martes, 6 de marzo de 2018

El libro de los secretos de Boubacar Boris Diop

Sinopsis:

"Como todo cuentista que se precia, habría preferido contártelo de viva voz para embalar tu corazón y ponerte a prueba con mis desconcertantes enigmas. Las señales estarían entonces sumergidas en las profundidades oceánicas y necesitarías tener paciencia durante noches enteras para entender su misterio. Te escribo a falta de otra cosa porque, de no ser así, me daría igual estar vivo que muerto". 
El anciano Nguirane Faye siente cercana su muerte y escribe a su nieto Badou Tall, que hace tiempo emigró a algún país lejano y del que no ha vuelto a tener noticias. Sabe que no volverán a encontrarse y decide contarle el día a día de Niarela, barrio de Dakar, en siete cuadernos que esperarán su regreso enterrados bajo el mango del patio familiar. Esta crónica cotidiana se convierte, poco a poco, en un viaje por los recuerdos del anciano y en balance de su vida. Fábula política, diario íntimo, reivindicación de la cultura e historia senegalesas a través de un juego de espejos que denuncian las relaciones con los colonizadores e invitan a la búsqueda de la propia identidad. Novela ambiciosa y compleja en la que se mezclan realidad, ficción, locura, amor y deber de memoria.

Opinión:

Los que me seguís con asiduidad sabéis, que de vez en cuando me sumerjo en lecturas que podríamos considerar como poco habituales.
Este libro del que hoy voy a hablaros, me llamó la atención por varios motivos.
El primero es que en la reseña de su editorial, 2709 books, se indicaba que era una edición bilingüe español-wolof.
El segundo es que tras indagar un poco por la red, descubrí que en Senegal también se vendió en forma de audio, quizás buscando esa tradición oral, que echa en falta el protagonista y que se menciona en el fragmento de la sinopsis, y por supuesto, buscando llegar a la población no alfabetizada.

Tras finalizar esta lectura debo deciros que pocos escritores alcanzan la habilidad de Boubacar Boris Diop, para combinar desolación y esperanza en un mismo texto, y hacer que al lector solo le llegue la parte positiva y amable del relato.

El anciano Nguirane Faye, siente cercana la muerte a sus ochenta años.
Ha llevado un peso sobre su alma demasiado tiempo, y ahora es el momento de ponerlo por escrito, porque es más fácil confesarse en un diario, que hacerlo verbalmente.
De esa forma, sentado en el umbral de su casa, en el barrio senegalés de Niarela, tirando de memoria, procede a escribir siete cuadernos.
Siete diarios destinados a su nieto favorito, Badou Tall que se encuentra muy lejos, quizás en algún lugar de Europa, y del que hace mucho tiempo no reciben noticias.

Nguirane, haciendo uso de una sabiduría que ha adquirido con el paso de los años, nos relatará como los ancianos apenas cuentan más que un recién nacido, y eso que a nosotros nos puede parecer duro de leer, a él en cambio le parece de lo más natural, permitiéndole observar sin ser visto y aguzar el oído más allá de donde se encuentra.
Esos cuadernos comenzarán siendo una especie de crónica de la cotidianidad de Niarela, donde se nos mostrará la crudeza que ha experimentado la sociedad de Dakar a lo largo de la Historia, pero sin darse cuenta, frase a frase, pasarán a retratar la historia de su propia familia; siendo la vida y muerte del padre de Badou, la historia que cohesionará los siete cuadernos.

Viajaremos del presente al pasado, conociendo su vida, pero sobre todo tiñendo la narración con el gran amor que siente por su nieto ausente, que pasa a convertirse prácticamente en un personaje más, a pesar de no aparecer en ningún momento durante la narración.

Nguirane, hará uso de la primera persona para acercarnos a su historia, un pasado difícil y atormentado con algunos secretos dolorosos, todo ello haciendo uso de un lenguaje cercano y sencillo.
Como escritor principiante, y como él mismo nos cuenta, le resultará imposible no añadir a su diario, acontecimientos importantes que vayan sucediendo a su alrededor y que aporrearán sus sentidos hasta colarse en el relato.
De esa forma, el diario se convertirá en un relato nostálgico, costumbrista e intimista al mismo tiempo, donde la muerte y las despedidas ocuparán un lugar prioritario; y es que esos dos temas tan delicados, que siempre han sido complicados de tratar por la literatura, en manos de este autor se convierten en un homenaje a la vida.

Este narrador de excepción, también dejará una advertencia a su nieto sobre uno de los diarios. El libro de los secretos que reconocerá fácilmente por su tapa roja, revela cosas que solo ellos dos deben conocer.
De esta forma Boubacar aporta una pequeña dosis de intriga a ese relato íntimo, que profundizará en el interior del ser humano, mostrando muchas veces lo peor: el odio, la envidia, la mentira y la gran corrupción que acecha con infectar a esa sociedad senegalesa.

Nguirane, muchas veces divaga, es un anciano cargado de preguntas, a las que a pesar del tiempo no ha logrado dar respuesta, y supone que esas mismas dudas rondarán por la cabeza de Badou. El anciano, es un personaje con el que simpatizas desde el comienzo, pero hay determinados momentos, donde su relato se mezcla con tintes de fábula o con retazos de realismo mágico, intentando mostrar lo irreal o extraño como algo cotidiano y/o común. En esos momentos no he conectado con él.
Por otra parte, es un libro que se lee con bastante facilidad, precisamente por la curiosidad que despierta en el lector.

Boubacar Boris Diop, crea una novela realista pero al tiempo cargada de fábulas, de críticas a la política, pero sobre todo, es una reivindicación de la cultura senegalesa. Un grito para llamar la atención, de todos aquellos que por fuerza mayor, se ven obligados a partir en busca de un futuro algo mejor. Una llamada para que no olviden sus orígenes ni sus costumbres.
Este autor senegalés demuestra como una historia sencilla puede contener una gran riqueza de emociones profundas.

Lo que menos me ha gustado, es la estructura del libro. El orden con el que Nguirane escribe los distintos sucesos en los diarios, huyendo de un relato lineal y obligándonos a saltar del pasado al presente constantemente, y obligando al lector a que intente averiguar qué parte de la narración es real y cuál fruto de la imaginación del anciano.


lunes, 26 de febrero de 2018

El reloj de sol de Shirley Jackson

Sinopsis:

Una obra maestra del suspenso por primera vez en español.
Han pasado apenas unas horas desde el funeral del único hijo de los Halloran cuando su madre, nueva heredera de la majestuosa casa familiar, anuncia que está lista para apoderarse de todo y desterrar al resto de los ocupantes. Pero antes de que logre imponer su deseo, la tía Fanny recibe un mensaje sobrenatural de su padre, el dueño original de la propiedad: ella y los otros inquilinos sólo podrán sobrevivir a un inminente fin de los tiempos si permanecen confinados en la mansión.
Mientras se preparan para ser los últimos sobrevivientes de la Tierra, los ocupantes de la casa no pueden evitar sucumbir a las intrigas, la paranoia y la convicción de que la profecía es real y de que ellos son los elegidos para heredar un mundo nuevo: ¿llegarán al día del juicio sin destruirse unos a otros?
En El reloj de sol, como en La lotería y La maldición de Hill House, Shirley Jackson hace gala de su maestría para la creación de ambientes enrarecidos por la sospecha y el presentimiento de un horror sin nombre, que tanto fascinó a autores como Joyce Carol Oates y Stephen King, sin que su ácido sentido del humor y su agudeza para la crítica social desmerezcan en comparación.

Opinión:

"Cada vez que leo Orgullo y prejuicio me gustaría desenterrarla y darle golpes en el cráneo con su propia tibia..."
No es que lo diga yo... es que eso fue precisamente lo que dijo Mark Twain sobre Jean Austen, y aunque pueda sonar un poco brusco, la verdad es que yo he experimentado un sentimiento similar mientras veía pasar las páginas de esta novela.
Su lectura me ha hecho preguntarme hasta dónde quería llevarnos la autora y cuál era su estado emocional mientras escribía.

Dicen que Shirley Jackson se inspiró para sus obras en su propia vida; en la frustración de su matrimonio; en la horrible relación que mantuvo con su madre y en sus problemas de salud; cuentan que incluso llego a sufrir agorafobia impidiéndole salir de casa...
Era una autora que tenía la capacidad de sorprender, era siniestra, pero sobre todo, una aguda observadora del mundo que la rodeaba.
La conocí con, Siempre hemos vivido en el castillo, y la verdad es que me llamó la atención su particular forma de narrar, cargada de elipsis narrativas, donde lo que no se contaba, pasaba a convertirse en el elemento principal del argumento.
Esa forma de narrar, fragmentada, obligaba al lector a inmiscuirse en la trama, a intentar averiguar que se escondía tras los silencios.
Es una autora a la que puedes adorar o aborrecer; despierta sentimientos contradictorios según leas su obra, y reconozco que esta en concreto, a mí no me ha gustado.

Elementos comunes en la obra de Shirley Jackson.
Los comienzos pueden resultar abruptos.
Al comienzo de esta historia me costó conectar con la voz narrativa empleada, demasiado fría, carente de emotividad; y también con el comportamiento anormal que detectaba en los personajes. Incluso así, no puedo negar que me encontraba como abducida, intentando ver que era lo que fallaba en el relato.

La trama manipuladora nos seduce en todas sus obras.
El lector toma un camino mientras ella lleva la trama por otro. Los lectores nos centramos en unos hechos esperando averiguar los motivos. Priorizamos algunas de las situaciones, somos nosotros los que nos llevamos a engaño pensando que tiene que haber algo oscuro tras lo que cuenta, cuando realmente no es así. Los hechos que para nosotros son el generador de suspense, para ella tan solo son un juego, detalles totalmente intrascendentes...

“—La abuela mató a mi papi —dijo Fancy obedientemente—.
Lo empujó por las escaleras y lo mató.” 

Los escenarios son un personaje más.
Tienen un protagonismo especial, dotándolos de una personalidad casi fantasmal que acecha a cada uno de los personajes. Esos elementos crean un halo de suspense fantasmagórico, que llega a influir en su comportamiento.
Tenemos la majestuosa mansión de los Halloran, una presencia omnipresente que acecha a los personajes, y también el famoso reloj de sol que da título a la obra.
Ese reloj de sol parece ser el ingrediente discordante en la historia, un elemento que desequilibra la armonía de la mansión. Es lo que conocemos como un Macguffin. Un objeto que parece fundamental para la trama pero que finalmente no lo es; tan solo es una excusa para contar la historia, un cebo para  enganchar a los lectores.
Shirley Jackson lo utiliza con frecuencia en sus obras, es una de sus señas de identidad, poner elementos que luego no son imprescindibles o resolutorios; según mi opinión y para este caso en concreto, ese reloj solo me ha creado confusión.

Los personajes también aportan suspense.
Solo conocemos detalles de su vida actual, y sobre la pasada nos llegan pequeños retazos en momentos puntuales del relato. Tienen un comportamiento extraño y misterioso, los coloca entre la locura y el absurdo.
Parece que están enfermos por el ambiente enrarecido y claustrofóbico que viven, y se contagian unos a otros, porque otro elemento en común en las obras de Jackson es que los personajes permanecen encerrados en la mansión, quizás intentando plasmar en la obra parte de la realidad de la autora.

Siempre hay un personaje que intenta sobresalir por encima de los demás.
Intenta imponer su voluntad al grueso del elenco de actores, y lo más curioso, es que estos asumen de forma voluntariosa sus designios. Aún así no hay que olvidar que todos ellos, sin excepción, actúan como si fuesen los habitantes de una casa de muñecas, marionetas hechizadas por la fuerte personalidad de la mansión.

La complejidad del ser humano es infinita.
En todas las obras veremos como la autora busca profundizar en la condición humana, mostrándonos siempre lo peor del ser humano; la ambición, el egoísmo, el cinismo, la envidia...

El humor cínico, pilar sobre el que se sustentan todas sus obras.
La novela se lee como una especie de obra de teatro; de humor ácido, absurdo diría yo, donde vemos como todos los personajes se mueven únicamente por el dinero.

La ubicación de la trama.
Al igual que me pasó con Siempre hemos vivido en el castillo, me costó ubicarla en el tiempo, a pesar de que se van dando detalles sin cesar. Creo que es un ardid que emplea para despistar o entretener al lector, alejándolo de lo que verdaderamente importa.

Y por último...

Los finales abiertos...
Otro de los detalles a tener en cuenta si leemos a esta autora, ya que disfruta dejando al lector con la boca abierta, dando pie a que cada uno genere su propio final...

Un abandono a tiempo siempre es un acierto.
Los grandes críticos hablan maravillas de este libro, como habéis podido comprobar en la primera frase de la sinopsis, pero yo no he llegado a conectar ni con los personajes ni con el argumento. Los diálogos y las situaciones me parecían del todo surrealistas.
Es cierto que esta autora es una maestra creando ambientes enrarecidos por la sospecha, eso ya lo he dicho, pero esta novela no me ha aportado nada en especial.
No me gusta abandonar las lecturas, soy reacia a hacerlo, siempre espero hallar algo en el siguiente párrafo que me enganche, y en este relato, lamentablemente para mí y mi tiempo, no lo he hallado...


martes, 20 de febrero de 2018

Luna de invierno de Dean Koontz

Sinopsis:

Jack MacGarvey, un policía de Los Ángeles, resulta gravemente herido durante un tiroteo en una gasolinera. Eso le hace replantearse el futuro con su esposa Heather y su hijo Toby:
¿vale la pena vivir en una sociedad sumida en una espiral de violencia? 
En medio de este dilema, el destino parece sonreírles: heredan una casa en los bosques de Montana.
Sin embargo, comienzan a producirse hechos inexplicables: el pequeño Toby se comporta como poseído, los animales del bosque se muestran inquietos...

Opinión:

Ya os he reseñado alguna vez novelas de Koontz.
Es un escritor consagrado, considerado como uno de los grandes autores de intriga y terror de los Estados Unidos, pero para mi gusto, algo falla en sus historias, y es que todas tienden a enfocarse hacia la ciencia ficción, un género que no despierta pasiones en mí. Aún así debo reconocer que esta novela escrita en 2003 resulta bastante interesante, porque mantiene la tensión hasta prácticamente la página final, eso sí, sin llegar a superar a Víctimas.

Koontz vuelve a hacer uso en esta historia de dos hilos argumentativos que fluyen de forma paralela y que se irán solapando; de esa forma dosifica la información y logra mantener el suspense, que irá más allá del momento en que los hilos se fusionen.

Desde las primeras páginas sabemos que algo indescriptiblemente extraño sucede en el Rancho Quatermass, pero los personajes, lógicamente, desconocen ese dato.
El autor con ello crea una sugerente ambientación. Los lectores tenemos en todo momento más información de la que ellos disponen y nos anticipamos a los acontecimientos, algo a lo que ellos permanecen ajenos.

Los protagonistas serán una familia vulnerable que huye de la violencia de las calles de California, Koontz les hace una oferta que no pueden rechazar, crea para ellos un escenario "supuestamente" idílico.
Ya no deben preocuparse por las bandas callejeras, por los tiroteos, los robos, o las ventas de crack... ahora, solo deben saborear la paz y la tranquilidad de esa perfecta postal navideña, enfrentándose eso sí, a la soledad y al silencio; a las batallas de copos, fríos y húmedos que rápidamente recubren el terreno.
El rancho Quatermass reposa en mitad de las montañas rodeado de bosques. Una casa que se queda aislada en invierno, donde el vecino más cercano está a veinte minutos en coche. Una preciosa casita de madera, acompañada por cuadras, por la casa de los guardeses, un cementerio en la colina, y con unos vecinos únicos: animalillos de comportamiento extraño.

Koontz utiliza en contra de los lectores nuestra sensibilidad y racionalidad. Como he indicado otorga a los animales un comportamiento que además de resultarnos extraño, genera una alerta en nuestro subsconsciente, creándonos incomodidad y también utilizando a un pequeño protagonista de ocho años, el hijo de los McGarvey al que vemos indefenso y vulnerable, despertando en nosotros el espíritu protector.
La curiosidad del niño le hace arriesgarse en exceso ante nuestros ojos, vamos viendo como lentamente el mal, el horror, se va acercando a esa familia. mientras que los adultos intentan de forma obsesiva dar una explicación razonable a lo desconocido.

Como os he indicado al comienzo, es una novela bastante interesante, la tensión se masca hasta el final, pero falla en lo de siempre, en la forma de concluir, y además no aporta nada espectacular ni innovador al género. Es una novela entretenida, sí, pero con unos personajes que resultan más bien planos.