martes, 12 de junio de 2018

El monasterio de Luis Zueco

El monasterio (Trilogía medieval 03)
Sinopsis:

Un thriller histórico de máximo suspense ambientado en un fascinante escenario medieval, entre los muros de uno de los monasterios medievales más impresionantes de España.
El silencio oculta la verdad.
Pero hasta las mejores mentiras terminan por descubrirse.
El monasterio de Santa María de Veruela aspiraba a ser una ciudad celeste, un fiel reflejo del reino de los cielos, pero lo cierto es que lo habitaban simples mortales. Sus muros fueron testigos de historias de ambición, traición y venganza. Y también de amor, sexo y... muerte.
En las mágicas y misteriosas tierras del Moncayo se asienta uno de los monasterios cistercienses más bellos del mundo. En el siglo XIV es escenario de una cruenta guerra entre las coronas de Castilla y Aragón, y hasta allí llega el joven Bizén con una misión que cumplir: recuperar los restos que yacen en una de sus tumbas, algo a lo que el abad se niega por misteriosas razones.
Pero cuando uno de los hermanos de la abadía aparece asesinado en misteriosas y violentas circunstancias, Bizén se verá implicado en una intriga de peligrosas ramificaciones. Y deberá concentrarse en hallar al culpable si no quiere que su propio secreto sea descubierto.

Opinión:

Opinión:  El monasterio (Trilogía medieval 03)

El monasterio, es el título de la obra con la que Luis Zueco ha decidido cerrar esta trilogía centrada en tierras aragonesas, y que comenzaba a publicarse allá por 2015.
A los amantes del género histórico, se nos ha hecho esta espera un poco larga, pero tras leer la última novela, reconozco que esa espera ha valido la pena.

Luis Zueco, con esta trilogía de ficción histórica, excelentemente documentada, todo hay que decirlo, nos ha acercado al medievo español, pero alejándose de la tan manida reconquista, y transportándonos al pasado, a través de tres espacios históricos, únicos, de nuestra geografía.

Con la primera obra nos situábamos en pleno siglo XI, en un castillo, concretamente en el de Loarre;  fortaleza militar románica, encargada de defender la frontera que separaba el mundo cristiano del musulmán, y nos dejaba con la boca abierta.
Con la segunda, volvía a sorprendernos. Entretejía una nueva historia cargada de intriga que nos llevaba hasta Albarracín; plaza de singular belleza que todos querían conquistar por su gran importancia estratégica, el momento elegido para situar esa nueva trama, era a finales del siglo XIII.
Pues bien, ahora para cerrar esta excelente trilogía, Luis Zueco nos lleva hasta otro edificio icónico, el Real Monasterio de Santa María de Veruela, primera fundación de la orden del Cister en Aragón, y situado a la vera del Moncayo; uno de los monasterios mejor conservados en la actualidad.



El momento de esplendor en las construcciones cistercienses, corresponde precisamente con la época que Zueco refleja en esta nueva aventura, el siglo XIV. Los monasterios eran grandes ciudades, enormes centros de poder y riqueza, que controlaban la actividad económica de su entorno.
El modelo monástico benedictino se ceñía a dos reglas: el recogimiento y la oración, y eso debía verse reflejado en sus construcciones, que buscaban ante todo, la simplicidad y la desnudez ornamental; sin embargo, a pesar de usar la piedra como material principal, no consiguieron el resultado que buscaban, ya que como hoy podemos comprobar, todas las construcciones que se conservan, están dotadas de una gran belleza.

Pero vayamos a la novela...

El primer capítulo, nos va a servir de modo de introducción.
En él se relatarán unos hechos que sirven para ponernos en situación, para conocer el contexto histórico y a uno de los personajes, precisamente el que nos guiará por este thriller histórico.
Nos encontramos en 1366, en plena guerra entre las Coronas de Castilla y Aragón, una guerra a la que también fueron arrastrados, tanto navarros como franceses e ingleses.
Alrededor del escenario elegido, del Monasterio de Veruela, se consigue crear una atmósfera cargada de suspense, que influye no solo en la vida de extramuros, sino también en los monjes que habitan dentro de él.
La ubicación fronteriza y aislada del monasterio, la lucha por defender las fronteras ente los reinos de Aragón y Castilla, y sobre todo las leyendas oscuras que surgen bajo la influencia del Moncayo, terminarán también interfiriendo en el día a día de sus habitantes, personajes de ficción entre los cuales también se mezclarán algunos reales, algo a lo que ya nos tiene acostumbrado este autor.

La aventura que se nos plantea en esta ocasión, trascurre durante siete días. Ese es el tiempo del que dispone nuestro joven protagonista, para desentrañar un complicado misterio.

Cuando Bizén llega a Veruela lo hace cumpliendo ordenes.
Debe recuperar unos restos que yacen en una de las tumbas del monasterio; como podremos comprobar, su labor desde ese momento va a complicarse.
En esa premisa ya encontramos el primer generador de intriga, los lectores queremos saber la identidad de quién se esconde enterrado en la cripta...

Pero para Bizén, no todo va a ser llegar y besar al santo, eso sería muy sencillo y convertiría la novela en un relato simplón...
Desde los primeros compases, vamos a ser testigos de como la misión se complica, y es que en la edad media, la vida no resultaba fácil.

Para obtener el permiso del Abad para exhumar los restos, debe primero averiguar quién asesino a uno de los monjes.
Ese nuevo encargo será lo más complicado, porque debe hacer hablar, precisamente, a aquellos que están más acostumbrados a guardar silencio.
Aunque San Benito, en su Regla no lo prohibía, decía que se debía evitar la conversación innecesaria, y los monjes de Veruela esto se lo van a tomar al pie de la letra, dificultando con ello que Bizén avance en su indagatoria. Esto podríamos considerarlo como pequeñas zancadillas para evitar que los restos de ese personaje que suponemos insigne, salgan del recinto... pero no seáis mal pensados, los monjes obran siempre de buena fe...

Luis Zueco consigue aunar en sus tres libros, historia e intriga, todo ello de forma entretenida y didáctica, sumándole unos personajes ficticios, sobresalientes; y ademas en este último volumen, nos ofrece un misterio, el clásico de cuarto cerrado, eso sí, un cuarto con unas dimensiones bastante considerables, porque el lugar donde se debe desentrañar el misterio, es el recito monacal, del cual nadie ha podido entrar ni salir sin ser visto, y donde lógicamente no podía faltar el muerto en extrañas circunstancias. Luis Zueco nos presenta así, a un joven, que se verá envuelto en una intriga de peligrosas ramificaciones, luchando contra la criminalidad tan solo con su inteligencia y perspicacia, un gran detective que dejaría al mismísimo Hercules Poirot en pañales...

No quiero extenderme mucho, pero si quisiésemos resumir esta trilogía empleando un solo término, habría que decir que es, completamente adictiva...
Pero sobre todo, lo que más deberíamos alabar, es que el ritmo a lo largo de la saga no decae. No sufre de altibajos, algo muy frecuente si hablamos de Sagas. Esa es la gran dificultad a la que creo que se ha enfrentado este autor, conseguir que los lectores continuemos enganchados a la Historia del medievo español, y a esas historias que entrelaza a su alrededor, siendo cada una de ella de lectura independiente.

Os animo a leer la trilogía al completo, es una de las mejores que he leído en mucho, mucho tiempo...
Podéis leer el resto de reseñas pertenecientes a la saga, pinchando en la pestaña superior de "Sagas", o accediendo a través del autor.


lunes, 4 de junio de 2018

Muertes pequeñas de Emma Flint

Sinopsis:

En Queens, en el mes julio de 1965, las calles arden a causa de una ola de calor. Ruth Malone, una joven madre del barrio, se levanta una mañana y descubre la puerta de la habitación de sus dos hijos pequeños abierta de par en par. Han desaparecido. 

No hay peor pesadilla para una madre, pero Ruth Malone no es como las otras. Siempre perfectamente maquillada, vestida de forma provocativa, la policía encuentra botellas vacías de alcohol por todo su apartamento… los detectives que siguen el caso hacen las suposiciones más obvias, ayudados por los cotillas y envidiosos del vecindario.
Pete Wonicke, un periodista inexperto al cargo de cubrir su primer caso importante, no puede evitar llegar a esas mismas conclusiones. Sin embargo, cuanto más tiempo pasa con Ruth, más se da cuenta de que los policías no siempre son los buenos y de que las obsesiones personales de ciertos detectives pueden estar influyendo en la investigación. Ruth Malone es fascinante, un reto y un misterio, pero ¿sería capaz de matar a sus propios hijos?
Basada en hechos reales, Muertes pequeñas nos cuenta una historia de amor, moralidad y obsesión, y analiza la capacidad que tiene todo ser humano para el bien y el mal.

Opinión:

Muertes pequeñas es una historia de ficción escrita por Emma Flint, pero inspirada en un caso real, uno muy mediático que acaparó las portadas de los principales periódicos en los años 60.
Alice Crimmins fue acusada de asesinar a sus dos hijos, aunque no se encontraron pruebas claras que la señalaran como artífice de los hechos.
Tan mediático fue el caso que hasta Mary Higgins Clark, en 1974, se atrevió a tejer una historia sobre él.

Nos encontramos en la madrugada del 14 de julio de 1965. El pequeño Frank de cinco años y su hermana de cuatro desaparecen de su habitación sin dejar huella.
A las 13.30 del mismo día de la desaparición el cuerpo de la pequeña Cindy es encontrado en un descampado, aproximadamente a 1 km de su casa... ha sido estrangulada.
Tan solo unos días después, el 25 de julio, aparece el cuerpo del niño en avanzado estado de descomposición.

Las pesquisas policiales, desde el comienzo, se centran en la madre, y no porque se tengan pruebas fehacientes contra ella, sino porque como decía Emma Flint en una entrevista, si no encajas en la sociedad te conviertes en sospechoso, y ese es precisamente el caso de Ruth,

Ruth es una mujer atractiva, separada y con una vida que se aleja de los cánones conservadores de la época, lo que la lleva a enfrentarse a una sociedad que la condena desde el comienzo.
Las graves pruebas que se acumulan en su contra son: estar pendiente siempre de su aspecto físico, beber en exceso y una vida sexual muy activa; pero lo que realmente la sociedad le reprocha es su extraño comportamiento.
Tras la desaparición de los niños, Ruth no se comporta como lo harían el resto de mujeres en su situación. Ella es distinta, su imagen se aleja de la de mujer afligida y se esmera en mostrar siempre esa fachada tan perfecta, adornada con una frialdad que no deja escapar ni una sola gota de dolor.

Ese comportamiento que no muestra aflicción ni angustia, no solo sorprenderá al lector, sino que también marcarán el ritmo en la trama y posteriormente el futuro de la protagonista.

Todo en Ruth me ha descolocado, es una mujer con la que no he conseguido empatizar en ningún momento; no por su estilo de vida, sino por la incongruencia de sus actos, la inexactitud a la hora de dar respuestas y por su incapacidad de mostrar dolor. Todo eso en conjunto, me llevaba a sospechar de ella, a pensar que había algo oculto bajo la superficie.

Nos encontramos ante una novela negra, al más puro estilo clásico de los años 60, y cargada de los estereotipos propios del género.
Lógicamente en una historia de este tipo no podía faltar la femme fatale, el policía corrupto y un periodista que quiere destapar la verdad a toda costa, enfrentándose a quien se le ponga por delante.
En esta historia cobra vital importancia la presión que ejerce el público, totalmente manipulado por la ambición de la prensa, con sus noticias tan llamativas y exageradas como poco contrastadas.

El encargado de relatarnos la historia, será un narrador omnisciente, bastante sobrio y amigo del sensacionalismo. 
Su mirada se asemeja a la de una cámara de cine, siguiendo de cerca a los dos personajes principales, Ruth y el periodista Peter Wonicke.
Este narrador nos irá relatando los hechos al tiempo que suceden. Sabe en todo momento como se sienten los protagonistas y no dudará a la hora de hacernos llegar sus sentimientos más íntimos. Pero la forma de enfocar la narración dependerá del personaje a seguir.
Cuando el narrador focaliza sobre Ruth utilizará los saltos en el tiempo para mostrarnos varias etapas de su vida.
El seguimiento sobre Wonicke, como ya he adelantado, será distinto, ya que él aparece en escena en el momento de la desaparición de los niños.
Su narración será lineal y nos relatará tanto los avances de su investigación como la versión que se vierte en los distintos medios sobre el caso.
Como veis esta obra da prioridad a la investigación periodística en lugar de seguir los avances policiales que son escasos o nulos.

Esta historia, es un rotundo alegato contra los prejuicios que van de la mano de obsesiones.
El sargento Devlin, encargado de llevar el caso, se empeña en demostrar que Ruth es la asesina, no baraja ninguna opción más... la odia por lo que representa.
Peter el periodista, vive obsesionado con ese primer artículo que le encumbre y le lance a las principales portadas, pero también por la atracción que despierta Ruth en él. De esa forma se sumergirá en una batalla imposible de ganar.
Quiere demostrar la verdad, que ella es inocente, pero menosprecia a un enemigo que vive dentro de la propia Ruth; su imagen, esa que la perseguirá a lo largo de toda la novela y que es la personificación del escándalo...

Es una novela que me ha gustado pero no me ha llenado.
Le ha faltado la capacidad de sorprender, el toque que la convirtiese en una historia singular, y esa falta ha hecho que me resultase monótona en algunos momentos.
Lo cierto es que esperaba algo más después de leer las excelentes críticas que la señalaban como una de las mejores novelas negras de 2017.

El estilo narrativo, el tono que emplea Emma Flint es impecable, recuerda al utilizado en las clásicas novelas negras de los años 60.
La ambientación está muy conseguida y el argumento bien tejido, pero he encontrado algunos cambios de ritmo que frenaban mi lectura.
Esa arritmia literaria se debe a la persecución, al seguimiento invasivo que se hace sobre Ruth que llega a ser en momentos demasiado introspectivo, mostrándonos hasta el más oculto de sus pensamientos.
Esa obsesión que se centra exclusivamente en tejer una historia sobre ese personaje femenino, o más bien, sobre la versión que nos muestran de ella, y que se vuelve machacona si la observamos en conjunto.

La autora da demasiadas vueltas sobre lo mismo, la representación de femme fatale que la convierte en culpable desde el comienzo, no nos da opción a pensar que pueda ser una víctima.
Esa imagen que se nos muestra tiene una finalidad, que el lector no olvide que se aleja del modelo de madre ideal, feliz y abnegada que se queda en casa y cuya máxima es cuidar de la familia.
Creo que esa idea, el lector la tiene demasiado clara desde el comienzo, desde las primeras descripciones de Ruth y sobra ser tan reiterativa.
Esa insistencia, intenta entorpecer nuestra propia investigación, nuestra objetividad, impidiendo que veamos a otros posibles culpables, mostrándonos una y otra vez la peor versión de Ruth. No hay espacio ni opción a la imaginación del lector, no hay misterio.
Con ese tipo de narración focal, que se basa en el acoso y derribo, nos vemos obligados a mirar con lupa cada una de sus acciones, reacciones y gestos, aunque no queramos. No existe nada, más allá del físico y el comportamiento a la deriva de la protagonista...

Creo que con esas vueltas, Emma Flint, quiere demostrar que también nosotros prejuzgamos, pero a mí, tan solo ha conseguido aburrirme en algunos momentos.


martes, 29 de mayo de 2018

El club de los martes de Mario Escobar

Sinopsis:

Pasión por los libros, por las buenas historias que te enganchan hasta hacerse tuyas: eso es lo que comparten cinco mujeres que, lideradas por la doctora Alexandra Byrne, se reúnen cada martes en la Central Library de Seattle para participar en charlas entusiastas sobre tramas y personajes.
Lo que estas independientes mujeres ignoran es que sus debates ficticios van a adquirir un tinte mucho más real cuando una de ellas, Wilda, agente del FBI, las involucre en la resolución del caso de un asesino en serie que está sembrando el terror en las calles de la ciudad.
Embarcadas en una investigación paralela, lo que comenzó como un inofensivo club de lectura se transforma en un juego macabro y estremecedor que pondrá sus vidas en peligro y someterá su amistad a la más dura de las pruebas: la traición.

Opinión:

Cinco mujeres se reúnen cada martes en la Central Library de Seattle, para participar en un entusiasta club de lectura.
Todas comparten una pasión común por los libros de misterio, por Agatha Christie y por los buenos enigmas, y eso que a simple vista parecería algo normal y carente de riesgo, las va a llevar a enfrentarse con un arriesgado desafío, resolver un caso, como en las buenas novelas, pero que esta vez no será el resultado de la fantasía de un escritor, sino de un asesino en serie que secuestra mujeres como ellas.

Como podéis comprobar ya de comienzo, contamos con un amplio abanico de elementos metaliterarios, pero los citados no serán los únicos...
El título de la obra, El club de los martes, también hace un guiño especial a la autora, Agatha Mary Clarissa Miller, más conocida como Agatha Christie y a una de las primeras apariciones de esa detective tan aficionada y sagaz, como entrometida que es Miss Marple.
Esa novela a la que me estoy refiriendo y que fue publicada en 1933, es Miss Marple y trece problemas o Los casos de Miss Marple, como también fue traducida. Obra que contenía trece relatos breves, entre los que se encuentra ese citado club de los martes.

Otro homenaje, quizás el principal, será que esta novela girará alrededor de una de las obras más famosas de Agatha Christie, Diez negritos.

Las cinco integrantes de este club literario, recibirán un macabro mensaje que funciona como generador de intriga, ese mensaje contiene la última estrofa de la canción de cuna que aparece en la ya citada novela y que dice así...
Un negrito se encontraba solo. Y se ahorcó, y no quedó ¡ninguno!

Mario Escobar, con esta historia nos plantea un reto, averiguar quién es el asesino, pero realmente a mí, no me ha aportado mucho.

La novela se lee de forma sencilla, tiene una prosa fluida, pero quizás el argumento no llega a destacar por una gran originalidad.
El asesino de esta historia que cumple con el papel de personaje antagonista, tiene en común con el de Diez negritos, que adopta el papel de justiciero.
Piensa que debe castigar a sus víctimas por algo que hicieron y que quedó impune en el pasado. Él no se ve como un monstruo sino como un héroe que limpia la sociedad.
Por otro lado, las muertes se suceden siguiendo casi el mismo patrón que los asesinatos del libro de  Christie, pero con una diferencia para mí, abismal. La novela se ha adaptado a los tiempos y los asesinatos se han recrudecido, son más violentos que en la obra de Christie.

El lector como he mencionado en el anterior párrafo, tendrá en apariencia, una compleja y doble labor, averiguar quién se esconde tras el llamado "Asesino de las damas", y qué le impulsa a cometer esos crímenes.
La historia en algunos momentos me ha parecido demasiado previsible, incluso los excesivos giros argumentales me hicieron descartar a algunos posibles sospechosos que aparecían señalados en la narración, quizás con demasiada intensidad, lo que me hizo dudar y descartarlos.

Es una novela entretenida, pero a la mitad conoces quién será el asesino.
Mario Escobar tuvo una buena idea, pero creo que la desaprovechó, se conformó con plasmarla de forma sencilla.
Agatha Christie en diez negritos no se conforma, es más... nos engaña, no lo cuenta todo, y quizás Mario Escobar debió hacer lo mismo, no dar demasiadas pistas que le llevan a contar más de lo que debería.


martes, 15 de mayo de 2018

El crimen del ómnibus de Fortuné du Boisgobey

Sinopsis:

Nos encontramos en París en 1878. Una joven muere misteriosamente en un ómnibus de la ciudad. El pintor Paul Freneuse —testigo de la escena—, al darse cuenta de que la joven que viaja junto a él está muerta, comienza a pensar que tal vez ha sido asesinada sin que ningún pasajero se haya dado cuenta, y comparte su deducción con su amigo Binos. Freneuse debe ocupar su escaso tiempo en completar el cuadro que presentará a la Exposición Universal, pero Binos no cejará en la investigación del crimen. El lector hará entonces un recorrido por el París más bohemio, con pistas salpicadas en cada capítulo —una aguja envenenada, el fragmento de una carta…—, una historia de amor, un par de asesinos particularmente audaces, un policía profesional…

Opinión:

Con lo primero que se enfrenta el lector cuando se embarca en esta lectura, es con un prólogo donde se nos cuenta la vida de este autor francés del s. XIX, que llegó a publicar más de 70 obras, desde 1869 hasta el año de su muerte, y que influenció a otros escritores posteriores como podréis ver más adelante en esta reseña.
Fortuné de Boisgobey, ocupa un lugar destacado entre esos autores del XIX, que se arriesgaron con la novela de detectives, cuando esta era considerada como un género menor y vulgar.
Fortuné fue el impulsor del "roman policier" y de la "sensation novel", novela sensacionalista, género literario de ficción muy popular en esa época, y que se aplicaba en tono despectivo hacia ese tipo de novelillas, donde el misterio y su resolución quedaba en manos de investigadores aficionados.

Ya os he mencionado que esta obra, influenció a otros muchos autores, dejando su impronta en ellos, como por ejemplo Fergus Hume, que reconoció que tras leer "El crimen del ómnibus", ideó un argumento similar para su famosa obra "El misterio del carruaje"; o la famosa Agatha Christie, que plasmó la misma estructura en "Asesinato en el Orient Express".
Ese esquema del que ellos se valieron y que Fortuné du Boisgobey fue pionero a la hora de emplearlo, es lo que denominamos "misterio del cuarto cerrado", del que ya os he hablado en varias ocasiones, y que consiste en cometer un asesinato de difícil ejecución y casi imposible de resolver, porque nadie pudo entrar o salir de lugar donde se encuentra el cadáver sin ser visto.
De esta forma, el crimen se convierte en un enigma totalmente hermético, y en este caso en concreto, el cadáver, elemento indispensable en este tipo de novelas, no muestra ninguna herida aparente, y ningún suceso extraño ha ocurrido durante el viaje.

Los diálogos de esta historia tendrán un papel importante, ya que a través de ellos iremos encontrando las pruebas necesarias para resolver el caso; pero también resultarán de vital importancia las elaboradas descripciones, que no se limitarán al lugar donde se ha cometido el crimen y abarcarán toda la ciudad de París, incluidas sus gentes, que se convierten en personajes ambientales. 
Llama la atención como este autor, consigue captar no solo los ambientes, sino también las escenas espontáneas que representan la auténtica vida parisina, plasmando el relato en una especie de lienzo costumbrista, porque Fortuné de Boisgobey, es un experto y, sobre todo, amante de describir ambientes, dando como resultado un magnífico cuadro que parece surgido de los pinceles de autores de la calidad de Auguste Renoir y/o Degas.

El relato nos llegará de manos de un narrador omnisciente, que dispone de un conocimiento ilimitado, demostrando gran seguridad a la hora de relatar los hechos.
Es el clásico narrador del s. XIX, que presenta distancia y objetividad frente a los hechos, se encuentra fuera del relato, no es ningún personaje ni tiene nada que ver con la trama.
Boisgobey, crea un argumento complejo, y en vez de mantener al protagonista, Paul Freneuse, que hará de investigador, ajeno a la trama que ha dado lugar al crimen, como ocurre en la mayoría de las novelas policíacas o negras, él se arriesga y lo mete dentro de ella, convirtiéndolo en testigo de excepción.

Paul Freneuse es un joven pintor con mucho talento pero de personalidad ambigua; peca de falta de determinación, pero esa falta la suple con una imaginación desbordante que le lleva a apasionarse fácilmente con cualquier cosa y se desinteresa aún con mayor rapidez, lo que le lleva a consagrarse en su arte y en una vida discreta.
Freneuse es testigo de primera mano de la muerte de una joven en el ómnibus en el que viajan.
Lo que en un principio podría considerarse como muerte natural, termina convirtiéndose en un complejo crimen.
Los extraños acontecimientos de esa noche, y las pruebas que de forma indirecta encuentra, le llevan a concebir toda una trama novelesca, a la altura de las mejores plumas del género policíaco, y eso le empujará a intentar resolver el misterio.
Como partenaire en la investigación, contamos con la ayuda del amigo de Freneuse, Binos, otro pintor, pero esta vez de talento cuestionable, ya que pasa la mayor parte de su tiempo entre borrachines de tasca.
Binos es un gran experto en discursos imperturbables, en discrepar sobre cualquier tema, y con tendencia a embarcarse en descabelladas hipótesis, lo que les llevará inevitablemente a formar el tandem pefecto. Binos destaca además de por lo mencionado, porque es perspicaz y está dotado de un fino sentido del olfato.

Si os animáis con este libro veréis como detalle curioso, que según van pasando las hojas no existe en ellas ningún tipo de investigación al uso.
El autor nos muestras las conjeturas a las que llegan los dos protagonistas, opiniones que van formando a partir de datos incompletos y muchas veces supuestos.
Antes de que los lectores nos arriesguemos a formular una hipótesis, aquí llega lo realmente gracioso, los protagonistas nos la destripan; se adelantan a nosotros y nos cuentan su parecer...
Esto que podríamos considerar como algo negativo, como unos personajes que nos boicotean, no lo es, en ello reside la gracia o la sorpresa.

El autor nos ofrece un argumento perfecto y en esa construcción va enlazando los sucesos de forma armónica.
Os he mencionado que no es una novela policíaca corriente, el autor no se reserva pistas en la manga, nos las ofrece al tiempo que a los personajes, y aquí también se demuestra que el narrador elegido es el correcto, porque no interfiere ni intenta engañarnos.

En un principio, nuestro amigo Freneuse, parece que quiere distanciarse de la investigación, centrarse solo en ese nuevo cuadro que proyecta para presentar en la Exposición universal. Es reacio a participar en esa carrera loca contra el tiempo, en la que se ha sumergido el vago de Binos, pero según van apareciendo nuevos datos, Freneuse se da cuenta de que el misterio del ómnibus le preocupa más de lo que quiere admitir.

Los protagonistas como habéis podido intuir, no tienen nada que ver con los estereotipos de la época, y dan el toque especial a esa historia que más que un relato detectivesco, es una crónica social de la época, donde también habrá espacio para conocer como son los comienzos de la Sûreté, la policía criminal francesa.

El resto del elenco de personajes, donde se incluirían personajes incidentales y ambientales, sí pueden considerarse estereotipados. Tenemos a las modelos de los pintores, muchachas corrientes, llegadas desde zonas rurales, y sobre todo, desde Italia. Conocemos mayormente a la clase obrera; los cocheros, las vendedoras de naranjas, a los borrachines que frecuentan los bares, pero también nos llegarán los brillos y el lujo de la clase elitista, que frecuenta la ópera.

Esta historia es un viaje en el tiempo al París bohemio de la Belle Époque, una novela recomendable, una joya ilustrada y recuperada por la editorial dÉpoca.


martes, 8 de mayo de 2018

La novela de Genji de Murasaki Shikibu

Sinopsis:

La novela de Genji transcurre a lo largo de medio siglo, con infinidad de personajes y aventuras, muchas galantes, en que el protagonista, hijo del emperador a quien han alejado del poder desde su infancia, pugna por recuperar sus derechos. Una vida repleta de luces y sombras, de maquinaciones de poder y de erotismo, que llenan el clásico más notable de cuantos quedaban por traducir a nuestra lengua. La novela de Genji preludia toda la gran literatura universal posterior, con un conocimiento extraordinario del alma humana, de su esencia trágica y cómica.

Opinión:

Introducción.
Genji Monogatari, El Romance de Genji, Historia de Genji o La novela de Genji, son solo algunos de los nombres que se le ha dado a esta novela clásica japonesa escrita en el año 1000, aunque lo cierto es que se desconoce su título.
Esta obra es tan intensa, tan profunda y de semejante tamaño, que ya me perdonaréis, pero no puede resumirse en un par de párrafos, ahora veréis por qué.

La edición de bolsillo que yo tengo, es de la editorial Austral, y está compuesta por 2 tomos.
➲El primero, Esplendor, tiene 821 páginas que incluyen 456 notas al pie.
También habría que indicar que al comienzo incorpora una pequeña biografía sobre la autora, Murasaki Shikibu, y un prólogo de Harol Bloom muy recomendable.
A todo lo citado, hay que sumarle una extensa introducción donde se muestra como era la sociedad en el periodo Heian, y algunas interpretaciones sobre determinadas situaciones que viviremos en el interior del libro. También podéis encontrar una sección, Dramatis personae, donde explican la relación entre personajes, para facilitar la lectura.
➲El segundo volumen, Catástrofe, tiene 830 páginas y 456 notas al pie.

Ya a simple vista, por su extensión, vemos que es una novela que necesita su tiempo, aunque la única dificultad que encontraremos nos llega de manos de los más de 400 personajes que harán acto de aparición, porque casi todos ellos, en mayor o menos grado son familia, una forma de mantener el poder siempre en manos del clan, pero que a los lectores nos complicará, ya que sin poder evitarlo el pensamiento volará al clásico... ¿pero estos no eran primos y cuñados al mismo tiempo?

Reflexiones lectoras.
Es una obra tan completa como compleja, y permite varias lecturas. Eso es quizás lo que más llama la atención, la gran diversidad de opiniones que se amontonan a su alrededor.
A mí me ha parecido una novela muy entretenida, y volvería a releerla, porque una primera lectura te ayuda a situarte en el contexto, pero es la segunda la que realmente disfrutas. Aunque esta es solamente mi opinión como lectora. Una opinión entre muchas...

Como digo hay calificaciones de todo tipo, desde comentarios que la tachan de bodrio y poco atractiva, a voces que demonizan su lectura por las acciones del protagonista.
Sobre el primer apunte, ya lo habéis visto; nos enfrentamos a una novela extensa, y algunas partes pueden resultar pesadas, pero de ahí a clasificar esta obra como infumable, hay un abismo. Solamente por la magnífica riqueza de detalles con la que nos agasaja su autora, ya merece la pena leerlo.
Sobre lo segundo... solo recordar que estamos hablando de una novela escrita en el s. XI, considerada como la primera novela de la historia y no solo eso, sino como la primera novela escrita por una mujer, algo que para mí tiene ya de por sí mucho mérito.

Los que censuran la obra centrándose únicamente en un hecho en concreto, que lógicamente no voy a desvelar, decirles que no es justo que se queden solo con ese mensaje.
No podemos juzgar con nuestra mentalidad de hoy, unos hechos que narra una escritora del s. XI; sin saber a ciencia cierta, si lo que se vierte en sus páginas es una crítica a la sociedad, si es ficción, o simplemente si narra y acepta la realidad que a ella y a sus contemporáneas les ha tocado vivir.
Murasaki narra unos acontecimientos, no los cuestiona, pero tampoco en ningún momento los aplaude, actúa como haría hoy en día cualquier buen historiador que reflejase la historia de las mujeres en la antigua Roma o Grecia, no sería real si esas crónicas apareciesen sin violencia sexual o moral.

Por otro lado, si nos negásemos a leer obras por su contenido o por la ideología de su autor; si las censurásemos literariamente o las boicoteásemos, barbaridad que he oído decir mucho últimamente, nos estaríamos perdiendo la posibilidad de opinar sobre novelas tan poéticas como Don Juan Tenorio de Zorrilla o Lolita de Nabokov; o sobre autores como Oscar Wilde, Dostoyevski, Platón, Aristóteles, y aquí me paro porque la lista es interminable, entre otros cientos calificados como machistas, misoginos...; porque ahora resulta que para defender nuestros derechos, los de las mujeres, tenemos que pisotear no solo la lengua de Cervantes inventándonos palabras, sino que también, dejar de leer determinadas obras y autores.
De verdad, que es para hacérnoslo mirar... Esas actitudes solo nos llevan a dar pasos hacia atrás; yo quiero una sociedad igualitaria, sí, pero también culta, abierta a todo el mundo y donde se respeten todas las ideas.

No podemos boicotear la literatura, porque no nos guste una obra, su autor, o un personaje, y menos amparándonos en la coletilla de que es machista.
Pienso que a lo largo de la historia ya nos han quitado la posibilidad de leer muchas obras catalogándolas de prohibidas, por un motivo u otro.
Si hiciésemos esto, nuestro bagaje lector sería pobre, por no decir como sería el estado de nuestras bibliotecas y de la cultura en general.
Estaríamos actuando como censores, comportándonos igual que esos a los que precisamente criticamos, y eso nos llevaría a hacer uso de las tijeras en prácticamente todas las obras de la historia hasta bien entrado el s. XX.

Creo que para poder decidir o criticar, primero tenemos que tener el conocimiento que solo nos llega tras leer mucho y muy diverso.
Por eso aprovechando la oportunidad que me da el blog, os animo a dejar de hacer fogatas con determinados autores y sus obras.
Leed lo que queráis, sin necesidad de justificar vuestra lecturas ante nadie.

Por otro lado y retomando el libro, y en defensa de los personajes de esta historia y de su autora, he de recordar que tan solo son testigos de una época. No podemos reprocharles que acepten como naturales algunos comportamientos o que no los censuren, cuando es lo que están viviendo y no conocen otra cosa.
No podemos juzgar a los personajes por como actúan, porque tan solo son eso, personajes, y les estaríamos otorgando unas capacidades que no tienen.
Sería incongruente, al menos para mí, encontrarme en una obra de la edad media, da igual su ubicación, que se supone que refleja la vida de forma veraz, con un personaje masculino que se comportase como un defensor del movimiento #MeToo...

Por otro lado que no os vendan, que la novela de Genji solo contiene las aventuras de alcoba del citado personaje, porque no es así.
No vale quedarse solo con lo que hay en la superficie, somos lectores y hay que demostrarlo rascando bajo ella, sin lecturas superficiales y un triste "no me gusta"... Es como si dijésemos que Don Quijote es solo la historia de un loco, cuando conocemos la profundidad del personaje y los cientos de historias que se esconden y entrecruzan tras sus páginas.

Y ahora para terminar estas reflexiones, una recomendación sobre la lectura.
Si os decidís a leer este gran clásico, no hagáis pausa entre los dos volúmenes, porque aunque te habitúas a manejar cierto número de personajes, no lo haces de igual modo con los nombres, y al dar tiempo entre lecturas, hace que olvides quién era quién...
Y ahora me centro en la reseña.

La novela de Genji: Tomo I. Esplendor/ Tomo II. Catástrofe.
Para esta ocasión he preparado algo distinto.
Cuando reseñamos alguno de los llamados "clásicos", al margen de que nos resulte conocido o no, siempre encontramos cientos de referencias o comentarios en la red sobre él, lo que nos dificulta el ser un poco originales. Por ese motivo he pensado elaborar una reseña única sobre los dos tomos, intentado huir, en lo posible, de hablar solo sobre el argumento.
Por otro lado, sería absurdo intentar analizar la prosa, los versos, la estructura o mencionar la infinidad de personajes, así que intentaré mostrar únicamente las curiosidades que he encontrado. Os advierto que son bastantes.

Esta novela es una especie de saga familiar, una historia que servirá de crónica social y política al mismo tiempo. La narración abarcará más de medio siglo, y en ella no solo encontraremos las correrías del protagonista, Genji, el principe resplandeciente, sino que también seremos partícipes de las aventuras y desventuras de todos los miembros de su enorme familia.
El llamado príncipe resplandeciente, es hijo del emperador, su hijo favorito pero no el heredero al trono, por ese motivo y por su seguridad es alejado del poder.
Este personaje va a despertar sentimientos contradictorios en todos los lectores. En algunos momentos nos resultará simpático y en otros le compadeceremos, pero también sentiremos animadversión hacia él.
Se dibuja ante nosotros como un caradura que destaca por su ingenio a la hora de seducir doncellas; una especie de antihéroe, respetable de día y Don Juan de noche; alguien que se aleja del ideal caballeresco y que vive al margen de los códigos de honra propios de su clase.
Resumiendo... un personaje con luces y sombras.
A lo largo de los dos libros va a evolucionar, vamos a ser testigos de como madura, al tiempo que también nuestros sentimientos cambiarán hacia él.
Los lectores nos vamos a enfrentar a una difícil misión, leer sin juzgar, y si sois capaces de hacerlo, os encontraréis ante una novela y un personaje brillante; porque aunque nos cueste reconocerlo, Genji lo es. Los grandes personajes son aquellos que no dejan indiferente al lector, que son activos, que evolucionan y que impactan en nosotros, aunque sus acciones se alejen de lo que dicta la razón.

La vida de nuestro protagonista, va a estar constantemente observada por un narrador femenino, que no duda en irrumpir en la narración para dirigirse de forma directa a nosotros y así dar más veracidad a su relato, haciéndonos participes de la historia; algo parecido a los narradores heterodiégeticos, que encontramos en la literatura del s. XIX.
Esta narradora tan especial nos ofrece la historia de Genji en pasado, y lo singular es que al margen de este personaje masculino, el peso de papeles importantes en el relato recaerá sobre mujeres.
Sobre ellas se irá tejiendo la trama y los personajes masculinos que lógicamente aparecerán, cumplirán con una función secundaria, siendo meramente incidentales.
Pero hay otro detalle entorno a esta extraordinaria narradora que os quería comentar.
En numerosas ocasiones, en esas interrupciones que hace del argumento, no podrá evitar mostrarnos su punto de vista, lo que ocurre es que al igual que hiciese Santa Teresa, recurre a mostrar su ignorancia para evitar posibles consecuencias sobre sus comentarios.

“Omitiré los detalles, pues demorarse en ceremonias de este tipo suele resultar tedioso, sobre todo si el narrador es tan incompetente como yo” 

Ella nos advierte de que su relato no es creíble para muchos de sus contemporáneos, porque nos ofrece una imagen de Genji alejada de la perfección, cargada de defectos que dista mucho de la divinidad que le otorgaría el mero hecho de ser hijo del emperador.
También nos va a sorprender la capacidad de esta narradora para saltar de un registro a otro; de la seriedad a la reflexión, o del drama a la ironía.

Al llegar al segundo tomo se detecta un ligero cambio a la hora de narrar. Los acontecimientos se van alejando cada vez más en el tiempo, los personajes no son tan activos como al comienzo, y la narrativa se vuelve más fluida. Esto me hace preguntarme si hubo un parón en la escritura de Murasaki.

Nos encontramos con una historia a camino entre la novela cortesana y la costumbrista, eso sí, teñida con elementos picarescos, lo que demuestra que una vez más esta escritora se adelanta a la historia y a las obras que conoceremos en occidente durante el S. XVI.

Ahora os voy a comentar uno de los fallos que yo encuentro en esta novela y que creo que se debe a que nuestra traducción se ha hecho desde traducciones previas al Inglés, Alemán y Francés, lo que hace que se pierda la esencia del texto original. El lenguaje resulta demasiado actual, no se respetan los giros, el lenguaje cortés que supongo que sería propio de la época.
En nuestro Quijote encontramos expresiones más barrocas, frases y términos que ya no se emplean, y en cambio aquí eso no ocurre, salvo en los poemas. Esto que acabo de mencionar y que en principio podríamos considerar algo negativo, realmente beneficia al lector actual, ya que parece que nos enfrentamos a una historia escrita en nuestro tiempo pero ambientada en el pasado.

Y ahora sí voy a centrarme en esos detalles que aparecerán de manera constante a lo largo de esta obra y que sin duda os dejaran perplejos.

1.  Los parecidos razonables.
Con lo primero que se encuentra el lector en el primer párrafo, es algo que a mí personalmente me sorprendió. Encontré una fórmula de entrada que recordaba a Cervantes con su famoso comienzo de El Quijote. Un hecho muy curioso cuando esta obra de Genji está escrita cinco siglos antes. Por lo tanto, si nos encontramos ante la primera novela de la historia, quizás también nos encontremos ante la primera entradilla de ese tipo.

“ En la corte de cierto emperador, cuyo nombre y año en que subió al trono omitiré, vivía una dama que, aun sin pertenecer a los rangos superiores de la nobleza, había cautivado a su señor hasta el extremo de convertirse en su favorita indiscutida”  [...]

Otro detalle que habréis apreciado en el fragmento, es la forma de narrar; muy sencilla y similar a las empleadas en los cuentos. Y llegados a este punto debo comentaros algo muy importante, y es que en esta novela de Genji, vamos a encontrarnos referencias a relatos clásicos japoneses, y que como lectores, vosotros vais a encontrar muy similares a algunos que nos han llegado de manos de los hermanos Grimm, de Washington Irving o del afamado Hans Christian Andersen.
Con esto no estoy hablando de plagio descarado de los citados, pero sí que sus historias tienen claras reminiscencias de las mencionadas dentro de La novela de Genji. Esto solo dice que estos autores leyeron mucho y no se olvidaron de leer también los clásicos japoneses.
Pero juzgad vosotros mismos...

Genji vs Blancanieves.
El título que le conceden a Genji, principe resplandeciente podría ser una versión anterior y masculina de Blancanieves.
La madre de Genji, al igual que la de Blancanieves muere al comienzo de la obra. Ambas eran las amadas esposas del rey.
Las malvadas madrastras, crueles y envidiosas odian a los dos personajes, lo que les obliga a alejarse de la corte para evitar su muerte.

En fin, habrá quien diga que todo parecido con la realidad es pura coincidencia, pero vayamos al siguiente fragmento...

Leyenda del leñador chino vs Rip Van Winkle.
Hay una frase donde la esposa de Genji, Murasaki, dice:

¿Habré de esperar —le dijo— a que el mango de mi hacha empiece a sacar hojas como en la vieja leyenda del leñador chino?”  

Esta leyenda a la que hace referencia la mujer de Genji, que no tiene nada que ver con la autora del mismo nombre, habla de un leñador que ve a dos eremitas jugar al ajedrez y pierde la noción del tiempo. Cuando el juego termina cree que ha durado unos minutos cuando lo cierto es que han pasado años y el mango de su hacha ha echado hojas y raíces.
Exactamente igual sucede en el clásico de la literatura norteamericana, Rip Van Winkle, escrito por Washington Irving. Cuando un aldeano se va al bosque para conseguir paz y tranquilidad, ve a unos personajes jugar a los bolos y tras ello se queda dormido bajo un árbol. Cuando despierta el mundo ya no es tal y como él lo conocía. Han pasado veinte años...

Y ahora le ha tocado el turno a Hans Christian Andersen.
El cortador de Bambú vs Pulgarcita
En otro capítulo vemos como en una exposición de pinturas los personajes hablan de una de las láminas expuestas que hace referencia a un cuento folclórico japonés del s. X, y que lleva el título de El cortador de bambú. En ese pequeño relato se cuenta la historia de un matrimonio ya anciano que no ha podido tener hijos, y encuentra una pequeña hada en el bambú. Esa historia es casi igual a la que Andersen nos ofrece en pulgarcita. Buscad y lo veréis...

2. La metaliteratura va a ser nuestro compañera de viaje, no solo en lo que se refiere a los cuentos folclóricos que se citan, sino también a las referencias constantes a las tres antologías poéticas del periodo Heian: Kokinshu, Gosenshu y Suishu. 

3. La naturaleza va a ser un elemento omnipresente a lo largo de toda la narración.
En el mundo oriental existe la creencia de que todo es efímero, la naturaleza cambia y se transforma, y la literatura Heian se hace eco de ello.
Murasaki intenta reflejarnos fielmente esos cambios de la naturaleza, cambios bruscos a nuestro parecer, pero debidos a que en Japón las diferencias entre estaciones están muy marcadas.

La naturaleza por lo tanto va a convertirse en un elemento muy importante en el desarrollo de esta historia.
Las flores cuentan con un lenguaje propio, esconden una simbología oculta. Infinidad de flores van a aparecer citadas en los incontables poemas que emplean los personajes para comunicarse en momentos puntuales.
4. Esos poemas metafóricos que también podríamos incluir dentro de la sección de metaliteratura, generalmente relacionan al hombre con la naturaleza. Como he mencionado, los personajes los incorporarán a sus diálogos; su manera de escribir, de elegir las palabras hacen que el texto improvisado resulte natural, dotando a la narración de originalidad y elegancia.

5. El gran colorido que baña todas sus páginas.
La pluma de Murasaki es muy descriptiva y nos ofrecerá en un alarde de brillantez, las distintas tonalidades de las flores que decoran los jardines; de los árboles; de la amplia y alegre gama de tonos con la que tiñen sus ropas, por no hablar de como nos hace llegar los olores. Esa mezcla de fragancias sin igual que se desprenden desde las flores a los inciensos que se queman en las distintas estancias y que son empleados para perfumar sus ropajes.

6. El papel de la mujer aristócrata durante el periodo Heian también va a ser descrito por Murasaki.
Al igual que en occidente ese papel esta supeditado al del hombre. De soltera debe obedecer al padre, de casada al esposo y de viuda al hijo; pero también vamos a apreciar grandes diferencias con el papel desempeñado por nuestras mujeres del medievo. Las japonesas viven en una reclusión muy hermética y eso crea alrededor de los personajes femeninos un aura de misterio.
Respecto a la educación también encontraremos diferencias:
Genji censura la ignorancia en el sexo femenino, aunque también opina que las niñas no deben ser demasiado eruditas para no eclipsar o intimidar a los hombres. Por eso vamos a observar a lo largo de los dos libros, como las mujeres deben saber leer, recitar, tocar instrumentos, e incluso son las encargadas de relatar historias, un oficio exclusivamente femenino. Así que no es de extrañar que esta novela esté escrita precisamente por una mujer. A las mujeres japonesas no se las alejaba de los libros ni aunque estos fuesen historias de ficción.

7. La gran admiración por todo lo que proviene de China va a influenciar a la cultura japonesa. Adoran su escritura, su música e instrumentos, su poesía, e incluso su lengua es utilizada en la corte como algo que indica categoría.

8. La música.
Va a convertirse en un elemento presente en todos los capítulos, y es un detalle a tener muy en cuenta, ya que la música no es solo una parte importante en cualquier civilización, sino que también marca su  desarrollo y su evolución.
En este pequeño apartado, como curiosidad os diré, que en un capítulo se mencionan las melodías acuáticas. Ese tipo de espectáculos, según he podido comprobar, que se llevaban a cabo en el centro de un lago o similar, llamados también música acuática o música del agua, los historiadores lo atribuyen a un invento de Haendel. Dicen, que este excelente músico a requerimiento del Rey Jorge I, estreno en 1711, una obra musical básicamente barroca, que se ajustaba a esas características. Como podéis comprobar ahora, el creador no fue Haendel, ya que estas representaciones eran muy frecuentes en la época Heian, y así nos lo transmite la autora.

9. Todo tiene un principio y un final.
En Catástrofe llegará el relevo de los personajes, los que han dado comienzo a la saga se van haciendo mayores, y lentamente sus andanzas serán sustituidas por las de sus hijos y nietos. Vamos a conocer el ocaso de Genji, pero también el ocaso del periodo Heian.
El protagonismo de Genji será sustituido por el de uno de sus hijos, y aunque la narradora puede darnos la falsa impresión de que nada de lo que ocurra en el segundo tomo puede compararse con el periodo de apogeo de Genji, yo debo confesaros que esta segunda novela se me ha hecho más amena y dinámica.

10. Para terminar...
En el segundo volumen se repetirán las mismas historias de amor, los hijos incurrirán en los mismos errores que los padres, y como no podrían faltar, también aparecerán los inevitables triángulos amorosos.
Los protagonistas de esta Novela de Genji, independientemente del tomo que estemos leyendo, serán atormentados por secretos, recuerdos y remordimientos, que planearán sobre ellos "literalmente" como fantasmas; y es que los espíritus, el karma y los toques de realismo mágico, también serán un elemento que veremos sobrevolar incansablemente por las páginas de este libro.