viernes, 16 de diciembre de 2016

La escarcha sobre los hombros de Lorenzo Mediano

Sinopsis:

Los mundos más fantásticos que podamos imaginar han existido muy cerca de nosotros; pero todavía no los hemos descubierto. En uno de estos fascinantes mundos perdidos transcurre la acción de esta novela: en los aislados valles pirenaicos de hace medio siglo.

Las casas fuertes de Biescas de Obago conspiran contra el amor entre un pastor y una heredera, desatándose una lucha sin cuartel regida por leyes que siguen una lógica extraña pero implacable. Éste es el punto de partida de un relato vigoroso lleno de silenciosos sentimientos y de tensión dramática.


Opinión:

La reseña que hoy ocupa estas líneas es sobre una novela muy breve pero intensa, una de esas joyitas que de vez en cuando, de forma totalmente inesperada, alguien menciona y ante tu desconocimiento te termina recomendando con ardor.
Lo cierto es, que en ningún momento pensé que encontraría tantos temas y tan interesantes en tan solo 141 páginas.
Su autor, Lorenzo Mediano, ejerció la medicina en apartados valles del Pirineo al tiempo que impartía cursos como instructor de supervivencia, y es precisamente en esa última ocupación, donde surge esta historia.
Según cuenta en su web, durante los cursos de supervivencia se dedicaba a contar por las noches sus aventuras, y finalmente, éstas fueron sustituidas por relatos inventados.
La escarcha sobre los hombros fue uno de esos relatos, que curso tras curso y noche tras noche, fue relatando al mismo tiempo que lo depuraba, dando al fin forma a una historia que mantenía despiertos incluso a los más agotados.
Un día se decidió a escribirla y la envió a un concurso el "Ciudad de Barbastro" y según relata, no quedo la primera... la segunda, ni la décima...
Así que Mediano se desanimó y La escarcha sobre los hombros permaneció varios años olvidada en el fondo de un cajón, hasta que un buen día... apareció de nuevo.
Este autor se decidió a probar suerte con una pequeña editorial aragonesa y al final, esta magnífica historia vio la luz en 1998.
Lorenzo Mediano cuenta:
“Ningún periódico, radio ni televisión se hizo eco del magno acontecimiento, pero los amantes de la naturaleza y del Pirineo fueron regalándose el libro unos a otros [...]

Y así llegamos hasta nuestros días...

Esta novela, según pude comprobar hace unos días en una gran librería, va por la 12ª edición.
Son 141 páginas muy bien aprovechadas, donde Lorenzo Mediano nos ofrece un relato costumbrista, muy ameno. Con una forma de narrar que me recuerda a Delibes, con un estilo ágil y fresco, sin emplear palabras rebuscadas ni un lenguaje grandilocuente y haciendo uso en bastantes ocasiones de una fina ironía.
La trama nos transporta a un microcosmos rural, a una villa ganadera y pirenaica olvidada de los mapas. Y digo olvidada de los mapas, porque Biescas de Obago es un pueblo imaginario, en el que según su autor, se sintetizan las virtudes y defectos de los pueblos pirenaicos.

El maestro de este pueblo del pirineo aragonés, es el personaje conductor de esta historia.
Nos ofrece una crónica testimonial de unos sucesos que ocurrieron en 1934.
El relato comienza con una noticia publicada en el Heraldo que revolucionará la paz del pueblo y él, es el encargado de escribir la respuesta al periódico, con el fin de contar la verdad de esos sucesos y limpiar así, el buen nombre del pueblo.
Tamaña misión se complica, y la redacción de esa respuesta al periódico se convierte prácticamente en una misión imposible.
Cada uno de los habitantes del pueblo quiere contar su propia versión, llegando incluso a incorporar detalles insignificantes para una historia, que empieza a tomar un aspecto desorbitado y sobre todo, alejado de la realidad.
De esta forma, llegamos a una de las peculiaridades que habría que mencionar de este curioso narrador y personaje presencial.
Se dirige a nosotros en algunas ocasiones, buscando en todo momento la complicidad con el lector y que entendamos la difícil situación en la que se vio envuelto.
Finalmente, las mentiras vertidas en ese primer texto, pesan en la conciencia del joven maestro y se decide a escribir su propia versión.
Nos ofrece una humilde crónica donde se relatan los terribles sucesos que acontecieron en ese pequeño pueblo de las estribaciones pirenaicas.
También nos advierte... que a pesar de todo su esfuerzo nos ofrecerá una visión difusa y borrosa de lo que pasó, aunque debemos confiar en que será totalmente sincera.

Una historia de amor, odio y ambición, donde conoceremos la dureza del sistema tradicional de Casas y la importancia de pertenecer a una de ellas, un patriarcado en estado puro y tiránico.
Una opresiva sociedad familiar, que se asemejaba a la sociedad feudal, donde primaba la propiedad por encima de los sentimientos e incluso de las personas; un lugar agreste, que endurece el carácter y donde los silencios son más expresivos que las palabras o los discursos.

Lorenzo Mediano traslada con acierto al lector al mundo rural de la época, a sus costumbres y a la dureza del día a día, a través de una historia de amor.
Un amor prohibido, imposible, que une a Ramón, un joven y pobre pastor y a Alba, la heredera de una de las casas más importantes de la zona.
A lo largo de toda la narración, la tragedia se masca en el ambiente y es que, por mucho que pase el tiempo, la esencia de los hombres sigue siendo la misma. El amor es tan fuerte como el odio y este termina materializándose siempre en venganza, dando paso a siniestras emociones y sentimientos.
Aun así, el lector queda encandilado por un relato donde un simple pastor desafía al amo, en un mundo complicado, donde nacer pobre significaba poco más que ser esclavo. Al final seremos testigos de como su extrema heroicidad termina superando a la propia leyenda. 
Y es aquí, en estos últimos detalles mencionados y en el destierro obligado al que se ve el protagonista, donde, aunque puede parecer una locura, esta obra me recuerda inevitablemente a "El cantar del mio cid".

Mediano tampoco se olvida del entorno, de la naturaleza, un tema omnipresente a lo largo de la lectura y donde podemos observar la verdadera adoración que el autor siente por ella.


lunes, 5 de diciembre de 2016

La casa de los dioses de alabastro de Magdalena Lasala

Sinopsis:

"Fue norma en la familia Santángel que las mujeres nacidas ya cristianas llevaran los nombres de las ajusticiadas por la Santa Inquisición para completar las vidas de aquellas…"
Año 1559. La joven Brianda, perteneciente a la saga de los Santángel, una familia judeoconversa cuyas mujeres están malditas, soporta sobre sus hombros el peso de su nombre y belleza. Cuando cumple dieciséis años, su tía Sabina reclama su presencia en la majestuosa ciudad de Zaragoza para que se convierta en la institutriz de Leonor, la enfermiza hija pequeña del matrimonio Zaporta. Allí, Brianda conocerá a su tía y a su prima, pero también a Luis, su gran amor, y a Perla, una enigmática criada morisca que custodia un secreto oculto durante años.
Muy pronto Brianda comprenderá que el destino no la ha conducido a Zaragoza para convertirse en niñera, sino para desvelar el misterio de la casa Zaporta y de todos sus habitantes…
La novela más esperada de la reina del género histórico, Magdalena Lasala. Una arrebatadora historia de amor y odio, de lujuria, de pasión, de traiciones y engaños en un marco histórico insuperable: la Zaragoza renacentista

Opinión:

Conocí la obra de Magdalena Lasala a raíz de la lectura que hice de Walläda la Omeya. Reconozco que es una autora que me ha sorprendido gratamente, ya que consigue que el lector se abstraiga de lo que le rodea, a través de unos argumentos que complementados con meticulosidad nos acercan a la Historia.
Estaréis conmigo, en que el argumento, la mezcla de historia real y ficción, las descripciones, la prosa empleada, la ambientación, son los elementos más importantes para que una novela funcione.
En esta obra todo eso tiene mucho peso como ya iréis viendo, pero creo que lo fundamental son los personajes, que se convierten en el motor principal que mueve la trama.

Nos encontramos ante una obra de ficción histórica ambientada en el Siglo XVI, donde los protagonistas, tanto reales como ficticios, conviven con maestría. Al lector le cuesta diferenciar a unos de otros, hay que rascar mucho en la superficie, para diferenciar lo que es real de lo que no lo es.

Un par de detalles más a tener en cuenta en lo que a estos actores de la trama se refiere:
La autora, concede el total protagonismo a mujeres, y a través de ellas y de sus descripciones, vemos un retrato fiel de como era su vida en el Renacimiento.
Otro elemento a tener en cuenta, es la lucha que no da tregua entre los personajes principales y sus antagonistas. Mientras que unos se muestran sinceros, generosos, honestos y representan la virtud, los otros aparecen ante nosotros mostrando todo lo contrario: mezquinos, envidiosos y rastreros.
Como he dicho, el amplio elenco, tanto de protagonistas como ambientales, dotan a la narración del equilibrio perfecto.

Ficción frente a Realidad.

La autora construye una historia muy completa y entretenida, mezclando con acierto, creencias paganas con intereses políticos y sobre todo acercándonos a la persecución a la que se vieron sometidos, tanto judíos como moriscos conversos.
Nuestra protagonista, Brianda, procede de una estirpe de judíos que se vieron obligados a convertirse para conservar bienes y posesiones, además de para poder seguir ejerciendo cargos públicos.
Magdalena Lasala, consigue que el lector se vea transportado a través de clarísimas descripciones a las calles de esa ciudad que fue denominada como la Florencia española o la Florencia de Occidente.

Como ya habéis leído en la reseña, Brianda es enviada por su abuela a la casa de su tía Sabina en Zaragoza.
El marido de Sabina, Gabriel Zaporta, fue un mercader, judío converso, al que en esa ciudad se le comparó con el patriarca Médici, Cosme el viejo de Florencia, ya que supo combinar una inmensa fortuna con una gran influencia político y social.
Sabina, fue a su vez, una mujer de fuerte personalidad que logró atraer a sus tertulias tanto a cortesanos e intelectuales, como a poetas y músicos.

Frente a estos dos personajes reales surge uno ficticio, Jabir, al que conoceremos mediante el relato que hace uno de los narradores.
Jabir, al ser el constructor del patio, el elemento principal sobre el que se construye la trama, se le concede un protagonismo para mi gusto inmerecido, ya que no aparece de forma física a lo largo de la novela. Este personaje omnipresente se me ha hecho muy pesado por el comportamiento que se relata de él.

Y de esta forma llegamos al personaje inanimado...
El patio de Venus como se le conocía, era el centro de la casa que Gabriel Zaporta mandó construir en 1549, como regalo de bodas para su esposa. Un lugar donde se esculpieron imágenes de dioses y símbolos relacionados con la astrología, supuestamente escondía un mensaje oculto y alrededor de él se movía la vida de la familia.
Un patio que hay que decir que es real y existe hoy en día, bajo el nombre de El patio de la Infanta.

Las voces narrativas.

La historia nos llega a través de tres voces, y ese salto constante entre ellas, quizás, es lo que menos me ha gustado.
Brianda, intentará hacer una crónica en primera persona, recordando su historia familiar.

Perla es otra de las narradoras. Una criada morisca que trabaja para la familia y que ha obtenido su libertad al convertirse.
Perla, es la encargada de contarnos todos los datos referentes al patio de Venus, por la relación que la unía a Jabir.

Hasta aquí todo normal...
Las narraciones de ambas se van solapando. Aunque retroceden en algunos momentos puntuales para facilitar datos al lector, la mayoría de su relato sigue un orden cronológico.

Pero aquí aparece un tercer cronista que desconcierta por su anonimato.
Sabemos que es alguien que conoce datos de primera mano, complementa a las otras dos narradoras, pero como digo desorienta al lector.
Cada vez que aparece su crónica, el lector pone toda su atención en intentar averiguar de qué personaje se trata, en vez de centrarse en lo que cuenta.
Al final del libro ese enigma queda resuelto, ya que la autora incluye en las páginas finales una aclaración sobre las voces narrativas.
A mí particularmente, esta estructura no me ha convencido, precisamente porque en una de las narraciones finales de este personaje, se cita a sí misma con el nombre, en lugar de utilizar la primera persona, YO. No se si es para aportar intriga al relato, o para que su narración sea más veraz, de verdad... que no lo entiendo.

Otro detalle que tampoco me ha gustado, es que en la historia se da demasiado protagonismo a las cartas astrales. Esas explicaciones que se dan, aunque breves, a mí personalmente me han llegado a cansar. Pienso que la historia principal habría resultado igual de interesante suprimiendo parte de ellas.

Datos curiosos sobre El patio de la Infanta.

El nombre actual de este patio, proviene de la Infanta María Teresa de Vallabriga, esposa de Luis de Borbón y Farnesio, hermano del Rey Carlos III, que vivió en el Palacio de Zaporta a partir de 1785.
Tras más de tres siglos y después de varios incendios, se procedió a la demolición de la casa Zaporta en 1903. El patio de dos alturas y planta cuadrada, fue desmontado piedra a piedra y trasladado a París, a la casa de un rico anticuario francés que la salvó de la demolición.
En 1958, una conocida entidad financiera, recuperó este patio que ahora se encuentra ubicado en la sede central de dicha entidad en Zaragoza.


miércoles, 30 de noviembre de 2016

La ciudad de Luis Zueco

La ciudad (Trilogía medieval 02)
Sinopsis:

Tras el éxito de El castillo, Luis Zueco continúa con la construcción de su épica trilogía medieval con La ciudad, un thriller histórico que nos sumerge en la vida cotidiana de la Edad Media a través de una trama llena de suspense de la que los lectores no podrán escapar.
 Año 1284. Cae la noche en una de las ciudades medievales más bellas del mundo. Poderosas montañas y murallas inexpugnables la protegen de los reinos que la rodean y codician.
 ¿Te atreves a caminar por sus estrechas calles, por sus empinadas cuestas y sus asombrosos rincones?
 Empieza a oscurecer. Sientes frío. Escuchas los rumores acerca de las inexplicables muertes que se están sucediendo. De los secretos que esconden los gremios. De la peligrosa mujer encerrada en las mazmorras.
Las puertas se cerrarán pronto. Corre.
Una noche más, nadie podrá escapar de la ciudad.

Opinión: La ciudad (Trilogía medieval 02)

Hace unas semanas os hablaba de "El castillo", la novela con la que este historiador aragonés, iniciaba su trilogía medieval y con la cual, nos irá acercando a algunos de los escenarios más importantes de la Edad Media.
En ese comentario os decía, que tras la construcción de los castillos, esas construcciones que proporcionaba seguridad a los territorios, se produjo un éxodo de población hacia ellos.
Los núcleos empezaron a crecer a su alrededor, el comercio hasta el momento itinerante vio la posibilidad de establecerse de forma fija y segura, y lo mismo sucedió con los gremios. Así empezaron a construirse las primeras ciudades.
La población, hasta ese momento dispersa, empezaba a reunirse alrededor de ellas, el comercio florecía y la sociedad empezaba a ver la luz.
De esta forma, ya conocemos dos de los tres escenarios sobre los que se construirá esta trilogía medieval; un castillo y una ciudad. La tercera que aún está por ver la luz, tendrá su ambientación en un icónico edifico religioso.
Estas tres novelas que se enlazan porque tienen un tema común, el medievo, pueden leerse de forma totalmente independiente, porque no se continúan.
No comparten ni personajes, ni siglo, ni ubicación.

Con esta nueva historia, "La ciudad", el autor nos ofrece un thriller histórico que nos hará retroceder hasta finales del siglo XIII. A una ciudad que fue señorío independiente y que por su singularidad estratégica, fue ambicionado por los poderosos reinos que le rodeaban.



La novela se divide en cinco partes.
Un total de 74 capítulos, más prólogo y un epílogo que encontraremos al final.
En el prólogo, en este primer acercamiento a la historia, un narrador en primera persona nos sitúa en la época, en 1300.
Conocemos pocos datos de este cronista; sabemos que es una mujer ya anciana y que sus recuerdos serán los encargados de acercarnos a unos sucesos ya lejanos, ocurridos en una pequeña y singular ciudad que durante cuatro meses consiguió ser el centro de atención de toda la cristiandad, por los acontecimientos determinantes que allí se vivieron.
Esta testigo de excepción, nos deja clara una cosa desde el comienzo, que hay que cuidarse de los recuerdos, que nos seducen con facilidad debido a su imperfección.
Con ella y con su relato detallado, comenzamos a conocer como era Albarracín en 1284. Una ciudad que jamás había sido tomada por las armas, libre e inconquistable.

Al llegar a la segunda parte, a esta narración preactiva se le suma otro pequeño racconto. Otra nueva narración que nos hace retroceder un poco más, para conocer de propia voz, la historia que esconde uno de los personajes de esta obra, Alodia. De manos de este personaje nos encontraremos de pronto sumergidos en otro relato, una historia dentro de otra historia.

La diferencia principal que encuentro entre "El castillo" y "La ciudad" es que ésta última, tiene más de thriller histórico que su antecesora, parece una novela policíaca del medievo.

Por ese motivo, al leerla, no puedo evitar que mi mente viaje hasta otro libro que el autor menciona al comienzo, al hacer un pequeño homenaje a Umberto Eco.
Os estoy hablando de "El nombre de la rosa".
No es cuestión de buscar similitudes ni hacer comparaciones, pero ambas comparten una característica, una ambientación soberbia.
La novela de Eco, la que llegaría a convertirse en una de sus obras más aclamadas, nos transportaba con maestría a una abadía perseguida por los crímenes.
Luis Zueco, consigue el mismo efecto e incluso crea algunos personajes con la misma perspicacia y conocimientos con que nos agasajaba Guillermo de Basquerville.

En la obra de Eco, la trama giraba exclusivamente alrededor de un turbulento y agónico ambiente religioso, aquí encontramos algo similar, aunque con esto, repito, no estoy haciendo ninguna comparación entre ellas.
Luis Zueco nos ofrece una extraordinaria novela de suspense que se desarrolla íntegramente dentro de las murallas de Albarracín. Consigue el mismo efecto claustrofóbico al transportarnos a una ciudad sitiada y asolada al mismo tiempo por los crímenes.

Los que me visitáis con asiduidad ya conocéis mis gustos. Uno de mis géneros favoritos es la novela histórica. Nos recuerda quienes somos y descubrimos con su lectura cosas que ignorábamos.
Está claro, que no podemos fiarnos de todo al pie de la letra, los autores cuentan con licencias literarias, al igual que las tenían los antiguos juglares.
En ese punto es donde los lectores entramos a formar parte de la Historia.
No debemos conformarnos con el argumento; debemos buscar, consultar y comprobar, convirtiendo la lectura en un juego muy entretenido y didáctico al mismo tiempo. Este autor se caracteriza precisamente por eso, sus novelas resultan amenas a la par que educativas.

Otro detalle es el gran elenco de personajes que ha creado para esta historia. Todos tienen alguna característica que les hace únicos y consiguen conectar con el lector. Tanto los buenos como los malos y es que hasta el final no distinguiremos unos de otros. Todos los personajes buscan algo y ante esa búsqueda el lector permanece completamente desconcertado.

Hay dos personajes que destacan por encima del resto y que compiten por hacerse con el protagonismo. Uno es Alodia y la otra, La ciudad de Albarracín.
De nuevo en esta novela, Zueco da el protagonismo a un personaje inanimado que se alza frente a nosotros inexpugnable, conocedor del presente y del pasado.
Una ciudad que cierra los ojos para no ver el paso del tiempo.



Espero que disfrutéis tanto como yo lo he hecho con esta nueva lectura.