miércoles, 20 de diciembre de 2017

El manuscrito de nieve de Luis García Jambrina

El manuscrito de nieve (Saga Fernando de Rojas 02)
Sinopsis:

El bachiller Fernando de Rojas recibe el encargo de investigar el extraño asesinato de un estudiante de la Universidad de Salamanca.
Así comienza una intensa aventura en la que iremos recorriendo los más diversos ambientes de una ciudad donde nada ni nadie es lo que parece, al tiempo que nos adentramos en su conflictiva historia, hasta llegar a descubrir los entresijos de unos crímenes que hunden sus raíces en el pasado y amenazan con desencadenar una guerra.

Opinión: El manuscrito de nieve (Saga Fernando de Rojas 02)

En esta segunda parte de la saga, Luis García Jambrina vuelve a echar mano de protagonistas que ya nos sonarán de El manuscrito de piedra.
El personaje activo, será de nuevo el joven Fernando de Rojas y el otro, el eterno y omnipresente, no puede ser más que la preciosa ciudad de Salamanca.
La ciudad universitaria vuelve a convertirse en una protagonista silenciosa, que verá impasible, como un asesino empieza a sembrar sus calles con cadáveres caprichosamente mutilados.

El suspense también regresará como elemento fijo, en este nuevo caso de Rojas, ya que invadirá con premeditación y alevosía, las páginas de esta novela, sin darnos ni tan solo un momento de respiro.

Los personajes de ficción vuelven a mezclarse coherentemente con los reales, en un juego donde nuestra literatura más célebre volverá a ocupar un lugar privilegiado.
De esta forma, recorreremos todos los ambientes de la ciudad, acompañados por un guía de excepción, Lázaro de Tormes que en esta ocasión, servirá a Rojas como si de un fiel escudero se tratase.

Luis García Jambrina, también reserva un espacio en su novela para defender el gran papel que hicieron algunas mujeres de la época y denunciar con ello, la prohibición más que absurda que las prohibía asistir a las clases en la universidad.
El personaje encargado de hacer esa defensa "oficial", es la reina Isabel la Católica, impulsora de fomentar la educación de las mujeres de la nobleza y de la corte. Lamentablemente y como nos cuenta la historia, su prematura muerte truncó ese proyecto, y las mujeres pudientes de nuevo vieron como sus deseos de asistir a las clases en la universidad se esfumaban, lo que provocó, que muchas de ellas tuvieran que volver a recurrir al peligroso juego de vestirse de hombres, poniendo en juego su honra y el honor de sus familias.
Pese a eso, Isabel supo rodearse de mujeres ilustres, como Beatriz Galindo"la latina", escritora y humanista que ejerció de preceptora de los hijos de los Reyes Católicos, o Luisa de Medrano, que llegó a impartir clases en la universidad en sustitución de Antonio de Nebrija en 1508.
Así que de esta forma ya habéis conocido a algunos de los personajes insignes que pasearán entre nuestras manos y que serán cómplices directos de una ambientación perfecta.

Pero no os penséis que todo termina aquí...
Entre las páginas de este libro también queda reservado un lugar privilegiado para rencores ancestrales, venganzas y duelos de honor, restos de esa sociedad medieval que agoniza; aunque como es lógico también habrá sitio para el héroe refinado, galante y quizás algo idealizado que representa Rojas, fruto de ese Renacimiento que se acerca a pasos agigantados. Todo ello narrado con estilo ágil, ameno y en ocasiones irónico, que caracteriza a Luis García Jambrina.

Un gran ejercicio metaliterario e histórico que mezcla con habilidad realidad y ficción, y que no debéis dejar escapar.



miércoles, 13 de diciembre de 2017

Siempre hemos vivido en el castillo de Shirley Jackson

Sinopsis:

«Me llamo Mary Katherine Blackwood. Tengo dieciocho años y vivo con mi hermana Constance. A menudo pienso que con un poco de suerte podría haber sido una mujer lobo, porque mis dedos medio y anular son igual de largos, pero he tenido que contentarme con lo que soy. No me gusta lavarme, ni los perros, ni el ruido. Me gusta mi hermana Constance, y Ricardo Plantagenet, y la Amanita phalloides, la oronja mortal. El resto de mi familia ha muerto.»
Con estas palabras se presenta Merricat, la protagonista de Siempre hemos vivido en el castillo, que lleva una vida solitaria en una gran casa apartada del pueblo. Allí pasa las horas recluida con su bella hermana mayor y su anciano tío Julian, que va en silla de ruedas y escribe y reescribe sus memorias. La buena cocina, la jardinería y el gato Jonas concentran la atención de las jóvenes. En el hogar de los Blackwood los días discurrirían apacibles si no fuera porque los otros miembros de la familia murieron envenenados allí mismo, en el comedor, seis años atrás.

Opinión:

Siempre hemos vivido en el castillo, es un libro sobre el que existen opiniones de lo más dispares. Muchos lectores lo catalogan como obra maestra, mientras que otros por el contrario, no logran encontrarle la gracia ni el misterio.
Yo no me voy a posicionar en ninguno de los dos extremos, pero sí creo que es una novela que recomendaría, bastante curiosa, y en la que el lector toma partido, creando una historia paralela que es probable que al final diste mucho de la realidad...

La elección del narrador...
Lo primero que llama la atención es que Shirley Jackson utiliza un narrador en primera persona para hacernos llegar la historia.
La elegida va a ser Mary Katherine Blackwood, o Merricat como se la conoce coloquialmente. Ella va a ser el arma empleada para acercarnos a unos sucesos que ocurrieron seis años atrás.

Sabemos por la sinopsis lo que sucedió o más exactamente, parte de lo que ocurrió.
También conocemos que solo tres personas sobrevivieron, pero hay algo que se nos escapa al comienzo ¿quién fue realmente la mano ejecutora? y ese detalle, que en un principio parece sin importancia, va a dar mucho juego, porque nos llevará a analizar detenidamente cada una de las actuaciones de los personajes.
La narración parece apuntar, en concreto, hacia uno de ellos, pero en cambio nuestro pensamiento vuela sin querer hacia otro...

Merricat es un personaje que me desconcertó desde el comienzo.
Sabemos por la sinopsis que tiene 18 años, pero su forma de narrar y de actuar, parecen no corresponder con esa edad.
Es como si ella se hubiese quedado anclada seis años atrás, ya que su comportamiento parece más acorde al de una niña de doce años.
Constance, la hermana mayor aparece al comienzo como su protectora, pero según avance el relato empezarán a surgir también dudas alrededor de ella y sobre quién protege a quién.

No me canso de repetir el riesgo que existe, al fiarnos de un narrador en primera persona y creo que aquí tenéis un claro ejemplo.
Es cierto que un narrador en primera persona gusta a los lectores, crea una especie de lazo con nosotros, pero también debemos ser conscientes de que puede llegar a engañarnos. En este caso hay que aplaudir la elección, porque no podía haber sido mejor...
¿Merricat es ingenua, infantil, fantasiosa o manipuladora? ¿Nos ofrece un relato real o por el contrario, se esconde algo retorcido en sus palabras?
El caso es, que los lectores nos enfrentamos a un gran dilema... interpretar los datos, y justo ahí llega el problema...

Analizando el problema... 
Esperamos más de la narración, nos la pintan como terror gótico y nosotros dejamos volar nuestra fantasiosa imaginación.
Buscamos un terror semejante al que encontramos en Otra vuelta de tuerca de Henry James; algún indicio fantástico en esa atmósfera densa y sobria que se va dibujando ante nosotros, en una gama completa de grises.
Esperamos encontrar seres fantasmales, y en cambio lo que encontramos es algo normal y corriente, elementos frecuentes a nuestro alrededor: Maldad, crueldad, rencor, odio, egoísmo, envidia, y eso aunque no lo identifiquemos fácilmente, es terror al fin y al cabo, aunque de otro tipo.
Es cierto que aparecen pequeñas referencias a la magia protectora, a las supersticiones, pero simplemente, generadores de intriga empleados para despistar al lector del tema real.

¿Por dónde nos llega la intriga?
La intriga nos va a llegar desde varias fuentes.
Una de esas fuentes será el anciano tío Julián, que cumple con un papel importante, ya que irá aportándonos datos que recupera de entre su montón de anotaciones.
Una visión de como fue ese último día que compartieron la familia Blackwood al completo.

Sobre Constance y Merricat ya he hecho algunos apuntes breves, pero he obviado mencionar esperando este momento, que son dos personajes que aportarán suspense debido a su extraño y enfermizo comportamiento. Elementos que nos introducen en una atmósfera opresiva, de aislamiento, y que nos hará dudar de todo cuanto leemos.
En este punto, también podríamos hablar sobre la actitud, para nosotros extraña, de la gente del pueblo y por supuesto, de ese primo Charles que aparece casi a la mitad de la obra.
Como diría Karl Max, y haciendo referencia a ese comportamiento raro del pueblo...
 "Los seres humanos hacen su propia historia, aunque bajo circunstancias influidas por el pasado"

Y por último las elipsis. Esos silencios con los que se rellenan algunas de las escenas, esas sonrisas que se intercambian entre ellos y que contribuyen manteniendo la intriga hasta el punto final.

Shirley Jackson, es considerada como una de las pioneras del terror moderno, ya que muchos autores, entre ellos Stephen King, se inspiraron en sus obras.
Esta obra, la última que publicó en 1962, es una especie de tela de araña. Desde el comienzo tenemos todos los datos, pero queremos ir un paso más allá, encontrar alguna nota discordante que demuestre que no es real lo que se nos está contando. De esa forma nos acercamos al límite, y quedamos atrapados en la tela de araña, para descubrir que hemos sido engañados. Una búsqueda falsa de la realidad nos ha hecho perder la partida.

Shirley nos ofrece una voz narrativa potente, prescindiendo de monstruos terroríficos. Nos muestra al ser humano en todas sus facetas, adornado con un amplio abanico de emociones... y eso haciendo una lectura analítica da mucho, mucho miedo...