la trama se desarrolla en Castle Rock, un pueblo ficticio ubicado en Maine que va a servir de escenario para otros libros.
También vamos a encontrar referencias a personajes y hechos que aparecen en su obra anterior "La zona muerta", y por supuesto no puedo olvidar mencionar que los acontecimientos que ocurren en Cujo aparecerán citados en "Cementerio de animales".

Ya para terminar os diré que el final de esta novela es completamente inesperado, yo creo que uno de los mejores finales que ha ideado King.

martes, 21 de junio de 2022

Cien años de soledad de Gabriel García Márquez

Sinopsis:

«Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo».
Con estas palabras empieza la novela ya legendaria en los anales de la literatura universal, una de las aventuras literarias más fascinantes de nuestro siglo. Millones de ejemplares de Cien años de soledad leídos en todas las lenguas y el Premio Nobel de Literatura coronando una obra que se había abierto paso «boca a boca» -como gusta decir al escritor- son la más palpable demostración de que la aventura fabulosa de la familia Buendía-Iguarán, con sus milagros, fantasías, obsesiones, tragedias, incestos, adulterios, rebeldías, descubrimientos y condenas, representaba al mismo tiempo el mito y la historia, la tragedia y el amor del mundo entero.

Opinión:

Entre la década de los sesenta y los setenta del s. XX, con el aperturismo al exterior del régimen franquista, empezaron a llegar a España las obras de autores exiliados, hasta entonces prohibidas, y de extranjeros. Entre estos últimos se encontraban autores sudamericanos de la talla de Cortázar o Gabriel García Márquez y otros grandes de la prosa contemporánea como Proust, Kafka o Faulkner. Con su llegada trajeron la renovación literaria, dando un giro completo a lo que conocíamos. Aparecieron nuevos recursos estilísticos y expresivos como los monólogos interiores, los saltos en el tiempo, la omisión de signos de puntuación y/o el realismo mágico que llegó de manos de los autores sudamericanos y que va a ser un recurso que impregna toda la novela de la que hoy os hablo.

Cien años de soledad. En el umbral entre la fantasía y la realidad.

Cien años de soledad no va a contar con una trama definida; lo que ofrece es más bien un montón de historias con las que ir conociendo a todos los miembros de la familia Buendía a lo largo de varias generaciones.

Fue escrita entre 1965 y 1966, publicándose por primera vez en 1967. 
Dicen que el manuscrito fue ofrecido al por entonces director de la editorial Seix Barral, pero éste lo rechazó alegando que creía que no iba a tener éxito. Posteriormente el borrador fue enviado a la Editorial Sudamericana y su director decidió publicarla inmediatamente, según cuentan, tras leer el primer párrafo.
Yo esto último no llego a creérmelo, creo que es más fruto del imaginario, de la leyenda que rodea la publicación, que de la realidad. No creo que un editor o director de editorial se arriesgue a publicar una novela por tener una primera frase o párrafo intenso o impactante. Supongo que ese comentario surgió después de publicar y saborear el gran éxito que obtuvo con ello; una forma de vanagloriarse.  

También cuenta Gabriel García Márquez que envió el manuscrito en dos partes, ya que debido a su mala situación económica no podía hacer frente a un envío completo, pero en cambio, el editor responsable de su publicación reconoció en una entrevista que eso no era cierto. 
Así que como veis en Cien años de soledad, realidad y ficción van de la mano desde el comienzo. 

Debo comentaros desde este punto que no es la obra de García Márquez que más me ha gustado e incluso soy de la opinión de que le sobran páginas. Esto lo aclaro al principio por si alguien se ofende y no quiere continuar leyendo.

Como ya os he adelantado, la obra narra la vida de la familia Buendía a lo largo de siete generaciones, y el título hace referencia a la soledad que les va a acompañar y a marcar tanto o más que el apellido.
Entre otros temas que van a estar presentes a lo largo de la lectura encontramos las pasiones desenfrenadas, la tiranía de algunos personajes e incluso el incesto que les persigue como una mancha familiar.

El encargado de relatar es un narrador omnisciente que permanece distante en todo momento mientras cuenta los hechos, quizás para mi gusto, se aprecia demasiado esa lejanía.

Nos vamos a encontrar sumergidos en un círculo vicioso. 
Macondo, ciudad ficticia sobre la que se construye la trama, va a ir creciendo a medida que llega la modernidad. Lo que ocurre es que esa modernidad conlleva el deterioro de los Buendía.
Vemos como los años pasan, los personajes van cambiando, pero los hechos se repiten al igual que los nombres y la personalidad de los que los llevan.
Los J. Arcadio viven marcados por un signo trágico, son impulsivos y emprendedores, mientras que los Aurelianos, por poner otro ejemplo, son retraídos aunque de mente clara. Así va a ocurrir con todos los personajes que vivirán marcados por el nombre que se les da. 
Por otro lado, las mujeres de la familia Buendía van a ser perseguidas por la tragedia, sin conseguir la felicidad, al tiempo que su comportamiento se mueve entre el surrealismo y la extravagancia. 
Lo que sí comparten todos ellos, sin excepción de género, es un aire de locura y un don especial para meterse en líos.

El realismo mágico llega precisamente de la mano de los personajes y va a aportar el toque original a la lectura. 
Actúa como un halo magnético, nos sorprende con hechos irreales o extraños pero en los que los protagonistas no reparan porque los ven como algo totalmente normal. Hay que reconocer que en este aspecto García Márquez fue un gran maestro en el uso de una técnica que en este libro toma tanta importancia como el nombre de los protagonistas.
Otro detalle que hay que mencionar porque aporta calidad es la inclusión de infinidad de figuras retóricas como metáforas, símiles o anáforas, por citar algunas, ya que realzan la delicadeza de algunos fragmentos.

El narrador nos va adelantando en algunos pasajes lo que sucederá con posterioridad a algunos personajes, tenemos un claro ejemplo en el inicio: 

“Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo.” 

Parece que intenta prevenirnos de lo que más adelante narrará de forma más detallada y extensa. Esas prolepsis que nos dan una idea sobre el futuro de un personaje, tampoco me han convencido porque, llegado el momento, me hacían dudar de si esos sucesos ya se habían contado o habían sucedido.

Sé que hay cientos o miles de lectores que avalan esta lectura y que está considerada por expertos como una de las obras cumbre de la literatura universal, pero a mí ha habido fragmentos que se me hacían cuesta arriba y me daba la impresión de que el argumento no avanzaba, parecía que el tiempo estaba detenido en Macondo.
Esto, como digo, es tan solo una opinión personal que en ningún momento busca ni justificarse ni convencer, y por supuesto menos aún desanimar. 

Habrá quien se escandalice con este comentario, pero hace unos días alguien me dijo al respecto que incluso Borges había dicho que: "A Cien años de soledad le sobraban cincuenta"
La verdad es que Borges me quita un peso de encima, porque si bien es cierto que, según avanza el argumento, la trama se vuelve más dinámica y entretenida, no dejo de pensar en que algunos capítulos se me hicieron demasiado pesados lastrando mi lectura.

Como otra nota positiva y ya para terminar diré que Gabriel García Márquez fue un trasgresor que se atrevió a incluir en el relato de un siglo de episodios cotidianos, algunos temas bastantes delicados que otro no habría osado incorporar por miedo a la censura o al qué dirán.